Palabras
del presidente Uribe al conmemorar el aniversario
de la Batalla de Boyacá
Agosto 07 de 2007 (Bogotá - Cundinamarca)
“Nos reunimos hoy aquí en
este campo de parada de la Escuela José María Córdova,
en este 7 de agosto, para conmemorar un aniversario más
de la Batalla de Boyacá, en un año en el cual hemos cumplido
en la patria 100 años de la existencia de nuestra Escuela,
que ha prodigado tanta posibilidad a los colombianos.
Hace dos años nos reunimos
en la Quinta de Bolívar, el 7 de agosto, para definir,
de acuerdo con Planeación Nacional y su entonces director,
el doctor Santiago Montenegro, lo que serían las metas
de largo plazo, la Visión Colombia Segundo Centenario:
la patria que queremos en seguridad, la patria que queremos
en armonía social para el 7 de agosto de 2019, cuando
esta nación habrá de cumplir 200 años de haber sellado
su independencia en el Puente de Boyacá.
Hoy nos congregamos en este
campo de parada para condecorar a unos compatriotas distinguidos
en la dura brega de rescatarle a la nación la seguridad.
Hemos condecorado con la medalla
militar al valor al subteniente, que en paz descanse,
Diego Alejandro Barrero Ginand. La hemos entregado a
su padre, ese noble compatriota Fernando Barrero Chávez.
Al sargento segundo Flanklin Sánchez García, al soldado
profesional Idier Saiz Calderón, a los soldados profesionales
José Antonio Durán y Danober Garcés Guaca.
La medalla de servicios distinguidos
en orden público, por segunda vez, al mayor Javier Tamayo
Tamayo; a los tenientes, por primera vez, Edilson Alvis
Santos, Anderson Torres Enciso, John Eduard Páez Chinama,
Juan Pablo Lozano Trujillo; al subteniente Jonatan Rafael
Ortiz, al sargento viceprimero Johan Agredo, al sargento
segundo Luis Martínez, al cabo segundo Daniel Gómez,
al cabo segundo Juan David Correa, al soldado profesional
Víctor Darío Martínez y al soldado profesional José del
Carmen Valdez.
La medalla militar Herido
en Combate al mayor Óscar Ruiz Lozano, a los tenientes
Ignacio Lobo Guerrero, Cristian Torres Anaya, al sargento
segundo Jaime Albarracín Daza, al cabo segundo Juan Carlos
Gutiérrez, al cabo segundo Luis Alberto Buitrago, a los
soldados profesionales Alexander Morales Córdoba, Tomás
Pertuz Celis, Carlos Cortés Valencia y Víctor Vargas
Zapata.
La Orden al Mérito Militar
Antonio Nariño ha sido entregada a los brigadieres generales
Gustavo Matamoros, Hernando Pérez Molina, Carlos Eduardo
Ávila Beltrán y Carlos Alejandro Rueda Gómez; al obispo
castrense, que con anta devoción ha sido el guía espiritual
de las Fuerzas, monseñor Fabio Suescún Mutis, y a una
distinguida colombiana, caldense, ejemplo de valor civil,
de patriotismo en el dolor, de visión de patria en el
martirio de su familia, doña María Matilde Londoño de
Mejía.
Hemos impuesto la orden al
mérito militar José María Córdova al señor general Jorge
Ballesteros, comandante de la Fuerza Aérea; al señor
almirante Guillermo Barrera Hurtado, comandante de la
Armada; al brigadier general Óscar Naranjo, director
de la Policía, y a los brigadieres generales Jairo Antonio
Erazo Marzola y Ricardo Vargas Briceño.
La orden al Mérito Sanitario
José Fernández Madrid la hemos impuesto al mayor general
Gilberto Rocha Ayala, al brigadier general Héctor Jaime
Fandiño y al capitán de navío Rafael Ignacio Gil Galindo.
Qué bueno congregarnos esta
mañana, en este mediodía del 7 de agosto de este día
de la patria, a resaltar aquí a quienes con tanto heroísmo
han servido bien a Colombia. Qué afán de rescatar la
seguridad, señores generales y señor Ministro.
Cuando condecoramos a Fernando
Barrero con el dolor de la muerte de su hijo, cuando
condecoramos a doña María Matilde Londoño de Mejía con
el dolor de la muerte de su esposo, cuando condecoramos
a nuestros compatriotas lisiados por las minas del terrorismo,
sólo viene una reflexión: requerimos acelerar este proceso,
mantener toda la determinación para quitarles rápidamente
a los colombianos el sufrimiento que durante tantas décadas
ha causado el terrorismo.
Hace cinco años empezamos
esta tarea. Cinco años durante los cuales he tenido el
honor de estar al frente de la Presidencia de la República,
acompañado de un selecto grupo de colaboradores, patriotas
a plenitud, y del patriotismo, del heroísmo, de la abnegación
de las Fuerzas Militares y de Policía. A todos mis compañeros
de estos cinco años, toda la gratitud. A las Fuerzas
Armadas y de Policía toda la gratitud.
Hemos estado trabajando la
seguridad, el rescate de la confianza en Colombia y la
política social. Quisiera hacer un recuento de algunos
de los elementos que han jalonado nuestra política de
seguridad.
Primero: es una política democrática.
A diferencia de los fantasmas que en algún momento invadieron
a Suramérica, que en nombre de la seguridad soportaban
el terrorismo, que en nombre de la seguridad anulaban
las libertades, eliminaban el disenso, cerraban los periódicos,
nuestra política de seguridad es para la democracia.
Aquí era el terrorismo el
que interfería la seguridad. Era el terrorismo el que
interfería la democracia, y es nuestra política de Seguridad
Democrática la que recupera las libertades de la patria.
Una política para todos. Una política para los amigos
y los críticos del gobierno. Una política para los campesinos
y los agricultores. Una política para los empresarios
y para los trabajadores. Una política para quienes están
de acuerdo y para quienes critican.
Muchos de los críticos que
vivieron fuera del país, están ya en Colombia. Han regresado
justamente por las garantías que ofrece esta política
de Seguridad Democrática. Una política de Seguridad Democrática.
En esta política hay incidido
la voluntad política. Existía la queja de que faltaba
la voluntad política, esto es, la decisión en la dirección
del Estado para apoyar a la Fuerza Pública en la tarea
de derrotar al terrorismo. A lo largo de estos cinco
años no ha faltado voluntad política en un solo segundo.
No se ha quebrantado la voluntad política.
Pedimos hoy a Dios que nos
dé toda la energía para mantener en los tres años de
gobierno que restan toda esa voluntad política. Esa voluntad
política que se transmite del pueblo, a través del Ejecutivo,
con apoyos del Congreso, a las Fuerzas Militares y de
Policía y a la justicia, para recuperarle plenamente
a Colombia la seguridad.
Hablo más de voluntad política
que de recursos, porque si bien la situación de recursos
todavía es escasa, de todas maneras la escasez ha sido
menos crítica. Hemos logrado, a lo largo de estos años,
que las Fuerzas Militares y de Policía dispongan de mejores
recursos para avanzar en el cubrimiento de todo el territorio.
Y la nación lo ha entendido. La nación ha entendido que
en aquellos sitios donde por falta de voluntad no llegó
la Fuerza Pública, en esos se enseñoreó el terrorismo.
La nación los ha acompañado
en la tarea de llevar a esos sitios la Fuerza Pública,
para desalojar el terrorismo y recuperar la genuina expresión
institucional de nuestra democracia, la presencia de
las Fuerzas Armadas y de Policía.
Cuando hay voluntad política,
en medio de la escasez aparecen los recursos que se requieren
para lo necesario y para lo urgente.
Y además, en estos años, hemos
querido que se trabaje con ánimo de victoria. No hemos
ganado, pero vamos ganando. Podemos ganar. La victoria
dependerá de la perseverancia. Hay que perseverar en
la tarea de tener una Colombia sin terrorismo guerrillero,
sin terrorismo paramilitar, sin narcotráfico, sin corrupción,
porque eso nos conduce a tener una Colombia también con
un tejido social equitativo, con un tejido social justo.
La perseverancia, característica
fundamental de esta política, requiere liderazgo. Invito
a todos los soldados y policías de mi patria a que cada
uno ejerza ese liderazgo. Quisiera apoyarlos en cada
minuto, durante los tres años de gobierno que faltan,
para que cada uno ejerza liderazgo. Un liderazgo con
una visión: una Colombia segura es lo único que la reconcilia.
Una Colombia sin terroristas, un liderazgo con visión,
es un liderazgo con empuje, con capacidad de conducir
las acciones necesarias para poder lograr los fines visionados.
Gerencia. La gerencia es aquella
labor organizada de los recursos y del personal para
poder cumplir con las tareas de largo plazo que asigna
el liderazgo. Y también con las urgencias, con lo inmediato,
que se constituye en las victorias de corto plazo, que
son las que alimentan la ilusión de que se va a obtener
la victoria definitiva.
Liderazgo y gerencia en cada
una de las Fuerzas, en cada uno de sus comandantes, en
cada uno de sus integrantes, son atributos bien importantes.
Sentido de equipo en cada Fuerza, entre las Fuerzas.
Sentido de equipo con el pueblo colombiano. Una Fuerza
separadamente no triunfa. Necesitamos más y más integración,
como lo ha venido reclamando el Ministro, por ejemplo,
en el tema de la inteligencia.
Y además hay que integrar
a las Fuerzas con la justicia. Y hay que integrarlas
con el DAS. Y a todas las instituciones del Estado con
el pueblo. Diría que hay un trípode sobre el cual reposa
la esperanza de los colombianos de tener una nación segura:
la alianza entre el pueblo, la Fuerza Pública y el texto
de la Constitución de la Patria.
Y ese sentido de equipo exige
que cada integrante de la Fuerza sea un gran comunicador.
Para ser un gran comunicador hay que dar órdenes con
claridad. Para ser un gran líder hay que visionar hacia
dónde se dirigen esas órdenes. Para ser un gran gerente
hay que definir cómo se implementan esas órdenes.
Pero más que dar órdenes,
qué comunicar, el liderazgo moderno exige escuchar. Extraño
en la subordinación militar y policiva que se convoque
a escuchar. La comunicación tiene que ser entre iguales
en la jerarquía y con el pueblo. La comunicación en la
jerarquía tiene que ser una comunicación de superiores
a subordinados. Y una gran capacidad de subordinados
de comunicarse con los superiores. Y una gran capacidad
de los superiores de escuchar aquello que respetuosamente
expresen los subordinados.
Cada uno de los integrantes
de la Fuerza, para que ganemos esta batalla, tiene que
ser un gran comunicador con el pueblo colombiano, escucharlo,
orientarlo.
En una gira con el señor Ministro
(de Defensa, Juan Manuel Santos) y los Altos Mandos por
Arauca, Vichada y Casanare, durante el jueves y el viernes
de la semana pasada, encontrábamos un gran avance en
la seguridad en esos departamentos. Notorio.
Pero también decíamos que
para poder llevar esta batalla a su éxito final, necesitamos
la integración con el pueblo. Si bien entre todas las
Fuerzas suman cuatro millones de cooperantes, deberíamos
tener 43 millones de cooperantes.
Esa comunicación nos tiene
que ganar más confianza con el pueblo: una comunicación
permanente con todos los compatriotas, una comunicación
para expresarles a nuestros compatriotas que la Fuerza
Pública ha llegado a todos los sitos del territorio para
quedarse allí y darles confianza. Una comunicación para
invitar a todos los compatriotas a fin de que cooperen
con la Fuerza Pública. Darles confianza.
Y que cuando llame un cooperante,
que cuando un ciudadano toque la puerta de un cuartel,
de un comando de Policía, timbre un teléfono celular
o haga un llamado a través de un equipo de radio, inmediatamente
escuche la respuesta diligente, animada, eficaz, de quien
le recibe la llamada en el cuartel militar o policivo.
Esta comunicación es fundamental
para poder construir más sólidamente cada día la alianza
de la victoria, que es la alianza entre el pueblo y la
Fuerza Pública, a la luz del texto de la Constitución
para poder conseguir la batalla final.
Y esa batalla final, la victoria
final, requiere combatividad, iniciativa. Tenemos que
cabalgar sobre el lomo de la iniciativa. Nosotros tenemos
que tomar siempre la delantera en la combatividad. Una
Fuerza Pública con toda la capacidad de combatir con
el terrorismo, que demuestre en todo momento la energía
de su iniciativa.
Y esa energía de la iniciativa
tiene que producir eficacia. Si esa eficacia se suma
con transparencia, eficacia sumada al respeto total de
los derechos humanos, eso tiene que producir credibilidad.
Los derechos humanos, los
que hoy en este campo de parada vimos violados en la
fisonomía de nuestros soldados, mutilados por las minas
antipersona que en el territorio de la patria han sembrado
los terroristas; los derechos humanos que cada día son
más creciente razón de ser de nuestra Fuerza Pública,
¿los derechos humanos saben para qué los utilizan los
terroristas?
Los utilizan hipócrita y farsantemente
para decir en el extranjero, a través de quienes les
hacen el juego, que la Fuerza Pública viola los derechos
humanos, cuando la Fuerza Pública es la que la que sufre
la violación de los derechos humanos, como lo presenciamos
de nuevo en este campo de parada hoy al condecorar a
nuestros compatriotas mutilados por las minas antipersona,
por las violaciones de los derechos humanos de las guerrillas
terroristas.
Esta tarea hay que hacerla
con total transparencia. Transparencia en la acción militar
y policiva, en la observancia de los derechos humanos.
Transparencia en la lealtad con la Fuerza. Transparencia
en la observancia rigurosa de la Constitución. Transparencia
en el manejo de los recursos. Transparencia en la contratación.
Ese es un presupuesto fundamental de credibilidad.
Esta tarea hay que hacerla
con el entusiasmo que producen las victorias de corto
plazo, aquellas que se van acumulando todos los días.
Y esta tarea hay que hacerla con el amor que se requiere
para persistir en las horas de la abnegación. Y esta
tarea hay que hacerla con el coraje que se demanda en
los duros momentos de reveses.
Cuando hay coraje, hay revés
incapaz de producir reversa. Cuando hay coraje, la perseverancia
se impone sobre el dolor, sobre la angustia, sobre el
desasosiego. ¿Cuál amor en esta tarea? El amor a Colombia.
El único que nos jalona por sobre todas las circunstancias.
El que nos lleva a pedirle a Dios cada día que nos dé
mejor fuerzas, más fuerza para poder responderle bien
a Colombia.
Apliquemos esos elementos,
apreciados soldados y policías de mi patria. Y expreso
a ustedes toda la gratitud por su heroísmo. A los altos
comandantes, al señor Ministro la tarea abnegada de ellos,
la tarea comprometida para mejorar la Fuerza Pública
de la patria, para conquistar más peldaños de seguridad
todos los días en favor de nuestros compatriotas.
Y eso genera confianza en
Colombia. Y la confianza permite que los ciudadanos vivan
más felices en Colombia, que prospere la economía. Y
ello permite que vayamos cumpliendo las metas de inversión
social. Porque nos hemos propuesto simultáneamente la
seguridad, la confianza en Colombia, la superación de
la pobreza, la construcción de equidad. Y en ello vamos
avanzando.
Hace cinco años, cuando empezaba
esta tarea de gobierno, me parecía imposible comprometerme
ante mis compatriotas con la construcción de la doble
calzada Bogotá, Tunja, Sogamoso Duitama. Hoy vamos a
inaugurar los primeros 42 kilómetros.
El país empieza a tener un
tren de obras públicas que va a ser de la mayor importancia
y que comprenderá la doble calzada Bogotá-Buenaventura,
con el Túnel de la Línea, que habremos de llamarlo el
Túnel del Segundo Centenario, para que cuando los compatriotas
pasen por allí, las nuevas generaciones sientan que quedaron
atrás los días de la oscuridad del terrorismo y que van
llegando los días de claridad de las centurias de felicidad
que requerimos para los colombianos.
Una gran capacidad portuaria,
que ya se construye en Buenaventura, y la doble calzada
Bogotá-Santa Marta, para no hablar sino de algunas obras.
Y la concesión del aeropuerto El Dorado, que implicará
una inversión superior a los 600 millones de dólares.
Hace cinco años ello parecía imposible.
¿Por qué se ha hecho posible?
Porque la política de Seguridad Democrática, que es igual
al heroísmo de la Fuerza Pública de la patria, ha aumentado
la confianza en Colombia.
Y si bien no hemos superado
el déficit y el endeudamiento, las finanzas de país han
permitido que al tiempo que financiamos la Fuerza Pública,
vayamos financiando estas obras de infraestructura tan
importantes.
Y en este mes de agosto estamos
llegando a millón y medio de Familias en Acción. Cuando
empezó el Gobierno eran 220 mil. Las familias más pobres,
que reciben un subsidio para la educación y la nutrición
de sus hijos. Era un ensayo por unos meses. Nos parecía
imposible aumentar el número de Familias en Acción. Nos
parecía convertir ese programa en permanente.
Hoy es un programa permanente.
Este mes de agosto tendremos millón y medio de Familias
en Acción: familias pobres de la patria recibiendo ese
apoyo para la educación y nutrición de sus hijos. ¿Por
qué se ha logrado lo que parecía imposible? Se va logrando
por el heroísmo de la Fuerza Pública.
Ahora, antes de desplazarnos
a Boyacá para conmemorar también en el Altar de la Patria
este nuevo aniversario del la Batalla de la Gloria, asistiré
con la Ministra de Educación a conocer las conclusiones
del nuevo Plan Decenal de Educación.
Con la ayuda de Dios, cuando
estemos rindiendo la cuenta final de este Gobierno en
el 2010, habremos de decirles a los colombianos que logramos
plena cobertura en educación básica, más unos avances
excepcionales en universidad, en educación preescolar,
en formación técnica y tecnológica, y una más sólida
financiación de la investigación y el desarrollo.
Eso no parecía posible hace
cinco años. Era un país dominado por el terrorismo, una
ciudadanía presa del desencanto y unas finanzas públicas
bastantes enfermas. Hoy podemos decir que vamos por la
plena cobertura de educación, gracias al heroísmo de
la Fuerza Pública que con la política de Seguridad Democrática
ha devuelto la confianza en el país.
En una nación con tanta pobreza
y tantas dificultades, cualquier cosa que se hace es
poca. No se nota lo que se hace, se expresa lo que falta.
Ahora que lleguemos a millón y medio de Familias en Acción,
a pesar de dar ese salto de 220 mil a millón y medio,
ya no veremos el millón y medio sino las que quedan faltando.
Eso es normal que ocurra.
En una patria donde había 60 mil terroristas, ya pocos
nos acordamos de que hemos desmovilizado 43 mil. Porque
ahora tenemos que estar empeñados en que los otros 11
mil, 12 mil o 13 mil que todavía merodean y hacen daño
en la patria los podamos llevar a la cárcel o desmovilizar
en su totalidad. Lo vamos a lograr.
Hace cinco años no podíamos
sustentar la política de Seguridad Democrática en los
cabecillas. Ahora la tenemos que sustentar en la persecución
de los cabecillas. Tengo fe, señor Ministro y altos comandantes.
Pero también tenemos la angustia que emana del pueblo
colombiano sobre la necesidad de capturar a los cabecillas
de todas las organizaciones terroristas.
Nos quedan tres años. Lo tenemos
que lograr rápidamente. Tenemos que llenarnos todos,
en cada nuevo minuto, de sentido de urgencia, porque
el pueblo colombiano quiere con sentido de urgencia dejar
atrás esta larga pesadilla.
Solamente una política de
Seguridad Democrática seria y contundente, conduce a
la paz. Los terroristas no negocian con gobiernos débiles.
Los terroristas saben engañar. Y cuando engañan se fortalecen.
Hablan de paz para fortalecer su acción criminal. Los
terroristas solamente negocian cuando sienten que hay
un gobierno con toda la voluntad de derrotarlos.
Hemos desmovilizado 43 mil
porque hemos tenido toda la voluntad para derrotarlos.
Y vamos a desmovilizar al resto porque mantendremos toda
la voluntad para derrotarlos.
Quiero expresar hoy nuestra
voluntad de luchar para que esos terroristas que aún
no se han desmovilizado, se desmovilicen. Para lograr
una Nación para la felicidad de las nuevas generaciones.
Cuando veo a estos niños que
acuden hoy con sus papás y con sus mamás, que acuden
a observar la condecoración de su padre, cuando veo estos
niños alegres, a pesar de que muchos tiene el papá herido
o lo han tenido tantas horas distante en el campo de
batalla contra el terrorismo, cuando veo estos niños
digo: señores generales y señor Ministro, esta batalla
se justifica en la medida en que logremos que tenga el
éxito total para que las nuevas generaciones de colombianos
puedan vivir felices en el noble suelo de la Patria.
Le voy a pedir al Cardenal
que para terminar este acto, nos entone tres Avemaría,
un Padre Nuestro y una oración al Espíritu Santo, para
que hagamos en estos tres años que quedan una tarea con
más devoción por Colombia, una tarea con más amor por
Colombia, una tarea con más pulso y mejor buena letra
por el éxito de todos los compatriotas”. |