PALABRAS
DEL PRESIDENTE DURANTE LA FIRMA DEL CONVENIO ENTRE BBVA
Y LA U. DE LOS ANDES
Mayo 17 de 2007 (Bogotá D.C.
- Cundinamarca)
“Quiero felicitarlos por este buen esfuerzo, que congrega
hoy a la Universidad de Los Andes, al BBVA y al SENA. Un
buen ejemplo para lo mucho que necesitamos en este momento
en Colombia.
Permítanme decirles unas palabras esta noche. Ustedes
no son muchos pero son muy importantes y yo no puedo desaprovechar
este auditorio en este momento de la vida del país.
Esto es muy importante en tres objetivos en que estamos
empeñados: primero, consolidar la Seguridad Democrática;
segundo, profundizar la confianza inversionista en Colombia
y tercero, cumplir rigurosamente las metas sociales que hemos
propuesto.
Eso lo desmarcamos en un concepto de Estado que ha sido
necesario empezar a reexaminar, dados los acontecimientos
que se dan en América Latina.
Primero, se ha querido dividir a América Latina entre
gobiernos de izquierda y gobiernos de derecha, una división
obsoleta, polarizante e impráctica.
Tenía razón de ser en los años de las
dictaduras, quienes las confrontaban trajeron de la izquierda
europea el bagaje ideológico de la izquierda para
sustentar su acción. Hoy todo el mundo dice estar
girando alrededor de la regla democrática, división
polarizante que ha frenado muchos de los pasos que tiene
que dar América Latina e impráctica.
Tuve una conversación con una periodista internacional,
me decía: ¿cómo sobrevive un Presidente
de derecha como usted, en una América Latina de izquierda?
Le dije, ¿Por qué me dices que soy presidente
de derecha? Me dijo, pues por su política de seguridad.
¿Es qué la izquierda no necesita seguridad?
Enseguida le dije: ¿Y qué Gobierno de América
Latina hay de izquierda? Me dijo: pues el de Lula. Y le repliqué: ¿Cuáles
son las características del Gobierno del Presidente
Lula que te permitan decir que es un Gobierno de izquierda
y el nuestro de derecha? No moduló palabra. Finalmente
me dijo: es que yo soy de izquierda, y me dijo ¿por
qué? Y no explicó. Y todos los días
la realidad de los gobiernos en la región, muestra
que esa es una división obsoleta, que desde que se
cumpla con la regla democrática son más las
diferencias en los discursos de campaña que en las
acciones de Gobierno.
Nosotros hemos propuesto, en lugar de persistir en esa división,
exigir altos niveles de comportamiento democrático.
Por eso, para esos altos niveles de comportamiento democrático,
demandamos cinco elementos: la seguridad con alcance democrático,
el respeto a las libertades públicas, la construcción
de cohesión social, la independencia entre ramas de
poder y la transparencia.
La seguridad, se le ha asignado tradicionalmente a la derecha
como un imperativo, decían los marxistas, para reproducir
condiciones económicas de explotación. Pero,
experiencias europeas, latinoamericanas, los procesos de
dictaduras han demostrado que para aquellos que reclaman
ideas de izquierda la seguridad es una necesidad.
Nadie que esté en el Gobierno puede prescindir de
la seguridad, nadie que quiera erigirse como alternativa
de Gobierno puede prescindir de la seguridad. Finalmente
es un valor democrático.
Y como valor democrático tiene que reflejarse en
su capacidad de contribuir a crear todas las condiciones
para que funcione el pluralismo y allí conecta con
el segundo elemento: el pluralismo, las libertades.
Por supuesto, esas libertades también se imputaban
a la derecha, so pretexto de que eran unas libertades formales
que trataban de sustentar artificialmente unos modelos de
reproducción de condiciones de inequidad. Hoy la necesita
cualquier expresión del pensamiento que esté compitiendo
en el espectro de la política. Libertades necesitan
todas las tendencias.
La atención social. El avance hacia esa meta es lo único
que hace posible que una política de seguridad sea
sostenible en el tiempo y que una política de confianza
económica, de libertades, sea legitimada en los sectores
mayoritarios de una sociedad.
La transparencia es un factor de confianza sin el cual no
se da aquello que reclamaban los ingleses, la unidad sobre
lo básico para permitir que a partir de ella se den
las diferentes discrepancias y la división del poder
en ramas y su respeto a la independencia entre las ramas
se constituye en un imperativo necesario para evitar desbordamientos.
Yo creo que inclusive si se insistiera en replantear esa
división en América Latina entre izquierda
y derecha, encontraríamos que muchos de los que hoy
reclaman el liderazgo de la izquierda en la medida que empieza
a eliminar la diferencia entre las ramas del poder a desconocer
su independencia, se asemejan más a los procesos de
derecha que en algún momento sustentaron dictaduras.
El trabajo por esos cinco elementos democráticos
tiene que ser una constante de nuestra Patria.
Y allí hemos venido ubicando estos objetivos de Gobierno:
seguridad, confianza inversionista y las metas sociales.
Para nosotros la confianza inversionista es más importante
que el crecimiento, el crecimiento puede haber un año
por buenos precios de café o por mucha producción
de petróleo y al siguiente se agotó ese pozo
petrolero, se cayeron los precios de café, no hay
crecimiento, la confianza inversionista que permita altas
tasa de inversión en el largo plazo, es el gran fundamento
para lograr unas tasas sostenidas, elevadas de crecimiento
también en un horizonte de largo plazo.
Los tres elementos: la seguridad, la confianza inversionista
y las metas sociales, están conectados mutuamente
entre ellos, con un lazo transitivo entre los tres.
En una sociedad como la colombiana, la seguridad contribuye
a crear confianza inversionista, y la confianza inversionista
contribuye a generar el alcance de exigentes metas sociales.
Conseguidas estas, a medida que se avance en ellas, se le
estima una política de seguridad y se hace sostenible
y también se legitima una política de altas
tasas de inversión.
Nosotros creemos que la confianza inversionista ha mejorado
y requiere un gran compromiso para sustentarla. A mejorado,
como lo indica las cifras: en 2002, la tasa de inversión
en el país estaba en el 12, el año pasado cerca
del 26, la del sector privado en el 6,5, el año pasado
cerca del 19 y ha venido creciendo año tras año,
o importante es proyectarla, hacerla sostenible en el largo
plazo y para hacerla sostenible en el largo plazo, mis compañeros
de Gobierno y yo creemos que es importante el modelo de Estado,
que es importante la política de seguridad, que son
importantes algunas políticas, como la tributaria,
las garantías de estabilidad, y que es muy importante
que el país ofrezca proyectos, para lo cual el evento
de esta noche es trascendente.
El modelo. Hoy no deberíamos estar discutiendo en
América Latina el rol del Estado, pero las circunstancias
políticas de la región obligan a discutirlo.
En los años 90, buena parte de América Latina,
en esa exageración del Consenso de Washington, se
dio a la tarea de desmantelar el Estado. Ahora esta de regreso
al estatismo.
En Colombia ni lo uno ni lo otro. Estos cinco años
que cumplirá nuestro Gobierno hemos hecho un gran
esfuerzo por reestructurar el Estado. Creo que hoy llevamos
360 entidades del Estado reestructuradas, empezando por Telecom,
Paz del Río –donde el Estado tenía una
participación muy importante- 190 hospitales públicos,
pero a la tarea todavía le falta muchísimo.
Ha sido de una gran incidencia para empezar a sanear las
finanzas nacionales, y también hay que reivindicarla
como una aproximación que no desmantela el Estado,
que sí lo reestructura.
A partir de la idea de que el Estado no puede estar al servicio
de la ineficiencia, de la politiquería, de los excesos
sindicales, sino al servicio de las mejores aspiraciones
comunitarias.
Esta tarde, en una discusión franca, constructiva
con las centrales obreras, les decía yo: ustedes que
tanto se opusieron a lo de Telecom, y que ahora se oponen
a lo de las clínicas del Seguro ¿qué Telecom
prefieren? El difunto de hace cuatro años, que no
tenía con que pagarles a los pensionados, no garantizaba
las nóminas de los trabajadores, carecía de
recursos de inversión.
¿O el de hoy? El Estado ya no es dueño del
ciento por ciento, es dueño del 50 (por ciento) menos
una acción, pero se están pagando al día
pensiones, no hay problema con la nómina de trabajadores
activos, tienen ocho billones (de pesos) para invertir en
ayudar a desatrasar al país en banda ancha, en conectividad,
y como ocurre en todas estas empresas que se reestructuran
y donde entran buenos socios particulares, se imponen las
prácticas de Buen Gobierno.
Ya nadie va a la Presidencia de la República a pedir
un puesto en Telecom, como aspiro que una vez hayamos capitalizado
el 20 por ciento de Ecopetrol, nadie vaya a la Presidencia
de la República a pedir un puesto en Ecopetrol.
Allí hay una gran ganancia en materia de Buen Gobierno
en esas empresas.
Nosotros creemos en un Estado como garante de la responsabilidad
social, como garante de la equidad y de otros valores democráticos,
pero en un Estado que le de todos los espacios a la empresa
privada. No lo desmantelamos, y tampoco permitimos el florecimiento
del estatismo.
Decirlo y practicarlo en este momento de América
Latina es bien importante para profundizar esa confianza
inversionista.
La inversión en nuestro país goza hoy de todas
las posibilidades, con la exigencia de responsabilidad social.
Queremos medir esa responsabilidad social en tres expresiones:
primero, la transparencia en la relación de los inversionistas
privados con el Estado; transparencia en la adjudicación
de contratos, de concesiones; transparencia en las relaciones
de tributación, etcétera.
Segundo, en las relaciones con la empresa privada con los
particulares, con las comunidades, con el interés
colectivo que trasciende la relación entre la empresa
y sus usuarios directos.
Y allí aparece sobresaliente el BBVA. No se ha limitado
a tener una responsabilidad con sus cuentahabientes, ha asumido
una gran responsabilidad social con la comunidad colombiana.
Y hemos recibido una gran contribución en Banca de
Oportunidades. En el propósito de hacer una amalgama
de todo el sector financiero del país, público
y privado, primer piso, segundo piso, fundaciones, universidades,
SENA, para llegarles con microcrédito a cinco millones
de familias pobres de Colombia en este período, para
que la cartera de microcrédito –que en el 2002
representaba el 1,5 (por ciento) de la cartera total- al
final de este Gobierno esté representando cerca del
ocho por ciento. Y allí hemos tenido un gran compromiso
del BBVA.
Semana tras semana, con las comunidades pobres de la Nación,
allí nos ha acompañado.
Y no es fácil, una persona pudiente y una empresa
organizada llama al doctor (Luis) Juango (presidente del
BBVA Colombia) y le dice: “necesito un crédito
de 100 millones”, se lo manda por teléfono,
no hay problema. Otra cosa es conseguirle un crédito
de 400 mil pesos a una mujer pobre, que no tiene un empleo
formal, que tiene la plancha de la casa en una casa de usura
y que necesita 200 mil pesos para capitalizarse. Esa tarea
es muy difícil, y allí hemos encontrado un
gran apoyo del BBVA.
Y sea la oportunidad para reiterar toda la gratitud. Y esta
noche concurre nuevamente a demostrar su responsabilidad
social con Colombia.
Y en esa confianza inversionista es muy importante la seguridad,
es muy importante la tributación, es muy importante
la estabilidad en las reglas de juego y es muy importante
que el país ofrezca posibilidades de proyectos.
Se discutió mucho con la academia económica
la validez de nuestra propuesta, no de reducir las tarifas
tributarias para que los contribuyentes más poderosos
pudieran apropiar más utilidades, pero sí la
de ofrecer incentivos a la inversión.
Cuando comparo lo que hoy se critica en los Estados Unidos
con lo que nosotros hemos hecho, la diferencia es clara.
Allí la crítica a la legislación tributaria
se basa en el punto que simplemente redujeron tarifas, y
han facilitado que los sectores más acaudalados apropien
más utilidades, sin garantías para el ahorro
y sin garantías para la inversión.
Lo que hemos hecho nosotros es dar estímulos a la
inversión; estímulos específicos y estímulos
generales.
Tesis contrarias a la nuestra eran muy renuentes a que Colombia
lo hiciera, con el argumento de que la inversión no
es sensible a este tipo de estímulos.
En el Gobierno hemos pensado que no es el todo, pero que
son importantes, y que más allá de la discusión
económica, están los puntos de comparación.
Si vamos a trabajar hotelería, por ejemplo, tenemos
que poner una legislación tributaria que nos haga
comparables con Cuba, o con Costa Rica, o con República
Dominicana.
Si vamos a impulsar biocombustibles, tenemos que tener una
normatividad tributaria que permita que los biocombustibles
florezcan cualquiera sea el precio del petróleo.
Y yo creo que eso ha contribuido a acelerar inversiones
en Colombia.
Es muy importante también el tema de estabilidad
en las reglas de juego. Depende de que se logre la estabilidad
macroeconómica, que le evite al país sobresaltos.
Inestabilidad empuja al vacío, todo el mundo es víctima,
y es víctima la confianza inversionista.
Y depende, también, de que los inversionistas tengan
seguros adicionales del Gobierno.
Por eso, para nosotros ha sido muy importante la ley que
autoriza al Gobierno a firmar pactos de estabilidad con los
inversionistas, que ya se viene aplicando y para esa confianza
inversionista es fundamental tener proyectos, y para tener
proyectos no basta el halago, como lo decía el rector
Angulo Galvis, de que el país está buscando
acceso a mercados, que vamos a tener acceso a nuevos mercados.
Para tener proyectos hay también que estar investigando
permanentemente.
Cuando empezó nuestro Gobierno, en el consolidado
los recursos aplicables a investigación, estaban representando
el 0,26 del PIB, el año pasado el 0,71, son muy bajos.
Estamos haciendo esfuerzos, yo creo que hay un componente
de la ley Agro Ingreso Seguro bien interesante, orientado
hacia allá.
Vemos hoy mucha voluntad en todas las universidades para
mejorar su contribución a la investigación.
Solamente lo que está haciendo la Universidad de Los
Andes es plausible, acabamos de oír algunas referencias
al rector, sobre la cantidad de profesores con doctorado,
dedicados a la investigación, etcétera.
Y este esfuerzo del BBVA, la Universidad de Los Andes y
el CEGA, contribuyen muchísimo a estimular en el país
el ánimo investigativo que requerimos. Y nos parece
de la mayor importancia orientarlo en buena parte a los biocombustibles.
Allí tiene Colombia un gran porvenir, allí tenemos
una alternativa del petróleo hasta hoy declinante
en nuestro país, una gran respuesta a los requerimientos
ambientales, y por supuesto la gran posibilidad de generar
en algunos años, dos millones de empleos de buena
calidad y con afiliación a la Seguridad Social, en
el sector agropecuario.
Los críticos de los biocombustibles dicen: ¿Colombia
por qué va a avanzar en eso?, si van a afectar la
selva, van a afectar la seguridad alimentaria, pues Colombia
tiene todas las condiciones para no hacerlo.
Primero: este país que preserva 578 mil kilómetros
de selva, más de la mitad del territorio, ha aprobado
una ley bien importante, la conoció el doctor Eduardo
Uribe Botero, que prohíbe y crea, elementos de cumplimiento
legal, eficaces, seguir tumbando la selva para cambiar de
uso en los suelos.
Segundo: nosotros tenemos 44 millones de hectáreas
de sabanas, bastante inutilizadas, que apenas albergan cuatro
millones de hectáreas de agricultura comercial, y
26 millones de cabezas de ganado. Allí hay un territorio
inmenso, con condiciones de topografía, de suelos,
de lluviosidad y de climas, para hacer una gran revolución
de biocombustibles.
Y por supuesto eso permite crecer toda la oferta alimenticia,
y evitar que el crecimiento de los biocomustibles, sea en
desmedro de la seguridad alimentaria. En buena hora, manifiestan
el interés en este acuerdo, de avanzar en la investigación
hacia los biocombustibles.
Hace cuatro años no producíamos un litro,
hoy producimos millón 200 mil litros diarios de etanol.
Ya empezó a producir el primer proyecto de biodisel,
a partir de palma africana, en Codazzi. Ya hay las primeras
sociedades constituidas entre Ecopetrol e inversionistas
privados, para el desarrollo del biodiesel, en el Magdalena
Medio. Dos proyectos en instalación en Santa Marta,
y varios proyectos en instalación en los llanos.
Tenemos toda la certeza sobre la palma africana, para el
etanol, la caña de azúcar, la yuca. Y necesitamos
gran investigación en Jatrof, y en otras fuentes,
sobre las cuales hay mucho optimismo en nuestro país.
Deseamos que ustedes nos ayuden a dar luces para que el
país avance rápidamente en ese campo tan promisorio.
Y una idea, en muchas regiones del país, el campesinado
y los pequeños propietarios rurales están esperando
pequeñas plantas. El estudio que hemos hecho hasta
ahora nos demuestra que en la pequeña planta, el costo
por unidad de producción, es mucho mayor que en la
grande. Pero el beneficio social puede compensar esa desventaja
inicial.
Nosotros queremos terminar este año con dos pequeñas
plantas experimentales en instalación: una en la olla
del río Suárez entre Boyacá y Santander,
y otra en el nordeste de Antioquia. Hemos instalado una planta
de alta tecnología para procesar caña a partir
de vapor, en Sasaima, Cundinamarca, que puede complementarse,
para ser una pequeña destilería de alcohol
carburante.
Y eso nos tiene que llevar a otra investigación,
el país necesita rápidamente definir la fecha
a partir de la cual no se permitirá que lleguen motores
convencionales de automóviles, sino que tengan que
llegar motores de automóviles, adaptables a cualquier
mezcla de combustibles, que tengan la posibilidad de trabajar
con ciento por ciento de gasolina a partir de petróleo
en un extremo o con ciento por ciento de biocombustibles
en otro extremo. Estamos en mora de definir esa fecha, y
los centros de investigación nos tienen que ayudar.
Y aquí aparece relevante el tema de la universidad.
El capítulo de educación es el capítulo
básico de nuestra política social. Hace cuatro
años la cobertura universitaria era del 22, hoy es
del 29, confiamos dejarla en el 35.
Creo que lo que se está haciendo con los exámenes
a los egresados, con el Observatorio Laboral de los Egresados,
va a ayudar mucho en calidad. Y vemos una gran recuperación
de todas las universidades.
Tenemos una discusión con algunas universidades públicas
sobre el tema pensional. Esta semana hemos tenido extensísimas
reuniones con ellos, les hemos mostrado casos donde hemos
sido exitosos, hemos resuelto a futuro el caso pensional
de la Universidad de Antioquia, pública, de la Universidad
del Cauca, de la Universidad Industrial de Santander, y estamos
reestructurando universidades que estaban en una anarquía
total de corrupción, de desgreño, como la Universidad
del Atlántico.
La tarea que la universidad tiene que cumplir para Colombia
es inmensa, nosotros estamos promoviendo ese acercamiento
diario entre la universidad y la comunidad. Nos hemos propuesto
que en toda universidad pública, haya un enlace universidad – comunidad,
porque hemos encontrado mutua desconfianza. La empresa privada
ve en la universidad pública un enemigo, un promotor
del marxismo, y la universidad pública ve en la empresa
privada un factor de división de clases, de explotación,
y esa mutua desconfianza hay que superarla.
Creando esas fundaciones que integren cada universidad pública
con la comunidad, ayuda a superarlo y en esa tarea nos encontramos
empeñados.
Por supuesto entra un tema de discusión nacional,
las transferencias. Yo no puedo dejar de referirme a un auditorio,
y a un auditorio tan calificado como el de ustedes, sin pedir
el apoyo a la propuesta gubernamental de transferencias.
Diría yo que es la decisión económica
más delicada.
Estamos procurando profundizar la descentralización,
sin arruinar a la Nación. Hemos pedido llegar hasta
el año 2016, con una fórmula de ajuste año
tras año, sin recorte. Pero sin llegar a los aumentos
de la Constitución del 91, porque son impracticables,
impagables. En el 2016 regresaríamos a un aumento
de las transferencias a las regiones en la misma proporción
en que crezcan los ingresos corrientes de la Nación, ¿por
qué no antes?, por el problema pensional.
Hace dos días le decía a Fecode, no hemos
terminado de cerrar el estudio actuarial sobre los profesores
del Estado, y ya vamos en 37 billones. Muchas de las universidades
con las cuales tenemos hoy discusiones pensionales, tienen
unas cargas pensionales inmensas, y todavía van muy
atrasadas en esos cálculos actuariales.
Y esa gran responsabilidad pensiona ha recaído especialmente
sobre la Nación, que se agravó mucho en estos
años, porque se agotaron las reservas del Seguro Social,
y eso ha implicado para la Nación un traslado al Seguro
Social que este año vale 5 billones 100 mil millones,
y que representa más o menos el 1,3 del PIB.
Por eso esta lucha por las transferencias, en un país
muy descentralizado y que no lo vamos a reversar, un país
muy importante de América Latina, que en su constitución
dice que tiene una organización federal. En la realidad
muestra que sus regiones recaudan el cuatro por ciento del
total del total del recaudo del Estado, en Colombia ya recaudan
el 21. Otro país muy importante de América
Latina, también federal en su constitución,
en su realidad muestra que las regiones gastan el 30 por
ciento, y el Gobierno central el 70. En Colombia, las regiones
gastan el 51, el Gobierno central el 49.
Y ahí no sumamos sino lo recurrente, porque las regiones
reciben mucho apoyo extraordinario del Gobierno central que
ellas lo ejecutan. El Gobierno central le entrega a todos
los proyectos de Transmilenio en el país, el 70 por
ciento del costo, y lo ejecutan las ciudades. Le entrega
una suma importante a los municipios para vías municipales,
y lo ejecutan los municipios. Le entrega una suma importante
en subsidios de vivienda a todas las regiones, y lo ejecutan
descentralizadamente las regiones.
Es bien importante tener en cuenta eso, porque una propuesta
que hemos hecho equilibrada para lograr que contribuya a
la salud fiscal de la Nación, en ningún momento
es regresiva en materia de descentralización.
Se discute hoy mucho, el tema de la tasa de cambio. Y aprovechando
que hay aquí, dos distinguidos codirectores del Banco
Central, y economistas del primer orden en la vida nacional,
permítanme decir lo siguiente:
Yo creo que le tenemos que transmitir al país confianza,
en buena parte esto es resultado de que hay inversión
en Colombia, que la gente quiere invertir en Colombia, de
que Colombia está de moda para invertir, y hay unos
problemas, como el problema del empleo, en sectores que se
afectan por esa tasa de cambio.
Nosotros hemos tomado la decisión, hoy ya consultada
con los gremios y las centrales obreras, los gremios le han
dado todo el respaldo, las centrales obreras en principio,
pero han pedido que la quieren estudiar más profundamente,
de hacer un esfuerzo, de hacer un esfuerzo para proteger
el empleo.
El país todavía está pagando alrededor
de un billón de pesos al año, de bonos que
en su momento se emitieron para el rescate de la banca. Hay
que hacer ahora un esfuerzo, para evitar el desplome del
empleo.
Por eso, el Gobierno ha tomado la decisión de hacer
un esfuerzo presupuestal para contribuir con aquellos sectores
intensivos en generación de empleo, y ponderando en
la matriz otros elementos, como el porcentaje de insumos
importados, etcétera, que puedan verse afectados en
la tasa de cambio. Y vamos a ofrecer que el Gobierno pague
parte y sus contribuciones a las Cajas de Compensación,
al Sena y a Bienestar Familiar.
Además, como el requisito es que los trabajadores
estén afiliados a esas instituciones, se convierte
en un apoyo gubernamental, en un momento difícil de
tasa de cambio para la formalización del empleo, que
es una aspiración de tantos colombianos.
Ha pedido el Banco Central que el Gobierno haga mayores
esfuerzos en materia de gasto público. Quiero proponer
esta noche, desde la Universidad de los Andes, lo siguiente:
el Gobierno ha tomado la decisión de congelar este
año el endeudamiento. Hace cuatro años el endeudamiento
público representaba el 50 por ciento del PIB, hoy
representa el 30 – 32. Allí ha habido un gran
esfuerzo.
Sin embargo, a tiempo que se ha venido presentando ese declive
relativo del endeudamiento, el monto del endeudamiento, como
cifra absoluta, no relativa frente al PIB, como cifra absoluta
ha crecido. Está en 147 billones. La decisión
es congelarla. Y hacer todos los esfuerzos para que este
año terminemos con los mismos 147 billones. Y atender
en esa forma el reclamo que nos hacen.
No es fácil para el Gobierno recortar gasto público.
Nosotros teníamos en agosto de 2002 un déficit
de 4,2. El consolidado está ahora alrededor de 0,5 – 1.
El déficit del Gobierno Nacional central era de 6,2.
A eso hay que sumarle 1,3 – 1,4 de pensiones del Seguro
Social. Sin embargo lo tenemos hoy alrededor del cuatro,
y aspiramos terminar el año no por encima del 3,5.
Esto es: no estamos en el paraíso, pero hay una tendencia
de mejoramiento.
Yo tengo tres preocupaciones en materia de gasto público:
la Seguridad Democrática, el tema de infraestructura
y la política social.
El país no tiene infraestructura para hacer un gran
país exportador. El reclamo de la ciudadanía
sobre la carencia de infraestructura es un reclamo totalmente
válido. Nosotros tenemos un plan ambicioso para poder
avanzar en infraestructura, conectada con el comercio exterior.
No me parece prudente afectar ese plan.
Como no es prudente en el momento del país, con una
pobreza todavía en el 45 que llegó a estar
en el 60, afectar problemas sociales de la importancia de
Familias en Acción.
Le he pedido al Ministro de Hacienda, que en coordinación
con el Banco de la República, definan una comisión
de economistas que mire cuidadosamente nuestro gasto público,
y el Gobierno estará atento a sus recomendaciones.
Por lo pronto, nuestro compromiso para aportarle soluciones
a esta preocupación por la tasa de cambio, es congelar
este año el endeudamiento y entrar con recursos presupuestales
a buscarle un alivio, una protección al empleo vía
pago a los empleadores, de lo que ellos tengan que pagarle,
porcentajes que tengan que pagarle, empleadores afectados
por tasa de cambio, a Cajas de Compensación, a Sena
y a Bienestar Familiar.
Y esto discurre cuando avanza el proceso de paz. Con todos
los sobresaltos. Yo le decía hoy a algunos interlocutores: “mire,
ningún país del mundo ha hecho una apuesta
por la verdad, como la que está haciendo Colombia”.
Hace poco me llegó un libro sobre procesos de reconciliación
en el mundo. En Sudáfrica se inscribieron siete mil
casos y apenas hubo dos o tres confesiones. Ha habido procesos
en el mundo muy aplaudidos, pero a la hora de la verdad,
con mucho tilín y muy pocas paletas. El nuestro es
serio, yendo hasta las últimas consecuencias.
La semana pasada me visitó la Comisión de
Conciliación y me dijo: “Presidente, le traemos
un mensaje de Itagüí: Que divida la confesión
en dos. Que la confesión de crímenes sea ante
los fiscales y la confesión de involucrados sea en
secreto ante la Iglesia católica, para evitar desestabilizar
al país”.
Yo les dije: “De ninguna manera. Yo juré dos
veces cumplir la constitución y las leyes al posesionarme
como Presidente. Además, tenemos que pensar en la
legitimidad del Estado, no se consigue tapando, se consigue
esclareciendo. Y si eso fuera posible jurídicamente,
excluyan al Presidente. Cualquier mención, por legitimidad
del estado la tienen que hacer ante la ciudadanía,
y la tienen que hacer ante los fiscales”.
Además, yo creo que es muy importante que los colombianos
interioricemos la tragedia que ha vivido el país.
Tantos años en poder de las guerrillas marxistas,
tantos años desatendidos por el Estado, tantos años
con esa reacción paramilitar. Y es muy importante
decirle al mundo y a la comunidad colombiana qué pasó.
Yo le decía a las Centrales Obreras hoy: “mire,
-porque ellos me traían el caso de Chiquita, de la
Drummond- les dije: “si una empresa de esas es condenada
en el extranjero o aquí, por un crimen contra líderes
sindicales, el Gobierno es el primero que acepta esa condena.
Que tomará todas las medidas, pedirá las extradiciones”.
Pero déjenme decir que mi aproximación al
tema de asesinato de sindicalistas me hace concluir, sin
perjuicio de que la justicia diga otra cosa que respetaré,
que aquí a los sindicalistas los han asesinado guerrilleros
y paramilitares, no empresarios.
¿Y por qué? Era yo estudiante de la universidad
pública. Las guerrillas nos hacían pensar que
ya Colombia era socialista, rumbo al comunismo. Y practicaban
la fórmula de Marx, de la combinación de todos
los elementos de lucha: mataban, y al mismo tiempo mataban
y penetraban el movimiento sindical. Secuestraban y al mismo
tiempo penetraban el movimiento estudiantil. Ponían
una bomba terrorista y al mismo tiempo penetraban la política.
Y eso se lo enseñaron a los paramilitares.
El país lo está esclareciendo con los paramilitares,
no lo conoció frente a la guerrilla. Ojalá llegue
a conocerlo.
¿Y entonces qué ha pasado? ¡Ah, este
sindicalista le colabora a la guerrilla!, lo matan los paramilitares. ¡Ah,
este sindicalista es colaborador de los paramilitares!, lo
mata la guerrilla.
Nosotros hemos hecho un gran esfuerzo por la protección
efectiva de los sindicatos, y no en vano. Lo hemos dicho
ahora, especialmente a los Estados Unidos: “Cuando
llegamos, en ese año 2001 asesinaron en Colombia entre
líderes sindicales y maestros, 256. Empezamos una
tendencia de reducción: en el 2005, 25. El año
pasado se recrudeció, subió a 60. Y a eso contribuyo
el enfrentamiento entre Farc y Eln porque uno ve hoy en Arauca,
en Cauca: “Las Farc mató un maestro”,
diciéndoles que es del Eln, o al revés. Este
año, llevamos a la fecha dos sindicalistas muertos
y ocho maestros. Un sindicalista del Inpec, por razones no
relacionadas con su oficio. Y un caso que se está investigando.
Un sindicalista de Sucre, que estaba armado en un grupo ilegal,
y murió en un combate con la Fuerza Pública,
el 3 de mayo.
Yo le decía hoy a una Organización de Derechos
Humanos: “si esa hipótesis se desvirtúa,
objetivamente, objetivamente, el gobierno acepta lo que decida
la justicia”. Pero el informe que tenemos hoy es este,
y el levantamiento del cadáver lo hizo el CTI.
Y de los ocho profesores asesinados, se ha estudiado caso
por caso, en Arauca, en el departamento del Cauca, etcétera.
Y yo creo que lo que se ha venido haciendo, de perseguir
cada caso de estos en detalle, con toda determinación,
está trayendo un intangible importante en Colombia.
Aquí antes no importaba que se matara líderes
sindicales o profesores, hoy sí importa.
Y esa tarea de protección la empezó el gobierno
no presionado, sino desde la hora cero del gobierno. Y es
bueno informarle a la universidad: Nosotros tenemos hoy un
programa de protección de seis mil colombianos, 1500
de ellos líderes sindicales. Este año cuesta
76 mil millones.
Y hemos empezado a derrotar la impunidad. En los últimos
meses se han producido ya 37 sentencias, que han condenado
a 59 responsables de asesinatos de líderes sindicales.
No fue fácil llevar a la Constitución el sistema
penal acusatorio, el procedimiento oral, desarrollarlo en
los códigos y financiarlo. Solamente el año
pasado, lo que hubo que darle a la Fiscalía en adición
para atender el sistema penal acusatorio costó 70
millones de dólares.
Ese programa de protección de 6 mil colombianos este
año vale 76 mil millones. Y el Plan de Desarrollo
acaba de aprobar un artículo para seguir fortaleciendo
la Fiscalía en la lucha contra la impunidad.
Yo confió que la apuesta colombiana de exigir la
verdad va a contribuir a que interioricemos la tragedia y
a que el país se prepare para dejar atrás estos
años tan difíciles de guerrilla, paramilitarismo
y narcotráfico, para recuperar plenamente el sendero
de la vigencia de las instituciones del Estado de Derecho.
Muchas felicitaciones a la Universidad, al BBVA, al CEGA
y a todos ustedes muchas gracias. |