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CLAUSURA DEL CONGRESO DE FENAVI
Septiembre 06 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

Quiero dar un saludo muy afectuoso a todos ustedes. Llego nuevamente a esta instancia de deliberación con ustedes, en la convicción de que ha sido uno de los sectores solución de los problemas sociales del país.

Durante años de crecimiento del desempleo, el sector avícola generaba empleo. Durante años de decrecimiento de los ingresos laborales, el sector avícola generaba ingresos laborales.

Y por supuesto, avisado de las preocupaciones de ustedes por el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, y por la Reforma Tributaria.

El Presidente de la República ante estos eventos tiene dos opciones: o esconderse, quedarse por allá en un Olimpo, para que se tranquilicen algunos críticos, para que no haya interpretaciones capciosas, o acudir a dar la cara a los compatriotas, a buscar soluciones, a deliberar.

Yo creo en el gobierno comunitario, y es el que he practicado. Este país de tanta confrontación, ha visto con sorpresa que los que más han animado el diálogo con los violentos, son los que más han criticado el diálogo del Gobierno con las gentes que trabajan honestamente.

Por eso yo no dudo en la decisión que tomé desde hace cuatro años, de vivir en permanente deliberación con mis compatriotas.

Los temas son muy difíciles, casi nadie puede decir tengo la última palabra.

El gobernante tiene que liderar, y una de las maneras de liderar es reconocer que no se tiene la última palabra, reclamar el derecho a la equivocación oficial, y también liderar el correctivo, y examinar en la deliberación popular el conjunto de opciones que vayan mejorando la construcción de las políticas públicas.

La última palabra en la política pública no la tiene el gobernante, ni la tienen los críticos. La mejor palabra en la política pública es la que se va construyendo en el proceso de deliberación.

Empieza una Reforma Tributaria de esta naturaleza, y hay que entender que son naturales las críticas.

Y por supuesto, el Presidente de la República, en lugar de esconderse, tiene que estar con el equipo de gobierno, con toda prudencia pero con toda responsabilidad, buscando opciones para los diferentes sectores de la economía, porque de ellos depende la generación de empleo, porque estamos en un mundo en el cual hay opciones de inversión en muchos países, porque el capital hoy se traslada de una parte a otra, con facilidades que no tenía en el pasado.

Por eso, hechas estas aclaraciones, permítanme decir lo siguiente: no vengo a hablar de lo bueno. Al Gobierno le corresponde estar mirando la crítica, estar mirando lo que tiene dificultades a ver cómo lo supera.

En el tema del TLC yo les rogaría a ustedes considerar unos puntos:

Primero, yo comparto sus preocupaciones, y sé que nosotros tenemos el deber de buscar con ustedes soluciones, y sé que el tema no se puede desconectar del tributario. Pero también hay unas soluciones que necesitan un proceso de maduración.

Por ejemplo, las normas aduaneras que el Gobierno debe expedir, no se pueden improvisar. No podemos hacer anuncios sin tener la certeza de que las podemos expedir, sin haber madurado suficientemente sus contenidos.

Los anuncios que el Gobierno ha hecho en estos días sobre las electrificadoras, Corelca, la capitalización de Ecopetrol, el Seguro Social, son temas que hemos venido madurando en cuatro años, ninguno de ellos improvisado.

El Gobierno se habría abstenido de hacer esos anuncios, de no tenerlos suficientemente estudiados.

Por contraste, el tema, que es una de las preocupaciones de ustedes, de las normas aduaneras, para evitar que no haya distorsiones en la aplicación del TLC, es un tema que el Gobierno lo recibe como una justa petición de ustedes, pero que tenemos que estudiarlo cuidadosamente, definir los contenidos y producirlos oportunamente.

Yo sobre ese tema quiero expresarles a ustedes toda la receptividad de parte del Gobierno, pero al mismo tiempo pedirles que tengamos prudencia para construir las mejores normas, las más transparentes, y sentido de oportunidad, para determinar en qué momento es conveniente para el país disponerlas, expedirlas.

Más adelante me referiré al tema de la Reforma Tributaria, que ustedes lo han planteado en diversas ocasiones, en concordancia con el tema del TLC.

Sobre el TLC hay esas dificultades, pero yo creo que han sido agravadas por la coyuntura internacional de precios. En otras circunstancias de precios, que se vivieron antes de la alarma por la gripa aviar, no habría habido tanta preocupación por las normas negociadas en el TLC.

Confiemos que una gradual recuperación de precios internacionales y las normas que nosotros podamos dictar en materia aduanera, nos ayuden a despejar esas preocupaciones.

Ustedes han planteado unos objetivos muy ambiciosos en materia de consumo per cápita de huevos y de consumo per cápita de carne de pollo. Yo pienso que en la medida que el mayor volumen exportable de Colombia ayude a mejorar el ingreso, el empleo de nuestros compatriotas, en alguna forma se van a facilitar esos objetivos ambiciosos de ustedes en consumo de huevo y de pollo. Les ruego mirar esa parte, que es bien positiva.

El doctor Rafael Serrano Urdaneta se refirió a una serie de puntos positivos, los enumeró, pero también mostró un escepticismo en su intervención sobre el resultado consolidado de esos puntos, para contrarrestar las preocupaciones.

Yo diría que hay otras circunstancias que empiezan a cambiar muchísimo, y a favor de Colombia.

Hace dos años y medio el azúcar parecía no tener futuro. En el Caribe se estaban destruyendo las plantaciones de azúcar. Aquí nadie se atrevía a recomendar que se sembrara una hectárea más de caña, una depresión del precio que parecía no tener un horizonte de recuperación.

¿Qué ha pasado? El encarecimiento del petróleo, la convicción en los mercados mundiales de que no es una situación coyuntural, la amenaza de que en pocas décadas puede o haberse agotado el petróleo o haberse llegado a la imposibilidad de utilizarlo, ha acelerado la confianza y ha acelerado el interés del mundo por buscar combustibles alternativos, como los biológicos.

En eso Colombia tiene inmensas posibilidades, y eso ha empezado a recuperar y a cambiar totalmente lo que se veía en azúcar. Todo producto que hoy tenga la posibilidad de un uso alternativo para energía, es un producto que empieza a tener unas referencias de cotización de precios muy diferentes.

Yo empiezo a ver lo mismo en el maíz. La conversión de grandes áreas, en países cultivadores como los Estados Unidos para que ese maíz se dedique a Etanol, va a tener que producir tarde que temprano una tendencia de largo plazo en el precio del maíz.

Creo que allá se les puede encarecer en exceso y aquí tenemos grandes posibilidades de aumentar las áreas cultivadas, con beneficios de competitividad para sectores que lo consumen como su principal materia prima, tal el caso de la avicultura.

Les rogaría que empezáramos a mirar eso, y a conectarlo con el proyecto de Ley “Agro, ingreso seguro”, que el Gobierno con total buena voluntad ha venido concertando con ustedes.

Por ejemplo, los fenómenos de integración de maíz, soya para mejorar suelos e instalación de industria avícola en los Llanos, son promisorios. Y a medida que siga esta tendencia en el mercado mundial de combustibles, serán más promisorio.

Por supuesto, ustedes, en esa región como en otras, han reclamado vías de comunicación. Ahí estamos haciendo un gran esfuerzo que se incrementará, para no citar sino el proceso de pavimentación de la carretera de Puerto López a Puerto Gaitán.

En la conexión de la avicultura con algunos productos del agro, uno ve asomar una oportunidad para Colombia, que yo rogaría que la miráramos.

Para cerrar este tema del TLC, permítanme invitarlos de nuevo a que siga el diálogo del gremio con el Gobierno, y a que las medidas aduaneras que el Gobierno tiene la voluntad de expedir, se expidan en el momento oportuno de la conveniencia nacional y con los textos debidamente depurados, para que sean textos acertados.

¿Qué seguridad les puedo dar? La seguridad de que se hará todo el esfuerzo para que esas medidas eviten las distorsiones, el contrabando técnico, los temores que ustedes han venido expresando.

En cuanto a la reforma tributaria, hay que tener mucha paciencia en esta deliberación. Es tan grave pedirle al Gobierno que no delibere, como irse al extremo de crear una atmósfera impaciente de total desilusión.

El país, durante muchos años, venía pidiendo una reforma estructural. Tenemos la voluntad de sacarla adelante. Por supuesto, ese ha sido un proceso difícil, donde hay que proponer, acometer, deliberar, escuchar, rectificar. En ese proceso estamos.

Mañana empiezan una serie de reuniones con ponentes y directores de las diferentes bancadas del Congreso de la República. Y confío que el equipo económico del Gobierno y estas fuerzas del Congreso, al recoger los diferentes comentarios que se dan en la deliberación nacional, nos permitan ir llegando a un acuerdo de una reforma tributaria verdaderamente estructural, que sea buena para el país.

Que sea estructural es una de las aspiraciones del Gobierno, que por lo menos la reciba como estructural un sector de la academia económica. Pretender que toda la academia económica la califique como estructural es utópico. ¿Por qué? Hay muy diferentes conceptos de lo que es una reforma estructural.

Una reforma estructural que como tal sea recibida por un sector de la academia económica, nos ayuda a que haya mejor confianza inversionista en Colombia. Confianza que se acrecienta. Hoy por ejemplo se ha venido presentando una formidable colocación de bonos del Estado colombiano en los mercados internacionales a 30 años de plazo. Con eso no podíamos soñar hace pocos meses. Es un indicativo de confianza en Colombia.

Si logramos una reforma estructural, eso aumenta la confianza en Colombia.

Y uno de los temas que reclaman los colombianos es que no haya tanto cambio en la normatividad tributaria, frecuentes reformas tributarias. Una reforma estructural equivale a una reforma estable en el tiempo.

Hace pocos días le preguntaba yo en su posesión al presidente Alan García del Perú si él se proponía a introducir reformas tributarias en su país, y me dijo: no, Perú tiene una legislación tributaria estructural, seria, creíble, que da confianza, que ha garantizado estabilidad y que se debe dar la garantía de que siga siendo estable.

El Gobierno añora que una reforma tributaria con esas condiciones sea una reforma que garantice estabilidad, en esa tan sensible normatividad, que es la normatividad de la tributación.

Pero además de que sea estructural, el Gobierno busca que esa reforma ayude al crecimiento, que contribuya a financiar ambiciosas metas sociales, de superación de pobreza, de construcción de igualdad, que simplifique y que ayude a que nos devuelva el grado de inversión.

Que ayude al crecimiento. Una de las carencias que ha tenido el desarrollo práctico de la economía colombiana, es que aquí se le niega el mérito a la tributación como factor incidente en el crecimiento.

Hace tres años, el Gobierno logró sacar adelante la deducción del 30 por ciento para las nuevas inversiones generadoras de renta, y tuvimos que hacerlo con mucha oposición de analistas económicos, de grupos de estudio, de amplios sectores del Congreso, y con cualquier clase de reservas en el equipo económico.

Y el resultado nos ha dado la razón. Cómo ha crecido la inversión en estos años en Colombia. Que todo el mérito no lo tiene el estímulo tributario es cierto, hay otros factores, pero los sondeos hechos a los inversionistas, en el caso de mayor pesimismo, dicen que la deducción ha contribuido a que por lo menos aceleren inversiones que tenían programadas para un plazo mucho más largo.

El Gobierno propone rebajar la tarifa de renta y adicionalmente darle un estímulo a la inversión. ¿Qué estímulo a la inversión? Que los inversionistas puedan deducir el ciento por ciento de la inversión como depreciación en el primer año.

Cuando el Ministro de Hacienda examina este punto con sectores de la producción, sacan la calculadora o el lápiz y hacen la cuenta, empiezan a encontrar que es un gran estímulo.

Y a mí, en la tarea de defenderla reforma, pero no de defenderla obstinadamente, de defenderla con un criterio deliberante, de escuchar y de dar argumentos y de buscar alternativas, me han hecho la pregunta: ¿Qué pasa si la relación de ingresos y de egresos en ese año, no le permite al contribuyente deducir o depreciar la totalidad de la inversión? La respuesta está dada. El saldo se convierte en un crédito fiscal, que el inversionista lo puede utilizar en los siguientes años, sin límite de tiempo.

Yo les rogaría a ustedes, apreciados compatriotas del sector avícola, estudiar ese estímulo. Pienso que puede ser un gran factor para impulsar el crecimiento de la economía.

Además de ese estímulo está propuesta una reducción de renta.

Ahora: ¿cuál es la diferencia entre este punto de la reforma y la filosofía de las reformas que se adoptaron en Colombia en el 86, en los Estados Unidos, en la administración Reagan, en Inglaterra, en la administración de la señora Thacher?

Aquí y allá simplemente se rebajó la tarifa para todo el mundo. Eso generó en los años inmediatamente siguientes a la aprobación de la norma, incrementos en el recaudo, pero no trajo estímulos a la inversión.

Y nada gana un país cuando una reforma tributaria le produce incrementos en el recaudo en el corto plazo, si esa reforma tributaria no estimula el crecimiento de la inversión, que es lo que finalmente genera incrementos en el recaudo en el largo plazo.

En este punto, para marcar la diferencia, la reforma nuestra tiene una consideración: no se le puede dar el mismo tratamiento al que no crece, del tratamiento que se le da al que crece.

Por eso la deducibilidad o depreciación del ciento por ciento de las inversiones en el primer año, se constituyen en el factor que traza la línea divisoria en el tratamiento al que crece que al que no crece.

Conocidas las inversiones de ustedes, las que tienen que hacer en le futuro, yo los llamaría en este congreso para que estudien esa propuesta, que yo creo que es altamente estimulante para la inversión.

Otro punto de la reforma es que nos ayude a financiar las metas sociales. La reforma hay que examinarla en concordancia con el proyecto de reforma constitucional para transferencias, que se presentará el día viernes al Congreso.

La reforma hay que examinarla en concordancia con el proyecto de ley de reforma a la Ley 100, que marcha en el Congreso de la República.

Nosotros confiamos que ese conjunto normativo: la tributaria, las transferencias, la de seguridad social, nos permita un ritmo de crecimiento y de inversión social que le facilite a Colombia lograr lo que nos proponemos en los próximos años: plena cobertura en salud, plena cobertura en educación básica, pasar de 600 mil a millón y medio de familias educadoras, para no hablar sino de unos pocos temas sociales.

Hace cuatro años el país tenía la pobreza en el 60 por ciento, en septiembre del año pasado en el 49, en septiembre tendremos una medición, y estamos estructurando de tal manera la agenda de lucha contra la pobreza de este cuatrienio, que nos permita en el 2010 bajar del 49 al 35.

Para que esa sea una meta intermedia que le facilite al país en el 2019, fecha de la Visión Colombia II Centenario, 7 de agosto de 2019, cumplir objetivos que son grandes desafíos en materia de reducción de pobreza. Este es otro punto de la reforma.

La reforma busca que al país se le retorne el grado de inversión. Lo perdimos en el año 99, lo perdimos en el año 2000. ¿Por qué lo perdimos? Por la violencia, por las pensiones, por el crecimiento del déficit fiscal, por el crecimiento del endeudamiento.

Ustedes saben que no hemos logrado la paz definitiva, que hemos avanzado en seguridad y hemos avanzado en un gran intangible: antes de nuestra administración hablar entre civiles de la dirigencia política del tema de seguridad, era exponerse a que a aquel que se refiriera a ese tema se le señalara de fascista, de apologista de la dictadura, de ciudadano de extrema derecha, de militarista.

El país, por una malformación histórica, había confundido la civilidad con la debilidad.

El gran intangible que hemos ganado en estos años de Seguridad Democrática, es que hoy nuestros compatriotas, casi que unánimemente, aceptan la seguridad como un valor democrático, como una fuente de recursos.

Cuando eso no se aceptaba, las calificadoras de riesgo veían tan grave el futuro colombiano que esgrimieron esa razón como una de las causas para quitarnos el grado de inversión.

Y esgrimieron el tema de pensiones, que bastante lo hemos corregido,

Ustedes saben los esfuerzos hechos en materia de reforma constitucional, en materia de reformas legales y los esfuerzos hechos para eliminar regímenes privilegiados de pensiones, altamente costosos, en 280 entidades del Estado reformadas.

Si bien hemos avanzado en materia de déficit fiscal, todavía nos falta mucho. Recibimos un déficit consolidado del 4,2. Ha estado alrededor del 1,5 – 2. Allí hay un gran avance. Pero el déficit del Gobierno Nacional central, que llegó a estar en el 6,5, todavía está en el 4,9.

Y eso ha tenido un agravante: en ese déficit del Gobierno Nacional central se contabiliza lo que se le tiene que transferir, que antes no había que hacerlo, al Seguro Social, para poder pagar las pensiones.

¿Por qué ahora sí y por qué antes no? Porque antes el Seguro Social pagaba las pensiones con sus reservas y con las cotizaciones de cada año.

El año pasado las cotizaciones del Seguro percibieron dos billones, el pago de pensiones costó seis, los cuatro billones de la diferencia los tuvo que pagar el Gobierno Nacional.

Y eso no nos ha permitido bajar por debajo del 4,9 el déficit del Gobierno Nacional central.

Pero la tendencia es buena, y aspiramos que la reforma, vía crecimiento, nos ayude a aumentar los recaudos para seguir bajando ese déficit.

Por supuesto, nos faltan temas. El tema de las regiones y este tema de la reforma tributaria estructural.

Confiamos que el Congreso de la República nos apruebe el proyecto de transferencias, que se ha venido concertando con gobernadores, con alcaldes. Yo diría que ha sido una concertación paciente, juiciosa.

Un proyecto de esos no deja a todo el mundo feliz, porque las regiones quieren más y más dinero, y el Gobierno tiene que buscar un punto de equilibrio, que es el que se ha venido buscando: cuánto hay que transferirles para lograr las metas de educación, de salud, de saneamiento básico. Y cuánto más no podemos transferirles por la delicada situación de las finanzas en el Gobierno Nacional central.

Invito a los colombianos a recibir serenamente el proyecto de transferencias que se va a presentar el viernes, a que le demos la más constructiva discusión en el Congreso de la República, y a que entendamos que la aprobación de unas transferencias razonables y de una reforma estructural tributaria, con visos estructurales, habrán de convertirse en dos piezas fundamentales para que podamos reclamar a las calificadoras internacionales de riesgo que nos devuelvan el grado de inversión.

Me dirán: bueno, Presidente, usted nos acaba de decir que hoy hubo una colocación voluminosa. ¿Cuánto colocaron finalmente, Viceministra? No han cerrado. Había una oferta muy grande, de alrededor de 3 mil millones de dólares para comprar bonos del Estado colombiano a 30 años.

Entonces me preguntarán ustedes: ¿Por qué si se dan esas operaciones, que demuestran una vigorosa, una sólida confianza en Colombia, el Gobierno tiene afán de recuperar el grado de inversión?

Porque si llegare a presentar una crisis financiera internacional, los países que no tengan grado de inversión pueden pagar un altísimo costo.

Por eso les pediría a ustedes una gran comprensión del objetivo de la Reforma Tributaria. Y a todos los colombianos una gran comprensión del mismo objetivo de la Reforma de Transferencias, que busca el Gobierno que nos ayuden a recuperar el grado de inversión.

Y otra característica que buscamos en la Reforma Tributaria es simplificar.

Hemos tenido un estatuto tributario de mil 100, mil 200 artículos. Confiamos que el nuevo sea un estatuto tributario que no exceda los 280 artículos.

Ahora: sabemos a dónde tenemos que llegar, cuáles son los objetivos que perseguimos, pero tenemos que mirar también con flexibilidad, en el proceso de deliberación, las críticas de nuestros compatriotas.

Miren, el Presidente de la Republica para lograr los objetivos macro, tiene que intervenir en lo micro. Uno de los problemas que ha tenido Colombia, es que ha sido un país con un magnífico discurso macro y con pésimo resultado. Porque se hace una proposición macro, pero enseguida no se prepara para incrementarla.

Aquí hubo magníficos discursos macros sobre un TLC con los Estados Unidos. Y eso se quedó en el discurso y nunca se implementó.

A mí, con el perdón de los Ministros, me ha tocado ahora intervenir en lo micro. Como lo tuve que hacer hace dos semanas con el tema de la carne de res.

Entonces había dos alternativas: o se queda el Presidente de la Republica descansando todo un fin de semana, simplemente pensando en el discurso macro, o interviene en lo micro para ayudar a desenredar el Tratado de Libre Comercio.

Yo he molestado mucho a los colombianos para que voten por mí. Y no soy el estilo de Presidente para negarme a la deliberación, ni para eludir la responsabilidad de lo micro.

Nos tuvimos que dedicar ese fin de semana. Qué tal que no. A desenredar ese tema, y lo desenredamos. Eso lo necesita el país.

Ahora, uno lo va haciendo. Todo ese fin de semana lo discutí con los Ministros. Le dije al uno: hombre, yo creo que este certificado de esta organización es suficientemente sólido. Y le dije al otro: lo que tenemos que preguntar es si la carne que nos van a mandar para acá tiene los mismos requisitos que los que se exigen en los Estados Unidos, para el consumo norteamericano. Y eso nos daría mucha tranquilidad. Y eso se despejó. Y en medio de mucha preocupación que tenían los ministros, por conceptos y prejuicios científicos, lo logramos desenredar.

Pero hay que intervenir en lo micro. Si no, nos habríamos quedado con el discurso macro del TLC, pero sin convertirlo en realidad.

He estado hablando con el Ministro de Hacienda sobre muchos temas de la Reforma Tributaria, como empiezo hablarlos con el Congreso, y tendremos que llegar a un buen acuerdo, con paciencia, laboriosidad, deliberación y búsqueda de opciones.

¿Cómo el Presidente de la Republica se niega a atender reclamos del sector hotelero, o de las cooperativas, o del sector de la industria editorial o de ustedes?

Entonces voy a dar una respuesta concreta a lo de ustedes, y por supuesto, hablarla con el Congreso y con el señor Ministro de Hacienda. Y que no haya malas interpretaciones. Porque el cuentecito ese de que andamos es dándole gusto a cada gremio, cuando la preocupación subyacente es la preocupación de salvar el empleo, lo que hace es crear muchas dificultades.

Yo como Presidente de los colombianos asumo esta responsabilidad. Ustedes tienen muchos riesgos que se derivan del TLC. Y el Gobierno los tiene que comprender. Y además de los esfuerzos que se hagan en materia aduanera, hay que hacer unos esfuerzos en materia tributaria.

Por norma general, artículos exentos de IVA que implican gravamen con tasa cero, sin posibilidad de recuperar lo pagado en la cadena, que se tiene que disolver por cuenta del fisco, por norma general esa categoría debe desaparecer de la legislación tributaria.

Por excepción, dadas las particulares y difíciles circunstancias del sector avícola, para el sector avícola debemos encontrar una exención, así nos cuente fiscalmente.

Y en la deliberación con el Ministro y el Congreso, debemos encontrar que se mantenga excepcionalmente para el sector avícola el tema de IVA exento, con un esfuerzo del Estado para la devolución.

Aquí no hay desautorización de ministros, sino búsqueda de soluciones a los problemas del país. A mí me afana dar reglas de juego con rapidez.

Cuando los gobiernos se llenan de malicia, cuando los gobiernos se llenan de suspicacia, cuando en los gobiernos nos volvemos finísimos para negociar y no revelamos las cartas a tiempo, lo que hacemos es crear desconfianza en los inversionistas.

Y un país con la pobreza de Colombia y con el desempleo de Colombia, tiene que darles a los inversionistas reglas de juego claras y oportunas.

Nosotros tenemos uno de los mejores Ministros de Hacienda del mundo. Y con la ayuda de Dios va ser Ministro ocho años.

Y cuando él jamás se me queja de que lo desautorizo, porque él es Doctor en Economía, yo soy un combatiente, que vivo en la deliberación con mis compatriotas, él jamás se me queja. Entonces que no se me quejen los defensores de oficio que de pronto le resultan, a decir: cuando el Presidente acepta un tema de estos, que esta desautorizando al Ministro de Hacienda.

Yo no puedo venir esta tarde a Fenavi, con los problemas que ustedes tienen, a decirles que vamos a ver, que sí, que no. Tengan la certeza que con la ayuda del Congreso, la comprensión del Ministerio, vamos a buscar por la vía de excepción una categoría de IVA exento con devolución por parte del Estado para la industria de ustedes, a fin de irles dando señales claras que no los desanimen en su actividad inversionista.

Espero que el tema de renta les ayude. Porque escuche con mucha atención al doctor Serrano Urdaneta, pero me preocupó que no se refirió en su magnífica intervención al tema de renta.

Ustedes se han convertido en un sector que reúne dos características: son intensivos en capital e intensivos en mano de obra. Y para un sector intensivo en capital como el de ustedes, esa depreciación del ciento por ciento el primer año, tiene que constituirse en un gran intensivo. Echen cuentas.

He sido muy extenso en esta intervención, y quiero escuchar dos o tres preguntas por parte de ustedes. Pero es que me tenían muy nervioso en la Presidencia, porque es que me dicen: ¿Cómo va a ir allá? Allá le van plantear estas quejas, y usted no se resiste y busca soluciones. Es mejor que no vaya. Lo van a regañar. Le van a decir que está despedazando la reforma.

Vengo aquí, como siempre he venido, con la solidaridad con unos compatriotas que tanto le aportan al empleo y al bienestar de este país, a invitarlos para que, con el Ministro de Hacienda y el Congreso, le busquemos solución a estos problemas y a reiterarles toda la buena voluntad del Gobierno Nacional.

Lo peor sería que el Presidente de la Republica, con su ausencia o con un perverso silencio, por salvar apariencias de ortodoxia, permitiera que este congreso que hoy se instala discurriere en sus deliberaciones en medio del pesimismo.

Si mi compromiso que acabo de hacer para buscar esa solución de IVA, ayuda a que no haya pesimismo, a que no haya pesimismo entre ustedes, ayúdenme a sacarlo adelante con el equipo económico y con el Congreso de la Republica.

Muchas gracias.

 
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