RUEDA
DE PRENSA DEL PRESIDENTE URIBE AL CONCLUIR VISITA A WASHINGTON
Mayo 04 de 2007 (Washington
- Estados Unidos)
Declaración del presidente
de Colombia, Álvaro Uribe Vélez: Ya
en las horas finales de esta visita a la ciudad de Washington,
donde se ha cumplido una agenda muy bien programada por la
señora embajadora Carolina Barco y por su equipo,
permítanme evitarles a ustedes un recorrido por todo
lo que ha sido la agenda. Porque con algunos de ustedes he
hablado en detalle. Me obligaban a hacerlo. Me esperaban
a la salida de cada reunión y no tenía escapatoria.
Ayer les dije que no tenía tiempo de hablar al pasar
de una reunión a otra, y unos me hicieron cara de
bravos y otras me hicieron cara de huérfana y les
tuve que hablar una hora. No me tocó más camino.
Quiero dirigirles unas palabras a la opinión de los
Estados Unidos y a la opinión colombiana. Al Congreso
de Colombia, a todo el Congreso de los Estados Unidos y al
Gobierno de los Estados Unidos.
En primer lugar, nosotros consideramos el acuerdo de libre
comercio de gran importancia por razones políticas.
Colombia es un país que está trabajando cinco
valores democráticos: la seguridad (la Seguridad Democrática),
las libertades, la cohesión social, el respeto a la
independencia de los órganos del Estado y la lucha por
la transparencia.
En segundo lugar, Colombia es un país donde hay todas
las garantías para el florecimiento de la iniciativa
privada con responsabilidad social. Esto hay que resaltarlo,
dado el debate que sobre el tema se adelanta hoy en varias
partes del continente.
En tercer lugar, Colombia ha sido, es y será un buen
hermano de los países latinoamericanos y un aliado leal
de los Estados Unidos.
Desde el punto de vista económico, permítanme
repetir que para nosotros el acceso a los mercados es una oportunidad
para países que no tienen abundancia de aquellos productos
que no necesitan acuerdos de mercado para vender. Lo que vende
Colombia, lo que puede producir Colombia, necesita acuerdos
de mercado. Países que tienen otro tipo de productos
no los necesitan.
Nuestra balanza con los Estados Unidos es una balanza que
al restarle petróleo, es desfavorable a Colombia, aun
con la inclusión del carbón.
Quiero hacer énfasis en este punto: las actividades
exportadoras generan empleo de alta calidad y con afiliación
a la seguridad social.
Dicho esto a manera la introducción, permítanme
expresar que el Gobierno de Colombia tiene toda la disposición,
la receptividad, para facilitar, para contribuir a un acuerdo
entre las bancadas del Congreso de los Estados Unidos, y entre
el Congreso de los Estados Unidos y el Gobierno del presidente
George Bush.
Espero que una de las consecuencias prácticas de este
viaje, sea haber podido transmitir la sensación de nuestra
voluntad de facilitar ese acuerdo.
Fuimos informados que ese acuerdo tendría que ver con
los derechos de los trabajadores, su protección y la
lucha contra la impunidad.
En cuanto a los derechos de los trabajadores, Colombia es
un país que promueve la iniciativa privada con responsabilidad
social, signatario de la Organización Internacional
del Trabajo, que además ha ratificado la mayoría
de los acuerdos de la Organización Internacional del
Trabajo.
En cuanto a los derechos de los trabajadores, estos tratados
ayudan a protegerlos eficazmente. Porque si bien los protege
la Organización Internacional del Trabajo, la Constitución,
la ley, aquí, el otro país con el cual se firma
el tratado también tiene derecho de exigir que su contraparte
en el tratado no deteriore los derechos de los trabajadores.
Nadie va a permitir que Colombia exporte a su mercado productos
generados con trabajo ilegal de niños o producidos por
trabajadores que no estén recibiendo el pago que ordena
la ley o que estén desafiliados de la seguridad social.
Consideramos, pues, de gran importancia el tema de los derechos
de los trabajadores. Así lo hemos entendido.
Pero hay que considerar que una manera de hacer eficaz el
derecho de los trabajadores, es avanzar hacia la formalización
de la economía, expresada en empleos de buena calidad
y en afiliación a la seguridad social. Y a ello contribuyen
estos tratados.
Quiero decirles respetuosamente a todos los congresistas de
los Estados Unidos, que para nosotros el tratado es un camino
eficaz para mejorar –repito– la eficacia de los
derechos de los trabajadores en Colombia.
La protección de los trabajadores: nosotros estamos
en el camino de hacer mucho más, pero pedimos que se
reconozca todo lo que hemos hecho.
Si bien todavía no podemos decirle al mundo que ya
en Colombia no hay asesinato de trabajadores, la tendencia
de reducción es significativa en nuestro Gobierno.
Quiero recordar que en un Manifiesto de 100 puntos que propuse
al electorado colombiano pocos días antes de la elección
presidencial del año 2002, en el punto 27 dije que nuestra
propuesta de seguridad era democrática, para proteger
por igual a empresarios, trabajadores, líderes sindicales,
alcaldes, periodistas.
Desde la primera hora del Gobierno, por propia convicción,
sin ninguna presión, interna o internacional, hemos
trabajado para cumplir esa tarea. Hay logros muy importantes
que mostrar: nuestro récord. Ahí están
las cifras, la realidad. Pero reconocemos que falta mucho.
Nosotros por eso facilitamos lo que el Congreso y el Ejecutivo
de los Estados Unidos estimen sobre el tema de protección
de los trabajadores, de los líderes sindicales. Porque
esa tarea no nos pesa, porque esa tarea no nos disgusta, porque
esa tarea en nada es diferente a aquella en la cual estamos
empeñados.
La impunidad: sabemos que tenemos que hacer más, pero
pedimos que se reconozca lo que hemos hecho.
El Congreso de Colombia ha estado en las últimas horas
aprobando el Plan de Desarrollo. Allí hay una cláusula
que autoriza el crecimiento con recursos presupuestales de
la Fiscalía. Creo que esa es una noticia bien importante
para quienes tienen preocupaciones en esa materia.
Durante los últimos años incorporamos a nuestra
justicia el régimen acusatorio, el procedimiento oral,
la modificación de los códigos.
Solamente el año pasado, el presupuesto adicional para
implementar el régimen acusatorio costó más
de 70 millones de dólares.
Por primera vez, la Corte Suprema de Justicia de Colombia
tiene su propio cuerpo de investigación, gracias a la
voluntad del Ejecutivo de incorporar recursos presupuestales.
Desde el primer día de gobierno, el Vicepresidente
Santos y el Ministro de Defensa o mi persona, en cada ocasión
que se ha asesinado a un líder sindical en Colombia,
hemos salido a ofrecer recompensa a los ciudadanos que con
su información permitan que no haya impunidad.
Todas las reformas apenas empiezan a producir resultados.
En los últimos cuatro meses, ya el país ha tenido
37 sentencias condenatorias de asesinos de líderes sindicales.
Revisaba las cifras esta mañana: en esas 37 sentencias
han sido condenadas 61 personas culpables de ese delito.
La aplicación de la Ley de Justicia y Paz, que apenas
está en esa primera fase de implementación, ya
arroja resultados: hasta la semana pasada, las 26 versiones
iniciales de personas sometidas a la Ley de Justicia y Paz
facilitan que los fiscales y los jueces aclaren por lo menos
106 homicidios, muchos de ellos relacionados con líderes
sindicales de nuestra patria.
Todo lo que podamos hacer lo haremos. Hemos crecido, y no
nos importa crecer el programa de protección de individuos
amenazados. Hoy tiene más de 6 mil. De ellos, 1.500
son líderes de trabajadores. Y el costo este año
para el presupuesto nacional es de 76 mil millones de pesos.
Todo lo que podamos hacer estamos dispuestos a hacerlo. Porque
queremos decirle al mundo que en Colombia no hay asesinatos
de líderes sindicales y que en Colombia ya está quedando
atrás la impunidad. Nos falta mucho, pero vamos en el
camino correcto.
Es bueno recordarle al mundo que Colombia, durante 30 años,
40 años, ha sufrido la violencia de guerrillas marxistas.
Guerrillas marxistas que yo conocí cuando estaba en
la universidad pública, que infundieron el odio de clases.
Lo querían como el medio para conquistar el poder e
imponer la dictadura del proletariado. Combinaron lo que ellos
llamaban “todas las formas de lucha”. Penetraron
el movimiento sindical, el campesino, el universitario, sectores
del periodismo y de la política. Contribuyeron a generar
paramilitares, que hicieron lo mismo. Y finalmente todos terminaron
compitiendo en terrorismo y en crueldad contra los colombianos.
Eso es lo que estamos desmontando.
Yo me posesioné el miércoles 7 de agosto de
2002, y a las 5:30 de la mañana del día siguiente
estaba en Valledupar cumpliendo una promesa empeñada
ante el país: empezando a liderar las Fuerzas Armadas
y de Policía para derrotar por igual a guerrilla y a
paramilitares.
Hemos ganado un intangible: hace cuatro años los colombianos,
en muy buena proporción, habían pedido la esperanza
de que nuestro país pudiera recuperar la tranquilidad
por un camino institucional. En medio de la angustia, muchos
apelaban a organizarse de una manera no institucional. El gran
intangible que hemos ganado es que hoy las grandes mayorías
de Colombia creen de nuevo en el camino institucional.
Por eso nosotros no tenemos inconveniente en facilitar todo
lo que haya que facilitar en materia de protección de
los trabajadores y de lucha contra la impunidad.
Queremos saber también qué es lo que se piensa
en otros temas.
Por ejemplo, el tema ambiental. Nosotros (midámoslo
equitativo, sin ninguna prevención), a lo largo de las
negociaciones fuimos cuidadosos en proteger la riqueza de nuestra
biodiversidad. En proteger recursos naturales tan importantes
como el que Colombia tiene la obligación de proteger:
el recurso amazónico.
En propiedad intelectual hicimos un gran esfuerzo para que
el reconocimiento de los derechos de propiedad intelectual
(que de cualquier manera hay que hacerlo con tratados bilaterales
o sin ellos) no impida, como en efecto está consagrado
en el acuerdo, que en el país se atienda debidamente
cualquier problema de salud pública.
Queremos decir que, ojalá rápidamente, se dé ese
acuerdo en el Congreso norteamericano, y del Congreso norteamericano
con el Ejecutivo.
Nuestro Congreso ha venido trabajando con mucha dedicación.
Primero, muchos congresistas acompañaron dedicadamente
todo el proceso de negociación.
Después de 19 debates en las últimas semanas,
el Tratado fue aprobado en las comisiones de Senado y Cámara.
Faltan las Plenarias.
Me parece importante que, así como la hermana República
del Perú en su Congreso tiene aprobado el Tratado, para
efectos de agilidad en la consideración del Congreso
norteamericano, el nuestro también concluyera su aprobación.
No obstante, en aras de tener franqueza, debo decir al Congreso
de Colombia que nosotros hemos expresado al Gobierno y al Congreso
de Estados Unidos nuestra disposición de facilitar sus
acuerdos.
Estaremos trabajando en las próximas semanas con toda
dedicación a ver cómo podemos lograr que este
Tratado quede finalmente perfeccionado.
Este es, distinguidos comunicadores, el informe a manera de
conclusión.
Si hubiera de parte de ustedes alguna pregunta que demande
un complemento de mi parte, con mucho gusto.
1. Pregunta sobre virtual retroceso del TLC.
Presidente de Colombia: Permitir
facilitar que se llegue a ese acuerdo en los Estados Unidos
no es echar para atrás el tratado. Yo no he oído
que se hable de eso. He escuchado que hablan de ajustes, de
clarificaciones.
Y es importante también hacer unas referencias a las
preferencias: nosotros le pedimos al Congreso de los Estados
Unidos que para el caso de Colombia y Perú, las preferencias
se extiendan solamente de manera transitoria y como un puente
que conecte la expiración de las preferencias con la
iniciación de la vigencia del Tratado.
¿Por qué no preferencias permanentes?
Primero, porque las limitan en el tiempo: desestimulan la
inversión.
Segundo, porque los inversionistas se sienten desestimulados
cuando no tienen certeza que de vaya a haber extensión.
Tercero, porque esas preferencias no incluyen todos los productos.
Y cuarto, porque la opinión democrática en nuestro
país puede preguntarse: ¿por qué otros
países de la región ya tienen el Tratado y por
qué Colombia no?
Reconocerles a unos países un tratados permanente y
al otro unas preferencias precarias, es darle a ese último
un trato discriminatorio.
2. Pregunta sobre paramilitarismo.
Presidente de Colombia: A
su pregunta, que es una pregunta de afirmación, solamente
le puedo contestar con nuestro reto. A preguntas como la suya,
mi única respuesta son los hechos.
Este es el Gobierno que ha desmontado el paramilitarismo.
Cuando nuestro Gobierno empezó, casi todo el territorio
de Colombia estaba, en la práctica, controlado por guerrillas
y paramilitares. A la mañana siguiente del 7 de agosto
de 2002, en el Cesar, antes de la primera luz del día,
nosotros empezamos la lucha eficaz, con toda determinación,
contra guerrilla y paramilitares por igual.
A ese tipo de afirmaciones no le puedo responder sino con ésto:
el primer Gobierno que ha enfrentado el paramilitarismo.
Más de 2 mil paramilitares dados de baja. Hoy hay más
de 30 mil paramilitares desmovilizados en Colombia y alrededor
de 10 mil guerrilleros. La mayoría de los líderes
del paramilitarismo están el la cárcel.
La Ley de Paz es una ley de justicia que no admite amnistía
y que no admite indulto para delitos atroces, como se concedieron
en el pasado. Que exige reparación, como no se requirió en
el pasado, reparación a las víctimas. Y que además
exige confesión, como no se requirió en el pasado.
Para defender este proceso toca comparar con el pasado, a
fin de que resalten las diferencias. Por ejemplo, en el pasado,
el país no tuvo la oportunidad de conocer qué tipo
de vínculos tuvieron los desmovilizados con los políticos
de la época. Esto es la primera vez que se da en Colombia.
Y creo que es un proceso que con estas características
se vuelve sobresaliente en el mundo, y que fija hacia el futuro
estándares de cómo tienen que ser los procesos
de paz.
Siempre he dicho que quienes han criticado este proceso deben
tener el buen cuidado de pensar qué va a ocurrir con
la guerrilla en el futuro. Porque esta ley, que para algunos
ha sido una ley blanda con los paramilitares, para muchos de
quienes la critican es una ley tan dura, que nunca aceptarían
guerrillas. Y no podemos establecer diferencias: es tan atroz
el delito de la guerrilla, como el delito de los paramilitares.
En las últimas semanas, de los líderes paramilitares
no sometidos a la justicia, que todo indica que ya son minoría,
se han capturado dos muy importantes: un señor de apellido
Velosa a quien conocen con el sobrenombre de ‘HH’,
y un señor de nombre Salomón.
¿Qué ha dicho el Gobierno? Fueron capturados,
no se sometieron a la ley. Entonces no tendrán el beneficio
de la sentencia reducida. Y si hay pedido de extradición
y aprobación de extradición por la Corte Suprema
de Justicia, Colombia los extraditará. De la misma manera
como en este Gobierno se han firmado 564 órdenes de
extradición, 512 con destino a los Estados Unidos. Eso
no tiene paralelo en el mundo.
3. Pregunta sobre asesinatos de sindicalistas.
Presidente de Colombia: Hay
unos temas que se contestan muy fácil con los hechos.
Es el Gobierno que ha desmontado el paramilitarismo. Cuando
hoy hay debate paramilitar en Colombia, que trasciende a la
comunidad internacional, Colombia empieza a gozar paz paramilitar.
Eso es algo bien importante. Basta con que recorras al país.
De los 30 mil desmovilizados, quienes han intentado rearmarse
han sido enfrentados contundentemente por las Fuerzas Armadas
y la Policía.
En el tema de los sindicalistas, creo que no debo repetir
la exposición inicial. En el Manifiesto Democrático
le propuse al electorado colombiano, en el año 2000 – 2002,
Manifiesto de 100 puntos, en el punto 27 se dice textualmente
que de ganar la elección del 2002, impulsaríamos
una política democrática de seguridad, dirigida
a proteger a todos los colombianos. Y allí se hizo mención
expresa de trabajadores, empresarios, líderes sindicales,
periodistas, alcaldes, gobernadores.
Y te doy algunas cifras:
Antes de mi Gobierno, sumados trabajadores, líderes
sindicales y maestros, hubo años en que asesinaron 256.
La política de nuestro Gobierno ha producido buenos
resultados: en el año 2005 hubo 26 casos. Se desmejoró la
tendencia en el 2006: hubo 60 casos.
Hay que tener en cuenta que los asesinos, en la gran mayoría
de los casos, de los líderes de los trabajadores, han
sido guerrilleros y paramilitares.
Y en el año 2006 se dio otro fenómeno: el enfrentamiento
entre las guerrillas Farc y Eln, que también causaron
asesinatos de líderes sindicales, acusándolos
de ser colaboradores de la otra guerrilla, de la enemiga.
Este año en el país se ha presentado el asesinato
de un dirigente sindical del Inpec. Hasta ahora la administración
de justicia ha dicho que no fue por actividades relacionadas
con el sindicalismo.
Y han sido asesinados, especialmente en regiones rurales como
el Cauca, profesores colombianos: ocho. La semana pasada, las
Farc, en el Cauca, asesinaron a tres profesores.
Este Gobierno, que es el Gobierno que ha estado desmontando
el paramilitarismo, le dice al mundo: no nos olvidemos que
esos bandidos de las Farc están vivos, que han sido
los grandes generadores, desencadenadores, de toda la cadena
de violencia en nuestra patria.
Yo me reúno periódicamente con los presidentes
de las centrales obreras, examinamos estos temas, y este Gobierno
no ha tenido una sola omisión, no ha tenido un solo
día de falta de diligencia para buscar más efectiva
protección en favor de los líderes trabajadores
de la patria.
Y miren ustedes las tres elecciones llevadas a cabo bajo la
dirección de este Gobierno. Miren cómo los líderes
de los trabajadores, protegidos por nuestra Seguridad Democrática,
llegaron a altísimas posiciones del Estado y cómo
han podido desempeñarlas totalmente rodeados por las
garantías constitucionales de la Nación.
Miren ustedes cómo, gracias a la Seguridad Democrática,
las tres últimas elecciones presididas por este Gobierno
han mostrado creciente transparencia, creciente independencia
frente a presiones de grupos armados.
Por ejemplo, en la elección presidencial de 2006 la
presión que se sintió de grupos armados fue de
las Farc contra electores que apoyaban esta candidatura, la
que yo representaba, a través de un paro que hizo las
Farc, armado, en el departamento de Nariño.
Todos los candidatos recorrieron el país rodeados de
garantías, como lo recorrieron en la elección
congresional.
Y qué importante trasladar el tema del periodismo.
Colombia tuvo años en los cuales se asesinaban 15 periodistas.
Uno de los indicadores de nuestra Seguridad Democrática
es el tema del periodismo. Hemos hecho un gran esfuerzo para
darle protección efectiva al periodismo. Este año
no han asesinado uno solo. Dios quiera que no se den casos.
Y bien importante es resaltar que, a lo largo y ancho del
país, el periodismo, que fue víctima de presiones
de guerrilla y paramilitares, no exento del todo aún,
es un periodismo que se expresa hoy de manera más libre.
Colombia tiene 1.099 alcaldes popularmente elegidos. Cuando
yo asumí la Presidencia, cerca de 400 de ellos estaban
exiliados, desplazados de sus municipios, por presiones del
terrorismo. Hoy todos ejercen esas funciones en sus municipios.
El Gobierno que presido, con firmeza para aplicar la seguridad,
ha rodeado de garantías a todos los alcaldes de la patria,
sin considerar el origen político de su elección.
El Gobierno que presido, para crear patriótica gobernabilidad,
ha rodeado de garantías y ha trabajado con todos los
alcaldes y con todos los gobernadores de la patria, sin tener
en cuenta el origen político de su elección.
Este no es un Gobierno que empieza. Va a ajustar cinco años.
En el Gobierno en el cual se ha debilitado la guerrilla, se
ha desmontado el paramilitarismo, se empezó a golpear,
la gran mayoría de los hechos de vinculación
de la política con el terrorismo que hoy se investigan,
sucedieron con antelación a la iniciación de
este Gobierno.
4. Pregunta sobre pobreza en Colombia.
Presidente de Colombia: La
palabra es ésta: nosotros estamos, hemos estado desde
2002, en la tarea de proteger los líderes sindicales:
hay progresos evidentes. En la tarea de derrotar la impunidad:
ya empiezan a aparecer avances.
Queremos facilitar en esas materias: lo que acuerden, lo que
pudieren acordar las bancadas del Congreso de los Estados Unidos,
y el Congreso de los Estados Unidos con el Ejecutivo norteamericano.
Y sobre estos temas hay que mantener un permanente diálogo,
apreciados amigos.
Ahora, es importante hablar con los colombianos.
Ayer estaban aquí, en el Capitolio, alcaldes de unas
localidades muy pobres y muy sufridas del país, del
departamento de Nariño, del departamento del Cauca.
Estaban reunidos con el representante demócrata de California,
Sam Farr.
En algún momento él me invitó y me dijo: “Allí están
los alcaldes”. Y hablamos con ellos, en presencia del
representante demócrata. Y le hicimos un repaso a los
esfuerzos hechos en esos municipios.
Esfuerzos en materia de seguridad, esfuerzos en materia social,
en educación, en formación técnica a través
del Servicio Nacional de Aprendizaje, en ampliación
de cobertura de salud.
Las nuevas metas que permitirán que Colombia en el
año 2010 tenga plena cobertura en educación básica.
Que Colombia tenga el sistema de formación vocacional
más importante del continente, a través del Sena
(Servicio Nacional de Aprendizaje).
Se permitirá que Colombia tenga una cobertura universitaria
del 35 por ciento. Hoy es del 29. En el 2002 era del 22.
Se permitirá plena cobertura en salud para los sectores
pobres de la Nación.
En esos municipios de gran pobreza, estamos ampliando aceleradamente
nuestro programa de Familias en Acción. En agosto de
este año completaremos millón y medio de familias
pobres colombianas en el programa Familias en Acción,
que entrega a estas familias un subsidio para ayudar a la educación
y a la alimentación de los hijos.
Uno de los factores de exclusión en América
Latina ha sido la falta de acceso al crédito de los
sectores populares. En nuestro primer Gobierno propusimos un
millón 800 mil créditos a familias pobres de
la Nación. Cumplimos la meta, que al proponerla parecía
increíble.
En este nuevo Gobierno nos hemos propuesto entregar cinco
millones de créditos, de microcréditos, a igual
número de familias pobres de la Patria, a través
de un sistema que hemos puesto en marcha, que se denomina Banca
de Oportunidades.
Todo esto, que lo examinamos ayer, en presencia de los alcaldes
de municipios tan pobres y del representante demócrata
Sam Farr, usted lo puede constatar en Colombia.
Pero lo reconozco: la pobreza todavía está en
el 45 por ciento. Estuvo en el 60. Esperamos que en el 2010
no esté por encima del 35.
El desempleo, que llegó a pasar el 20 por ciento en
el año 2000, oscila hoy entre el 11 y el 12. Estamos
haciendo grandes esfuerzos para reducir.
La afiliación a la seguridad social en nuestro Gobierno
ha crecido en un 22 por ciento: 22 por ciento de afiliación
a la seguridad social.
En medio de todas las carencias, de las dificultades de Colombia,
nosotros podemos mostrar avances en lo que son los tres objetivos
del Gobierno.
Tres objetivos tiene el Gobierno: consolidar la Seguridad
Democrática, consolidar la confianza inversionista en
Colombia y cumplir las metas sociales, más exigentes
que las metas sociales del Milenio de las Naciones Unidas y
que las deberemos cumplir con antelación a las fechas
fijadas por el acuerdo de las metas sociales del Milenio.
Por ejemplo, confianza inversionista. Colombia es un país
que da todas las garantías para que prospere la inversión
privada, exigiendo responsabilidad social.
Hace cuatro años, la tasa de inversión era del
12 por ciento. El año pasado del 26. Hace cuatro años
la tasa de inversión del sector privado era del 6,5.
El año pasado del 19.
Entonces en esos tres objetivos estamos avanzando. Claro que
falta mucho. Uno pavimenta 100 kilómetros de carretera
en la pobreza de la Costa Pacífica, y eso no se nota,
frente a los miles de kilómetros que allí faltan
por pavimentar.
Pero estamos haciendo un gran esfuerzo en todas las áreas
de la vida nacional.
Por ejemplo, para consolidar la Seguridad Democrática,
nuestra reforma tributaria del año pasado derrama un
impuesto a la riqueza en Colombia, que se liquida de acuerdo
con la riqueza del mes de enero de este año y que se
cobrará durante este año y los siguientes tres
años.
Lo pagan los dueños de los mayores patrimonios de Colombia,
para poder consolidar la Seguridad Democrática, que
es el camino para tener una nación de instituciones
democráticas. Una nación sin guerrilla, sin paramilitares,
sin narcotráfico y sin corrupción.
Distinguidos comunicadores, muchas gracias. Debo regresar
a Colombia porque mañana a primera hora tengo el consejo
comunitario con la comunidad del departamento de Nariño,
uno de los departamentos más afligidos, más afectados
por el narcotráfico, la guerrilla, bandas de bandidos,
paramilitares, y uno de los departamentos más promisorios
de la promisoria Colombia.
Muchas gracias”.
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