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CONSEJO EMPRESARIAL DE AMÉRICA LATINA (CEAL)
Septiembre 07 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

“Quiero dar a todos ustedes un saludo muy respetuoso. Nos honra mucho a los colombianos que esta reunión tan importante tenga lugar en Cartagena. Y nos honra muchísimo y nos llena de entusiasmo que regresen a Colombia después de tantos años de no haber reunido en esta Patria colombiana. Bienvenidos.

Jorge Alberto Uribe Echavarría, su presiente del Capítulo Colombia, fue durante largos y difíciles meses Ministro de Defensa del Gobierno que he tenido el honor de presidir. Hizo un paréntesis en su exitosa vida empresarial para entrar por un tiempo al servicio público y lo hizo bien, con transparencia, con espíritu democrático, con firmeza y con buenos resultados.

Un ejemplo de una característica muy importante de la vida colombiana: la conexión entre los empresarios y el servicio público, teniendo como norte los supremos intereses del país.

Nosotros hemos venido trabajando por configurar en Colombia una democracia moderna. Y lo hemos venido haciendo alrededor de cinco parámetros: la seguridad con alcance democrático, el respeto a las libertades públicas, la construcción de cohesión social, la transparencia y el respeto a la institucionalidad independiente.

Nuestro concepto de seguridad es democrático por razones históricas del continente y particulares del país. En el continente es ingrata la recordación de la doctrina de la seguridad nacional, que se invocó como una acción estratégica contra el terrorismo y que, en su nombre, se cercenaron libertades, se eliminó el pluralismo, se sustentaron dictaduras.

La seguridad nuestra representa todo lo contrario. Por eso es democrática. La seguridad nuestra es una seguridad entendida como valor democrático y como fuente de recursos. Una seguridad para defender la eficacia del pluralismo. Para proteger frente al terrorismo a todos los ciudadanos, independientemente de que sus ideas coincidan con las del Gobierno o estén en las trincheras de la crítica o de la oposición.

Hemos practicado a lo largo de estos cuatro años que han transcurrido y del nuevo período que empieza, un concepto democrático de seguridad, garantista.

Falta mucho pero hemos avanzado. Diría yo que el avance más importante es que se advierte más confianza en Colombia tanto de la comunidad internacional como de la comunidad nacional. Confianza para invertir en Colombia, confianza para vivir en Colombia.

Y además de las cifras que pueden mostrarse en mejoramiento de seguridad, reconociendo todo lo que falta, hay un intangible muy apreciable: los colombianos empiezan a valorar la seguridad.

Aquí formaron varias generaciones en la idea de que la seguridad era un concepto oligárquico, de derecha, de negación de la democracia, militarista, de burla de la Constitución. Y que lo democrático y civilista era buscar el diálogo y buscar el entendimiento con el terrorismo.

Creo que el gran aporte de estos años es que los colombianos hoy tienen un alto aprecio por la seguridad. Y más importante, los colombianos hoy empiezan a borrar las fronteras políticas alrededor del tema de la seguridad.

Confío que en la medida que continuemos progresando por esta senda, vamos a encontrar rápidamente un país totalmente unido alrededor de la seguridad, cuyas divergencias se den en otras materias.

Y esa seguridad ha sido un gran factor para recuperar el respeto eficaz a las libertades públicas. Los gobiernos de Colombia, las instituciones del Estado en Colombia, han tenido una larga trayectoria de respeto a las libertades públicas. ¿Por qué se estaban perdiendo? Por el avance del terrorismo.

Nuestro primer gobierno empezó el 7 de agosto de 2002. Dos días antes, el 5 de agosto, aquí, a unos pocos metros, una bomba terrorista causó grandes estragos en la Gobernación del departamento. Llevamos ya varios años sin un solo atentado terrorista en la ciudad de Cartagena.

Colombia en el año 2002 tenía 68 asesinatos por cada 100 mil habitantes. El año pasado 39. Confiamos que este año no superemos 34 – 35. Y la meta es que el país llegue rápidamente al promedio latinoamericano y alcance en el año 2019 los mejores promedios del mundo.

Tenemos zonas del país ya con unos índices de homicidio tan bajos como aquellos de los países industrializados. Y eso es un gran avance.

Colombia contabilizó en años anteriores 3 mil secuestros. Confío que este año no pasemos de 400. Hay zonas del país en las cuales ya no se presenta un solo secuestro. La ciudad de Bogotá lleva dos años y medio sin un solo secuestro extorsivo. Y esta ciudad de Cartagena ya lleva varios semestres sin un solo secuestro extorsivo.

Por supuesto, 400 todavía es una cifra muy grande. El Gobierno no puede estar conforme. La tendencia es buena. Pero falta todavía mucho en resultados definitivos.

Hemos hecho un gran esfuerzo para mostrar el mejoramiento de unos indicadores sensibles a la democracia.

Colombia tiene 1.098 municipalidades. Cada una elige si alcalde. En el año 2002, 400 alcaldes no podían ejercer sus funciones. Estaban desterrados de sus municipios por obra del terrorismo. Hoy todos ejercen sus funciones en el territorio de sus municipios y todos están protegidos eficazmente por el Estado, por la Fuerza Pública que comanda el Gobierno, independientemente del origen político de su elección.

En nuestro país asesinaban 15 periodistas por año. Todavía este año nos han asesinado un periodista. Pero estamos luchando para que en algún momento Colombia le pueda decir al mundo que no hay un solo periodista asesinado, ni un solo periodista amenazado.

Hubo años en los cuales asesinaron 168 líderes sindicales. De una población de un millón de afiliados a las organizaciones sindicales, el año pasado todavía nos asesinaron 12. Estamos trabajando para que en algún momento Colombia le pueda decir al mundo que aquí no hay asesinatos de líderes de las organizaciones de los trabajadores.

Llegan ustedes a un país, señores presidente Aznar y distinguidos empresarios de América Latina, que está luchando por recuperar plenamente la seguridad.

Creemos que a la paz podemos llegar a partir de la seguridad. En efecto, hace cuatro años teníamos alrededor de 60 mil terroristas. Ya hay 40 mil desmovilizados. Uno de los grandes retos que tiene Colombia es avanzar en ese costosísimo y difícil proceso de reinserción.

Hemos desmantelado un altísimo porcentaje de las organizaciones paramilitares. Se les debilitó en lo militar. Eso facilitó el diálogo y ya el 90 por ciento de sus cabecillas están recluidos a órdenes de los fiscales de la Nación.

Claro que son procesos difíciles, que hay que estar ajustando y administrando todos los días. Y hablar de 40 mil reinsertados, es hablar de cifras mayores.

Un altísimo porcentaje de ellos no ha conocido oficio diferente en su vida que el oficio de delinquir. 600 de ellos han reincidido. Porcentualmente es un número muy bajo, y eso habla bien por el proceso. Pero todavía tener 600 en bandas delincuenciales es muy grave.

Hemos ofrecido, sin declinar la fortaleza de nuestra política de seguridad, los caminos del diálogo a los grupos guerrilleros que persisten. Tenemos tanta disposición para derrotar el terrorismo por la vía militar, como voluntad para negociar cuando haya buena fe y muestras sinceras de querer la paz.

Estamos empeñados en construir cohesión social. Hace cuatro años el país había llegado a un índice de pobreza del 60 por ciento. En septiembre del año pasado marcó el 49. Estamos pendientes de una nueva medición. Y el objetivo es que en el año 2010, cuando esté terminando nuestro Gobierno, la pobreza no esté por encima del 35. Para que el país en el Segundo Centenario, el 7 de agosto del 2019, pueda mostrar una cifra que empiece a darle respetabilidad en esta materia ante la comunidad internacional.

Hemos dicho que no compartimos el extremo latinoamericano del desarrollismo de los años 60, que nos hizo creer que había que crecer y que la equidad sobrevenía por efecto de las fuerzas del mercado.

También hemos dicho que no compartimos la demagogia social, burocrática, de América Latina, de querer simplemente distribuir pobreza.

Nosotros trabajamos sobre dos elementos fundamentales en esta materia, inseparables: acelerado crecimiento y mejor distribución.

Cuando nos proponemos metas sociales muy exigentes, como la de llegar en este cuatrienio a la plena cobertura en educación básica, a la plena cobertura en salud, a la financiación de millón y medio de familias educadoras, eso está sustentado en lograr consolidar un crecimiento, estable en el largo plazo, no inferior al 6 por ciento.

Colombia en los 20 años anteriores a 1999 creció entre el 2 y el 2,5. En el 99 tuvo un decrecimiento del 4 – 4,5.

Los años 2000, 2001 y 2002 fueron de cero crecimiento y del 1,9 en el 2002.

En el 2003 logramos el 3,75. En el 2004 el 4,25. En el 2005 el 5,25.

Y estamos trabajando para que ese crecimiento del 5 por ciento sea estable y lograr un crecimiento no inferior al 6 por ciento.

Para eso es muy importante construir confianza, confianza inversionista. Para esa confianza estamos buscando que el país pueda tener un conjunto normativo de reglas de juego estables, transparentes.

El Congreso de la República nos aprobó una ley que nos permite celebrar pactos de estabilidad con los inversionistas, que ya se empieza a aplicar.

Tenemos ahora una agenda legislativa muy importante, una reforma tributaria, una reforma financiera, una reforma a las transferencias a las regiones.

Esa agenda legislativa busca estimular el crecimiento, la meta del 6 por ciento. Esa agenda legislativa busca poder financiar las ambiciosas metas sociales a que me he referido. Esa agenda legislativa busca que nuestro sistema tributario se reconozca, al menos por un sector de la doctrina económica, como un sistema tributario estructural, que es el que garantiza estabilidad en la normatividad tributaria. Esa agenda busca que al país se le regrese el grado de inversión. Y busca simplificar trámites.

En los años 99 y 2000, Colombia perdió el grado de inversión. Lo perdió por el tema de seguridad que venimos recuperando. Lo perdió por el tema del déficit pensional que, gracias a una reforma constitucional, a dos reformas legales y a una reforma de la administración pública que ya ha incluido 280 entidades del Estado (y que ahora empezará, con nuestro segundo Gobierno, la segunda fase para reformar aquellas entidades que todavía no se han reestructurado), ese déficit pensional se ha disminuido de un 214 por ciento del PIB a un 140. Hoy es manejable.

Habíamos perdido el grado de inversión por el crecimiento del déficit y del endeudamiento. Teníamos un déficit consolidado del 4,2. Hemos estado fluctuando alrededor del 1,5. Pero mantenemos un problema delicado en el Gobierno Nacional central, donde todavía el déficit está alrededor del 4,9. Que aspiramos seguir reduciendo.

Y estamos en la tarea de simplificar. Hemos aprobado una ley antitrámites profunda, pero falta mucho, especialmente en la parte tributaria.

La propuesta tributaria a consideración del Congreso, busca disminuir el conjunto normativo de 1.100 artículos, a no más de 260 – 280. Creemos que si damos ese paso, será muy importante para la simplificación de los procesos de inversión en nuestro país.

Hace cuatro años Colombia recibió 500 millones de dólares de inversión extranjera. El año pasado la inversión extranjera bruta en nuestro país fue de 10.348 millones de dólares. Y la meta superó los 5 mil.

Nuestra economía no es petrolera. Tenemos un problema grave de declinación de reservas, pero hay buena inversión para buscar nuevas reservas. Hemos tenido un crecimiento importante en carbón.

Nuestra economía, en su oferta exportable, no tiene mucho que ofrecer a la gran expansión económica de China, lo que podría constituirse en una desventaja. Sin embargo, una economía limitada por falta de reservas petroleras y por falta de oferta exportable a la expansión de China, es una economía que ha logrado hacer de esas dificultades una ventaja.

La inversión en nuestra economía es una inversión que se irriga hoy en muchos sectores.

En el agropecuario, para empezar a producir combustibles biológicos. Hace cuatro años no los producíamos. Ya estamos produciendo un millón aproximadamente de litros de etanol al día. Y confiamos, al final del nuevo cuatrienio, haber duplicado esa cantidad.

Tenemos muy buenas inversiones en el sector industrial, en el sector de los servicios, en telecomunicaciones, en concesiones de infraestructura.

En las últimas tres semanas hemos recibido una inversión internacional muy importante: 650 millones de dólares para una concesión cuyo objetivo es modernizar y duplicar la capacidad del aeropuerto Eldorado de Bogotá.

650 millones de dólares de inversionistas privados, liderados por un grupo suizo, para asociarse con la empresa nacional de petróleos y modernizar la Refinería de acá de Cartagena. Y alrededor de 450 millones de dólares para invertir en una empresa de telefonía celular, que era de propiedad de dos empresas estatales del orden municipal de Colombia.

Vemos con optimismo el interés de la comunidad internacional de invertir en Colombia.

Manejamos los patrimonios públicos con el criterio que se sustenta en tres puntos: primero, no pueden ser obstáculo a la inversión privada. Segundo, no se pueden desmantelar, como sucedió en muchos países de América Latina. Tercero, hay que reformarlos, para que no les ocurra lo que en otras partes se padeció: por negarse a reformarlos los llevaron a la ruina.

Por eso hemos reformado 280 empresas del Estado. Y pacientemente, salvando toda clase de obstáculos, nos proponemos reformar todo lo que falta del Estado.

Hemos venido construyendo gobernabilidad con alcaldes y gobernadores de todas las tendencias políticas. Hemos dicho que Colombia tiene que ser una democracia pluralista, sin exclusiones y sin odio de clases.

Estamos abiertos a buscar la integración comercial con el mundo. Queremos fortalecer la Comunidad Andina. Hacer rápidamente el acuerdo de comercio con Chile. Confiamos tenerlo para firma en el mes de diciembre.

Sustituir el acuerdo multilateral andino con la hermana República de Venezuela, por un acuerdo bilateral. Hicimos la negociación entre la Comunidad Andina y Mercosur. Ya culminamos la negociación con los Estados Unidos. El acuerdo ya ha sido enviado por el Gobierno de Estados Unidos a la primera observación del Congreso. Confiamos firmarlo a finales de noviembre y empezar el trámite en el Congreso de los Estados Unidos y en el Congreso de acá.

Estamos negociando un acuerdo de comercio con tres países centroamericanos. Y hemos empezado la negociación con Europa, para sustituir las preferencias unilaterales de Europa por un acuerdo definitivo.

Todavía nuestro comercio exterior es bajo. Pero las perspectivas son importantes. Y tenemos una oferta exportadora bastante diversificada y vemos un gran auge en el país, para concentrarse en cinco centenas de productos, en los cuales Colombia tiene gran potencial competitivo.

Estamos haciendo grandes esfuerzos para mejorar la competitividad. En capital humano, en capital físico.

Hemos, en el Gobierno anterior, crecido el microcrédito en un 296 por ciento. Estamos creando ahora un sistema que se llamará Banca de Oportunidades: un compromiso de todo el sector financiero privado o público, con apoyo de las regulaciones de gobierno, de un fondo gubernamental de garantías, para llegarles en estos cuatro años con crédito a cinco millones de familias de los estratos más pobres de la Nación.

Creemos en la necesidad de acelerar la incorporación de los sectores excluidos a las corrientes dinámicas del capitalismo. Es la manera de construir un capitalismo de relaciones cristianas, sobre la base de eliminar las exclusiones, que es el único camino para negar la lucha de clases.

Nos falta mucho, apreciados empresarios, pero encuentran ustedes una Nación con una gran capacidad gerencial, como lo prueban en sus colegas colombianos de dirigencia empresarial. Con una fuerza laboral muy inteligente, intuitiva, que mejora en su preparación. Con atrasos en infraestructura, dificultades de inversión, etcétera.

Y ahora estamos impulsando un plan para que el país se concentre en los años que vienen a construir la infraestructura que abarate costos para nuestro comercio internacional.

Nos agrada mucho la visita de ustedes a nuestra Patria. Que esta reunión tan importante para el continente se celebre en Cartagena.

Y me haría el reclamo el doctor Jorge Alberto Uribe Echavarría si cerrara este saludo a ustedes sin ofrecer dar respuesta a algún comentario, alguna inquietud, alguna preocupación que ustedes quisieran proponerme.

Bienvenidos y les ofrezco la palabra.

 
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