“Quiero dar un saludo inmensamente respetuoso a todos ustedes.
Agradecer las palabras llenas de generosidad de sus directores, del Presidente de su Junta, el doctor Marco Llinás Volpe, y del Presidente Ejecutivo, el doctor Carlos Delgado Pereira.
Tengo mucho que agradecerle, doctor Carlos. Su apoyo de todas las horas ha sido un acicate muy importante para nuestro Gobierno, para nuestra carrera pública.
Y usted no empezó a apoyarme en la primera campaña presidencial. En aquellas campañas del Congreso de la República por la Ley 50, por la Ley 100, momentos difíciles, siempre sentí su apoyo. Ese apoyo compromete mucho mi afecto por Colombia.
Para mis compañeros de Gobierno y para mí es de gran importancia acudir a esta cita. Esta es una de las oportunidades en que nos vemos obligados a hacer rendición de cuentas al país que ustedes representan. Al país que, por su actividad, ustedes todos los días examinan, pulsan, le toman la temperatura.
Permítanme expresarles que nosotros seguimos insistiendo en la palabra ‘confianza’, como la palabra que dirige nuestra acción de Gobierno.
Si nosotros comparamos a Colombia con esta figura, aquí arriba hemos escrito la palabra ‘confianza’: confianza para vivir en Colombia, para trabajar en Colombia, para estudiar en Colombia, para invertir en Colombia.
Cuando hacíamos nuestra primera campaña presidencial, muchísimos estudiantes universitarios nos decían que ellos querían irse definitivamente de Colombia, sin vocación de regreso. Percibíamos en ello desprendimiento, desarraigo.
Ese diálogo nos inspiró la necesidad de encontrar en la palabra ‘confianza’, una palabra rectora de nuestra acción pública.
Y la soportamos en tres pilares: seguridad desde la democracia. Es muy importante insistir todos los días desde la democracia.
En nuestro país tuvimos una larga época de desidia frente a la propuesta de seguridad. Se confundía la civilidad con la debilidad. A nadie que se comprometiera con la seguridad se le auguraba buen éxito político.
Y la comunidad internacional se inclinaba a pensar que todo proyecto de seguridad de América Latina era un camino a la dictadura, porque algunos proyectos de seguridad de América Latina habían terminado en dictaduras de terrorismo de Estado.
De ahí la importancia de insistir en la prédica y en la congruencia práctica de un proyecto de seguridad desde la democracia, que es uno de los presupuestos para que se dé el segundo pilar: inversión desde la responsabilidad social.
Los dos van creando unas condiciones de prosperidad que permiten llegar al tercer pilar: la construcción de cohesión social que, a su vez, se convierte en un legitimante que le da sostenibilidad en el tiempo a una política de seguridad y a una política de confianza inversionista.
Seguridad
En materia de seguridad, bajo la conducción del Ministro (de Defensa) Juan Manuel Santos, seguimos avanzando, sin que el problema se haya resuelto totalmente.
Pero se ha logrado un gran intangible: los colombianos hoy están convencidos de que es posible que nuestro Estado de Derecho supere esta larga pesadilla del terrorismo; que nuestro Estado de Derecho finalmente derrote a todos aquellos que no se avengan a una negociación razonable.
En lo que va del año se han acumulado 89.660 delitos, frente a 127.374 del mismo periodo del año anterior. 37.714 delitos menos; un 30 por ciento menos en criminalidad.
Si a las cifras oficiales de los años previos a nuestro Gobierno se suman los homicidios comprobados con el hallazgo de fosas comunes, Colombia tuvo años de 35 mil asesinatos. Todavía muchos: 16 mil, que aspiramos que sea la cifra máxima de este año, todavía es mucho. Pero la tendencia es buena.
A la fecha llevamos 1.042 homicidios menos que en la misma fecha del año pasado.
Confianza inversionista
Permítanme referirme a nuestro segundo pilar: la confianza inversionista. En un momento donde la economía tiene dificultades que estamos obligados a superar.
Sentía una gran responsabilidad de acudir hoy a esta cita de ustedes, justamente porque el compromiso para el Gobierno es mayor cuando hay dificultades en algunos de los frentes, que cuando no las hay.
Nosotros sustentamos la confianza inversionista en varios elementos. La sustentamos en darle garantías al sector privado, doméstico e internacional; la sustentamos en la continuidad de la política de Seguridad Democrática; la sustentamos en la lucha permanente por una mejor macroeconomía; en los estímulos a la inversión, en los avances para la estabilidad en las reglas del juego, en la búsqueda de mercados internacionales.
Responsabilidad social
Permítanme, antes de referirme a cada uno de estos puntos, decir que así como sustentamos en ellos la confianza inversionista, la condicionamos a que la inversión se haga con responsabilidad social. Es lo que le da sostenibilidad.
Responsabilidad social que entendemos como transparencia en las relaciones entre los inversionistas y el Estado. Transparencia en la tributación, en la contratación, en la solución de disputas.
Responsabilidad social como solidaridad de la inversión con las comunidades, en temas bien importantes como el ambiental.
Por ejemplo, un país que puede convertirse en el primer productor mundial de carbón, que en los próximos años podrá estar exportando 110, 115 millones de toneladas de carbón al año, tiene que ser muy cuidadoso en la observancia rigurosa, no solamente de los textos legales, sino también de los reclamos comunitarios en materia de medio ambiente.
Hemos buscado esa responsabilidad social -sin maltratar a las comunidades que reclaman y sin hostilidad a los inversionistas de las actividades extractoras-, a través de un diálogo permanente, de cara a la opinión pública; un diálogo de Gobierno, inversionistas, comunidades.
Otro ejemplo bien importante es el de la producción de biocombustibles, en lo cual Colombia tiene un inmenso potencial.
Hace cinco años no producíamos un litro de biocombustibles. En los próximos días, con la inauguración de la planta de Riopaila, estaremos produciendo millón 350 mil litros diarios de etanol y al final de año, cuando entren las plantas cuya construcción está próxima a concluirse, estaremos produciendo un millón de litros diarios de biodiesel, a partir de palma africana.
Pero tenemos que mostrar inmensa responsabilidad social en aquello del medio ambiente.
Por eso, tenemos que desarrollar estas actividades sin afectar nuestra selva, cuyo cuidado es nuestro mejor aporte a la lucha contra el calentamiento global, y sin competir con los terrenos necesarios para la seguridad alimentaria.
Colombia todavía tiene 578 mil kilómetros de selva; algo más de la mitad del territorio. Hemos avanzado con 66 mil Familias Guardabosques, familias campesinas que antes estaban vinculadas a la droga y que hoy están dedicadas al cuidado de la selva, supervisadas por Naciones Unidas y que reciben un pago aproximadamente de dos mil dólares familia por año, de parte del Presupuesto Nacional.
El cuidado de la selva es fundamental para el desarrollo de esta actividad tan promisoria para Colombia. Y siempre la destaco porque todos los días converso con inversionistas domésticos o internacionales, interesados en el desarrollo de los biocombustibles.
Hay que anotar que el país tiene 43 millones de hectáreas de sabana. Solamente estamos llegando a cinco millones dedicadas a la agricultura y contamos con 24 millones de cabezas de ganado. Sin tocar la selva, ese hectariaje de sabana nos a un horizonte ilimitado para ser compatible la seguridad alimentaria con un gran crecimiento de la producción de biocombustibles.
La tercera expresión de responsabilidad social es la fraternidad laboral. Al país le hace mucho daño el odio de clases que sembraron orientaciones políticas y extremismos sindicales o el capitalismo salvaje.
Creemos que es muy importante para la sostenibilidad en el largo plazo de la confianza inversionista, una armonía que resulte de la fraternidad laboral.
Legislación laboral
Quiero referirme a los últimos desarrollos en materia de legislación laboral para concluir este punto, pidiendo a todos ustedes que nos ayuden a crear una conciencia colectiva sobre la necesidad de dar en Colombia una gran señal de estabilidad laboral.
Recientemente hemos aprobado dos leyes de gran importancia. Una que les impone obligaciones a las cooperativas de trabajo asociado y la segunda relacionada con la calificación de la ilegalidad de la huelga y con la competencia para convocar tribunales de arbitramento.
Las cooperativas de trabajo asociado han crecido vertiginosamente en Colombia como canales de vinculación de trabajadores. Tienen ya 600 mil trabajadores y su tasa de expansión es muy elevada. Creemos que no se puede desacreditar el instrumento cooperativo.
En buena hora acabamos de sancionar una Ley aprobada por el Congreso que les dice a estas cooperativas que tienen que ser empleadores reales y no intermediarios laborales. Que tienen que cumplir con todas las prestaciones laborales, con los pagos parafiscales. Que tienen que cumplirles a los trabajadores con la seguridad social.
No nos fuimos al extremo de prohibir el cooperativismo como canalizador de mano de obra, pero tampoco podíamos seguir sin imponer unos condicionamientos que iban a frustrar ese instrumento, que lo iban a desacreditar.
Llamamos la atención de los empresarios colombianos para que le ayudemos al país cumpliendo rigurosamente esa nueva norma, que es una norma de armonía.
La segunda ley laboral, sancionada hace dos semanas, dice que en adelante no será el Ejecutivo el que diga si una huelga es legal o ilegal, sino que traslada esa competencia a la Justicia.
Además, expresa que, en adelante, cuando una huelga complete 60 días, no será el Ejecutivo el que le pueda poner fin convocando a un tribunal de arbitramento, sino que ese tribunal de arbitramento deberá ser convocado por el consenso de empleadores y trabajadores, con una eficaz participación de la Comisión de Concertación Laboral.
Estos dos temas ayudan a Colombia a ponerse al día con la Organización Internacional del Trabajo.
Estabilidad laboral
¿Qué sigue?: Estabilidad laboral.
Mis compañeros de Gobierno y yo le estamos pidiendo al Congreso que entremos en un periodo de estabilidad en la normatividad laboral; que demos seguridad laboral.
Hemos hecho los ajustes que podía hacer el país. Es hora de quedarnos quietos en la materia, porque hemos logrado un gran equilibrio.
Yo creo que si miramos la reforma laboral de 1990 -los mayores aquí recordamos y el doctor Carlos Álvarez fue uno de mis apoyos- que de no haberse eliminado la retroactividad de las cesantías, hoy estaríamos contando otro cuento en materia de empresa privada en Colombia y se habrían burlado los derechos de millones de trabajadores, que tenían acreencias muy cuantiosas en el papel y que a la hora de hacerlas eficaces crecía la tendencia de perderlas.
Hicimos la reforma laboral de 2002 con Juan Luis Londoño, que tanto ha ayudado al florecimiento del sector de los servicios, al avance del Sena; que racionalizó los recargos; que tanta oposición tuvo y que por fin recibió el exequatur de la Corte Constitucional.
Y acabamos de introducir estas dos leyes. El país cuenta en mi concepto con una legislación laboral equilibrada: le da al empleador un suficiente margen de flexibilidad para contratar y desvincular y le da al trabajador una suficiente garantía de estabilidad.
Todavía hay empresarios que dicen: ‘Presidente, eliminen la tabla de indemnizaciones’. Y hay sectores, trabajadores que quieren regresar a la Legislación anterior a 1990.
Pensamos que en el punto al cual hemos llegado tenemos un buen equilibrio.
Ese equilibrio laboral es una de las cuatro razones adicionales que mis compañeros de Gobierno y yo invocamos como ventajas para invertir en Colombia.
La segunda es que Colombia tiene muy buena gerencia. Se reconoce en el extranjero. Los inversionistas internacionales que llegan a nuestro país así lo acreditan.
La tercera es que Colombia tiene un proceso muy rápido de calificación de fuerza de trabajo.
Y la cuarta es que Colombia le ofrece a todo inversionista internacional la posibilidad de encontrar magníficos socios para desarrollar sus programas de emprendimiento en nuestro suelo.
Esas son las tres condiciones para la responsabilidad social: la fraternidad laboral, la solidaridad con las comunidades y la transparencia.
Elementos que sustentan la confianza inversionista
Veamos los elementos que sustentan la confianza inversionista:
Primero: mientras hay países en el continente -y la tendencia aún es preocupante- que quieren volver a los estatismos que fracasaron en la Unión Soviética, a los estatismos que fracasaron en la Revolución Boliviana de 1950, en el Gobierno de Getulio Vargas en el Brasil, en la revolución del general Velasco Alvarado (Juan Francisco) en el Perú, nosotros le damos todas las garantías a la inversión privada, doméstica e institucional.
Yo no se qué pasa con la historia de América Latina: si es que no se estudia bien o si se pretende insistir en fracasos.
Y cuando uno ve que algunos en el continente quieren desarrollarse sobre un empresarismo de monopolio estatal, eso invita a recordar el colapso de Unión Soviética.
Los historiadores no han concluido para decirnos qué incidió más en la llegada de la Perestroika: si la falta de libertades o el cansancio de los ciudadanos soviéticos por unos monopolios de Estado, ineficientes, que les trasladaban una mala calidad en los productos y servicios y unos muy altos precios y que los dejaban muy rezagados frente al mundo de la iniciativa privada.
Por eso tememos que América Latina pudiera tener una nueva época de monopolios estatales.
¿Que tal que lleguemos a un momento de crisis energética por agotamiento de petróleo y hayamos perdido esos años de prosperidad petrolera, y el momento nuevo nos encuentre con falta de competitividad, derivada del predominio de los monopolios estatales?
Hay que alinderarnos y decirle al mundo que aquí hay todas las garantías para la empresa privada nacional e internacional.
Tema macroeconómico
Hemos avanzado en el tema macroeconómico.
En pocos años Colombia pasó de un endeudamiento del 14, 16 por ciento del PIB, a un endeudamiento de casi el 50 (por ciento). Debemos terminar este año con un endeudamiento del 27 (por ciento).
Si no hubiéramos retirado a Ecopetrol por la reforma de las cuentas nacionales, tendríamos un endeudamiento ya del 25, porque Ecopetrol no debe un peso. Al contrario, es un acreedor neto de elevadísimas sumas.
Seguimos en la tarea de ir reduciendo el endeudamiento, a pesar del momento difícil de algunos indicadores de la economía.
Desde diciembre de 2006, el Gobierno no monetiza un solo crédito en dólares.
En cuanto al déficit, si sumamos al déficit del Gobierno Nacional central la obligación de trasladarle una suma anual al Seguro Social para que pueda pagar las pensiones, ese déficit era del 7.5.
Solamente este año hay que trasladarle al Seguro Social 6 billones 400 mil millones de pesos, para que pueda pagar pensiones.
El pago de un año al Seguro Social puede valer más de lo que nos puede costar la doble calzada Bogotá-Santa Marta-Autopista del Sol.
El año entrante, la transferencia al Seguro Social será de 8 billones de pesos. Ese déficit, que estaría alrededor del 7.5 (por ciento del PIB), el año pasado se situó en el 3.2 (por ciento del PIB). Confiamos terminar este año alrededor del 2.9 (por ciento del PIB).
Y el déficit consolidado del sector público se ha reducido del 4.2 (por ciento del PIB) a un margen entre 0.8 (por ciento del PIB) y el 1.4 (por ciento del PIB).
Algunos dicen que el Gobierno nuestro podría acelerar más la llegada al equilibrio. Piden más recortes. Se quejan de algunos programas sociales como Familias en Acción, a los cuales me voy a referir más adelante.
Apreciados compatriotas, quiero compartir con ustedes esta reflexión: en el continente hay algunos países con muy buenos indicadores macroeconómicos, mejores que los nuestros, pero con una confrontación social muy aguda, mucho más amenazante que la nuestra.
¿De qué sirven indicadores económicos excelentes, si la confrontación social puede llevar a cambios abruptos en la orientación política?
Nosotros, en alguna forma, hemos hecho una escogencia: preferimos llegar más lentamente –si se quiere, aplazar la llegada al equilibrio fiscal- pero invertir más en lo social, para acelerar la construcción de armonía social.
Para tener confianza inversionista es importante mirar el grado de armonía social, que es lo que finalmente determina el grado de sostenibilidad en el tiempo de unas políticas.
Cuando nosotros insistimos en demorar la llegada al equilibrio para poder invertir más en lo social, es porque estamos buscando que haya ese nivel de armonía que permita dar estabilidad, en el largo plazo, a unas políticas fundamentales, como la política de confianza inversionista.
Reforma administrativa
Otro tema de gran importancia para la confianza inversionista es el de la reforma administrativa, vinculado al que ya acabamos de introducir de gasto público.
Nuestro gran esfuerzo en materia de gasto público ha girado alrededor de la reforma administrativa.
Hemos reformado 411 entidades del Estado. Con ustedes, hace tres años, examinamos en extenso la reforma de Telecom. Era la primera, pero no la última.
Hemos reformado Ecopetrol, se eliminó la vieja EPS del Seguro y ha nacido una nueva, en la cual el Estado es dueño del 50 por ciento menos una acción y la mayoría es de propiedad de las cajas de compensación que son sus operadoras.
Hemos reformado ya muchas de las clínicas del seguro. Las recuperamos de esa mezcla tan dañina de la politiquería, la corrupción, los excesos sindicales, para hacer un tránsito del desgreño estatal a la eficiencia social.
Para no citar sino el ejemplo de Bogotá, porque ya los hay muy importantes en Medellín, en Cartagena, en Santa Marta, las clínicas del Seguro ya fueron entregadas a una sociedad de la Caja de Compensación Compensar, la Universidad del Rosario y la Fundación de Hermanos de San Juan de Dios.
Aspiro que para diciembre, cuando habrá de haber avanzado muchísimo el esfuerzo de actualización de sus nuevos propietarios, podamos decirles a los compatriotas de Bogotá que ya tienen una mucha mejor calidad de atención en las viejas, remozadas clínicas del Seguro Social en la ciudad Capital.
Era muy difícil anticipar estas reformas por los radicalismos ideológicos que las obstaculizaban.
Si a míe me hubieran preguntado hace 5 años: ‘¿Se va a reformar a Ecopetrol?’. Les habría dicho: ‘Vamos a intentar hacerlo en lo pensional y en laboral’. Si me hubieran dicho: ‘¿Lo van a convertir en una entidad mixta?’, no me habría comprometido.
Los radicalismos ideológicos han aplazado muchas reformas en el país. Por eso hay que tener fortaleza y persistencia para combatirlos y avanzar en el camino de las reformas.
Esta reforma de Ecopetrol: al reformar el tema laboral y el tema pensional, se le da factibilidad a la empresa en el largo plazo. Al haber hecho la capitalización, la empresa pasa de una capacidad de invertir 700 millones de dólares al año, a una capacidad de invertir más de 4 mil millones de dólares al año.
Hoy es socia, hombro a hombro, de Glencor, para una inversión que ascenderá finalmente a 2 mil 700 millones de dólares en la refinería de Cartagena, que la pondrá al nivel de una de las refinerías más importantes del mundo.
Hay que sacar estas reformas adelante, no obstante otras tendencias en América Latina y nuestros radicalismos ideológicos.
Se sacó adelante esta reforma y hay que aplaudir al Congreso que la apoyó, cuando en América Latina, hoy, prevalece la tesis de que los hidrocarburos solamente se pueden manejar con monopolios de Estado.
México, liderado por el Presidente Felipe Calderón, quien ha hecho todos los intentos por vincular inversión privada al tema de hidrocarburos, no lo ha podido, a pesar del liderazgo de su Presidente, porque en las mayorías políticas todavía se reflejan esos fundamentalismos ideológicos.
El ambiente latinoamericano sobre la materia le da más mérito a la decisión de nuestro Congreso, con la reforma de Ecopetrol.
Que importante poder decirle al país que lo que era imposible de anticipar, como esa reforma de la empresa del Seguro Social, de la empresa de la EPS, que hemos logrado superar esas dificultades y que se ha hecho esa reforma.
Vamos a continuar las reformas. Todavía faltan muchas entidades del Estado.
Esas reformas tienen una gran trascendencia en gasto público. ¿Por qué? Porque esas reformas nos han permitido un ahorro en caja de billón 400 mil millones al año y un ahorro en el PIB de 6.28, entre el año 2002 y el año 2010.
Creería yo que esa reforma -sumadas a reformas constitucionales de gran importancia como la que elimina los regimenes privilegiados de pensiones y aquella reforma que evitó regresar a la Constitución del 91 en materia de transferencias a las regiones, lo que habría quebrado a la Nación- ese conjunto de reformas, nosotros aspiramos que se puedan constituir en el gran legado de nuestra administración al saneamiento del gasto público colombiano.
Bien importante es decir que el Gobierno ha hecho todos los esfuerzos en materia de restricción de gasto público. Empezando por estas reformas.
No de otra manera podríamos mostrar las reducciones en endeudamiento y las reducciones en déficit.
Incentivos tributarios
Para la confianza inversionista es fundamental otro tema que hoy se sigue discutiendo en el análisis económico de nuestro país: los incentivos tributarios.
Los hemos mirado desde el punto de vista de la teoría y también en la práctica.
La teoría da para todo. Los ensayos del Banco Mundial, unos aconsejan introducir estímulos tributarios, otros dicen que la economía no es sensible a esos estímulos tributarios.
La práctica demuestra que si Colombia quiere ser un país atractivo en inversión, por ejemplo en turismo, tiene que competir con Cuba, con República Dominicana, con Costa Rica, que han tenido formidables estímulos tributarios a la inversión en turismo.
Nosotros empezamos a experimentar bondades: entre 2007 y 2011, Colombia está en un programa de construir 14 mil habitaciones hoteleras, lo que va a ayudar mucho a la competitividad del país en materia de turismo.
Cuando dijimos: hay que superar la discusión teórica y entrar a competir con medidas prácticas, tomamos la decisión con el Congreso de introducir los estímulos tributarios.
Yo creo que no se pueden abandonar, porque ahora se critican. Apenas están empezando a producir resultados. Un proyecto de zona franca no se concibe de la noche a la mañana.
Invertir en un país que ha tenido tanta mala noticia de orden público no es una decisión que se toma en horas. Hay que dar tiempo para que lleguen los resultados.
Nos aconsejaban una de dos vías al introducir los estímulos: o bajar la tarifa para todo el mundo, eliminando exenciones, o darle un premio a los que inviertan, con un estimulo a la inversión, no así a quienes se mantengan estancados.
Nuestro camino fue el segundo. En lugar de bajar la tarifa para todos los contribuyentes, lo que hemos hecho es introducir estímulos a la inversión.
Creemos que el momento económico del país lo aconseja. Porque un país necesitado de construir capital físico y capital humano tiene que estimular que se acelere la inversión.
Puede ser, apreciados compatriotas, que más adelante, cuando el país tenga menos afugias en materia de capital humano y de capital físico, se tome la decisión de que la tributación se base en unas tarifas bajas e iguales para todo el mundo.
Creemos que ahora hay que persistir en los estímulos a quienes inviertan.
Y los hemos orientado para sectores específicos y también generales. Sectores específicos para el turismo, para la industria del software, para los cultivos de tardío rendimiento -tan importantes para recuperar la agricultura allí en el trópico lluvioso de la escorrentía, de la erosión de suelos-, para los biocombustibles.
Y estímulos generales como el 40 por ciento de deducción a cualquier nueva inversión que se hace en Colombia. Las zonas francas, que hoy se pueden instalar en cualquier parte del país, por una empresa o por varias.
La deducción del 40 por ciento ha ayudado a instalar inversiones por 23 billones en los últimos tres años.
El país, entre 1958 y 2006, había creado 11 zonas francas. Con la nueva Legislación, aprobada por la Organización Mundial de Comercio, ya hemos aprobado 36 zonas francas. Aspiramos terminar el año con más de 50 nuevas. Pero hay que dar tiempo para que se instalen.
Algunos dicen: ‘Es un sacrificio fiscal’. ¿Por qué? ¿Qué es lo que el Estado sacrifica si esos proyectos no existían?
Además, está demostrado que cuando esos proyectos se instalan, la tasa de retorno para el Estado es muy alta. Pagan IVA, suman patrimonio para calcular la renta presuntiva, generan empleo, contribuyen a la seguridad social.
Creemos que los próximos gobiernos, si logramos mantener las tendencias de inversión, van a tener un mejor recaudo tributario.
Empleo
Y algunos dicen: ‘Bueno, ¿para que eso? Si no se ha reducido el desempleo suficientemente, si no se ha reducido la pobreza suficientemente’.
¡Claro! Quisiéramos ir con más velocidad en la reducción del desempleo, en la reducción de la pobreza.
Pero no olvidemos que el desempleo en el año 2000 tocó el 20 por ciento; la pobreza estaba tocando el 60 por ciento.
Insistimos, a pesar de las dificultades económicas, en la meta de terminar el Gobierno con un desempleo no superior al 8 por ciento y con una pobreza no superior al 35 por ciento.
Estas reducciones se han venido dando, no con la velocidad que quisiéramos.
Y entonces, se trae este argumento: ‘Es que Argentina después de la crisis mostró una rapidísima recuperación del empleo y una rapidísima reducción de la pobreza’.
Pero es que la crisis argentina se dio abandonando capacidad productiva. Y la recuperación de Argentina se dio reactivando la utilización de esa capacidad instalada.
Es muy diferente utilizar velozmente una capacidad que ya estaba instalada y que por algún motivo quedó ociosa, al caso colombiano de tener que construir capacidad.
Aquí la inversión lo que está haciendo es construyendo capacidad. Por eso, hay que darle tiempo para que produzca todos sus beneficios en el empleo y en la reducción de la pobreza.
Sin embargo, yo invito a mis compatriotas a mirar no solamente la dinámica de creación de empleo, sino la dinámica de mejoramiento de calidad de empleo.
La Pila, que es el nuevo sistema para que haya solamente una declaración y un pago en materia de parafiscales y seguridad social, ha contribuido mucho a aumentar la afiliación a la seguridad social.
Una sola declaración, un solo pago, ahorran muchos pasos a los empresarios, eliminan procesos y ayudan a superar evasión.
En materia de pensiones, donde estamos más atrasados y lo reconozco, hemos crecido la afiliación en un 58 por ciento.
En materia de régimen contributivo de salud y de riesgos profesionales y de afiliación a las cajas de compensación social hemos crecido las afiliaciones por encima del 42 por ciento.
¿Qué está contento el Gobierno con eso? No. Todavía predomina, de lejos, la informalidad en el mercado laboral. Pero yo creo que en la medida en que siga la inversión, llegará un momento en que veamos más velocidad en la formalización del empleo y en la reducción de la pobreza.
Y entonces dicen algunos: ‘Lo que pasa es que el Gobierno les ha dado regalos a los ricos con los estímulos tributarios, pero no ha estimulado el empleo’.
Apreciados compatriotas, yo no soy economista, pero la ignorancia del tema obliga a tener un teléfono celular a toda hora marcándoles a los economistas; a estar a toda hora consultando.
Y lo que he encontrado es que en una economía abierta hoy no se pueden diferenciar estímulos al empleo y estímulos a la inversión.
En una economía abierta -que no puede crear empleo con ascensoristas; que no puede pretender evitar las máquinas para vender los tiquetes de los sistemas de transporte masivo, y al evitarlas, dar empleo poniendo en la puerta de cada bus una persona con un cajero- en una economía que necesita altos niveles de productividad para ser competitiva, el único estímulo al empleo es el estímulo a la inversión.
Ese es un buen debate en Colombia. Nosotros creemos que con los estímulos a la inversión hemos introducido los mejores estímulos al empleo.
Porque algunos dicen: ‘¿Por qué no eliminan los parafiscales?’.
¿Qué hiciera el país sin el Sena, sin las cajas de compensación, sin Bienestar Familiar? ¿Que lo sostenga el Estado?: Imposible. Esas instituciones van en este año 6 billones y medio. ¿Cuántas reformas tributarias necesitaríamos?
El país tiene mucha pobreza aún, mucha iniquidad. Eliminar esas instituciones nos crearía una polémica, en materia social, insuperable.
Ahora, no hay que mirar la fotografía sino la película. Hay que mirar qué fue el conjunto de reformas laborales desde la de 1990 hasta ahora.
Yo creo que ese conjunto de reformas laborales han creado una situación en la legislación laboral mucho más manejable de la que existía y que permite sostener los parafiscales, para poder seguir avanzando en tareas tan importantes como las de las cajas de compensación, Bienestar Familiar y el Sena.
Un elemento bien importante ha sido la Ley que permite al Estado firmar pactos de estabilidad con el sector privado. Avanza muchísimo en su aplicación; da mucha certeza, da mucha confianza.
Por supuesto, tenemos que avanzar más y con más celeridad en los acuerdos de comercio. Hicimos el acuerdo con Chile, el acuerdo de inversiones con Perú, el acuerdo con tres países centroamericanos. Ahora lo estamos buscando con República Dominicana, con el resto de Centroamérica.
Estamos próximos a finalizar el acuerdo de protección de inversiones con China.
Hemos tenido más demoras en el acuerdo de protección de inversiones con India, con la Unión Europea. La Unión Europea nos exigía que el acuerdo fuera Comunidad Andina-Unión Europea. Respetamos las razones de Ecuador y Bolivia, pero finalmente ellos no han podido avanzar en el acuerdo con la Unión Europea.
En la nueva reunión de septiembre, Perú y Colombia iremos a la Unión Europea. Nosotros hemos respetado los casos particulares de Ecuador y Bolivia. Por favor, ustedes en la Unión Europea entiendan que si no se dan las condiciones para negociar con la Comunidad Andina como un todo, por lo menos es justo acelerar la negociación con Perú y la negociación con Colombia.
Y seguimos, pacientemente, laborando sin pausa para que en los Estados Unidos se apruebe finalmente el Tratado de Comercio con Colombia.
Hemos cerrado ya las negociaciones con Canadá y confiamos, en los próximos meses, firmar ese tratado y que tenga menos trauma en la ratificación definitiva en Canadá, que el trauma que se ha presentado en el Congreso de los Estados Unidos.
Seguimos en esta tarea de incorporar la economía colombiana a la economía mundial.
Las circunstancias de la economía nos dicen que hay prejuicios que superar. Hace dos años y medio algunos decían: ‘¿Cómo van a hacer Tratado de Comercio con Estados Unidos? Nos arruina el maíz, nos arruina el arroz, nos arruina la industria avícola.
Hoy hay que buscar desesperadamente traer maíz de cualquier mercado del mundo, porque a pesar de que nuestra cosecha va a crecer en un 5 por ciento, ha crecido mucho más el consumo combinado, humano, directo e industrial. Y ustedes saben la escasez de productos como el arroz.
Yo creo que lo que hemos hecho nos va dando la razón. Nosotros podemos defender bien todos los sectores de nuestra economía en estos tratados, incluyendo el sector agropecuario.
Cohesión social y coyuntura de la economía
Quiero referirme al tema de la cohesión social y a las dificultades de la coyuntura de la economía.
Nuestro programa de cohesión social empieza con darle credibilidad a la inversión como el gran elemento para superar pobreza.
El sector líder de cohesión es la educación. En educación básica hemos pasado de una cobertura del 78 por ciento, hoy está en el 94. Podemos aspirar a llegar al ciento por ciento en 2010.
Estamos muy mal en educación para niñitos menores de 5 años. Apenas estamos dando los primeros pasos para la escolarización masiva en la primera infancia.
En educación universitaria hemos pasado de una cobertura del 22 por ciento al 31 ó 32 por ciento y aspiramos llegar, en el 2010, a una cobertura del 34 por ciento.
El Ministerio de Educación está hoy verificando las cifras finales de un estudio que nos demuestra que el crecimiento de cobertura en educación universitaria ha favorecido a los sectores más pobres de la comunidad.
En formación técnica hemos avanzado muchísimo. El Sena ha pasado de capacitar millón cien mil colombianos al año, este año estará capacitando cerca de 6 millones. Daba 5 millones de horas de formación, este año debe dar 16 millones de horas de formación.
Se ha convertido en la institución líder para una Colombia bilingüe. Tiene ya cerca de 500 mil estudiantes aprendiendo inglés por Internet, sin costo. Vamos a llegar a un millón.
La mayoría de los profesores son nuestros compatriotas raizales de San Andrés que tienen, además del español como lengua materna, el inglés. Tendremos 500 profesores, ya hay más de 300 entre San Andrés y Providencia.
El año entrante deben devengar los 500, 12 mil millones de pagos del Sena. Eso llega como ingreso a la base social del Archipiélago y debe mejorar mucho el tejido social, la armonía. Es un mecanismo de unión de nuestros compatriotas del Archipiélago con la Colombia continental.
El programa se ha adelantado a través de Internet satelital, pero el Ministerio de Comunicaciones ha abierto una licitación para instalar el cable entre Barranquilla y San Andrés, para hacer de San Andrés un gran emporio de conectividad e informática.
En materia de ciencia y tecnología, todavía nuestro presupuesto de inversión es bajo. A pesar de los recortes, el año entrante crecerá el aporte a Colciencias y la Cámara de Representantes ya aprobó la nueva ley que le mejora inmensamente el estatus a Conciencias. Ha tenido como autores a la senadora Martha Lucia Ramírez y al representante Jaime Restrepo Cuartas.
Salud
En materia de salud hemos pasado de 23 millones de colombianos asegurados, a 38 millones.
Confiamos llegar a plena cobertura en los sectores más pobres de la población.
Por supuesto, hay dificultades. Porque una cosa es el Plan Obligatorio de Salud en el Régimen Subsidiado más bajo en cobertura de procedimientos y otra cosa es aquel que es más alto, el Régimen Contributivo.
Una vez se llegue a la plena cobertura, uno de los retos del futuro en Colombia es nivelar los dos planes y seguir avanzando en calidad.
Tenemos mucha esperanza con las zonas francas que se están instalando en salud, para que Colombia pueda competir con turismo médico. Y mucha esperanza en la aplicación del nuevo decreto de Planes Vallejo, para que los hospitales colombianos puedan mejorar sustancialmente su dotación.
Nutrición
En materia de nutrición hemos pasado de darle alimentación, por parte del Estado, a 3 millones de niños, hoy a 9 millones. Pero necesitamos llegar a 12 millones.
Familias en Acción estaba en 220 mil, ahora está en un millón 700 mil. Debemos llegar el año entrante a 3 millones de Familias en Acción. El programa le da un subsidio a las familias, con la condición de que demuestren, periódicamente, la asistencia de los hijos a las escuelas y el sometimiento de los hijos a los exámenes médicos de crecimiento y de nutrición.
El programa ha demostrado una gran virtud para disminuir la deserción escolar. Es uno de los programas que más se discute. Porque al principio del Gobierno los críticos decían: ‘Es que Uribe es guerra, no hay política social’. Y ahora dicen: ‘¿Cómo va a sacrificar el equilibrio social y el equilibrio fiscal, llegando a 3 millones de Familias en Acción?’.
Entonces, cada vez que les pagamos a Familias en Acción dicen: ‘Esa es la campaña de la reelección de Uribe’.
Esa no es la campaña de la reelección de Uribe, esa es la campaña de la armonía social, para que a este país no le pase lo de otros países: que con muy buenos indicadores macroeconómicos, por falta de armonía social tienen mucha incertidumbre política a futuro. Los programas sociales son unos programas de adquisición de certeza política para tranquilidad del país a futuro.
Y entonces, viene el programa de Banca de las Oportunidades, que nos ha ayudado mucho el sector privado, se lo agradecemos. Le hemos entregado, en este Gobierno, crédito a 2 millones 700 mil familias pobres de la Patria; la meta es llegarle a 5 millones.
Y me regañan. Dicen: ‘¡Cómo el Presidente se va cada ocho días a repartir cheques!’. Y cuando uno no puede hacerlo, como el pasado sábado, por atender la invitación a la posesión del Presidente de República Dominicana y la invitación del Embajador Brownfield a Atlanta, a mí me duele mucho eso, que no se pueda hacer.
Porque prestarle 400 mil pesos a una colombiana pobre es muy difícil. Prestárselo a alguno de ustedes, cien millones, es fácil, compatriotas, por teléfono. A una colombiana pobre es muy difícil.
Y eso exige que el Presidente de la República y los ministros estén sobre el tema.
A mí no hay cosa que más me emocione en la vida, por mi Patria, por mi Patria, que entregar un cheque de Banca de Oportunidades un sábado. Que esa compatriota que lo recibe tenga un capitalito de trabajo; pueda ir a la prendería, acompañada de la Policía, a liberar el televisor o sus pequeñas y humildes alhajas y pueda seguir trabajando tranquilamente. Esos factores de exclusión social hay que superarlos y por eso a la política social hay que ponerle el mismo ánimo que a la política inversionista y a la política de seguridad.
Qué tal uno acosando todos los días al Ministro de Defensa: ‘Ministro, y qué hubo ‘Mono’, Ministro y qué hubo del otro y del de más abajo’, si no acompañamos la tarea de los soldados de la Patria con estos esfuerzos sociales.
Entonces se dice, y esta es la crítica de fondo: ‘Es que esa política social de Uribe es asistencialista, no es estructural’.
¿Cómo no va a ser estructural todo lo que esté relacionado con la nutrición de niños y la educación?
Política social estructural la definen los teóricos como aquella que abre los espacios de movilidad social propios de la democracia; como aquella que puede cambiar, en el mediano plazo, las condiciones inequitativas de distribución del ingreso.
Nosotros creemos que estas políticas apuntan hacia allá. Por eso las defendemos como estructurales. ¡Claro que también las hay asistenciales! Este país tiene dos millones de ancianos pobres. Atendía 60 mil, hoy estamos atendiendo 800 mil. ¿Qué tal que no? ¿Qué democracia puede sentirse tranquila con 2 millones de ancianos pobres abandonados?
En ese campo de la atención de los ancianos pobres sí aceptamos que hay una política asistencialista. Se necesita. Y ojalá pudiéramos pasar de los 800 mil a los que hemos llegado, a los 2 millones que el país necesita atender.
Tasa de cambio
El tema de la coyuntura: tasa de cambio. Hemos hecho un inmenso esfuerzo que en el primer semestre nos costó 614 mil millones para apoyar exportadores. En los próximos días, el próximo martes, debe salir el reglamento del Cert laboral.
Será un Cert que se pagará a las empresas exportadoras, con excepción de Comunidad Andina, cuando la tasa de cambio, en el promedio del mes anterior, se situé por unos rangos debajo de una cifra que está definiendo el Ministerio de Hacienda. Y el beneficiario del Cert lo podrá utilizar para redimir obligaciones parafiscales con el Sena, con Bienestar y con las cajas de compensación.
Nosotros creemos que en materia de apoyo a exportadores el país tiene que hacer grandes esfuerzos.
Ahora, nos dicen: es que no son competitivos. La mayoría ha hecho un enorme esfuerzo de competitividad; han aumentado enormemente su productividad; son buenos investigadores; hacen inversiones para traer al país nuevas tecnologías. Lo que pasa es que la tasa de cambio se bajó de 2.500, 2.600 pesos, a 1.800, 1.650, 1.880.
Reitero ante ustedes el compromiso de seguir haciendo todos los esfuerzos, de parte del Gobierno, para, con recursos presupuestales, apoyar a los exportadores.
La tasa de interés. Nosotros aplaudimos unas decisiones del Banco de la República. Aplaudimos que empezó temprano a tomar medidas, cuando advirtió que en el país había un exceso de confianza en el endeudamiento. Eso ayudó.
Creo que eso se ha corregido. Se acabó el exceso de confianza en el endeudamiento. Ya se muestran unas cifras más moderadas de crecimiento al crédito.
Aplaudimos que el Banco de la República dijo: hay que advertir que en Colombia no se van a permitir espirales inflacionarias.
Creemos que fue útil llamar la atención del país sobre la necesidad de no entrar en un estadio psicológico de inflación.
¿Qué nos preocupa? Que superada estas dos iniciales inquietudes, mantener una tasa de cambio, una tasa de interés elevada, puede frenar consumos; ya en muchos sectores se nota el freno de los consumos.
Eso afectaría la dinámica de creación de empleo, la dinámica de reducción de la pobreza y puede frenar el crecimiento de la oferta productiva, lo que puede contribuir a que por la vía de la contracción de la oferta haya nuevos incentivos inflacionarios.
Debemos recordar que nosotros no estamos sufriendo hoy una inflación monetaria. Estamos sufriendo una inflación importada: de petróleo, de alimentos, de insumos agropecuarios. Hay que combatirla con producción. Por eso nos da temor que unas tasas de interés que se mantengan excesivamente altas no nos permitan combatir esta inflación con producción.
El Gobierno está haciendo un gran esfuerzo: 150 mil pesos más de precio a la tonelada de maíz, de fríjol. En el primer semestre, 30 mil pesos más a la tonelada de maíz; en el segundo, 50 mil pesos más. 25 mil millones para incentivo de almacenamiento de arroz.
Ley Agro Ingreso Seguro, segundo año de aplicación. La semana pasada entregamos 16 mil hectáreas a 1.400 familias campesinas, con una variación: con proyecto productivo incluido. Eso es un cambio fundamental frente a lo que ha sido la política de reparto de tierras en Colombia: proyecto productivo incluido.
Apoyos al campesinado para proyectos de piscicultura, en lo cual el país tiene un inmenso futuro, y apoyos al campesinado para 20 mil hectáreas de pequeños distritos de riego. Pero, además, con recursos distintos a la Ley Agro Ingreso Seguro avanzan obras que pueden valer 700 mil millones en los distritos de riego del Triángulo del Tolima y en el distrito de riego de Ranchería.
Preguntan los compatriotas: ¿Y por qué no crece en el agro?
Había sido destruido por la violencia, por el narcotráfico. Reconstruir confianza en el agro colombiano es muy difícil. Estamos creciendo en productos de tardío rendimiento. Hemos pasado de 175 mil hectáreas a casi 400 mil hectáreas de palma africana. Pero todavía no empiezan a producir; es de tardío rendimiento.
Hemos crecido mucho en cacao. Estamos creciendo a buena tasa en el tema del caucho. La industria forestal se había paralizado en Colombia con la eliminación de los incentivos tributarios en 1974. Ahora da señales de reanimarse. Hemos pasado de unas 120 mil hectáreas a unas 270 mil, pero en Chile tienen 3 millones y nosotros tenemos un potencial infinito. Todavía son crecimientos modestos.
Uno ve programas interesantísimos, como el programa del Llano. Lo que hemos visto en el Llano hoy por parte del sector privado -les recomiendo que lo conozcan- augura para Colombia poder tener allí algo igual o superior al cerrado brasilero.
Ver esos proyectos reconforta mucho. El Ministro de Agricultura que ha hecho un trabajo muy juicioso, hombro a hombro con los gremios, estima que este año el agro puede crecer en un 5 por ciento; el maíz, un 5 por ciento; el arroz, un 26 por ciento. Crecer la oferta de alimentos.
Hemos eliminado los aranceles a los fertilizantes, pero no se nota. Eliminar un arancel del 5 ó del 10 por ciento a unos fertilizantes que han crecido su precio en más de un ciento por ciento, es un esfuerzo fiscal importante que poco lo notan los agricultores. Seguimos en esa tarea.
Para contribuir, para oír a los colombianos -a pesar de todos nuestros esfuerzos de ahorro en gasto público- recortamos el presupuesto de inversión del año entrante en casi una tercera parte y le recortamos a la ejecución presupuestal de este año billón 600. Algunos dicen: es poquito. Lo que pasa es que no es el primer recorte. En septiembre de 2002, el Ministro Junguito nos llevó un recorte de un billón. Y hemos venido permanentemente haciendo recortes.
Este Gobierno, en 2005, 2006, 2007 y 2008 no ha hecho adiciones presupuestales. No la hicimos en 2006, año de elecciones. Uno llegaba con un proyecto de adición al Congreso por 50 y en la negociación con los congresistas salía una ley con una adición presupuestal de cien. Yo creo que allí hemos demostrado una gran disciplina en materia de gasto público.
Ustedes no saben lo difícil que es cuando uno se reúne con los ministros y le dicen: ‘Presidente, me dice esta señora Ministra de Comunicaciones, usted me exige que el 80 por ciento de los estudiantes colombianos, de las escuelas públicas, queden con conectividad en el año 2010, y me exige el cable de San Andrés y ahora me recortan el presupuesto.
Eso es muy difícil, muy difícil. O el Ministro Juan Manuel diciéndome: ‘Vea, me aplazaron la compra de aquel avión y qué vamos a hacer con el ‘Mono’, que usted todos los días nos recuerda el ‘Mono’.
Pero en fin, vamos a seguir buscando cómo estimulamos la oferta productiva y hacemos eso compatible con el tema de restricción de gasto público.
Sector energético
Hay unos temas, unas noticias buenas. Recordarán ustedes, compatriotas, que la construcción de generadoras de energía en Colombia nos condujo a que el sector eléctrico representara el 27 por ciento del endeudamiento total de la Nación. Hoy representa el 3 por ciento.
Las recientes adjudicaciones para generadoras de energía, hidroeléctricas como el Quimbo en el Huila; La Miel II en Caldas; Sogamoso en Santander; Amoyá en el Tolima; la de Ituango-Pescadero en Antioquia; termoeléctricas en Puerto Libertador, Córdoba; en Santa Martha, en fin. Todas suman una nueva capacidad para generar 4 millones de kilovatios. El país tiene hoy 13, 13 seiscientos instalados.
¿Cual es la buena noticia?: Se adjudicaron en su totalidad, sin comprometer un peso del presupuesto; sin comprometer un peso del endeudamiento de la Nación. Yo creo que eso es bien interesante.
¿Qué ha confluido? Tres elementos: la confianza inversionista en el país, los estímulos tributarios. Todas se van a instalar como zonas francas. Ahorran muchísimo.
¿Cuánto valen los equipos en una central como Sogamoso, de 800 mil kilovatios? No van a pagar IVA ni van a pagar aranceles. Y, además, como zona franca no pagarán renta del 33, tarifa ordinaria que va a quedar, sino del 15 por ciento. Allí hay una gran contribución del Estado.
Tercer elemento que las hizo posible: el esquema de pago de cargo por disponibilidad. Generen o no, desde que tengan esa potencia disponible se les paga un cargo. No sale del presupuesto, sino del esquema general de tarifas. Y un cuarto elemento: tendrán el contrato de estabilidad con el Estado para no desmejorarle las condiciones en los siguientes 20 años. Esa es una buena noticia.
Hidrocarburos
Hidrocarburos. Los hallazgos en petróleo han sido modestos. Góticas. Lo mismo en gas. En petróleo hemos pasado la autosuficiencia del año 2008 al año 2016. Ojalá el Ministro rápidamente pueda decir que ya está extendida al año 2017.
¿Qué hay bueno? Este año se exploran 100 pozos. Empezamos explorando 10. El año pasado 76.
Esta mañana revisaba con el Ministro que había un prospecto mínimo para los próximos 5 años en Colombia; el mínimo ya contratado es de explorar 500 pozos. Eso tiene que llevarnos a encontrar más petróleo y más gas. Porque el consumo de gas en el país es muy alto. Hoy tenemos 4 millones 800 mil hogares, de los 10 millones de hogares colombianos, que tienen servicio de gas. Pero todavía la disponibilidad es apenas de 7 teras. Venezuela tiene reservas por 270 teras y Bolivia por 70 teras. Bolivia con 8 millones de habitantes.
Es bueno lo que acaba de suceder: se adjudicó una exploración en 12 millones de hectáreas distribuidas en 8 bloques. El país solamente había explorado un 13 por ciento del territorio.
Que esta creciendo la economía minera, que hay mucha inversión en hidrocarburos: Sí. Pero el Gobierno quiere dejar absolutamente claro que nosotros no vamos a abandonar nuestra economía manufacturera, agrícola y de servicios.
Hay nuevos sectores que prosperan. Uno ve que hay grandes proyectos en Colombia para la industria de cosméticos. Está creciendo mucho la industria de software; está creciendo mucho el servicio de los centros de contacto, de los call center. Ya tienen 48 mil empleos directos. El compromiso con ellos es llegar rápidamente a cien mil empleos.
El Gobierno todos los días quiere ayudar a que la industria manufacturera tradicional pueda hacer inversiones que le mejoren su productividad.
Para nosotros no hay exclusión entre un país que busca hidrocarburos y desarrolla minería, con un país que fomente las industrias agropecuarias, manufactureras y el sector de los servicios.
Este año hemos tenido una desaceleración. Ojalá la superemos.
Anoche, el Presidente de Fenalco decía que lo que le daba miedo a él de algunas etapas de la Colombia del pasado es lo que decía el Profesor de Zubiría: era más o menos; seguridad menos, inversión menos.
Yo conocí dos gobiernos comprometidos con la seguridad. Y todos amigos de la inversión, pero sin comprometerse con una suficiente dinámica inversionista. Los dos temas son cruciales para el país.
Ojalá este tema de la coyuntura de la economía no nos frene la dinámica inversionista.
El medio de la desaceleración, la noticia buena es que en el primer trimestre logramos conservar la tasa de inversión en el 27 y medio, viene del 12. En los últimos años ha sido 21, 25, 27 y medio. El esfuerzo que tenemos que hacer, ojalá pudiéramos llegar al 30, que nos se nos caiga del 25.
En inversión extranjera directa creo que hay dos ganancias, una que ya es más permanente: antes llegaba por el anuncio de Caño Limón o de Cupiagua o por el anuncio de la apertura de la televisión a los canales privados o por el anuncio de la telefonía. Ahora está llegando permanentemente.
¿Cómo se distribuye? 56 por ciento a minería e hidrocarburos; 43, 44 por ciento al resto. Es bueno ese porcentaje de inversión extranjera directa que capta el resto de la economía diferente a hidrocarburos y a minería.
Cifras: pasamos de mil, mil 700 millones, dos mil millones; el año que entró la cervecera internacional más de 10 mil. Siguiente año, aproximadamente 6 mil 500. El año pasado 9 mil 28. A julio 18 de este año, 5 mil 300 millones.
La Andipiensa que este año podemos superar los 11 mil millones.
Creo que cuando se está viviendo esta crisis económica mundial, Colombia tiene una ventaja que es confianza inversionista.
Estamos en mejor situación. Antes de la crisis del año 99, la protección de la cartera del sector financiero era del 36, 38 por ciento. Hoy es de 112. Pero yo diría que la mejor protección es la confianza inversionista.
Imaginen uno con desaceleración, con inflación de alimentos, con este problema de combustibles y sin confianza inversionista.
Por eso hay que cuidar muchísimo la confianza inversionista, a ver cómo seguimos con unas altas tasas de inversión, apreciados compatriotas.
Infraestructura
Tenemos un gran obstáculo en infraestructura. Estamos haciendo todos los esfuerzos para superar eso. Por lo menos tenemos superados todos los pleitos con los concesionarios. Ahora estamos en un nuevo, porque las concesiones de primera generación tienen que pasar a última generación.
No podemos mantener las tasas de retorno de la primera generación ni tampoco el ingreso garantizado, sino el ingreso esperado.
Y además de todas las obras que están en marcha, como el corredor Bogotá-Buenaventura, no falta por contratar sino la segunda parte del Túnel de la Línea. La primera ya prácticamente se culminó el contrato, quedó listo el túnel básico y 14 kilómetros de doble calzada faltan por contratar en el trayecto Buga-Buenaventura. De resto está contratado todo el trayecto.
Avanza bien Bogotá-Sogamoso. Está abierta la licitación para acabar de pavimentar lo de Sogamoso a Yopal. Avanzan bien otras concesiones en el país, en Nariño, en los santanderes, en Antioquia, en el Viejo Caldas, la mala vial vallecaucana.
Las nuevas a adjudicar: doble calzada Bogotá-Santa Marta; doble calzada Cúcuta-Bucaramanga; doble calzada Medellín-Turbo.
En octubre debemos perfeccionar el patrimonio autónomo de más de mil millones de dólares para apoyar la doble calzada del Caribe colombiano, del Palo de Letras, en la frontera con Panamá, a Paraguachón, en la frontera con Venezuela.
Allí ya hay unas concesiones. Está la vieja concesión de Santa Marta-Paraguachón; está la nueva concesión de Santa Marta, construyendo la variante en Santa Marta y la doble calzada; está la vieja concesión Cartagena-Barranquilla, por la orilla del mar, con recursos del fisco para la doble calzada; está la nueva concesión Cartagena-Barranquilla por La Cordialidad, próximo a empezar obras para la doble calzada; está la concesión Córdoba-Sucre adelantando obras.
Entonces, las vamos a potenciar con peajes nuevos, con recursos del fisco y, además, con ese patrimonio autónomo, pero con la condición de fusionar todas esas concesiones en una gran concesión.
Hemos superado los problemas de puertos. Se hizo el acuerdo de extinción de concesiones con todas las sociedades portuarias. Buenaventura hoy está en plena ejecución de inversiones por más de mil millones de dólares en los diferentes puertos.
Las inversiones que se adelantan en los puertos colombianos hoy son muy importantes. Se están sometiendo todos al sistema de zona franca, porque les ha ayuda mucho. ¿Cuánto vale una grúa pórtico? ¿Cuánto ayuda a traerla sin IVA, a traerla sin arancel y explotarla pagando una tarifa de renta del 15 y no una tarifa de renta del 33?
Se superó el pleito con la concesión del Ferrocarril del Atlántico. Los nuevos concesionarios están avanzando en la doble calzada. Hasta hace dos semanas que miré el tema ya se habían construido 60 kilómetros de doble calzada. El compromiso es a los largo de todo el tramo entre Chiriguaná y Santa Marta tener la doble calzada, con la variante en Santa Marta para poder llegar nuevamente hasta el puerto, sin necesidad de cruzar el centro de la ciudad.
Estamos superando el pleito con la concesión de Buenaventura. Este Gobierno pagó 150 millones de dólares a los concesionarios para reconstruir la trocha Buenaventura-Cartago, pero no prestaron el servicio.
Hay una nueva concesión de vallecaucanos, liderada por el doctor Fernando Garcés. Se han comprometido en el primer año a transportar 300 mil toneladas; en el segundo año a transportar 600 mil. Se han comprometido que van a empezar a transportar a buen ritmo ahora en el mes de octubre.
Y hay proyectos muy ilusionantes. Estamos hablando con los brasileros, con diferentes compañías del Brasil y con la compañía que compró Paz del Río, sobre la concesión del Ferrocarril del Carare. Ojalá la podamos concretar. De gran importancia para sacar todos los carbones de Boyacá y Cundinamarca y para traerlo hasta Bogotá, para que se otra salida de comercio exterior de la Capital de la República.
Y es muy ilusionante también que ya la nueva concesión del Ferrocarril del Atlántico nos está dando los recursos para poder recuperar la trocha hacia el Tolima y hacia el Huila. Y ustedes conocen en qué va la concesión de El Dorado.
Ahora estamos buscando renovar las concesiones aeroportuarias de Barranquilla-Cartagena. Se entregó en concesión San Andrés y se acaba de entrega por concesión un grupo de aeropuertos que incluye los dos de Medellín, el aeropuerto de Quibdó, el aeropuerto de Montería, el aeropuerto de Corozal.
Vamos a seguir trabajando el tema de concesiones aeroportuarias grupales.
Sé el afán de mis compatriotas por el tema de infraestructura. Ahí tenemos un gran obstáculo.
Chile, por ejemplo, tiene un grave problema con un metro, con un Transmilenio. Nosotros estamos haciendo nueve trasnmilenios y hay diez ciudades haciendo fila para que les aprueben su Transmilenio.
Aquí en Bogotá pasamos con una financiación del Gobierno Nacional del 70 por ciento, de 32 kilómetros de Transmilenio a 84. Y ahora está próximo a empezar la obra de la 26 y de la décima.
Confiamos que Cali a finales de este año inaugure su Transmilenio. Pereira ya lo inauguró y ahí estamos en Medellín, en Bucaramanga, en Cartagena, en Barranquilla. Aquí ya haciendo algunas obras en Soacha; falta una parte del contrato. Y hay otras diez ciudades colombianas diciendo ‘nuestro Transmilenio’.
O sea que el reto de infraestructura aquí es muy difícil.
Uno ve todos estos centros productivos de América del Sur cercanos al mar. Y una curiosidad: tomen ustedes un mapa. Está más cerca La Paz del mar que Bogotá.
De aquí a Buenaventura hay 580 kilómetros, con este problema de las cordilleras. Y de aquí a Santa Marta esa doble calzada implica una distancia de mil kilómetros, para no seguir hablando de las otras ciudades colombianas.
De Cali a Buenaventura no hay sino 140 kilómetros, pero que geología tan difícil para la doble calzada.
En fin, sé que los he fatigado mucho, pero yo me encuentro cada fin de semana con un grupo de compatriotas en los consejos comunitarios y les damos rendición de cuentas. Con ustedes no me encuentro sino cada año. O sea que hagan esto siquiera tres veces al año, para que sea más cortica, doctor Carlos Álvarez.
Los países no pueden tener empirismo puro ni teoría pura. Los países necesitan unos elementos simples que los entienda toda la comunidad, que los guíen.
Nosotros creemos en la confianza sobre la seguridad, la inversión y la armonía social, como elemento rector de la vida nacional.
Nuestra gran campaña es que el país todos los días los interiorice, para que procuremos proyectarlos en el largo plazo, sin perjuicio de hacer ajustes, que en una sociedad con tanta dificultad, el Gobierno es el primero que tiene que estar procurando hacer ajustes todos los días.
Muchas gracias, apreciados compatriotas". |