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Palabras del Presidente Uribe al reunirse con la comunidad de Morales, Cauca
Octubre 25 de 2007 (Bogotá D.C.)

 

“Mis compañeros de gobierno y yo venimos hoy aquí movidos por un contraste de sentimientos. Hemos tenido el dolor por la tragedia que costo la vida a los mineros del vecino municipio de Suárez. Mi confianza es que las acciones del Ministro de Minas, aquí presente, podrán superar estos riesgos que allí se viven en la actividad minera.

Hemos tenido el dolor por el asesinato de candidatos aquí en Morales y en El Tambo. Pero también confianza en el valor civil del pueblo caucano para acompañar al Gobierno y a la Fuerza Pública en el propósito definitivo de derrotar el terrorismo, que tanto daño nos ha hecho.

Con ese contraste de sentimientos llegamos. Agradezco las palabras generosas del Alcalde. Una intervención ordenada, seria, donde generosamente reconoce unos apoyos del Gobierno Nacional y también presenta unas necesidades, que es su obligación presentarlas. Porque en este país hay tantos problemas, mis apreciados compatriotas caucanos, uno resuelve un problema y quedan mil por resolver.

Por eso aquí nadie se puede bañar en agua de rosas. Nadie se puede quedar dormido pensando que lo han coronado laureles. Quien quiera a Colombia y trabaje por ella, todos los días tiene que madrugar con renovadas energías, no a pensar en lo que resolvió ayer sino a enfrentar los nuevos desafíos, a ver como el país se mantiene en una senda permanente del progreso. Muchas gracias, Alcalde.

Ha sido gratificante trabajar con el Gobernador Juan José Cháux en estos cuatro años. Por valiente, por trabajador, porque no calcula las pequeñas cosas a ver si le salen o no le salen, sino que toma decisiones para el bien del departamento, independientemente de que lo aplaudan, no lo comprendan o lo critiquen. Muy importante tener un gobernador honesto, un gobernador trabajador.

No era fácil asumir la Gobernación del Cauca. No era fácil ganarla, frente a esa presión de los terroristas. Y no era fácil desempeñarla. Le quiero rendir un homenaje a usted, Gobernador, por esa gran gestión que ha hecho para su tierra.

Lo critican. Le critican lo de la salud. Lo que les he dicho a quienes me han abordado. Todos los trabajadores de la salud se iban a quedar sin pensiones y sin indemnizaciones, con toda la salud arruinada y todos quebrados. Hacer esas reformas es difícil. Pero con buena fe, se sale adelante.

Y quiero rendirle un homenaje también a la Fuerza Pública. Este coliseo está muy bello. Quién sabe si mis compañeros de Gobierno y yo, si el país estuviera en las circunstancias de hace cinco años, podríamos estar hoy aquí.

Hay un gran avance, no obstante hechos dolorosos, como el asesinato de nuestro candidato y uno de los candidatos a la Alcaldía. Pero hay un gran avance, que lo debemos a los soldados y policías de la patria. Hay que respaldarlos en toda hora.

Una Nación que no puede seguir con guerrilla, con paramilitares, con narcotráfico, tiene un camino: respaldar a los soldados y policías de la patria en todo momento, para que ellos nos devuelvan la tranquilidad que se requiere para que las nuevas generaciones de colombianos vivan felices.

Doctor Luis Alfonso Hoyos (director de Acción Social), le voy a pedir que nos cuente cómo va el proceso para apoyar a la familia del candidato asesinado, cómo ha sido el tema de apoyo de víctimas y de reconstrucción en el Cauca y cómo esta el tema de Familias en Acción en el departamento, aquí en Morales, también en Piendamó, cuya alcaldesa nos acompaña, y en los municipios de Suárez y Buenos Aires, aquí vecinos.

(Intervención de Luis Alfonso Hoyos, director de Acción Social).

Presidente de la República: Estamos a pocos días de elecciones. La democracia necesita dos apoyos. El apoyo de los soldados y policías de la patria para proteger a todos los candidatos, para derrotar a todos los terroristas. Y el apoyo del pueblo.

Venimos a invitarlos a ustedes a que se vuelquen el domingo. A votar. Que no quede nadie sin votar. Que en estos tres días hablen con el esposo, con la esposa, con los compañeros de trabajo, de estudio, con los vecinos. Y todos a votar por el candidato de las preferencias. A votar de corazón. A votar sin intimidación.

Tenemos que derrotar la intimidación y la corrupción. En un país donde se compra votos, se pierde la confianza. No se tiene confianza en la contratación, no se tiene confianza en la inversión. Eso sí que es grave.

Nosotros hemos recuperado confianza para invertir en este país. Por eso se pueden financiar Familias en Acción y Familias Guardabosques. Por eso se están haciendo estos 20 kilómetros de la carretera Morales-Suárez. Franklin (Villegas, alcalde de Morales) pidió que se hicieran los otros diez.

Y hemos podido avanzar en algo, a pesar de todo lo que falta, porque hay dos cositas. Porque hay seguridad y porque hay inversión. Si no hay inversión, no hay manera de atender la política social.

En las épocas en que el país no ha tenido inversión, la política social se queda en el discurso. Todos los candidatos hablan de política social, pero no lo logran.

Nosotros hemos podido, porque los soldados y policías de la patria nos han ayudado dando seguridad. Y ha venido más inversión al país. Eso es bueno. Veo que el Ministerio de Minas ha podido hacer una gran financiación del tema de electrificación en el Cauca, el Plan 2.500, el apoyo para la reestructuración hospitalaria, Familias en Acción, Bienestar Familiar. Ese es el vaso medio lleno. Hay que mirar lo que falta: el vaso medio vacío.

Pero es un país que ha ganado confianza. Y se pierde con la corrupción.

Desde Morales hago llegar el mensaje a mis compatriotas, para que nadie vote atraído por las ofertas de la corrupción y nadie vote atemorizado por la presión de los terroristas.

La política es de argumentos. No de corrupción.

La política es de persuasión con razones. No de compra de votos.

La política es de saber convencer alrededor de propuestas para el bien común. No de caudales de dinero.

Esta es una época muy indicada para hacer una reflexión sobre lo que tiene que ser la política de nuestra patria.

Y tenemos que acabar los terroristas.

Yo tengo recuerdos muy tristes del cauca. En el año 1999 – 2000 me monté en un avión en Bogotá. Venía a visitar esta tierra de la historia, del presente, del futuro, de tanto valor civil. Y detuvieron ese avión en la cabecera de la pista de El Dorado, porque le iban a poner una bomba, porque yo venía ahí. Para Popayán.

Llegué a Popayán finalmente por la tarde. La ciudad llevaba quince días de estar sitiada. Qué tristeza.

Y después presenciamos la destrucción de un pueblo. Y del otro. Y del de más allá. Y mataron la gente de Bolívar. Y la gente de Caldono.

Y recuerdo los de Bolívar cómo se rebelaron. Y se organizaron para combatir el terrorismo, porque el Estado no los protegía.

Entonces llegué a la Presidencia. Y me probaron. Que iban a sitiar a Popayán. Y le dije a la Policía y al Ejército: en este Gobierno las cosas son distintas. Más se demoran en empezar a sitiar a Popayán, que en llegar ustedes allá. En este Gobierno puede haber protesta social, pero aquí no va a haber indisciplinas. Ni va a haber bloqueo. Ni va a haber terrorismo.

Y esos bandidos todavía en este Gobierno nos destruyeron municipios como Toribío. Allá llegué a esa destrucción. Llegué con Luis Alfonso Hoyos (director de Acción Social) a ver cómo enfrentábamos ese problema. Y minutos antes había aterrizado el helicóptero del comandante de la Policía, el general Castro. Helicóptero que abalearon.

Esos bandidos de las Farc creían que todo ese corredor indígena era de ellos y podían hacer lo que quisieran. No. Ahí hemos avanzado con la Fuerza Pública.

General Barrero: ¿vamos a acabar todos los bandidos que nos quedan aquí? ara que este pueblo caucano pueda vivir libre, tranquilo, feliz, pensar como quiera, votar como quiera, vivir en esa convivencia, sin tener que estar esperando un ataque de bandidos.

Y todavía falta. Pero ahí hemos mejorado.

Hay recuerdos ingratos y hay muy gratos. Un día llegamos, un 31 de diciembre. Desde hace muchos años, yo he acostumbrado pasar el 24 y el 31 de diciembre, antes de reunirme con la familia, en una comunidad y con los soldados y policías. Y compartir con ellos unos buñuelos y una natilla. Y desearles Feliz Navidad y Feliz Año. Lo hice siempre como Gobernador de Antioquia y lo he hecho en estos años como Presidente.

Un recuerdo grato es ese 31 de diciembre cuando fuimos al Páramo de las Papas, a Valencia, una de las tierras más fértiles del mundo, a instalar el Batallón de Alta Montaña. Y me decía la gente de allá: “Presidente, hoy es una nueva Independencia, porque aquí habíamos perdido la independencia y la libertad por esos bandidos del terrorismo”.

Y cómo se ha recuperado eso allá, gracias al Batallón de Alta Montaña. Tenemos problemas. Pero madrugando todos los días a trabajar y pidiéndole a Dios que nos dé energía, los resolvemos.

Ahí nos mataron el diputado de Corinto, miserablemente, estos bandidos de las Farc. Pero allá ya está el Ejército. No salga de allá, general, hasta que salga de allá con el último terrorista preso.

Porque no puede ser que esos terroristas vivan escribiendo cartas a la comunidad internacional, hablando de derechos humanos y de derecho internacional humanitario, y asesinen, con esa frialdad, con todos los agravantes, a los ciudadanos, como asesinaron al candidato a la alcaldía, que lo citaron a Silvia. Como asesinaron al diputado en Corinto. Como asesinaron a los de El Tambo.

Ayer me contaron en Antioquia ésto. Hoy hace diez años, en un municipio que se llama San Francisco, era un sábado y al otro día había elecciones, y las Farc habían dicho que no dejaban hacer elecciones en Antioquia, que porque el Gobernador era paramilitar, refiriéndose a mí. Yo era el Gobernador.

Y el Gobierno de la época, muy miedoso, quería suspender las elecciones, y yo dije: de ninguna manera. Y me fui, megáfono en mano, a recorrer los 125 municipios de Antioquia. Y llegué a San Francisco, el día antes de elecciones, a hablar con la ciudadanía para que votaran. Y el Eln me hizo un atentado y mataron a un sacerdote que iba conmigo: el padre Antonio Bedoya. Hoy hace diez años.

Ayer llegué a San Francisco. No lo visitaba desde esa época. Una reunión muy bonita con la comunidad. Porque a pesar de que ha mejorado mucho, nos mataron a un candidato, que vivía en zona rural. Llegaron tres personas del frente noveno de las Farc, vestidos de civil, no de camuflado. Llegaron a su finca como paisanos, una finquita chiquitica, hectárea y media. Lo llamaron, delante de la señora y los hijitos, lo retiraron unos 50 metros y lo mataron con una pistola. Y se fueron.

Todo por hacer terrorismo. Una mujer y dos bandidos de las Farc. Y andan de civil. Entonces cuando el Ejército les da de baja, ahí mismo se quejan ante la comunidad internacional y ante algunas Ong’s que los consienten, diciendo que los mataron en asesinato fuera de combate.

Señores generales y coroneles: hay que instruir muy bien cada caso de bandido que se da de baja. Porque antes andaban con el cuento del paramilitarismo y ya no pueden hablar de paramilitarismo (porque hemos desmontado el paramilitarismo y eso le da autoridad moral a este Gobierno), ahora hablan es de asesinatos fuera de combate.

Y ellos arman la coartada. Van de civil. Hacen operación pistola. Como la hacía Pablo Escobar, los narcotraficantes, en el extremo demencial de su actitud criminal. Y lo mismo están las Farc. Están igualitos a Pablo Escobar.

Pablo Escobar pagaba 500 mil pesos por cada policía que mataran en la operación pistola. Igualito están estos bandidos ahora. Pagándoles a sicarios de ellos mismos para que maten un candidato o el otro en las zonas rurales, donde la gente está todavía indefensa, vulnerable. Están igualitos.

Y entonces llega el Ejército y los da de baja. Y entonces dicen: los asesinaron fuera de combate.

Por eso, señores generales, señores coroneles, con la Fiscalía hay que instruir muy bien cada caso. Porque ahora la acusación que nos quieren montar es la acusación de que se les da de baja fuera de combate.

Hemos desmontado el paramilitarismo. El país llega a estas elecciones más tranquilo, no obstante este daño que han querido hacer las Farc. Hace cinco años, quién iba a pensar que ese poder de las Farc estaría debilitado y ese poder del paramilitarismo desmontado.

Eso tipos, con esa cantidad de dinero, con ese poder, entre las Farc, el Eln y los paramilitares se habían distribuido el país. Ya la gente no consideraba al Estado, sino que tenía que vivir atemorizada en sus regiones, para rendirle pleitesía al grupo criminal que dominaba la región.

El Estado había sido derogado y había sido sustituido por los usurpadores terroristas. El paramilitarismo está desmontado. Quedan guerrillas y bandas criminales de narcotráfico.

¿Por qué digo que el paramilitarismo está desmontado? Sus jefes están en la cárcel. Cuarenta y seis mil desmovilizados en este Gobierno: más de 32 mil paramilitares y más de diez mil guerrilleros. Sin antecedentes.

¿De dónde surge la palabra “paramilitar”? Ese vocablo se utilizó para denominar a las bandas privadas criminales que se organizaron para combatir a la guerrilla. Hoy la única institución que combate a la guerrilla es la Fuerza Pública, por mandato de la Constitución.

El país recuperó ese monopolio. Un gran avance para la democracia. Honra a este Gobierno. A la Fuerza Pública. Ustedes recorren el país y ven guerrilla en un proceso de debilitamiento. En una actitud demencial de operación pistola, pero en un proceso de debilitamiento. El narcotráfico también en un proceso de debilitamiento. Y bandas criminales. Pero ya no ven organizaciones privadas del crimen para combatir a la guerrilla, que eran los paramilitares. Un gran avance.

La semana pasada tuve una reunión con el Fiscal y los ministros del Interior y de Defensa para ver el avance de la Ley de Justicia y Paz. Cuarenta y seis mil desmovilizados. Han aparecido 87 mil víctimas. Es la gran cantidad de víctimas que no se conocían. Cadáveres enterrados en esas fosas comunes, por asesinatos que se sucedieron especialmente entre 1996 y el año 2001. Pero la gente tiene hoy más confianza.

Y conocí confesiones que lo maltratan a uno. Decía el Fiscal que alguna de las persona que ha confesado en la Ley de Justicia y Paz, dice que antes de asesinar a su víctima le cortó extremidades, le sacó un ojo y, después de asesinar a su víctima, le cortó la cabeza y jugó fútbol.

Salí de esa reunión con tres sentimientos.

Un sentimiento de dolor por esos hechos de barbarie que uno pensaba ya no se estaban dando en Colombia.

Un sentimiento de contento de que este Gobierno, con la Fuerza Pública, haya podido avanzar tanto en el desmonte de la criminalidad.

Y un sentimiento de indignación. Porque lo que encuentran mis enemigos políticos para decir que es paramilitar el Gobierno que ha desmontado el paramilitarismo.

Un Gobierno que lleva cinco años tiene es que hablar con hechos. No con palabras.

Yo juego con los hechos. Ahí están desmontado esos paramilitares. Ahí están la mayoría de esos líderes en la cárcel.

Y un poder que había crecido tanto, como el de la guerrilla. Hace cinco años los opositores míos recorrían por ahí los pueblos diciendo: “No voten por Uribe, que es paramilitar”. Y muchos de ellos no se atrevían a decir que era que le temían a un Gobierno mío, porque llegaría a acabar por igual con paramilitares y guerrilla.

Eso sí: de los paramilitares se morían de miedo. No modulaban una palabra contra los paramilitares. Hoy sí hablan de ellos porque están en la cárcel. Hablar mal de los presos es tan fácil como hablar mal de los muertos. Valiente gracia.

Este es el Gobierno que ha desmontado el paramilitarismo.

Entonces vengo a pedirles que sigamos apoyando la Seguridad Democrática y que al señor Maruñando y al señor Briceño, el señor ese Mono Jojoy, y al uno y al otro los vayamos dejando solos. Y si no los podemos capturar, tengan que envejecer por ahí aislados, comiendo raíces en el monte. Pero eso necesita fortaleza. Eso necesita toda la determinación. Con esos bandidos no es jugando pisingaña.

A mí me dicen por ahí: “Presidente, es que a usted lo odian las Farc”. Y digo: “Hombre, qué bueno, ¿yo acaso necesito que esos bandidos me amen?”.

Además esos bandidos finalmente al que odian es porque le temen. Y ellos mientras estén inflados y llenos de plata y de poder, no negocian. Ellos no van a negociar por amor a la paz. ¿Saben qué día van a negociar? Van a negociar el día que se den cuenta que necesitan la paz. No van a negociar por convicción. Van a negociar por necesidad. Y esa necesidad la va a causar la Fuerza Pública, combatiéndolos.

Yo creo que una gran votación el domingo genera un gran respaldo a la democracia colombiana”.
 
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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