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Alocución del Presidente Uribe con ocasión de las elecciones de este
domingo 28 de octubre
Octubre 27 de 2007 (Bogotá D.C.)

 

“Compatriotas, buenas noches. Estamos a pocas horas para empezar las elecciones, a fin de que todos seleccionemos a las personas que habrán de ser los gobernadores de los departamentos, los alcaldes de las ciudades, los diputados de las asambleas, los concejales e integrantes de juntas locales.

Son las quintas elecciones presididas por este Gobierno. En 2003 llevamos a cabo la elección de Referendo, las elecciones regionales anteriores, en 2006 la elección de parlamento, la elección presidencial y ahora nuevamente elecciones regionales.

Hemos hecho un gran esfuerzo para que los colombianos recuperemos plenamente las libertades democráticas que estaban interferidas por el terrorismo.

Llegamos a estas elecciones en mejores condiciones, no obstante que los terroristas han asesinado a 20 candidatos. Veinte candidatos en diferentes regiones de Colombia, asesinados 12 de ellos por las Farc, y en los otros 8 casos las autoridades todavía no han definido qué grupo o qué personas cometieron ese asesinato.

El Gobierno ha hecho la oferta de recompensas hasta de 50 millones en cada caso a los ciudadanos que, con sus informaciones, permitan a las autoridades capturar a los autores de estos crímenes contra la democracia.

Esto nos duele. Pero no obstante este dolor, en el país se respira un ambiente de más confianza democrática.

El recorrido de esta semana por muchos departamentos de la patria, los candidatos me decían que han podido desplazarse a muchos lugares, que hace cuatro años era imposible visitar. Que se ha recuperado la confianza en casi todo el territorio de la patria.

Tenemos cifras que rompen todos los récords en materia de número de candidatos. Casi 87 mil candidatos. El reporte que tuvimos del año 2000 fue de 45 mil, y el año 2003 de 75 mil candidatos. Ahora casi 87 mil candidatos.

Y si sumamos los partidos políticos que originan esas candidaturas, los movimientos, las diferentes organizaciones que recogieron firmas, encontramos que este número de casi 87 mil candidatos, proviene de 256 orígenes políticos diferentes.

Lo que demuestra una democracia pluralista vigorosa, con todas las opciones, que es motivo de orgullo para Colombia. Doscientos cincuenta y seis orígenes políticos diferentes, casi 87 mil candidatos para proveer 18.332 cargos de elección popular. La Fuerza Pública ha hecho un despliegue sin precedentes. Casi 200 mil compatriotas de la Fuerza Pública están cuidando el proceso electoral.

Y esta tarde el señor General Óscar Naranjo, comandante de la Policía, confirmaba que hay 56 mil candidatos, en este momento, con protección policiva directa. La seguridad al servicio de la democracia.

Vamos a elegir a los alcaldes y a los gobernadores. Ustedes tienen el Presidente de la República en Bogotá. No puede estar en relación directa con los ciudadanos.

Tienen el gobernador, que puede estar en más cercanía con los ciudadanos. Y le corresponde coordinar todas las actividades del departamento y ser el responsable de esa entidad departamental, que es el nivel intermedio de Gobierno entre el municipio y el Gobierno Nacional.

Y tienen el alcalde. El alcalde, la autoridad más cercana, aquel a quien pueden ver a toda hora, aquel a quien pueden acudir en todo momento.

He ahí la importancia de estas elecciones.

En un proceso democrático que no ha sido fácil en Colombia, el país debatió durante muchos años si aprobaba o no la elección popular de alcaldes. No pudo aprobarse en la Convención de Rionegro de 1863, la más federalista y libertaria de la República.

Algunos pensaron que los Estados que conformaban los Estados Unidos de Colombia, podrían tomar la decisión de que los ciudadanos eligieran directamente los alcaldes. Eso no se dio.

En 1923 el Congreso Ideológico del Liberalismo en Ibagué, presidido por el General Benjamín Herrera, propuso en el primer renglón de las reivindicaciones políticas la elección popular de alcaldes. Tampoco llegó.

Posteriormente, un acto legislativo, propuesto por el entonces senador Álvaro Gómez Hurtado, también víctima de esta violencia, permitió la incorporación a nuestro ordenamiento jurídico de la elección popular de alcaldes.

Y tuvimos que esperar hasta 1991, en la Constituyente del Gobierno del presidente César Gaviria, para adoptar la elección popular de gobernadores.

El proceso de ampliación democrática de nuestra patria ha sido lento y no se ha dado sin muchísimos obstáculos.

Por ejemplo, las mujeres colombianas, que son muy jóvenes, en su inmensa mayoría no recuerdan, y no pueden por razones de edad, que el paso fundamental en materia de derechos políticos de la mujer se dio apenas en 1957 con el plebiscito, que aprobó que la mujer pudiera votar y que la mujer pudiera ser elegida. Apenas en 1958 las mujeres pudieron elegir y ser elegidas.

Por eso tenemos que valorar estas oportunidades, como la de mañana, que son el fruto de un largo proceso democrático en nuestra patria.

Y por eso tenemos que acudir a estas elecciones masivamente y con los más firmes principios. Necesitamos unas elecciones de una gran participación y unas elecciones totalmente puras. Y para ello el Gobierno ha hecho todos los esfuerzos para evitar los delitos electorales.

El Ministro Carlos Holguín ha presidido en todo el país el programa A Voto Limpio. Se han creado todos los mecanismos para que los ciudadanos puedan denunciar las irregularidades, los actos de corrupción, de compra de votos.

La Policía Nacional ha desatado un gran movimiento de inteligencia, que estará listo mañana en toda ciudad colombiana a recibir la queja de los ciudadanos para poder evitar la compra de votos, para poder evitar los delitos contra el sufragio.

Hemos ofrecido en el día de hoy recompensas hasta de 10 millones a los ciudadanos que, con su información, permitan a las autoridades detectar allí donde se esté comprando votos y capturar a las personas responsables de este delito electoral y de los otros delitos electorales.

En el tema de seguridad los colombianos tenemos dos deberes. El deber de apoyar a nuestros soldados y policías, que han hecho un esfuerzo heroico, y el deber de participar mañana con todo el dinamismo, con un porcentaje de votación sin antecedentes, como una gran muestra de fortaleza de nuestra democracia, como una gran muestra de rechazo al terrorismo, que ha querido afectar estas elecciones.

Llegamos a estas elecciones sin paramilitares y con la guerrilla debilitada. Llegamos sin paramilitares, gracias a la acción de este Gobierno, gracias a nuestra política de Seguridad Democrática.

El país tiene guerrillas en proceso de debilitamiento y bandas criminales dedicadas al narcotráfico y a otros delitos. Digo que no tiene paramilitares, porque la palabra se utilizó para denominar a las organizaciones privadas criminales cuyo objetivo era combatir la guerrilla.

Hoy en todo el territorio de la patria se ha recuperado el monopolio que el Estado nunca debió perder: el monopolio de combatir a los criminales. Hoy no hay bandas privadas de criminales para combatir a otros criminales. Hoy el único que combate a los criminales, como debe ser en la democracia, es el Estado.

Con la Ley de Justicia y Paz, con la política de Seguridad Democrática, se han desmovilizado 46 mil personas. Desmovilización sin precedentes. Más de 10 mil guerrilleros y el resto de organizaciones paramilitares.

Esos poderes tan grandes de la guerrilla y el paramilitarismo de hace cinco años, empieza el de la guerrilla a debilitarse y el otro a desaparecer. Parecía imposible hace cinco años, al advertir ese poder criminal y económico tan grande de la guerrilla desde el Caguán, y desde otros sitios geográficos, de los paramilitares.

Pero las Farc continúan con capacidad de hacer daño: ha asesinado a 12 candidatos en esta campaña y ha hecho daños en sedes políticas, como ocurrió el día de ayer en el departamento de Nariño.

Mañana es una gran oportunidad para votar contra el terrorismo. Estos señores de las Farc, en muchas ocasiones, nos han engañado.

Cuando yo era estudiante universitario, enviaban panfletos a las universidades, en los cuales decían que de adoptar Colombia la elección popular de alcaldes y Gobernadores, las Farc abandonarían las armas.

Colombia adoptó la elección de alcaldes y gobernadores, y las Farc, en lugar de abandonar las armas, se convirtieron en sicarios de alcaldes y gobernadores, en asesinos de la democracia local, de la democracia regional, y le enseñaron lo mismo al paramilitarismo.

Y proceden con cinismo. En un periódico alemán aparecía hoy que el terrorista Iván Márquez, de las Farc, les da la orden a sus secuaces de las Farc que impidan que se vote por los candidatos amigos de las tesis del Gobierno. Y además en la página de Internet de las Farc se apoya a candidatos. Eso lo tenemos que rechazar totalmente.

No podemos permitir que aquello que trajeron las guerrillas marxistas a Colombia, que después plagiaron los paramilitares, que tanto daño ha hecho, continúe en nuestro país: la combinación de las diferentes formas de lucha.

Penetraban el movimiento obrero, a tiempo que asesinaban. Penetraban la política, a tiempo que secuestraban. Eso que estamos desmontando, no podemos permitir que continúe dándose en Colombia.

Hemos hecho un gran esfuerzo con la Ley de Justicia y Paz y con la política de Seguridad Democrática.

Por ejemplo, la semana pasada, en una reunión con la Fiscalía, con el Ministro del Interior y de Justicia, con el Alto Comisionado, con el Director de la Reinserción, veíamos los resultados de la Ley de Justicia y Paz: han aparecido 87 mil víctimas, gracias a que hoy tienen confianza en el proceso de la Seguridad Democrática.

Y faltan muchísimas. Apenas ahora empezarán a darse las confesiones de los guerrilleros sometidos a la Ley de Justicia y Paz, que el Ministro de la Defensa ha pasado ya la lista de los que inicialmente son elegibles, después de haberse desmovilizado.

Ese tema de las víctimas es uno de los grandes desafíos nacionales. Estamos construyendo un mecanismo que será costoso para el Estado y que permita indemnizarlas, sin que todo se vuelva un litigio judicial en contra del Estado.

El Fiscal nos contaba en esa reunión de evaluación las confesiones de algunos de los sometidos a la Ley. Alguno confiesa que antes de asesinar a las víctimas, les mutilaba los dedos, les sacaba los ojos, después les cortaba la cabeza y jugaba fútbol con la cabeza. ¡Qué tragedia!

Cuando termina una reunión de evaluación de esta naturaleza, yo salgo con varios sentimientos. Un sentimiento de dolor, al constatar que en mi Patria, todavía se da esta tragedia que parecía superada, que parecía de la vieja historia. Un sentimiento de contento, de saber que este Gobierno ha hecho todo el esfuerzo y ha tenido éxito para desmontar esa barbarie. Y tenemos que continuar en esa tarea, porque si bien vamos ganando, no hemos ganado todavía.

Por eso hay que ser muy cuidadosos y muy exigentes para rechazar la penetración del terrorismo en la política. Y allí tenemos responsabilidad los electores y tienen responsabilidad los candidatos.

Los candidatos tienen muchas responsabilidades. Los candidatos tienen la responsabilidad de dar buen ejemplo. Los candidatos tienen la responsabilidad de preferir perder, antes que de albergar la posibilidad de compra de votos. Los candidatos tienen el deber de honrar la democracia. Y por ende, deben preferir perder, antes que pretender ganar unas elecciones con el apoyo del terrorismo. Los candidatos no pueden permitir apoyos de grupos al margen de la ley, de grupos terroristas.

Rechazo e invito a mis compatriotas a rechazar a candidatos que no hayan sido capaces de pronunciarse en contra del apoyo que las Farc, ese grupo terrorista, les ha dado a través de su página de Internet.

Los candidatos deben preferir perder, antes que pretender ganar unas elecciones con el apoyo de los terroristas. Los candidatos deben preferir perder, antes que pretender ganar unas elecciones hipotecando los recursos de la salud o comprometiéndose a proceder con corrupción en la contratación oficial para pagar favores electorales.

Los buenos líderes de la democracia deben preferir la pureza de la democracia, antes que una victoria manchada por este tipo de delitos.

Y los electores tenemos que poner el buen cuidado de votar por candidatos que garanticen una patria sin terroristas, que garanticen una democracia pura, que garanticen un ejercicio administrativo sin corrupción.

Compatriotas: amanezcamos mañana con alegría y con disposición democrática, a votar por el candidato de las preferencias de cada quien, a votar en conciencia. Uno no puede votar por intimidación, ni por atracción de la corrupción, ni puede permitir que le compren el voto. Uno debe votar por aquello que indique la conciencia.

Y hay muchas opciones. Hay opciones excelentes en todas las ciudades y en todos los departamentos colombianos. Pero pongamos el buen cuidado de no votar por aquellos candidatos que no se atreven a rechazar los apoyos del terrorismo, así aparezcan en las páginas de Internet de las Farc.

Pongamos el buen cuidado de no votar por aquellos candidatos que no se atreven a negar la posibilidad de compra de votos, que admiten la posibilidad de compra de votos.

Tengamos el buen cuidado de no votar por aquellos candidatos que no dan garantías sobre el manejo transparente de la contratación, de los recursos de salud, del cumplimiento transparente de todos los deberes al frente de las posiciones del Estado.

Colombia ha ganado mucha confianza. Esa confianza de traduce en inversión. Hace cinco años, de cada 100 pesos que producíamos, invertíamos entre 12 y 15. Ahora entre 26 y 28.

Sólo un país en el continente, donde el Estado invierte mucho, nos gana en tasa de inversión. Pero nosotros tenemos hoy la mayor tasa de inversión privada en América Latina.

Qué bueno. Eso es confianza. Esa confianza se deriva del avance de la Seguridad Democrática, del buen manejo de la economía, del celo contra la corrupción.

Esa confianza se pierde en la medida que se le permita avanzar a candidatos que no rechazan el apoyo del terrorismo. Esa confianza se arriesga en la medida que se permita avanzar a aquellos candidatos que albergan la posibilidad de comprar votos. Esa confianza se pierde en la medida en que no se frene, con toda drasticidad, cualquier asomo de corrupción electoral.

La confianza en nuestras grandes y pequeñas ciudades, la confianza en todas las regiones de Colombia, es el gran camino para que tengamos prosperidad económica que garantice la prosperidad social.

Ayer en Algaborro, Magdalena, me decía la Alcaldesa: “Presidente, este municipio vivió varias décadas en manos de la guerrilla, y después diez años en manos de los paramilitares. Ahora se respira libertad, porque no hay guerrilla ni paramilitares, porque aquí nos protege el Estado”.

Y este municipio empieza a tener mucha prosperidad económica, porque la gente tiene confianza y están sembrando mucha palma africana y se genera empleo de buena calidad y con afiliación a la seguridad social.

Esa prosperidad, que nos permite en algún momento tener un país que supere la pobreza y que construya equidad, depende en muy buena parte de la confianza que se genere con la transparencia democrática.

Cuidemos el camino de recuperación de confianza. Que mañana sea una gran fiesta de la democracia. Y que Colombia deposite en las urnas un volumen de votos sin antecedentes, para que el terrorismo sepa, una vez más, que no tiene futuro en nuestra patria. Para que las Fuerzas Armadas y de Policía sientan que la política de Seguridad Democrática se expresa en todas las posibilidades para que nuestro pueblo pueda tomar libremente, masivamente, todas sus decisiones y para que las nuevas generaciones tengan las mejores esperanzas de felicidad en Colombia.

Buenas noches”.

 

 
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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