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XX CONVENCIÓN CARISMÁTICA INTERNACIONAL G – 12
Enero 24 de 2007 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

Que bueno estar esta tarde de nuevo con ustedes. Vengo con mucho cariño y con mucho entusiasmo por muchas razones.

Primero, porque se necesita sinceridad en el afecto y en la afinidad. Yo los visité cuando era candidato por primera vez a la Presidencia y cuando era candidato a la reelección. Ahora, después, que con la ayuda de ustedes, el pueblo colombiano me permitió cuatro años más en la Presidencia de la República, tengo que visitarlos porque aquí encuentro una gran energía espiritual que ayuda muchísimo en la conducción de Colombia.

Cuando ustedes miran la agenda del Presidente de la República, verán que tiene que reunirse con banqueros, con industriales, con sindicatos, con profesores, con ingenieros, con constructores de obras públicas, con gobernantes internacionales, con ministros, senadores, pero también verán que pocas veces tiene la oportunidad de una reunión de la naturaleza espiritual de estas reuniones.

Por eso, al llegar esta tarde aquí, llego a contagiarme de esa energía espiritual que ustedes irradian, para bien de Colombia y de todos los países que representan.

Muchas gracias al pastor César Castellanos, a la senadora Claudia Rodríguez de Castellanos. Muchas gracias a todos los visitantes de la comunidad internacional. Los colombianos nos sentimos muy reconocidos con su visita, con su confianza en Colombia al asistir a esta convención en Bogotá.

Encuentran ustedes a Colombia en un momento bien importante, nuestra política de seguridad ha avanzado, pero todavía falta mucho. En estos años se han desmovilizado más de 40 mil alzados en armas, el número superaba 60 mil. Hemos avanzado con una política de seguridad firme, democrática.

Democrática porque es para favorecer a todos los colombianos, independientemente de su credo político, de su ubicación social, de su nivel de riqueza o de pobreza.

Democrática porque esa política de seguridad es para favorecer a todos los colombianos, independientemente de su identificación o su desacuerdo con el Gobierno. Va por buen camino, pero falta mucho.

Avanzamos en un proceso de paz con los grupos llamados paramilitares y se ponen las bases para un proceso de paz con la segunda guerrilla, el ELN –que ojalá fructifique-. No obstante que no ha habido todavía procesos de paz con las guerrillas, nuestra política, que es firme en el ejercicio de la seguridad y generosa en la oferta de la reconciliación, ha logrado ya que dentro de esos 40 mil desmovilizados, haya cerca de 10 mil que provienen de las guerrillas.

Es una política democrática y es un proceso de paz que es de reconciliación, de justicia, de reparación y de perdón.

Ustedes encontrarán que se están adelantando unos juicios. Esos juicios son la expresión de una ley, nuestra Ley de Justicia y Paz. Una ley que busca la reconciliación pero no permite la impunidad. Una ley que busca el perdón pero no permite la impunidad. Una ley de reconciliación, pero también de reparación a las víctimas.

Esta mañana me decía un periodista: ‘Presidente ¿qué opina de los escándalos?’, le dije: veamos la parte positiva. ¿Cuántos años estuvo Colombia dominada por paramilitares y guerrilla? En unas regiones, la gente sometida a la guerrilla y en otra a los paramilitares y el Estado brillaba por su ausencia o por su debilidad.

Estamos recuperando la vigencia del Estado, de la democracia, de la justicia y le estamos dando un ejemplo al mundo. La Ley que hoy aplicamos y cuya aplicación empieza a revelar la verdad, es muy conveniente frente a Colombia y frente al mundo.

En el mundo ha habido muchos procesos de paz, de perdón y olvido, sin justicia y sin reparación. Los anteriores procesos de paz en Colombia, no tuvieron justicia, no tuvieron reparación. Muchos responsables de delitos atroces, simplemente recibieron perdón y licencia para aspirar a las grandes posiciones de la democracia.

Este proceso de paz marca la diferencia porque es un proceso de reconciliación, con sentencias reducidas sí, pero un proceso con justicia, un proceso buscando la verdad, un proceso con reparación.

Y así como contrasta con procesos anteriores que se llevaron a cabo en Colombia, también es un punto de referencia para procesos que se den en Colombia en el futuro.

Así como con los paramilitares se adelanta un proceso de paz que es de justicia sin impunidad, de paz que es de reparación, de reconciliación con verdad; en el futuro, cuando se adelanten procesos de paz con las guerrillas, no se podrá volver a procesos de paz con impunidad.

Este proceso marca una referencia, da una pauta, por eso es muy importante que los colombianos pensemos en este proceso para marcar la diferencia con anteriores y para fijar el marco a los que habrán de venir.

Y es muy importante que la Comunidad Internacional lo mire, porque cuando miramos procesos surtidos en América Latina, procesos surtidos en África, procesos adelantados en Asia, aquellos en nuestro Continente y en otros continentes, han sido generalmente procesos de reconciliación sin justicia, escasamente la verdad se ha agitado en alguno de ellos y no total. El proceso colombiano marca la diferencia con procesos internacionales.

Y cuando el mundo ha sido tan crítico de Colombia, ahora el mundo va a tener que aprender de Colombia.

Cuando el mundo le pedía a Colombia luchar contra la impunidad, ahora el mundo va a tener que aprender que Colombia ha sido capaz de sacar adelante un proceso de paz sin impunidad.

Antes éramos enjuiciados por el mundo, ahora el mundo tendrá que aprender de nosotros, porque hemos dado ejemplo en adelantar un proceso democrático con todas las libertades, con todas las posibilidades para la crítica, buscando la justicia, la reparación, la verdad, como presupuestos para una reconciliación verdadera, sólida.

Esto nos va ayudar mucho para que el país haga una reflexión: todas estas escenas que el país ve hoy en ese proceso no nos pueden tomar por sorpresa, fue que vivimos muchos años con el imperio de la ley burlado.

La debilidad de los gobiernos frente al terrorismo dejó que el terrorismo se enseñoreara de Colombia.

Este proceso no nos puede tomar por sorpresa. En muchas regiones de Colombia donde desaparecían la eficacia del Estado, los ciudadanos, los políticos,los periodistas, fueron sometidos por la guerrilla y en otras regiones por el paramilitarismo.

Este proceso no nos puede tomar por sorpresa. Durante cuatro largos años discutimos la ley que hoy se aplica y las mayorías del Congreso definieron que tenía que ser una ley de reconciliación pero también una ley de justicia, de verdad y de reparación.

Y que florezca la verdad, para que en Colombia emerja una reflexión, para que los colombianos al conocer toda esa verdad, tomemos la íntima determinación, en cada ser individual y en el colectivo de la Nación, de luchar por una Colombia en la que nunca más haya guerrillas, en la que nunca más haya paramilitares, en la que se acabe el narcotráfico y se elimine la corrupción. Esa es la gran reflexión.

Por eso la agitación de la verdad, el florecimiento de la verdad, no debe escandalizarnos sino provocarnos reflexiones. La reflexión de dejar atrás las épocas del dominio terrorista. La reflexión de construir una Nación con instituciones democráticas que impidan guerrillas, paramilitares, narcotráfico, corrupción.

Por supuesto, ahora estamos en el juicio de la verdad sobre el paramilitarismo y la parapolítica. En algún momento, también tendrá que hacerse el juicio de la verdad sobre la guerrilla y la política al servicio de la guerrilla.

La verdad no es para estimular odios, la verdad es para que la reconciliación repose sobre bases sólidas. Por eso, no hay que temerle a la verdad, no hay que temerle a la verdad sobre el paramilitarismo y no hay que temerle a la verdad sobre la guerrilla. No hay que temerle a la verdad sobre la parapolítica y no habrá que temerle a la verdad sobre el apoyo político a la guerrilla.

Estimular la verdad no es estimular el odio, es estimular que la reconciliación se de sobre bases sólidas. Cuando la verdad se tapa, los pueblos no hacen reflexión. Cuando la verdad florece pero también se construye alrededor de la verdad un ánimo de reconciliación, los pueblos hacen reflexiones y rectifican los caminos.

Todo esto, toda la tragedia colombiana –que con la ayuda de Dios vamos a superar- ha sido una tragedia financiada por el narcotráfico. Por eso lo tenemos que derrotar.

Esta tarde, en la Cancillería colombiana, se empezó a presentar a la comunidad internacional nuestra nueva propuesta de lucha contra el narcotráfico. Demandamos el apoyo de los Estados Unidos, de Europa, de América toda, de nuestros países hermanos. El apoyo de todos los continentes.

Una política de corresponsabilidad entre la oferta y la demanda. Una política para que, al derrotar la droga en Colombia, no haya tanta droga que estimule el consumo en las calles de los países industrializados.

Una política para erradicar la droga con fumigación, con erradicación manual, para poner en la cárcel a quienes estimulan el narcotráfico y dar alternativas sociales a los campesinos. Para estimular nuestra política de Guardabosques.

Miren, apreciados compatriotas y apreciados visitantes de la comunidad internacional, lleven en su mente el tema de Guardabosques. ¿Por qué? Así como hay países en los cuales la selva amazónica se destruye para sembrar soya y los campesinos buscan ingresos a través de la soya, también hay países como Colombia, donde la selva amazónica se destruye para sembrar coca.

Al destruir la selva, en otras partes para sembrar soya y aquí para sembrar coca, se afecta el medio ambiente, se produce erosión en los suelos. Cuando llueve la escorrentía conduce la capa vegetal a los causes de los ríos que se sedimentan y se generan trastornos ambientales.

Pero en Colombia la secuencia es más grave porque entonces en esa selva destruida se siembra coca y posteriormente, para convertir las hojas de coca en cocaína, se utilizan precursores químicos de la más alta toxicidad que envenenan la flora y la fauna.

Nuestra política de Guardabosques ya tiene 50 mil familias, reciben un pago, ¿para qué?, para que no destruyan la selva, para que no siembren coca y esa política puede servir para llevarla a otros países para que los campesinos en lugar de destruir la selva, así sea para sembrar soya, cuiden la selva que es un pulmón de la humanidad.

Queremos que el mundo nos ayude a financiar, no 50 mil Familias Guardabosques, sino 120 mil.

Y si bien tenemos que utilizar la fumigación para derrotar la droga, estamos creciendo la erradicación manual. Hace 2 años, erradicamos 31.200 hectáreas manualmente, el año pasado 43 mil y confiamos erradicar este año, manualmente, 50 mil.

De regreso a sus países, lleven este mensaje: ayúdennos difundiendo lo que hace Colombia y ayúdennos buscando que el mundo entero nos ayude en la tarea de derrotar la droga que financia el terrorismo.

Pero nuestras preocupaciones sociales son inmensas.

Encontramos la pobreza en el 60 por ciento, aspiramos que cuando termine nuestro cuatrienio, no exceda el 35 (por ciento), para que quienes nos sucedan en la Presidencia en el año 2019, cuando completemos dos siglos de vida independiente, la reduzcan al 15 (por ciento).

Aspiramos, en este cuatrienio, tener plena cobertura en salud para la población pobre, plena cobertura en educación básica. Tener una de las tasas de cobertura universitaria más altas del Continente. Y tener el sistema de vocación técnica vocacional más importante del Continente, a la altura de sistemas de formación técnica tan importante, como el sistema de aprendices de la República de Alemania.

Trabajamos lo social sin estatismo. Para nosotros es tan importante la tarea social del Estado, como la inversión privada. Para nosotros la inversión privada no puede ser capitalismo salvaje, tiene que ser capitalismo cristiano, tiene que ser solidaria. Para nosotros la inversión privada no puede ser de explotación a los trabajadores, para nosotros la inversión privada tampoco puede ser de fomento de odio de clases.

Para nosotros la inversión privada tiene que ser fraterna, solidaria, cristiana. En esa dirección trabajamos, por eso invitamos al mundo a que invierta en Colombia, porque en medida que invirtamos y la propiedad cumpla una función social, cristiana y fraterna, todo ello nos ayudará a tener una Nación que supere la pobreza y con equidad.

Hemos dicho que 2007 debe ser el año de la vida –deberían ser todos los años-. Cuando le digo a algún interlocutor internacional que queremos hacer de 2007 el año de la vida, se extraña porque todos los años deberían ser los años de la vida.
Ocurre que Colombia llegó a tener años de 30 mil asesinatos, hemos mejorado mucho, pero todavía la tasa de homicidios es alta, queremos reducirla. Por eso queremos comprometer a cada colombiano a que le de todo el espacio de su corazón, al respeto a la vida.

Tantos años de terrorismo crearon fenómenos contraculturales. Por ejemplo: de aceptación al crimen. Llegaba la noticia de un crimen y antes que repudiarlo, se empezaba a indagar por justificaciones. Antes que repudiarlo, se preguntaban por qué lo mataron, ‘ah, que lo mataron por ser mafioso’, ‘que lo mataron por robarle’, ‘que lo mataron porque debía un dinero’, ‘que lo mataron porque era auxiliar de la guerrilla’, que lo mataron porque era auxiliar del paramilitarismo. Y entonces se buscaban tantas justificaciones al crimen, que se terminaba aprobándolo, rechazando la justicia, aclimatando la impunidad.

Queremos sembrar en todos los colombianos una actitud dinámica contra el crimen, una actitud dinámica en defensa de la vida, el don precioso que Dios nos da.

Queremos sembrar en todos los colombianos una actitud de rechazo de la impunidad, para que la justicia nos ayude a derrotar el crimen en Colombia.

Cada mes, en este año de la vida, le daremos una mención especial a la ciudad y a las pequeñas poblaciones donde más se haya reducido el crimen.

Cada mes, en este año de la vida, le daremos una mención especial a los colegios más destacados en su pedagogía de sensibilización sobre el don preciado de la vida.

Cada mes, en este año de la vida, le daremos una mención especial a las brigadas del Ejército y a los comandos de Policía que se destaquen por la observancia de los derechos humanos.

Pido a ustedes una oración permanente por Colombia. Pido a ustedes una oración permanente para que Colombia salga adelante, para que la verdad sea camino de reconciliación. Pido a ustedes, humildemente, una oración permanente por el Gobierno que presido, para que Dios nos guíe, nos permita superar tantas flaquezas humanas y nos permita acertar en favor de Colombia.

Disfruten a Colombia. Me gusta mucho ver que crece ésta audiencia y que se llega con más confianza. Vine muy emocionado cuando era candidato, quizá por allá, con el recóndito interés de que me ayudaran a ganar. Y hoy vengo muy emocionado como Presidente, a decirles a ustedes que me gusta venir aquí, porque ustedes me refuerzan espiritualmente.

Muchas gracias. Pastor Cesar, mi admiración infinita. Muchas gracias Senadora Claudia, mi respeto, mi gratitud. Muchas gracias Luis Felipe; muchas gracias Hernando. Muchas gracias comunidad del G12. Muchas gracias visitantes internacionales de nuestras hermanas naciones. Muchas gracias compatriotas de todas las regiones de Colombia. Que sea un éxito esta convención”.

 
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