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BANQUETE DEL MILLÓN
Septiembre 20 de 2006 (Nueva York – Estados Unidos)

Señoras y señores:

Quiero dar un saludo lleno de afecto a todos ustedes. En primer lugar, exteriorizar nuestros agradecimientos a los Estados Unidos, que con generosa hospitalidad nos ha albergado, los ha recibido a ustedes con los brazos abiertos, a muchos nos ha dado una gran oportunidad, y que nos alberga generosamente para estos eventos tan útiles para nuestra Patria.

Al pueblo de los Estados Unidos, a los alcaldes, asambleístas aquí presentes, la gratitud en nombre de todos los colombianos. Reciban ustedes un aplauso, que los hacemos sentir desde el fondo del corazón. Nuestra gratitud a todos ustedes.

Vamos a tener que mirar cómo el Secretario General de las Naciones Unidas ajusta la agenda, porque aunque muchos de ustedes trabajan los sábados y yo tengo Consejos Comunitarios los sábados, siempre quedaría mejor realizar este Banquete un viernes.

O sea que le voy a pedir al padre Diego, que no ha encontrado barreras, que me ajuste para el año entrante no sólo con Dios Nuestro Señor para que nos permita estar aquí, sino con el Secretario de las Naciones Unidas para que quede bien ubicada la fecha.

Yo pensaba ahora, saludando a dos o tres de ustedes, y aspiro poder saludar a algunos que, miren, mis compatriotas cómo trabajan y cómo son de abnegados. Es miércoles, antes han tenido una intensa jornada de trabajo, muchos han venido de sitios muy lejanos, y los que no tienen que trabajar esta noche tienen que madrugar mañana.

Muchas gracias, la verdad es que uno no alcanza a emular con el esfuerzo y el sacrificio de los colombianos. Y lo más importante es que los colombianos son tan alegres, tan espontáneos, que cuando hacen sacrificios les parece que no lo hacen. Rara vez escucha uno a un colombiano diciendo: voy a hacer tal sacrificio. No, la gente en Colombia, y ustedes aquí como colombianos hacen las cosas difíciles sin adquirir conciencia de que son difíciles. Hacen muchas cosas que demandan sacrificio, sin actitud de sacrificio. Lo hacen alegremente, espontáneamente, lo hacen jubilosamente.

Muchas gracias a ustedes por atender este llamado, por acompañar.

Y la gratitud, que no hay palabras para dimensionar, al Minuto de Dios por esa gran obra. Emocionante el video, emocionantes las palabras concretas, sencillas, elocuentes, por la descripción de los hechos, del padre Diego. Emocionante el legado del padre Rafael García-Herreros.

A ratos me pregunto: Bueno sí, nos faltan muchas cosas en Colombia, ¿pero qué hiciéramos sin otras? ¿Qué hiciéramos si Colombia no hubiera tenido en estos 50 años la presencia del Minuto de Dios? Nuestro Señor ha sido muy generoso con Colombia, al permitirnos durante 50 años contar con la bella obra del Minuto de Dios. No hay palabras para ponderarla. Nuestra inmensa, infinita gratitud, padre Diego.

Compatriotas, cuando el Minuto de Dios empieza una construcción, sabe para dónde va. Cuando empieza una ampliación de la Universidad, sabe para dónde va. Cuando inicia un programa de capacitación, sabe para dónde va. Nosotros todos tenemos que saber para dónde vamos. A construir una Colombia en armonía, con rectitud, próspera. Una Colombia segura, con libertades, con cohesión social, una Colombia con transparencia. En medio de las dificultades, pero como decían los mayores, la constancia vence lo que la dicha no alcanza. Vamos a lograrlo.

Ustedes se enteran de las malas noticias, yo les voy a contar algunas buenas. En los últimos días adjudicamos la concesión para ampliar el aeropuerto Eldorado. Va a pasar de una capacidad siete millones de pasajeros al año, a una capacidad de 17 millones de pasajeros al año. Y el crecimiento en carga es mucho mayor: los inversionistas se comprometen a invertir 650 millones de dólares.

Y algo muy importante, ese proceso fue muy disputado y totalmente transparente. Desde cuando yo era Gobernador de Antioquia, en aras de la transparencia, tomé una decisión que he replicado en la Presidencia de la República: adjudicar todos estos contratos en audiencia pública. Y ahora le sumé la televisora.

Ese contrato de la concesión de Eldorado, muy disputado, se adjudicó en audiencia pública. Todas las controversias se desarrollaron en vivo, a través de la pantalla, enfrente de los colombianos. Y eso estableció gran credibilidad en la capacidad colombiana de contratar sin corrupción.

Y a los pocos días, también en audiencia pública, con la misma transparencia, escogimos el socio colombiano para la ampliación de la Refinería de Cartagena. La Refinería está bastante deteriorada, hay que hacer una inversión muy grande y expandirla, ponerla al día y agrandarla. La licitación se la ganó una empresa suiza, y va a invertir también alrededor de 600 - 650 millones de dólares. Será socia de Ecopetrol. Qué bueno.

Y hace pocos días, gracias a la confianza que se ha recuperado en Colombia, una empresa internacional de telecomunicaciones salvó a la Empresa de Teléfonos de Bogotá y a Empresas Públicas de Medellín. Ambas habían iniciado hace años una empresa de telefonía, Ola, y casi las quiebra.

Pues ahora encontraron un socio internacional, gracias a la confianza que hoy se siente por Colombia, que invierte una gran cantidad de dinero, salva a Ola y evita los riesgos que estaban corriendo los patrimonios de Empresas Públicas de Medellín y de la Empresa de Teléfonos de Bogotá.

Uno sale del país con mucha angustia, y la verdad es que cuando el avión ya sale de la costa de La Guajira, yo empiezo a mirar para atrás y no veo la hora de regresar al país, porque uno vive acosado por las dificultades.

Y hoy, en medio de una agenda muy estrecha aquí en Nueva York, recibimos una buena noticia: en el último trimestre la economía colombiana creció al 5.9 (por ciento), casi al 6 (por ciento).

¿Cuál es el mérito? La economía colombiana no está creciendo porque nos hayamos ganado una lotería, ni porque el país tenga mucho petróleo, tiene un poquito. Ni está creciendo porque China le esté comprando grandes cantidades de soya o de carne, que no tenemos. O de níquel, que tenemos muy poquito. O de cobre, que tenemos muy poquito. La economía colombiana está creciendo por la pujanza de los colombianos y por la confianza de los inversionistas para invertir en todos los sectores de la vida colombiana. Qué bueno.

Pero el crecimiento de la economía no es un fin, el crecimiento de la economía es un medio. El fin es la creación de empleo estable, que dignifique la existencia del ser humano, bien remunerado, con afiliación a la seguridad social. El fin es la construcción de una sociedad sin miseria, el cumplimiento de las metas de reducción de la pobreza, la construcción de una sociedad que, a través de la solidaridad, llegue a la equidad. Eso es lo que buscamos.

Entonces hemos propuesto unas metas muy ambiciosas para los años que vienen. Hace cuatro años la pobreza estaba en el 60 por ciento, el año pasado en el 49, estamos esperando una nueva medición que debe salir ahora. La meta es en el 2010, cuando estemos cumpliendo 200 años del Grito de Independencia, haberla reducido del 49 al 35. Para dejar bases sólidas, a fin de que los gobiernos venideros la puedan reducir al 15 por ciento para el año 2019, cuando completaremos el segundo centenario de vida independiente: la celebración de la segunda centuria de la Batalla de Boyacá.

Para lograr eso hay un conjunto de estrategias, con muchos planes y proyectos. Por ejemplo, en el lado del capital humano, en los años que vienen necesitamos plena cobertura en educación básica. En el Gobierno que acabamos de concluir, creamos un millón 414 mil cupos escolares. En el nuevo, para llegar a plena cobertura, tenemos que crear un millón y medio. Y hacer un esfuerzo muy grande en construcción de aulas escolares, en capacitación de nuevos profesores, etcétera.

Hace cuatro años el Sena capacitaba un millón de colombianos por año, este año capacita cuatro millones. En el nuevo Gobierno tiene que crecer enormemente el número de colombianos en el nivel técnico y tecnológico. Y tiene que certificar esos programas, como lo está haciendo la Universidad del Minuto de Dios, obtener el certificado de calidad de los programas. Tiene que acompañar a los egresados, gradualmente, para que adquieran crédito. Y los egresados de técnicas y de tecnologías del Sena van a tener la oportunidad de llegar a las universidades, como la Universidad del Minuto de Dios, completar los estudios y acceder al grado de educación superior. En todo eso necesitamos la sociedad con el Minuto de Dios y con las universidades colombianas.

El Instituto Colombiano de Crédito Educativo, el ICETEX, hace cuatro años tenía una cartera de 500 mil millones de pesos. Terminamos el Gobierno con 800 mil. La nueva meta es llegar a más de 2 billones, con plazos más amplios y tasas de interés más bajas para los sectores más populares de la Nación.

Hace pocos años conocí la Universidad del Minuto de Dios, tenía 2.300 estudiantes, hoy tiene más de 13 mil. Me entusiasma, me llena de orgullo de ser colombiano registrar estas experiencias de nuestra Patria. Queremos que al final de estos cuatro años, la cobertura de educación universitaria de Colombia esté en el nivel más alto de América Latina. Tenemos que hacer un esfuerzo enorme.

Muchas familias pobres de nuestro país no alcanzan a mandar los hijitos al colegio porque no tienen recursos para la alimentación. Mi antecesor, el presidente Pastrana, introdujo el programa Familias en Acción, se vincularon las primeras 250 mil, hoy son 600 mil y vamos a llegar, con la ayuda de Dios, a millón y medio. Familias pobres que reciben un subsidio para alimentar a sus hijitos y garantizar la asistencia escolar. Ese es un medio necesario para lograr la total cobertura en educación.

En el Gobierno que pasó creamos 8 millones de cupos en el régimen subsidiado de salud, en el nuevo estamos luchando para crear otros 8 millones y llegar a plena cobertura. Si Colombia puede decir en 4 años que ha logrado plenas coberturas en educación y en salud, es un país que estará empezando una gran transformación del tejido social.

Las grandes mayorías pobres de Colombia no han tenido acceso al sistema financiero formal, han tenido que apelar al crédito de usura.

En el Gobierno anterior se beneficiaron con microcrédito un millón 800 mil familias colombianas, la meta para el nuevo es beneficiar 5 millones de familias colombianas con microcrédito.

El esquema para eso es el Banco de las Oportunidades, que no es un nuevo banco, es una red de colocadores de crédito, con el Gobierno como regulador, como promotor, como banco de segundo piso, también con el apoyo del Fondo de Garantías. Vamos a empezar dentro de poco con mil familias desplazadas de Bogotá, que están ya en el programa Familias en Acción recibiendo un subsidio, y las vamos a entrar en el Banco de las Oportunidades. Son las primeras mil de 5 millones.

Entonces esas familias las selecciona nuestro programa de Acción Social, el Sena las capacita, pero no se pueden quedar en la capacitación, las tiene que acompañar mientras sean deudoras, el crédito lo entrega el Banco Agrario, el Fondo Nacional de Garantías las respalda con una garantía entre el 50 y el 80 por ciento, y el Banco Agrario les cobra, por encima de la tasa de interés, una comisión para pagarle al Sena el acompañamiento.

Y vamos a tener, de la misma comunidad de familias, supervisores que estén visitando a las familias amigas, vecinas: cómo van en su negocio, están pagando cumplidamente, etcétera. Y a facilitarles, por ejemplo, que paguen cada ocho días o diariamente, porque a uno le dicen los sectores más pobres de la Nación: no me pongan a pagar cada mes, ni cada dos meses. Porque si la víspera del pago tengo una necesidad, me gasto la plata, y les quedo mal por uno, dos meses. Déjenme pagar cada semana. Que si la víspera del pago me gasto por una necesidad el dinero ahorrado, pues ya no les quedo mal sino una semana. Y si me permiten pagar todos los días, el día que me atrase no me voy a atrasar un mes, ni una semana, sino un día.

Flexibilidades para facilitar la formalización económica y las oportunidades a los sectores más pobres de la Nación.

Muchas gracias.

 
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