PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE EN EL CONSEJO COMUNAL No.43 EN KENNEDY,
BOGOTÁ
Julio 28 de 2007
(Bogotá D.C. - Cundinamarca)
“Me complace mucho que podamos hacer este nuevo Consejo
Comunitario aquí en Kennedy, sobre temas tan importantes
como Banca de Oportunidades y la revisión del proyecto
de infraestructura para todo el país.
Anoche, el Gobierno Nacional puso en Internet -para que
los colombianos lo conozcan- un anteproyecto de ley sobre
el cual queremos conocer la opinión de la ciudadanía
y las diferentes instituciones, en la página de Internet
de la Presidencia.
Ese anteproyecto ya está en Internet, se puede ver
en la página de la Presidencia qué es: www.presidencia.gov.co,
que es el distintivo internacional de Colombia en Internet.
Este proyecto es muy sencillo. Este proyecto busca que el
Gobierno Nacional pueda resolver el problema con 19 mil,
de los 43 mil desmovilizados.
Ustedes saben que en este Gobierno se han desmovilizado
de todos los grupos terroristas 43 mil personas, más
o menos 33 mil de los paramilitares, 10 mil de la guerrilla.
Eso no tiene antecedentes.
Cuando nuestro gobierno empezó había, más
o menos, 60 mil terroristas en Colombia. Haber desmovilizado
43 mil hasta la fecha, yo creo que es un gran avance.
¿Qué problema tenemos? Tenemos un problema
con aquellos paramilitares a quienes todavía no se
les había resuelto definitivamente la situación
jurídica, que no están incursos en delitos
atroces. Eran más o menos 31 mil, 30 mil. Le hemos
resuelto el problema a 12 mil. Pero ahora con la sentencia
de la Corte Suprema, en un caso particular sobre la cual
yo he hecho amplios comentarios esta semana, el Gobierno
tiene la preocupación de que es muy difícil,
después de conocida esta sentencia, resolverle la
situación a 19 mil de estos muchachos, y por eso nos
vemos en la obligación de presentar un proyecto de
ley.
El anteproyecto que estamos proponiendo busca que la sedición
se le pueda aplicar como delito político a estos paramilitares
desmovilizados, con una salvedad: no es para los responsables
de delitos atroces, ni delitos de lesa humanidad, esos están
en la cárcel. Esos, si dicen la verdad, entregan los
bienes para reparar a las víctimas, tienen derecho
a una condena reducida, pero están en la cárcel.
Esta solución es para 19 mil, a quienes no los han
acusado de delitos atroces, ni delitos de lesa humanidad.
Esta solución no es para la parapolítica.
En el parágrafo se dice, del anteproyecto: “lo
previsto en el presente artículo, no será aplicable
a quienes se beneficien de estas conductas para acceder a
la función pública, o tengan la calidad de
servidor público durante su realización”.
Y también aclaramos ahí en otro proyecto,
en otro artículo -es un anteproyecto de ley de 12
artículos- que estos beneficios no se aplican a las
conductas constitutivas de genocidio, terrorismo, secuestro,
extorsión en cualquiera de sus formas, desplazamientos
forzado, desaparición forzosa, homicidio cometido
fuera de combate o colocando a la víctima en estado
de indefensión, tráfico de estupefacientes,
sustancias psicotrópicas, y aquellos a que se refiere
la Ley 67 de 1993. Hechos de ferocidad o barbarie, o aquellos
que puedan significar violaciones graves al derecho internacional
humanitario, crímenes de lesa humanidad, y en general
conductas excluidas de tales beneficios por la legislación
interna, o tratados o convenios internacionales ratificados
por Colombia.
¿Cuál es nuestra preocupación con la
sentencia de la Corte Suprema? Que se nos quedan estos 19
mil muchachos sin solución. ¿Los meto a la
cárcel? ¿Les incumplimos el acuerdo? Yo creo
que un acuerdo que le ha significado al país un gran
avance, como quiera que se han desmovilizado 43 mil personas,
un acuerdo que refiere a intereses superiores del Estado,
a un bien jurídico superior de la sociedad, porque
ha contribuido a reducir los niveles de violencia, un acuerdo
que nosotros hemos exigido que lo cumplan, por eso primero
los llevamos a La Ceja, después a Itagüí,
aquellos que han reincidido los hemos perseguido con toda
la severidad del Estado, es un acuerdo que el Estado también
lo tiene que cumplir.
Lo que hemos pedido nosotros es que hay que darle un tratamiento
igual a guerrilla y a paramilitares. A mí me parece
muy grave que mantengamos la vieja doctrina de darle a la
guerrilla todos los beneficios, y no permitir resolver problemas
que el país ha tenido con los paramilitares.
¿Por qué digo yo que hay que hay que darles
el mismo tratamiento? Por varias razones: sobre un cadáver
de un colombiano mutilado, yo creo que no es dable empezar
a hacer disquisiciones para decir que el delito fue más
grave porque lo cometió tal grupo, o menos grave porque
lo cometió tal grupo. Es igualmente grave, cualquiera
sea el autor.
Si estos 19 mil muchachos fueran guerrilleros, ya les podríamos
resolver el problema, de acuerdo con la sentencia de la Corte,
pero como son paramilitares no se los podemos resolver.
¿Qué diferencia hay entre estos 19 mil, casi
todos campesinos, paramilitares, y otros 19 mil guerrilleros,
igualmente campesinos? La diferencia es que siendo ellos
iguales, los guerrilleros han sido engañados por Manuel
Marulanda y sus secuaces, y los paramilitares engañados
por los jefes paramilitares. Pero finalmente son idénticos,
de la base, de la esencia, de la química del pueblo
colombiano.
Yo no puedo ir a decirle a estos muchachos: “vea,
si ustedes hubieran sido guerrilleros, ya les podríamos
resolver el problema, pero como eran paramilitares, no se
los podemos resolver”.
Por allá en el siglo 19 se decía que los delitos
guerrilleros eran delitos altruistas, porque buscaban matar
a los tiranos. Existía la tesis del altruismo, del
delito político.
Yo he sido de la idea que en Colombia no debería
haber delito político. En un país, donde todo
el mundo puede decir lo que quiera, donde hay plenitud de
libertades, donde no hay delito de opinión, no debería
haber delito político. Pero uno tiene, en aras de
los superiores intereses superiores del país, que
deponer sus convicciones.
Yo creo que tenemos que aceptar, para poder resolver los
problemas, que hay delito político, así no
lo compartamos. Y hay que buscar es que se le de el mismo
tratamiento a estos grupos. No puede ser que el país
siga con esos tratamientos diferenciales: los unos asesinaban
y podían salir de la cárcel al Congreso o a
la Presidencia de la República; los otros, tienen
que pasar por la cárcel. Yo creo que a todo el mundo
hay que darle el mismo tratamiento.
A mí me preocupa mucho que si no se corrige esto,
entonces ¿qué va a pasar el día de mañana
cuando haya un proceso de paz con el ELN, con las FARC -allá se
va llegar- si el pueblo colombiano no ablanda su decisión,
si el Gobierno no ablanda su decisión de derrotar
todos estos bandidos, un día tendrán que negociar.
Y en la historia de la humanidad no se conoce que grupos
de bandidos, hayan sido capaces de derrotar un Estado democrático
de buena fe.
Entonces, como son guerrilleros, otra vez perdónenle
la atrocidad, y ábranle las puertas para que pasen
del asesinato de los diputados al Congreso y a la Presidencia
de la República. Yo creo que hay que dar el mismo
tratamiento a todos.
Nosotros estábamos en la convicción de que
les podíamos dar el mismo tratamiento, porque además
así se lo dijimos al país. Este proceso de
paz no es de mi capricho, es un proceso que primero surge
por la presión de la Fuerza Pública en nuestro
gobierno a estos grupos. Ellos sienten que hay una presión
militar que no habían tenido antes. Este es el primer
gobierno que combate al paramilitarismo, antes no se le había
combatido.
Llegamos al Gobierno, empieza la doctora Marta Lucía
(Ramírez) como Ministra de la Defensa, a combatir
a todos por parejo. Sienten esa presión militar y
dicen: “entonces queremos dialogar y queremos el cese
de hostilidades”. Y el Gobierno acepta eso y se entra
en ese proceso de paz.
¿Cómo se rige ese proceso de paz? por una
ley. Esa ley la aprobó el Congreso en un texto que
tuvo muchas variaciones frente al texto inicial del Gobierno.
Tampoco salió del Congreso el capricho del Gobierno.
Se discutió ampliamente con la opinión pública,
pasó por el tamiz de la Corte Constitucional. Y ahí es
donde hemos tenido diferencias, nosotros interpretábamos
que la sentencia de la Corte Constitucional nos permitía
aplicarles el principio de favorabilidad a estos 19 mil muchachos,
con la sedición. Muchachos que estaban en esos grupos
paramilitares, pero que a diferencia de los de Itagüí,
que eran los comandantes de esos grupos, mientas los de Itagüí están
incursos en delitos de lesa humanidad, en delitos atroces,
estos no. Todos los Itagüí tienen que pagar cárcel,
se suponía que estos no. Que estos con la confesión,
con la desmovilización, con la reinserción,
se reincorporaban a la sociedad colombiana y no tenían
que pagar cárcel.
Y por eso esta sentencia nos tiene muy preocupados, y creemos
que debemos buscar una solución jurídica, que
la hemos propuesto en este anteproyecto.
La Constitucióncolombiana no dice qué es delito
político, solamente menciona el delito político
en dos o tres casos sin definirlo. Uno no puede decir que
la Constitución colombiana dice que el delito político
beneficia a la guerrilla, pero no a los paramilitares.
Cuando yo he dicho: hombre, hay que darles el mismo tratamiento,
alguien me dijo: “no, es que la Constitución
exige que se le de el reconocimiento de delincuente político
a la guerrilla y prohíbe que se le de a los paramilitares”.
Eso no es cierto. Nada de eso dice la Constitución.
Tampoco lo dicen los tratados internacionales. Uno encuentra
en los tratados internacionales que las principales referencias
al delito político son dos. Una, dice qué no
puede ser delito político, no puede ser delito político
el asesinato, el secuestro, la atrocidad, los delitos de
lesa humanidad, el genocidio. Y dos, dicen los Convenios
de Ginebra, que se considerará como grupos con los
cuales el Estado entiende que puede negociar, si ellos se
comprometen a desmovilizarse, aquellos grupos violentos,
con organización y jerarquía, que operan de
manera permanente y que están en contra del orden
constitucional.
Ahí caben ambos, guerrilla y paramilitares. Grupos
al margen de la ley ambos, producen violencia ambos, con
jerarquía ambos, con operaciones sostenidas ambos,
y en contra del orden constitucional. Ahí caben ambos.
Yo creo que esto es muy claro.
Y, entonces han dicho: “no, lo que pasa es que cabe
solamente la guerrilla porque está en contra del orden
constitucional, la guerrilla quiere derrotar al Estado y
los paramilitares lo defienden”. Defienden el orden
constitucional violándolo.
Uno no puede diferenciar el Estado, del ordenamiento jurídico.
Finalmente son una misma cosa. Sí, “que los
paramilitares dicen defender al Estado”, pero finalmente
lo hacen violando el orden constitucional. Y eso los iguala
en violación del orden constitucional con la guerrilla.
Yo creo que no hay bases para darle ese tratamiento diferencial.
Decían: “no, es que la guerrilla quiere cambiar
la situación social”. Primero, no la cambió,
la empeoró. ¿Cuánto de estos desplazamientos,
de este desempleo, de este atraso del país se le debe
a la guerrilla?
Entonces decían: “no, como la guerrilla quiere
cambiar el orden social, sí es delincuente político,
y como los paramilitares lo quieren mantener, no”.
Tan grave puede ser querer cambiarlo como querer mantenerlo,
por la vía ilegal de las armas.
O para los de la teoría altruista, tan altruista
pudiera ser querer cambiarlo, como querer mantenerlo.
A mí me parece muy grave seguir con esa discriminación.
Este gobierno ha demostrado querer una Colombia sin guerrilla,
sin paramilitares, sin narcotráfico, sin corrupción.
Hoy, hay guerrilla y criminales, pero no hay paramilitares
actuando como paramilitares. ¿Por qué lo digo? ¿De
donde surge la palabra “paramilitar”? Es la denominación
que se le da a unos grupos armados, privados, ilegales, que
combaten la guerrilla.
Si algo hemos recuperado es lo que nunca debimos perder:
el monopolio del Estado para combatir a los grupos criminales.
Hoy en toda Colombia, la única fuerza que combate
a la guerrilla es la fuerza del Estado. Por eso yo digo que
hoy no hay grupos paramilitares.
Entonces me dicen: Presidente pero si no están todos
en la cárcel, hay unos líderes del paramilitarismo
fugitivos. Es cierto, pero no están combatiendo a
la guerrilla. O están escondidos, o están en
el narcotráfico, o están en otras actividades
criminales.
Presidente, pero es que de los reinsertados han reincidido
más o menos tres mil. Pero el Estado los está combatiendo,
han perdido los beneficios de la ley, hemos puestos más
de mil, les hemos dado de baja a más de 400. No están
en organizaciones para combatir la guerrilla.
Yo creo que es muy importante que todos los colombianos
empecemos hoy a hacer esa discusión, esa reflexión.
Todavía subsisten grupos criminales, guerrilleros,
pero el concepto de grupos paramilitares, entendido como
grupos de justicia privada, organizados ilegalmente para
combatir a la guerrilla, ha desaparecido en Colombia.
Gracias a que el Estado ha venido recuperando el monopolio
de enfrentar la criminalidad.
Yo tengo angustia, yo le confieso al país que yo
tengo preocupación por resolverle el problema a estos
19 mil.
Ahora, alguien me decía: “bueno, pero si usted
les da el indulto, si se logra la nueva ley, y le aparece
a un muchacho de esos un delito atroz”. Se le juzga
por el delito atroz. El indulto se le da en virtud de lo
conocido.
Si resulta que se desconocía que había cometido
un delito atroz y le aparece, perdió el indulto y
se le juzga por el delito atroz.
Sobre eso hay total claridad, y ayer nos lo reiteraba el señor Fiscal
General de la Nación.
Yo hablé anoche con el Presidente de la Corte Constitucional,
con el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, con el
Fiscal, con el Defensor del Pueblo, con el Presidente del
Consejo de Estado. No he podido hablar todavía con
el doctor Flechas, el presidente del Consejo de la Judicatura.
Vamos a ver si hoy puedo hablar con él, lo llamé anoche
pero estaba viajando.
Y estamos empezando a llamar a los presidentes de los partidos
políticos. El doctor Luis Carlos Restrepo (Alto Comisionado
de Paz) y el Ministro del Interior y de Justicia (Carlos
Holguín Sardi) explicaron este anteproyecto ampliamente
al país y esta en la página de Internet. Mírenlo
y quien nos quiera hacer comentarios, son bienvenidos esos
comentarios.
Lo estamos haciendo con las cartas sobre la mesa, como siempre
ha actuado este Gobierno.
Y me parece, y así como hemos sido de firmes para
combatir a los violentos, hemos sido generosos a la hora
que quieren la paz. Si estos 19 mil muchachos quieren la
paz, se desmovilizaron, están en el programa de reinserción, ¿por
qué les vamos a incumplir?
Si nosotros los obligamos a ellos a cumplir ¿por
qué les vamos a incumplir? Entonces quería
apreciados compatriotas a hacer hoy estos comentarios.
Les repito, para que no haya dudas: este proyecto excluye
a los servidores públicos, expresamente, expresamente,
para que no haya ninguna duda. Porque por ahí dicen: “ah
no, es que van a favorecer la parapolítica”.
¡Por Dios! Si esos delitos de parapolítica
que hoy, supuestamente, que se cometieron y que hoy se investigan,
en su inmensa mayoría se cometieron antes de nuestro
Gobierno.
Y se han conocido ahora porque los colombianos, gracias
a nuestro Gobierno le han perdido el temor a testimoniar.
Antes de nuestro Gobierno le tenían todo el temor
al testimonio, ahora la gente le ha perdido el temor al testimonio.
Ahora la gente le ha perdido el temor a los grupos violentos.
Ahora hay la Ley de Justicia y Paz que obliga a la verdad.
Hace cinco años al único que le decían
paramilitar era a mí, por maltratarme políticamente,
pero se morían de miedo de decirles paramilitares
a los verdaderos paramilitares. Ya hoy les perdieron el miedo,
como llegó un Gobierno que los puso en la cárcel
y los persigue, ya hoy si no hay que tenerles miedo. Hace
cinco años se morían de miedo.
Compatriotas, estos temas hay que hablarlos es con ustedes.
Por eso yo apelo tanto a la democracia directa.
Hay que respetar todas las instituciones y respetar los
trámites institucionales, pero esta es una democracia
de opinión. Lo mismo que uno habla entre las cuatro
paredes del Palacio de Nariño, hay que hablarlo permanentemente
con el pueblo colombiano, con toda claridad, reconociendo
dificultades.
Vamos ver qué aparece ahora con estos bandidos de
las FARC. Porque secuestraron a los diputados y mantienen
secuestrados a nuestros diputados muertos.
El Gobierno, como lo dijo el Comisionado (de Paz), ha seguido
en un contacto muy activo con la Cruz Roja Internacional,
y también le pedimos al Secretario General de la Organización
de Estados Americanos (OEA), al doctor (José Miguel)
Insulza, la creación de la Comisión Internacional
Forense, para que con nuestra Fiscalía examine, haga
el examen pericial de los cadáveres.
Estos bandidos de las FARC saben que entre más demoren
la entrega de los cadáveres, va ser más difícil
para los médicos forenses, para los peritos forenses,
el examen y la apreciación exacta de la modalidad
del asesinato.
Según los mismos bandidos de las FARC, los asesinaron
el 18 de junio, hoy es 28 de julio y no han devuelto los
cadáveres, los asesinaron. Bufones, asesinos, mentirosos,
y ahora lo que quieren es consumar la mentira.
Yo celebro mucho la sentencia que se dio anteayer en Estados
Unidos, que absolvió a la Compañía Drummond,
que había sido acusada de asesinar a sindicalistas.
Los diez jurados, unánimemente votaron esa absolución,
y lo celebro por Colombia.
Porque a toda hora ese cuentico, con montajes en Estados
Unidos, con testigos falsos, con traidores a la Patria, haciendo
acusaciones injustas, nos hace mucho daño.
Qué descanso contar con esa sentencia. Qué descanso
poder decir que 10 jurados, la totalidad del jurado, votó por
la absolución.
Cuando este Gobierno empezó, aquí asesinaban
256 sindicalistas al año. Nosotros nos hemos dado
a la tarea de protegerlos.
Hoy hay seis mil colombianos con protección directa
del Estado, de ellos 1.500 son sindicalistas. Eso nos cuesta
76 mil millones este año. Venimos de un asesinato
de 256 por año antes de este Gobierno. Este año
han asesinado seis afiliados a organizaciones sindicales
y 12 maestros, todavía mucho. Quisiéramos decir
cero casos.
Nos ha dicho la justicia que no hay una sola evidencia hasta
ahora, que comprometa que el asesinato de los sindicalistas
ha sido ocasionado con su actividad sindical. Pero nosotros
estamos es encima, para protegerlos, para poder llegar a
cero casos. Y encima para que se elimine la impunidad.
El Gobierno nuestro, con el Congreso, reformó la
Constitución, introdujo el Sistema Penal Acusatorio,
los códigos, los reformó. Solamente para implementar
el año pasado el Sistema Penal Acusatorio, nos gastamos
70 millones de dólares adicionales en las Fiscalía
y ahora hemos hecho otro acuerdo con la Fiscalía para
darle 75 mil millones (de pesos) más.
Son sumas que hay que repetir año tras año,
eso le va a permitir tener 235 fiscales más y 800
investigadores más, para superar esta impunidad que
ya empieza a superarse.
Este año se han producido 48 sentencias, que han
condenado por asesinato a sindicalistas a 78 personas. El
Gobierno esta en la protección y en la superación
de la Impunidad.
Ahora, ¿qué le hemos dicho al mundo? Nosotros
reconocemos lo que falta. En este país hubo 3.500,
casi cuatro mil secuestros por año. Hasta anteayer
iba este año 112 secuestros extorsivos. Un dice: mucho
menos de lo que había, pero uno quisiera que no fuera
uno solo.
Nosotros le decimos al mundo: Nos falta, pero también
reconózcanos el avance.
Yo quisiera decirle al mundo: No han asesinado este año
un solo sindicalista; han asesinado seis y 12 profesores.
Pero es que antes asesinaban 256 en el año. Yo creo
que hemos avanzado, no obstante lo que falta.
En la protección del periodismo si que se ha avanzado.
Antes de éste Gobierno en Colombia asesinaban 15 periodistas
al año, este año no han asesinado uno solo.
Y están más libres, yo ciento a los periodistas
hoy menos presionados por los grupos violentos en las diferentes
regiones de Colombia.
Muchas gracias”. |