“Acudimos esta noche, en medio de esta brisa Caribe, a la ciudad histórica, al campo de la Escuela Naval Almirante Padilla, para graduar una nueva promoción de tenientes y subtenientes.
Nos hace el inmenso honor, el almirante Eduardo Darcourt, comandante General de la Marina de Guerra del Perú, de acompañarnos en este acto. Y, con inmenso honor, hemos procedido a colocar sobre su pecho la Medalla Orden al Mérito Naval ‘Almirante Padilla’, en la Categoría de Gran Cruz.
Nos unen todos los vínculos históricos de las luchas del presente y del propósito de labrar el porvenir con el hermano pueblo del Perú y sus instituciones democráticas.
De ellos, los pasajes de la historia, Bolívar y San Martín, no fueron adversarios. Cada uno cumplió una etapa formidable en la gesta de la independencia del Perú. Hoy más que nunca las instituciones de los dos países están todos los días más cercanas; las economías de los dos países buscan total integración; nos integramos entre nosotros y buscamos conjuntamente integrarnos con el mundo.
Tenemos gran afecto por las instituciones y el pueblo y el gobierno del Perú y sentimos que allí hay gran afecto por esta tierra colombiana, sus gentes, sus instituciones democráticas.
Muchas gracias, Almirante Darcourt. Simboliza usted, con su presencia, la historia, el presente y el futuro de nuestras dos naciones.
Acudimos a esta nueva graduación. Muchas gracias jóvenes graduandos por escoger ustedes la vida militar; una vida de riesgo y honor; una vida de servicio con amor sin posibilidades de descanso; una vida en agitación permanente; una vida escasa, de pronto nula, en sosiego. Pero una vida que honra a Colombia, que los pone a ustedes de referentes de ejemplo a la juventud, a su misma generación y a todas las generaciones que habrán de venir.
Su ascenso es un ascenso en la esperanza de los colombianos, en la esperanza de una Patria que durante tantos años ha sufrido la violencia y que tiene la determinación total de superarla.
Les hacemos llegar desde lo mas hondo de nuestros corazones, la más grande felicitación.
La bandera de Colombia en sus manos hace ondulaciones en expresión de confianza. Las manos de ustedes, las manos de una juventud laboriosa, entregada al amor de la Patria; de una juventud transparente; de una juventud con determinación; de una juventud con firmeza, son garantía para portar esa bandera, para portar las armas de la República, para llevar a la eficacia las garantías de la unidad nacional y la tranquilidad de los colombianos.
Al aplaudirlos a ustedes, queremos representarlos en el teniente de corbeta Miguel Ángel Calvache Ramirez, primer puesto de la promoción, condecorado hoy con la medalla Francisco José de Caldas.
Honra él la disciplina, el estudio, las virtudes de la juventud colombiana. Y en estas graderías, a estas graderías acuden hoy sus papás, sus mamás, hermanos y familiares, con un sentimiento contrastado entre el honor por el servicio de sus hijos a la Patria y, también, la preocupación por el riesgo en la difícil tarea a la cual ustedes han consagrado su vida.
A estos papás y a estas mamás que acuden hoy, que han entregado el mayor amor de un ser humano, el de sus hijos, al servicio de la Patria, nuestras felicitaciones, nuestro mayor aplauso. Esa angustia de estos papás y estas mamás al entregar sus hijos, también consuela a millones de colombianos que con la angustia de estos papás y el esfuerzo de los hijos graduandos de esta noche, pueden garantizar, pueden soñar con años, con siglos de tranquilidad para este país.
Quiero felicitar a doña Mery y a don Álvaro, los padres del teniente de corbeta Miguel Ángel Calvache Ramirez, que representan la virtud de los hogares colombianos, la capacidad de transmitir valores a los hijos, de formarlos en recia disciplina y con amor a la Patria.
A los papás y las mamás de esta promoción de graduandos, nuestra gratitud sin límites, nuestro aplauso desde el fondo del alma.
Hemos vivido unos días tristes en nuestra Patria. El comentario entre cónyuges, entre padres e hijos, entre compañeros de trabajo, es un comentario de tristeza por las pruebas, más que de supervivencia, de tortura, de los compatriotas secuestrados.
Tenemos dolor pero no sorpresa. Esos videos, esas fotos, esas cartas ponen en evidencia una tortura que hoy sufren unos colombianos en su espíritu y en su fisonomía y que la han sufrido miles de colombianos a lo largo de 50 años de esta pesadilla terrorista.
Por eso, este dolor no puede ser motivo de claudicación. Tiene que ser motivo para afirmar la determinación del pueblo colombiano de derrotar el terrorismo.
Recordaba esta tarde en Cali como en 2003, cuando los terroristas de las Farc asesinaron a muchísimas personas con un carro bomba en el Club El Nogal de Bogotá, la ciudadanía de Bogotá, volcada a las calles, coreaba: ‘Bogotá llora, pero no se rinde’.
El pueblo colombiano jamás se ha rendido. Y ahora que ve más cerca la posibilidad de la derrota final del terrorismo, si que menos se va a rendir. Por eso la reflexión es: Asimilamos nuestro dolor con entereza, en el propósito firme de derrotar el terrorismo.
(Miguel de) Unamuno solía decir que el fuego que derrite la manteca templa el acero. El fuego de las dificultades ha templado el corazón del pueblo colombiano y con ese temple el pueblo colombiano, con su Fuerza Pública, se propone superar esa gran pesadilla que ha sido el terrorismo.
Hemos hecho todos los esfuerzos por el acuerdo humanitario. El primero de ellos fue modificar nuestra posición inicial. En 2002 dijimos a los colombianos que no estábamos de acuerdo en un intercambio humanitario, a no ser que el grupo terrorista de las Farc aceptara iniciar un proceso de paz con cese de hostilidades.
Después de hablar con gobiernos extranjeros, con los familiares de los secuestrados, con la Iglesia Católica, abandonamos esa postura y emprendimos la búsqueda del intercambio humanitario.
Cualquier cantidad de esfuerzos con respuestas de asesinatos y mentiras.
Primero los facilitadores. Autorizamos la facilitación del ex presidente Alfonso López, que en paz descanse; del ex presidente Ernesto Samper; del doctor Alvaro Leyva. Durante casi 3 años Naciones Unidas tuvo en Bogotá un delegado del Secretario General, como facilitador para el acuerdo humanitario.
Hemos tenido la facilitación de la Iglesia Católica; 2 delegados de España, de Francia, de Suiza han actuado en Colombia como facilitadores. Además de la facilitación hemos hecho incontables esfuerzos adicionales.
Un día liberamos de la cárcel, unilateralmente, a 27 integrantes de las Farc, como un gesto humanitario para buscar la liberación de nuestros secuestrados.
Antes de hacer efectiva la extradición de ‘Simón Trinidad’ y de ‘Sonia’, propusimos a las Farc que liberara a los secuestrados y que el Gobierno revocaría esa extradición. Negativa de las Farc.
Un día aceptamos la propuesta de los delegados europeos de una zona de encuentro rural, en la Cordillera Central vallecaucana. Cuando los europeos nos propusieron esa solución, creí que estaba consultada y aprobada por las Farc.
Las Farc, como siempre, mintió y engañó. Primero dijo que no había sido consultada. Al ser desmentida por los europeos, entonces dijo que no aceptaba.
Otro día recibo una llamada del Presidente (Nicolás) Sarkozy (de Francia), horas después de su posesión. Me pregunta que si es cierto que el Gobierno de Colombia va a liberar 150 integrantes de las Farc y le digo que sí.
Me comenta que eso será muy útil para la liberación de los secuestrados. Exterioriza su preocupación por el secuestro y la necesidad de la liberación de la doctora Ingrid Betancourt.
A los 5 días me repite la llamada. Me pregunta si se mantiene en firme la liberación de los prisioneros; le digo que sí, que nuestra palabra es una. Me pide que liberemos a Rodrigo Granda y buscando el marco jurídico para hacerlo, no fácil, liberamos a Rodrigo Granda.
Primero 27 de las Farc, después 150, Rodrigo Granda. Respuesta: el asesinato y la mentira.
El último intento de mediación suscitó en nosotros muchas reflexiones. De un lado de la balanza pusimos el riesgo político, el riesgo a que se alteraran relaciones con países hermanos, con comunidad internacional, con sus gobiernos, también relaciones personales con jefes de Estado.
Los advertimos todos e hicimos lo posible por precaverlos, por evitarlos. Pero en el otro lado de la balanza pusimos la necesidad de un acuerdo humanitario eficaz, que obtuviese la liberación de los secuestrados.
Al mirar las dos opciones, una en cada extremo de la balanza, decidimos ignorar el riesgo político y darle primacía a la búsqueda de la liberación de los secuestrados.
Todos estos esfuerzos han tenido como respuesta del terrorismo, asesinatos y mentiras.
Primero asesinaron a un grupo de secuestrados, entre quienes se encontraban el ex ministro de Defensa Gilberto Echeverri y el gobernador de Antioquia, el doctor Guillermo Gaviria, y oficiales de nuestra Fuerza.
Los asesinaron en la selvas del Murrí, entre Antioquia y Chocó, en una selva frondosa y espesa, en una cordillera arrugada. El día del asesinato conversé en el Hospital de Medellín con los dos oficiales sobrevivientes. Estaban allí empezando su recuperación. Habían sido rescatados de la selva con unas profundas heridas causadas por la enfermedad de la selva que se llama leshmaniasis.
Me contaron que no hubo combate. Que el asesinato se produjo con todos los agravantes que suele utilizar el terrorismo. Estábamos, sí, en un intento de rescate, pero no hubo combate. Este Gobierno jamás ha mentido.
Me contaron que cuando se oyó el ruido de los helicópteros, los guerrilleros se fugaron. Y cuando no llegaban los soldados, los guerrilleros regresaron y dispararon contra los secuestrados que estaban tendidos en el suelo.
Me contaron los oficiales que durante ese cautiverio el ex ministro y el Gobernador se acercaban a los comandantes de las Farc. Les decían: ‘¿Por qué nos secuestran y nos torturan? Estábamos en una caminata de paz. Hemos buscado el diálogo, la amistad con ustedes, la reconciliación de los colombianos’.
La respuesta era el odio destilado de siempre por el terrorismo. Les decían: ‘Ustedes no son nuestros amigos, ustedes son nuestros enemigos de clase. Nuestros idiotas útiles’.
Hay que tener muy en cuenta estos episodios, porque el terrorismo ha hecho de la bondad su idiota útil.
Por eso, en esta hora de dolor, los colombianos no podemos caer en la trampa de ser idiotas útiles del terrorismo para que se recrudezca el secuestro. Tenemos que ser soldados firmes del proceso de la derrota del terrorismo en nuestra Patria, que todos los días está más cerca.
Después, mataron a los diputados vallecaucanos. Quisieron hacer teatro, mentir nuevamente. Despertaron a Europa con la noticia de que habían muerto los diputados en un combate de las Farc con el Ejército. Mentiras.
El Ministro de la Defensa, los altos mandos, hicieron una inspección rigurosa sobre los combates acaecidos en esas áreas del país y hallaron que no se había dado un solo combate en el área de asesinato de los diputados. Así se lo dijimos al país.
Quedaba la palabra de un Gobierno honesto y diáfano, que por su origen democrático se presume de buena fe, contra la palabra siempre mentirosa del terrorismo.
Pero el dolor genera dudas. Sin embargo, Dios premia la buena fe. Hace pocos días, la Fiscalía General le dijo de manera contundente al país que allí no hubo combate. Los diputados murieron asesinados.
La Fiscalía agregó que les dispararon estando ellos en el suelo, a muchos a corta, como se dice, ‘a quemarropa’; que a los cadáveres les cambiaron de vestimenta y los trasladaron de sitio.
Todavía, una página de Internet de las Farc, desde Europa, quiere sostener la mentira, contra las evidencias de la justicia.
Hace un año, 14 meses, puso las Farc un carro bomba contra la Universidad Militar en Bogotá. Pocas horas después, el Ministro de Defensa y los altos mandos recogieron pruebas que para el Gobierno eran plenas y que nos llevaron a tomar decisiones drásticas.
En Europa regaron la especie de que ese carro bomba lo había puesto el Ejército por orden del Presidente de la República, para tener justificaciones de romper un proceso de acuerdo humanitario. El terrorismo miente.
Pero Dios premia la buena fe.
Hace pocos días, la Fiscalía General de la Nación expresó que ese carro bomba fue puesto por las Farc, a través de una persona que se infiltró en los cursos de alto nivel militar.
Y se quiso también, ahora, poner en tela de juicio la diafanidad del Gobierno, con las pruebas de supervivencia, pruebas de tortura.
Entre las 6 de la tarde y las 7 de la noche del jueves de la semana anterior, fui informado por el Fiscal General que en un procedimiento del Ejército, acompañado por la Fiscalía, conducido por el propio general Mario Montoya, comandante del Ejército, había sido decomisado un material, donde, probablemente, estarían las pruebas de supervivencia de los secuestrados.
A las 9 de las noche nos confirmaron esas pruebas, nos dijeron que eran creíbles.
El Gobierno dio la instrucción de que se publicaran de inmediato, sin dilaciones y sin manipulaciones.
Un Gobierno, amigo de las Farc habría podido decir: ‘Esta carta de la doctora Ingrid Betancourt no la publiquen en su totalidad. Publiquen apenas unos apartes que demuestren que está viva y oculten otros párrafos, donde se pone en evidencia el carácter hitleriano, torturador de las Farc’.
Por su lado, nuestro Gobierno habría podido decir: ‘No las entreguen la noche del jueves ni al amanecer del viernes ni el sábado ni el domingo. Esperen que ocurra un certamen electoral internacional y entréguenlas la semana entrante’.
Pero este es un Gobierno diáfano, que no permite que el cálculo político prevalezca sobre el sentido humanitario. Ordenamos entregarlas de inmediato, sin cálculo político.
Nuestro Gobierno habría podido decir: ‘Oculten de esas de pruebas aquellas expresiones críticas al Presidente Uribe’. Pero nuestro Gobierno no lo hizo. Este es un Gobierno diáfano. Se publicaron con prontitud, sin demoras y sin manipulaciones.
Y ahí no están las pruebas de todos. Ni son las primeras evidencias de tortura. Ahí aparecieron pruebas de supervivencia de 16 compatriotas; el terrorismo habla de 47 canjeables. ¿Dónde están las pruebas de los otros 31? ¿Por qué no aparece la prueba del doctor Lizcano, la prueba de la señora Consuelo de Lozada? ¿Por qué no aparece la prueba del ex gobernador (del Meta) Alan Jara? ¿Por qué no aparece la prueba de Clara Rojas? ¿Por qué no aparece la prueba de Emmanuel, el niño concebido y nacido en cautiverio?
Emmanuel, más esclavo que los primeros esclavos. El proceso de manumisión de esclavos, el proceso de libertad de esclavos tuvo etapas: en las primeras se tomaba la decisión de libertar los vientres de las esclavas. Ni esa decisión se tomó con Emmanuel.
Secuestrada su madre, su vientre también estuvo secuestrado. Y secuestrado nació Emmanuel y secuestrado permanece Emmanuel y no tenemos pruebas de supervivencia de su madre ni pruebas de supervivencia de Emmanuel.
¿Y a dónde están las pruebas de supervivencia del senador (Jorge Eduardo) Gechen y de los otros oficiales? ¿Y dónde están las pruebas de supervivencia de los miles de colombianos que ha secuestrado las Farc y que no ha devuelto?: 730 en los últimos años.
Ayer me decía el Vicepresidente de la República que en año 2000, en abril, en La Calera (Cundinamarca) fueron secuestrados don Gerardo Angulo y doña Carmen Rosa de Angulo, de 68 años, por las Farc. Y que hasta hoy nada de ellos se sabe.
La suerte que han corrido miles de colombianos.
Por eso, hay que decir claramente que si bien estamos haciendo un esfuerzo para liberar a los actuales secuestrados, ese esfuerzo tiene que estar conectado con otro: el de la derrota definitiva del secuestro, para que este país supere esa pesadilla.
Y el estado de los secuestrados: lamentable. Torturados, como estuvieron los judíos en los campos de concentración de Hitler. Torturados, como han estado otros secuestrados de Colombia.
Los mayores que asistimos a esta ceremonia de graduación recordamos las fotos, los informes de Medicina Legal, sobre el secuestro y asesinato de doña Gloria Lara de Echeverri; sobre el secuestro y asesinato de José Raquel Mercado, para no hablar sino de ellos.
Cómo los torturaron, cómo torturaron al país, torturando a aquellos cautivos del terrorismo. Lo mismo que hacen ahora.
Y todavía hay páginas de Internet del terrorismo. Todavía hay quienes se atreven a utilizar esa herramienta fabulosa para la prosperidad de la humanidad, que nos ha dado la ciencia, que es el Internet, para utilizarla en favor del terrorismo.
Todavía hay una página de los terroristas que se llama Anncol, donde hacen todos los días la apología del delito. La manejan desde diferentes sitios; algunos ciudadanos europeos comprometidos con el terrorismo, ayudan a alimentar esa página.
¿Qué harían esos ciudadanos que alimentan la página de Internet de las Farc, si tuvieran hoy un Hitler en Europa? Lo combatirían. ¿Por qué apoyan ese Hitler nuestro, que es el movimiento terrorista de las Farc?
Y a propósito de ello, es que en otros continentes la gente puede dormir tranquila. Aquí todavía hay muchos sitios de la Patria, donde la gente duerme con angustia y los familiares de los secuestrados no concilian el sueño por pesar, por desilusión.
Qué injusto que algunos europeos, que algunos ciudadanos de otros países, que se pueden ir a dormir tranquilos, se asocian con los terroristas colombianos que le han quitado la tranquilidad a nuestro pueblo.
Pero hay que conocer la historia para no volver a equivocarnos. Cuando Europa apaciguaba a la bestia del nazismo, a Hitler, la bestia crecía en su fiereza. Kennedy solía decir que consentir al terrorismo es como intentar cabalgar en las ancas de un felino. Se termina en las fauces del felino.
Mientras Europa apaciguaba y complacía a Hitler, crecían los campos de concentración. El día que tomaron la decisión de combatirlo, ese día empezaron a declinar los campos de concentración. Le permitieron la toma de Polonia y Checoslovaquia, creyendo que no avanzaría hacia Francia e Inglaterra. Invadió a Francia por años, bombardeó a Inglaterra varias veces. Tuvo el terrorismo de Hitler la osadía de bombardear el corazón del hombre.
Al terrorismo no se le puede apaciguar. Ha sido nuestra amarga experiencia. Hay que confrontarlo. Si aquí lo apaciguamos, crecerá su capacidad de secuestrar. Si lo seguimos enfrentando con toda determinación, liberaremos a las nuevas generaciones de colombianos del flagelo del secuestro
Hemos buscado el acuerdo humanitario con muchos esfuerzos. Tenemos dos limitantes: nuestra negativa a una zona de despeje y la exigencia de que los guerrilleros que salgan de la cárcel no se reincorporen al secuestro, no se reincorporen al asesinato, no se reincorporen a la conducta criminal de plantar minas antipersonas.
Las zonas de despeje, en lugar de frenar el secuestro, lo han estimulado. El terrorismo las ha sabido utilizar para ampliar su acción criminal.
Hace dos noches, un compatriota, hijo de uno de los secuestrados que las Farc llaman canjeables, secuestrado en el 2000, me decía que fue muchas veces al Caguán, que habló con los comandantes de las Farc, con el criminal Briceño, a quien apodan el ‘Mono Jojoy’. Que esos comandantes se burlaban de la zona de despeje, se mofaban del espíritu de paz de los colombianos y decían que su único interés era la toma violenta del poder.
Por fortuna, Generales y Almirantes y señor ministro (de Defensa, Juan Manuel Santos), el avance de la Seguridad Democrática, el heroísmo de los integrantes de las Fuerzas Militares y de Policía, tiene que haber hecho con el debilitamiento de las Farc, que estos terroristas ya no acaricien la toma del poder y que empiecen a pensar el futuro que les espera, condenados a alimentarse de raíces en las selvas.
Eso era lo que quería y que confesaban en el Caguán: utilizar ese despeje como una plataforma hacia la toma violenta del poder.
Nosotros no podemos recetar desde una capital extranjera o desde una cómoda oficina en Bogotá, una zona de despeje a los compatriotas de Palmira y Pradera. ¿Qué tal una zona de despeje en Turbaco y Arjona. Más o menos hay la misma proporción territorial entre Cali, Pradera y Florida. Allá con más habitantes. Aquellos que recetan una zona de despeje, tienen que hacerse la pregunta si la aceptarían en el lugar donde residen.
El espíritu humanitario obliga a preocuparse por la liberación de los secuestrados y también a preocuparse por la seguridad de los ciudadanos.
Por múltiples razones no hemos aceptado ni podemos aceptar una zona de despeje.
La Armada ha contribuido enormemente a rescatar la paz del Caribe colombiano. Hace cinco años, con el señor Almirante Guillermo Barrera Hurtado, entonces Comandante de la Fuerza Naval del Caribe, visitábamos los municipios de esta región de la Patria. Esas visitas eran una prueba contra el terror.
En el Golfo de Morrosquillo, el mal llamado paramilitarismo, con la droga. En los Montes de María, las Farc con la droga. La carretera Sincelejo – Cartagena interrumpida, cerrada, los habitantes, los viajeros tenían que pagar costosísimos tiquetes aéreos para un trayecto tan corto.
Increíble. Ese trayecto tan corto entre Sincelejo y Magangue, estaba totalmente controlado por el terrorismo, a tal punto que los únicos viajeros que se escapaban del secuestro eran los que tenían capacidad económica para acudir a un puente aéreo ofrecido por avioneta.
Cuánto se ha recuperado la tranquilidad en el Caribe. Y le debemos ese esfuerzo en muy buena parte a la Armada, que siempre lo agradeceremos los colombianos. Pero también a qué costo.
Las gentes terroristas, al mando de Martín Caballero, abatido por las Fuerzas Militares, por una acción operativa eficaz del Comando General, las fuerzas terroristas que comandaba Martín Caballero, ¿cuántas veces con sus bombas antipersona nos dejaron a los infantes sin sus piernas, sin sus brazos, sin sus ojos?
Recuerdo aquella masacre de infantes de Marina cerca de la carretera entre Calamar, entre Zambrano y El Carmen. Qué enorme sacrificio el de la Armada. No creo que la Armada esté tranquila si llegara a ver que de la cárcel salen guerrilleros para reincorporarse al delito.
Por eso hemos dicho que en el intercambio humanitario, los guerrilleros que salgan de la cárcel deben salir con el compromiso individual de no integrarse de integrarse al asesinato, ni al secuestro, ni a plantar minas antipersonas.
Hemos tomado dos decisiones. En la mañana de hoy la Conferencia Episcopal, la Iglesia Católica, en su nombre y en representación de la Comisión Nacional de Conciliación, nos pidió que aceptáramos una zona de encuentro.
La hemos aceptado, en área rural, de aproximadamente 150 kilómetros de extensión, sin población o con mínima población para no crearles dificultades a los ciudadanos, sin puestos de Policía o Ejército que haya que remover, con la garantía de que quienes allí hagan presencia para negociar el intercambio humanitario, acudan sin armas, con la supervisión de observadores internacionales.
El Alto Comisionado y el Ministro han sugerido que la duración debe ser de 30 días y que de inmediato la Cruz Roja debe exigirle al terrorismo le permita que delegados de la Cruz Roja visiten a los secuestrados, para darles toda la atención que evite que continúen su deterioro físico y emocional.
El Alto Comisionado y la Iglesia Católica buscarán la manera de definir, con las Farc, esa zona de encuentro, teniendo en cuenta las condiciones expresadas.
La segunda decisión que hemos tomado es la creación de un fondo para la liberación de los secuestrados de 100 millones de dólares en el Ministerio de Defensa, de 100 millones de dólares, para propósitos como el de pagar recompensa a aquellos guerrilleros que desmovilicen sus cuadrillas y que traigan consigo a los secuestrados y los liberen.
Un fondo de 100 millones de dólares al servicio de la liberación de los secuestrados, para pagar recompensas a aquellos guerrilleros que desmovilicen sus cuadrillas y traigan consigo a los secuestrados y los liberen. Las Fuerzas Militares y de Policía estarán trabajando febrilmente para aplicar ese fondo.
Y quiero desde Cartagena hacer un llamado a los guerrilleros para que reflexionen.
En el terrorismo hay diferentes niveles de cinismo. Deberíamos inferir que es mayor el cinismo de los jefes del terrorismo como Manuel Marulanda y Jorge Briceño, y que no debe haber tanto cinismo en los guerrilleros subalternos, como aquellos que están cuidando, léase torturando, a los secuestrados.
Pensaría uno finalmente que en el ser humano, aunque sea en momentos diferentes, es tan duro el sufrimiento del torturado como el sufrimiento del torturante, aunque el torturante desprecie su sufrimiento en el momento en que tortura, pero siempre le llegará ese sufrimiento.
Qué buena ocasión para que los guerrilleros que tienen a cargo secuestrados, desmovilicen esas cuadrillas de guerrilleros y liberen a esos secuestrados, suspendan esa tortura sobre los cautivos y eviten la tortura de su alma y de su espíritu, que en algún momento les llegará, como consecuencia de haber torturado a compatriotas secuestrados.
Vamos a hacer todo el esfuerzo. Ojalá. Hacemos votos para que la carta del Presidente Sarkozy al jefe del terrorismo, produzca la liberación de la doctora Ingrid Betancourt y ojalá de todos los secuestrados.
Somos conscientes, compatriotas, que tenemos un deber que incluye varios aspectos. Tenemos el deber de buscar el rescate, la liberación de los secuestrados, y tenemos el deber de derrotar el secuestro, para tranquilidad de las nuevas generaciones.
Pidamos a Nuestro Señor y al Espíritu Santo que no nos dejen equivocar. Que ningún paso nuestro para liberar a los secuestrados sea un paso en reversa para debilitar la Seguridad Democrática.
En las manos firmes de los graduandos de esta noche, queda una gran porción de la Seguridad Democrática, que no ha triunfado todavía pero que va triunfando. Que de persistir, triunfará, para que se acabe la borrasca de sangre que ha sufrido el pueblo colombiano.
La Seguridad Democrática que permite que los colombianos vuelvan a soñar en su Patria, a creer en su Estado, que evita que cada quien tenga que buscar su propia solución, por la impotencia del Estado.
La Seguridad Democrática que permite que a Cartagena venga la Convención Mundial de Turismo. La Seguridad Democrática que permite que ahora en Mamonal se estén construyendo 100 nuevas fábricas para generar empleo de buena calidad.
La Seguridad Democrática que ha recuperado el turismo interno. La Seguridad Democrática que es el sacrificio de los soldados y policías de la Patria, de los infantes, de los alféreces.
La Seguridad Democrática que permite que se haya reanudado la llegada de los cruceros del Caribe a Cartagena, para ayudar a que los sectores populares, los taxistas, los vendedores, los restaurantes, mejoren sus ingresos.
La Seguridad Democrática que da confianza en Colombia, que estimula la inversión con responsabilidad social. La que nos permitirá poder avanzar y lograr que después de haber construido la primera fase de la Perimetral de la Ciénaga de la Virgen, de haber vinculado a 42 mil familias como Familias en Acción en Cartagena, podamos lograr cambiar esos tugurios por viviendas decentes.
La Seguridad Democrática es confianza, la Seguridad Democrática es crecimiento de la economía, la Seguridad Democrática es política social, la Seguridad Democrática es superación de la pobreza, es construcción de equidad.
Quizá sea este el último acto público en el que coincida con el doctor Libardo Simancas como gobernador de Bolívar, próximo él a terminar su período.
Quiero agradecerle su permanente apoyo a la Seguridad Democrática, y quiero hacer llegar al alcalde Nicolás Curi nuestra gratitud. Él, por quebrantos de salud, no nos puede acompañar esta noche.
El Gobernador Berrío y la señora Alcaldesa electa podrán contar con todo nuestro apoyo. Y sabemos que vamos a contar con toda su entrega para apoyar a las Fuerzas Militares y de Policía, a fin de que la Patria avance en Seguridad Democrática.
Jóvenes: aquel que nos enseñó: ‘Ni un paso atrás’, en los momentos difíciles de la Patria, ‘siempre adelante, paso de vencedores’, tenía la edad promedio de los graduandos. Ustedes no son inferiores a él. Si en esta Patria ha habido debilidad frente al terrorismo, con la conducción de ustedes, expresión de firmeza, no la habrá.
A ustedes, muchas gracias por su esfuerzo. A sus papás y mamás, por su sacrificio. A Colombia, felicitaciones por tenerlos a ustedes.
Muchas gracias”. |