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CONVERSATORIO SOBRE EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO
CON ESTADOS UNIDOS
Organizado por la Universidad San Buenaventura

Mayo 10 de 2006 (Cali – Valle del Cauca)

Compatriotas:

Me honra muchísimo regresar de nuevo a esta gran universidad. Como lo ha dicho el decano, son ya varias las oportunidades que he tenido de compartir aquí con ustedes. Hoy sobre un tema de gran trascendencia: el TLC. Una buena oportunidad para Colombia, sin que sea una panacea.

El lunes se posesionó por segunda vez como Presidente de Costa Rica, el doctor Óscar Arias. Y pronunció un discurso muy importante sobre la necesidad, la responsabilidad que tienen los dirigentes y los pueblos de no permitir que las nuevas generaciones se aíslen de las corrientes modernas y dinámicas de la economía mundial.

Decía él que no podía dejar a los jóvenes costarricenses encerrados en peleas parroquiales, de espaldas a la gran evolución del mundo, que él no los podía privar de esa oportunidad.

Les recomiendo a los profesores y a los estudiantes mirar ese discurso que seguramente lo tiene la Presidencia de Costa Rica en su página de internet. Les voy a plantear un menú temático, para que enseguida sean las inquietudes, las preguntas, las preocupaciones de ustedes las que nos conduzcan sobre este tema del TLC.

Primero, antecedentes. En 1935 el gobierno del presidente López Pumarejo firmó un acuerdo con los Estados Unidos, que se frustró rápidamente porque sobrevino la guerra y esos acuerdos no pudieron desarrollarse.

Después hubo intentos de carteras ministeriales, no propósitos de gobierno, de avanzar hacia ese acuerdo. Nosotros nos propusimos fue una voluntad de gobierno. Posteriormente vino el Atpa, ese sistema unilateral de preferencias que los Estados Unidos otorgó a los países de la Comunidad Andina, que venció hace cuatro años, fue sustituido por el Atpdea.

Correspondió al Gobierno que presido, primero en la transición entre la elección presidencial y la iniciación formal de labores el 7 de agosto y después durante los primeros meses del ejercicio, trabajar muchísimo para que el Atpdea sustituyera el Atpa y para que los Estados Unidos, una vez aprobó el Atpdea, lo implementara, lo pusiera en vigencia.

Es importante saber, apreciados estudiantes, directivos y profesores, que el Gobierno encontró desde hace cuatro años, primero, muchísimas dificultades para aprobar el Atpdea, y segundo, muy pocas posibilidades de que vencido nuevamente en el 2006, como en efecto vence el 31 de diciembre de este año, haya una nueva extensión, una nueva prórroga.

En efecto, recuerdo en mis conversaciones con el gobierno de El Salvador. Les pregunté: si ustedes tienen ese acceso preferencial al mercado de Estados Unidos hasta el 2009, ¿por qué están negociando un tratado de comercio, que ya El Salvador concluyó la negociación? Y me contestaron que porque no veían posibilidades de una extensión de ese acuerdo con los Estados Unidos, y que se querían anticipar con la negociación.

En República Dominicana un acuerdo semejante vence en el 2007. Por la misma razón de no advertir posibilidades de renovación, República Dominicana tomó la decisión de firmar un tratado de libre comercio.

Nosotros estamos enfrentados a la circunstancia de que el 31 de diciembre de este año vence el Atpdea.

Por eso el Gobierno ha venido desde hace cuatro años, con suma preocupación ante la convicción de que no es posible renovarlo, buscando el tratado de comercio con los Estados Unidos, que nos permita acceder a ese mercado, que nos permita seguir exportando a ese mercado y que nos permita acceder, no de manera transitoria por unos pocos años, sino de manera permanente.

Es importante también mirar otros dos problemas de la Atpdea. Ya vimos uno: las dificultades para renovarlo. Otros dos: no genera confianza para que haya suficiente inversión y no incluye la posibilidad de exportar todo lo que puede exportar Colombia.

Por ejemplo: ¿por qué no genera inversión? ¿Por qué no genera confianza inversionista? Porque los inversionistas se hacen la reflexión de que esas preferencias unilaterales son de corto plazo, no hay seguridad en su extensión y no hay la certeza de que se pueda acceder al mercado del país que las concede, en este caso los Estados Unidos, más allá del período de esas preferencias.

Entonces los economistas suelen decir: Colombia no ha aprovechado suficientemente la Atpdea. Es cierto. Pero también aparece una explicación: no lo ha aprovechado suficientemente por que no hay inversión. Y los inversionistas dicen: no hemos hecho inversión porque nos da temor invertir para instalar unas plantas aquí, cuando solamente tenemos asegurado el acceso al mercado de Estados Unidos durante cuatro años.

Entonces hay un circulo vicioso entre la falta de aprovechamiento de esas oportunidades como la del Atpdea y la falta de inversión. No se aprovechan suficientemente por falta de inversión. Y hay falta de inversión porque los inversionistas temen, ante la circunstancia de que esas son concesiones muy cortas en el tiempo, concesiones precarias.

Y el otro problema es que no todos los productos que podemos exportar los incluye la Atpdea. Para citar ejemplos, el tema de la leche y de la carne, que lo incluye el TLC, no está autorizado en el Atpdea. Y ahí el país tiene futuro, inmenso futuro, para exportar al mercado de Estados Unidos, siempre y cuando superemos problemas como el problema de aftosa.

Es importante en este menú recordar que no fue fácil la negociación con los Estados Unidos. Ni antes de la negociación fue fácil convencer al Gobierno de los Estados unidos que debía celebrar un TLC con Colombia.

Los Estados Unidos estaban empeñados en el Alca. Nosotros le propusimos a su Gobierno que debían revisar ese empeño, porque ese empeño estaba causando mucha polarización en la región, y que era necesario buscar la alternativa de acuerdos bilaterales con países como el nuestro, ojalá con la Comunidad Andina.

Que no trataran de imponer una fórmula, la misma, a la región. Porque había que reconocer que aquí hay economías diferentes, que aquí hay también intereses políticos diferentes.

Miren: el Brasil y Colombia. Brasil solamente le exporta a los Estados Unidos el 19 por ciento del total de sus exportaciones. El mercado para el Brasil que más crece no es el de Estados Unidos. En cambio nosotros no le exportamos el 19 sino por encima del 40. Y el mercado para nosotros más dinámico en los últimos tiempos ha sido el mercado norteamericano.

Brasil tiene otros mercados más dinámicos como los asiáticos. Solamente a China el Brasil le exportó 6 mil millones de dólares el año pasado, básicamente en soya y en carne.

Colombia no tiene las producciones ni las posibilidades de competitividad en soya que tiene Brasil para exportarle a China. Y mientras el hato ganadero de Brasil es de 150 millones de cabezas, el hato ganadero de Colombia es de 23 millones de cabezas.

Entonces uno tiene que empezar a comprender que hay diferencias, muy profundas, entre las economías, especialmente en su oferta exportable. Que esas diferencias también determinan intereses políticos, que esos intereses políticos hacen que unos países tengan más afán de ingresar al mercado de Estados Unidos a través de tratados, que otros.

En síntesis nosotros dijimos: mire, vemos lejos el ALCA. Colombia está para ver el vencimiento de la Atpdea. Requerimos un TLC con los Estados Unidos. Y nos pareció que desde el punto de vista político, era tan importante respetar el interés y la decisión de los países que no quieren entrar al TLC, como pedirles a esos países que respetaran nuestra decisión de entrar a ese tratado con los Estados Unidos.

Y aparece la etapa de negociación. Fue difícil convencer a los Estados Unidos que negociara, y los 22 meses de negociación fueron muy difíciles, pues prácticamente todavía hoy están el Ministro de Agricultura y el Jefe del Equipo Negociador en Washington, tratando de armonizar los textos que se tienen que publicar en inglés y en español. Todavía ha habido diferencias sobre esos textos, que ellos están procurando superar en estas nuevas reuniones en los Estados Unidos.

Importante tener en cuenta en este menú el tema suramericano – centroamericano.

Hace cuatro años, cuando empezaba el Gobierno y nosotros hacíamos las primeras comunicaciones a la opinión publica sobre la voluntad de negociar el TLC con Estados Unidos, muchos compatriotas decían: hay que negociar con Suramérica. Pues ya lo hicimos. Este Gobierno impulsó muy eficazmente el acuerdo de la Comunidad Andina y MERCOSUR.

Ese acuerdo está ratificado por los congresos y en Colombia se encuentra para revisión de la Corte Constitucional, pero ya vigente, en plena vigencia.

Además Colombia hace parte hoy de la Unión Suramericana y Colombia ha ingresado al Plan Panamá – Puebla, un magnífico Plan de integración de infraestructura, de esfuerzos comunes en muchos campos de los países centroamericanos. Lo que nos permitirá ser un gran articulador entre las acciones suramericanas y las acciones de la visión centroamericana y de Mesoamérica.

El requisito de que había que integrarnos con Suramérica, es un requisito allanado, es un requisito cumplido.

Surge otra pregunta muy importante: ¿Colombia se estancará en el TLC? Yo pienso que no, yo pienso que necesitamos otros tratados.

Europa. Con Europa tenemos lo mismo que hemos tenido con Estados Unidos, un sistema unilateral de preferencias. Más extenso en Europa, pero también sin posibilidades de renovación.

Este Gobierno tuvo una renovación de 10 años de las preferencias unilaterales otorgadas por Europa. Ya estamos para terminar el primer año. Nueve años pasan en nada. En estos años hay que negociar, deberíamos negociar el tratado entre la Comunidad Andina y Europa. Ojalá la Comunidad Andina.

Centroamérica. Centroamérica tiene ya un tratado con los Estados Unidos. Nosotros lo tenemos cerrado. Ahora toca que los congresos lo aprueben. En Colombia, adicionalmente, se requiere la revisión de la Corte Constitucional.

Pues bien, en el momento en que nosotros ya tengamos ese tratado con los Estados Unidos, ¿qué se dará? Centroamérica con tratado con los Estados Unidos, nosotros también. Y corremos el riesgo de que Centroamérica les compre sin arancel a los países con los cuales tiene tratado, y no a nosotros.

El mercado centroamericano es un mercado promisorio para Colombia, un mercado en crecimiento, muy importante. Pero nosotros tenemos que pagar aranceles allí. Y los países que negocian con Centroamérica van a tener el beneficio de que sus productos van a entrar a Centroamérica sin pagar aranceles.

Yo creo de la mayor urgencia hacer el tratado con Centroamérica. Yo veo ya muy buena voluntad política en varios de los países centroamericanos para adelantar ese tratado con Colombia.

China. Con China mi visión es que antes que un tratado común y corriente de comercio, debemos buscar un tratado de inversión. ¿Por qué? Porque cuando uno mira la economía brasilera versus la China o la economía chilena versus la China, encuentra que Brasil le puede vender muchísima soya, muchísima carne a China. Chile le puede vender mucho níquel, mucho cobre. Colombia no.

Colombia tiene una manufactura mediana, la misma que produce China, pero China hoy avanzando más rápidamente en la escalera tecnológica. China hoy con unos costos infinitamente más reducidos que los colombianos.

Entonces con China no encontramos la posibilidad de ofrecerle unos productos de exportación que sean ampliamente recibidos en su mercado. En cambio el mercado de Estados Unidos lo hemos tenido probado. Nosotros hemos venido creciendo año tras año, de manera muy importante, nuestra presencia exportadora en el mercado de los Estados Unidos.

Y han aparecido dificultades en la Comunidad Andina. Lo primero que quiero decirles es que para Colombia es muy importante la Comunidad Andina y el acceso a terceros países.

Lo segundo que quiero decirles es que la Comunidad Andina, a principios de los años 90, declaró que era una comunidad regional abierta al mundo.

Por eso Bolivia, miembro de la Comunidad Andina, se hizo miembro observador de MERCOSUR. Y ahora que han aparecido algunas disputas con Bolivia, que yo las veo superables, Colombia ha dicho que el TLC no le debe hacer ningún daño en Colombia a la soya proveniente de Bolivia.

Pero si llegare a presentarse alguna dificultad, Colombia estaría dispuesta a estudiar una compensación al interior de la Comunidad Andina, a buscar cómo absorber esa soya boliviana.

Sin embargo, nunca le hemos hecho reclamos a Bolivia porque esa nación, desde principios de los años 90, ingresó como miembro observador a MERCOSUR. Y mucho producto que Bolivia le compra a MERCOSUR bien podría comprárselo a Colombia, y nosotros jamás hemos protestado.

Y eso tiene un costo. Hoy la balanza comercial, bilateral, Colombia –Bolivia, es altamente deficitaria para nosotros. Nosotros le compramos a Bolivia más o menos 170 millones de dólares al año. Y no le vendemos sino 30 ó 40 millones de dólares al año.

Si Bolivia nos comprara a nosotros lo que le compra a MERCOSUR, seguramente nos compraría mucho más que esos 30 ó 40 millones de dólares.

Pero nosotros hemos respetado el principio de que la Comunidad Andina no puede prohibirnos negociar con terceros países.

Por ejemplo, el caso de la hermana República Bolivariana de Venezuela. Ellos tienen un producto que es el petróleo, le venden el 80 por ciento de su producción a los Estados Unidos. Y es un producto que hoy no necesita tratados de comercio para venderlo. Se ofrece petróleo y el mundo lo arrebata.

Y además creemos que el TLC nuestro ningún daño le va a hacer a Venezuela. Y lo digo sobre varias bases.

Una base: en los últimos años nosotros hemos aumentado nuestras exportaciones a Estados Unidos y hemos crecido muchísimo nuestras compras a Venezuela. Miren: hace poco solamente le comprábamos a Venezuela 500 millones de dólares. El año pasado le compramos 1.100 millones de dólares. Y creo que este año le vamos a comprar alrededor de 1.600 millones de dólares.

Ha habido un crecimiento proporcional entre nuestras mayores exportaciones a los Estados Unidos y nuestras mayores compras a Venezuela.

Eso a mi juicio prueba que la economía colombiana mejora su capacidad adquisitiva en cuanto más le venda a los Estados Unidos. Y esa capacidad adquisitiva incrementada nuestra, nos permite comprarles más a países como Venezuela.

Venezuela se preocupa por la petroquímica. La verdad es que esa preocupación se debería disipar totalmente. Venezuela es productor de petróleo, tiene una gran industria petroquímica. Para la industria petroquímica norteamericana, Venezuela es un gran proveedor de su materia prima, que es el petróleo. Nosotros no vemos por qué Venezuela le tema a competir en el mercado colombiano con petroquímica proveniente de Estados Unidos.

Habla Venezuela de la triangulación. Esto es, que por territorio colombiano entren a Venezuela productos que vienen de Estados Unidos. En la Comunidad Andina tenemos unos reglamentos de reglas de origen, bastante bien confeccionados, que hay que respetarlos.

Colombia reitera toda su voluntad de respetar esos reglamentos, pero Colombia no protesta porque Venezuela entre a MERCOSUR. Y entonces podría darse el mismo peligro de la triangulación: que los productos del Brasil, para seguir con el Brasil, que entren a Venezuela por la participación de Venezuela como miembro de pleno derecho de MERCOSUR, esos productos se triangulen hacia Colombia.

¿Por qué disipamos el temor? Porque creemos en la buena fe de todos para aplicar las reglas de origen.

Hay temas bien importantes. Pequeña empresa, se beneficia. La pequeña empresa entró con preocupación a negociar el tratado. Salieron ampliamente satisfechos.

La cultura está totalmente protegida, el medio ambiente, el tema de medicamentos.

Déjenme decir a ustedes que las dudas que había sobre medicamentos están totalmente superadas. Nosotros hemos salvado en el tratado, para no hablarles en extenso del tema de medicamentos, del tema de medicina, voy a hablarles apenas de dos puntos. Voy a hablarles que hemos salvado en el tratado los genéricos y hemos salvado las potestades discrecionales del Estado colombiano para enfrentar temas de salud pública.

Me tocó, como ponente de la Ley 100, escribir, con Juan Luis Londoño, que en paz descanse, el artículo que autoriza la venta en Colombia de medicamentos genéricos.

Los medicamentos genéricos representan hoy más o menos el 60 por ciento de los medicamentos que se venden en Colombia, y se han constituido en un factor de regulación de precios, en un factor de contención de la tendencia alcista en precios de medicamentos en Colombia. El TLC no los afecta.

Se pueden ofrecer medicamentos genéricos en el mercado, en las condiciones en las cuales hoy se hace.

Hay que permitir que un producto nuevo, que esté todavía en periodo de protección de la patente, termine ese período de protección de la patente.

Mientras está en período de protección, no hay autorización para producir genéricos. Pero cuando ya ha terminado la protección, como hoy existe, se pueden producir genéricos.

Esto no lo varía el TLC. Es un tema muy sensible para la sociedad colombiana y quiero comprometerme en frente de ustedes con este punto, que es muy importante.

También el tema de la salud pública. Allí el Estado preserva sus potestades discrecionales para enfrentar calamidades de salud pública.

Veamos un caso crítico: se ha descubierto un medicamento, una nueva sustancia, está en período de protección, resulta que aparece una epidemia, una situación grave de salud pública y ocurre que el medicamento para enfrentar una epidemia es el que está en período de protección. ¿Por qué el tratado excepciona la protección cuando se tiene que enfrentar casos de salud pública? Porque en este ejemplo el Estado colombiano queda autorizado o para suspender el período de protección o para comprarle a un tercero o para producir el medicamento. Es bien importante mirar esto.

También es de la mayor importancia aseverar, afirmar en frente de ustedes, que el tratado en nada afecta los recursos ambientales del país. No los toca. Incluso al contrario, es la primera vez que Estados Unidos acepta en un tratado bilateral mencionar en una declaración de respeto frente al otro país el tema ambiental.

Una prueba de ello: Colombia no asumió obligaciones para patentar nuevas plantas. Yo creo que esa es una gran prueba, una prueba contundente de que el tratado en nada afecta nuestros recursos ambientales.

Hay productos agropecuarios sensibles, que tenemos que encontrar sistemas de protección. Me voy a referir a dos: el arroz, y me voy a referir también a los pollos.

El arroz tiene problemas hoy, por Ecuador y Venezuela, que son Comunidad Andina, y en 14 - 19 años podría tener problemas en los Estados Unidos.

¿Por qué hoy? Porque Venezuela, entre la producción interna y lo que compra a terceros países, es autosuficiente, más que eso, excedentaria. Nos manda arroz muy barato, que compite con el arroz de nuestros productores.

En Ecuador también es excedentario, y viene a Colombia un arroz ecuatoriano muy barato. El venezolano y el ecuatoriano nos inundan el mercado, nos deprimen el precio. Pero es Comunidad Andina.

Ese es un producto que infortunadamente no tiene la manera de que descongestionemos su mercado enviándolo a terceros países.

¿Por qué digo que podemos tener problemas con los Estados Unidos en 14 - 19 años? Porque en efecto los Estados Unidos subsidia el arroz, y el arroz subsidiado norteamericano es muy barato.

¿Pero por qué el problema se puede dar apenas dentro de 14 - 19 años? Porque el período de desgravación termina en el año 19, a partir de la iniciación de la vigencia del tratado. O sea que eso se va desgravando paulatinamente.

¿Y por qué anticipo que puede haber un problema en el año 14? Porque el arancel que hoy tenemos, que es del 80 por ciento, empieza a bajar paulatinamente. Y en las condiciones de precios de hoy, de subsidios de hoy, en las condiciones de tasa de cambio de hoy, en el año 14, cuando hayamos pasado de un arancel del 80 a un arancel del 30, el arroz subsidiado de los Estados Unidos puede constituirse en una competencia delicada al arroz producido por Colombia.

Por eso tenemos que salir con la ley Agro: Ingreso Seguro, para apoyar a los arroceros.

La idea del Gobierno es no solamente apoyarlos dentro de 14 ó 19 años, si llegare a presentarse el problema con los Estados Unidos, sino apoyarlos desde ya por los problemas que año tras año deben enfrentar con el arroz que proviene de Venezuela y con el arroz que proviene de Ecuador.

En el caso de los pollos, este producto está enfrentado hoy a un gran temor de consumo en el mundo entero por la agripa aviar.

Ha sido una industria muy dinámica en Colombia, muy generadora de empleo, ha registrado altos índices de crecimiento en los últimos años. Pues bien, el tratado da un plazo de 18 años para la desgravación. En el año 9 a partir del tratado, se puede revisar el proceso.

Cualquier importación que se haga durante esos 18 años, tiene que ser una importación donde participen avicultores colombianos y norteamericanos.

Yo hasta ahí no le tengo temor. Le tengo temor a lo siguiente, frente a lo cual también estamos estudiando medidas. Hoy, por el temor de los ciudadanos a consumir pollo, se ha rebajado mucho el precio del pollo en el mercado mundial.

Entonces los Estados Unidos ofrece un pollo muy barato, y ese pollo sazonado es un pollo que podría entrar muy barato a Colombia y hacerle competencia a nuestra industria avícola.

Por eso en la ley Agro: Ingreso Seguro tenemos que manejar este tipo de circunstancias y buscarle a esas industrias protección.

El tratado ayuda mucho a los consumidores. A mí me preguntan: ¿se va a rebajar el precio del trigo, del pan, ahora que se va a importar trigo sin arancel? Yo diría: ojalá, ojalá uno pudiera ver el pan en las panaderías más barato. En efecto, los panaderos se van a ahorrar el arancel que representa el 20 por ciento. Pero yo no quiero ser tan optimista en la expresión, en lo que digo. No. De aquello que sí estoy seguro es que el tratado ayuda a que haya menos presiones inflacionarias.

Yo creo que el tratado en beneficio de los consumidores, se va a constituir en un factor de contención de inflación.

Volviendo a los productos sensibles, yo me he encontrado entre dos extremos. Un extremo me decía: Presidente, ¿cómo van a negociar el TLC, no ve ahí el problema para el arroz? Y el otro extremo que me ha dicho: deje morir el arroz. Las economías tienen que dejar morir aquellos productos en los cuales no pueden ser ampliamente competitivas.

La respuesta del Gobierno ha sido ni lo uno ni lo otro: ni abstenernos de firmar el TLC, ni dejar morir el arroz.

Entonces firmar el TLC, con unas condiciones para el tema de arroz, y buscar al mismo tiempo la ley Agro: Ingreso Seguro.

Algunos economistas han traído el caso de la República de Irlanda, en donde, cuando abrieron esa economía, dejaron morir sectores en los cuales no eran competitivos. Entonces me invocan ese ejemplo para decirme que dejemos morir el arroz y otros productos.

¿Por qué he dado una respuesta negativa? porque son incomparables. Aquella es una economía de 3 millones y medio, creo que no sube a los 4 millones de habitantes. Un país muy pequeño, sumamente rico, que tiene hoy un ingreso per cápita de 41 mil dólares. Yo estaría muy optimista si ya el ingreso per cápita nuestro estuviera en unos 2.400 dólares. Y dejar morir un producto en Irlanda no es problema. Aquí sí. Este un país muy grande. Acabar 350 mil hectáreas de arroz, es muy difícil reemplazarlas. Se nos crea un problema social grande.

Y pienso en otro tema: ¿qué tal que mañana o pasado mañana ya no nos llegue arroz barato de Ecuador, de Venezuela, y que en el futuro no nos llegue de Estados Unidos? Que es posible. En lo que se llama la Ronda de Doha, que es una etapa de negociación en el Acuerdo Mundial de Comercio, en su última reunión, que fue en Hong Kong en diciembre, en noviembre, los países industrializados se comprometieron a desmontar los subsidios a las exportaciones agrícolas para el año 2013.

Y yo creo que la siguiente presión en la Ronda de Doha va a ser para que ellos asuman un compromiso para desmontar subsidios a la producción. ¿Qué tal que los Estados Unidos deje de subsidiar la producción de arroz? Sin subsidios ese arroz de allá es mucho más caro que el de acá. ¿Que ya no pueda tener Colombia la esperanza de comprar arroz barato en Estados Unidos y que hayamos acabado con la producción acá? Tendríamos un grave riesgo de seguridad alimentaria. Por eso creo yo que hay que proteger este tipo de productos.

Y ustedes me preguntarán otros productos: la caña, el azúcar. El azúcar le va muy bien en el Tratado de Libre Comercio. Colombia exportaba 25 mil toneladas. El Tratado da una cuota adicional de 50 mil toneladas, o sea que pasamos de 25 mil a 75 mil toneladas. Y la cuota de exportación de azúcar a los Estados Unidos que puede crecer al 1 y medio al año. Pero lo más importante para la caña no es lo del azúcar. Es que desde ya, si tuviéramos excedentes exportables, podríamos estar enviando etanol a los Estados Unidos.

Si ustedes me preguntaran, apreciados estudiantes y docentes, productos en los cuales Colombia vaya a tener mucho futuro, hemos estado pendientes de una lista de cien productos que están refinando los gremios de la producción. Será muy importante que el país los estudie.

Yo particularmente creo mucho en los combustibles biológicos, en esos combustibles alternativos. Con la crisis del petróleo, la perspectiva del agotamiento del petróleo, las crecientes dificultades para utilizar petróleo y derivados por temas ambientales, su precio va a llevar al mundo a una gran carrera de búsqueda de combustibles alternativos, y allí Colombia tiene mucho futuro.

Nosotros podemos producir alcohol carburante de muchas fuentes. Empecemos por la caña, sigamos por la yuca. Ayer me hablaban en Medellín que ya en Urabá están estudiando producir alcohol carburante a partir de una harina de desecho de banano, etcétera.

También estaba hablando en Boyacá de producir alcohol carburante a partir de remolacha. Y el Ministro de Minas, su coterráneo, también acaba de definir el marco regulatorio para que Colombia empiece a producir otro biocombustible: el biodiesel, que Colombia puede producirlo ahora de palma africana.

Yo creo que nos faltan esfuerzos para llegar rápidamente a producirlo de higuerilla. En este país la higuerilla es rastrojo. Y uno ya ve muchos países en proyectos muy serios de siembra industrial para producir biodiesel. En esos combustibles tenemos mucho futuro, los podemos exportar a Estados Unidos desde el día cero sin arancel. Y así sucesivamente.

Miren, en azúcar hay algo importante que nos da luces sobre lo que puede pasar con el arroz y otros productos. Hay muchas razones hoy por las cuales el azúcar está tan caro en el mercado internacional. Y hace un año estaba baratísimo. Una razón es que el mundo vio que allí hay la gran posibilidad del alcohol carburante y se oye hoy en muchas partes, se advierte un gran frenesí para producir alcohol carburante. Lo otro es que Europa ha desmontado el subsidio a la producción de azúcar. Entonces ese azúcar europeo sin subsidio, es un azúcar mucho más caro en el mercado internacional.

Por eso tenemos qué pensar lo que puede pasar con un producto como el arroz en el futuro.

Pero así pudiéramos ir, producto tras producto, mirando qué puede pasar con el TLC.

Esta mañana, y aquí termino esto para abrir las preguntas, comentarios e inquietudes de ustedes, decía yo en una gran reunión con los comerciantes de Cali, convocada por Fenalco, que las grandes obras de infraestructura que el país requiere, una de ellas la doble calzada Buga-Buenaventura, el TLC fuerza a hacerlas, pero al mismo tiempo abre las posibilidades de financiarlas.

Lo hemos visto con el Túnel de la Línea. Ahora que ya tenemos alrededor de 3.200 metros excavados en el Túnel de la Línea, han venido los banqueros japoneses que quieren financiar lo que aún falta, que vale mucho dinero. Esos banqueros japoneses ahora están muy entusiasmados y nos quieren otorgar esos créditos, a 40 años de plazo, a una tasa muy baja de interés. ¿Por qué? Porque ellos vieron que Colombia realmente ahora sí va a hacer el túnel. Lo está haciendo.

El Tratado fuerza a hacer esa infraestructura, y al mismo tiempo advierte que una economía como la colombiana, con perspectivas serias de crecimiento, de robustecerse mucho, es una economía que va a mejorar las condiciones para poder pagar este tipo de empréstitos.

Hay un círculo virtuoso, que yo llamo, entre lo que es la necesidad de infraestructura de Colombia y las posibilidades del Tratado, que fuerzan a hacer esa infraestructura, pero al mismo tiempo dan condiciones para que el país pueda pagarla.

Esas obras no se van a hacer todas en un gobierno, todo lo que es la Agenda de Competitividad, pero el Tratado fuerza a que se prioricen, a que se inicien, a buscar los recursos, que además facilita que se hallen en el mercado internacional a largos plazos y a bajas tasas de interés.

Y en la medida que esas obras vayan empezando, llegan a un punto en que son imparables, y cualquiera sea el nuevo gobierno, después de un cuatrienio y del otro, pues tiene que continuar con esas obras hasta llevarlas a buen puerto.

Quería ahora en los minutos que nos queden, después de agradecer inmensamente la posibilidad de estar en la Universidad esta tarde, que me honra mucho, como dije en un comienzo, entonces escuchar sus preocupaciones, sus preguntas, sus comentarios, y les ofrezco la palabra para ese fin.

Muchas gracias.

 
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