“Doña Nidia, muchas gracias. Déjeme sumar hoy mi voz con afecto al sentimiento de miles de colombianos, de millones de colombianos que la admiramos, la queremos y la respetamos como un impresionante ejemplo. Un punto necesario de referencia para la vida, para la vida pública, para la vida privada, para la vida en todos los momentos de la existencia.

Podríamos hablar hoy mucho de la obra de jóvenes solidarios, de la obra de las becas Diana Turbay, de la obra de Padres Solidarios, del jardín infantil. Podríamos hablar de todos los logros de Solidaridad.

Y eso se ha obtenido por muchos factores, claro, que la han apoyado. Y hoy tenemos que darle las gracias a todos los que la han apoyado. A Maria Victoria, a sus hijos que la han acompañado tantos años en esta tarea. Al doctor Gustavo Balcazar Monzón, su esposo. A un conjunto extraordinario de dirigentes del sector privado. A Elizabeth, la primera dama del Atlántico; al gobernador Carlos Rodado, que han acompañado mucho a Doña Nidia.

Pero fundamentalmente esto ha tenido su corazón, su fortaleza para no declinar un solo día en favor de la solidaridad.

Yo me hacía esta reflexión. Anoche que estaba en Tumaco usted me llamó y le fui a responder la llamada y era ya muy tarde y colgué. Dije: ’Mejor hablo con ella por la mañana’. Y me quedé pensando en usted.

Me hacía esta reflexión: hace 32 años empezó Solidaridad; no ha declinado un solo día, no ha tenido un solo desmayo. Y otra, Doña Nidia, hace 25 años usted terminó tareas de Gobierno y recuerdo hoy al ex Presidente Turbay Ayala, con afecto y con respeto. ¿Qué dijimos los colombianos?: Qué magnífica obra la de Doña Nidia.

Tengo, como tantos compatriotas, la imagen suya en las canoas por el Río Magdalena, por el Río Sinú, por el Río San Jorge, apoyando a los colombianos afectados por las inundaciones.

Hace 25 años los colombianos sentíamos una inmensa gratitud por lo que usted había hecho. Con eso era suficiente para habernos colmado, pero usted nos dio una lección: la tarea de la solidaridad no es sólo unos años de la vida, sino todos los años de la vida.

Es la mayor lección, una gran lección que debemos tomar los colombianos de usted. Uno no hace solidaridad un ratico, uno no hace solidaridad en unas horas, en unos momentos marginales. Uno hace solidaridad como Doña Nidia Quintero: todos los días, en todas las horas de la existencia.

Y muchas gracias por ese ejemplo y por esta convocatoria que hace, en la práctica, a la unidad de los colombianos.

Hoy me acompaña aquí el Carnaval de Barranquilla. Esta su directora Doña Mireya Caballero, el Gobernador, la Primera Dama del departamento. Ese Carnaval, cuando terminaba la Guerra de los Mil Días, con el liderazgo del General Vengoechea, produjo la Batalla de Flores, que se replica año tras año.

Dijo el General Vengoechea: “En Barranquilla las únicas batallas que vamos a tener en el futuro son las batallas de flores”.

A mí me ha tocado hacer un Gobierno de seguridad. El terrorismo destruye, la solidaridad construye. A la paz también hay que llegar por la vía de la seguridad para que se imponga finalmente la solidaridad de la cual usted nos da ejemplo.

Yo sé que persistiendo los colombianos con una vocación democrática de seguridad, algún día muchas voces repetirán lo que dijo el General Vengoechea: que en adelante las únicas batallas de Colombia sean las batallas de flores, esas del Carnaval de Barranquilla que usted hoy nos trae, Doña Nidia.

Interiorizo su ejemplo. Le pido a Dios que a los colombianos ese ejemplo nos penetre. La solidaridad no es de unos minutitos, es de toda la vida como ha sido el ejemplo de Doña Nidia.

Y muchas gracias a todos aquellos compatriotas que a usted le ayudan. Muchas gracias Alcalde por ayudarle a Doña Nidia, muchas gracias Gobernador por ayudarle a Doña Nidia, muchas gracias al sector privado por ayudarle a Doña Nidia en esta tarea tan bella.

Doña Nidia, la queremos mucho”.