“En primer lugar quiero felicitar al Ejército y a la Policía de la Patria por la reacción rápida y eficaz que en el día de hoy permitió rescatar a Aura Tatiana Torres del Río, esposa del capitán Ospina Navia, quien fue secuestrada en una finca de Santa Marta.
La reacción de la Fuerza Pública fue inmediata, de compromiso total. Está rescatada en este momento y afortunadamente ilesa. Hablaba yo ahora con los generales expresándoles la gratitud y les decía: ‘ya la rescatamos, pero hay que seguir el camino hasta acabar con el último de los secuestradores de Colombia. Es un camino largo y tortuoso, pero ese camino lo vamos a ganar en la medida que no lo abandonemos.
Quiero felicitarlos muy de verdad. Yo creo que se nota muy calificado el gremio, que se ha reunido alrededor del recuerdo de uno de los sacrificados, del doctor José Raimundo Sojo Zambrano. Que bueno que el gremio le rinda ese honor a quien es símbolo de lo que se ha sufrido por la violencia, por el secuestro y por la desatención estatal.
Quiero felicitarlos por la Fundación. Muy bien expresado en las palabras elocuentes, llenas de entusiasmo, de sabiduría y de comprensión integral de los problemas del país, que acabamos de escuchar al doctor José Felix Lafourie, sobresaliente dirigente gremial que en buena hora preside la Federación Nacional de Ganaderos y que con su talento, su preparación, su erudición y su compromiso honra a Colombia.
Quiero felicitar a los galardonados. Y una mezcla muy importante: vimos desfilar la academia con investigaciones tan importantes como las aquí premiadas; vimos desfilar personas que hacen Patria en lugares donde pensábamos, hace pocos años, que la Patria estaba derogada, como esa carretera entre Albania y San José de Fragua, señor Gobernador, donde ahí estamos haciendo unos pedacitos del Plan 2500 y el puente de Fragua, para poder avanzar en ese sueño que ha sido la carretera Puertoro, el pie de la cordillera oriental, justamente desde el Macizo Colombiano hasta la hermana República Bolivariana de Venezuela.
Vimos desfilar por aquí para recibir los premios una variedad muy importante de esfuerzos. A todos ellos unas felicitaciones muy sentidas.
Quisiera hacer unas referencias a temas que considero importantes, como el modelo político del país, que no nos lo han regalado y que habrá que defenderlo a futuro.
Los objetivos de Gobierno, temas sociales y de infraestructura que afectan al país entero y que tienen especial relación con el sector ganadero. Y, por supuesto, algunos comentarios de reflexión sobre lo que juntos podemos hacer.
Quiero hablarles del modelo, y lo he venido repitiendo ante auditorios conformados por muchos compatriotas, porque me parece que las tendencias políticas de América Latina nos obligan a saber cuál es nuestro modelo, ha fortalecerlo, ha tener una línea de largo plazo alrededor de ese modelo.
América Latina ha sido oscilante: ha tenido periodos de puro estatismo y periodos de desmantelamiento del Estado. Hoy vemos un nuevo renacer del estatismo en América Latina, que, en alguna forma, desprecia el papel que puede jugar la inversión privada para generar prosperidad económica y, a su vez, poder causar prosperidad social.
Nosotros reformamos el Estado, pero no lo desmantelamos. No entramos en el estatismo. Le damos todo el espacio a la inversión privada con responsabilidad social.
Hemos reformado 420 entidades del Estado y aspiramos seguir reformando entidades del Estado hasta el último día de Gobierno. Todavía tenemos dificultades en algunos procesos de reforma que avanzan, pero hemos tenido procesos muy exitosos, el primero de los cuales fue Telecom, el último, Ecopetrol.
Hace cinco años, si ustedes me hubieran preguntado: ‘Presidente, ¿van a hacer la reforma laboral y pensional en Ecopetrol?’. Les habría dicho la vamos a intentar.
Me hubieran preguntado: ‘¿Van a capitalizar a Ecopetrol? No habría sido capaz de asumir ese compromiso. El radicalismo ideológico, que sectores de la política que se dejaron influir de guerrillas marxistas nos trajo a Colombia, ha hecho mucho daño. Superar eso ha sido inmensamente difícil.
Quienes hemos trajinado la reforma al Estado tanto tiempo, las reformas legales, en materia laboral, en materia pensional, hemos palpado ese obstáculo que el país tiene que acabar de superar.
Celebro la reforma de Ecopetrol, porque demuestra que se puede ir superando ese gran obstáculo que es el radicalismo ideológico.
Hoy, fuera de 7 millones de trabajadores colombianos vinculados a los fondos de pensiones, hay casi medio millón de colombianos con pequeñas participaciones en Ecopetrol.
Esta ronda fue una ronda muy importante, porque demostró confianza en Colombia de los propios colombianos. En la historia reciente de la humanidad se encuentra que ha sido más difícil, en los países que han buscado confianza, obtener confianza de los propios connacionales, que confianza de la comunidad internacional.
Lo de Ecopetrol, aquí, muestra que hay una gran tendencia de confianza en Colombia, que tenemos que acrecentar, que tenemos que consolidar.
Y toda esta reforma del Estado produce muy buenos efectos: primero, un Estado que ya no empieza a robarle al fisco, que ya no empieza a tener valor negativo, que ya no empieza a grabar el déficit fiscal; que puede, dentro de unos años, empezar a contribuir positivamente.
La reforma del Estado, hecha hasta ahora por nuestro Gobierno, ha ahorrado un punto al PIB anualmente. Eso ha contribuido a esa reducción sustancial del déficit y del endeudamiento, que vamos logrando a pesar de todo el camino que falta por recorrer.
Un punto del PIB hoy equivale a 3 billones 500 mil millones y decir que eso se ha ahorrado anualmente por la reforma del Estado es fácil. Hacerlo es muy difícil. La suma es cuantiosa.
Y produce otro efecto de gran importancia: es la derrota de la politiquería, la derrota del clientelismo.
Cuando discutíamos la reforma de Telecom, el sindicato me decía: ‘Con razón, Presidente, es que no toda la culpa la tuvimos los trabajadores. Nosotros pedíamos y los gobiernos nos aceptaban los pliegos de condiciones. Los gerentes no se enfrentaban a batallar con la razón y contra pedidos excesivos, sino que querían cumplir su periodo, salir del paso, no desgastarse. Y se fue acumulando esta gran deuda. Y, además, aquí mandaban muchas personas, por recomendación política, a completar el tiempo de jubilación o a mejorar la jubilación’. Todo eso se acaba ahora.
Lo que hace que hicimos la reforma de Telecom, se han obtenido muy buenos resultados. Eso tenía un pasivo pensional anual de 500 mil millones que se lo iban a trasladar al Presupuesto Nacional, hoy lo paga la empresa. Está al día con la nómina activa.
No tenía posibilidades de hacer inversión. Hoy contribuye con un plan de inversiones de 8 billones, que va ayudar mucho en lo que es el desatraso colombiano de telecomunicaciones. Porque si bien en nuestro primer Gobierno logramos un gran desatraso en la telefonía celular, al pasar de 4 millones de aparaticos a casi 30 millones, la meta ahora es tener un gran desatraso en banda ancha, en conectividad, todo lo cual le tiene que ayudar inmensamente al sector rural colombiano.
Y ahí hago esta cuña: yo creo que nos debemos proponer que toda finca, que toda organización campesina tenga conectividad, porque eso ayuda mucho para prevenirse frente a las fluctuaciones del tiempo, para conocer como evolucionan los mercados, etcétera.
Y una ganancia bien importante: lo que hace que hicimos esa reforma en Telecom se acabó el clientelismo. A mí ya nadie me pide un puesto en Telecom. Eso ayuda muchísimo a tener un Estado con transparencia, a tener un Estado con eficiencia.
Todavía me pedían puestos en la Junta Directiva de Ecopetrol. Ahora el que me pida un puesto en la Junta Directiva de Ecopetrol le voy a decir: ‘¿Ya consiguió el voto de los otros 500 mil socios?’.
Entonces, para el saneamiento del manejo del Estado esta reforma es muy importante. Pero yo no puedo ocultar mi preocupación por las tentaciones estatistas que se dan en algunos países de América Latina, donde se le resta importancia a la inversión privada y se finca todo el crecimiento en la inversión estatal.
Colombia no puede entrar en ese sendero. Así el Estado tuviera los recursos para hacer toda la inversión, Colombia no puede entrar en ese sendero, tarde que temprano se advierte la ausencia de la inversión privada.
Por eso, lo que nosotros estamos proponiendo es un modelo de Estado eficiente, al servicio de la comunidad, transparente y de inversión privada ilimitada con toda la responsabilidad social.
Inversión privada que la ubicamos en nuestra concepción política para que contrarreste la posibilidad, que no nos parece buena, de una economía de monopolios estatales; la otra posibilidad que no nos parece buena de una economía de monopolios privados. Ni lo uno ni lo otro. Lo que necesitamos es dinámica de emprendimiento.
Y yo creo que estos premios ‘Fedegan José Raimundo Sojo’ estimulan la dinámica del emprendimiento, para lo cual Colombia es campo fértil. En este país la gente tiene mucha mayor inclinación a ser emprendedor que a ser subalterno laboral. En el examen de la sociología colombiana no nos podemos equivocar.
Si hay algún país en América Latina con un enorme potencial en emprendimiento es Colombia. Aquí todo el mundo quiere ser emprendedor, lo que tenemos que hacer es consagrar las condiciones.
Y estamos empeñados en tres objetivos de Gobierno: estamos empeñados en consolidar la seguridad, estamos empeñados en consolidar la confianza inversionista con responsabilidad social y estamos empeñados en las metas sociales.
Hemos avanzado en la política de seguridad democrática, pero falta mucho. Uno tiene que recordar lo logrado, no para creer que se puede estancar, sino para animarse, para avanzar hacia lo que falta. No estamos en el paraíso, pero vamos por una buena tendencia.
Vengo con un mensaje: el acuerdo del Ministro de Defensa con la Federación es muy importante. Qué bueno que en poco tiempo pudiéramos decir: ‘Todas las fincas colombianas están ya conectadas con los comandos de Policía y están conectadas con las brigadas militares’. Es una necesidad.
Nosotros no podemos acordarnos del Ejército y de la Policía solo cuando tenemos una dificultad. Hay que estar permanentemente trabajando, los ganaderos, como auxiliares de la Fuerza Pública en todas las horas.
En un país donde estamos convencidos que por más grande que sea el número de integrantes de la Fuerza Pública, sin cooperación ciudadana es imposible derrotar totalmente al terrorismo, nosotros, los que tenemos estas actividades del campo, tenemos que dar ejemplo en materia de cooperar con la Fuerza Pública. Yo los quiero instar a eso.
Nos faltan dos años y medio de Gobierno. Por favor, que podamos decir que todas las fincas colombianas son cooperantes con las instituciones constitucionales de la región. Eso es un requisito fundamental.
Permítanme hablar de la confianza inversionista. ¿Por qué prefiero confianza inversionista sobre crecimiento de la economía? Porque el crecimiento de la economía puede ser sol de un día, puede ser que se empiece a explotar un pozo de petróleo y mientras ese pozo produce grandes cantidades, hasta el momento de su agotamiento, haya un periodo floreciente de crecimiento económico. Puede ser que, como lo ha vivido Argentina. Argentina ha tenido unos años muy florecientes ahora y tiene 30 millones de hectáreas de calidad uno A.
En la calificación de los años 60 se decía que mientras Argentina tenía 30 millones de hectáreas de calidad uno A, Colombia tenía 600 mil. Lo que pasa es que las condiciones han cambiado y hoy Colombia muestra muchas condiciones para que trabajando esa tierra se convierta en tierra de alta productividad.
Y a Argentina le ha ayudado enormemente el precio de la soya, el precio del maíz, el precio de la leche, el precio de la carne, hasta el punto que han tenido que restringir las exportaciones de carne, por problemas internos de inflación.
Pero si Colombia juega simplemente a tener crecimientos furtivos, en mi concepto lo único que garantiza un crecimiento estable, tonificado en el largo plazo, es una alta confianza inversionista.
Esa alta confianza inversionista se mide en tasas de inversión. Hace cinco años, de cada 100 pesos que producíamos, invertíamos 12 ó 15.
Anoche, en el Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes), el Ministro de Hacienda nos dijo que en el último trimestre ya se observa una tasa de inversión del 28 (por ciento). Eso es bien importante.
No nos supera sino un país en América Latina, que la está haciendo con recursos estatales. La gracia es que la nuestra, el 21 ó 22 por ciento, es con inversión privada, lo que demuestra una gran confianza en nuestro país.
Y con un elemento para destacar: por donde quiera que uno mire la economía colombiana ve hoy un florecimiento sin narcotráfico.
Yo pregunto, en las regiones ganaderas, ¿el narcotráfico está comprando tierras? La respuesta que me han dado en los últimos meses en todas partes es que eso se frenó, gracias a las políticas de desmantelamiento de narcotraficantes y a la -por determinación del Gobierno- la extinción de dominio.
En eso hay que ser muy cuidadosos, para frenar definitivamente la penetración del narcotráfico, que tanta distorsión causa en la tierra.
Voy a Cartagena y veo ese florecimiento de edificios y me dicen: ‘Todo esto es plata transparente’. Aquí en Bogotá, mi ciudad de Medellín, donde están haciendo dos mil habitaciones hoteleras y me confirman que todo es dinero transparente. Allí el país ha logrado algo importante. Hay que sostenerlo.
Yo les propondría a mis compatriotas que tengamos una visión: evitar que la tasa de inversión se reduzca por debajo del 25 ó 26 por ciento.
¿Y cómo lo logramos? El modelo: un país que le dé confianza a la inversión.
A la una de la tarde me reuní con el Presidente de Dell, la (firma) fabricante de computadores. Yo mantengo la voluntad de que todo inversionista que pasa por Bogotá, mando que lo capturen por ahí en la 26 y lo traigan a hablar conmigo a la Casa de Nariño y procuro que no se vaya del país sin comprometerse a invertir.
Con este señor hablé hace poco en el extranjero y me prometió venir a Colombia y que iba a invertir. Y me cumplió. Me contó que son el mayor empleador en Irlanda, el mayor empleador en Irlanda; y en Panamá son el segundo empleador, el segundo empleador después de la zona del Canal. Y vino muy entusiasmado con el modelo colombiano: un país donde hay garantías para la inversión privada, con responsabilidad social.
Y me preguntó por la Seguridad Democrática. Le dije: ‘nos falta mucho, pero nos sobra determinación’. Los inversionistas exigen incluso más determinación que resultados.
En esto hay fracasos. Ustedes no saben cómo a uno se le cae el carriel cuando a las 6:00 de la mañana de hoy le cuentan que está secuestrada la señora esposa del capitán (Francisco) Ospina Navia, en una finca de Santa Marta. Y entonces estos retrocesos golpean. Pero desde que haya determinación vamos superando dificultades.
Esa confianza inversionista requiere estímulos tributarios, muy buena orientación del Estado, una gran concertación con el sector privado. Hoy lo hemos visto acá, en la muy integral intervención del Presidente de Fedegan y en la precisa información del Ministro de Agricultura.
Creo que lo que hemos hecho en materia tributaria es muy importante. Toda inversión hoy en Colombia tiene una deducción del 40 por ciento. Y esa deducción no hay que hacerla efectiva en el año en que se hace la declaración de renta. Si el contribuyente no alcanza, por sus cuentas fiscales, a hacerla efectiva ese año, tiene cualquier cantidad de años posteriores para hacerla efectiva. Eso equivale a que de cada 100 pesos que invierte un contribuyente en Colombia, el Estado le aporta el 12,8.
Viene algo bien importante, que son los estímulos específicos, por ejemplo al turismo, al turismo ambiental. Yo creo que la ganadería tiene que pensar muy seriamente en el turismo ambiental.
Yo veo en el Quindío una mezcla de caficultura con turismo, de ganadería con turismo. Y yo creo que eso vamos a tener que replicarlo en todas las regiones colombianas.
El informe que me han dado ya de finca-hoteles en los alrededores de Villavicencio es muy halagador, muy ilusionante. Ojalá eso se concrete.
Las empresas de turismo ecológico de hoy tienen su exención tributaria permanente. Los nuevos hoteles que se construyan en Colombia tienen 30 años de exención tributaria.
Yo creo que para los complementos ganaderos, la participación de la ganadería en los encadenamientos, los estímulos tributarios, son bien, bien interesantes.
Por ejemplo, los ingresos por cosecha de maderables en Colombia hoy son ingresos exentos de renta. También los ingresos por la primera actividad industrial, la del aserrío.
Los ingresos por cultivos de tardío rendimiento, que se pueden mezclar plenamente con la ganadería, son cultivos que tienen unos períodos exentos largos después de que empieza la vida productiva. Por ejemplo, en palma africana tienen 10 años de periodo exento a partir del momento en que empieza la vida productiva.
Está por salir el decreto de las nuevas zonas especiales, con tarifa de renta del 15 por ciento.
Me decía el doctor Luis Carlos Villegas (presidente de la Andi), el pasado viernes, que hay 2 mil 200 millones de dólares de proyectos de inversión, esperando para dar el banderazo de salida, a que el Gobierno firme ese decreto, que se están concertando los últimos detalles. Le va ayudar enormemente al campo, porque allí en todo lo de biocombustibles, esa tarifa del 15 por ciento juega un papel de gran importancia.
Ustedes saben que este Gobierno, gracias al Congreso de la República, ha podido ofrecer a los inversionistas firmar pactos de estabilidad en reglas de juego, que les de un horizonte tranquilo de que no van a invertir hoy con unas reglas y mañana les van a cambiar esas reglas.
Todo esto es bien importante para la confianza inversionista en Colombia.
Y ahí viene un tema: responsabilidad social. Yo creo que hay que medirla primero en transparencia; transparencia en las relaciones entre los inversionistas y el Estado.
Segundo, en solidaridad con las comunidades. Uno no puede pensar solamente en las obligaciones del empleador con los trabajadores, con el fisco. Tiene que pensar también en las obligaciones con la comunidad.
Aquí veo tantos amigos del Cesar. Yo le decía a principios de este año a las empresas mineras allá, amablemente, sin hacer demagogia, pero en un diálogo sincero: ‘no puede ser que ustedes extraigan el carbón de aquí y les dejen aquí a unas comunidades un polvorín; unas comunidades que viven en unas casitas y unos poblados pequeños, por donde nadie pasaba antaño y ahora pasan 700 tractomulas, levantando un polvorín y dejando enfermas a las comunidades, en todo eso hay que tener responsabilidad social.
Y finalmente, responsabilidad social en la relación con los trabajadores. Hay que repetir hasta el cansancio y practicar: nosotros no podemos tener relaciones laborales de capitalismo salvaje. Y en muchas regiones del país se ha acusado a la ganadería de eso. Eso hay que superarlo. Y nosotros no podemos esperar a que nos regañen, lo tenemos que superar los ganaderos por iniciativa propia.
Tampoco podemos permitir aquella cosita que nos trajo la guerrilla, de relaciones laborales de odio de clases, que ayudaron a incubar tanta violencia. Necesitamos practicar relaciones laborales de fraternidad cristiana, pero hay que practicarlas, y obras son amores y no buenas razones.
Y entonces eso nos lleva a cumplir unos compromisos, pero a cumplirlos de verdad, con afiliación a la seguridad social.
A mí me volvió alguna esperanza en el propósito de que cumplamos la meta en este Gobierno de reducir el desempleo al 7 u 8 por ciento, el resultado del último mes, que ya muestra un desempleo en el orden nacional del 10,6. Ustedes saben que llegó a tocar el 20, que iba a toda velocidad buscando el 25.
¿Por qué habla uno de toda velocidad? Porque este país pasó del 8 a casi el 20 por ciento de desempleo en 6 años. Y en ese mismo periodo el desempleo de jefes de hogar pasó del 4 al 10.
Recuerdo al ministro Juan Luis Londoño, ese talento que mi Dios nos quitó a destiempo, decir mire -nos decía en el Consejo de Ministros- crece tan rápido el desempleo, tiene una fuerza inercial de tal poder que va a llegar al 25, va a ser muy difícil frenarlo antes.
Y procuremos, pongámonos esta meta, que a final de este Gobierno, Planeación Nacional dice que 8 y medio, que al final de este Gobierno esté no por encima del 7.
Pero hay algo bien, bien interesante, el crecimiento de la afiliación a la Seguridad Social. En los dos domingos, no este, sino en los dos anteriores, yo me dediqué a revisar cuidadosamente cifras del país para hablar sobre ellas en Naciones Unidas.
Y encontré que cuando uno mira, no régimen subsidiado, que lo hemos duplicado y vamos a lograr plena cobertura, sino vinculación a régimen contributivo de salud, a cajas de compensación, vinculación a riesgos profesionales, a la sigla esa del doctor Lafourie. Vinculación a pensiones, que es tan difícil, en este Gobierno la afiliación ha crecido en un 42 por ciento.
Yo rogaría que el gremio revise en cuánto ha crecido la afiliación de los trabajadores ganaderos a la seguridad social y le dé cuenta pública al país sobre eso. Me parece que eso ayuda mucho a legitimar los compromisos sociales con la Nación entera.
El promedio nacional que hemos logrado hasta ahora es del 42 por ciento. Yo confío que al final de este Gobierno tengamos plena cobertura en salud, con la combinación de régimen contributivo, a través de empleadores y trabajadores formales, y régimen subsidiado. Allí hay que hacer un gran esfuerzo.
Ahora, cuando nosotros hablamos de los tres elementos: seguridad democrática, confianza inversionista y al mismo tiempo política social, es por que son inseparables. Hay que conocer la historia para no repetir equivocaciones. América Latina, en un tiempo, solo le asignó importancia al crecimiento, ignoró lo social. Y hubo catástrofes como la que llegó a vivir Brasil en los años setenta. En otro tiempo se le asignó toda la importancia a lo social, se le dio la espalda al crecimiento y hubo catástrofes. Miren lo que nos dejaron las dictaduras que en nombre de lo social tomaron posesión en el Brasil de los 30, en la Bolivia de los 50, la dictadura del General Velasco Alvarado en el Perú, etcétera.
Nosotros tenemos que tener mucha claridad en eso para decir: hay que llevar de la mano la prosperidad económica, de la prosperidad social. Se tienen que alimentar mutuamente y tienen que ser inseparables. Si no hay seguridad, no hay confianza inversionista. Si no hay confianza inversionista, no hay recursos para poder financiar la prosperidad social. Si no hay prosperidad social no se sostiene en la legitimación popular la política de seguridad. Si no hay prosperidad social no se sostiene una tasa elevada de confianza inversionista. Porque entre otras cosas la prosperidad social hay que medirla, en cuántos de los excluidos están ingresando diariamente a las corrientes dinámicas de la economía y eso es lo que ayuda y allí es donde se da un punto que en los términos de los ingenieros sería una especie de traslape entre la inversión y la prosperidad social.
Llega un momento en que la inversión, por ejemplo lo que estamos haciendo en Familias en Acción, la inversión permite que se financien millón y medio de Familias en Acción, tema en el cual hoy estamos. Pero al mismo tiempo, cuando ese millón y medio de Familias en Acción empieza a comprar uniformes, a comprar calzado, a comprar alimentos, entonces empieza a dinamizar corrientes de la economía y a permitir que la economía vaya absorbiendo masas históricamente excluidas.
Lo mismo, por ejemplo, con un Bienestar Familiar que en este Gobierno se propone llegar a 4 millones de jóvenes atendidos en Restaurantes Escolares. Todo eso muestra un traslape entre lo que es la demanda, la oferta, la prosperidad económica, la prosperidad social. Esa comida, de dónde saca los dineros Bienestar Familiar. En la medida que haya prosperidad económica y le coticen los empleadores. Los invierte en 4 millones de estudiantes que reciben restaurante escolar, antes 22 días 2 millones 300, ahora vamos para 4 millones, 180 días, y entonces eso tiene mucho que ayudarle a la demanda y ayuda, esa prosperidad social, a que haya prosperidad económica. Eso no lo podemos desvincular.
Yo sé que hay muchas preocupaciones para el tema de la confianza inversionista. Por ejemplo, el tema de infraestructura, el tema de inflación.
Los últimos dos meses el resultado inflacionario ha empezado a tranquilizar. Increíble. Países de América Latina que tenían una inflación más baja tienen hoy un rebrote más difícil de manejar. Incluso me preocupa que la hermana Perú empiece a tener un rebrote inflacionario que era donde menos habríamos pensado que se pudiera dar un rebrote inflacionario.
Nosotros hemos logrado que el susto de principio de año empiece a disiparse. Y los resultados de los dos últimos meses nos dan un poquito más de tranquilidad. No nos podemos quedar quietos.
Pero quiero también resaltar lo siguiente, que no se resalta generalmente en los análisis de los economistas: hay una relación entre Seguridad Democrática e inflación. La Seguridad Democrática ha permitido trabajar más y producir más en el campo. Y la gran contribución en los dos últimos dos meses a moderar la tendencia inflacionaria ha sido la reducción en el precio de alimentos. Y esa reducción se da, no obstante la inflación mundial de alimentos, porque en Colombia hay confianza, la gente está trabajando y la gente está produciendo.
El tema de infraestructura es una preocupación muy grande. Déjenme hacerles, a manera de titulares, la reiteración de unos compromisos: primero, completar el Plan 2500, que tiene vías tan importantes como la vía Puerto López - Puerto Gaitán. Esa en un trayecto va bien, en el otro trayecto va mal; pero hay la vamos a sacar adelante. O los 220 kilómetros de la vía de Granada a San José del Guaviare. Tiene el Plan 2500 vías tan importantes como las vías de acceso a La Mojana. Vamos a cumplir el Plan 2500, son 3.200 kilómetros de vías. Y no es fácil. Porque yo voy donde los exportadores y me dicen ‘Presidente, eso no sirve. Porque en el Plan 2500 hay mucho municipio que se comunica, pero no nos abren los caminos de exportación’. Tienen razón. Les digo ‘hombre, yo no podía llegar hace 5 años a muchos municipios solamente con soldados’. Les digo: ‘la gente no se desplaza exclusivamente por violencia, también se desplaza por falta de vías de comunicación, de servicios públicos, de Universidad, etcétera.
Y al otro día me reúno con los alcaldes y me dicen: ‘muy bueno el plan 2500, Presidente, pero chiquitico’. Y tienen razón. En un país donde falta de todo, todo reclamo encuentra razón. Y el Gobierno no se puede poner a la defensiva, el Gobierno tiene que saber que esto no está en un paraíso.
Entonces para eso es muy importante que el Gobierno, en lugar de mantenerse en los salones de la Casa de Nariño, con las pantallitas de power point, se mantenga en contacto con la gente. Porque en el power point aparece lo logrado, en el contacto con la gente aparece lo que le falta. Y uno como Gobierno no se puede llenar de confianza de que ya no hay nada más que hacer, sobre todo en un segundo Gobierno donde la gente tiende a dormirse. Y ahí es que hay que ponerse todas las pilas y estarse puyando todos los días e innovando todos los días para llegar a unas metas claras, a unas metas bien concebidas.
Pero la gente tiene razón en esos reclamos. Yo les he dicho ‘ahora no podemos hacer más vías municipales ni departamentales. Estamos tramitando un crédito de 1.000 millones de dólares, a 25 años de plazo para departamentos y municipios, para que ellos avancen en esas vías.
Le estamos entregando a cada Alcaldía en promedio 140 millones de pesos al año para mejorar vías municipales. Si uno lo ve individualmente dice es muy poco, pero es que son 1.099 alcaldías. Y estamos haciendo una inversión muy grande en lo que son los corredores de comercio exterior. Vamos a dejar grandes corredores contratados y en buen avance de ejecución. Pero es que la infraestructura de este país es muy difícil. Ustedes recorren América Latina y casi todos los centros productivos están en el mar o hay cerquita. Esta ciudad, por un lado está a casi 1.000 kilómetros y por el otro lado a casi 600. Entonces para ir al Pacífico aquí hay que bajar la Cordillera Oriental, cruzar la Central y cruzar la Occidental, que es la que más dificultades geológicas tiene.
Ese corredor Bogotá - Buenaventura lo dejamos todo contratado, avanzada la ejecución, con el Túnel de la Línea incluido, que he pedido que lo llamemos Túnel del Segundo Centenario.
¿Qué hemos avanzado en ese corredor? Contratada y avanzando la carretera Bogotá – Girardot, a un sitio adelante de Girardot buscando, se llama San Rafael, ahí donde se desvía la carretera que entra a El Espinal y donde en una línea recta uno va a salir allá a Chicoral. Eso está en ejecución, incluye el Túnel de Melgar, incluye la variante de Melgar, la variante de Fusagasugá, esta última es la que más adelante está. Recientemente se contrató, está contratado, quedamos muy contentos con esa contratación. Todas han sido con transparencia, en audiencia pública, el trayecto de San Rafael, allí adelantico de Girardot hasta Ibagué y Cajamarca. Y hoy está en licitación el complemento del Túnel de la Línea y la doble calzada hasta Armenia. Hay unos tramos ya contratados de Buga a Buenaventura, otros tamos en licitación y uno final en estudio.
Aspiramos dejar contratada, e iniciada la ejecución, de la doble calzada Bogotá - Santa Marta. Es una obra mayúscula pero hay que hacerla. Aspiramos dejar contratada e iniciada la ejecución de la doble calzada de Medellín a Turbo y este año hemos contratado unas dobles calzadas importantes. Primero resolvimos todos los pleitos, falta el de Comsa, la salida de Bogotá al Río Magdalena. Está conciliado con los concesionarios y el Gobierno español, pero estamos a la espera de que nos dé un visto bueno el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, que ya nos dio un visto bueno la Procuraduría.
Superados todos los pleitos, este año hemos hecho las siguientes contrataciones: doble calzada del Puente de Rumichaca a Pasto, al Aeropuerto de Chachagüí, con la opción de un túnel a nivel de Pasto. Ya les conté lo de Ibagué a Cajamarca, lo de San Rafael - Ibagué – Cajamarca. Está el Área Metropolitana de Bucaramanga, está lo de Cúcuta, que tiene esa dificultad de los peajes, donde hay que tener paciencia y allá reflexión. Un peaje de 2.000 pesos. Lo pagan por igual vehículos privados que camiones de carga, no se cobra sino uno en un sentido y hemos eximido 11 mil vehículos que van y vienen allí con transporte público que se mueven de una población a otra de la frontera.
Y es para hacer una obra que va a tener que tener un gran aporte del Presupuesto Nacional, como quiera que es un plan de 17 obras en el Área Metropolitana de Cúcuta, más la doble calzada Cúcuta - Pamplona, como parte de la doble calzada Cúcuta – Bucaramanga, que aspiramos en este Gobierno dejarla contratada en su totalidad y con principio de ejecución.
Además, ese contrato incluye el mejoramiento de la carretera de Cúcuta a Tibú. Ecopetrol está comprometido que a medida que aumente la producción de petróleo en Tibú va a contribuir a esa carretera.
Y algo bien importante para Norte de Santander, que es la carretera de Tibú a La Mata, cruzando la Cordillera Oriental por Los Motilones, para la salida del carbón nortesantandereano, de la palma africana nortesantandereana, al Río Magdalena y a nuestros puertos del Atlántico.
Y está contratada en la Costa la doble calzada Córdoba - Sucre, está contratada la doble calzada al Aeropuerto de Barranquilla - Palmar de Varela a Sabanalarga, a Cartagena, en la salida de Sincelejo hasta La Cruz del Viso.
En fin, se han hecho unos contratos de gran trascendencia. Además, ustedes saben que estamos ejecutando transmilenios en 9 ciudades colombianas y tenemos otras 10 ciudades ahí en fila a ver cómo se puede definir la financiación antes de que concluya este Gobierno.
Reconocemos que esta patria nuestra… y lo tenemos previsto Adolfo. Usted va a ir allá, Dios mediante, por doble calzada de Bogotá a Sogamoso, que ya se ve, ya eso no es cuento. Y vivo muy pendiente de la variante de Tunja que va muy bien, a pesar de la dificultad de comprar esos predios. Es más fácil quitarle una tabla a un náufrago que comprarle una fanegada de tierra a un boyacense. Eso es muy complicado. Ahí hemos pavimentado ya unos kilómetros de lo que faltaba de Sogamoso a Cusiana, pero quedan faltando esos kilómetros de la falla geológica, si la memoria no me falla eso se llama allí Pajarito, ese sitio. Está incluido, como está incluido el puente que ya se está instalando adelante de Yopal, en el Río Casanare, para que la gente que va para Arauca no tenga que dar la vuelta por La Cabuya, y se ha hecho ya el 80 por ciento -yo no voy a ganar indulgencias con Padres Nuestros ajenos- con dinero del departamento de Arauca, de regalías, se ha construido el 80 por ciento de esa hipotenusa, que va a ahorrar dos horas en el trayecto de Tame a Arauca. Yo creo que eso es de gran importancia para el oriente de la Patria.
Algunas sugerencias. Hombre, me parece que la ganadería tiene que pensar hoy muy seriamente en el encadenamiento. Con petróleo a 80 dólares es muy difícil fertilizar con fertilizantes tradicionales químicos. Me parece que hay que hacer un gran encadenamiento con avicultura y un gran encadenamiento con porcicultura.
Me han hablado de algunas cosas promisorias en los Llanos, de una porcícola de 150 mil cerdos, de unos cultivos de soya para nitrogenar esos suelos y unos cultivos de maíz, a pesar de ser la altillanura con productividad muy aceptable, y de una instalación allí mismo de la avicultura. Ojalá.
Yo creo que hay que trabajar el concepto de encadenamiento, me parece que los ganaderos nos tenemos que preocupar por eso, para buscar cómo nos encadenamos.
Yo veo que la agricultura y la ganadería han tomado giros que uno no sabe a dónde puedan conducir: incremento de precios en el mundo entero ¿Qué íbamos a pensar, pues, que se iba a encarecer tanto la leche en Nueva Zelanda?, etcétera.
¿Que ve uno en el mundo? Veo una gran atracción, una gran necesidad de los combustibles biológicos. Los expertos en petróleo dicen que en 40 años no habrá petróleo o no se podrá utilizar. Cuarenta años es un tiempo muy corto para hacer una transformación de esa magnitud. Por eso hay que trabajar todas las alternativas energéticas.
Los combustibles biológicos tienen dos enemigos. El primero, el temor de que se tumbe la selva. Segundo, el temor de que se cope el espacio que se necesita para la seguridad alimentaria. En Colombia esos dos riesgos no existen. Este país tiene 578 mil kilómetros de selva, guárdenlo en la mente, por fortuna. Es un gran pulmón del planeta. Pero este país tiene 43 millones de hectáreas de sabana, donde podemos hacer coincidir una gran agricultura de seguridad alimentaria y de exportación. Una gran ganadería de alta productividad y de un hato, ojalá, del doble del que tenemos, y una gran producción de biocombustibles. Este país tiene todo este porvenir.
¿Qué ve uno? Mientras aquí podemos crecer la frontera agrícola enormemente, gracias a esos 43 millones de hectáreas de sabana, en otros países del mundo no. En Estados Unidos, si quieren producir más maíz para producir etanol, tienen que sacrificar área de otros productos. Europa no tiene un metro cuadrado más para cultivar. En el Brasil corren el riesgo de que ampliar la frontera agrícola equivale a aumentar la deforestación amazónica, lo cual tiene enormes dificultades. Argentina, ha llegado momentos en que la han tenido cultivada totalmente.
No encuentra uno muchos países del mundo como Colombia, donde se pueda crecer la frontera agrícola sin tumbar la selva y sin afectar la seguridad alimentaria. Eso hay que aprovecharlo.
Y entonces, la ganadería que hace pocos años la veíamos como suficiente, hoy es muy pequeñita. 24 ó 26 millones de cabezas es un buen plante, pero eso hay que pensar en duplicarlo y hay manera de hacerlo. Yo creo que con el encadenamiento avanzamos muchísimo.
Creo que el sector ganadero se tiene que abrir a alianzas para lograr facilitar el encadenamiento, no pretender hacerlo todo. Yo creo que hay que hacer alianzas con avicultores, con porcicultores, facilitar que ellos se instalen allí.
Estamos en el tema de lucha de mercados. Hombre, me decía el Presidente de República Dominicana, la semana pasada, que la gran preocupación que él tiene en República Dominicana es la inflación, por el tema de combustibles y alimentos. Me pedía que hiciéramos el esfuerzo para hacerles llegar leche, que tienen una gran escasez y se lo dicen a uno en muchas partes. Y nosotros tenemos que aumentar esa producción y necesitamos esas alianzas y vincularnos al encadenamiento.
El Ministro habló de mercados, del tema fitosanitario; el doctor Lafourie tiene la muy buena idea de hacer una gran promoción de importación de embriones, con un esquema financiero muy bien imaginado, de que primero financia Fedegan, Fedegan cobra el ICR y en seguida le traslada esa acreencia a los bancos para que el deudor, que es finalmente el ganadero, que tiene unas vacas receptoras, quede de deudor de los bancos en lo que costaron esos embriones. Ya chequeada la vaca, de que está preñada y descontado el ICR.
Yo sugeriría que, en un país que tiene confianza inversionista, que acaba de invertir 6 billones 600 mil millones en Ecopetrol, inversión exclusiva de colombianos, la Ley exigía que esa ronda fuera solamente de colombianos. Hay que aprovechar; no quedarse uno hablando de Ecopetrol, sino amanecer con nuevas iniciativas.
Yo le decía ahora al doctor Lafourie y al Ministro: ¿Por qué no conciben un esquema para sumarle a la importación de embriones una gran importación de vientres y titularizarlo? Estoy seguro que el sistema financiero hoy tiene los recursos y la voluntad para una gran titularización de una importación de vientres.
Y que, entonces, ¿quién va a ser el dueño de esos vientres? Transitoriamente el Fondo que nutra. Puede ser el sector financiero Fedegan, para poderlos financiar; y a medida que el ganadero vaya financiando las cuotas, pues llega un momento en que la propiedad de esos vientres se desplaza de la titularizadora nuevamente al ganadero.
Yo creo que podemos aprovechar la confianza inversionista del país para darle un gran empujón ahora al hato.
Ahora, yo he visto mucha dinámica ganadera en los últimos años, lo que pasa es que la tasa de expansión es muy alta. Y uno se pone en problemas. A principio de año había mucho temor y se restringió algo la salida de Venezuela, pero yo mismo le dije al Ministro: ‘No la vayas a quitar’. Yo no le puedo decir a Venezuela que hoy que necesitan ganado le suspendemos el envío, porque mañana, que necesitemos venderles, nos van a decir: ‘Ah, ayer quise y tú no quisiste’. Esos mercados hay que manejarlos, no solamente con criterio mercantil, sino con solidaridad.
Hubo un momento que le dije al Presidente Chávez: ‘Hombre, si a nosotros nos queda una libra de carne y ustedes necesitan esa libra de carne la compartimos’. La globalización exige que para integrar mercados se tenga en cuenta no solamente las circunstancias mercantiles del momento, sino también razones de solidaridad.
Y creo que hay que abrir otros mercados. Por ejemplo, ahora me decía nuestro Embajador en la Unión Soviética, tan preocupado por abrir esos mercados en Rusia hoy, que lo que pasa es que no nos dan las cantidades. Hagamos un esfuerzo, el país ganando ese mercado, así sea de a poquitos. Pero hay que ganar los mercados en el momento en que los mercados lo reciben a uno y después no dejar perder ese mercado. El día que ese mercado esté lleno, abastecido, no caza. Es imposible que nos vayan a comprar algo.
Yo creo que hay que hacer unos esfuerzos con esos mercados y estamos a tiempo de hacerlo.
Estos eran algunos temas que quería, sobre los cuales quería hacerles comentarios, pero yo creo que esto está bien conducido. La parte gremial, por la Junta, por el doctor José Félix Lauforie, y el Ministerio, por el doctor Andrés Felipe, todos aportando bregamos y lograremos que esto salga adelante.
A todos muchas felicitaciones”.
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