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CONMEMORACIÓN DE LOS 25 AÑOS DEL FONDO NACIONAL DE GARANTÍAS
Febrero 22 de 2007 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

Antes de hacer unas referencias al Fondo Nacional de Garantías (FNG), permítanme, ante este auditorio, al regresar esta tarde a Bogotá proveniente de San Vicente del Caguán (Caquetá), expresarle unos comentarios, a través de ustedes, a todos mis compatriotas sobre el caso de la detención de Jorge Noguera, ex director del DAS.

Al regresar de San Vicente del Caguán donde me encontraba en un consejo de seguridad por las arremetidas de las Farc contra la empresa Nestle, contesté una llamada del Fiscal General de la Nación (Mario Iguarán) quien me ha dicho que se ha ordenado la detención de Jorge Noguera por concierto para delinquir con el paramilitarismo. Que se excluye el tema de homicidio, que se excluye y se precluye el tema de fraude electoral.

Debo decirle a mis compatriotas: primero, que hay que dar ejemplo en aquello de respeto a la justicia.

Segundo, he procurado escoger un equipo de colaboradores totalmente comprometidos con la transparencia y con un designio de Gobierno: un país sin guerrilla, sin paramilitares, sin narcotráfico, sin corrupción.

Tercero, he procurado, en medio de mis limitaciones y defectos, dar buen ejemplo a mis colaboradores, en lo privado y en lo público, en el cumplimiento sin desguinces de la Constitución y de la ley, en el trabajo hacia el propósito de tener una Colombia liberada de todas estas expresiones criminales que tanto daño le han hecho.

Cuarto, escogí a Jorge Noguera para darle una representación a la Costa Caribe, en cabeza de una persona joven. Como tantas veces lo he dicho, tuve la oportunidad, en la campaña de 2002, de conocer su hogar, de conocerlo personalmente, me causó la mejor impresión.

Lo nombré director del DAS, en la convicción de que nombraba a alguien, comprometido como yo, en la derrota de la criminalidad, pero totalmente comprometido en la recuperación de la institucionalidad. Espero que Jorge Noguera pueda demostrar su inocencia.

Si, resultare condenado, mi deber es ofrecerle disculpas al país porque fui yo quién lo nombró y revisar por qué, procurando acertar, habría incurrido en esa equivocación.

Quiero recordar a mis compatriotas varias cosas.

Durante años, la guerrilla campeó en Colombia, estimuló la validez de todas las formas de lucha, penetró al movimiento campesino, al movimiento estudiantil, al movimiento obrero; interfirió la política. No tuvimos políticas de seguridad que defendieran a los colombianos de la guerrilla.

La guerrilla y la circunstancia de inseguridad que vivía el país, crearon el paramilitarismo que incurrió en los mismos crímenes de la guerrilla. Hay una diferencia. Mientras el paramilitarismo está sometido hoy a una intensa presión de la política de Seguridad Democrática, a una intensa presión de la ley de Justicia y Paz que obliga a decir la verdad, que obliga a reparar a las víctimas; muchos guerrilleros que hoy acusan, se amnistiaron sin decir la verdad. Se les amnistió y se les dio indulto, sin negar la atrocidad de sus crímenes y nunca se les obligó a reparar a las víctimas.

Como lo escuché del juez español Baltasar Garzón hace 48, 72 horas, en la oficina de la Presidencia, este es el primer proceso de paz en el mundo que exige verdad de verdad. En Sudáfrica hubo muy pocos casos de verdad, a pesar de la publicidad de la verdad.

Este es el primer proceso de paz en el mundo que exige reparación a las víctimas con el patrimonio de los victimarios.

Nosotros encontramos lo siguiente: un país bloqueado por guerrilla y paramilitares, que en muchas partes habían superado las instituciones. Del paramilitarismo se hablaba en los cócteles pero no se le desafiaba en público.

Hace 5 años, quienes hoy integran la oposición a mi Gobierno y a mi manera de pensar, se referían como ‘paramilitar’ solamente a mi persona, con el propósito del descrédito político, no denunciaban el paramilitarismo porque le temían. La denuncia del paramilitarismo se da, gracias a que el Gobierno que presido con la Seguridad Democrática, empezó a derrotar el paramilitarismo.

Encontramos una guerrilla y un paramilitarismo enseñoreados del país. La guerrilla está bastante debilitada y el paramilitarismo en proceso total de desmonte.

Encontramos los jefes paramilitares de amos y señores en muchas partes del país. Hoy, la mayoría de ellos están en la cárcel de Itagüí. Quienes no están sometidos a la cárcel de Itagüí, huyen de la justicia y la decisión del Gobierno, transmitida en privado y en público, a las autoridades militares y de policía es, combatirlos.

Diariamente hay preocupaciones por dos temas: ¿quién va a dar seguridad en las zonas de paramilitares desmovilizados? y ¿qué va a pasar con grupos nuevos o desmovilizados que se rearmen?

La respuesta al primer tema: la seguridad solamente puede ser institucional. Ninguna región de la Patria puede dormir esperando un ataque guerrillero o con la esperanza de una protección paramilitar. El único camino es el de la recuperación institucional.

He dicho que estamos haciendo un gran esfuerzo en el tema de la reinserción. Nos cuesta 450 mil millones este año. No es fácil, hay más de 40 mil reinsertados. También he dicho que aquellos reinsertados que pretendan rearmarse, la única decisión del Gobierno es combatirlos con toda la fuerza de las instituciones legítimas de la Nación.

Lo mismo, enfrentar a nuevos grupos que pretendan armarse.

Quiero expresar a mis compatriotas que lo único que evita que algún desmovilizado se rearme o que prosperen nuevos grupos, es la política de Seguridad Democrática. En la medida que sientan que hay una política de Seguridad Democrática sostenida, firme, combatiendo la criminalidad, se disuade, se abstiene.

He dicho a mis compatriotas que el Gobierno, que sacó adelante la ley de Justicia y Paz que impone la verdad, que impone la reparación, es el mismo que ha apoyado en un todo y por todo a la justicia, a la Corte Suprema de Justicia, para buscar la verdad.

He expresado al Congreso de la República que se tenga en cuenta que la mayoría de los hechos que hoy se juzgan de congresistas, fueron hechos presuntamente criminales, anteriores a este Gobierno.

Desde que nosotros llegamos, nos propusimos devolverle libertad a los colombianos en las regiones, combatiendo todas las expresiones del crimen. Yo creo que el país sintió una inmensa mejoría en las elecciones del referendo de 2003, en las elecciones de alcaldes y gobernadores de 2003, cuando por primera vez, gracias a la Seguridad Democrática, fueron eficazmente protegidos candidatos de la verdadera oposición y llegaron a las más altas dignidades del Estado.

Recuerdo que mis críticos decían: ‘cómo va a hacer que Luis Eduardo Garzón tenga una aspiración a la alcaldía de Bogotá, si en la Presidencia está un fascista, Álvaro Uribe’. Se probó que la nuestra era una política de Seguridad Democrática, totalmente garantista. No de garantías de discurso ni de garantías retóricas, sino de garantías eficaces. Y esa política no duró hasta la elección, ha acompañado estos dignatarios colombianos, durante todo su proyecto administrativo.

Nuestra seguridad ha sido para todos los alcaldes y gobernadores, independientemente del origen político de su elección.

He dicho al Congreso de la República que este país –que está logrando gran confianza internacional, altos flujos de inversión-, que por primera vez tiene una bonanza de confianza, tiene que ser muy cuidadoso con las instituciones.

Los integrantes humanos de las instituciones democráticas que tipifiquen delitos, a la cárcel. Pero a las instituciones hay que protegerlas, dar siempre señales de estabilidad.

Algunos congresistas afectos a esta causa, están estudiando algunas reformas. -Esta noche tendré otra reunión con un grupo de ellos-.

Por ejemplo, la reforma de que los partidos responsables de nominar en sus listas personas con crímenes, pierdan la curul, se les reduzcan los votos, corran el riesgo de perder el umbral y deban regresar los recursos que recibieron de pago presupuestal a la participación democrática. Eso lo estamos estudiando para presentarlo al Congreso.

También, algunos compañeros han mostrado gran preocupación por el tema de la circunscripción nacional del Senado que ha estimulado altísimos gastos en las campañas, ha desvinculado congresistas de las comunidades que efectivamente deben representar, ha estimulado una especie de piratería en búsqueda de votos por todo el territorio, sin responsabilidades políticas.

En lo que sí hay total decisión es que, de reformarse en la circunscripción nacional del Senado e ir a una circunscripción territorial para buscar responsabilidad política, será necesario mantener un prudente número de curules de circunscripción nacional para las grandes mayorías.

Las reformas no deben, en ningún momento, proponer saltos al vacío ni inestabilidad institucional. Hoy Colombia requiere: estabilidad y fortaleza en la justicia, estabilidad y fortaleza en el parlamento, estabilidad y fortaleza en los organismos de control, en toda la institucionalidad. No podemos arriesgar una bonanza de confianza que hemos venido construyendo.

He expresado también que la mejor reforma política es la Seguridad Democrática.

La Seguridad Democrática, sostenida en el tiempo, con eficacia y transparencia, es la que tiene que evitar que en Colombia se repita las interferencias del narcotráfico, de la guerrilla y de los paramilitares, en la acción política y lo está demostrando: en las elecciones de 2003 avanzamos bastante en libertades efectivas y el avance fue inmenso en las elecciones de 2006.

Nadie de la oposición puede levantar la mano para decir que no tuvo protección estatal en las elecciones de 2006, contra cualquier presión. La única presión eficaz de las elecciones de 2006, fue de la guerrilla de la Farc contra electores de la causa que yo representaba como aspirante a la reelección, a través de un paro armado en el departamento de Nariño, en cuyos municipios –en ese paro armado, en vísperas electorales- presionaron a los amigos de esta candidatura a no votar por esta candidatura y obligaron a la población a votar por otra candidatura.

Hoy, lo planteamos en San Vicente del Caguán, estamos con todo el dinamismo, en la totalidad del territorio, para que las elecciones regionales de 2007 sean un modelo de transparencia. El Vicepresidente de la República (Francisco Santos Calderón) y el Ministro del interior y de Justicia (Carlos Holguín Sardi) deben liderar, en el país, un pacto de transparencia, corto y sustancioso, de no más de dos o tres párrafos, que lo asimile claramente la opinión pública, para que sea un factor que le permita a la opinión pública meditar sobre sus preferencias electorales y además, entrar a ejercer control sobre los candidatos y quienes resulten elegidos.

Con tribulación por el caso de Jorge Noguera, con la tristeza de que a un ex director del DAS que yo nombre, buscando acertar para el país, este hoy detenido por concierto para delinquir con el paramilitarismo, reitero a mis compatriotas que la voluntad ha sido total, desde agosto de 2002, para avanzar en la derrota de todas estas expresiones del crimen y será total hasta el último día de la administración

Nos convoca esta tarde un nuevo aniversario del Fondo Nacional de Garantías: 25 años. Quiero felicitar a quienes lo concibieron. A los funcionarios de la administración del presidente (Julio César) Turbay, que hace 25 años identificaron ese necesidad de la Nación. A sus directores en todas las épocas. Al primero de ellos, el doctor Daniel Hernández Rojas. A quienes han venido introduciéndole mejoras.

No sólo me correspondió asistir a su nacimiento, como funcionario de esa administración, sino que en 1995, trece años más tarde, como Gobernador de Antioquia, creábamos el Fondo Regional de Garantías de Antioquia, con una participación del Fondo Nacional de Garantías. Aquí está con nosotros quien desde el momento de su creación ha dirigido el Fondo de Garantías de Antioquia, ejemplo de la expresión regional de este gran instrumento.

Quiero felicitar a sus actuales directivos. Quiero felicitar el proceso que han liderado de incorporar crecientemente al Fondo de Garantías el crédito popular de nuestra Patria. Ya el doctor Juan Carlos Durán decía como en el último cuatrienio logramos avanzar muchísimo en aquello de involucrar al Fondo Nacional de Garantías en el crédito popular, y como tenemos unas proyecciones muy ambiciosas para este cuatrienio. Quiero destacar que hace parte de una gran institucionalidad para hacer en Colombia una revolución de crédito popular, que llamamos, con esperanza, Banca de Oportunidades.

He tenido el privilegio de reunirme dos veces con el Premio Nobel Muhammad Yunus, primero en Medellín, cuando en nuestro primer Gobierno avanzábamos con las cajas de compensación en la promoción del microcrédito. Y después, hace unos pocos meses, en su visita a Bogotá. Le expliqué nuestra idea de Banca de Oportunidades, que él en principio la veía con dudas. Pero cuando, respondiendo a sus preguntas, le expliqué por qué tiene Colombia una institucionalidad que permite que el esquema de Banca de Oportunidades funcione, comprendió. Y se detuvo a hacerme indagaciones sobre el Fondo Nacional de Garantías. Y cuando le contesté todas las preguntas, me dijo que lo que había faltado en otros países, donde estaba fracasando el crédito popular, aun en América Latina, en nuestros vecinos, a pesar de toda la voluntad política de sus respectivos gobiernos, era la falta de instituciones, que en Colombia eran muy sólidas, como el Fondo Nacional de Garantías.

Nos aprestamos en estos tres años y medio de gobierno a cumplir una gran meta. En el primer gobierno logramos 1 millón 800 mil microcréditos. Logramos que la cartera de microempresarios pasara de 732 mil millones a más de 3 billones (de pesos). Nuestra meta en esta segunda oportunidad que generosamente nos han dado los colombianos, es entregar 5 millones de microcréditos. Cinco millones de nuevos créditos. Meta difícil. Hubo que luchar mucho para lograr 1 millón 800 mil nuevos créditos en el primer gobierno. Y la meta la hemos subido a cinco millones de nuevos créditos.

Los críticos de la globalización, como Stiglitz, dicen que el tema no es solamente de mercados, que el tema no es solamente de comercio, que el tema no es solamente de liberalización de capitales, que el tema no es solamente de discusión de roles de gobierno, sino que el tema también es de participación y de respuesta a la comunidad. El concepto nuestro de Banca de Oportunidades, con el apoyo de instituciones como el Fondo Nacional de Garantías, es un concepto de participación y de respuesta a la comunidad.

Muchos colombianos me preguntan: Presidente, ¿por qué el Banco de Oportunidades no es un nuevo banco? Entonces explíquenos qué es.

Les he contestado: Nada ganamos con un nuevo banco. El Banco Agrario ha tenido menos de 700 oficinas. El Banco Cafetero, recientemente vendido, tenía alrededor de 280. Un nuevo banco podría tener muy poca cobertura en Colombia, territorial y poblacional. No sería el instrumento indicado para llegarles a cinco millones de familias colombianas en cuatro años con crédito.

¿Entonces qué es? Consejo comunitario, tras consejo comunitario, en el diálogo permanente con los compatriotas, hemos explicado: es el compromiso de todo el sistema financiero de Colombia para volcarse a atender con crédito los sectores populares de la Nación. El acceso al crédito, en un país cuyos sectores populares no lo tienen o dependen de la usura, se convierte, para la justicia social y la equidad, para la superación de la pobreza, en algo casi tan necesario como la educación.

Cuando pensamos en ese esquema de Banca de Oportunidades, nos preguntamos: bueno, ¿y quiénes integran ese conjunto? ¿Quiénes serán los beneficiarios y cómo van a participar los diferentes actores? Lo integran los bancos públicos y privados de Colombia, las cooperativas, las Ong’s, que las hay y tan buenas en Colombia.

Cuando yo le contaba al Nobel de la Paz, Mohammad Yunus, ese gran universo de entidades sin ánimo de lucro que hay en Colombia al servicio del crédito popular, uno menciona cuatro o cinco y le llegan a la cabeza otras diez, y le llegan diez y aparecen otras cien, y en la enumeración uno incurre en vergonzosas omisiones, pero empieza uno por el Minuto de Dios, por el Banco Mundial de La mujer, por Actuar, por la Fundación Mario Santodomingo, por la Fundación Carvajal, y siga, y siga y siga, él dice: Es que esto no lo hemos tenido en otros países.

Y ahí entran en esa institucionalidad el Fondo Nacional de Garantías y los Fondos Regionales, y entran las Cámaras de Comercio y entran las Cajas de Compensación Familiar.

¿Y quiénes van a ser los beneficiarios? Los sectores de Colombia socialmente vulnerables y otros que, sin tener esa vulnerabilidad social, han tenido toda suerte de obstáculos para el acceso al crédito.

Socialmente vulnerables: desplazados, madres de Familias en Acción.

Y otros que, sin tener esa vulnerabilidad social, han sufrido cualquier clase de barreras que les impiden el acceso al crédito: por ejemplo, hace poco lanzamos Banca de Oportunidades para tenderos de Barranquilla. Se han defendido en su crédito de la usura. Hace poco lanzamos Banca de Oportunidades para egresados universitarios en Medellín. No les prestan. ¿Por qué? Porque son muy jóvenes, porque no tienen historia financiera.

Y así sucesivamente encontramos una serie de sectores en Colombia que pertenecen a uno u otro universo. Historias de exclusiones sociales o historias de barreras de acceso al crédito.

¿Qué tareas tienen que cumplir las diferentes instituciones de Banca de Oportunidades? Una pregunta. Y una segunda: ¿Qué está haciendo el Gobierno para apoyar?

La primera pregunta: en Banca de Oportunidades hay que seleccionar beneficiarios, preferiblemente de grupos sociales organizados. Un grupo social organizado: asociaciones de mujeres cabeza de familia, asociaciones de mujeres en Familias en Acción. ¿Por qué nuestra preferencia por los grupos sociales organizados? Porque el hábito de la organización social anticipa el cumplimiento en las obligaciones con el crédito. Todo indica que el capital social que se construye en la organización social, es un gran generador de cumplimiento en el crédito.

¿Quién los escoge? Entidades públicas, privadas. Hasta ahora los hemos seleccionado con Acción Social de la Presidencia, con el Sena. Pero pueden contribuir a la escogencia Cámaras de Comercio. Y quiero abrir un paréntesis para agradecer toda esa integración que hemos tenido con la Cámara de Comercio de Bogotá, procurando proveer de crédito a los medianos y pequeños empresarios de Bogotá, que ha sido un ejemplo. Y con muchas Cámaras de Comercio del país. Los puede escoger el Minuto de Dios, los puede escoger una alcaldía, una gobernación, una fundación del sector privado, una entidad privada de la economía ordinaria.

Segundo: hay que darles una mínima capacitación. ¿Quién capacita? El Sena. Cualquiera de las entidades capacitadoras en Colombia.

Tercero: hay que presentarlos al Banco. Una presentación que no es avalarlos. Es una especie de garantía operativa. Los banqueros me han dicho en Colombia, en todo el país, que sienten más confianza cuando un microempresario llega a su oficina acompañado de una entidad seria, así esa entidad seria solamente lo presente y no lo avale, que cuando llega solo.

Entonces si los tenderos de Barranquilla llegan a un banco acompañados por Fenalco, acompañados por el Sena, acompañados por la Fundación Mario Santodomingo, así esas entidades que acompañan no se conviertan en fiadores de esos tenderos, de todos modos el banquero, al conocer la compañía, siente más confianza para otorgar el crédito.

Pero el acompañamiento no puede durar solamente hasta el otorgamiento del crédito. Tiene que ir durante todo el proceso, durante todo el período en que el nuevo deudor deba, hasta que se cancele el crédito.

Cumplidas esas tareas por cada una de las instituciones, tiene que funcionar, y bien. Esto tiene costos, que hay que remunerar, e incentivos que hay que dar.

De los recursos de venta del Banco del Café, llevamos al presupuesto de la Nación 120 mil millones para empezar a apoyar Banca de Oportunidades. Le he sugerido a la Junta de Banca de Oportunidades que es muy importante apoyar un gran soporte tecnológico y también remunerar costos.

Si la Corporación Cívica de Nariño incurre en unos costos por acompañar y preparar microempresarios, yo creo que la Junta Nacional de Banca de Oportunidades pueda remunerarlos, con cargo a ese presupuesto.

Segundo: esto está conectado con la bancarización, que es un gran paso formalización de la economía. La reciente reforma tributaria se erige en uno de los estatutos tributarios más importantes del mundo para generar confianza inversionista. Colombia tiene que divulgarla. Todavía los empresarios del mundo miran, con una enorme curiosidad, casi que sin creer, que Colombia tenga hoy esas normas tan atractivas de la inversión.

Pero hicimos otra cosa: está vigente un artículo de la ley tributaria, que le introdujo modificaciones al Cuatro por Mil: a los contribuyentes se les va a devolver un punto del Cuatro por Mil.

Y para estimular el acceso a Banca de Oportunidades, se define que las cuentas de ahorro que tengan movimientos mensuales este año, hasta más o menos de siete millones de pesos, por esos movimientos mensuales hasta ese techo no pagarán Cuatro por Mil. Creo que es un gran estímulo a la bancarización, a la formalización, a través del acceso de nuestros compatriotas a Banca de Oportunidades.

Tercero: hemos tenido una constructiva discusión con el sector financiero. Yo he creído que es muy importante la concertación social con el sector financiero, para no permitir que Colombia llegue a uno de dos extremos: aquel extremo en el cual se da una contradicción antagónica, insuperable, entre el sector financiero y la sociedad, o aquel otro extremo en el cual la intervención estatal aniquila las posibilidades de expansión del sector financiero. Creo que lo que equilibra, para evitar llegar a cualquiera de esos extremos, es un proceso ininterrumpido de concertación social, permanentemente, con el sector financiero.

El Gobierno ha aceptado que la Superintendencia Financiera modifique las certificaciones de usura. Pero el Gobierno no encuentra posibilidades políticas de eliminar los techos de usura. Seguramente en el futuro la evolución financiera del país lo permita. Hoy no hay esas condiciones.

Pero creo que lo que hemos acordado va por buen camino. Por ejemplo, el microcrédito tiene una certificación de usura alrededor del 32. Y proponemos que esté estable por lo menos un año. Ojalá pudiera ser estable muchos años.

La comisión que era del 7 y medio, pensábamos eliminarla, pero no se puede. Se reduce. Eso ayuda a remunerar el crédito popular, que es costoso. Costoso por los elementos naturales de administración financiera y por lo nuevos que hay que incorporar, como la capacitación y el acompañamiento.

Y el Gobierno ha asumido tranquilamente, por mi conducto, en todo el país, la responsabilidad política de explicar por qué ese costo. Y cuando los colombianos comparan lo que les cuesta estar en la usura, frente a este costo, los colombianos empiezan a aceptar que el Gobierno ha debido, para impulsar el crédito popular, tomar estas decisiones.

Hemos expedido dos decretos, que han sido criticados, razonablemente. Se han realizado una serie de audiencias de concertación en los últimos días. El nuevo proyecto de decreto ha estado exhibido en la página de internet de la Superintendencia Financiera en los últimos días. Y confío que ya lo podamos expedir y que eso le dé tranquilidad a todo el mundo para que siga este gran proceso.

Seguiremos, pues, trabajando con instituciones tan importantes como las cooperativas, la banca privada, la banca pública y el Fondo Nacional de Garantías, para cumplir estos propósitos.

Hoy veíamos en San Vicente del Caguán lo siguiente:

Cuando el Gobierno Nacional empezó en el 2002, la cartera del Banco Agrario en el Caquetá era de 14 mil millones de pesos. Hoy es de 77 mil. Un brinquito de 14 mil a 77 mil millones de pesos. En San Vicente del Caguán era de 700 millones de pesos. Hoy es de más de 20 mil. Y la cartera tiene buen comportamiento. Como baja es la siniestralidad del Fondo Nacional de Garantías, que nos lo acaba de demostrar el doctor Durán.

¿Pero qué me pedían en San Vicente del Caguán hoy? Más y más crédito. Más y más presencia de los bancos y de Banco Agrario.

Yo tengo mucha confianza que la medida que tomó el Gobierno, de aprobar los corresponsales no bancarios, va a ayudar mucho. Uno lo mira solamente en el Banco Agrario, con 700 oficinas: una gran dificultad para crecer. Municipio colombiano donde llega el Gobierno, le piden a uno más Banco Agrario.

Pero tengo mucha fe que vamos a poder responder con el esquema de corresponsales no bancarios. Y de manera muy elemental, hemos venido conversando con los colombianos sobre el corresponsal no bancario. El Banco Agrario ya tiene 30. Aspiramos que este año tenga 600.

Yo les digo a mis compatriotas: miren, había una sede vieja, muy costosa. El corresponsal no bancario es la sede nueva, menos costosa. La sede vieja costaba mucha plata: compre o alquile la oficina, remodélela o constrúyala, llévele los muebles, cómprele los cuadros, los tapetes, el escritorio. Y era muy difícil la comunicación. La nueva sede del corresponsal no bancario es una casetica humilde, pero con una gran fortaleza en comunicaciones.

Fue emocionante el 24 de diciembre en Puerto Santander, al norte de Cúcuta, al pasar el día de Navidad con los soldados y policías de la Patria acantonados allí, mirar cómo empezaba a funcionar el corresponsal no bancario del Banco Agrario en una tienda, una casetica al interior de la tienda. Y el tendero lo maneja.

Y entonces la gente no creía, y se entregaron los primeros créditos, y se les entregaron abonados en una cuenta de ahorros y con la tarjeta débito, y comenzaron a sacar plata, y eso a funcionar bien. Y no se necesita el helicóptero que lleve la remesa, sino que funciona con el circulante de la misma tienda.

Pero necesitamos llenar el país de corresponsales no bancarios. Empiece, Carlos Moya (Director de la Banca de Oportunidades) por San Vicente del Caguán. Póngale uno a cada vereda. Y aquí veo a algunos banqueros que nos pueden ayudar. Esto no lo puede hacer solamente el Banco Agrario. La banca privada nos tiene que ayudar.

Hace dos días recibí al Presidente Mundial del Citi Group. Me dijo: Llevamos 78 años en Colombia, y nunca el Presidente Mundial del Citi Group había visitado a Colombia. Vino muy entusiasmado, y me habló de no sé cuántos millones de nuevas inversiones en Colombia.

Yo le digo a la doctora Alicia Arango: inversionista que pida cita, désela, cualquier cosa hago yo para atenderla. Pero si están aburridos en otra parte y les sobra una platica, y si están entusiasmados por Colombia, no los podemos dejar pasar por aquí sin que inviertan.

Entonces le dije al Presidente del Citi Group: usted nos tiene que ayudar es con una cosa. Stiglitz dice que la internacionalización de la banca ha sido mala para la empresa local, que porque solamente financia a las transnacionales. Ayúdenos para mostrar que el crecimiento del Citi Group en Colombia va ser social.

Se comprometió conmigo: que va a instalar en Colombia, para ayudar con Banca de Oportunidades, mil corresponsales no bancarios. Yo creo que podemos hacer una revolución. Colombia tiene la institucionalidad.

No puedo ocultarles que llego a este acto, después de regresar de San Vicente del Caguán, atribulado, por la noticia del ex Director del DAS. Tengo que asumir mis responsabilidades ante el país, pero tampoco podemos opacar una ilusión: la ilusión de hacer en Colombia una gran revolución de inversión, una gran revolución de confianza, una gran revolución de crédito popular.

Si esta Patria nuestra es capaz de sostener establemente en el tiempo lo que logró el año pasado (unos flujos de inversión ya en el 25 por ciento del PIB y el sector privado con el 19), si esta Patria nuestra es capaz de acompañar la Seguridad Democrática con objetivos sociales, como el de entregar en este cuatrienio cinco millones de créditos populares a cinco millones de familias populares de la Patria, esta Patria nuestra puede encontrar caminos más acelerados de prosperidad, de bienestar, de felicidad.

Muchas gracias, Juan Carlos (Durán), a usted y a todos sus compañeros. Y que sigan teniendo todo el éxito en el Fondo Nacional de Garantías.

 
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