Palabras del Presidente Álvaro Uribe
al instalar el Congreso Anual de Comerciantes
 
Agosto 20 de 2008 (Santa Marta)
 
 

“Acudo con mucho gusto a esta nueva Asamblea de Fenalco, en un momento en que tenemos dificultades de la economía y tenemos la obligación de sortearlas bien. Porque es mayor la obligación del Gobierno de atender estas reuniones cuando hay nubarrones que se deben despejar. Cuando las cosas marchan totalmente bien, la asistencia del Gobierno puede sobrar. Cuando hay dificultades, es mayor el deber del Gobierno de asistir y buscar soluciones.

Hace parte de nuestra vocación de Estado Comunitario. Un Estado donde la comunidad tenga creciente participación en sus decisiones, en la ejecución de las tareas, en la vigilancia y en el análisis. No para que el Gobierno haga demagogia. No la puede hacer. Porque un Gobierno sometido a la rendición periódica de cuentas no puede hacer promesas que incumpla. Habríamos perdido la credibilidad en el diálogo público.

Pero este diálogo sí ayuda a que mis compañeros de Gobierno y yo tengamos más compromiso con las preocupaciones de la comunidad. Y por supuesto, toda la comunidad más información sobre las limitaciones del Gobierno.

Felicitación por premio Fenalco

Después de escuchar al Presidente de la Junta, el doctor Víctor Jaramillo Garcés, sus preocupaciones bien aterrizadas en el tema de tasa de cambio, los efectos sobre las exportaciones y el empleo, sus preocupaciones sobre la competitividad; después de escuchar al Presidente Ejecutivo, al doctor Guillermo Botero, en una intervención dividida en dos grandes capítulos: la marcha general de la Nación y las preocupaciones particulares de los miles de comerciantes de Colombia, y después de asistir a la premiación de afiliados de Fenalco, sumamente destacados, quiero referirme a estos temas: primero, felicitar a quienes han sido destacados esta noche; segundo, con una referencia a nuestra política general, y tercero, con un repaso sobre las preocupaciones que nos ha traído el Presidente de Fenalco.

Felicito de todo corazón a quienes han ganado esta noche el premio de Fenalco. Son un ejemplo de laboriosidad, de dedicación. Piensa uno en tantos años que estuvo estancada Santa Marta y cómo salio adelante esa actividad de la pizzería. Cómo superaron las dificultades, los momentos de natural pesimismo. Cómo han crecido con tanta fe en Colombia y cómo, en medio de un país que tuvo sus carreteras secuestradas por la delincuencia, el transporte ha podido salir adelante, como lo ha constatado esta noche aquí este premio otorgado por Fenalco.

A los dos compatriotas representantes de nuestras empresas de transporte que han recibido hoy este galardón, nuestro saludo y nuestra mayor felicitación. Los aplaudimos de corazón.

Tres pilares de la confianza

Quisiera referirme, primero, a lo general, porque algo que necesita un país, un Gobierno, es tener una doctrina.

El país no puede caer en los extremos. El país no puede caer en el extremo de la pura teoría ni tampoco en el extremo del puro empirismo. Hay que tener un marco teórico sin fundamentalismo, pero con claridad. Y buscar a través de él resolver los problemas concretos.

En ausencia de ese marco teórico, cualquier observador podría decir: vemos que se resuelven algunos problemas prácticos y otros no, pero no sabemos para dónde vamos. El marco teórico es lo que finalmente da claridad en el horizonte. Una visión que da seguridad.

Por supuesto, para poder resolver los problemas que todos los días se presentan, hay que tener firmeza en el marco teórico. Hay que tener capacidad de estarlo ajustando. Ese marco teórico me permite decir lo siguiente: nosotros insistimos en comparar a Colombia con esta figura. Y aquí arriba escribimos la palabra ‘Confianza’. ¿Por qué?

Porque cuando recorríamos el país en los años 2000 y 2001, muchos estudiantes universitarios, al formularles una pregunta, nos contestaban que querían irse del país definitivamente. Había desarraigo, desprendimiento. Entonces eso nos inspiró a que la primera palabra que necesitaba Colombia, es la palabra Confianza, para trabajar en Colombia, para invertir en Colombia, para vivir en Colombia, para estudiar en Colombia.

Confianza soportada en tres pilares:

La seguridad desde la democracia. Repetir una y otra vez, “desde la democracia”. ¿Por qué? Porque europeos, norteamericanos y muchos compatriotas pensaron siempre en la idea de crear en Colombia aversión contra cualquier proyecto político de seguridad, porque la seguridad era un camino a la dictadura. Como en efecto, se dio en muchos países de América Latina, en los que, en nombre de la seguridad, terminaron en terrorismos de Estado.

Seguridad desde la democracia, inversión desde la responsabilidad social y cohesión social desde las libertades.

En seguridad hemos avanzado, pero falta bastante. El país llego a tener años de 35 mil asesinatos. Ojalá este año no superemos los 16 mil, que todavía es mucho. El año pasado por esta fecha llevábamos 126.783 hechos criminales. Hoy llevamos 89.332. Es decir 37.451 menos. Una disminución del 30 por ciento en la criminalidad general. Solamente en homicidios se presenta una disminución del 1.012. Hay que hacer un esfuerzo continuado de todas las horas. No podemos ablandarnos.

Algo que me preocupa a mí es que el país, entre el final de la Guerra de los Mil Días y los años 40, vivió una relativa paz y se creó un gran temor a las políticas de seguridad, que influyó para que después, cuando nos golpeó tanto la Violencia, no se enfrentara con toda la determinación.

Doctor Guillermo: mi generación no ha conocido sino dos gobiernos que tuvieron cortos períodos, que se empeñaron totalmente en la seguridad. De ahí la necesidad de proyectar la seguridad como un valor democrático. Un imperativo de largo plazo en la vida colombiana.

Por supuesto, nos preocupa. Hemos avanzado en la solución del problema, pero no está resuelto. ¿Cómo no nos van a preocupar casos como el de Carrefour? Esta noche se están reuniendo en Bogotá, con los directivos de Carrefour, el Comandante del Ejército y el Comandante de la Policía.

Y ahora interrumpí un momento mientras hablaba por teléfono con el señor Ministro de Defensa y acordamos lo siguiente: ofrecer recompensas, en un caso hasta de 5 millones y en otro caso hasta de 20 millones, a los colombianos que con su información nos permitan la captura de aquellos que intentan hacer daño a almacenes de cadena como Carrefour.

Ayúdennos con esas recompensas. Trabajemos muy coordinadamente la seguridad de cada almacén con la Policía, con el Ejercito, con el DAS. Y vamos a capturar a estos bandidos. Tenemos que tener toda la determinación para que ellos queden definitivamente notificados de que no tienen futuro ni presente en Colombia.

Confianza inversionista

Colombia, con excepción de esos dos gobiernos, nunca quiso adquirir compromisos firmes en materia de seguridad. En materia de confianza inversionista, el país no fue hostil a la inversión, pero tampoco asumió la inversión como un gran reto nacional. Nosotros sí la hemos asumido como un gran reto nacional.

Un país con 44,6 millones de habitantes no sale adelante sin una política sostenida con todo el dinamismo en materia de confianza inversionista. Luchar para que haya ese dinamismo en materia de confianza inversionista, tiene que ser un imperativo nacional.

Qué buena la cita que traía el doctor Guillermo Botero, sobre aquel ilustre colombiano que decía: ‘Ahí nos movemos en el más o menos’. Aplaudíamos muchísimo los crecimientos elevados en otras latitudes, y no nos atrevíamos a hacer lo necesario para lograrlo en Colombia. Y todavía nos asustamos cuando esos crecimientos altos se asoman.

He ahí otro tema de profundo significado político, pensando en el futuro del país. Sin una gran dinámica inversionista, no salimos adelante, como no salimos adelante sin una determinación total en seguridad.

Incluso la seguridad y la inversión son los presupuestos de la prosperidad, para poder superar pobreza y construir equidad, para poder hacer política social, que a su vez es lo que legitima la seguridad y la inversión.

Quiero recordar que en América Latina hay unos países hostiles a la inversión. Eso nos obliga a nosotros a repetir nuestro compromiso con la inversión. Nuestro compromiso para que este país todos los días reciba más inversión y le dé a la inversión todas las garantías.

Hemos pasado de tasas de inversión del 12 por ciento a tasas de inversión, en los últimos años, en un año del 21, en otro año del 25, el año pasado del 27,5. A pesar de la desaceleración este año, la tasa de inversión se ha mantenido en el 27,5.

Diría que lo que nos puede ayudar a superar estas dificultades de la economía y a mantener un fuerte ritmo de crecimiento en el mediano y largo plazo, es el compromiso de sostener la confianza inversionista, de sostener una alta tasa de inversión.

Una cosa es un país con disminución del consumo, inflación, altas tasas de interés, sin confianza inversionista, y la diferencia la hace el otro que, en medio de esos problemas, tiene confianza inversionista.

En el primer caso, es muy difícil superar esos problemas de inflación, de desaceleración, de altas tasas de interés. En el segundo caso, con confianza inversionista, es menos difícil. Diría que el gran remedio es mantener confianza inversionista.

Saneamiento macroeconómico

Para la confianza inversionista es muy importante avanzar en el saneamiento macroeconómico del país. Este país, en pocos años, pasó de un equilibrio al final de la administración Barco, a un déficit en el Gobierno Nacional Central que, sumado a la transferencia del Seguro Social, nosotros lo encontramos en el 7,5. Este año hay que transferirle al Seguro Social 6 billones 400 mil millones y el año entrante 8 billones, para que el Seguro cumpla el pago de pensiones.

Así y todo, ese déficit lo redujimos el año pasado al 3,2 y ojalá terminemos este año con un déficit no por encima del 2,9.

Mientras hay otros países en la región, el caso de Brasil, con un déficit consolidado superior al 2, el nuestro, que estaba en el 4,2, debe estar este año entre el 0,8 y 1,4.

Seguimos esa tarea, con una advertencia: hay unos gastos sociales que no podemos recortar, que tenemos que aumentar. Yo decía esta mañana, en el Foro Nacional de Competitividad, que el país tiene que tener armonía social, y esa armonía social cuesta.

Nada ganan unos países latinoamericanos, que tienen excelentes indicadores macroeconómicos, pero una profunda confrontación social. En Colombia hay más confrontación a nivel de líderes políticos, que confrontación social. En la medida en que ganemos armonía social, el país consolida un futuro con más confianza, el que requiere la inversión.

Nosotros tenemos que aplazar la llegada del equilibrio fiscal, para poder acelerar inversiones sociales, que nos permitan ir ganando equilibrio social.

He allí una discusión política de gasto público, que el Gobierno encara con toda responsabilidad. Creo que eso le conviene mucho más al país en el mediano y largo plazo.

Endeudamiento

Al final de la administración Barco, este país tenía un endeudamiento entre el 14 y el 16. Nosotros lo encontramos en casi el 50. Debe terminar este año en el 27.

Ya no podemos contabilizar Ecopetrol, porque lo hemos sacado las cuentas, por la reforma. Ecopetrol no debe un peso. Antes le deben mucho. Tiene mucho papel del Estado. Ecopetrol es un acreedor neto. Si consolidáramos Ecopetrol, terminaríamos con una tasa de endeudamiento no superior al 25. Que todavía es alta, pero no nos podemos olvidad de donde venimos, de casi el 50.

Incentivos tributarios

Los incentivos tributarios. Hoy se discuten mucho. Dicen algunos de mis críticos que el Gobierno les da regalos a los ricos, por vía de incentivos tributarios.

Primero, veamos el tema en la teoría, y segundo veámoslo en la práctica.

En la teoría hay para todos los gustos. Uno lee los ensayos del Banco Mundial y encuentra unos economistas que dicen que los incentivos tributarios no se necesitan, y otros que dicen que la economía sí es sensible a los incentivos tributarios. Hasta ahí la teoría.

¿La práctica qué indica? La práctica indica que los países que han utilizado bien los incentivos tributarios, han aumentado mucho las tasas de inversión.

Nosotros tenemos que competir con ellos, si queremos ser un país atractivo. Si queremos crecer en turismo, tenemos que competir con Costa Rica, con República Dominicana, con Cuba.

Nosotros tenemos incentivos tributarios específicos y generales. En los específicos está el del turismo. Eso, más la Seguridad Democrática, ayuda a que este país entre 2006, 2007 y 2011 construya 14 mil habitaciones hoteleras, que es bien importante.

Pienso que en ausencia de esos incentivos, sería muy difícil lograrlo.

Incentivos específicos a los cultivos de tardío rendimiento. La economía del trópico, en el sector agropecuario, tiene mucha más factibilidad con cultivos de tardío rendimiento, con cultivos arbustivos, que simplemente con cultivos semestrales. Porque los cultivos semestrales causan un impacto de mayor erosión de la tierra, dado el desorden de lluvia del trópico.

Es bien importante incentivar los cultivos de tardío rendimiento. Ahí está el caucho, ahí está el café orgánico, el cacao. Le hemos devuelto la exención a la madera y empieza a reaccionar. Este país tenía muy buen ritmo de reforestación hasta 1974, cuando se eliminaron los incentivos a la madera.

Nosotros encontramos 120 mil hectáreas reforestadas. Tenemos 270 mil, pero Chile, con inferiores condiciones que nosotros, tiene casi 3 millones de hectáreas. Y nosotros tenemos todas las posibilidades.

Tenemos incentivos específicos a los biocombustibles. De otra manera no habríamos empezado a instalar esa industria. Compatriotas: este año terminaremos con una producción diaria de 1 millón 350 mil litros de etanol, a partir de caña de azúcar. Estoy sumando a lo de hoy, la planta que dentro de poco inaugurará otro ingenio del Valle del Cauca. Y con una producción diaria de cerca de 1 millón de litros de biodisel, a partir de palma africana.

En los próximos meses, se inauguran aquí en Santa Marta dos plantas que, entiendo, tendrán una capacidad de 400 – 500 mil litros diarios, sumadas ambas. Me rectifican el Viceministro y el Alcalde. Es la información que tengo.

Y a eso ha ayudado muchísimo lo de los incentivos. Por ejemplo, ese producto no paga hoy en Colombia IVA, ni impuesto global al combustible. Ahí tenemos una gran posibilidad.

La inversión en software tiene también incentivos.

Hablemos de incentivos generales.

Una inversión que se hace hoy en Colombia tiene una deducción del 40 por ciento. Ustedes lo habrán notado en los últimos años. Una inversión que ustedes han hecho en un establecimiento de comercio, de cada 100 pesos de inversión, deducen 40.

Y que en la última reforma tributaria sobre el tema, de 2006, se dio la posibilidad de que esa deducción se haga efectiva como crédito fiscal, en el número de años que se requiera, a partir del año en que se realizó la inversión. Pienso que eso ha ayudado mucho.

Algunos critican. La respuesta es ésta: en los últimos años, gracias a esa deducción, se han invertido 23 billones en Colombia. Dice que hay sacrificio fiscal. ¿Cuál? Si nosotros no teníamos esas inversiones. ¿Qué es lo que hemos sacrificado si no existían? Al contrario, a medida que se hagan, nos darán mucha ganancia. ¿Por qué? Porque van a pagar IVA, es capital productivo que se suma a la base patrimonial para renta presuntiva, son generadores de empleo, ayudan muchísimo en el tema de afiliación a la seguridad social, de pago de parafiscales, etcétera.

Creo que este Gobierno les va a dejar a las futuras administraciones un esfuerzo muy grande en estímulo a instalación de capital productivo, que debe revertir en mayores tributos para las futuras administraciones.

Esquema tributario

Me veo en la obligación de hacer una pedagogía en todo el país sobre la necesidad de defender nuestro esquema tributario.

Alguien dice: Bueno, ¿pero la reforma estructural? Yo pregunto qué es. No, acaben las exenciones y bájenle las tarifas a todo el mundo. Yo pregunto: ¿Qué es más útil para Colombia en este momento del desarrollo? ¿Tratar a todos por igual o darle un premio a quien invierte?

En un país necesitado de inversión, lo lógico es darle un premio a quien invierte. Si fuéramos a hacer la reforma estructural, se acabaría ese premio, porque entonces el esquema sería: acaben los estímulos y bajen las tarifas para todo el mundo.

Pueden ser que en el futuro, cuando el país haya formado más capital físico, se pueda decir: Bueno, ahora vamos a tratar a todo el mundo igual.

Creo que en este momento, cuando hay angustia para formar capital físico, debemos mantener los incentivos. Es un error, cuando apenas están empezando a producir resultados, desmontarlos.

Es que los proyectos no se conciben de la noche a la mañana. Ni de la noche a la mañana los empresarios toman una decisión para invertir. Todo toma tiempo.

Antes estoy gratamente impresionado de la rapidez con que han respondido las zonas francas. Esta patria nuestra tenía 11 zonas francas. Fue lo que se logró entre 1958 y 2006. Con la nueva legislación ya llevamos 34 aprobadas. Es muy difícil tomar una decisión para hacer ese tipo de inversiones.

Cuando oía al doctor Guillermo Botero (Presidente de Fenalco) leer ahora lo que decían las revistas internacionales de 2002, antes digo: Gracias a Dios que se ha recuperado la confianza tan rápidamente. ¿Quién iba a invertir en Colombia con ese señalamiento internacional?

Inversión extranjera

La inversión extranjera era ocasional en Colombia. Había inversión cuando se llamaba por telefonía celular. O se decía: apareció Caño Limón o Cusiana o Cupiagua. O se decía: hay un canal privado de televisión. O caminen e inviertan en telefonía celular. Lo importante ahora es que ha dejado de ser ocasional y muestra señales de permanencia.

En el año en que entró la cervecera, la inversión extranjera estuvo por encima de 10 mil millones de dólares. Al año siguiente por encima de 6 mil 500. El año pasado, 9 mil 28. Y en julio de este año llevábamos 5 mil 300. Lo que augura que es posible superar, llegar a los 11 mil millones, en el año 2008.

Y no toda se está yendo a minería, a hidrocarburos, el 56 por ciento. Hay un 44 por ciento que se distribuye en los otros sectores de la economía. A eso hay que darle tiempo. En eso hay que tener persistencia.

Ustedes son inversionistas. Son empresarios. Y saben que la confianza inversionista, el empresario no la adquiere de un momento a otro. Piensa, estudia, hace comparaciones, sobre todo cuando hay estos montos.

Estabilidad y acuerdos de comercio

Entonces mi llamado es a que confiemos en ese esquema que hemos logrado. Que además tiene un aspecto muy bueno. Es la posibilidad de los contratos de estabilidad a 20 años, que ya empiezan a avanzar.

Y por supuesto, ahí estamos trabajando en el tema de los acuerdos de comercio. Perseveramos en eso. Confiamos lograr en algún momento la aprobación en el Congreso de Estados Unidos.

Vamos a lograr el acuerdo de protección  de inversiones con China. Esperamos que la Unión Europea entienda que Colombia y Perú han sido generosos con Bolivia y Ecuador. Que respetamos las decisiones de Bolivia y Ecuador. Pero que también la Unión Europea diga que, entonces, con los países que quieran de la Comunidad Andina, como Perú y Colombia, se puede avanzar en ese acuerdo de comercio.

El doctor Víctor Jaramillo Garcés (Presidente de la Junta Nacional de Fenalco) se refería con preocupación a la última decisión de la Unión Europea sobre banano. Es cierto. Se había hecho el acuerdo. Ya lo teníamos hecho. Y vino el anuncio del fracaso de la Ronda de Doha. Entonces dijeron que había que aplazarlo. Ellos están ahora en vacaciones, regresan en septiembre, vamos a ver cómo encaramos de nuevo este reto.

Responsabilidad social

Tres responsabilidades le exigimos nosotros a la confianza inversionista. Son responsabilidades sociales. Una es transparencia. Transparencia en la tributación, transparencia en las aduanas, transparencia en la solución de disputas. Una segunda es solidaridad con las comunidades, especialmente en temas como el medio ambiente

Por ejemplo, por producir biocombustibles no podemos destruir la selva. Por extraer carbón, no podemos incumplir las normas ambientales. Este país todavía tiene 578 mil kilómetros de selva. Más de la mitad del territorio. Eso hay que protegerlo.

Por fortuna, tenemos ya 66 mil Familias Guardabosques, un buen número aquí en la Sierra Nevada, ayudándonos a proteger estos sistemas ambientales.

Familias que antes estaban como sembradores de droga, ahora están como guardabosques. El Estado le paga a cada familia de esas alrededor de 2 mil dólares al año, y tienen que cumplir dos obligaciones: mantener el área libre de droga y supervisar la recuperación del bosque. Pagamos cuando Naciones Unidas certifica que están cumpliendo sus obligaciones.

Otra obligación bien importante es responsabilidad social ambiental, en la extracción de minerales, en la extracción de carbón.

Otra bien importante: no podemos producir energía limitando la producción de alimentos.

Por fortuna, Colombia, que tiene 43 millones de hectáreas de sabana, tiene toda la tierra para aumentar el hectariaje en agricultura de alimentos, que hoy tiene 5 millones de hectáreas. Para aumentar el hato ganadero, que hoy tiene 23 millones, 24 millones de cabezas. Y para hacer un gran desarrollo en biocombustibles.

El otro tema de responsabilidad social es el laboral, fraternidad laboral: ni odio de clases, ni capitalismo salvaje. Fraternidad.

Leyes laborales recientes y parafiscales

Quiero referirme aquí a las leyes recientes y al reclamo de eliminar los parafiscales.

Las leyes recientes. Hemos aprobado dos leyes. Una que dice que las cooperativas de trabajo asociado no pueden ser intermediarios sino verdaderos empleadores. No podíamos permitir que se siguiera deteriorando el concepto del cooperativismo. Nos hacía quedar muy mal, en un país que tiene 600 mil trabajadores  enganchados a través de cooperativas.

Una segunda ley o un segundo punto en esa ley, que les exige a estas cooperativas pagar todo: las prestaciones, la afiliación a la seguridad social, los parafiscales. No podíamos permitir que algunas se siguieran utilizando como un medio de evasión de pagos a los trabajadores.

Y la segunda ley que, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, estábamos obligados a tramitar, que dice: Cuando haya una huelga, no será ya el Gobierno el que califique su legalidad sino la justicia. Y si esa huelga llega a los 60 días, no será ya el Gobierno el que convoque el tribunal de arbitramento sino el consenso entre las partes.

Creo que hemos dado unas señales de buscar una legislación laboral en equilibrio. Creo que está bien equilibrada. Por un lado, suficientes garantías para que los empleadores tengan un margen prudente de flexibilidad para contratar y desenganchar. Y por otro lado, normas que les dan seguridad y estabilidad a los trabajadores.

Hay que preservar ese equilibrio. La crítica es la mejor expresión de equilibrio. Porque los trabajadores dicen: ¿Por qué no aumentan la tabla de indemnización por despidos? Y los empleadores dicen: Elimínenla.

Diría que estamos allí en un punto de Santa Teresa: la equidad se expresa con la distribución equitativa de la inconformidad. Creo que allí hay un buen equilibrio.

Si ustedes me preguntaran qué otras garantías hay para invertir en Colombia, les diría: una legislación laboral equilibrada.

Colombia es un país de muy buena gerencia, de muy buena clase trabajadora. Y todo inversionista que llega a Colombia, encuentra aquí magníficos socios para proyectos de emprendimiento. Eso no lo ofrece todo el mundo.

¿Por qué la renuencia a eliminar los parafiscales? Bienestar Familiar, el Sena, las cajas de compensación, cumplen una gran tarea social, en un país con mucha pobreza y con mucha inequidad.

Reformas laborales

Además nosotros no podemos mirar el tema laboral de acuerdo con la fotografía de hoy, sino que hay que mirar la película.

Los mayores en esta reunión sabemos que la reforma laboral de 1990 –a mí me toco ser promotor y ponente como Senador de la República–, superó, a pesar de los antagonismos ideológicos, unos problemas muy graves.

Con la retroactividad de las cesantías, de haber continuado, no habría empresa privada en Colombia. Y además el sistema estaba acabando con los derechos de los trabajadores, porque tenían activos de papel y se quebraba una empresa y no les pagaban.

Hicimos la otra reforma laboral, la de 2002, hasta hace poco tan cuestionada. Recuerden las demandas ante la Corte Constitucional. Una reforma que racionalizó los recargos. Si algún sector la ha sentido favorablemente, es el sector de los servicios. No creo que hayan prosperado tanto los centros comerciales en Colombia, los almacenos de cadena, los hoteles, los restaurantes en los últimos años, en ausencia de esa reforma laboral.

Y todo ese empleo que ustedes han creado, ha sido empleo formal. Cuando uno va a la inauguración de un centro comercial, lo primero que hago es preguntar: ¿Cuántos trabajadores tuvieron en la construcción y cuántos van a tener en la operación? Y todo eso es nuevo empleo formal.

Difícilmente se habría creado sin la reforma laboral de 2002. Tampoco tendríamos el Fondo Emprender del Sena.

Además hay que ver otra cosa. Con esas reformas laborales, creo que hoy no hay espacio para más reformas laborales. Creo que si nos movemos en una u otra dirección, hacemos un daño. Un daño a la confianza inversionista, un daño a los mismos derechos de los trabajadores. Hay que mantener ese equilibrio.

Pienso que en materia laboral lo que el país debe hacer es buscar estabilidad normativa. Les he pedido a los compañeros de bancada del Congreso de la República que hagamos un alto en aprobación de normas laborales, para dar absoluta tranquilidad en esa materia.

Y debemos tener en cuenta lo siguiente, porque algunos dicen: Es que se necesita, por la vía de eliminar restricciones laborales, incentivar el empleo. No podemos olvidarnos que para incentivar el empleo, introdujimos todos estos estímulos a la inversión, los tributarios.

¿Ustedes creen, apreciados empresarios, que es posible, en una economía tan abierta como la nuestra, diseñar estímulos al empleo, diferentes a los estímulos a los estímulos a la inversión? Por barato que fuera el empleo, sin un ambiente de inversión, no se crearía empleo.

Nosotros creemos que los mejores estímulos al empleo son los estímulos a la inversión. No producen resultados de la noche a la mañana. Es que nosotros estamos en un proceso de ampliación de inversiones en Colombia, de ampliación de construcción de capital físico. Eso demora en dar resultados sobre el empleo, en dar resultados sobre la pobreza.

Esas 34 zonas francas aprobadas, todavía no han empezado a operar. Están aprobadas, en proceso de construcción unas, cerrando el proyecto financiero las otras. Eso se demora.

Es distinto a lo que vivió Argentina. Porque algunos preguntan: ¿Cómo pudo Argentina tan rápidamente, después de la crisis, bajar tantos puntos de pobreza y de desempleo?

Porque Argentina lo que hizo con la crisis fue quitarle utilización a la capacidad instalada. Y cuando superó la crisis, lo que hicieron fue recuperar rápidamente utilización de capacidad instalada. Nosotros no hemos tenido instalada esa capacidad. Nosotros la estamos instalando.

Entonces por eso demora más aquí mostrar resultados en el empleo o en la lucha contra la pobreza. No obstante los resultados en el empleo no son malos. Deberían ser mejores.

Esta mañana lo veíamos en el Foro de Competitividad. Creo que hay algo que destacar, y le pido al comercio que haga una gran pedagogía en Colombia sobre el tema: se ha mejorado bastante la calidad de empleo.

Este tema de la unificación de los parafiscales, de la declaración y del pago, con la seguridad social, ha ayudado mucho a evitar evasión.

Los crecimientos de afiliación a pensiones son del 58 por ciento. Reconociendo que todavía estamos muy bajos en afiliación pensional.

En los crecimientos en afiliación a régimen profesional, a riesgos profesionales, a cajas de compensación y a régimen contributivo de salud, hay crecimientos superiores al 42, al 45 por ciento.

El debate en Colombia tiene que mirar no solo la creación de empleo sino la calidad en el empleo. A mí me preocupa que el debate ignore el esfuerzo de los empleadores de Colombia y de los trabajadores para ir afiliando crecientemente masas de trabajadores que estaban por fuera del sistema de seguridad social, a los seguros, frente a estos riegos, que constituyen nuestro marco de seguridad social.

Cohesión social y competitividad

Por supuesto, hay otros elementos de cohesión social, que están relacionados con la competitividad: el tema de la educación. Creo que no solamente hay que mirar unos indicadores de competitividad, sino otros. Colombia ha sido muy bien calificada en ese informe que se llama Doing Bussines. Y ya en dos ocasiones. Aspiramos a seguir avanzado en ese informe.

El principal elemento para tener competitividad es educación. La educación básica está en el 78 por ciento de cobertura. Hoy está en el 92. Vamos a llegar al ciento por ciento. Apenas estamos empezando escolarización de niños menores de cinco años.

Educación universitaria. Veía en el foro de Competitividad en Bogotá que habíamos pasado del 22 al 29 por ciento. La Ministra me corrigió y me dijo: Estamos en el 32. Aspiramos llegar a más del 34 en 2010.

El Sena ha crecido enormemente. Ha pasado de capacitar a millón cien mil colombianos al año. Este año capacita a casi seis millones. Tiene ya casi un millón de colombianos en ambiente virtual. Hemos empezado a avanzar mucho en el bilingüismo, en la enseñanza del inglés.

El Sena se apresta a llegar a un millón de colombianos aprendiendo inglés a través de Internet, gratuitamente, gracias al Sena. Ya tiene más de 300 mil.

La mayoría de profesores son de San Andrés. Nuestros compatriotas isleños, que tienen como lenguas-madre el español y el inglés.

Y eso va a ayudar mucho en el ingreso de la población raizal de San Andrés. El año entrante esos 500 profesores deben recibir 12 mil millones de pesos, en San Andrés, de pagos del Sena.

Y para que San Andrés sea un gran centro de comunicaciones, ya se abrió la licitación para conectarlo con un cable submarino.

Tema bien importante, el tema de salud. Teníamos 23 millones de colombianos asegurados. Hay 38. Aspiramos dejar ciento por ciento de cobertura en los sectores pobres.

Reconocemos que no será todo. Los futuros gobiernos tendrán que hacer un gran esfuerzo para nivelar el régimen subsidiado con el contributivo, y para seguir mejorando en calidad.

Tenemos millón y medio de Familias en Acción. Y dicen: Es que las políticas de Uribe son subsidios asistenciales. Mirémoslas: la gratuidad de la educación, Familias en Acción, los programas nutricionales de los niños.

Este país, a través de Bienestar Familiar y todos los programas de niños, apoyaba a tres millones de niños. Hoy apoya a nueve millones de niños con nutrición escolar. Eso es bien importante.

Familias en Acción, familias pobres que están recibiendo de nuestro Gobierno un subsidio, pero tienen que demostrar que sus hijitos están asistiendo al colegio y se están sometiendo a las pruebas médicas.

La Ministra de Educación le deberá dar un informe al país sobre si eso ha contribuido o no a disminuir la deserción escolar.

Lo único que garantiza competitividad y movilidad en una sociedad democrática es la educación. Democracia sin esfuerzos educativos, es democracia restringida.

Nosotros no podemos condenar a los pobres a que sus hijos tengan que ser pobres por falta de oportunidades educativas. Para que eso no ocurra es el programa Familias en Acción, que el año entrante, con la ayuda de Dios, vamos a llegar a tres millones.

Nosotros en eso tenemos que seguir aumentando el gasto. Es preferible avanzar en estos programas, que armonizan al país en lo social, que acelerarnos para llegar al equilibrio fiscal.

Muchos me dicen: Si usted no avanza tanto en eso, llegamos rapidito al equilibrio fiscal. Qué gracia. Qué gracia decir que no tenemos déficit, pero un país en una confrontación social inmanejable.

Sobre todo en momentos de crisis. En estos momentos es cuando hay que salir a apoyar a los sectores pobres. Por eso es pertinente seguir aumentando estos programas de nutrición infantil para los más pobres, de Familias en Acción, etcétera.

En un momento de inflación de alimentos, en un momento de altas tasas de entres, en un momento de miedo para la dinámica del empleo, hay que salir a apoyar a los sectores más pobres de la Nación.

Ahí tenemos el debate del gasto público. Porque lo que se debe decir es: estos programas no son asistenciales sino estructurales. Ayudan a la movilidad social, a que se cambie la infraestructura del ingreso en el mediano plazo.

Y reconozco que también los tenemos asistenciales: el programa de ancianos. Nosotros apoyamos hoy 800 mil ancianos al día. Pero es que son dos millones de ancianos pobres en Colombia. Cuando llegamos se apoyaban 60 mil. ¿Qué sociedad democrática puede avanzar sin atender esta cantidad de ancianos pobres? Ese programa sí es asistencial. Pero es un imperativo de la democracia.

En el gasto público este Gobierno ha sido muy juicioso. Hemos eliminado 40 mil cargos burocráticos del Estado. Hemos reformado 411 entidades del Estado. Muy difícil ponerle el cascabel al gato, como se le puso en Telecom, en Ecopetrol, en la EPS del Seguro, en las clínicas del Seguro.

Ustedes van hoy a la Clínica Campo Serrano de aquí de Santa Marta, del Seguro. Como tantas otras empresas del Estado, era un enclave de sindicatos con excesos, de politiquería e ineficiencia.

Se la quitamos a esa coalición de la maldad. Y se la entregamos a la Fundación Cardiovascular de Bucaramanga, que la está manejando sumamente bien.

Algo parecido en Cartagena. Las de Bogotá se las entregamos a una entidad creada por la Caja de Compensación Compensar, la Universidad del Rosario y los hermanos del San Juan de Dios. Estamos en todas esas reformas.

A mí me parecía un imposible, por el antagonismo ideológico, la reforma de Ecopetrol o eliminar la EPS del Seguro. Y todas esas reformas se han venido haciendo. Esas reformas alivian mucho el fisco.

Cuando leo los debates sobre gasto público, digo: ¿Y por qué no se detienen a mirar lo que se ha hecho en la reforma administrativa?

Este Gobierno ha hecho ahorros de gasto público a lo largo de los seis años. El primero fue en septiembre de 2002, cuando congelamos un billón. Este billón 600 mil que acabamos de reportar, lo hicimos más por atender clamores nacionales y por decirle al Banco de la República que nosotros queríamos colaborar de nuevo, que por conveniencia en materia de gasto público.

Lo hicimos porque los gobiernos tienen que oír a la gente. Entonces la gente decía: que el Gobierno reduzca gasto público, para que el Banco de la República pueda hacer algo en tasas de interés y en tasa de cambio.

Los ahorros que nosotros hemos hecho representan un ahorro permanente de un billón 400 mil millones al año. Y representan 6,28 puntos del PIB.

En Ecopetrol hemos pasado, gracias a esa reforma, de una capacidad de 700 millones de dólares al año, a una capacidad de inversión de 4 mil millones de dólares al año.

¿Qué sería del país con la vieja Telecom sin capacidad de inversión, sin capacidad de generar empleo, sin capacidad de pagarles a los pensionados, pidiéndoles a los ministros de Hacienda 500 mil millones al año?

La reforma administrativa puede ser nuestro mejor legado al equilibrio de las cuentas nacionales.

Preocupaciones de los comerciantes

Las preocupaciones de ustedes.

Intereses. El Gobierno reconoce que el Banco de la República hizo un ajuste a tiempo. ¿Por qué? Porque se advirtió que había un exceso de confianza en solicitudes de crédito y en otorgamiento de crédito.

El Gobierno reconoce que el Banco de la República frenó ese exceso de confianza. Y el Gobierno reconoce que el Banco de la República dio una señal para que Colombia se quite la idea de que nos vamos a montar nuevamente en fases sicológicas de inflación. Eso es bueno.

¿Cuál es nuestra discrepancia? Que superados esos problemas, mantener unas altas tasas de interés, es frenar consumos, es frenar la dinámica del empleo, es frenar la dinámica de reducción de la pobreza, es contraer la oferta.

Nosotros no estamos ahora en una inflación monetaria. Estamos en una inflación importada por los precios del petróleo, los precios de los alimentos, los precios de los insumos agropecuarios. La respuesta tiene que ser producir.

Y con las más altas tasas de interés, nos arriesgamos a frenar la producción.

Reconocemos esos aspectos positivos y, respetando la independencia del Banco, tenemos que presentar no nuestra crítica sino nuestra preocupación, del daño que pudiera ocasionarse de mantenerse esas elevadísimas tasas de interés.

Para enfrentar este tema inflacionario, de parte del Gobierno lo que estamos haciendo es estimulando producción. Son muchísimos los estímulos a la producción este año, sobre precio al maíz, al fríjol, 25 mil millones para incentivo al almacenamiento de arroz, Ley Agro Ingreso Seguro.

La semana pasada la Ley Agro Ingreso Seguro dio un paso trascendental. Empezó a mostrar una nueva dimensión de reforma agraria. Se le entregaron 16 mil hectáreas de tierra a 1.400 familias campesinas, pero con proyecto productivo incluido.

Se entregaron unos subsidios muy importantes para pequeños distritos de riego y para piscicultura, en lo cual el país tiene un gran futuro, para proyectos productivos.

El informe que tenemos es que este año el sector agropecuario puede crecer por encima del 5 por ciento. El maíz el 5 por ciento. El arroz: parece que la producción de arroz va a crecer alrededor del 26 por ciento. Y siguen creciendo los cultivos de tardío rendimiento.

La gente dice: ¿pero por qué no ha crecido tanto el sector agropecuario? Lo teníamos destruido por la violencia y el narcotráfico.

No es fácil volver a crear en un campo que le generó tanto miedo a la gente. Vamos a ver si este año podemos ya mostrar unos mejores resultados en el sector agropecuario. Creo que el Ministerio viene haciendo las cosas bien. Allá se eliminó mucha burocracia. Eso pasó de cinco mil funcionarios en cinco o seis entidades, a 600 en el Incoder.

Y en lugar de gastarse la platica en toda esa burocracia, se está gastando en el apoyo a estos proyectos productivos. Confiamos que eso salga bien.

La respuesta a la inflación: produzcamos. Vamos a producir comida. Con dificultades, por ejemplo, en los insumos. Les hemos quitado los aranceles a los fertilizantes. Porque los fertilizantes han crecido su precio enormemente. Unos porque son derivados del petróleo y otros por el exceso de demanda en el mundo. En estos últimos están el potasio y el fósforo.

El tema de tasa de cambio. En el primer semestre los apoyos a los exportadores nos costaron 614 mil millones. El Gobierno ha venido haciendo un esfuerzo enorme. Les hemos pedido sí que procuren aprender a comprar coberturas, que aseguren su tasa de cambio y que cuiden las nóminas, que no disminuyan el empleo.

Ojalá haya una nueva tendencia de la tasa de cambio. La veíamos venir. Ojalá no se interrumpa.

¿Por qué la veíamos venir? Porque, asustados los europeos con un crecimiento negativo de la economía, negativo del 0.2, empezaron a dejar debilitar algo su moneda y a dejar que recuperara valor el dólar. Pero la última noticia de inflación mayorista de Estados Unidos, inmediatamente volvió a restarle valor al dólar.

Nosotros confiamos, sin embargo, que las exportaciones de Estados Unidos, que han crecido mucho y que han ayudado a que este año tengan un crecimiento no tan grave como el esperado, a pesar del problema de las hipotecas, nos ayude a que el dólar vaya recobrando valor.

Allí tendremos que seguir vigilantes. En el momento en que sea necesario, dar apoyos a los exportadores.

 
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