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ENTREGA DEL PREMIO COLOMBIANO A LA CALIDAD DE GESTIÓN
Noviembre 16 de 2006 (Bogotá - Cundinamarca)

Compatriotas:

Quiero felicitar el buen suceso que ha tenido esta iniciativa, agradecer a quienes después de concebirla la han mantenido, la han prolongado y la han hecho más estimulante para la calidad en Colombia.

Nos congregamos hoy para distinguir a nuestros compatriotas a través de tres instituciones.

La Cámara de Comercio de Bogotá les ha servido bien a los empresarios de todos los tamaños, les ha servido bien a los trabajadores, le ha servido bien a la ciudad, le ha servido bien a la Nación colombiana.

No hay actividad de la vida social donde no esté presente la Cámara de Comercio de Bogotá, que en la cultura, que en aportes para las garantías de crédito a la pequeña empresa, que en cofinanciación para reducir la tasa de interés de la pequeña empresa, que en mediación para que el Gobierno Nacional entienda las dificultades que deben removerse a fin de que la pequeña, la mediana y la gran empresa, puedan salir adelante.

Las Cámaras de Comercio de Colombia son un gran ejemplo del capital social que esta Patria nuestra tiene, de lo que esta Patria puede lograr a través de unas organizaciones que, como nuestros gremios, tienen la característica en nuestra Patria de preocuparse más por lo público, lo colectivo, lo comunitario, que por el propio interés de los agremiados.

He tenido la oportunidad de trabajar en estos cuatro largos años con las Cámaras de Comercio y muy especialmente con la Cámara de Comercio de Bogotá, y cada vez que veo su labor, digo: el sufrimiento en Colombia, el estrés, las dificultades, han creado un gran capital social.

En otras circunstancias de comodidad, de tranquilidad, de pronto nuestra Cámara de Comercio de Bogotá estaría al interior de sus oficinas, simplemente haciendo unos trámites formales sus afiliados. Pero las dificultades del país han creado ese capital social, que se pone de presente al ver a estas entidades servirle a la comunidad en general, al interés colectivo, con el mismo o con más ahínco con el cual les sirven a sus propios afiliados.

Muchas, doctora María Fernanda (Campo, presidenta de la Cámara de Comercio de Bogotá), a usted, a todos los funcionarios de la Cámara de Comercio de Bogotá, a su Junta, por este gran aporte que le hacen al país, este gran ejemplo que le dan.

No hay paso que se tenga adelantar para que Bogotá sea más competitiva, más atractiva, que no requiera del liderazgo, del aporte de la Cámara de Comercio de Bogotá.

Uno de mis antecesores en la Presidencia de la República solía decir que el problema, más que de instituciones, es de seres humanos. Usted representa ese ser humano que, con todos sus atributos, ha hecho grande a la institución, a la Cámara de Comercio de Bogotá.

Y nos reunimos para premiar a Indupalma. Era yo muy joven y trabajaba como Secretario General del Ministerio de Trabajo, viví muy de cerca los problemas laborales de la región, la polarización a la cual la guerrilla quiso llevar las relaciones empleadores-trabajadores en la región y en la empresa.

Pensaba uno que tanta dificultad impediría que la empresa saliera adelante. Pero la perseverancia, el buen sentido empresarial, la ha convertido en una empresa ejemplar en Colombia, y en lugar de que un entorno agresivo y violento la destruyera, la empresa creó las condiciones para derramar sobre ese entorno todas las posibilidades de convivencia, todas las posibilidades de armonía social, todas las posibilidades de progreso.

Lo que ha hecho Indupalma por cambiar una situación de odio de clases, unas relaciones laborales que tenían toda la provocación para constituirse en antagonismos insuperables, y transformar eso en una región de armonía, en una región de prosperidad, merece el aplauso, el reconocimiento de todos los colombianos.

Y encarna un sector que el país requiere urgentemente. Cuando se pregunta a los colombianos: ¿qué posibilidades vemos en la agricultura?, casi todo el mundo empieza a contestar: desarrollar aquello en lo cual la agricultura se pueda traducir en un producto energético.

He ahí la importancia que empresas como Indupalma tienen para el presente y el futuro del país: ayudarnos a desarrollar esa gran ventaja potencial de Colombia, que es la agricultura energética.

Tenemos aproximadamente 300 mil hectáreas de palma africana, pero tenemos un potencial para sembrar seis millones, sin derribar un centímetro cuadrado de bosque, que es lo importante.

Cuando uno le dice a la comunidad internacional que Colombia tiene un potencial para sembrar seis millones de hectáreas de palma africana, le contestan: ¿tendrán que tumbar la selva? Y queda muy impresionado el casual interlocutor internacional, cuando la respuesta colombiana es: no, lo tenemos en pastos y en sabanas, con condiciones muy indicadas para que esta actividad prospere. Y entonces dicen: ¿y pueden entonces tener un área del doble de Malasia? Casi. Ahí tiene Colombia una gran posibilidad.

Hace cuatro años el país no estaba produciendo aún energías biológicas. Creamos las condiciones técnicas y las condiciones tributarias, y hoy estamos produciendo un millón 20 mil litros diarios de etanol. El objetivo es crecer mucho el etanol, no solamente con fuente caña de azúcar, sino también con fuente yuca. Y buscar un gran desarrollo de la palma africana, de la higuerilla, para que nuestro país llegue a ser un gran productor en el mundo de biodiesel.

Qué bueno que esto lo podamos ver rápidamente. Un paso necesario para tener la alternativa frente el petróleo decadente, para recuperar la dinámica de la generación de empleo rural, y para llegar a los mercados internacionales, y para cumplir con la variable ambiental. Indupalma es fundamental en esa tarea.

Y nos reunimos hoy para entregarle el premio al hospital Pablo Tobón Uribe de Medellín. Han oído ustedes, en la calidad de la filosofía de su gerente, la calidad de los servicios del hospital. Yo no sé quién es el cuerpo y quién es el alma. Será el propio doctor Andrés el que nos tenga que decir si el hospital es su cuerpo o es su alma. Ese tema se lo dejamos a sus disquisiciones filosóficas, a la manera como usted relaciona esos temas de los clásicos con los desafíos modernos de la medicina.

Lo cierto es que esta mañana yo ponía, en alguna reunión, en la entrega del Plan de Desarrollo, el sector médico de mi ciudad, lo traía de presente en un diálogo. Dije: para hacer una crítica, tengo autoridad moral si lo hago sobre mi ciudad y omito hacerla sobre otras ciudades colombianas. Dije: mire, hemos reformado 128 hospitales, pero no es suficiente. Nos quedan mucho por reformar.

Esos 128 hacen parte de las 300 empresas que nuestro Gobierno ha reformado. Y entre todo lo que nos queda por reformar, están las clínicas del Seguro Social. Y hacía esta comparación, y la hice en mi ciudad de Medellín, porque me daba pena hacerla sobre otras ciudades. Dije: en Medellín tenemos las mejores clínicas y hospitales administrados por fundaciones privadas, ya no son instituciones privadas ni excluyentes, porque la Ley 100 convirtió estas instituciones al alcance de todos los colombianos. Yo creo que es una de las revoluciones sociales silenciosas que el país ha vivido, más importantes.

Hace 25 años, en estas clínicas en Colombia, uno no veía sino los sectores exclusivos, pudientes. Después de la Ley 100 a esas clínicas acceden todos los colombianos, para bien de nuestra democracia.

Unas instituciones de salud excelencia, como el hospital Pablo Tobón Uribe, y unas clínicas del Seguro Social que dan vergüenza.

Doctor Andrés, entonces, interpretando muy bien el sentido de este premio, como usted lo recibe, de acuerdo con la raíz latina del honor, de la carga, del peso, van a tener que asumir ustedes un pesito adicional, que ya se los he propuesto: es ayudarnos en las reformas de las clínicas del Seguro Social.

Les hemos propuesto que logren un acuerdo con nosotros en el Gobierno, para que administren las clínicas del Seguro Social de Medellín, creemos allí un modelo demostrativo para el país entero. Puede ser a través de cualquier modalidad contractual, con opción o sin opción de compra, y estoy seguro que a los 15 días de asumir esa administración, los éxitos se sentirían en la satisfacción de los pacientes. Ahí le queda esa carguita.

A todos ustedes, muchas felicitaciones, y nos sentimos muy orgullosos los colombianos de tener a la Cámara de Comercio de Bogotá, a su equipo directivo, a Indupalma, a quienes la han hecho grande, la transformaron, y al hospital Pablo Tobón Uribe de Medellín.

Muchas gracias.

 
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