Palabras del Presidente Uribe en el aniversario 50 de la Fundación Clínica Shaio
Octubre 19 de 2007 (Bogotá D.C.)

“Al Ministro de la Protección, a mis compañeros de Gobierno y a mí, nos honra inmensamente acudir esta noche, a festejar con ustedes los primeros 50 años de la Clínica Shaio, que honra a Colombia, a su medicina, a su emprendimiento, a su solidaridad, a la capacidad de superar dificultades y a la vocación científica.

Rendimos un homenaje a quienes han hecho posible esta gran tarea a lo largo de estos 50 años. A quienes la iniciaron: a don Abood Shaio, y a los doctores Alberto Bejarano, Salomón Perman, y Fernando Valencia. A quienes durante estos 50 años, han llevado el timón en una y otra ocasión.

Y muy especialmente, al equipo que en la última década tomó la decisión de que esta Fundación no se podía cerrar. El pueblo colombiano no lo entendería. Equipo encabezado por el presidente de la junta directiva, el doctor Fabio Echeverri Correa.

Recuerdo que se iniciaba el Gobierno, y regresaba yo con el Ministro de Minas de Cartagena, enfrentando un problema bien difícil, porque las compañías electrificadoras españolas, que habían adquirido las electrificadoras privadas de la Costa, habían tomado la decisión de irse del país. Y cuando aterrizaba en Bogotá, me llamó Juan Luis Londoño, el entonces ministro de Protección, ese gran líder del tejido social de la Nación -que el Creador sabrá por qué nos lo quitó en temprana hora- y me dijo que tenía un problema inmenso, porque lo había llamado el doctor Fabio Echeverri, a decirle que estaban sin luces, que esa noche, probablemente, tenían que declarar que la Clínica no podía superar la ley de refinanciación de pasivos, y que la única opción era el cierre.

Qué diferencia la angustia de aquella noche, en el estado de ánimo, con el entusiasmo y la esperanza de hoy.

Muchas gracias a ustedes, porque en estos 50 años le han brindado a Colombia esta gran posibilidad, y porque no sucumbieron, superaron las dificultades con todo el tesón, y hoy, al celebrar estos 50 años, nos permiten a los colombianos soñar con 50 años nuevos de esplendor de la Clínica Shaio.

Les han correspondido etapas muy diferentes.

Yo diría que una de las pocas revoluciones que ha vivido nuestra Patria, ha sido la revolución de la Ley 100. Antes de ella, el acceso a las clínicas era un acceso limitado a la capacidad económica de los pacientes. Después de ella, Colombia ha visto desfilar por las clínicas mejores, a los pacientes de todos los niveles económicos.

Y qué buen servicio ha prestado allí la Clínica Shaio, no obstante las dificultades que se generan, porque un día se retrasa la cuenta de una ARS, al otro día hay un problema con la cuenta de una EPS, o porque se han glosado unas cuentas del Fondo de Solidaridad, que nutre buena parte de los recursos de la salud.

Pero ahí han estado ustedes, cumpliéndole a Colombia.

Y cómo le han cumplido a la universidad, a la formación científica, a la preparación de los médicos y a la especialización de los médicos.

En la bella y sentida intervención que acabamos de escucharle al doctor Fabio Echeverri, hace él la relación de las universidades que están académicamente, científicamente, integradas con la clínica.

Cuánto lo agradecen los colombianos, al saber que por aquí han pasado, durante 50 años, cuatro generaciones de científicos de primera calidad.

Creo que el clima de optimismo que se vive hoy en la clínica, es un clima que se vive en muchas partes del país, y que tenemos que procurar consolidar y cuidar.

Mientras algunos países de América Latina han venido por el camino del estatismo, Colombia ha reiterado su adhesión a la iniciativa privada. Ordinaria o social, como es esta fundación de la Clínica Shaio. Con responsabilidad social, como siempre la ha ejercido la Clínica Shaio.

Tenemos un ideal de Gobierno: crear confianza en nuestra Patria. La recuperación de la Clínica Shaio, fue también una decisión de reiteración de confianza en Colombia.

Los recientes sucesos de Ecopetrol, empresa que hace cinco años nadie le habría anticipado la posibilidad de una reforma laboral, pensional, menos de una capitalización con aportes privados, muestran que los colombianos tienen confianza en la Patria; 520 mil colombianos suscribieron acciones de Ecopetrol, más siete millones de trabajadores, dueños de los fondos de pensión.

Confianza en la Patria.

Y para ello estamos trabajando tres objetivos de Gobierno: la Seguridad Democrática, la confianza inversionista y el cumplimiento de la política social.

Hay que perseverar.

En Seguridad Democrática vamos ganando, pero no hemos ganado todavía. Por eso se necesita una férrea determinación, inculcar en la razón y en el corazón de los colombianos, el imperativo de que la seguridad debe convertirse no solo en una política de Estado, sino en una aceptación general ciudadana de ser un valor imprescindible de la democracia.

Nuestro segundo objetivo: la confianza inversionista. Sin ella, no se da esa prosperidad económica requerida, para poder cumplir con el tercero, las metas sociales.

Y los tres están profundamente conectados. Hay más confianza en el país, porque se percibe una férrea determinación de avanzar hacia el logro total de la seguridad. ¿Qué subsisten problemas? Pero por el otro lado, de los 60 mil terroristas que maltrataban a la Nación hace cinco años, hemos desmovilizado 46 mil.

¿Qué subsisten amenazas? Pero los colombianos en todas las regiones de la Patria están hoy más tranquilos, más confiados, más esperanzados.

Eso ha posibilitado que renazca la confianza inversionista en el país.

Hace cinco años, de cada cien pesos que producíamos, invertíamos entre 12 y 15, ahora entre 26 y 28. Solo nos supera un país de América Latina, pero en él, toda la inversión la está haciendo el Estado.

Lo que marca la diferencia, es que de esos 26 - 28 puntos de tasa de inversión en Colombia, 19 - 22 hoy están a cargo del sector privado.

Me asombra, gratamente, que después de aquella notificación hacia el deceso, de la Clínica Shaio, hayamos podido presenciar en pocos meses ese giro extraordinario, las nuevas inversiones tan importantes en equipo, en equipo de la más alta calidad científica, de la nueva generación, y todas las proyecciones.

Darle confianza al sector privado, persistir en la seguridad, utilizar el instrumento tributario para promover la inversión, garantizar la estabilidad en las reglas de juego, luchar por la salud fiscal de la Nación, para mantenerla en una senda de reducción del déficit, de reducción del endeudamiento, y buscar nuevos modelos como las zonas francas especiales, nos ayudan a que se proyecte en el tiempo una gran confianza inversionista.

El decreto de las zonas francas especiales, le permite a las clínicas y hospitales operar como tales, cumpliendo unos requisitos. Se aplicará una tarifa de renta del 15 por ciento. Y en el caso de la Clínica Shaio, no interesa por su naturaleza jurídica de fundación sin ánimo de lucro.

Pero también las entidades que con sus nuevas inversiones, clínicas y hospitales, reúnan los requisitos de ese decreto, podrán traer al país los equipos sin arancel y sin IVA.

El Ministro (de la Protección Social) ha tenido inmensa confianza en que ello tiene que contribuir, a que avance la dotación científica del sector hospitalario del país, y que Colombia consolide su vocación, bien refrendada y bien reciprocada por la comunidad internacional, de ser un país altamente atractivo, para atender a los pacientes internacionales, en aquello que se llama el turismo de la medicina.

Invito esta noche a la Clínica Shaio, para que piense en los nuevos desarrollos, aprovechando estos instrumentos estatales los fomentan.

Y para que nos ayude con ello en uno de los principales objetivos de la tercera acción del gobierno: la política social, el objetivo de avanzar sustancialmente en la cobertura y en la calidad de salud para los colombianos.

Hace cinco años teníamos 10 millones 700 mil compatriotas vinculados al régimen subsidiado de salud, terminamos este año con 20 millones.

Hace cinco años teníamos 13 millones de compatriotas vinculados al régimen contributivo de salud, terminamos este año con 16 millones y medio.

Pero una meta, muy exigente, y todo el entusiasmo para cumplirla: que en diciembre de 2009 – marzo de 2010, podamos decir que Colombia tiene plena cobertura en salud.

No será todo. El Gobierno nuestro tiene que dejar, además, las bases para que las administraciones que nos sucedan puedan hacer los saltos fundamentales que se todavía se requieren en calidad, y se pueda nivelar el Plan Obligatorio del régimen Subsidiado con el Plan Obligatorio del Régimen Contributivo. Ustedes son socios imprescindibles en esa tarea.

Y por supuesto, la reforma de la Clínica Shaio, su lucha para superar una crisis que la tuvo al borde de desaparecer, es ejemplo para toda la gerencia hospitalaria del país.

El Ministro, hombre íntegro, patriota y laborioso, suele decir que en Colombia no hay crisis de hospitales, sino crisis de gerencia hospitalaria.

Si bien hemos reformado 220 hospitales públicos, empezando por el González Valencia, de Bucaramanga; la Red Hospitalaria de Santander; los Universitarios de Cartagena, de Barranquilla y de Santa Marta; redes hospitalarias en muchos sitios del país, quedan muchos por reformar.

Estaban dependiendo de la politiquería y de los excesos sindicales. Los reformados hoy han eliminado lo uno y lo otro, y la vigilancia del Gobierno tiene que ser rigurosa, para que no recaigan en esas enfermedades.

No podemos tener los abusos del viejo sindicalismo, ni tampoco las distorsiones de las cooperativas de trabajo asociado. Se necesita un gran equilibrio laboral para garantizar la equidad que estimula, y al mismo tiempo, una estructura razonable de costos que garantice sostenibilidad en el largo plazo.

Nuestro gobierno ha reformado más de 400 entidades del Estado, empezando por Telecom, la última Ecopetrol. Y queremos trabajar incesantemente, con toda la dedicación, en la reforma de todas las entidades del Estado, hasta el último día de nuestra administración.

Hemos emprendido un camino difícil. La reforma de otra entidad que parecía intocable por los radicalismos ideológicos: el Seguro Social. Primero, separamos las clínicas de la parte central del Instituto, donde quedaron la empresa promotora de salud, la de pensiones y la de riesgos profesionales.

Esa reforma, de la primera administración, no podía ser percibida por la opinión pública, porque no se traducía en mejoramiento de calidad, pero era fundamental en la visión del Gobierno, porque se constituía en el primer paso que hacía posible la segunda reforma.

Hemos entrado en la segunda reforma, tanto en el área de las clínicas, como en el área de las tres entidades que prestan los servicios de pensiones, riesgos profesionales y de aseguramiento en salud.

Ya hemos entregado a terceros administradores, clínicas como la de Cartagena, hoy en manos de la Fundación San Juan de Dios. La visité hace poco con el Ministro, y cuando nos aproximábamos a la clínica le dije: “cómo me irán a recibir acá de bravos. Cómo estarán de bravos con esta reforma. ¿Ministro, por qué me trae? ”.

Me dijo: “pues Presidente, usted se le mide a todo”. Allá llegamos. Mi sorpresa es que primero saludé a las enfermeras y estaban contentas. Después saludé a los médicos y no estaban bravos. Y empecé a percibir que ellos sentían que se estaba haciendo el tránsito del desgreño administrativo a la eficiencia social.

Finalmente saludé las filas de pacientes, que no eran tan extensas como las anteriores, y la ciudadanía más animada.

Semejante experiencia vivimos en la Clínica Campo Serrano, del Seguro Social, en Santa Marta, hoy administrada por la Fundación Cardiovascular de Bucaramanga. Excelente.

Hemos emprendido la reforma de las clínicas de Medellín, y la reforma de las clínicas de Bogotá.

Guapo este Ministro, le sabe poner el cascabel al gato.

Hace unos años, yo le habría dicho: “imposible reformar las Clínicas del Seguro Social de Bogotá, con ese radicalismo político que impedía la reforma”. Se está logrando, estamos en la etapa de transición, ya se liquidó la vieja estructura, hay un operador provisional, y estamos en pleno proceso de seleccionar nuevos dueños y/o operadores.

Vamos a hacerlo con todas las clínicas del Seguro.

No puede ser que haya clínicas excelentes, como la Clínica Shaio, y que a pocas cuadras haya clínicas del Estado, donde los pacientes son maltratados en su dignidad, arrumados en los pasillos y mal atendidos.

Por eso, hay que comprometernos nosotros como Gobierno, con todos los compatriotas, para que nuestra administración pueda dejar las clínicas del Seguro Social, en un nivel que puedan emular en calidad con clínicas, como esta Clínica Shaio. Es de justicia elemental frente a nuestros compatriotas. Y con devoción, con amor a la Patria, que se superan las dificultades, lo vamos a lograr.

Estamos también en el proceso de reformar la EPS. Confío que el primero de enero los colombianos tengamos la oportunidad de afiliarnos a la nueva EPS que va a sustituir la del Seguro.

Una sociedad entre una compañía de seguros del Estado y las cajas de compensación familiar, fundamentalmente social.

La contradicción que proponemos, no es la contradicción tradicional entre lo privado y lo público, sino la contradicción entre el desgreño estatal y la eficiencia social.

La Clínica Shaio, hoy es ejemplo clarísimo de eficiencia social. Fundación sin ánimo de lucro, por ende no reparte utilidades. Con un gran compromiso científico que rebasa cualquier cálculo financiero y, al mismo tiempo, con todas las reglas de eficiencia óptimas del sector privado.

Qué bueno, que sea lo que podamos nosotros replicar en el Seguro Social.

Quiero reiterar ante ustedes, una comunidad tan representativa, mejor de la Colombia de la salud, nuestro compromiso para continuar en ese proceso transformador.

Los felicito de todo corazón. Les ha tocado vivir momentos muy difíciles, pero los han superado, y hoy con lo que están haciendo le dan mucha esperanza, mucha alegría a Colombia.

En memoria de los fundadores, nuestra gratitud a quienes hoy los representan.

A usted, doctor Fabio, nuestra felicitación por lo que han logrado en los últimos años.

A los médicos, a los funcionarios administrativos, a toda la familia de la Clínica Shaio, la expresión de gratitud en nombre de todos los colombianos.

Apenas empiezan. Ánimo, que en dos años y medio tenemos que tener plena cobertura de salud en Colombia.

Muchas gracias y muchas felicitaciones”.

 

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