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VI CONGRESO NACIONAL DE TRANSPORTE DE CARGA POR CARRETERA
Mayo 11 de 2006 (Santa Marta – Magdalena)


Compatriotas.

Quiero saludarlos muy respetuosamente, agradecer la circunstancia de que nos podamos reunir esta tarde y agradecer las generosísimas palabras, que me abruman muchísimo, del señor Gobernador (del Magdalena, Trino Luna), del señor Alcalde (de Santa Marta, José Francisco Zúñiga), y del presidente ejecutivo de Asecarga (Asociación Nacional de Empresas Transportadoras de Carga por Carretera), el doctor Jairo Herrera Murillo.

Yo les decía en estos días a unos interlocutores universitarios, tal vez ayer en Cali, en la Universidad San Buenaventura, que la vida pública tiene una característica: hay que hacer un gran esfuerzo para conseguir un poquito de resultados. Y les recordaba a ellos una insistencia de una de mis profesoras de administración y de liderazgo. Su consejo es: no esperen grandes revoluciones, ni mucho menos las esperen por milagro.

La vida del liderazgo tiene que ser un proceso ininterrumpido para ganar metas graduales y pequeñas, todos los días una pequeña meta, y eso finalmente, de manera imperceptible, va produciendo fenómenos de transformación con los cuales no se contaba.

Las necesidades de la vida colombiana son inmensas. Lo que se ha podido hacer en este cuatrienio, que ya va concluyendo, apreciados transportadores, es una demostración de que las cosas son muy difíciles pero que, con amor a Colombia, ahí se van poniendo las bases. Si a mí me pusieran hoy a hacer un resumen de lo que ha hecho el Gobierno, diría, con mucho afecto: apenas alcanzamos a construir un poquito de cimientos para una Nación segura y emprendedora.

Ustedes han sido artífices fundamentales. Mañana sentiré mucha emoción porque voy a recorrer un tramo de la carretera donde hace cuatro años empezamos la reconquista de la libertad. Voy a recorrer el tramo de Fundación, Aracataca y Ciénaga.

El 8 de agosto de 2002, antes de las 6:00 de la mañana, al día siguiente de inaugurado el Gobierno, llegamos a Valledupar. Y en las calles de Valledupar, con sus autoridades, su comunidad, los transportadores y la Fuerza Pública, empezamos la tarea de recuperar estas carreteras. Falta mucho.

Ustedes no saben cuánto se perturba uno cuando le dicen: quemaron otros dos buses en la carretera de La Mansa a Quibdó o en la carretera de Pueblo Rico a Quibdó. O todavía se sufre más cuando llega la noticia de que un grupo terrorista incineró un camión cerca de Pueblo Rico, Caquetá, que en la cabina de ese camión estaba el señor Urueña, nuestro compatriota, y fue asesinado, incinerado, en esa cabina.

Pero con el heroísmo de la Fuerza Pública y con la cooperación de todos los colombianos, yo creo que este proceso se va convirtiendo en un activo nacional, que despierta pertinencia y que los ciudadanos no van a dejar que se pierda.

Es muy importante, diría yo, que el activo más importante que podemos cosechar, es que ahí empieza a haber un sentido de pertenencia de las grandes mayorías colombianas por lo que representa la Seguridad Democrática. Haber ganado ese altísimo nivel de conciencia, es un gran progreso.

Yo no voy a entrar en detalles del TLC. Ustedes los conocen todos. Fue un proceso de negociación que duro 22 meses, donde el sector privado colombiano estuvo, hombro a hombro, con el Gobierno, se ubicó en lo que se llama la Puerta del Lado. Mientras en una oficina discurrían las negociaciones, en la otra discurrían las deliberaciones con nuestro sector privado, con nuestro Congreso, con los grupos sociales.

Ustedes saben que no es una panacea el TLC, pero es una oportunidad para el progreso del país. En un bellísimo discurso, el pasado lunes, al asumir por segunda vez la Presidencia de Costa Rica, el Premio Nobel Óscar Arias decía que él había dado la batalla en su país por su TLC, que allá llaman el Cafta, porque no quería dejar a los jóvenes costarricenses aislados de los progresos de la economía mundial.

Deberíamos simplemente hacer, podríamos calcar, hacer una fotocopia de aquella frase. Es una de las cosas que nos ha motivado a adelantar este proceso. No el único. Casualmente estaba demorando de nuevo la entrada acá porque me encontraba conversando con la señora Canciller, el señor Vicepresidente y el Presidente del Perú, quienes en este momento, en la cumbre con Europa, en la ciudad de Viena, están discutiendo cuándo vamos a lanzar oficialmente las negociaciones con la Unión Europea.

Porque con la Unión Europea tenemos lo mismo que hemos tenido con los Estados Unidos: un sistema unilateral de preferencias, que no es suficiente, porque los plazos son cortos, no hay certeza sobre la continuidad, no se incluyen todos los productos.

Cuando los analistas miran qué ha pasado en Colombia en el Atpdea dicen: ¿por qué no se ha aprovechado suficientemente? Y la respuesta es: porque no se ha dado toda la inversión requerida. Y no se ha dado toda la inversión requerida porque los inversionistas dicen: bueno, los Estados Unidos nos dieron el Atpdea, pero eso no dura sino hasta el 31 de diciembre del 2006. ¿Y de ahí para adelante qué? Entonces se mueren de temor y no hacen inversiones.

Por eso ya un acceso permanente al mercado de Estados Unidos como el TLC, da garantías para que haya un nivel más importante de inversión, que es generación de empleo. De inversión que es empleo con afiliación a la seguridad social. De inversión que es camino para superar la pobreza.

Tenemos ahora que hacerlo con Europa. Y ya estamos empezando las preliminares de las negociaciones con algunos países centroamericanos. Vemos ya unas negociaciones muy en el camino con Costa Rica, con Guatemala, con Honduras y con El Salvador. Qué bueno.

Es importante llamar la atención de todos los compatriotas sobre esa necesidad. A mí me angustiaría mucho que después de que esos países centroamericanos han hecho el acuerdo con Estados Unidos –ya ellos lo tienen ratificado, nosotros hemos concluido la fase inicial de negociaciones, estamos ahora en homologación de textos, viene la aprobación de los congresos, en nuestro país se requiere el visto bueno de constitucionalidad de la honorable Corte Constitucional–, una vez se perfeccione, me preocuparía mucho saber que los centroamericanos tienen acuerdo con los Estados Unidos, nosotros también, y que entre Centroamérica y nosotros nos damos la espalda.

Y desde el punto de vista práctico, eso sería un frenón a exportaciones de Colombia a esos mercados centroamericanos, porque sin tratado las nuestras seguirían con arancel. En cambio podrían comprar de otros países con los cuales ya tienen tratado, como Estados Unidos, sin arancel.

Por eso, para aprovechar ese mercado, crecer en Centroamérica, intercambiar con ellos, es que también necesitamos ese acuerdo.

Cosa distinta con China. China es un referente muy importante para demostrar que nosotros no tenemos intereses ideológicos de comercio, sino que vemos el comercio como un camino para expandir la económica y reducir la pobreza.

China es un referente importante que nos demuestra que así como con otros países debemos hacer acuerdos de comercio, con China deberíamos buscar acuerdos de inversión.

Y es un referente importante también que nos da luces para que entendamos todos por qué las diferencias entre las economías de la región, llevan a unos como Colombia a reclamar más rápidamente el acceso al mercado de Estados Unidos, que a otros.

Cuando uno ve el Brasil y lo compara con Colombia, el Brasil no le exporta a Estados Unidos si no el 19 por ciento de sus exportaciones, nosotros más del 40. El mercado para nosotros de mayor crecimiento en el largo plazo es Estados Unidos, no necesariamente para el Brasil.

Nosotros le vendemos escasamente 200 millones de dólares al año a China. Brasil el año pasado le vendió 6 mil millones de dólares, representados en grandes cantidades de muchos productos, con liderazgo de la soya, de la carne de ganado vacuno.

Mientras el Brasil tiene 150 millones de cabezas de ganado vacuno, nosotros tenemos 23 millones. Mientras Brasil es el primer productor mundial de soya, nosotros producimos soya marginalmente. Mientras ellos tienen tanto que venderle a China, nosotros muy poco. Chile tiene grandes cantidades de cobre, de otros minerales para venderle a China, de níquel. Nosotros no.

Entonces ya ahí vamos mostrando cómo hay que darle tratamiento diferente a cada economía. Yo se lo decía hace dos años y medio al Gobierno de Estados Unidos. Les decía: no insistan en el ALCA, que eso polariza mucho el continente. Algún día se llegará allá. Acepten negociar con los países que, como Colombia, requieren velozmente entrar a los mercados de Estados Unidos. Entiendan que hay diferencias entre esas economías.

Venezuela produce 3 millones 200 mil barriles de petróleo al día. Nosotros hoy estamos en 530 mil. Allá pueden llegar a elevar la producción a 5 millones de barriles al día. La nuestra ha estado amenazando con decaer. Allá tienen reservas infinitas. Aquí unas pocas reservas, que no les hemos podido incorporar todavía mayores hallazgos.

Venezuela tiene 170 teras de gas como reservas probadas. Nosotros tenemos un poquito menos de ocho.

Bolivia misma tiene 70. Bolivia con 7 millones 600 mil habitantes tiene 70 teras probadas de reservas de gas. Nosotros un poquito menos de ocho.

Salir a vender petróleo en el mercado internacional no requiere acuerdos de comercio. Venezuela le vende, sin acuerdo de comercio, el 80 por ciento de su petróleo a los Estados Unidos.

Nosotros tenemos que vender manufactura mediana, sumamente competida. Unos productos agrícolas muy competidos en el mundo. Eso exige acuerdos de comercio.

Y hemos venido haciendo una pedagogía, que es muy importante que ustedes me ayuden a transmitirla, apreciados transportadores.

Lo que es bueno para Colombia en el TLC, es bueno para los países andinos como Venezuela. Ustedes que, por razón de su oficio, tienen tanta relación con la Comunidad Andina, ayúdennos a multiplicar esto.

Miren: cuando se hizo el G-3, Colombia – Venezuela – México, al interior de la Comunidad Andina hubo un gran debate por temor a que ocurriría un fenómeno de desviación de comercio de la Comunidad Andina hacia México.

Los estudiosos del comercio internacional hablan de desviación de comercio y de creación de comercio. En el pronóstico negaban que ese G-3 fuera a crear comercio. Simplemente lo identificaban como un factor de desviación de comercio. ¿Qué pasó finalmente?

Crecimos con México en nuestro comercio, y eso jalonó más crecimiento al interior de la Comunidad Andina. En lugar de darse el riesgo al cual se le temía de que el comercio andino se desviara hacia México, lo que hicimos con esa integración con México, a la que todavía le falta, fue jalonar más el comercio intra-andino.

Si ustedes miran las cifras con Venezuela, son sorprendentes. Hace pocos años, por ahí cuando empezaba este Gobierno, nosotros apenas le comprábamos a Venezuela 500 millones de dólares. El año pasado le compramos 1.100. Y es posible que este año le compremos 1.600 millones.

¿Qué es importante? Relacionar eso con lo que ha pasado en nuestro comercio con Estados Unidos. Ha sido justamente en estos últimos años, en los cuales, en parte gracias al Atpdea, más hemos crecido nuestras ventas a Estados Unidos, cuando más hemos crecido nuestras compras a Venezuela. En estos últimos años a tiempo que le hemos vendido más a Estados Unidos, hemos duplicado lo que le compramos a Venezuela.

No se puede entonces negar los hechos de evidencia que la mayor capacidad adquisitiva de los colombianos por las ventas a los Estados Unidos, las mayores necesidades de los colombianos para venderle a Estados Unidos, han incentivado las compras de Colombia a Venezuela. Y eso tiene que haber ayudado en la generación de empleo en Venezuela. Eso también le tiene que ayudar a la hermana Nación venezolana a generar recursos para superar la pobreza.

Por eso tenemos que seguir un diálogo muy paciente, de argumentos, para demostrar que la Comunidad Andina no se excluye con fenómenos como el TLC.

Venezuela dice que le teme a la competencia que va a tener en Colombia con petroquímica de los Estados Unidos. Todo está estudiado que no. Que no hay razón para temerle. Primero, la desgravación que le concedemos a Estados Unidos en el tratado es gradual. Y segundo, Venezuela es hoy, puede ser uno de los países más competitivos del mundo en petroquímica, porque ellos tienen el recurso del petróleo.

Entonces insistiremos en todas partes sobre la bondad de este tratado no sólo para Colombia sino para nuestros socios andinos.

Dice Venezuela que teme a la triangulación. Esto es, que productos que Colombia le compre a Estados Unidos, se desvíen hacia Venezuela y entren de Colombia a Venezuela ilegalmente, siendo productos norteamericanos.

Nosotros también tendríamos que temerle a la triangulación que se derive de la participación de Venezuela como miembro de MERCOSUR: productos del Brasil que entren a Venezuela en virtud de ese acuerdo y que lleguen a Colombia irregularmente.

Pero para eso tenemos las reglas de origen, que protegerán a Venezuela de la entrada por triangulación de productos norteamericanos, y a nosotros de la entrada por triangulación de productos del Brasil.

Tengo confianza que un diálogo paciente, argumentado con toda la prudencia y con toda la persistencia, nos debe llevar a superar estos impasses.

El TLC, apreciados transportadores, empresarios de la carga, crea a mi juicio un círculo virtuoso con la infraestructura. ¿Por qué? Porque nos fuerza a adelantar una agenda de infraestructura de competitividad, y al mismo tiempo nos da posibilidades para financiarla

Enfrentados al TLC, la empresa de grandes obras de infraestructura ya no puede ser objeto de un simple discurso electoral. Tiene que comenzarse a ejecutar. Pero la misma perspectiva del TLC de generarle más ingresos a Colombia, contribuye a crear un clima de confianza en la comunidad financiera internacional para financiarnos esas obras.

Ese conjunto de obras no se van a hacer de la noche a la mañana, ni las puede hacer un presidente, ni un gobierno. Requerirán muchos presidentes, muchos gobiernos. Pero el TLC obliga a empezarlas y a hacer todos los esfuerzos para avanzar con ellas a buen ritmo.

Las obras de infraestructura a las cuales se acaban de referir nuestro Presidente Ejecutivo y el señor Gobernador del Magdalena, ya empiezan a ser hoy un reclamo de todos los colombianos. Qué bueno.

Hace cuatro años a mí en esta tierra no me reclamaban las dobles calzadas del Caribe. En el Valle del Cauca había una angustia muy grande por la quiebra de Emcali. La necesidad de tener un transporte masivo para Cali. Pero no había un reclamo por la doble calzada de Buenaventura.

El país se había acostumbrado a que el Túnel de la Línea fuera un fracaso. Había alguna protesta en Boyacá porque el contrato de la vía de Briceño a Sogamoso era un contrato de un tercer carril, pero no tenia eco en el resto del país.

Casi que estábamos anestesiados para ver que pasara el tiempo sin resolver el pleito de Commsa, y mantener condenado a Bogotá a no tener una doble calzada para llegar al río Magdalena por la autopista Medellín-Bogotá .

Qué distinto hoy es el país. Los compromisos frente a esas obras hoy no son especulaciones de cátedra en facultades de ingeniería, ni pueden ser tampoco discursos de campaña. Son imperativos nacionales. Y el TLC ha encendido la llama de la conciencia nacional sobre todas estas obras, apreciados compatriotas.

Y creo yo mucho en ese círculo virtuoso. Cito como ejemplo la Línea, túnel que ojalá lo llamáramos el Túnel del Segundo centenario, ese segundo centenario que la Patria, con la visión de largo plazo, espera el 7 de agosto de 2019, que tiene que ser todo este período hasta el 2019 de reflexión sobre lo que ha sido nuestra historia, sobre nuestras dificultades, posibilidades y sobre nuestros deberes con las nuevas generaciones de colombianos.

Hace cuatro años, cuando empezaba el Gobierno, con el señor Ministro de Transporte, hablábamos de la necesidad de ese túnel, y le dije: empecémoslo de alguna manera, no esperemos a tener toda la plata junta, que si se espera a tener toda la plata junta nunca va a estar y no se arranca la obra, empecemos por la parte básica. Conseguimos ahí unos pesos del presupuesto nacional, peleados con todas las agencias del Estado, y ya yo creo que hoy supera los 3.300 metros, ¿Mauricio? Pues llegue rapidito a 3 mil, porque me está haciendo quedar mal.

Hace tres meses se anunció una visita de los banqueros del Banco del Japón. Me dijo el Ministro: vienen los del Banco del Japón, del túnel de La Línea. Le dije: Ministro, no los vaya a sentar en su oficina a mostrarles un power point, se aburren los tipos, bostezan, para esa gracia que no vengan, mándeles un video.

Si van a venir, móntelos en un helicóptero y llévelos a La Línea. Y en efecto, los japoneses, que son bien fríos, sonrieron, se emocionaron allá. Y estamos ya en las vísperas de perfeccionar ese empréstito, un empréstito a 40 años de plazo, con una tasa de interés muy baja, que si uno trae eso a valor presente y lo compara con un crédito en condiciones ordinarias, este vale la tercera parte de lo que vale un crédito de concesiones ordinarias.

Por eso los bancos internacionales lo califican como crédito concesional. Y dijeron los japoneses: ahora sí vemos que Colombia tiene voluntad de hacer estas obras. Esas obras empezadas, el país con licitaciones, el país haciendo esfuerzos para empezar todas estas obras, muestra voluntad de que las va a hacer. Y el TLC fuerza esa voluntad.

Y dijeron los japoneses: y vemos que la economía colombiana está creciendo, que van acceder al mercado de Estados Unidos, eso les mejora los ingresos y las posibilidades de pagar estos empréstitos. Entonces ahí se crea el círculo virtuoso: el TLC obliga a hacer esas obras. Esas obras son un imperativo para que el TLC tenga éxito. Pero el TLC a su vez crea condiciones de confianza en nuestra economía, que ayuda a que las financie. Mauricio.

Mauricio Ramírez, Director de INVIAS: En este momento tenemos la tercera visita de los japoneses, tenemos en este momento ocho, y esta visita tiene un mes y medio de duración, ya lleva una semana, ya fueron al Túnel de la Línea, los estamos llevando a los túneles de Buenavista y al túnel Fernando Gómez Martínez, vamos muy bien en el proceso.

Presidente de la República: Ya están viendo túneles y no power point.

Director de INVIAS: Están metidos en el túnel, sí, señor Presidente.

Presidente de la República: Quería hablarles brevemente de combustibles. Ahí tenemos nuestro dolor de cabeza, porque si bien no ha declinado la producción de petróleo como se había estimado, de todas maneras los 530 mil barriles que hoy producimos son muy inferiores a los 800 mil que el país llegó a producir.

Y no obstante que ha aumentado muchísimo la inversión en búsqueda de petróleo en Colombia, que han confluido tres factores: la necesidad mundial de petróleo, la confianza en la economía colombiana y las medidas específicas que ha tomado el Gobierno para estimular la inversión, una de las cuales es lo que yo llamaría la operación avispa en la búsqueda de petróleo, esto es, no solamente buscar los grandes yacimientos, el interés que hubo por encontrar el Caño Limón, a Cusiana y a Cupiagua, sino una gran inversión en busca de grandes y de pequeños yacimientos, que ha incorporado, a través de mucho pozo pequeño, pequeñas cantidades de reservas que sumadas son significativas.

No obstante todos esos esfuerzos, todavía no hay hallazgos grandes, y las pequeñas porciones encontradas todavía no suman grandes cantidades.

Lo que a mí me genera confianza es el volcamiento de la inversión internacional a buscar petróleo y a buscar gas en Colombia.

Aquí, por ejemplo, en frente de Santa Marta tenemos cuatro millones de hectáreas, a una concesión integrada por Petrobras, ¿cuál es la entidad internacional, la que está aquí? La Exxon-Mobil y Ecopetrol.

En el Caribe sur de la Patria ya tenemos también otro prospecto de concesión muy grande, estamos buscando, ya se están dando los primeros pasos para concesionar nuestro mar que circunda el archipiélago de San Andrés y Providencia, y para empezar a buscar en el Pacífico.

Los informes que hemos recibido de esta concesión Tayrona en frente de Santa Marta, son preliminares pero a halagüeños, ojalá, ojalá.

Ese volcamiento de la inversión internacional a buscar combustibles en Colombia, nos genera optimismo.

En carbón hemos crecido mucho y hay grandes posibilidades. Ya lo decía el señor Gobernador, seguramente ustedes lo han hablado con el Ministro. Las decisiones tomadas en ferrocarril, en puertos, etcétera, van a permitir que el país pase de exportar 52 - 55 millones de toneladas, a exportar 110 millones de toneladas. Eso es grande, yo creo que se convierte en un factor muy estimulante del transporte de carga.

Se requieren carreteras. Por ejemplo, los carboneros de la Sabana cundiboyacense, donde el país tiene esos mantos de carbón coquizable tan importante.

Acaban de venderle un millón de toneladas al Brasil, pero el Brasil consume 36 millones al año. Y la Sabana cundiboyacense se les pudiera proveer si tuviéramos infraestructura. Ahí se pone de presente la necesidad de terminar de pavimentar la carretera del Carare, de avanzar en esa carretera de Chiquinquirá, abajo a Puerto Boyacá, de tener más puertos en el río Magdalena, más oferta de carga fluvial, y los puertos de intercambio con el transporte marítimo.

En los combustibles alternativos el país tiene muchas posibilidades. Gracias a una exención tributaria, en este Gobierno se instalaron ya los primeros 20 mil kilovatios de energía eólica en La Guajira. La sola Guajira en brisa, podría producir, calculan, entre 4 y 5 millones de kilovatios de energía, en un país que hoy genera 13 millones.

Y mi gran fe está en los combustibles biológicos. Hace cuatro años me decían los empresarios del Valle del Cauca que no iba a ver quién produjera alcohol carburante en Colombia. Hoy estamos produciendo, gracias al marco tributario que creamos, millón 50 mil litros.

Ya vamos a tener los primeros experimentos, ya estamos en ellos, para producir alcohol carburante de yuca en los Llanos Orientales y allí en el Cesar.

En Boyacá hay entusiasmo con la producción de alcohol carburante a partir de remolacha. Y rápidamente el país va a tener la primera planta de producción de biodiesel a partir de aceita de palma.

La producción de combustibles biológicos es una necesidad mundial y una gran posibilidad colombiana. Y el país tiene importantísimas posibilidades en ello, para atender el mercado interno, para sustituir combustibles fósiles y para exportar.

Si hoy tuviéramos excedentes exportables, los Estados Unidos nos estarías comprando lo que fuéramos capaces de enviar allá.

Ahí veo yo un gran futuro para el medio ambiente, para tener alternativas para el empleo, para el transporte de carga y para las exportaciones.

Quería anunciarles a ustedes que antes del 7 de agosto, cuando termina este Gobierno, el país tenga definida la nueva política de motores de vehículos. Creo que el paso del Brasil es ejemplar: tener esos vehículos que pueden trabajar o con alcohol o con gasolina. Los fuel oil que llaman allá.

Me parece que esa política nuestra, entre todos los elementos que defina, debe decirnos a partir de qué fecha los motores que entren a Colombia deben ser motores que trabajen con una fuente o con la otra. Y debe decirnos también qué adaptación deben tener los motores viejos para poderse adecuar a esas nuevas mezclas de combustibles. Eso lo vería yo muy promisorio para el país.

Finalmente me parece de gran importancia trabajar con ustedes y con todos los eslabones del transporte de carga, sobre el tema de reposición y mejoramiento de equipos, y sobre este tema que les acabo de mencionar: sobre la nueva era de motores en Colombia.

Yo quiero agradecer inmensamente el esfuerzo que ustedes hacen todos los días por esta Patria.

Antes de entrar a esta reunión me daban dos buenas noticias: el estimativo que ha hecho Planeación Nacional del crecimiento económico en el primer trimestre de la economía, en el primer trimestre del año, es del 5,33. Y hoy salió la nueva clasificación de competitividad internacional: Colombia pasó del puesto 47 al puesto 40. En el último año ganamos siete puestos en la escala internacional de competitividad.

No estamos en el paraíso pero esta Nación tiene grandes posibilidades. Creo que hay muy poquitos países que puedan mostrar una asamblea de transportadores de carga tan comprometida con la Nación entera, como la asamblea que ustedes constituyen con este auditorio.

Quiero responderles algunas preguntas, algunos comentarios, antes de reunirme con los alcaldes del Magdalena, de La Guajira y del Cesar. E invitarlos a que sigan trabajando con ese entusiasmo para que hagamos de Colombia una Nación segura y emprendedora. Con el mayor gusto los escucho.

Muchas gracias.

 
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