CONMEMORACIÓN
DE LOS 25 AÑOS DEL FONDO NACIONAL DE GARANTÍAS
Febrero 22 de 2007 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Antes de hacer unas referencias
al Fondo Nacional de Garantías (FNG), permítanme, ante
este auditorio, al regresar esta tarde a Bogotá proveniente
de San Vicente del Caguán (Caquetá),
expresarle unos comentarios, a través de ustedes,
a todos mis compatriotas sobre el caso de la detención
de Jorge Noguera, ex director del DAS.
Al regresar de San Vicente
del Caguán donde
me encontraba en un consejo de seguridad por las arremetidas
de las Farc contra la empresa Nestle, contesté una
llamada del Fiscal General de la Nación (Mario
Iguarán) quien me ha dicho que se ha ordenado
la detención de Jorge Noguera por concierto
para delinquir con el paramilitarismo. Que se excluye
el tema de homicidio, que se excluye y se precluye
el tema de fraude electoral.
Debo decirle a mis compatriotas: primero, que hay
que dar ejemplo en aquello de respeto a la justicia.
Segundo, he procurado escoger
un equipo de colaboradores totalmente comprometidos
con la transparencia y con
un designio de Gobierno: un país sin guerrilla,
sin paramilitares, sin narcotráfico, sin corrupción.
Tercero, he procurado, en medio
de mis limitaciones y defectos, dar buen ejemplo
a mis colaboradores, en
lo privado y en lo público, en el cumplimiento
sin desguinces de la Constitución y de la ley,
en el trabajo hacia el propósito de tener una
Colombia liberada de todas estas expresiones criminales
que tanto daño le han hecho.
Cuarto, escogí a Jorge Noguera para darle una
representación a la Costa Caribe, en cabeza
de una persona joven. Como tantas veces lo he dicho,
tuve la oportunidad, en la campaña de 2002,
de conocer su hogar, de conocerlo personalmente, me
causó la mejor impresión.
Lo nombré director del DAS, en la convicción
de que nombraba a alguien, comprometido como yo, en
la derrota de la criminalidad, pero totalmente comprometido
en la recuperación de la institucionalidad.
Espero que Jorge Noguera pueda demostrar su inocencia.
Si, resultare condenado, mi
deber es ofrecerle disculpas al país porque fui yo quién lo nombró y
revisar por qué, procurando acertar, habría
incurrido en esa equivocación.
Quiero recordar a mis compatriotas varias cosas.
Durante años, la guerrilla campeó en
Colombia, estimuló la validez de todas las formas
de lucha, penetró al movimiento campesino, al
movimiento estudiantil, al movimiento obrero; interfirió la
política. No tuvimos políticas de seguridad
que defendieran a los colombianos de la guerrilla.
La guerrilla y la circunstancia
de inseguridad que vivía el país, crearon el paramilitarismo
que incurrió en los mismos crímenes de
la guerrilla. Hay una diferencia. Mientras el paramilitarismo
está sometido hoy a una intensa presión
de la política de Seguridad Democrática,
a una intensa presión de la ley de Justicia
y Paz que obliga a decir la verdad, que obliga a reparar
a las víctimas; muchos guerrilleros que hoy
acusan, se amnistiaron sin decir la verdad. Se les
amnistió y se les dio indulto, sin negar la
atrocidad de sus crímenes y nunca se les obligó a
reparar a las víctimas.
Como lo escuché del juez español Baltasar
Garzón hace 48, 72 horas, en la oficina de la
Presidencia, este es el primer proceso de paz en el
mundo que exige verdad de verdad. En Sudáfrica
hubo muy pocos casos de verdad, a pesar de la publicidad
de la verdad.
Este es el primer proceso de
paz en el mundo que exige reparación a las víctimas
con el patrimonio de los victimarios.
Nosotros encontramos lo siguiente:
un país
bloqueado por guerrilla y paramilitares, que en muchas
partes habían superado las instituciones. Del
paramilitarismo se hablaba en los cócteles pero
no se le desafiaba en público.
Hace 5 años, quienes hoy integran la oposición
a mi Gobierno y a mi manera de pensar, se referían
como ‘paramilitar’ solamente a mi persona,
con el propósito del descrédito político,
no denunciaban el paramilitarismo porque le temían.
La denuncia del paramilitarismo se da, gracias a que
el Gobierno que presido con la Seguridad Democrática,
empezó a derrotar el paramilitarismo.
Encontramos una guerrilla y
un paramilitarismo enseñoreados
del país. La guerrilla está bastante
debilitada y el paramilitarismo en proceso total de
desmonte.
Encontramos los jefes paramilitares
de amos y señores
en muchas partes del país. Hoy, la mayoría
de ellos están en la cárcel de Itagüí.
Quienes no están sometidos a la cárcel
de Itagüí, huyen de la justicia y la decisión
del Gobierno, transmitida en privado y en público,
a las autoridades militares y de policía es,
combatirlos.
Diariamente hay preocupaciones
por dos temas: ¿quién
va a dar seguridad en las zonas de paramilitares desmovilizados?
y ¿qué va a pasar con grupos nuevos o
desmovilizados que se rearmen?
La respuesta al primer tema:
la seguridad solamente puede ser institucional. Ninguna
región de la
Patria puede dormir esperando un ataque guerrillero
o con la esperanza de una protección paramilitar.
El único camino es el de la recuperación
institucional.
He dicho que estamos haciendo
un gran esfuerzo en el tema de la reinserción. Nos cuesta 450 mil
millones este año. No es fácil, hay más
de 40 mil reinsertados. También he dicho que
aquellos reinsertados que pretendan rearmarse, la única
decisión del Gobierno es combatirlos con toda
la fuerza de las instituciones legítimas de
la Nación.
Lo mismo, enfrentar a nuevos grupos que pretendan
armarse.
Quiero expresar a mis compatriotas
que lo único
que evita que algún desmovilizado se rearme
o que prosperen nuevos grupos, es la política
de Seguridad Democrática. En la medida que sientan
que hay una política de Seguridad Democrática
sostenida, firme, combatiendo la criminalidad, se disuade,
se abstiene.
He dicho a mis compatriotas
que el Gobierno, que sacó adelante
la ley de Justicia y Paz que impone la verdad, que
impone la reparación, es el mismo que ha apoyado
en un todo y por todo a la justicia, a la Corte Suprema
de Justicia, para buscar la verdad.
He expresado al Congreso de
la República que
se tenga en cuenta que la mayoría de los hechos
que hoy se juzgan de congresistas, fueron hechos presuntamente
criminales, anteriores a este Gobierno.
Desde que nosotros llegamos,
nos propusimos devolverle libertad a los colombianos
en las regiones, combatiendo
todas las expresiones del crimen. Yo creo que el país
sintió una inmensa mejoría en las elecciones
del referendo de 2003, en las elecciones de alcaldes
y gobernadores de 2003, cuando por primera vez, gracias
a la Seguridad Democrática, fueron eficazmente
protegidos candidatos de la verdadera oposición
y llegaron a las más altas dignidades del Estado.
Recuerdo que mis críticos decían: ‘cómo
va a hacer que Luis Eduardo Garzón tenga una
aspiración a la alcaldía de Bogotá,
si en la Presidencia está un fascista, Álvaro
Uribe’. Se probó que la nuestra era una
política de Seguridad Democrática, totalmente
garantista. No de garantías de discurso ni de
garantías retóricas, sino de garantías
eficaces. Y esa política no duró hasta
la elección, ha acompañado estos dignatarios
colombianos, durante todo su proyecto administrativo.
Nuestra seguridad ha sido para
todos los alcaldes y gobernadores, independientemente
del origen político
de su elección.
He dicho al Congreso de la
República que este
país –que está logrando gran confianza
internacional, altos flujos de inversión-, que
por primera vez tiene una bonanza de confianza, tiene
que ser muy cuidadoso con las instituciones.
Los integrantes humanos de
las instituciones democráticas
que tipifiquen delitos, a la cárcel. Pero a
las instituciones hay que protegerlas, dar siempre
señales de estabilidad.
Algunos congresistas afectos
a esta causa, están
estudiando algunas reformas. -Esta noche tendré otra
reunión con un grupo de ellos-.
Por ejemplo, la reforma de
que los partidos responsables de nominar en sus listas
personas con crímenes,
pierdan la curul, se les reduzcan los votos, corran
el riesgo de perder el umbral y deban regresar los
recursos que recibieron de pago presupuestal a la participación
democrática. Eso lo estamos estudiando para
presentarlo al Congreso.
También, algunos compañeros han mostrado
gran preocupación por el tema de la circunscripción
nacional del Senado que ha estimulado altísimos
gastos en las campañas, ha desvinculado congresistas
de las comunidades que efectivamente deben representar,
ha estimulado una especie de piratería en búsqueda
de votos por todo el territorio, sin responsabilidades
políticas.
En lo que sí hay total decisión es que,
de reformarse en la circunscripción nacional
del Senado e ir a una circunscripción territorial
para buscar responsabilidad política, será necesario
mantener un prudente número de curules de circunscripción
nacional para las grandes mayorías.
Las reformas no deben, en ningún momento, proponer
saltos al vacío ni inestabilidad institucional.
Hoy Colombia requiere: estabilidad y fortaleza en la
justicia, estabilidad y fortaleza en el parlamento,
estabilidad y fortaleza en los organismos de control,
en toda la institucionalidad. No podemos arriesgar
una bonanza de confianza que hemos venido construyendo.
He expresado también que la mejor reforma política
es la Seguridad Democrática.
La Seguridad Democrática, sostenida en el tiempo,
con eficacia y transparencia, es la que tiene que evitar
que en Colombia se repita las interferencias del narcotráfico,
de la guerrilla y de los paramilitares, en la acción
política y lo está demostrando: en las
elecciones de 2003 avanzamos bastante en libertades
efectivas y el avance fue inmenso en las elecciones
de 2006.
Nadie de la oposición puede levantar la mano
para decir que no tuvo protección estatal en
las elecciones de 2006, contra cualquier presión.
La única presión eficaz de las elecciones
de 2006, fue de la guerrilla de la Farc contra electores
de la causa que yo representaba como aspirante a la
reelección, a través de un paro armado
en el departamento de Nariño, en cuyos municipios –en
ese paro armado, en vísperas electorales- presionaron
a los amigos de esta candidatura a no votar por esta
candidatura y obligaron a la población a votar
por otra candidatura.
Hoy, lo planteamos en San Vicente
del Caguán,
estamos con todo el dinamismo, en la totalidad del
territorio, para que las elecciones regionales de 2007
sean un modelo de transparencia. El Vicepresidente
de la República (Francisco Santos Calderón)
y el Ministro del interior y de Justicia (Carlos Holguín
Sardi) deben liderar, en el país, un pacto de
transparencia, corto y sustancioso, de no más
de dos o tres párrafos, que lo asimile claramente
la opinión pública, para que sea un factor
que le permita a la opinión pública meditar
sobre sus preferencias electorales y además,
entrar a ejercer control sobre los candidatos y quienes
resulten elegidos.
Con tribulación por el caso de Jorge Noguera,
con la tristeza de que a un ex director del DAS que
yo nombre, buscando acertar para el país, este
hoy detenido por concierto para delinquir con el paramilitarismo,
reitero a mis compatriotas que la voluntad ha sido
total, desde agosto de 2002, para avanzar en la derrota
de todas estas expresiones del crimen y será total
hasta el último día de la administración
Nos convoca esta tarde un nuevo
aniversario del Fondo Nacional de Garantías: 25 años. Quiero
felicitar a quienes lo concibieron. A los funcionarios
de la administración del presidente (Julio César)
Turbay, que hace 25 años identificaron ese necesidad
de la Nación. A sus directores en todas las épocas.
Al primero de ellos, el doctor Daniel Hernández
Rojas. A quienes han venido introduciéndole
mejoras.
No sólo me correspondió asistir a su
nacimiento, como funcionario de esa administración,
sino que en 1995, trece años más tarde,
como Gobernador de Antioquia, creábamos el Fondo
Regional de Garantías de Antioquia, con una
participación del Fondo Nacional de Garantías.
Aquí está con nosotros quien desde el
momento de su creación ha dirigido el Fondo
de Garantías de Antioquia, ejemplo de la expresión
regional de este gran instrumento.
Quiero felicitar a sus actuales
directivos. Quiero felicitar el proceso que han liderado
de incorporar
crecientemente al Fondo de Garantías el crédito
popular de nuestra Patria. Ya el doctor Juan Carlos
Durán decía como en el último
cuatrienio logramos avanzar muchísimo en aquello
de involucrar al Fondo Nacional de Garantías
en el crédito popular, y como tenemos unas proyecciones
muy ambiciosas para este cuatrienio. Quiero destacar
que hace parte de una gran institucionalidad para hacer
en Colombia una revolución de crédito
popular, que llamamos, con esperanza, Banca de Oportunidades.
He tenido el privilegio de
reunirme dos veces con el Premio Nobel Muhammad Yunus,
primero en Medellín,
cuando en nuestro primer Gobierno avanzábamos
con las cajas de compensación en la promoción
del microcrédito. Y después, hace unos
pocos meses, en su visita a Bogotá. Le expliqué nuestra
idea de Banca de Oportunidades, que él en principio
la veía con dudas. Pero cuando, respondiendo
a sus preguntas, le expliqué por qué tiene
Colombia una institucionalidad que permite que el esquema
de Banca de Oportunidades funcione, comprendió.
Y se detuvo a hacerme indagaciones sobre el Fondo Nacional
de Garantías. Y cuando le contesté todas
las preguntas, me dijo que lo que había faltado
en otros países, donde estaba fracasando el
crédito popular, aun en América Latina,
en nuestros vecinos, a pesar de toda la voluntad política
de sus respectivos gobiernos, era la falta de instituciones,
que en Colombia eran muy sólidas, como el Fondo
Nacional de Garantías.
Nos aprestamos en estos tres
años y medio de
gobierno a cumplir una gran meta. En el primer gobierno
logramos 1 millón 800 mil microcréditos.
Logramos que la cartera de microempresarios pasara
de 732 mil millones a más de 3 billones (de
pesos). Nuestra meta en esta segunda oportunidad que
generosamente nos han dado los colombianos, es entregar
5 millones de microcréditos. Cinco millones
de nuevos créditos. Meta difícil. Hubo
que luchar mucho para lograr 1 millón 800 mil
nuevos créditos en el primer gobierno. Y la
meta la hemos subido a cinco millones de nuevos créditos.
Los críticos de la globalización, como
Stiglitz, dicen que el tema no es solamente de mercados,
que el tema no es solamente de comercio, que el tema
no es solamente de liberalización de capitales,
que el tema no es solamente de discusión de
roles de gobierno, sino que el tema también
es de participación y de respuesta a la comunidad.
El concepto nuestro de Banca de Oportunidades, con
el apoyo de instituciones como el Fondo Nacional de
Garantías, es un concepto de participación
y de respuesta a la comunidad.
Muchos colombianos me preguntan:
Presidente, ¿por
qué el Banco de Oportunidades no es un nuevo
banco? Entonces explíquenos qué es.
Les he contestado: Nada ganamos
con un nuevo banco. El Banco Agrario ha tenido menos
de 700 oficinas. El
Banco Cafetero, recientemente vendido, tenía
alrededor de 280. Un nuevo banco podría tener
muy poca cobertura en Colombia, territorial y poblacional.
No sería el instrumento indicado para llegarles
a cinco millones de familias colombianas en cuatro
años con crédito.
¿Entonces qué es? Consejo comunitario,
tras consejo comunitario, en el diálogo permanente
con los compatriotas, hemos explicado: es el compromiso
de todo el sistema financiero de Colombia para volcarse
a atender con crédito los sectores populares
de la Nación. El acceso al crédito, en
un país cuyos sectores populares no lo tienen
o dependen de la usura, se convierte, para la justicia
social y la equidad, para la superación de la
pobreza, en algo casi tan necesario como la educación.
Cuando pensamos en ese esquema
de Banca de Oportunidades, nos preguntamos: bueno, ¿y quiénes integran
ese conjunto? ¿Quiénes serán los
beneficiarios y cómo van a participar los diferentes
actores? Lo integran los bancos públicos y privados
de Colombia, las cooperativas, las Ong’s, que
las hay y tan buenas en Colombia.
Cuando yo le contaba al Nobel
de la Paz, Mohammad Yunus, ese gran universo de entidades
sin ánimo
de lucro que hay en Colombia al servicio del crédito
popular, uno menciona cuatro o cinco y le llegan a
la cabeza otras diez, y le llegan diez y aparecen otras
cien, y en la enumeración uno incurre en vergonzosas
omisiones, pero empieza uno por el Minuto de Dios,
por el Banco Mundial de La mujer, por Actuar, por la
Fundación Mario Santodomingo, por la Fundación
Carvajal, y siga, y siga y siga, él dice: Es
que esto no lo hemos tenido en otros países.
Y ahí entran en esa institucionalidad el Fondo
Nacional de Garantías y los Fondos Regionales,
y entran las Cámaras de Comercio y entran las
Cajas de Compensación Familiar.
¿Y quiénes van a ser los beneficiarios?
Los sectores de Colombia socialmente vulnerables y
otros que, sin tener esa vulnerabilidad social, han
tenido toda suerte de obstáculos para el acceso
al crédito.
Socialmente vulnerables: desplazados,
madres de Familias en Acción.
Y otros que, sin tener esa
vulnerabilidad social, han sufrido cualquier clase
de barreras que les impiden
el acceso al crédito: por ejemplo, hace poco
lanzamos Banca de Oportunidades para tenderos de Barranquilla.
Se han defendido en su crédito de la usura.
Hace poco lanzamos Banca de Oportunidades para egresados
universitarios en Medellín. No les prestan. ¿Por
qué? Porque son muy jóvenes, porque no
tienen historia financiera.
Y así sucesivamente encontramos una serie de
sectores en Colombia que pertenecen a uno u otro universo.
Historias de exclusiones sociales o historias de barreras
de acceso al crédito.
¿Qué tareas tienen que cumplir las diferentes
instituciones de Banca de Oportunidades? Una pregunta.
Y una segunda: ¿Qué está haciendo
el Gobierno para apoyar?
La primera pregunta: en Banca
de Oportunidades hay que seleccionar beneficiarios,
preferiblemente de grupos
sociales organizados. Un grupo social organizado: asociaciones
de mujeres cabeza de familia, asociaciones de mujeres
en Familias en Acción. ¿Por qué nuestra
preferencia por los grupos sociales organizados? Porque
el hábito de la organización social anticipa
el cumplimiento en las obligaciones con el crédito.
Todo indica que el capital social que se construye
en la organización social, es un gran generador
de cumplimiento en el crédito.
¿Quién los escoge? Entidades públicas,
privadas. Hasta ahora los hemos seleccionado con Acción
Social de la Presidencia, con el Sena. Pero pueden
contribuir a la escogencia Cámaras de Comercio.
Y quiero abrir un paréntesis para agradecer
toda esa integración que hemos tenido con la
Cámara de Comercio de Bogotá, procurando
proveer de crédito a los medianos y pequeños
empresarios de Bogotá, que ha sido un ejemplo.
Y con muchas Cámaras de Comercio del país.
Los puede escoger el Minuto de Dios, los puede escoger
una alcaldía, una gobernación, una fundación
del sector privado, una entidad privada de la economía
ordinaria.
Segundo: hay que darles una
mínima capacitación. ¿Quién
capacita? El Sena. Cualquiera de las entidades capacitadoras
en Colombia.
Tercero: hay que presentarlos
al Banco. Una presentación
que no es avalarlos. Es una especie de garantía
operativa. Los banqueros me han dicho en Colombia,
en todo el país, que sienten más confianza
cuando un microempresario llega a su oficina acompañado
de una entidad seria, así esa entidad seria
solamente lo presente y no lo avale, que cuando llega
solo.
Entonces si los tenderos de
Barranquilla llegan a un banco acompañados por Fenalco, acompañados
por el Sena, acompañados por la Fundación
Mario Santodomingo, así esas entidades que acompañan
no se conviertan en fiadores de esos tenderos, de todos
modos el banquero, al conocer la compañía,
siente más confianza para otorgar el crédito.
Pero el acompañamiento no puede durar solamente
hasta el otorgamiento del crédito. Tiene que
ir durante todo el proceso, durante todo el período
en que el nuevo deudor deba, hasta que se cancele el
crédito.
Cumplidas esas tareas por cada una de las instituciones,
tiene que funcionar, y bien. Esto tiene costos, que
hay que remunerar, e incentivos que hay que dar.
De los recursos de venta del
Banco del Café,
llevamos al presupuesto de la Nación 120 mil
millones para empezar a apoyar Banca de Oportunidades.
Le he sugerido a la Junta de Banca de Oportunidades
que es muy importante apoyar un gran soporte tecnológico
y también remunerar costos.
Si la Corporación Cívica de Nariño
incurre en unos costos por acompañar y preparar
microempresarios, yo creo que la Junta Nacional de
Banca de Oportunidades pueda remunerarlos, con cargo
a ese presupuesto.
Segundo: esto está conectado con la bancarización,
que es un gran paso formalización de la economía.
La reciente reforma tributaria se erige en uno de los
estatutos tributarios más importantes del mundo
para generar confianza inversionista. Colombia tiene
que divulgarla. Todavía los empresarios del
mundo miran, con una enorme curiosidad, casi que sin
creer, que Colombia tenga hoy esas normas tan atractivas
de la inversión.
Pero hicimos otra cosa: está vigente un artículo
de la ley tributaria, que le introdujo modificaciones
al Cuatro por Mil: a los contribuyentes se les va a
devolver un punto del Cuatro por Mil.
Y para estimular el acceso
a Banca de Oportunidades, se define que las cuentas
de ahorro que tengan movimientos
mensuales este año, hasta más o menos
de siete millones de pesos, por esos movimientos mensuales
hasta ese techo no pagarán Cuatro por Mil. Creo
que es un gran estímulo a la bancarización,
a la formalización, a través del acceso
de nuestros compatriotas a Banca de Oportunidades.
Tercero: hemos tenido una constructiva
discusión
con el sector financiero. Yo he creído que es
muy importante la concertación social con el
sector financiero, para no permitir que Colombia llegue
a uno de dos extremos: aquel extremo en el cual se
da una contradicción antagónica, insuperable,
entre el sector financiero y la sociedad, o aquel otro
extremo en el cual la intervención estatal aniquila
las posibilidades de expansión del sector financiero.
Creo que lo que equilibra, para evitar llegar a cualquiera
de esos extremos, es un proceso ininterrumpido de concertación
social, permanentemente, con el sector financiero.
El Gobierno ha aceptado que
la Superintendencia Financiera modifique las certificaciones
de usura. Pero el Gobierno
no encuentra posibilidades políticas de eliminar
los techos de usura. Seguramente en el futuro la evolución
financiera del país lo permita. Hoy no hay esas
condiciones.
Pero creo que lo que hemos
acordado va por buen camino. Por ejemplo, el microcrédito tiene una certificación
de usura alrededor del 32. Y proponemos que esté estable
por lo menos un año. Ojalá pudiera ser
estable muchos años.
La comisión que era del 7 y medio, pensábamos
eliminarla, pero no se puede. Se reduce. Eso ayuda
a remunerar el crédito popular, que es costoso.
Costoso por los elementos naturales de administración
financiera y por lo nuevos que hay que incorporar,
como la capacitación y el acompañamiento.
Y el Gobierno ha asumido tranquilamente,
por mi conducto, en todo el país, la responsabilidad política
de explicar por qué ese costo. Y cuando los
colombianos comparan lo que les cuesta estar en la
usura, frente a este costo, los colombianos empiezan
a aceptar que el Gobierno ha debido, para impulsar
el crédito popular, tomar estas decisiones.
Hemos expedido dos decretos,
que han sido criticados, razonablemente. Se han realizado
una serie de audiencias
de concertación en los últimos días.
El nuevo proyecto de decreto ha estado exhibido en
la página de internet de la Superintendencia
Financiera en los últimos días. Y confío
que ya lo podamos expedir y que eso le dé tranquilidad
a todo el mundo para que siga este gran proceso.
Seguiremos, pues, trabajando
con instituciones tan importantes como las cooperativas,
la banca privada,
la banca pública y el Fondo Nacional de Garantías,
para cumplir estos propósitos.
Hoy veíamos en San Vicente del Caguán
lo siguiente:
Cuando el Gobierno Nacional
empezó en el 2002,
la cartera del Banco Agrario en el Caquetá era
de 14 mil millones de pesos. Hoy es de 77 mil. Un brinquito
de 14 mil a 77 mil millones de pesos. En San Vicente
del Caguán era de 700 millones de pesos. Hoy
es de más de 20 mil. Y la cartera tiene buen
comportamiento. Como baja es la siniestralidad del
Fondo Nacional de Garantías, que nos lo acaba
de demostrar el doctor Durán.
¿Pero qué me pedían en San Vicente
del Caguán hoy? Más y más crédito.
Más y más presencia de los bancos y de
Banco Agrario.
Yo tengo mucha confianza que
la medida que tomó el
Gobierno, de aprobar los corresponsales no bancarios,
va a ayudar mucho. Uno lo mira solamente en el Banco
Agrario, con 700 oficinas: una gran dificultad para
crecer. Municipio colombiano donde llega el Gobierno,
le piden a uno más Banco Agrario.
Pero tengo mucha fe que vamos
a poder responder con el esquema de corresponsales
no bancarios. Y de manera
muy elemental, hemos venido conversando con los colombianos
sobre el corresponsal no bancario. El Banco Agrario
ya tiene 30. Aspiramos que este año tenga 600.
Yo les digo a mis compatriotas:
miren, había
una sede vieja, muy costosa. El corresponsal no bancario
es la sede nueva, menos costosa. La sede vieja costaba
mucha plata: compre o alquile la oficina, remodélela
o constrúyala, llévele los muebles, cómprele
los cuadros, los tapetes, el escritorio. Y era muy
difícil la comunicación. La nueva sede
del corresponsal no bancario es una casetica humilde,
pero con una gran fortaleza en comunicaciones.
Fue emocionante el 24 de diciembre
en Puerto Santander, al norte de Cúcuta, al pasar el día de
Navidad con los soldados y policías de la Patria
acantonados allí, mirar cómo empezaba
a funcionar el corresponsal no bancario del Banco Agrario
en una tienda, una casetica al interior de la tienda.
Y el tendero lo maneja.
Y entonces la gente no creía, y se entregaron
los primeros créditos, y se les entregaron abonados
en una cuenta de ahorros y con la tarjeta débito,
y comenzaron a sacar plata, y eso a funcionar bien.
Y no se necesita el helicóptero que lleve la
remesa, sino que funciona con el circulante de la misma
tienda.
Pero necesitamos llenar el
país de corresponsales
no bancarios. Empiece, Carlos Moya (Director de la
Banca de Oportunidades) por San Vicente del Caguán.
Póngale uno a cada vereda. Y aquí veo
a algunos banqueros que nos pueden ayudar. Esto no
lo puede hacer solamente el Banco Agrario. La banca
privada nos tiene que ayudar.
Hace dos días recibí al Presidente Mundial
del Citi Group. Me dijo: Llevamos 78 años en
Colombia, y nunca el Presidente Mundial del Citi Group
había visitado a Colombia. Vino muy entusiasmado,
y me habló de no sé cuántos millones
de nuevas inversiones en Colombia.
Yo le digo a la doctora Alicia
Arango: inversionista que pida cita, désela, cualquier cosa hago yo
para atenderla. Pero si están aburridos en otra
parte y les sobra una platica, y si están entusiasmados
por Colombia, no los podemos dejar pasar por aquí sin
que inviertan.
Entonces le dije al Presidente
del Citi Group: usted nos tiene que ayudar es con
una cosa. Stiglitz dice
que la internacionalización de la banca ha sido
mala para la empresa local, que porque solamente financia
a las transnacionales. Ayúdenos para mostrar
que el crecimiento del Citi Group en Colombia va ser
social.
Se comprometió conmigo: que va a instalar en
Colombia, para ayudar con Banca de Oportunidades, mil
corresponsales no bancarios. Yo creo que podemos hacer
una revolución. Colombia tiene la institucionalidad.
No puedo ocultarles que llego
a este acto, después
de regresar de San Vicente del Caguán, atribulado,
por la noticia del ex Director del DAS. Tengo que asumir
mis responsabilidades ante el país, pero tampoco
podemos opacar una ilusión: la ilusión
de hacer en Colombia una gran revolución de
inversión, una gran revolución de confianza,
una gran revolución de crédito popular.
Si esta Patria nuestra es capaz
de sostener establemente en el tiempo lo que logró el año pasado
(unos flujos de inversión ya en el 25 por ciento
del PIB y el sector privado con el 19), si esta Patria
nuestra es capaz de acompañar la Seguridad Democrática
con objetivos sociales, como el de entregar en este
cuatrienio cinco millones de créditos populares
a cinco millones de familias populares de la Patria,
esta Patria nuestra puede encontrar caminos más
acelerados de prosperidad, de bienestar, de felicidad.
Muchas gracias, Juan Carlos
(Durán), a usted
y a todos sus compañeros. Y que sigan teniendo
todo el éxito en el Fondo Nacional de Garantías.