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CONMEMORACIÓN DE LOS 70 AÑOS DE LA
UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

Septiembre 08 de 2006 (Medellín - Antioquia)

Compatriotas:

En compañía de Lina María, mi señora y de muchos de mi colaboradores en el Gobierno, acudo a entregar la medalla ‘Francisco de Paula Santander’, en estos 70 años de la Universidad Pontificia Bolivariana.

La solemnidad de este acto, matizada por las espontáneas expresiones de familiaridad, también me obliga a dejar a un lado alguna inhibición por las circunstancias del acto, para narrarles algo personal.

Una de las fechas gratas de mi vida familiar fue cuando mis dos hijos –aún muy pequeños- y yo, acompañamos a Lina María a la universidad a recibir su grado en Filosofía. Y eso tuvo un antecedente: cuando, ante mi insistencia aceptó casarse conmigo, me puso la condición de que si íbamos a tener niños rápidamente, ella suspendería los estudios, pero que tendría que regresar a la Universidad Pontificia Bolivariana hasta obtener el grado de Filosofía. Su condición la hice mía y llegamos aquí a acompañarla en ese grado con mucho orgullo familiar.

Saludo con afecto a toda la comunidad académica de la Universidad Pontificia Bolivariana; a sus rectores, a los que nos acompañan desde el cielo y a quienes están presentes hoy, a todos ellos, monseñores Manuel José Sierra, Félix Henao Botero, Luis Alfonso Londoño Bernal, Eugenio Restrepo Uribe, Darío Múnera Vélez, Gonzalo Restrepo Restrepo y Luis Fernando Rodríguez Velásquez. A los fundadores, al cuerpo administrativo, a los profesores, a los alumnos, a los egresados y a los padres de familia, que concurren a esta efeméride.

La Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), esta gran escuela de humanismo integral, es hija de un gran momento de nuestra Patria. En 1936, el Arzobispo Monseñor Tiberio de Jesús Salazar y Herrera, dio vía libre a la idea de los intelectuales católicos antioqueños, deseosos de integrarse en una comunidad académica, militante de principios universales de la doctrina cristiana, madre de la civilización occidental.

Los ilustres prelados, monseñores Manuel José Sierra y Félix Henao Botero, reunieron en torno a sí a una pléyade de profesores y alumnos comprometidos con el respeto por el ser humano y la no discriminación; con la búsqueda de la verdad y de la ciencia; con la solidaridad, la justicia y la transparencia. Movía también a los fundadores el ansia creativa y de innovación. Tal como lo expresaron, querían una sociedad más civilizada, más culta, más justa, inspirada en los valores del evangelio.

Antioquia tiene una inmensa deuda de gratitud con los monseñores Sierra y Henao Botero, los rectores fundadores y constructores de esta magna institución. Su celo apostólico, su empeño en la formación de líderes con valores, su creatividad pedagógica, su apoyo a la educación popular, son un legado que se resume en la principal consigna de la universidad: la defensa del espíritu bolivariano.

La Ministra de Educación (Cecilia María Vélez), que los visitó hace poco, no me acompaña hoy porque a esta hora, en nombre del Ministerio y en el Gobierno, todo, preside los actos de la celebración del Día Mundial de la Alfabetización. Reiterando el compromiso de que nos proponemos alfabetizar, en el cuatrienio que empieza, un millón de colombianos. Habíamos propuesto la meta de alfabetizar 400 mil, en el cuatrienio anterior logramos 392 mil y ya hemos logrado los recursos presupuestales a fin de cumplir con esa meta.

Con ella, queremos rendir un homenaje a la Universidad Pontificia Bolivariana, justamente reiterando nuestro compromiso con la revolución educativa, de la cual esta universidad es parte fundamental.

La revolución educativa, que para nosotros significa el eje transversal de toda la política social, el camino de los logros menos perceptibles en el plazo corto, pero de los logros más sólidos en el mediano y largo plazo para poder superar la pobreza y para construir una sociedad con equidad. Esto es, una sociedad con igualdad de oportunidades.

La revolución educativa que tiene cinco elementos: la cobertura, la calidad, la pertinencia, la formación técnica y el avance en ciencia y en tecnología.

Estamos logrando niveles ya alrededor de 30 por ciento en materia de cobertura universitaria, pero todavía nos encontramos por debajo de los países más avanzados de América Latina. El esfuerzo que tenemos que hacer, tiene que llevarnos a estar, dentro de cuatro años, en el nivel de esos países.

La cobertura, el Gobierno Nacional quiere impulsarla a través de los ciclos propedéuticos. Al interior de las propias instituciones o a través de acuerdos entre instituciones, de la educación por fases, que no solamente tenga que referirse a la fase de la educación superior en pregrado, a la maestría, a los doctorados, a los cursos de extensión, sino que puede empezar también en los niveles inferiores de formación técnica y de formación tecnológica.

Mañana realizaremos el Consejo Comunitario temático sobre el papel del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), en Medellín e insistiremos en el tema de los ciclos propedéuticos.

El SENA, por ejemplo, ya tiene acuerdos con 100 universidades, que permitirán que los egresados de esta institución en técnicas y tecnologías puedan acceder, posteriormente, a cualquiera de estas 100 universidades, completar allí los estudios de educación superior y acceder a ese grado. Esa educación por fases nos puede ayudar a que más tempranamente los estudiantes se incorporen a las corrientes activas de la economía y a que haya más pertinencia entre la educación y la vida social y económica de la Nación.

Quiero destacar a la Universidad Pontificia Bolivariana en la lucha por la calidad. Nosotros nos proponemos que dentro de poco, el ciento por ciento de los programas universitarios de Colombia, tenga la certificación básica. En eso la Universidad Pontificia Bolivariana es un ejemplo. Aquellos programas que todavía no han recibido la certificación básica, ya la universidad le está entregando la documentación al Ministerio para lograrla.

Nosotros nos proponemos dentro de la revolución educativa, que en el 2010 el 50 por ciento de los programas universitarios de Colombia, tengan la certificación de calidad. Ya la Universidad Pontificia Bolivariana cuenta con la certificación de calidad en 10 programas y sabemos que por la diligencia de la Universidad, por su celo en materia de calidad, en el 2010 no tendrá el 50 por ciento de sus programas con la certificación de calidad, sino el ciento por ciento.

Quiero invitar a toda la comunidad universitaria a que trabajemos otros programas de gran importancia para la calidad y para la pertinencia. Me refiero a las pruebas ECAES y me refiero también al Observatorio Laboral de egresados universitarios.

Nosotros hemos venido generalizando las pruebas de calidad en todos los niveles de educación. Las pruebas básicas, las pruebas Saber para educación básica, las pruebas del ICETEX de vieja data en nuestro país y la recientemente introducida, como las pruebas ECAES. Eso nos permite medir el desempeño de los egresados universitarios, le estaba haciendo falta a Colombia e invito a toda la comunidad estudiantil de la Universidad Pontificia Bolivariana, a ser campeones en esas pruebas ECAES. Van a ayudarle mucho a Colombia, a subir nacional e internacionalmente la calidad de la formación universitaria.

Dentro de poco, nuestros estudiantes universitarios tendrán que participar de nuevo en pruebas internacionales de matemáticas y en pruebas internacionales de ciencias. Nosotros tenemos fe de que el desempeño va a ser mejor, para el buen nombre de Colombia, gracias al énfasis de toda la comunidad universitaria y del Ministerio, en las pruebas ECAES.

Una de las grandes críticas al proceso educativo colombiano, ha sido la falta de pertinencia o la desconexión entre los programas ofrecidos y las demandas de la vida social y económica de la Nación, por eso estamos trabajando la pertinencia. Y uno de los elementos más importantes de ese programa de pertinencia, es el observatorio de la suerte laboral de los egresados universitarios.

Este año, el observatorio entregará el tercer informe que le cuenta a la comunidad en general, a los padres de familia y a los estudiantes en particular, qué pasa en materia de suerte para la integración a la vida activa de la economía y social de la Nación, de los egresados de los diferentes programas y de las diferentes instituciones. Eso nos va a dar señales para mejorar esa pertinencia o esa relación entre la comunidad académica y la vida social de la Nación, sin que la comunidad académica tenga que renunciar al papel que le corresponde, cual es el de ser el laboratorio que reciba la problemática nacional, la procese y proceda a entregarle una réplica a la sociedad, a través de sus luces, de sus directrices, para que la sociedad mejore.

Queremos un trabajo muy integrado entre todas las universidades y el ICETEX. La Universidad Pontificia Bolivariana hoy es un modelo.

Hace cuatro años, la cartera del ICETEX valía 500 mil millones (de pesos), en agosto valía 800 mil. Confiamos que en julio de 2010 esa cartera supere los dos billones (de pesos). Pero estamos construyendo un ICETEX no burocrático, lo queremos sin oficinas regionales. Un ICETEX que solamente trabaje con las universidades, que los estudiantes no tengan que buscar una recomendación política ni una oficina aperezada del Estado para encontrar ese crédito. Que a través de su propia universidad, virtualmente, ingresando al ICETEX mediante un computador y una comunicación de internet, puedan ir facilitando el acceso al crédito.

Y he tomado atenta nota de la preocupación de nuestro ilustre Rector (monseñor Luis Fernando Rodríguez Velázquez), por el tema del crédito a los egresados.

Hemos avanzado muchísimo en microcrédito pero no es suficiente. Hace 4 años la cartera microempresarial de Colombia valía 735 mil millones (de pesos). En mayo de este año ya superaba los tres billones (de pesos), pero queremos ahora la segunda revolución del microcrédito y que ello incluya los egresados universitarios.

Nosotros estamos con mucho entusiasmo laborando en las decisiones finales para que opere la Banca de Oportunidades. Será una red de asignación de crédito popular en toda la Patria, la segunda fase del programa de microcrédito.

Buscamos comprometer todas las instituciones financieras públicas y privadas, las cooperativas y las fundaciones, los fondos de bienestar y de crédito de las universidades. El Estado, el Gobierno, concurrirán con recursos de redescuento, con regulaciones adecuadas y también con el Fondo Nacional de Garantías.

Que bueno Rector, que así como vamos a empezar la Banca de Oportunidades en Bogotá, con mil señoras del programa Familias en Acción, que recibirán los primeros créditos del sistema, también podamos inaugurar con la Universidad Pontificia Bolivariana el sistema de Banca de Oportunidades para egresados universitarios. Cuando escuché su intervención dije: voy a comprometer el entusiasmo del Rector y lo voy a invitar a que aquí empiece la banca de oportunidades para egresados universitarios, ¿me acepta?

Entonces, Alicia (Arango, secretaria Privada de la Presidencia de la República) apunta y no vamos a venir a echar un discurso, sino a entregar los créditos.

Los colombianos acompañamos con entusiasmo a la comunidad académica de la Universidad Pontificia Bolivariana en esta solemne conmemoración de sus primeros 70 años.

La universidad es pionera en muchos frentes, es forjadora de líderes. Aquí nacieron la ingeniería mecánica y eléctrica en nuestro medio y se desarrollaron los altos estudios de filosofía y letras, sociología y trabajo social. Su facultad de derecho y ciencias políticas es paradigmática dentro de la comunidad nacional de juristas.

Su emisora, la Radio Bolivariana, es de nivel superior en difusión de la cultura, del buen gusto, de la popularización del conocimiento, del pensamiento y de la ciencia.

La facultad de Arquitectura fue, desde su nacimiento, impulsadora de la revolución urbanística del occidente, de la otra banda de Medellín. Su bachillerato ha sido semillero de profesionales y ciudadanos de bien, que han expandido la presencia en los sectores de ingresos medios, cultos, bien dotados intelectualmente, que tanto ha contribuido al progreso de Antioquia y de Colombia.

Alegra ver la muestra de la Expo UPB, la elevación de sus jornadas académicas, la innovación en los proyectos de los estudiantes, la sorpresa de los egresados, ingenieros, publicistas, empresarios, religiosos, profesores, médicos, académicos y administradores cuando ven los prototipos desarrollados con tecnología criolla, con tecnología bolivariana. Las máquinas desgranadoras de arvejas, los dispositivos para tomar las medidas de gasolina y de kilometraje a los vehículos, para pasarlas de análogas a digitales y obtener lecturas de cuánto combustible queda y cuánto se puede recorrer, más los grandes avances técnicos en las unidades hospitalarias.

Exalto ante mis compatriotas, el ejemplo de esta universidad meritoria, sus invaluables aportes al desarrollo cultural, social, político y científico de nuestra comarca y la Nación entera. Que la Providencia permita a Antioquia y a Colombia, seguir contando, infinitamente, sin límites en el tiempo, con una fortaleza intelectual, científica y moral como esta, que alimenta nuestra esperanza con su pensamiento crítico, con sus avances científicos y con grandes aportes a la tecnología.

Me honra mucho compartir hoy dos hechos trascendentales en la vida de la Universidad: la entrega del grado Honoris Causa en derecho y ciencias políticas a un colombiano ejemplar hijo de esta Universidad, a Otto Morales Benítez. Investigador de todos los momentos, con una línea transversal en sus investigaciones y en sus ensayos, el humanista. Una visión social muy exigente desde lo cristiano. Otto Morales Benítez, consecuente, coherente, cuando ha podido, ha practicado todo lo que ha escrito. ¡Qué bueno que la Universidad, con ese Honoris Causa, lo presente ante las nuevas generaciones como una referencia del gran egresado!

Y honra mucho al Gobierno Nacional asistir hoy a la protocolización de la donación de la biblioteca del ex presidente Belisario Betancur a la Universidad: más de 20 mil volúmenes adquiridos por él, minuciosamente. Adquisición producto de una cuidadosa selección, leídos, asimilados, analizados y explicados y difundidos. Es una biblioteca que, más que haber reposado en la estantería privada del Presidente Betancur, ha discurrido por su muy brillante mente durante todos los años de su existencia y que ahora lega a la Universidad Pontifica Bolivariana.

Muchas gracias, Presidente Betancur, por este gran aporte a la Universidad, por este gran aporte a Antioquia y por este gran aporte a Colombia. Su constante lucha humanística es un ejemplo para el discurrir de esta Nación que, como estamos debatiéndolo con nuestros compatriotas, en el año 2019, cuando conmemore los 200 años de la Batalla de Boyacá, quiere ser una Nación en paz, una Nación que a partir de la solidaridad haya avanzado sustancialmente en la equidad. Una Nación con pluralismo democrático, en permanente debate, pero una Nación sin exclusiones, sin odio de clases. Una Nación con la fraternidad que surge del humanismo cristiano de esta Universidad.

Vamos a trabajar todos con la Universidad, con el Presidente Betancur, con Otto Morales Benítez, para que cuando celebremos los 200 años del Grito de Independencia, el 20 de julio de 2010, esa celebración coincida con muchos de los sueños de la Universidad Pontificia Bolivariana, de sus fundadores, de sus profesores, de sus egresados.

A todos, muchas felicitaciones.

 
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