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Palabras del Presidente Uribe en la asamblea de Confecámaras
Noviembre 06 de 2007 (Bogotá D.C.)

 

“Quiero expresar la tristeza del Gobierno y de los colombianos, y el rechazo por el asesinato del presidente del Sindicato de Trabajadores de La Unión, en el Valle del Cauca, del Grupo Grajales (Jairo Giraldo Rey).

Desde esta ciudad de Cali reiteramos la oferta de recompensa - general Gómez (Jesús Antonio Gómez Méndez, comandante de la Policía Metropolitana de Santiago de Cali) y coronel Restrepo (Ricardo Alberto Restrepo Londoño, comandante del Departamento de Policía Valle del Cauca)- no hasta 20 millones, sino hasta 100 millones de pesos, a los colombianos que con su información permitan la captura de quienes han perpetrado este crimen.

El Presidente de esta organización sindical, una persona muy constructiva. Cuando la empresa fue intervenida, por temas de narcotráfico, aquí en Cali dijimos que una cosa es la persecución al narcotráfico y otra cosa es la defensa a las fuentes de empleo, y nos dimos a la tarea de sacar adelante la empresa, recibiendo una gran colaboración de la organización sindical.

Nuestro compatriota asesinado viajó dos veces a los Estados Unidos a defender el TLC.

Nos duele inmensamente este crimen, y le pido a la Policía, a los fiscales, al DAS, al Ejército, que este crimen no quede en la impunidad. Ojalá en horas podamos capturar a los autores de este crimen, en el norte del Valle del Cauca.

Quiero felicitar muy de corazón a la Cámara de Comercio de Cali, al doctor Julián Domínguez (presidente de la entidad), por esta gran obra.

Me parece que fue ayer, que los escuchaba simplemente esbozándola. Y él se los dirá esta noche en la inauguración, cómo logró financiarla.

Reverdeció el capital social vallecaucano.

Muchos, muchos vallecaucanos contribuyeron, en pequeños, medianos y grandes aportes, a sacarla adelante.

Esto es muy emocionante. Ustedes habrán visto apreciados compatriotas, que aquí, además de este gran centro de convenciones, está haciendo Bavaria -allí en frente- una fábrica enorme, con el nuevo incentivo de zona franca. Postobón aquí atrás una fábrica enorme, con el nuevo incentivo de zona franca. Y además hace poco se inauguró el edificio de la Epsa (Empresa de Energía del Pacífico S.A.).

Yo les decía hace pocos días al Gobernador (del Valle del Cauca, Angelino Garzón) y al alcalde (de Cali, Ramiro Tafur Reyes) que esto aquí se debería llamar ‘La Milla de la Esperanza’, porque aquí se muestra un verdadero resurgir de todo este potencial vallecaucano y de todo este potencial caleño.

Muchas felicitaciones, doctor Julián, a usted y a quienes lo han acompañado en este gran empeño. Este sueño convertido en realidad que hoy nos alberga.

Quiero recordar unas cositas elementales.

En los procesos políticos de América Latina nos obligan a pensar siempre las bases del modelo. ¿Cuáles son las bases sobre las cuales hemos edificado y tenemos que edificar? Eso no se puede ignorar, sobre todo en esta actualidad política de América Latina, y en tendencias que se avizoran en muchos países.

Nosotros reformamos el Estado, pero no lo desmantelamos. Buscamos un Estado más transparente, más fuerte, un Estado sin interferencias clientelistas, sin corrupción.

Hemos reformado 415 entidades del Estado. La primera Telecom, la última Ecopetrol. Ahora estamos en la reforma de las clínicas del Seguro Social, la idea es reformarlas a todas. Y hasta el último día de la administración vamos a estar en esa tarea de reformar el Estado.

Yo creo que esa reforma además le va a dar una gran competitividad a la economía colombiana. Ya le ahorra un punto del PIB (Producto Interno Bruto) al año.

Creo que el fortalecimiento de Ecopetrol en su capacidad de inversión, gracias a esta reforma, de suyo se convierte en una gran contribución al avance económico, al avance competitivo del país.

Nosotros creemos en el Estado pero no en el estatismo, esa es la gran diferencia. Y ahí es donde Colombia tiene que poner toda la atención, a mi juicio.

América Latina ha hecho ensayos de estatismo y finalmente han resultados muy negativos.

Para no hablar de experiencias recientes, uno se remonta a la experiencia brasilera de 1930, a la boliviana de 1950, a la peruana del general (Juan) Velasco, y nada bueno dejaron.

Por eso, Colombia tiene que abrir los ojos y evitar contagios, porque los contagios de los modelos políticos son muy semejantes a los contagios de las enfermedades. Uno no se da cuenta cuando lo están contagiando, uno se da cuenta cuando ya la enfermedad se expresa con toda la virulencia.

¿Y qué pensamos frente al sector privado, al descartar el estatismo? Este país tiene que reiterar todos los días, en la teoría y en la práctica, su compromiso con la iniciativa privada, con el emprendimiento, bajo supuestos irrenunciables de responsabilidad social, que la vemos expresada en tres áreas: en la transparencia en las relaciones entre inversionistas y Estado; en la responsabilidad solidaria de las empresas con las comunidades en la relaciones laborales. Ni relaciones laborales de odio de clases, ni relaciones laborales de capitalismo salvaje. Relaciones laborales fraternas, de fraternidad cristiana. Es bien importante para el país.

Nosotros trabajamos cinco elementos, que deben ser los elementos que conforman una democracia moderna, que trascienden la vieja y obsoleta división entre izquierda y derecha, y que combinados, pueden ayudar a que el país vaya saliendo adelante: Seguridad Democrática, respeto a las libertades, construcción de cohesión social, búsqueda de transparencia y respeto al principio de independencia de las diferentes instituciones que concurren a la formación del Estado, con la obligación de la colaboración armónica para los fines superiores del Estado y la sociedad.

Esto nos conduce a plantear los tres principales objetivos de nuestra administración: consolidar la Seguridad Democrática, consolidar la confianza inversionista y cumplir las metas sociales.

En el discurso político aquí y en todo el mundo se habla de lo social. Pero especialmente aquí se ha tenido alguna indiferencia frente a la confianza inversionista, y se ha tenido temor, silencio o repulsa, frente a la Seguridad Democrática.

Sin Seguridad Democrática y sin confianza inversionista, el discurso social no se traduce en resultados. Simplemente genera expectativas y frustraciones.

Por eso los presupuestos de Seguridad Democrática y confianza inversionista son fundamentales, para poder tener una nación que supere la pobreza y construya equidad.

Nosotros llevamos de la mano prosperidad social con prosperidad económica. No las podemos separar.

Cuando América Latina se ha dedicado en décadas, como en los 60, a hablar de desarrollismo, asignarle toda la importancia a la prosperidad económica, la situación social se empeoró. Pero cuando se ha ignorado la prosperidad económica y simplemente se ha hablado de lo social, lo que se ha conseguido en lo social ha sido peor que lo que existía.

Hay que llevar de la mano prosperidad social de prosperidad económica.

Estas son tesis muy elementales, pero en el discurso político Latinoamericano es necesario hoy empezar por todo lo elemental.

Así como la Seguridad Democrática y la confianza inversionista son los presupuestos para la prosperidad social, ésta, fundada en la política social, se convierte en el gran legitimante de la Seguridad Democrática y de la confianza inversionista.

Dicho esto, permítanme entrar en unos puntos concretos:

Primero, nuestra gratitud a las cámaras de comercio. ¿Qué hubiéramos hecho sin las cámaras de comercio para tantas tareas? La construcción de la agenda de competitividad, las tareas del Ministerio de Comercio, las ferias de crédito, los consultorios empresariales, todos los programas de asignación de crédito a la micro, a la mediana y a la pequeña empresa.

Ustedes han cumplido una formidable tarea en Colombia. Esa tarea que cumplen y realizaciones como esta, nos dicen que hay que defender estos recursos.

A mí me preocupa que cuando uno cree superada la amenaza, reaparece.

Yo confío que con el temperamento tranquilo, conciliador del Contralor General, se pueda encontrar una solución a este impasse.

Pero el Gobierno Nacional está dispuesto a presentar con ustedes un proyecto de ley, si fuere necesario, si no tuviera toda la firmeza y la consecuencia jurídica el decreto que expedimos hace dos años, estamos dispuestos a presentar con ustedes, cuanto antes, un proyecto de ley que definitivamente les permita a las cámaras de comercio avanzar en estas tareas.

No es sino ver la Cámara de Comercio de Cali. Cuánto le ha servido a la ciudad, a los gobiernos, sin importar el origen político del uno o del otro. Y permanentemente.

¿Qué habría hecho la ciudad en momentos tan difíciles como los que ha vivido, sin su cámara de comercio? Por eso hay que llamar la atención del país sobre la necesidad de defender la tarea que ustedes hacen, en pro del capital social de Colombia, en las Cámaras de Comercio”.

 

 

 
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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