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Palabras del presidente Uribe en la conmemoración de los diez años
de la zona franca de Bogotá
Agosto 24 de 2007 (Bogotá D.C. - Cundinamarca)

“Nos reunimos esta noche para celebrar estos diez años. Muchas felicitaciones por este esfuerzo, que le ha dado al país un magnífico ejemplo y que, en esta hora en la cual Colombia tiene todo el entusiasmo por la inversión, se constituye en un punto muy afortunado de referencia.

El estímulo a las zonas francas, que encontramos en entredicho por la legislación de la Organización Mundial de Comercio, es para nosotros uno de los puntos más importantes de la confianza inversionista. Confianza inversionista que conjuntamente con la seguridad democrática y con las metas sociales, constituyen los tres objetivos del Gobierno.

Creo que la ley aprobada quita la incertidumbre que vivía el país con la ley anterior y la legislación de la Organización Mundial de Comercio. Ya no tenemos unas zonas francas que puedan, a la luz de la Organización Mundial de Comercio, ser señaladas como infracciones a la equidad. Ahora tenemos unas zonas especiales que tienen los mismos estímulos, salvo IVA y arancel, los mismos estímulos por ejemplo en renta y complementarios, bien sea para enviar su producción al mercado interno o para enviarla al mercado externo.

Veo la preocupación de ustedes por la estabilidad del decreto reglamentario de la ley. Tomó tiempo el decreto, como tomó tiempo la ley. Y debimos expedirlo prácticamente trece meses después de haber aprobado la ley, porque el año 2006, además de haber sido un año electoral, fue un año de definiciones muy importantes en materia tributaria.

Nos parecía que era prudente que el país tuviera la nueva ley tributaria que se aprobó en nuestro Congreso en diciembre de 2006, antes de entrar a reglamentar la ley de las zonas francas especiales.

Comprendo las preocupaciones de ustedes por la suerte del decreto. En el Ministerio de Hacienda ha habido alguna inquietud por el temor de que se constituya en un facilismo.

Voy a hablar, tan pronto termine esta reunión, con el señor Ministro de Hacienda, para indagar cuáles son las soluciones, qué está pensando finalmente el Ministerio. Y si el Ministerio considera que deben introducirse algunas reformas al decreto, pues pediré que se adelante una audiencia con todas las zonas francas del país, los gremios que las agrupan, el señor Ministro de Comercio, para buscar, si fuere necesario, un nuevo decreto, con el mayor nuevo de concertación, de construcción de consenso, en el más breve tiempo posible.

Voy a procurar que en el curso de las dos siguientes semanas lo que haya que decidir quede resuelto, para que no tengamos más demoras en esto y para que el Ministro de Comercio le pueda entregar al país un buen balance, en diciembre, sobre las nuevas zonas francas aprobadas en Colombia.
Esa aprobación debe ir de la mano de los acuerdos de estabilidad normativa. Creo que eso disipa preocupaciones sobre la estabilidad jurídica.

Permítanme decir algo: el país ha tenido un elemento muy positivo, que hay que ponderarlo ante los compatriotas y ante la comunidad internacional. El país ha sido respetuoso de derechos adquiridos, de situaciones consolidadas. ¿Qué hay que hacer más? Indudablemente.

Cuando discutíamos el proyecto de ley, que tuvo un trámite tan difícil en el Congreso y que hoy autoriza al Gobierno a firmar los pactos de estabilidad con los inversionistas, le decía al Congreso: ¿y porqué le tenemos temor a eso proyecto de ley, si en la tradición colombiana hay una gran inclinación a respetar las reglas del juego?

No solamente aspiramos a entregar al final de año un gran balance de pactos de estabilidad firmados entre el Ministerio de Comercio y los inversionistas, sino continuar con los diferentes gremios del país estudiando qué más debemos hacer para garantizar completa tranquilidad en el campo de la estabilidad normativa.

Nos quedan tres años ya cortos. Y quiero empeñar ante ustedes el compromiso de buscar todos los caminos para taponar rendijas por las cuales se nos pueda escapar la necesaria estabilidad normativa.

Otros elementos en la construcción de confianza, mencionados estos dos: las zonas francas y los pactos de estabilidad, otros elementos muy importantes son el conjunto tributario, el modelo del país, la seguridad, la salud fiscal de la nación.

Permítanme referir al modelo tributario. Colombia, históricamente, en su Congreso, en sus ejecutivos, en la academia económica, tenía mucha aversión a utilizar la legislación para estimular la inversión. Planes Vallejos y zonas francas fueron una excepción. Y lo fueron con miras a estimular las exportaciones en un país que históricamente hay tenido un bajo nivel de exportación per cápita. Y lo fueron en el caso de los Planes Vallejos, respuestas a un ciclo, a una etapa de un ciclo económico, que en aquella oportunidad tenía al país al borde de una crisis cambiaria.

Diría que si hoy los miramos retroactivamente, no fueron el fruto de una profunda convicción sino de una urgente reacción a los peligros de una crisis cambiaria.

Creo que hemos avanzado bastante. Creo que los estímulos tributarios introducidos, primero en 2002 y 2003, por nuestro Gobierno, y aprobados por el Congreso, fueron un paso trascendente. Y todavía más trascendente el hecho de que en la legislación tributaria del año pasado, esos estímulos de 2002 y 2003, que eran transitorios, los convertimos en permanentes.

Permítanme referirme algunos de ellos. Hoy para producir biocombustibles, actividad en la cual el país tiene un futuro muy promisorio, se eximió del impuesto global al combustible y del IVA. Y de la sobretasa a las entidades territoriales.

Hoy hay grandes estímulos para la industria del software. Hoy hay grandes estímulos para las otras energías alternativas, como la eólica. Hoy hay grandes estímulos para la exploración y búsqueda de hidrocarburos. Hoy hay una exención tributaria a los nuevos hoteles durante 30 años. Una exención tributaria durante 30 años a los ingresos provenientes de la parte que corresponda a nuevas inversiones en viejos hoteles.

Esto está permitiendo, además de la seguridad democrática, que en este momento en Colombia se estén construyendo 5 mil habitaciones hoteleras y que el país empiece a ver una gran posibilidad en esa área.

Pero además de estímulos tributarios específicos, hay uno general muy importante. Entre 2002 y 2006 cualquier inversión que se hizo en Colombia, que agregara al patrimonio del contribuyente, tuvo una deducción tributaria del 30 por ciento. Primera vez que se introducía en nuestra Patria. El año pasado la convertimos en permanente y quedó en 40 por ciento.

Apreciados usuarios de esta Zona Franca: todo lo que ustedes inviertan en este año y en los años venideros tendrá una deducción del 40 por ciento. Eso equivale a que de cada 100 pesos que ustedes inviertan, el Estado les contribuye con 12,8.

Y además a esa deducción tributaria se le da un tratamiento que facilita utilizarla. Si no se puede hacer efectiva el primer año, el saldo se convierte en un crédito fiscal que se utiliza en tantos años fiscales subsiguientes como sea necesario. Quedó sin límite de tiempo. Como se eliminó el límite de tiempo a las pérdidas que acumulaban las empresas. Que si no las redimían en las declaraciones de renta en unos pocos años, entonces ya no las podían en adelante utilizar como créditos fiscales. Ahora la deducción tributaria es un crédito fiscal, las pérdidas son crédito fiscal durante un número indefinido de años.

Y un punto bien importante: esa deducción tributaria del 40 por ciento no se excluye, es compatible con la tarifa preferencial del 15 por ciento para las zonas francas.

Y además creo que los requisitos de las zonas francas no son requisitos endemoniados. Son asequibles, bien en inversión, bien en número de empleos.

Cuando pienso en el país rural, en el país agroindustrial (y los quiero invitar a ustedes a que este ejemplo de Bogotá trascienda al país agroindustrial), veo lo siguiente en la nueva ley: los empleos para una zona franca agroindustrial pueden ser el resultado de sumar los empleos directos de la planta industrial con los empleos de los campos agrícolas que se utilicen como materia prima para las plantas industriales.

Y esa tarifa del 15 por ciento, compatible, que se suma a la deducción del 40 por ciento, hace la nueva figura muy atractiva. La tributación en Colombia nos ha convertido hoy en un país en condiciones de competir desde es punto de vista.

A mí me hablaban de la legislación cubana en turismo, de la legislación costarricense, de la dominicana. Hoy somos plenamente competitivos.

Antes nos hablaban de estímulos en materia tributaria para producir en la nueva Irlanda, y nosotros asistíamos con mucho complejo a esta comparación. Hoy tenemos unos estímulos tributarios que nos hacen competitivos desde ese punto de vista en cualquier parte del mundo.

No olvidemos que Colombia mantiene la exención a los dividendos, que se desmontó esa tributación desde la administración Barco. Y no ha sido fácil, porque sectores políticos del país, reforma tributaria tras reforma tributaria, han insistido en recuperar el gravamen a los dividendos. El Gobierno lo ha defendido con toda ardentía.

Y para crear condiciones de estabilidad normativa en materia tributaria, no solamente tenemos la decisión de firmar esos pactos de estabilidad, sino también la decisión de no presentar reformas tributarias durante este Gobierno, a fin de crear en el país un ambiente propicio a que la tributación se mantenga estable, intocada, durante el más extenso y posible período de tiempo.

Además de la legislación tributaria, nosotros vemos otros requisitos para la confianza inversionista en nuestro país. Uno muy importante: la salud fiscal de la Nación.

Ahora que el mundo teme a la crisis del mercado inmobiliario en los Estados Unidos, que puede producir por lo menos efectos de contagio en muchas partes del mundo, pero que lleva dos días de calma, tenemos que decir que Colombia ha venido mejorando su salud fiscal y financiera, lo que hace que el país esté en mejores condiciones para resistir la presión de crisis internacionales.

En las anteriores crisis el país estaba en un déficit creciente. Ahora el déficit se ha reducido en este Gobierno del 4,2 en agosto de 2002, al 0,7 en esta fecha.

El déficit del Gobierno Nacional central, que es la suma entre el déficit que se explicitaba y las reservas que ya no tiene el Seguro Social y que hemos tenido que asumir para pagar las pensiones de esa entidad, se consolidaba en el 7,5. Este año puede estar entre el 3,5 y el 3,9. Seguimos con la tarea de reducirlo año tras año.

Esta crisis nos encuentra con un déficit decreciente. El endeudamiento, que en pocos años pasó del 16 por ciento del PIB al 50 (de la administración Barco al 2002 el endeudamiento colombiano pasó del 16 por ciento del PIB al 50 por ciento, creció geométricamente). Nuestro Gobierno lo ha reducido al 28 por ciento y confiamos que podamos reducirlo todavía unos puntos.
Entonces creo que la salud fiscal de la Nación acompaña hoy con sus tendencias a la confianza inversionista.

Tengo que hablar de temas de connotación política. Uno de ellos muy importante, directamente relacionado con la salud fiscal de la Nación: es el acto legislativo, la reforma constitucional recientemente aprobada sobre transferencias.

Creo que fue bueno, muy bueno. Estimula la descentralización pero no arruina a la Nación. Lo peor que habría para la descentralización sería causarle a la Nación la ruina que se derivaría de regresar a la fórmula de la Constitución del 91. Inaplicable.

Pienso que es muy importante que todos los compatriotas nos ayuden en la defensa de ese acto legislativo. El Gobierno, con todo el respeto por quienes promueven un referendo para derogarlo, tiene que crear conciencia en cada reunión de compatriotas sobre la conveniencia de ese acto legislativo.

Es transitorio hasta el año 2016. Esa transitoriedad coincide con este período en el cual la Nación tiene que asumir cuantiosas cargas pensionales. ¿Qué tal que no hubiéramos hecho la reforma constitucional de pensiones, la reforma legal de pensiones? Miren lo que se suma ahora: solamente las pensiones de los profesores del sector público de primaria y secundaria, pueden costar por encima de 37 billones.

Y tenemos que asumir las pensiones de las universidades. Solamente la carga pensional, estimada actuarialmente, en la Universidad Nacional, puede costar 4 billones. Finalmente quien lo paga es el Gobierno Nacional central. Y todo eso lo tiene que asumir la Nación hasta el año 2016.

En el acto legislativo de transferencias se dice, de manera prudente, que a partir del 2016 se les transferirá a las regiones, con una fórmula de crecimiento, igual al crecimiento en el respectivo año de los ingresos corrientes de la Nación. Eso se discutió mucho. Creo que es bueno para el país. Por eso pido a todos mis compatriotas que nos ayuden en la defensa de esa fórmula.

También para contribuir a la confianza inversionista es muy importante el modelo colombiano. Mientras en América Latina muchos países están hoy en la moda del estatismo, están lanzándole ácidos y ahuyentamiento al sector privado, Colombia está en todo lo contrario: atrayendo con miel al sector privado nacional e internacional.

Nosotros hemos reformado 419 entidades del Estado. Ahora estamos reformando las clínicas del Seguro Social. Estamos en la capitalización de Ecopetrol. Era un imposible ideológico. Si ustedes me hubiera preguntado hace cinco años: ¿va a hacer la reforma pensional y laboral de Ecopetrol?, les habría dicho: lo intentaré. Pero no les habría asegurado el resultado. Se pudo hacer.

Si me hubieran preguntado hace cinco años: ¿van a sacar un porcentaje de Ecopetrol a capitalizarlo?, les habría contestado: imposible, por la posición ideológica. Lo logramos. El 27 de agosto empieza la suscripción de acciones de Ecopetrol para capitalizar la empresa y convertirla en una de las más importantes del mundo.

¿Cómo voy a desaprovechar la visita esta noche a la zona franca de Bogotá en sus 10 años, y no pedirles a ustedes que se den un regalito por estos 10 años? Compren todos unas acciones de Ecopetrol.

Necesitamos 200 mil colombianos. Con 200 mil colombianos con acciones de Ecopetrol, este país da otro salto en el proceso de cambiar para bien, de cambiar de verdad.

Se han venido reformando todas esas empresas del Estado. Esta noche, por ejemplo, se comunicará un decreto muy importante sobre el Seguro Social de Bogotá. Y vamos a hacer esfuerzos hasta el último día del Gobierno por tener un Estado más transparente, al servicio de la comunidad, con menos costos burocráticos, sin clientelismo.

Allí donde entra un socio, se acaba el clientelismo. El que me pida hoy un puesto en Telecom le digo: ¿ya habló con los socios españoles? El que me pida un puesto en Ecopetrol, después de la capitalización, le voy a decir: vaya hable con los 200 mil accionistas a ver si ellos aceptan.

Un gran subproducto de la reforma del Estado es la eliminación del clientelismo. Y algo muy importante: aquí reformamos el Estado. Nos hemos ahorrado un punto del PIB. Ha contribuido mucho a la salud fiscal de la Nación. Pero no estamos en el estatismo.

Lo que nosotros queremos es fomentar la inversión privada en Colombia, el emprendimiento, como camino para poder superar la pobreza, construir bienestar, construir equidad.

La seguridad democrática sí que aporta a la confianza inversionista. Sin ella, por más que hagan los estudios del ministro Plata, por más que lleven al estudio de factibilidad el costo de las compañías de seguridad, la gente no invierte. Sin seguridad democrática, dejan la inversión en los estudios de factibilidad y los enmochilan.

La seguridad democrática ha demostrado ser un paso muy eficiente para lograr estimular la inversión. Vamos ganando en materia de seguridad democrática, pero no hemos ganado todavía.

Cuando yo me disponía a llegar a este recinto, comentábamos por teléfono el problema de que los enfrentamientos del Ejército con las guerrillas terroristas en el sur del país, donde mañana estaré en la localidad de Tumaco, produjeron hoy un desplazamiento a San Lorenzo (Ecuador) de 1.000 personas, que vamos a procurar propiciar un retorno a nuestro país.

No hemos ganado todavía, pero estamos ganando y vamos a ganar. Con perseverancia, los terroristas llegará un momento en que los tendremos totalmente derrotados. Ellos no negocian con la benevolencia de los gobiernos. El Gobierno que crea que va a conquistar el amor de los terroristas para negociar con ellos está equivocado. El único Gobierno que logra negociar con ellos es el Gobierno que conquista el temor, así venga con rabia de parte de los terroristas.

A mí me dicen ‘es que esos tipos lo odian a usted’. Digo, ‘mejor para Colombia, porque si estuvieran enamorados de mí, Colombia no tendría manera de negociar con esos bandidos. Si me odian es por algo y ese algo es lo que hará que algún día esos bandidos sientan que tienen que negociar’.

Con perseverancia esto lo ganamos. Queremos, sí, el acuerdo humanitario. Pero está demostrado que para que salgan unos guerrilleros de la cárcel y liberen unos secuestrados no hay que despejar zonas de un país que estuvo despejado 40 años, y por eso de él se apropiaron guerrilleros y paramilitares. Ahora hay que hacer es el despeje al revés. Ahora hay que despejarlo es de terroristas para que los colombianos puedan trabajar seguros y puedan vivir felices.

Nuestra otra condición en el acuerdo humanitario es que los guerrilleros que salgan de la cárcel no vuelvan a delinquir. Está bien que salgan guerrilleros de la cárcel por un acuerdo humanitario; está bien que entren a un proceso de reinserción, que se ubiquen en el extranjero bajo la responsable supervisión de una nación extranjera. Lo que no está bien es que salgan, a los tres días los veamos de camuflado nuevamente en las pantallas de televisión, blandiendo desafiantemente los fusiles de la guerrilla, sembrando el país con minas antipersonal y mutilando nuevos policías y nuevos soldados. Eso no lo podemos permitir apreciados compatriotas.

La perseverancia en la seguridad democrática es motivo de confianza y nos falta mucho. Yo, por ejemplo, no puedo estar contento con la evolución de delitos urbanos como el robo a residencias, el hurto a personas, el hurto a locales de comercio. Hay pequeñas disminuciones, pero no suficientes. Acabamos de aprobar una ley que le da más herramientas a la Policía y estamos luchando para que en los próximos meses el país tenga mejores indicadores en esa materia.

Hay obstáculos a la confianza inversionista. Uno de ellos es la falta de infraestructura. Yo le preguntaba ahora al doctor Juan Pablo Rivera qué porcentaje de producción de la Zona Franca se mueve por carretera y qué porcentaje por el aeropuerto.

Él me contó los porcentajes. Es increíble. Ustedes tienen que competir con zonas francas en el mundo y en América del Sur situadas en el mar. Nosotros aquí, por un lado, estamos a mil kilómetros del mar y por otro lado casi a 600.

Miro desde un helicóptero estas carreteras y son unos hilitos de asfalto. Y digo: ‘guapos mis compatriotas, valerosos mis compatriotas. Ser capaces de competir y generar empleo a esta distancia del mar, con estas carreteras y con esta topografía’.

No ha sido fácil. Pero asumo los siguientes compromisos con ustedes para no hablarles de todo ese tema tan vasto y tan difícil de infraestructura. Primer compromiso: así como entregamos la concesión de El Dorado sacarla adelante.

No es sencillo desde el punto de vista fiscal. Es el aeropuerto rentable. Con las utilidades de El Dorado sosteníamos todos los otros aeropuertos. Ahora, con la concesión, tenemos que entregarle al concesionario el 56 por ciento de los ingresos de El Dorado. Ya no lo podemos llevar a otros aeropuertos para que el concesionario pueda cumplir lo que está consignado en el contrato, para que el aeropuerto tenga un gran crecimiento en carga, en facilidades, y pase de una capacidad de 8 millones de pasajeros al año a una capacidad de 20 millones de pasajeros al año.

Asumo un segundo compromiso con ustedes: nosotros encontramos todas las concesiones viales en pleito. Hemos superado esos pleitos. Nos falta una etapa de la conciliación con Comsa, el consorcio que tenía la carretera de Bogotá al río Magdalena. Conciliación que muy difícil; un pleito de más de 10 años.

Se hizo la conciliación. Ya tuvo el visto bueno del Procurador, un gran paso. Ahora nos falta, para que quede en firme, el visto bueno del Tribunal Administrativo de Cundinamarca.

Estamos trabajando con la agencia de inversión del Banco Mundial en la estructuración de la nueva concesión, para salir de Bogotá al río Magdalena por el cañón del Río Negro con menos proyecto en túneles y más extensión en viaductos y continuar con doble calzada hasta Santa Marta.

Confió en dejar esa doble calzada Bogota - Santa Marta totalmente contratada e iniciada su ejecución para que se facilite la competitividad de nuestra ciudad.

Y adquiero un tercer compromiso con ustedes: el corredor vial Bogotá – Buenaventura. Ya hemos contratado, está bastante avanzada la ejecución del tramo Bogota - Girardot - San Rafael. En tres meses debemos dar al servicio la variante de Fusagasugá. Ya tenemos 1.000 metros perforados del túnel del Boquerón. Confiamos que en Semana Santa del año entrante esté dada al servicio la variante de Melgar.

Estamos construyendo la ampliación del puente sobre el Sumapaz y del puente sobre el río Magdalena. Hemos contratado ya un nuevo tramo, San Rafael, que queda adelante de Flandes, entre Flandes y El Espinal, a Ibagué, a Cajamarca. Hemos concluido ya varios de los viaductos de la loma de la Línea. En el túnel de 8.600 metros, en el túnel básico, están perforados ya 6.000 metros. Y en Internet está la apertura la apertura de licitación para contratar lo que queda faltando del túnel y la doble calzada a la ciudad de Armenia.

En la autopista cafetera se superaron todos los pleitos. Está avanzando velozmente y tenemos contratados casi todos los tramos de doble calzada de Buga a Buenaventura.

Además, los acuerdos recientes para ampliar el Puerto de Buenaventura, para hacer inversiones allí por parte del concesionario de 450 millones de dólares, y los puertos de agua dulce y el consorcio industrial en Buenaventura van ayudar mucho a fomentar la competitividad nacional.

Confiamos poder avanzar en eso y en otras vías de gran importancia. Veo con mucha ilusión la doble calzada de Bogotá a Sogamoso. Ya dimos al servicio los primeros 43 kilómetros y en la medida en que la concluyamos y se pavimente lo que falta, está en plena ejecución, de Sogamoso a Yopal, va a ser una salida muy importante al Llano y a Venezuela.

Sé, comparto la preocupación del sector privado colombiano por el tema de infraestructura, pero estamos empeñados en poder dejar en marcha un proyecto bien, bien importante en materia de infraestructura. Me apersonare desde esta misma noche de despejarles a ustedes las dudas sobre el Decreto de las zonas francas.

Los felicito. Los felicito por el esfuerzo de estos 10 años. Crezcan, perseveren, que todos trabajando con la alegría y la imaginación de los colombianos vamos a lograr un país que les dé felicidad a las nuevas generaciones.

Muchas gracias".

     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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