Palabras del presidente Uribe
ante la asamblea de la Andi
Agosto
10 de 2007 (Cartagena-Bolívar)
Cartagena, 10 ago (SNE). “Quiero saludarlos muy respetuosamente. Felicitar a la Andi por esta nueva asamblea
que, con tanta seriedad, congrega el interés todo de
la nación. Felicitar al doctor Enrique Zurek por la medalla
José Gutierrez Gómez a una trayectoria empresarial tan
fructífera. A los jóvenes de la Andi del futuro. A los
nuevos proyectos, que nos llenan de ilusiones sobre la
capacidad de emprender de las nuevas generaciones.
Permítanme decirles, apreciados empresarios, que cuando pienso en los temas para
hablar en la Andi, digo: bueno, pero si mis compañeros,
los ministros, los han tratado todos. Y es un gabinete
que cada semana en los consejos comunitarios tiene que
hacer rendición de cuentas, pero algo pasa porque el
consejo comunitario para el cual mejor se preparan es
esta asamblea de la Andi. Entonces dejan las materias
bastante agotadas.
Y
tienen razón. Quiero hacerles un reconocimiento a los
gremios de Colombia. Son sui géneris. Por su capacidad
de representar el interés nacional, mucho más allá de
los cortos intereses de sectores de la producción o de
los servicios.
Desde
mitad de los años ochenta, cuando adelantábamos en el
Congreso de la República reformas que exigieron mucho
debate ideológico y político, para preocupación de la
democracia advertí que la representación de los intereses
reales de la Nación, que en alguna forma estaban abandonando
los partidos, era crecientemente asumida esa representación
por gremios como la Andi.
No
es para volver al corporativismo, que se criticaba tanto
en la política de hace un siglo, sino para destacar la
capacidad de representar los intereses nacionales de
estos gremios, y al mismo tiempo para llamar la atención
a los otros actores de la democracia, como los mismos
partidos políticos.
Permítanme
empezar con dos buenas noticias: el TLC con los tres
países del Triángulo Norte de Centroamérica. Honduras,
El Salvador y Guatemala nos dan la oportunidad de interactuar
con otro mercado de 20 millones de habitantes, integrado
ya a los Estados Unidos y que empieza a recibir altas
tasas de inversión, en una Centroamérica que en pocos
años, después de los Acuerdos de Esquipulas, ha dado
pasos envidiables.
Qué
bueno que después de que Colombia ingresó al Plan Panamá-Puebla,
que nos abre tantas posibilidades, ayer pudiéramos haber
firmado ese tratado.
Hace
cuatro años hablábamos aquí, con el ministro Roberto
Junguito, la reforma tributaria de hace cinco años, de
2002.
Y
voy a refirme a un tema que poco se trata en estos escenarios,
que es el tema del deporte, pero que algo dice de lo
que está pasando en la tonificación de la disciplina
colombiana.
El
Gobierno anterior, a mi juicio visionariamente, se había
comprometido en unos Juegos Nacionales muy importantes
en varias partes del país, en hacer de Colombia la sede
de los Bolivarianos, en hacer de Colombia la sede de
los Centroamericanos y del Caribe.
En
la angustia por el déficit del endeudamiento, en nuestro
Consejo de Ministros se llegó a considerar no hacerlos
por falta de dinero. Pero llegamos a la conclusión de
que eso no se podía admitir. Que había que hacerlos y
que para esos compromisos había que aplicar la regla
de contabilidad de don Pepe Sierra: para esto tiene que
haber.
Y
entonces le derramamos cuatro puntos de IVA adicional
a los celulares (lo que no fue óbice para en los años
inmediatamente siguientes, pasáramos en Colombia de 4
millones a casi 30 millones de celulares), para financiar
el deporte y un porcentaje pequeño para la cultura.
Los
juegos Bolivarianos de Armenia y Pereira tuvieron éxito.
Perdimos con algunos países hermanos. En los Centroamericanos
y del Caribe aquí en Cartagena, exitosísimos, que le
dejaron una gran infraestructura a la ciudad, les ganamos
ya a países hermanos. Acabamos de asistir a los Panamericanos
del Brasil. Hace cuatro en los Panamericanos 43 medallas
y ahora 48. Hace cuatro años puesto octavo y ahora sexto.
Quedaron por encima Canadá, Estados Unidos, México, Brasil
y Cuba. A todos les recortamos distancia.
Y
se ha mostrado una gran disciplina en nuestros deportistas.
Increíble como a algunos países a los que nunca les habíamos
podido ganar, ahora pudimos lograrlo.
Ellos
fueron a la Presidencia esta mañana a hacer como un balance
de los Panamericanos y de lo que sigue en materia de
preparación para los Juegos Olímpicos de Beijing. Porque
la decisión tomada (y le traigo esa noticia al Ministro
de Hacienda), es que no podemos suspender la preparación.
Entonces
le dije a Andrés Botero, el presidente del Comité Olímpico
Internacional: ¿cómo evalúan ustedes esta evolución del
deporte colombiano? Me dijo: muy bien, estamos felices,
es la vez en que empezamos a mostrar mejor comportamiento
en todos los eventos del ciclo olímpico.
¿Y
cómo lo evalúa la comunidad internacional? Nos preguntan:
¿Entonces ustedes qué están haciendo en Colombia? A lo
que contesta el Presidente del Comité Olímpico: tres
cositas: trabajamos, trabajamos, trabajamos.
Veo,
por ejemplo, en ese tema del deporte, un gran mejoramiento
de la disciplina social del país, que es capital social
y que es lo que nos saca a nosotros adelante.
Y
en materia social, en esta ciudad hace cuatro años hablábamos
la vía perimetral de la Ciénaga de la Virgen para empezar
a reivindicar una de las zonas más deprimidas de Colombia.
Está construida en muy buena parte y ahora se está en
el proceso de mejoramiento de la vivienda. Se están construyendo
2 mil viviendas sociales, que incluye el programa de
la Teletón, a la que contribuyó el sector privado con
tanta generosidad.
Y
en el programa Familias en Acción (uno de los programas
bandera en el área social de nuestro Gobierno y que en
este mes debe llegar a millón y medio de Familias en
Acción en todo el país para avanzar mucho en desplazados
y estrato uno), solamente en Cartagena quedaron inscritas
42 mil familias, que reciben un subsidio pecuniario del
Estado por cada hijo que esté estudiando.
Y
que además de ayudar a resolver ese programa a que con
tanta agudeza se refería el Presidente del BID, el problema
educativo, porque eso garantiza asistencia (uno de los
problemas grandes que tenemos es la deserción), eso tonifica
mucho la economía.
El
día que 42 mil familias de Cartagena cada dos meses reciban
ese pago, ese no es dinero que se ahorra ni que se va
al extranjero, ese es dinero que invierten en vestuarios,
en alimentos, dinero que impacta inmediatamente la economía
local.
Y
una cuarta buena noticia. Ayer recibimos en Bogotá la
visita de Royal Caribean, sus directivos. El doctor Luis
Alberto Moreno, presidente del BID, cuando era embajador
en Washington, con el ministro Luis Guillermo Plata,
se dieron a la tarea de ayudarnos a que regresaran a
Colombia los cruceros del Caribe.
Creo
que este año la ciudad de Cartagena recibe el beneficio
de no menos de 128 mil pasajeros que desembarcan de estos
cruceros. Solamente Royal Caribbean puede traer a Cartagena
el año entrante 178 mil. Además va a tener 16 paradas
en Santa Marta y un buen número de paradas en San Andrés.
Y
desde noviembre del año entrante, Cartagena queda convertido
para Royal Cariaban en puerto de embarque para cruceros
del Caribe, lo que le da a esta ciudad una gran capacidad
de captar en todo el continente pasajeros con destino
a esta atracción turística.
Veo
ánimo por el país en todos los frentes. Aquí vemos un
frente social, un frente de turismo, un frente de comercio,
un frente de deporte.
Quería
antes de entrar a mirar temas específicos con el doctor
Luis Carlos Villegas, hacerles algunas referencias, apreciados
compatriotas.
Yo
pienso que no podemos ignorar el tema político del modelo
de Estado en el actual debate del continente. El continente
en unas décadas se dio a la tarea de desmantelar el Estado.
En Colombia hemos reformado 400 entidades públicas. En
los tres años que nos quedan vamos a procurar reformar
todas las que hacen falta reformar, pero no desmantelamos
el Estado.
Ahora
el continente en muchos países gira hacia el estatismo,
hacia el demérito de la inversión privada y la promoción
del estatismo. Ahí no está Colombia. Básico en el modelo
nuestro es la confianza en la inversión privada, la negación
del estatismo, espacio a la inversión privada con responsabilidad
social.
Esa
responsabilidad social expresada en tres áreas. Primero,
en la transparencia, en las relaciones entre el Estado
y los inversionistas. Transparencia en la contratación,
en la solución de disputas, transparencia en el pago
de regalías sobre explotación de recursos naturales,
en la tributación, en general.
Segunda
expresión de la responsabilidad social: en la solidaridad
de los inversionistas con las comunidades.
Uno
puede hacer del Cesar la economía carbonera más importante
del mundo o causar un caos social. Si las empresas extractoras
cumplen las normas de responsabilidad social, las normas
ambientales, cumplen sus deberes con las comunidades
del vecindario, no le hacen insoportable a esas comunidades
la extracción del recurso natural sino que le crean a
esas comunidades unas condiciones amables, allí podemos
tener un gran desarrollo social.
Y
la tercera expresión de la responsabilidad social: las
relaciones laborales. Nosotros estamos diciendo: ni relaciones
laborales de capitalismo salvaje, ni relaciones laborales
de odio de clase. Relaciones laborales de fraternidad
cristiana.
Me
parece muy importante que se haya examinado, en el curso
de esta asamblea de la Andi, el Libro Blanco, temas en
los cuales estamos empeñados para mejorar con espíritu
fraterno, cristiano, las relaciones laborales. Y que
seguramente el Ministro, con la ayuda de los gremios,
de los trabajadores, con ese gran liderzazo de la Andi
y de la Organización Internacional del Trabajo, podrá
mostrar resultados en poco tiempo.
Nosotros
estamos trabajando, y es muy importante, en el modelo
político, cinco elementos: seguridad democrática, respeto
a las libertades, construcción de cohesión social, transparencia
y respeto a las instituciones que conforman el Estado,
independientes relativamente, pero obligadas a cooperar
armónicamente para obtener los fines superiores del Estado.
Y
tenemos tres objetivos principales de Gobierno: consolidar
la seguridad, consolidar la confianza inversionista y
cumplir las metas sociales.
Quiero
agradecer a los empresarios de Colombia los dos esfuerzos,
en las dos ocasiones en que se ha derramado el impuesto
a la Seguridad Democrática. El ministro Juan Manuel Santos
ha estado explicando los mecanismos de vigilancia y coadministración
para garantizar la más eficiente y más transparente inversión
de estos recursos. Faltan esfuerzos grandes.
Por
ejemplo: cuando veo los delitos cotidianos, como las
lesiones comunes, el hurto a residencias, a comercio,
a personas, hurto a entidades financieras, en el país
se presenta en el año una reducción en todos estos delitos.
Pero
hay ciudades donde esa reducción no se ve. Yo no le puedo
decir, por ejemplo, a los ciudadanos de Barranquilla:
bueno, es que en el país en el hurto a residencias hay
una reducción este año del 11 por ciento o en el hurto
al comercio del seis por ciento, si allá hay unos incrementos.
Uno
de los retos para estos años que vienen es enfrentar
la inseguridad urbana. Acababa de aprobarse en el Congreso
la Ley 1142, que nos tiene que ayudar muchísimo en esa
materia.
Otro
de los retos se llama el tema de cabecillas y el tema
de secuestrados.
Confianza
inversionista. Las cifras del doctor Luis Carlos Villegas
muestra cómo ha crecido la confianza inversionista en
Colombia. Seguridad, confianza inversionista y política
social van de la mano.
Para
que haya confianza inversionista, además del buen manejo
económico, tiene que haber seguridad. Y sin ello no hay
manera de lograr metas sociales. Después de que finalizó
la Guerra de los Mil Días, se independizó Panamá, en
el país surgió una especie de actitud de desdén frente
a la Fuerza Pública. Y con insucesos que ocurrieron en
la violencia partidista, ese desdén frente a la Fuerza
Pública aumentó. Estuvimos varias décadas, muchas, casi
un siglo, con la equivocada idea civilista de que el
respeto al Estado de Derecho equivalía a una especie
de negación de la seguridad y de negación del apoyo a
la Fuerza Pública.
Hasta
hace poco se decía, y todavía se insiste, que lo que
el país necesita no es guerra sino política social. Porque
la política de seguridad algunos equivocadamente la definen
como una política de guerra.
Pero
hemos ganado mucho. Hay un gran intangible. En el pueblo
colombiano hoy hay un formidable entendimiento de que
la política social tiene que ir de la mano de la política
de seguridad. De que si no hay confianza inversionista
que garantice prosperidad, la política social se reduce
a un discurso demagógico, a más miseria y a un reparto
de pobreza.
Estos
elementos políticos hay que tenerlos muy presentes. Y
lo digo ante la asamblea de la Andi, por esa idea que
tengo, desde mediados de los años 80, de que la equivocación
en la interpretación del sentimiento popular de la Nación
por parte de los partidos políticos, en alguna forma
se fue sustituyendo por una mayor conexión de los gremios
con la base popular de la Nación.
Nosotros
hablamos más de confianza inversionista que de crecimiento.
Puede haber crecimiento unos años porque se descubre
un pozo petrolero y se explota, porque aumenta el precio
de un producto básico, pero en los siguientes años, cuando
esos fenómenos coyunturales se agoten, inmediatamente
decae la tendencia de crecimiento.
Lo
único que lo hace sostenible en el largo plazo es una
tasa de inversión elevada de largo plazo, que sea reflejo
de la confianza de la comunidad nacional e internacional
en ese país.
Mi
gran obsesión al mirar la economía, la pregunta de todos
los días al Ministro de Hacienda es: ¿cómo va la confianza
inversionista?
La
cifra que ha mostrado el doctor Luis Carlos Villegas,
el reto es sostenerla. Si esta patria nuestra logra,
de aquí en adelante, sostener tasas de inversión por
encima del 25 por ciento, creo que se presentará una
insospechable revolución muy positiva.
Para
esa confianza inversionista son básicos estos elementos:
el modelo. Hay que repetirlo en América Latina: ni desmantelar
el Estado ni estatismo, inversión privada, todas las
garantías con responsabilidad social. Para la confianza
inversionista básica, la seguridad, la salud fiscal.
Para la confianza inversionista, la tributación, las
zonas especiales recientemente creadas, los tratados
de comercio. Para la confianza inversionista, la estabilidad
en las reglas de juego.
Déjenme
referir a algunos de estos puntos.
En
el tema de la salud fiscal de la Nación. Como pudieron
verlo ustedes ayer en la intervención del Ministro de
Hacienda, hay una reducción muy importante en el endeudamiento:
ha pasado del 48 al 28. Este año debe caer más. Una reducción
muy importante del déficit consolidado: ha pasado del
4,2 al 0,7. Y una reducción muy importante del déficit
más preocupante: el del Gobierno Nacional central.
Si
a la cifra que nos mostró el doctor Luis Carlos Villegas
le sumamos lo que ha pasado en pensiones (el agotamiento
de las reservas en el Seguro Social, que ha obligado
al Gobierno Nacional central a transferirle al Seguro
Social 1,3 del PIB, año tras año), eso nos llevaría a
la siguiente conclusión, del año 2002 a la fecha: el
déficit del Gobierno Nacional central se ha reducido
del 7,5 a lo que podría ser a final de este año el 3,5.
Pero
no podemos estar conformes con el 3,5. Apenas empezamos
a tener un modesto superávit en el balance primario del
Gobierno Nacional central. Por eso hay que continuar
este esfuerzo.
Y
allí hay dos temas muy importantes: el recaudo y el gasto.
Tengo mucha fe en el proceso de sistematización, de modernización,
de los impuestos colombianos. Tengo mucha fe en la circunstancia
de que más de un 80 por ciento del recaudo, ya proviene
de contribuyentes que se relacionan con la administración
de impuestos, a través del sistema virtual.
Tengo
mucha fe en ese proceso de transformación de la Dian,
que se ha llamado el proceso Muisca.
Y
el gasto. Si ustedes me preguntaran cuál es el mayor
legado fiscal que este Gobierno le quiere dejar a la
Nación, diría que la reforma al Estado. Nosotros hemos
reformado 400 entidades, pero tenemos la disposición
de reformarlas a todas. No es fácil.
Recuerden
ustedes lo que vivió el país cuando se intentó reformar
a Telecom. No sé que le pasó al país. Pero en ese siglo
en que le dimos en alguna forma la espalda a la seguridad,
después de que perdimos a Panamá, sin que nos diéramos
cuenta, creció mucho el fanatismo ideológico.
Recuerdo,
como muchos de ustedes, lo difícil que fue la reforma
laboral del 1990, por el fanatismo ideológico. La reforma
de la seguridad social de 1993, por el fanatismo ideológico.
Ustedes no saben lo difícil que ha sido remontar estas
barreras ideológicas. Pero ahí vamos lográndolo.
Si
ustedes me hubieran preguntado hace cinco años: ¿usted
está totalmente seguro de que podrá tener éxito en la
reforma de Telecom?, les habría dicho: no sé.
Si
me hubieran preguntado hace cinco años: ¿usted está totalmente
seguro de que puede hacer la capitalización de Ecopetrol?,
les habría dicho: no. Vamos a hacer la reforma laboral,
la reforma administrativa y la reforma pensional de Ecopetrol,
pero no me atrevo a comprometerme con la capitalización.
Los
radicalismos ideológicos nos creaban todas las dudas
sobre la posibilidad de esas reformas. Y creo que esas
reformas empiezan a tener buenos resultados. Le han ahorrado
al gasto público un punto del PIB al año. Eso es muy
significativo. Esas empresas tenían valor negativo y
hoy tienen valor positivo. Su contribución a la comunidad
es inmensamente superior.
Aquí
está el doctor Luis Guillermo Parra, que ha vivido la
experiencia de Paz del Río, donde hicimos ese acuerdo
con los trabajadores. Les dijimos: bueno, vamos a pasar
del sindicalismo reivindicatorio histórico, a un sindicalismo
de participación, de compromiso gerencial. Y ustedes
aumentan la participación propietaria en la empresa.
Pero hay que desmontar unas prestaciones, que le quitan
competitividad. Y lo logramos.
Y
vamos a eliminar la politiquería. Vamos a elegir la gerencia
en un proceso de meritocracia, la junta en un proceso
de meritocracia. Y todo eso permitió hacer esas reformas,
unos cuyos resultados fue que los trabajadores pasaran
de ser dueños del 6 a más del 40. Después redujeron al
34.
Y
una empresa que no le auguraba a la Nación sino problemas,
la necesidad de hacerse cargo de un gran pasivo social
en Boyacá, se convirtió en una empresa hoy de una gran
ilusión nacional.
Creo
que todas estas reformas son muy importantes. Espero
con fe el 28 de agosto, el 27, ministro Hernán Martínez,
cuando empiece el proceso de capitalización de Ecopetrol.
Y
estoy seguro que eso le dará mucho valor a la empresa,
mucha capacidad de inversión al sector de hidrocarburos,
mucha capacidad de diversificación para buscar otras
fuentes energéticas, en las que el país tiene inmensas
posibilidades, como los biocombustibles.
Y
todas estas empresas que se reforman tienen una buena
ganancia: buen manejo. Se elimina el clientelismo.
A
mí ya nadie me pide un puesto en Telecom. Todavía me
piden puestos en la junta de Ecopetrol. Desde el 28 de
agosto, al que me vaya a pedir un puesto en la junta
de Ecopetrol le digo: vaya hable con los socios en la
bolsa.
Lo
que se gana en buen Gobierno es inmenso. El sindicato
de Telecom me decía, y con razón, cuando estábamos en
la reforma (y aquí está la líder de esa reforma, la señora
ex ministra Martha de Hart), decían: “mire, Presidente,
es que nos echan todas las culpas a nosotros. Los gobiernos
contribuyeron a la quiebra de Telecom”. Y les decía:
“¿por qué, muchachos?”. “Porque nosotros pedíamos en
los pliegos, pero los gerentes, que eran transitorios,
nos daban todo. Por ganarse un aplauso, para no tener
dificultades, aplicando la norma: el que viene atrás
que arree. Porque los gobiernos nos mandaban la gente
allá para cumplir cuotas burocráticas, teníamos que vincular
a la nómina a personas que no trabajaban. O nos enviaban
allá a los amigos políticos, para que mejoraran o completaran
la jubilación”.
Cuando
se hacen estas reformas, se les cierran todas esas puertas
al clientelismo.
Y
eso lo ha logrado ISA. Sé la preocupación de ustedes
por el tema de ISA. Creo que empeñados nosotros en todas
estas reformas, lo de ISA hay que pensarlo dos veces.
Tengo
estas preocupaciones que, con toda candidez, las quiero
compartir con ustedes. La empresa tiene muy buen Gobierno,
gracias a esa reforma. Cuando uno dice: bueno, es que
maneja el centro de despacho, le dicen: eso se puede
independizar. Es cierto.
Aparece
otro tema: ¿hasta qué punto en Estado se puede desprender
de algo tan estratégico como la transmisión de energía?
No sólo por la transmisión de energía sino por lo que
puede significar para las telecomunicaciones en el futuro.
Toda esa infraestructura instalada.
Y
otro punto: la empresa tiene hoy, si las cifras no me
fallan, un patrimonio en el extranjero igual al que tiene
en Colombia. La circunstancia de que el Estado es socio
le ha ayudado mucho a incursionar exitosamente en el
extranjero. Lo he vivido en experiencias de ISA en el
Perú, en Brasil.
Esos
gobiernos, en la medida que han conocido que el Estado
colombiano es socio de esa empresa, han facilitado la
presencia de la empresa en esos países. Presencia que
le ha ayudado a tener mucho éxito.
Y
esto no es inusual. Pregunto a los directivos de Petrobras
de Brasil: ¿la circunstancia de que el Estado brasilero
es socio de Petrobras les ha ayudado en la inclusión
internacional? Y contestan: definitivamente sí. Estas
son dudas que he tenido sobre el tema ISA, que las quiero
compartir con ustedes.
Y
también me preocupa lo siguiente, desde el punto de vista
patrimonial. Contrario a lo que dice la crítica política:
Uribe acabó con el patrimonio del Estado, todas estas
reformas le han dado valor positivo a algo que tenía
valor negativo. ¿Qué valía Telecom hace cuatro años y
cuánto vale hoy en Colombia Telecomunicaciones la participación
de la Nación, que es del 50 por ciento menos una acción?
Creo que le hemos dado valor al patrimonio público.
Yo
miro el tema de ISA y digo: bueno, los dividendos son
tanto y las valorizaciones patrimoniales tanto. El costo
de la deuda que pagaríamos con esa venta sería de tanto.
Y me da que es mayor la suma de la valorización patrimonial
más los dividendos, que el costo que de la deuda que
se pagaría con su enajenación. Les dejo esas inquietudes.
Pero
también decía el doctor Luis Carlos Villegas: es que
nos espera ahora una tarea enorme: la tarea de las electrificadoras.
Tema que ha tenido mucho debate político en los departamentos.
Y el 27 empieza la capitalización de Ecopetrol.
Pero
vamos a seguir la reforma administrativa. A mí me parece
que la democratización del 20 por ciento de Isagen, que
acaba de hacerse exitosamente, fue muy buen paso. Una
de las 400 empresas reformadas. Podemos estudiar otros
porcentajes de democratización en Isagen.
Hay
que estar atentos sobre quiénes van a instalar hidroeléctricas.
Porque hay que decir la verdad: hasta la fecha el sector
privado nacional e internacional ha comprado hidroeléctricas,
pero no ha construido hidroeléctricas en Colombia. Solamente
las ha construido el Estado.
El
ministro Hernán Martinez se propone, a partir de febrero
del próximo año, poner en marcha un sistema muy innovativo
para construir generación en Colombia. Sacar adelante
unas ofertas públicas para que los generadores ofrezcan
proyectos y el Estado ofrezca a los generadores lo que
se llama el pago por la disponibilidad en la prestación
del servicio.
Creo
que es prudente mirar, para continuar el proceso de democratización
de Isagen, qué va a pasar, si hay definitivamente o no
hay particulares interesados en la instalación de proyectos
hidroeléctricos.
Pero
vamos a seguir con la reforma del Estado. Confío hacer
toda la reforma del Seguro Social, en sus clínicas, en
su EPS, en pensiones. Hacer toda la reforma del Seguro
Social. No fácil. Esa sí que ha tenido objeciones ideológicas.
Pero
ya hay ejemplos muy buenos. Ustedes van a la clínica
del Seguro Social aquí en Cartagena: otra cosa frente
a lo que había hace diez meses. Está manejada por una
fundación de religiosos.
O
va a la clínica del Seguro Social en Santa Marta: totalmente
transformada, hoy concesionada a la Fundación Cardiovascular
de Cundinamarca. Continuaremos en esa reforma administrativa,
como el legado fundamental de este Gobierno para la salud
fiscal de la Nación.
Es
importante en la tributación tener en cuenta esto: la
característica de nuestra tributación no ha sido rebajar
las tarifas tributarias haciendo tabla rasa, sino estimular
la inversión
diría
que la reducción de las tarifas es muy pequeña en Colombia.
Lo importante son los estímulos a la inversión, que transitoriamente
le cuestan mucho al fisco.
Por
eso comparto plenamente el llamado que hace el doctor
Luis Carlos Villegas. Una tributación que hoy tenemos
generosa para estimular la inversión, tiene que tener
toda la respuesta inversionista con responsabilidad social.
Va a ser el balance en el 2010.
Y
entonces eso va decir si estábamos en el camino correcto
o no. Y depende de que el Estado lo haya hecho (lo hemos
hecho con las reformas tributarias) y de que haya una
respuesta del sector privado, que hasta ahora se ha dado,
pero que hay que intensificarla en ritmo de inversión
todos los días.
Esta
el tema de las zonas francas especiales. Tarifas del
15 por ciento. No se necesita que la actividad sea exportadora.
Puede ser para el mercado nacional. Se introdujo el concepto
del monousuario, que reclamaban ustedes, con tanta razón.
Y
además los requisitos de capital y de empleo no son difíciles
de obtener. Por ejemplo, en ese sector tan promisorio
para el país, como es el sector de los biocombustibles,
una zona franca puede trabajar, obtener el permiso, sumando
el empleo directo de la planta industrial más el empleo
de los cultivos que alimentan la planta industrial.
Está
la ley de estabilidad en las reglas de juego. Creo que
vamos a terminar este año con una buena cantidad de pactos.
El
tercer tema se llama: las metas sociales. Me gustaría
en una oportunidad que la Andi pudiera examinar con todo
el equipo social todo el tema de social: educación, salud,
banca de oportunidades”.
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