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III CONGRESO DE INFRAESTRUCTURA
Noviembre 24 de 2006 (Cartagena de Indias – Bolívar)

Compatriotas:

Quiero dar un saludo muy afectuoso a todos. Hoy tengo muchos motivos que me apenan. El primero, varios de los compañeros de Gobierno, incluidos algunos que se quedaron en Valledupar, como el Ministro de Hacienda (Alberto Casrrasquilla), la señora Ministra de Educación (Cecilia María Vélez) y la Directora de Presupuesto (Carolina Soto), más los que llegaron aquí conmigo, abordaron un avión a las 6:00 de la mañana, para acompañarme primero a un Consejo de Seguridad en la ciudad de Cali, y después a la reunión de gobernadores, y me van a ayudar a pasar la pena de haberles llegado tarde a ustedes, apreciados integrantes de la Cámara de Infraestructura.

El debate de las transferencias es un debate muy delicado, y nos tomó muchas horas en Valledupar con los gobernadores, después de haber discutido largamente otros temas, como la reforma tributaria, temas de las gobernaciones, como las normas sobre juegos de suerte y azar, etcétera.

Una de mis angustias era decir: bueno, uno llegar allá a destiempo, bien tarde, y ¿cómo estarán las relaciones del doctor Juan Martín (Caicedo Ferrer, presidente de la Cámara Colombiana de Infraestructura) y del Ministro (de Transporte) Andrés Uriel (Gallego)? Pero si hubiera sabido que están en esa luna de miel, hubiera tenido menos pena para esta demora.

Agradezco inmensamente las palabras del doctor Juan Martín Caicedo, y recibimos muy constructivamente todas sus sugerencias.

Me voy a referir a algunos temas desordenadamente, de las anotaciones que tomé, porque yo creo que después de la intervención que le hemos escuchado sobre toda la concepción del Plan de Desarrollo, a la doctora Carolina Rentería (directora del Departamento Nacional de Planeación), lo mejor que puedo hacer es reaccionar ante unas de las propuestas del doctor Juan Martín, y escuchar preguntas y preocupaciones de ustedes.

El tema de Buenaventura. Es una prioridad nacional, sobre eso no puede caber la menor duda. Yo esperaría que en breve haya un acuerdo definitivo entre los concesionarios y el Gobierno, para la extensión de la concesión.

No puedo ocultar la preocupación por la diferencia en las cuantías que unos y otros aprecian sobre necesidades de inversión en el puerto.

Cuando hablo con representantes de los concesionarios, dan unas cuantías muy distantes de las cuantías que estima el Ministerio se deben invertir en Buenaventura.

Yo les rogaría al doctor Juan Martín y a la Cámara de Infraestructura, ayudarnos para definir esa cuantía razonablemente, rápidamente, y podamos hacer el acuerdo definitivo sobre la extensión de la concesión, con el compromiso de esa inversión.

Acaba de concluirse una inversión muy importante en Buenaventura: la vía alterna interna. Nos costó 180 mil millones (de pesos), se construyó en medio de dificultades, y ha descongestionado bastante del sector Citronela a la Terminal del puerto.

Allí hay, además del puerto del canal de acceso y los puertos complementarios, algunas preocupaciones adicionales: la carretera y el Ferrocarril.

Nosotros encontramos la concesión del Ferrocarril, la honramos. Hemos pagado más o menos 140 millones de dólares, se ha rehabilitado la línea, pero –en esto hay que poner mucho cuidado– hoy podría decirse que eso lo ejecutaron los contratistas como un contrato de obra y no como un contrato de rehabilitación de línea y de prestación de servicio.

Nosotros nos hemos dado a la tarea, con franqueza pero de manera constructiva, de resolver todos los pleitos que encontramos: 21 en el sector de telecomunicaciones, asociados de Telecom. Casi todas las concesiones viales estaban en pleito. Hemos superado casi todas. Nos falta formalizar lo de Commsa. Ojalá.

Y estamos bien preocupados por el tema del Ferrocarril del Pacífico. El doctor Juan Martín nos mencionó el buen acuerdo que se hizo en el Ferrocarril del Atlántico. Yo creo que hay que reconocerle al Ministro la concepción de ese arreglo y lo que va a significar para el país. Finalmente todo el mundo quedó bien y lo que está definido allí es promisorio.

La urgencia es resolver esto del Ferrocarril del Pacífico. Uno no entiende que después de invertir todo ese dinero, que si el Gobierno no tuvo reparos a la concesión… Yo les dije a mis compañeros, cuando empezamos el Gobierno: ‘toda obra que venga atrás de mis antecesores, hay que concluirla. Los gobiernos no pueden trabajar con las vanidades de que yo no continúo con ésta porque viene de atrás, emprendo las mías’.

No, eso le hace mucho daño a la Nación. Por eso nosotros nos dimos a la tarea de honrar esa concesión, y la hemos pagado, pero, ¿adónde está la plata? En rehabilitación de línea, sin servicios.

Entonces a mí me decían, porque me he reunido con ellos en presencia del Ministro: ‘no, es que las tarifas no son competitivas en ferrocarril de montaña, es que la trocha angosta’. Etcétera. Mi pregunta es: ¿por qué no se tuvo eso en cuenta al momento de proponer la concesión?

Ayúdenos, doctor Juan Martín y distinguidos ingenieros y compatriotas, a ver si el Ministro puede lograr un acuerdo, y que eso funcione.

Sería distinta la situación de Buenaventura si estuviera operando ese ferrocarril, porque cuando los colombianos, con justa razón, reclaman la carretera, uno dice: sí, nos falta la carretera. Pero hemos hecho un gran esfuerzo en el Ferrocarril, que de estar funcionando no se sentiría tanto la restricción de la carretera.

La carretera: espero que lo hayan hablado en detalle con el señor Ministro. La doctora Carolina acaba de incluirla aquí en las prioridades del Plan de Desarrollo, y la meta es que ese trayecto crítico para el país, Buga – Buenaventura, sea un trayecto de doble calzada.

Seguramente no alcanzará a hacerse todo en este Gobierno, pero dejarlo en un punto de no retorno, para facilitar que los compatriotas que nos sucedan en el Gobierno puedan entregarle al país esa obra tan necesaria.

Quiero hacer una referencia a una discusión nacional: Buenaventura y Tribugá.

Yo voy a Cali y hablo del puerto de Buenaventura, y al otro día voy a Manizales o a Pereira, e inmediatamente me dicen: ¿por qué Buenaventura y por qué no Tribugá?

Y cuando habló de Tribugá en Manizales y en Pereira, ahí mismo dicen en Cali: ¿cómo es que le están quitando la prioridad a Buenaventura para impulsar Tribugá?

Yo creo que esas son pequeñas rivalidades que todos tenemos que ayudar a superar. El país necesita toda esa infraestructura. Por supuesto, la prioridad es Buenaventura, pero nosotros no les podemos negar a los chocoanos la comunicación de su departamento en la parte interior, en ese eje estructural chocoano que integran los ríos San Juan, que corre de norte a sur, y el río Atrato, que corre de sur a norte, con el Pacífico.

Es un departamento costero y alejado de la costa. Despega una avioneta de Quibdó, y al momentico los pasajeros tienen a la vista el Pacífico. Sin embargo, no hay manera de ir hoy por tierra de Quibdó al Pacífico.

Por eso esa reivindicación de 40 años de frustración, el Gobierno la está respondiendo. Nos gastamos el primer cuatrienio en toda la parte de estudios de esos 60 kilómetros de Las Ánimas a Nuquí. Las Ánimas está en ese centro del Chocó, Nuquí en el Golfo de Tribugá. Y ahora hemos abierto la licitación, y estamos pavimentando unos trayectos de la carretera que va de Pereira – Pueblo Rico – Santa Cecilia – Quibdó. El país necesita esa carretera. Ayúdennos a que eso no se entienda como algo que rivaliza, que se excluye con Buenaventura.

El Gobierno no tiene pensado invertir un peso en el puerto de Tribugá, lo hará el sector privado, pero el Gobierno lo que sí tiene que hacer es esa carretera. Y eso no afecta toda la prioridad que hay que asignarle a Buenaventura.

Quería hablar con ustedes sobre ese tema, para que nos ayuden a crear allí tranquilidad.

Yo comparto muchas de las preocupaciones del doctor Juan Martín sobre el Plan 2.500. Déjeme hacer una anotación sobre una suya.

La queja sobre la falta de más cofinanciación regional. No fue posible. Se luchó muchísimo con las entidades territoriales, solamente pudimos llegar a dos niveles relativamente aceptables de cofinanciación departamental, y se les cedió la ejecución de la obra en el Cesar y en Caldas.

El Ministro hizo un gran esfuerzo con ellos. El Huila cofinanció bastante, la maneja Invías (Instituto Nacional de Vías).

Yo comparto allí la preocupación por lo que ha pasado en asfalto. Y hay que buscar una solución transparente, que no deje la menor duda.

Y comparto la preocupación por algunos de estos contratos. Otro de los controles que tienen esos contratos es lo que llamamos Auditorías Visibles. En los Consejos Comunitarios están acudiendo los ingenieros constructores, los interventores, a responderle a la comunidad sobre el avance de la obra.

El doctor Juan Martín plantea un interrogante: ¿quién va a darle mantenimiento? Y es válido. Es válido. Nosotros tenemos que decirle a los departamentos: ‘bueno, ¿cómo van a hacerse cargo de esto?’. Esa preocupación es totalmente válida.

Y me preocupa la competencia entre estas vías que unen al país y los corredores de comercio exterior. Miren: en un país donde tanta infraestructura hace falta, todos los reclamos son comprensibles.

Acude el Gobierno a la asamblea de la Andi (Asociación Nacional de Industriales), y nos dicen: ‘¿por qué están gastando dineros de la Nación en vías departamentales y municipales? Hay que invertir el dinero de la Nación en las vías de comercio exterior’.

Tienen razón. Nosotros bregando a que esta economía crezca al 6 por ciento, y con una infraestructura para hace un siglo.

Y al otro día hay una reunión con gobernadores y alcaldes, y dicen: ‘muy bueno el Plan 2.500, pero es totalmente insuficiente’.

Entonces ya lo ha explicado la Directora de Planeación. Nosotros tenemos que concluir el Plan 2.500. Allí va a haber que gastar unos recursos adicionales, la Cámara de Infraestructura lo sabe. Va a haber que buscar unos acuerdos con las entidades territoriales para el mantenimiento, dedicar los recursos de la Nación a las vías de competitividad vinculadas a los corredores de comercio exterior, y para que las regiones puedan atender sus propias vías está el crédito de mil millones de dólares.

Antioquia ya tomó 60 millones de dólares. Hoy me decía el Gobernador de Caldas que ellos van a tomar ya una partida importante.

El Gobierno Nacional lo está contratando, lo avalará, esperamos contratarlo con plazos entre 20 – 25 años, unas tasas de interés asequibles. Que aquellos departamentos que tienen problemas con Ley 550, puedan empezar a servir ese crédito una vez hayan completado el servicio de las obligaciones refinanciadas en la Ley 550. Es la solución que hemos venido buscando para estos departamentos, a fin de que todos accedan.

Creemos que esa combinación de los esfuerzos nacionales orientados a las vías de competitividad, de comercio exterior, y ese crédito para vías departamentales, puede sintetizarnos esa contradicción, que es comprensible, porque en un país donde nos falta hacer tanto es muy difícil decir: sí, lo prioritario es esto. Casi todo es prioritario.

Me alegra muchísimo que hayan avanzado en acuerdo sobre el corredor Commsa, la Ruta del Sol. Bueno, ahora mi preocupación es que la veamos en ejecución.

El doctor Oscar Iván ha venido ayudándonos muchísimo a ver si finalmente tenemos ese acuerdo. Mela muestra después sobre el terreno, con la maquinaría allá prendida. Ojalá podamos abrir rápidamente esa licitación y que el país vea emprendida esa obra.

En el orden de los temas que trajo el doctor Juan Martín, la Comisión de Regulación de Transporte. Yo estoy de acuerdo. Es inútil que los gobiernos discutan las buenas ideas. Las buenas ideas hay que ejecutarlas.

Yo acojo literalmente lo que dijo el doctor Juan Martín sobre eso. Dio todas las razones. ¿Para qué los vamos a fatigar a ustedes repitiendo esas razones? Hagámoslo, preparemos bien el proyecto y lo presentamos el 16 de marzo al honorable Congreso.

Aquí hay una representación muy importante del Congreso de la República, que ellos nos ayuden para crear esa Comisión de Regulación de Transporte.

Pienso que ahí hay una serie de temas muy delicados que maneja el Ministerio sin la exclusividad y sin la independencia que podría tener una Comisión de Regulación, y nos ayudaría muchísimo. No lo discutamos. Manos a la obra. Doctora Carolina, doctor Andrés Uriel y doctor Óscar Iván, en la agenda legislativa del 16 de marzo. Ayúdenos, doctor Juan Martín, a concebir bien el proyecto.

No tengo reacción sobre su preocupación por las acciones populares. Vamos a estudiar el tema.

El tema de la tutela. Yo sinceramente creo que lo que hay que hacer es regular, reglamentar, el tema de la tutela sobre sentencias de las Altas Cortes, sin despojar de la competencia a la Corte Constitucional.

Les hago esta confesión: yo no vi necesaria la creación de la Corte Constitucional en Colombia. A mí me parecía que el control constitucional a cargo de la Corte Suprema de Justicia tenía una buena tradición en Colombia, había sido acertado. Pero el constituyente del 91 creó la Corte Constitucional y trajo esa figura tan importante que es la tutela, que ha hecho que los colombianos sientan la Constitución no como algo lejano, sino como algo inmanente, asible.

La mayor preocupación sobre la inestabilidad jurídica, a mi juicio, a futuro no debe ser fallos que en el pasado haya producido la Corte Constitucional, sino el enfrentamiento de jurisdicciones.

He escuchado dos tesis para defender que en cada órgano de cierre de cada jurisdicción se resuelva, mediante un procedimiento especial, el tema de la tutela contra las sentencias de esos órganos de cierre.

Dos tesis. Primero, que cada órgano de cierre debe ser competente para resolver lo que haya ocurrido en su jurisdicción. Y segundo, evitar que se repitan los fallos producidos por la Corte Constitucional, que han creado mucha zozobra jurídica, de impactos económicos controversiales.

La Corte Constitucionales órgano de cierre. Si vamos a la teoría de los órganos de cierre, ella es el órgano de cierre, el órgano competente en materia constitucional. Y no es un juicio de valor. Es lo que está escrito en la Constitución, gústenos o no.
La tutela es una figura de creación constitucional. Los derechos fundamentales tutelables y los sociales tutelables, en la medida que estén relacionados con los fundamentales, están en el nivel constitucional. Son todas materias constitucionales. Por eso yo creo que no podemos despojar a la Corte Constitucional, que es el órgano por excelencia para estas materias, de esa competencia. Reglamentémoslo.

Ahora, para el tema de seguridad jurídica a futuro, me parece más preocupante la dispersión de jurisprudencia, ante la hipótesis de reconocerle a cada órgano de cierre la competencia para resolver estos asuntos, que la unificación de jurisprudencia en la Corte Constitucional.

Y también hay que permitir que las cortes maduren. La Corte Constitucional es muy joven. Estamos celebrando ahora ya centenarios de la Corte Suprema. La Corte Constitucional apenas nació en el año 91, se integró para el 92. Es muy joven y uno confiaría que todo ese proceso de crítica en Colombia lleve a la Corte Constitucional a poner mucho cuidado a futuro sobre los fallos, para no crear en Colombia falta de certeza jurídica o para no crear dudas sobre la normatividad económica.

Llamo la atención sobre eso. Creo que era una buena reglamentación nos ayudaría en el tema.

Pactos de estabilidad jurídica. Me sorprendió mucho la propuesta del doctor Juan Martín. Estudiémosla. Yo no sabría decirles si la ley que nos aprobó el Congreso hace año y medio, autorizando al Gobierno a firmar pactos de estabilidad con los inversionistas, es aplicable en este caso. De pronto con los concesionarios. Pero me parece muy pertinente estudiar esa posibilidad. Yo le pediría al Ministro que, con el doctor Óscar Iván, la miremos, a ver qué respuesta se le puede dar a la Cámara de Infraestructura.

Concesiones mixtas, financiaciones, contratación. Yo creo que allí hay mucha claridad, en cuanto a concesiones mixtas y financiaciones, en el Ministerio y en Planeación Nacional. Y veo que hay relativa tranquilidad sobre el avance de la ley de contratación.

Pliegos. Yo tengo confianza en dos puntos. Primero, en lo que definió el decreto 2170 de nuestra administración: la publicación con amplia difusión de los prepliegos. Eso ha sido bueno, eso ha generado en la instancia del prepliego una gran discusión, yo creo que eso ayuda mucho en transparencia. Y tengo confianza en la nueva ley de contratación.

El tema del desarrollo logístico. Ahí quiero hablarles de la reforma tributaria. Miren: la reforma tributaria no tiene mayores avances en IVA, no hay voluntad política, no hay convicción política en el Congreso de la República de que eso convenga. Y eso hay que decírselo con claridad al país.

El Ministro de Hacienda hizo la tarea, presentó la propuesta, una universalización del IVA, con la propuesta de volverles a unos sectores sociales sus aportes, y finalmente el Congreso de la República, empezando por nuestras bancadas, dijeron no. Y esas son decisiones de la democracia que hay que respetar.

En la parte de rentas de trabajo la reforma a nadie afecta. Yo creo que es muy buena en la parte de tributación corporativa. Y ahí logra algo que ha sido bandera de este Gobierno: que la tributación ayude a la inversión.

Históricamente Colombia no le ha asignado importancia a los estímulos tributarios como factores de promoción de inversión. Nosotros lo hemos hecho, y eso ha resultado bien.

La reforma tributaria mantiene unas exenciones que hemos creado al tema de la reforestación, de los cultivos de tardío rendimiento, al tema de las energías alternativas. Reduce la tarifa de renta, no significativamente. Pero lo más importante: las normas complementarias a la tarifa de renta.

Primero, se convierte en norma permanente la deducción de un porcentaje de las nuevas inversiones, será del 25 por ciento lo aprobado hasta ahora por las comisiones de Senado y Cámara.

Pienso que eso ayuda muchísimo. Y empieza a crear una diferencia en Colombia entre el tratamiento que se le da a quien no hace inversiones y el tratamiento que se le da a quien hace inversiones. Yo creo que es mejor ese diferencial, que simplemente rebajarle la tarifa a todo mundo.

Las reformas de los años ochenta en el mundo, demostraron que la reducción de tarifas para todo el mundo, lo mismo para aquel que invierte que para aquel que ni invierte, pueden mejorar el recaudo en los años subsiguientes pero no promocionan inversiones, y al no promocionar inversiones no garantizan un incremento de recaudo en un horizonte de largo plazo.

Nosotros creemos que en lugar de simplemente rebajar tarifas, hay que crear estímulos para las inversiones.

Uno compara los estímulos que estamos creando en nuestra reforma tributaria con los que hay en los Estados Unidos. Los estímulos de los Estados Unidos muchos los critican con el argumento de que permiten simplemente apropiar más renta. Los nuestros no son por apropiación de renta, sino para inversiones.

Los estímulos de los Estados Unidos en vivienda los critican con la tesis de que estimulan mucho olas especulativas en propiedad inmobiliaria. Los nuestros son para resolver problemas de vivienda social. Allí hay dos diferencias esenciales entre nuestra orientación de estímulos en la tributación y lo que uno ve en los Estados Unidos.

Para educación de logística, en los términos del doctor Juan Martín, yo quiero invitarlos a ustedes a revisar la reforma tributaria. Yo creo que tiene que ayudarles muchísimo.

Y los congresistas han introducido otro elemento muy importante: en nuestra deducción de hace tres años, se favorecían las inversiones de las empresas existentes, pero no de las empresas nuevas. ¿Cuál es la innovación para las empresas nuevas? Que un porcentaje de la inversión inicial de las empresas que nacen, se vuelve deducible. Entonces para poderlo deducir se lleva pérdidas, y se concede un plazo amplio para utilizar esas pérdidas como criterio fiscal.

En síntesis, a través de deducciones se va a pagar buena parte de la inversión de las empresas nuevas.

Cuando oí al doctor Juan Martín sobre el tema del desarrollo logístico, veía que allí en la reforma tributaria hay una gran respuesta, muy positiva, para la dotación en las empresas existentes, y para las empresas nuevas.

Déjenme hacerles algunos comentarios sobre otras dos leyes de gran importancia: el proyecto de reforma constitucional de transferencias y la ley de capitalización de Ecopetrol. Empiezo por esta última.

Miren: lo importante que ha podido hacer nuestro Gobierno en materia fiscal, no es tanto lo tributario. En lo tributario en aquello que yo creo es en los incentivos para el crecimiento. Lo importante en nuestro Gobierno es la reforma administrativa.

Nosotros hemos reformado 300 entidades del Estado colombiano y vamos a reformar todas las que alcancemos en estos cuatro años, empezando por las clínicas del Seguro Social, cuya reforma apenas empieza.

Estas reformas han traído unos ahorros ya cuantificados y otros no cuantificados. Cuando hablo de los ahorros no cuantificados, menciono en el encabezamiento de los ejemplos a Telecom. ¿Qué le habría pasado a este país si no hacemos la reforma de Telecom? ¿Ustedes se imaginan, apreciados compatriotas, el Gerente de Telecom acudiendo al despacho del Ministro de Hacienda a decirle: ‘présteme los 500 mil millones para pagarles a los pensionados’?

La reforma de Telecom ha asegurado el pago de las pensiones con ingresos de la empresa, ha traído estabilidad laboral, y nos permite tener hoy en caja 650 millones de dólares, para invertir en los próximos cuatro años en necesidades tan grandes para el país como banda ancha, Internet. El país ha mejorado muchísimo en telefonía móvil, pero tiene grandes atrasos en otros componentes de este sector, y definitivamente en la lucha contra la pobreza ese es hoy un sector esencial.

Del Plan de Desarrollo, lo que está totalmente asegurado hoy es esa inversión en telecomunicaciones, gracias a que los dineros están en caja.

Yo les he dicho a los compatriotas y se los digo esta noche a ustedes: ¿que es preferible, para ir pensando en el caso de Telecom? ¿Que la Nación hubiera seguido siendo dueña del ciento por ciento de una Telecom quebrada y sin futuro, o que la Nación sea dueña como es hoy del 50 por ciento menos una acción de una Telecom próspera?

La vieja era una mortuoria, sin patrimonio. La nueva es una empresa promisoria.

Trasladémonos a Ecopetrol. Hace cuatro años el país estaba perforando diez pozos de petróleo al año, este año perfora entre 47 y 50. Un gran crecimiento, pero todavía no hay hallazgos importantes.

Hace cuatro años estábamos haciendo 1.200 kilómetros de sísmica al año, hace un mes en lo acumulado de este año llevábamos 16 mil 500. Pero todavía no hay hallazgos importantes de petróleo.

Aquí no más, en frente de Santa Marta, tenemos una concesión que hoy está buscando petróleo y gas en dos millones de hectáreas. Los socios son Ecopetrol, Petrobras y una empresa, creo que es norteamericana. Todavía no se ha confirmado hallazgos, aunque eso es promisorio.

Hace cuatro años Ecopetrol invertía 500 millones de dólares al año, este año invierte 1.400 millones de dólares. Hay un gran crecimiento en esa inversión, pero todavía no hay hallazgos importantes.

¿Qué tememos nosotros? Que si no aumentamos sustancialmente los niveles de inversión, la empresa puede perder las reservas y, por ende, el valor.

Y en Colombia hay unos campos relativamente probados de crudos pesados, cuya explotación es hoy rentable. Hacia allá queremos orientar las nuevas inversiones de Ecopetrol.

Para eso necesitamos estos recursos. Y en un momento en el cual hay confianza en el país, ¿por qué desaprovechar la oportunidad y negarnos a capitalizar el 20 por ciento de Ecopetrol?

El debate ha sido intenso en todo el país, con el sindicato, con algunos sectores políticos, con nuestros propios compañeros de bancada. Y necesitamos que el Congreso de la República convierta el proyecto en Ley, ya ha sido aprobado por las comisiones, y que la opinión pública nos legitime ese proyecto.

A semejanza de Telecom, yo creo que para el futuro será mucho mejor para los colombianos que la Nación sea dueña del 80 por ciento de una Ecopetrol próspera, que del ciento por ciento de una Ecopetrol sin reservas.

Ahora, nosotros hemos dado la siguiente respuesta, porque nos proponen: hombre, no la capitalicen con terceros, capitalícenla con reservas del Banco de la República. Hemos dado todas las explicaciones de por qué no se puede y no es conveniente.

Valen más de 15 mil millones de dólares hoy, pero son justicas, para responder por siete , ocho meses de importaciones, en un país que este año puede importar 25 mil millones de dólares.

Son justicas para atender una crisis de financiamiento, en un momento que ojalá no se presente. Las maneja el Banco de la República. Su buen manejo, a pesar de que aparentemente no es muy rentable, de todas maneras les da posibilidades de endeudamiento al sector público y al sector privado colombiano en condiciones muy razonables.

Nos han presentado otras fuentes de financiamiento y hemos explicado por qué no se puede, y finalmente les he contestado a mis compatriotas en esos debates: fuentes extraordinarias de financiamiento de dudosa conveniencia, debería aplicarlas un país que no tuviera confianza inversionista. Pero si nosotros tenemos la ventaja de que los inversionistas nos creen, tenemos la posibilidad de hacerlo, ¿por qué lo desperdiciamos?

El año pasado tuvimos inversión extranjera neta en Colombia de 5 mil 400 millones de dólares, este año va a ser de 6 mil, y uno empieza a hacer comparaciones buenas para Colombia.

China lleva muchos años con inversiones de 54 - 60 mil millones de dólares, pero tiene 1.400 millones de habitantes. En el per cápita Colombia empieza a tener ahí una inversión muy importante. A mí me sorprende cuando veo que la inversión extranjera directa en el Japón en el año 2003 fue de 6 mil millones de dólares, igualita a la que va a tener Colombia este año.

Entonces un país que empieza a tener estas posibilidades, ¿por qué las rechaza para poder capitalizar a Ecopetrol?

El Gobierno ha asumido el compromiso de que ese dinero es un dinero que se manejará como capitalización para el crecimiento y fortalecimiento de la empresa. No como venta para traer ese recurso al gasto público. Esa es otra garantía que damos.

Ayúdennos a aclimatar en la opinión pública ese paso, que es de gran trascendencia.

Y ayúdennos con las transferencias. El debate ha sido muy intenso. Agradezco mucho a los congresistas que hoy tuvieron la paciencia de acompañarnos en esas largas horas, pero muy fructíferas, en Valledupar.

¿Qué queremos nosotros? Nosotros queremos fortalecer la descentralización sin quebrar a la Nación. He ahí el equilibrio.

Aquí nadie está proponiendo recortes. Yo les decía: hombre, no hay recortes. Las transferencias en el año 2000 valían nueve billones, en el 2001, el año entrante valdrán 17 billones y medio.

Están creciendo año tras año. No crecen tanto como deberían haber crecido con la fórmula de la Constitución del 91, pero es que era impracticable.

¿Qué ganan los colombianos si el Gobierno les dice a las regiones: sí, yo les doy 10, y a la hora de la verdad no les puedo dar sino cinco.

No se puede desconocer que el déficit y el endeudamiento, que contribuyeron a la crisis del país en los años 1999 y 2000 y que contribuyeron a que a Colombia le quitaran el grado de inversión,anunciaron muchos años antes.

Cuando se promulgó la Constitución del 91 muchos analistas serios dijeron: ‘cuidado con el déficit’. Y el país en pocos años pasó, no solamente por eso, es apenas una de las causas pero no se puede desestimar, de una situación de equilibrio a una situación de alto déficit. Nosotros recibimos un déficit consolidado del 4,2 (por ciento).

Y de una situación muy sana en endeudamiento a un endeudamiento que hace cuatro años, neto, era del 48 por ciento del PIB, hoy está en el 33.

Nosotros creemos que es impracticable regresar a la fórmula de la Constitución del 91, hoy nos costaría cuatro y medio – cinco billones de pesos adicionales, por año, primer año, me recuerda la Directora de Planeación. No tenemos manera de pagarlo.

¿Es malo lo que estamos proponiendo? No, es muy presentable. El Congreso ha venido aprobando mucho más, mucho más de lo que propuso el Gobierno inicialmente.

En el año 2008 deberían crecer las transferencias, de acuerdo con lo aprobado hoy en la Comisión Primera de la Cámara y ya aprobado por el Senado, inflación más cuatro. En año 2009, inflación más cuatro. En el año 2010, inflación más tres y medio. En el año 2011, inflación más tres. En el 2016 se atan de nuevo a los ingresos corrientes de la Nación.

Y la fórmula es el promedio de crecimiento de los ingresos corriente de la nación en los últimos cuatro años. Además, si la economía crece por encima del cuatro por ciento, todo lo que crezca por encima del cuatro por ciento, se refleja en incremento para las regiones. Si no crece la economía, la Nación les tiene que cumplir a las regiones.

Es decir, la fórmula es presentable. Es defensable en todas partes. Está prevista para que el país logre las plenas coberturas de educación, de salud, un gran avance en saneamiento básico, etcétera.

A mí me preocupa mucho que vayamos a tener una dificultad con el tema. Porque es efectista el argumento político de que estamos afectando la descentralización. De ninguna manera. No se afecta una sola de las competencias de descentralización.

No les voy a repetir a ustedes las siete horas de debate en Valledupar, pero tengan la certeza de que no se afecta una sola de las competencias de la descentralización.

Lo peor que le puede pasar a las regiones es que el Gobierno Nacional, por ganarse un aplauso, acepte una fórmula impracticable de transferencias. Al otro día nos encarecen la tasa de interés.

No podemos olvidar que hace cuatro años estábamos debatiéndonos en una crisis de TES. Los intereses de los TES se pusieron al 17 – 18, y la gente no quería invertir en los TES.

A mí me dicen: ‘no, es que usted va a romper el pacto constitucional de descentralización por atender a Wall Street’. No, el problema no es con Wall Street. El 70 por ciento de la deuda pública colombiana es con colombianos, con los trabajadores, con los Fondos de Pensiones.

Ahora que necesitamos que los Fondos de Pensiones inviertan en este sector de infraestructura, qué tal que los fuéramos a defraudar con la deuda que tiene la Nación contraída con ellos por una mala decisión en materia de transferencias.

Y las regiones y el sector privado deben entender esto: las malas decisiones del manejo de la economía por parte del Gobierno Nacional, cuando producen el resultado de que cierran los mercados de financiamiento, recortan los plazos, aumentan las tasas de interés, inmediatamente eso repercute en las regiones y en el sector privado.

Los departamentos y los municipios están hoy en una bonanza de crédito, porque están consiguiendo créditos muy largos, a muy largo plazo y a muy baja tasa de interés. Con un desacierto en materia de transferencias, eso se pierde.

Ahora, ha aparecido un tema, a raíz de unas declaraciones valerosas de la doctora Carolina Rentería en un periódico. Que es que el Gobierno Nacional lo que quiere es premiar la infraestructura y olvidar el desarrollo humano. De ninguna manera.

Las transferencias estás definidas para que el país logre en estos cuatro años plenas coberturas en salud y en educación, un gran avance en esa infraestructura, que es saneamiento básico. Pero no podemos olvidar esta infraestructura que los ocupa a ustedes.

A mí me tocó una contradicción que por fortuna se viene resolviendo en el país. A toda hora era: ‘Uribe no invierte sino en guerra y no hay inversión social’.

Apenas empezamos a mostrar los avances en educación, en régimen subsidiado, ahora ojalá podamos tener éxito en la Banca de Oportunidades, ya el debate fue otro.

¿Y qué he visto? El alcalde que más inversión social es el que más Policía pide. Hoy los colombianos, por fortuna, para bien del país, entienden que la seguridad no es un tema de las derechas, no es un tema militarista, no es un tema del fascismo, sino un valor democrático y una fuente de recursos.

Si no hay inversión en seguridad, no hay el marco para que la economía prospere y poder obtener los recursos para la inversión social.

Pero ahora quieren presentar otra contradicción. La contradicción entre esta infraestructura de competitividad y el desarrollo humano. No lo puede haber. El país no logra financiar sosteniblemente un desarrollo humano, si no hace una gran inversión en infraestructura que le permita ser competitivo. Y ayudar a ponerle una base de infraestructura sólida al crecimiento económico.

Nosotros queremos dejar al país con un horizonte de largo plazo despejado de crecimiento económico. Por eso todos los esfuerzos para la inserción de la economía colombiana en la economía mundial. Por eso vamos a firmar el lunes el acuerdo con Chile.

Nos entusiasma mucho, desde el punto de vista de la inversión. Más importancia que al comercio, el acuerdo de Chile la tiene por la inversión.

Los chilenos tienen casi 60 mil millones de dólares en sus fondos de pensiones y tienen treinta o cuarenta mil millones desocupados. Y miran a Colombia con mucho entusiasmo y quieren invertir aquí. Y nosotros lo que queremos es hacer este país atractivo para que vengan esas inversiones a nuestro país.

Entonces nosotros logramos un crecimiento económico despejado por una serie de variables, no lo podemos afectar, como ustedes muy bien lo han reclamado, por falta de infraestructura.

Yo creo que hay que crear la conciencia en el país de que necesitamos llevar de la mano infraestructura y desarrollo humano, y que no puede alegarse en contra del proyecto de las transferencias que va en desmedro del desarrollo humano.

Ayúdenme a crear una gran conciencia ciudadana sobre la necesidad de unas transferencias juiciosas, porque de pronto nos va a tocar ahora una campaña política intensa para explicarles a los colombianos que no hay tal recorte, para explicarles a los colombianos que no hay tal anulación de la descentralización.

Por ejemplo, algunos de mis críticos van a la oficina y entonces me piden unas carreteras en Norte de Santander, etcétera. Les digo: muy bien, estamos bregando a financiarlas. Hay pedido de carreteras pero enseguida: voten reforma tributaria, nada; voten Ecopetrol, nada; voten transferencias, nada; entonces el discurso es: ‘gobiernos tan malos, no hacen la carretera, no le responde a las regiones’. Y el discurso es: ‘y además quiere acabar con la descentralización y quiere privatizar a Ecopetrol’. Es muy difícil así.

Les reclaman a los gobiernos y ese reclamo es justo y esas carreteras hay que hacerlas, pero también les deben dar a los gobiernos instrumentos.

Ahora, dicen: ‘no, es que el Gobierno Nacional lo que quiere es sustituir a las regiones’. Yo le recordaba esta tarde a los gobernadores lo siguiente: el Gobierno Nacional financia el 70 por ciento de los Transmilenios, pero los alcaldes tienen un gran manejo en toda la ejecución de la obra y después en la operación. Nosotros estamos haciendo un aporte en financiación, muy importante, pero no estamos sustituyendo sus competencias de ejecución y sus competencias de operación.

Estamos realizando planes de agua con los 32 departamentos de Colombia, invitándolos a que pignoren regalías, invitándolos a que pignoren transferencias. Eso va a ser muy importante para el país y para el sector de ustedes de infraestructura, pero ellos los van a ejecutar, el Gobierno simplemente se reserva unas facultades de vigilancia, de interventoría.

Ahora, les propongo una reflexión: asumamos que entregamos todo lo que nos están pidiendo en transferencias, que volvemos a la fórmula del 91. Y aquí tienen 5 billones adicionales por año. ¿Quién hace las grandes vías que ustedes están reclamando?

Con o sin descentralización, con más o menos descentralización, las tiene que hacer la Nación. Esa plata se riega y nadie las hace. Esa plata se riega y no hacen las vías de Buenaventura.

Entonces nosotros necesitamos sacar esa agenda legislativa para que ayude a financiar eso.

Está tarde, pero es viernes, y el único que no puede decir ahora que está cansado soy yo porque les llegué tarde. O sea que ustedes tienen derecho a hacer cuantas preguntas, comentarios y objeciones quieran proponer. Tienen la palabra ustedes.

Muchas gracias.

 
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