“Nos complace mucho poder tener esta reunión esta tarde, en Barranquilla, para empezar a examinar con ustedes la aplicación de los nuevos recursos de transferencias en los diferentes sectores a los cuales los destina la Constitución y la Ley.
La reunión de hoy ha sido convocada para mirar el tema educativo. Confiamos que en un periodo breve podamos realizar, en la Costa Caribe colombiana, reuniones específicas con todos ustedes sobre otros temas, como los de infraestructura, salud, institucionalidad, agua potable, el plan departamental de agua potable, las vías de competitividad, los planes departamentales de vías, de agua potable, el tema de infraestructura en general, servicios públicos.
No fue fácil el trámite de las transferencias; un proyecto demasiado difícil, donde la visión del Gobierno era lograr un equilibrio entre la promoción de la descentralización y la salud fiscal de la Nación.
Lo más fácil habría sido regresar al texto de la Constitución de 1991, pero era imposible. Cuando uno mira la historia fiscal del país en décadas recientes encuentra lo siguiente:
En 1990, cuando termina la administración (Virgilio) Barco, la Nación esta prácticamente en equilibrio. En el 2002, cuando empieza la nuestra, el déficit consolidado era del 4,2; hoy, en el 0,7. El déficit del Gobierno Nacional central era de 7,5; terminó el año pasado en el 3,3.
En 1990 el endeudamiento público estaba entre el 14 y el 16; en el 2002 en el 50. Lo hemos rebajado al 28, pero todavía es muy alto.
Empezábamos a tener dificultades muy serias con los mercados internacionales y con el financiamiento interno, que hoy están conectados. Si hay un país en la región que ha desarrollado un mercado de capitales internos es Colombia, gracias a los fondos de pensiones y a otros mecanismos. Los fondos de pensiones hoy tienen en papeles del Estado alrededor de 27 millones; son un gran soporte del mercado financiero interno.
Pero tanto el mercado financiero interno como el mercado internacional tienen las mismas preocupaciones; reaccionan positiva o negativamente ante hechos comunes.
Todo eso lo miró el Gobierno para insistir ante el Congreso en la aprobación del Acto Legislativo que se discutió muchísimo y que yo creo que tomó una decisión acertada.
Algunos han dicho que no se le puede atribuir a la Constitución de 1991 ser la única causa eficiente del déficit fiscal y del crecimiento del endeudamiento publico. Tienen razón. Pero sí fue con causa. Y eso no se puede ignorar.
A lo largo de mi carrera pública, desde que se aprobó la Constitución del 91, hemos defendido muchos aspectos. Me correspondió, como senador de la República -en compañía de algunos de los aquí presentes, como el doctor Roberto Gerlein, el doctor Efraín Cepeda- trabajar en el desarrollo de normas de la Constitución del 91 bien importantes, como la carrera administrativa y la seguridad social.
Nadie desconoce muchas cosas buenas de la Constitución del 91, como el capítulo de los derechos fundamentales. En este tema, el país debió introducir un correctivo transitorio al final de la administración del Presidente (Andrés) Pastrana, totalmente necesario. Y ha debido hacer este esfuerzo durante nuestra administración.
Me parece que el Congreso procedió con mucha responsabilidad, en vísperas de un debate electoral regional, con una serie de consejas y de consignas.
La Plaza de Bolívar atiborrada de personas gritando en contra del Congreso y del Gobierno; haciendo correr la desorientación de que el país iba a reversar la descentralización; de que se le iba a negar la educación a los pobres; de que se iban a recortar los recursos. No era fácil aprobar ese Acto Legislativo.
Yo destaco esa aprobación, como destaco las otras reformas que se han venido aprobando.
Cuando uno ve los sucesos recientes de Francia, un país con inmensas dificultades fiscales, con inmensas dificultades en competitividad, que por una propuesta del Presidente (Nicolás) Sarkozy para resolver los excesos pensionales que tan duramente afectan las finanzas públicas y esa reacción de huelgas, se pregunta con positivo asombro: ¿Cómo se logró en Colombia? Lo logró este Congreso con inmensa responsabilidad.
Cuando uno ve propuestas en otras partes del Continente y del vecindario para eliminar la descentralización, uno reflexiona con positivo asombro: Cómo en Colombia se ha logrado, en medio de violencia, de crisis fiscal y de endeudamiento, avanzar en la descentralización y, al mismo tiempo, en un proceso gradual, no tan rápido como quisiéramos, para sanear las finanzas nacionales.
Cuando uno ve como en muchos estados el burocratismo esta carcomiendo las finanzas públicas y en otros estados desmantelaron las instituciones gubernamentales, mira positivamente que aquí en Colombia se ha logrado reformar 415 entidades del Estado, la primera Telecom, la última Ecopetrol, con la idea de no desmantelar el Estado, pero con la idea de que el Estado, en lugar de ser un estorbo, un destructor de valor, sea un constructor de valor, un constructor de oportunidades para la comunidad.
Y falta mucho. Por ejemplo, en todo el sector de la salud. Pero cuando se observan los cambios en los hospitales del Atlántico, el Hospital Universitario de Barranquilla; el cambio en la Clínica del Seguro Social de Santa Martha, hoy modelo; el cambio en la Clínica del Seguro Social de Cartagena, hoy modelo, se ve, a través de esos ejemplos, como se pueden hacer estas reformas tan cuestionadas y avanzar hacia un Estado que agregue valor y mejore las condiciones para la comunidad.
Por ejemplo, si hay algo importante que haya sido capaz de aprobar este país es, primero, la reforma laboral y pensional de Ecopetrol y después su capitalización. Los radicalismos ideológicos lo impedían y, además, en un medio latinoamericano hostil totalmente hoy a la participación de particulares en capitalización de empresas petroleras, yo creo que Colombia se convirtió en una excepción y exitosa.
Entonces, yo quería invitarlos a tener confianza en el proceso de reformas que se ha venido adelantando.
Hay una pregunta: ¿Se disminuyeron las transferencias? Se aumentan no en la proporción que quisiera la Constitución del 91. Es la pura verdad. Y el Gobierno fue totalmente franco y consciente de eso vino la aprobación del Congreso.
Una segunda pregunta: ¿Se afectó la descentralización? No creo. Miren, quiero compartir con ustedes esto: En Colombia, el 51 ó 52 por ciento del gasto público lo adelantan hoy las entidades territoriales. Eso es algo que no se había discutido, 51, 52 por ciento. Eso es un altísimo nivel de descentralización.
En México, las regiones tienen, en el total del gasto público, una participación muy pequeña. Pensaríamos que en Brasil, constituido como Estado Federal, las regiones tendrían una participación más alta, es del 30 por ciento. En Colombia del 51.
Y en el 51 por ciento del total del gasto público que en Colombia ejecutan las regiones no se incluye aquellas obras que de manera extraordinaria cofinancia el Presupuesto Nacional y que tienen una mayor responsabilidad en la ejecución las regiones. Por ejemplo, los sistemas de transporte masivo. El Gobierno Nacional aporta un 70 por ciento, pero los ejecutan las regiones.
Programas de mejoramiento de vías. Este Gobierno, con el Congreso, ha acordado entregarle a cada municipio pequeño no menos de 100 – 140 millones de pesos al año, para el manejo de sus vías. Los ejecuta autónomamente el municipio.
Creo que hemos hecho un gran avance para fortalecer a los departamentos como niveles intermedios con el Plan Departamental de Aguas, que lo vamos a ver en los próximos días en detalle, aquí en la Costa Caribe, donde ya, recursos excedentes del Gobierno Nacional, o aportes por encima de las transferencias, no se entregan a criterio caprichoso del Presidente de la República o de un ministro, sino que se les ha pedido a todos los municipios vincularse a ese nivel intermedio del Gobierno que es el departamento, para que el Plan Departamental de Aguas sea el que defina cómo se van a invertir las transferencias, los recursos de crédito y los aportes complementarios de la Nación.
Yo los invito a pensar que Colombia tiene un alto nivel de descentralización. Yo les propondría una tesis: lo que pasa es que aquí hacen falta recursos en todos los niveles del Estado.
Justamente, por eso estamos en un proceso de construcción de confianza, de inversión en Colombia, que es lo que puede marcar la diferencia.
Si para alguien era difícil impulsar el Acto Legislativo de Transferencias, era para mí, que he hecho una carrera pública regional y provengo de una región que ha sido también abanderada de la descentralización. Pero tenemos que ser concientes de esto: Nada peor para la descentralización que quebrar a la Nación. Cuando la Nación está mal, se dificultan los créditos a los departamentos y a los municipios.
Yo recuerdo las tasas de interés que tuvimos que pagar en la época en que me correspondió ser Gobernador de mi departamento; las dificultades para acceder al crédito. Cómo cuando el Presidente Pastrana emprendió la reforma transitoria a Transferencias, prácticamente el crédito para los departamentos y los municipios colombianos estaba cerrado.
Hoy la situación es muy distinta. A pesar de que hay dificultades en muchos, hoy se consigue con menos dificultad crédito y a unas tasas de interés más razonables.
Una nación quebrada es una nación que ahuyenta la inversión. En este Gobierno, los ingresos de los departamentos han crecido por encima del 13 por ciento sobre inflación. Los de los municipios, por encima del 35 por ciento. Hay cosas que han ayudado: la Ley 617, anterior a nuestro Gobierno; la aplicación rigurosa de nuestro Gobierno; la Ley de responsabilidad fiscal. Pero también ha ayudado muchísimo la recuperación de la economía en todo el país, en unas partes más que en otras. Eso ha aumentado la percepción de ingresos de las regiones y del Gobierno Nacional.
Tenemos otra reflexión que quiero proponerles: La salud fiscal de la Nación es presupuesto necesario para que se dé la inversión, que es lo que finalmente contribuye a mejorar los ingresos de los departamentos, de los municipios y de la Nación.
Nosotros miramos con mucho entusiasmo instituciones de la Constitución del 91 como las regiones. Se ensayaron los cortes, finalmente se derogaron.
En nuestro programa 2002 le dijimos al país lo siguiente: Desarrollar las regiones como lo quiere la Constitución del 91, equivaldría a crear otros centros de gasto, otro nivel administrativo. El municipio, el departamento y las regiones. Otro factor probablemente de destrucción de recursos.
Recuerdo que cuando se discutía con el Congreso el Referendo de 2003, se propuso que los departamentos tuvieran la posibilidad de renunciar a ser departamentos y de crear regiones administrativas con los parlamentos regionales. No se aceptó. La tesis que predominó en el Congreso de la Republica, y el Gobierno la aceptó, era que era necesario avanzar en el fortalecimiento de los departamentos.
Particularmente, he creído que nada se opone para que los departamentos se asocien para planificar cómo llegar a objetivos comunes, para prestar servicios públicos, para adelantar grandes obras, para planificar, para requerir del Gobierno Nacional.
Mi preocupación ha sido que se tenga que crear una institucionalidad costosa, que se convierta en otro nivel de Gobierno.
El país tiene que escoger en qué nos gastamos el poco dinero que va apareciendo: en la comunidad o en burocracia. Y ese ha sido uno de los dilemas propuestos en este debate.
Si bien unos sectores de la vida nacional quedaron insatisfechos con el Acto Legislativo, porque el Acto Legislativo no regresaba a la Constitución del 91, otros sectores han criticado que el Gobierno fue muy laxo en favor de las regiones.
Diría yo que la distribución equitativa de la inconformidad, como dijera Santa Teresa, demostró que estábamos en un buen punto de equilibrio.
Y muchos nos han preguntado: ¿Por qué solamente en el año 2016, la fórmula de Transferencias regresará a que el incremento para las regiones sea igual al mayor recaudo de ingresos corrientes de la Nación, porcentual año tras año? Por el problema pensional. La carga pensional de la Nación es enorme. Y no es solamente la Nación. La Nación tiene… Yo no sé cuántos convenios de concurrencia tenemos ya con las universidades públicas, con una u otra entidad.
Entonces, para mí habría sido muy fácil, alguien me dijo: ‘¿Pero para qué esa pelea? No se desgaste. Su Gobierno se termina en el 2010. Pida la transición hasta allí y que los otros arreglen el problema’.
Eso no es bueno. Esa ha sido una socorrida fórmula de facilismo: ‘Yo no enfrento este problema porque me desgasto, el que viene atrás que arree’. Uno tiene que tener responsabilidad con el futuro del país.
La tendencia a la proyección de pensiones muestra que sigue creciendo hasta el año 2014, 2015, 2016, donde más o menos se aplana. Entonces, por eso se insistió que el regreso a una fórmula de crecimiento de las Transferencias, igual al porcentaje de crecimiento de los ingresos corrientes de la Nación, se aplazara hasta el año 2016. Esa es la razón.
Pero miren, yo sinceramente creo -y ya eso ha sido objeto de críticas- que el avance fue bien importante. Si ustedes comparan el proyecto inicial del Gobierno con el que finalmente aprobó el Congreso, verán un sustancial incremento, surgido de ese debate en el Congreso. Incremento en los puntos básicos sobre inflación, incremento en 1,3 adicional para educación. Una norma que favorece a los municipios menores de 25 mil habitantes; que les da un privilegio en la Bolsa de Propósito General y también la destinación de unos recursos bien importantes a la primera infancia.
Objetivos del Gobierno
Nosotros hemos venido trabajando tres objetivos de Gobierno y esto ha ido hilvanándose todo: La seguridad desde la democracia, que es bien importante repetirlo en todo escenario nacional e internacional, cuando uno le habla a Europa cómo el esfuerzo de seguridad que ha sido desde la democracia. Le dice: ‘Comparen con lo que pasó en Chile, comparen con lo que pasó en la Argentina, compárenlo con lo que pasó en Centroamérica’, eso da inmenso respeto. La seguridad desde la democracia, la confianza inversionista desde la responsabilidad social y la cohesión social desde las libertades.
El discurso político generalmente se compromete con lo social, pero históricamente le ha temido mucho a comprometerse con la seguridad y con la confianza inversionista.
Yo recuerdo que cuando nosotros hacíamos esos planteamientos, los analistas decían: ‘No, Uribe no avanza. En este país la gente no vota por la seguridad’. Y demeritaban la confianza inversionista diciendo: ‘No, tampoco vota por un Gobierno que habla de inversión para los ricos’. Pero el país ha venido madurando muchísimo y marcando una diferencia con casi todos los países de América Latina.
Grandes mayorías nacionales empezamos a entender que la única manera de superar pobreza y construir equidad es teniendo dos pilares precedentes, que son: la seguridad desde la democracia y la confianza inversionista desde la responsabilidad social.
Para construir esa confianza inversionista ha estado el modelo. Nosotros no incurrimos en el neoliberalismo de los 90 que desmantelaba el Estado; tampoco estábamos en las tendencias estatistas de América Latina ahora, que niegan la inversión privada.
Nosotros reformamos el Estado sin desmantelarlo y le damos todo el espacio a la inversión privada, con responsabilidad social.
Para esa confianza inversionista ha sido muy importante el tema de la persistencia en la seguridad democrática.
Ahora que el señor Alcalde se refería a la marcha de los colombianos, el martes (4 de febrero), y ese bellísimo espectáculo democrático de Barranquilla, esta semana les dije a unos inversionistas que preguntaban: ‘¿Bueno y qué sigue?’.
Les dije: ‘Lo más importante es mirar la conciencia del pueblo colombiano, donde hoy hay un gran compromiso -uno no sabe hasta qué punto de la dirigencia política- pero sí de la base popular de la Nación con la seguridad democrática. Y eso tiene que generar confianza’.
La salud fiscal de la Nación. Sin salud fiscal de la Nación no hay confianza inversionista.
A mí me da pena decir esto: Me decía el doctor Rodolfo Junguito -varias veces Ministro de Hacienda- y que lo han llamado diferentes gobiernos en época de crisis: ‘Presidente, esta situación de financiamiento está muy difícil; no hay con qué pagarles a los soldados; tenemos cerrados los mercados. Camine vámonos para Nueva York’. E íbamos allá a extender la totuma y era muy difícil.
Hoy, Colombia está de moda. Hoy la gente quiere invertir en Colombia y eso hay que cuidarlo.
Pero la gente mira mucho también cómo va la salud fiscal de la Nación. Y eso tiene conexión con lo que se hizo en Transferencias.
A mí me parece que el Congreso, sabiamente, ha orientado la Legislación Tributaria. Esta Patria nuestra era muy renuente a que se le dieran estímulos a la inversión. Y se decía: ‘Es que eso es para los ricos’.
No se hizo aquí lo que hoy le critican a los Estados Unidos, que les rebajaron las tasas de contribución a los grandes capitales. Aquí lo que hicimos fue introducir incentivos al que invierte.
Y eso yo quiero pedirles a ustedes que lo aprovechen. Hoy se puede crear una Zona Franca en cualquier parte del país. No importa que sea para el mercado interno o para el mercado externo. Con unos requisitos razonables: Puede ser en el sector básico, en el sector industrial, en el sector de servicios, en el sector agropecuario.
Los incentivos para la industria turística. Todo hotel que se construya hoy en Colombia tiene una exención tributaria de 30 años. Cuando venimos aquí a inaugurar el Dann Carlton, me decían los dueños: ‘Lo pudimos hacer por los estímulos tributarios’. Y uno ve que hoy el país está construyendo cinco mil habitaciones hoteleras.
Los estímulos a los biocombustibles, los estímulos a la inversión en general. De cada cien pesos que se invierten hoy en Colombia, el inversionista puede deducir 40 de su renta líquida gravable.
Los pactos de estabilidad, que les dan seguridad a los inversionistas durante 20 años. Una empresa de turismo ecológico que hoy se cree en Colombia tiene una exención tributaria permanente.
Los cultivos de tardío rendimiento, la reforestación. Nosotros hemos emprendido unos proyectos bien importantes de reforestación en el Magdalena y el Cesar, que ya están llegando a 11 mil hectáreas; un capital del Estado con los particulares, entre otras cosas, gracias a la Seguridad Democrática y gracias a esos incentivos.
Una plantación de palma africana… y veo hoy un gran auge en el sur de Bolívar, por fortuna. Un auge extraordinario en el Magdalena, en algunas partes del Cesar. Como todo cultivo de tardío rendimiento tiene una exención tributaria de 10 años, a partir del momento que empieza el periodo productivo.
Yo quería invitarlos a reflexionar sobre eso, porque hoy hay grandes posibilidades de atraer inversión para todas las regiones de Colombia. Ustedes pueden, gobernadores y alcaldes, ser grandes promotores para que venga la inversión a sus regiones. El país tiene unos instrumentos.
Hace pocos días nos visitó el asesor principal de lo que fue la reforma de Irlanda por la competitividad. Y cuando vio nuestra Legislación Tributaria dijo: ‘Bueno, Colombia con esto ya puede ser muy competitiva’.
Es que lo de las Zonas Francas, como se definió, le dice al inversionista: ‘Usted no paga IVA ni paga arancel para la maquinaria y equipos. Tampoco para las materias primas. En lo de las materias primas hay una diferencia: Si el producto final va al mercado interno, paga IVA. Si va al mercado externo, no lo paga. En la maquinaria y equipos, el estímulo es independientemente de que vaya para el mercado externo o el interno. Y la tarifa de renta es del 15 por ciento.
¿Qué nos decía él?: ‘Con esto, Colombia puede pensar en ser tan atractiva en inversiones como lo ha sido Irlanda’, que se ha convertido en el gran fenómeno europeo. Pero esas cosas no se dan de la noche a la mañana, hay que persistir.
Yo le preguntaba en junio del año pasado al presidente Alan Garcia: ‘¿Usted va a cambiar la legislación tributaria?’. Y me dijo: ‘No’.
Le dije: ‘¿Por qué?’. Me dijo: ‘Porque Perú ha logrado confianza y no podemos estar cambiando estas normas a toda hora’.
Aquí hay que darle tiempo a unas normas que se han venido aprobando para que surjan los proyectos.
Apenas la semana pasada logramos que una cadena hotelera muy importante se vinculara a Bogotá. Y les pregunté yo: ‘¿Pero por qué apenas ahora, si en el 2003 nuestro Congreso aprobó las normas?’. Y me dijeron: ‘Es que los proyectos no se hacen de la noche a la mañana’.
Por eso, a mí me preocuparía mucho que el país tuviera hoy inestabilidad en estas normas o en el Acto Legislativo de Transferencias. Las señales de estabilidad son muy importantes para que afluya esa confianza.
Hay algunos críticos de la Legislación Tributaria. Y yo les acepto algunas críticas. Nosotros no la podemos simplificar, como habríamos querido. Nosotros no la pudimos reducir sustancialmente en el articulado, pero sí logramos llevar a la práctica los estímulos a la inversión; que si se cumplen con responsabilidad social, se constituyen en un gran avance.
A todos nos falta dinero. Falta dinero en todo municipio colombiano, en todo departamento, en toda la Nación. Pero creo que hemos venido construyendo un buen camino, que hay que ajustarlo todos los días.
Miren: el proceso de China es un proceso que va a ajustar 20 años. A mí tocó estudiar en la universidad pública. Me enseñaron marxismo no a los 55 sino a los 18. Fui en contra, como lo he sido toda la vida, pero lo estudié mucho.
Y la verdad es que el gran dialéctico no fue Mao Tse Tung, el que propuso la dialéctica, sino Deng Xiao Ping, cuando dijo: Nosotros no podemos tener a este pueblo chino condenado a un socialismo pobre. Vamos a combinar la economía centralmente planificada con la economía de mercado, para garantizarle prosperidad al pueblo chino.
Llevan más de 17 años captando por año más de 50 mil millones de dólares de inversión extranjera directa. Y apenas han reivindicado la pobreza 400 millones de chinos, de 1.200 millones.
Nosotros tenemos que darle tiempo a esto. El país apenas lleva tres años liderando las tasas de inversión. Nosotros teníamos unas tasas de inversión del 12 y ya empezamos a subir: 23 – 25. En el tercer trimestre del año pasado estaba en 27, la más alta de América Latina.
Apenas lleva tres años captando ya unos recursos apreciables de inversión extranjera directa: 6.500 – 8 mil – 7.800. Este año el Banco de la República dice que puede ser otro año de 8 mil millones de dólares.
Entonces en esto comprendo las angustias de todo el mundo, pero hay que tener paciencia y darle al mundo unas señales de estabilidad para que haya confianza en esta patria nuestra.
Avances en educación
El tema de educación para nosotros es transversal en la idea de las 7 Herramientas de Equidad. Creo que en medio de los problemas hay unas buenas noticias. Hay unos objetivos discutidos ampliamente en el Plan de Desarrollo. Uno es la cobertura en la educación básica para el 2010. Treinta y cuatro (34) por ciento de cobertura en educación universitaria.
La línea de arranque en educación básica fue 78. Hoy debemos estar en el 94. La línea de llegada de 2010, ciento por ciento.
En educación universitaria, línea de base: 22. Hoy 29. Punto de llegada 2010: 34.
Pienso que hay un gran avance en el Sena. Pero la prueba de que hay que estar haciendo ajustes es que antenoche en un consejo comunitario con el sector del calzado, excepcionalmente vinieron unas críticas que nos invitan a hacer correctivos.
Creo que el Sena hoy está convertido en el Instituto líder de América Latina en formación. El único que le competería es Brasil. Y está avanzado mucho más el Sena de Colombia.
El Sena de Colombia ha pasado de capacitar a millón 100 mil estudiantes al año, a cuatro millones 600. Cinco millones 100 mil con los de virtual. ¿Este año a cuántos va a llegar? Cinco millones 200 mil este año.
Horas de enseñanza de cinco millones a 15 millones.
El viernes pasado, hoy hace ocho días, empezó una cosa. Se los quiero decir, compatriotas, me emocioné en San Andrés por todas sus implicaciones: el Sena empieza un programa para enseñar masivamente inglés a los colombianos.
¿Quiénes son los profesores? Quinientos compatriotas raizales del archipiélago, a través de Internet.
El viernes pasado inauguramos la primera sala, los primeros 120. Ya no era un cuento. Ya era entrando a la sala a hablar con ellos.
¿Y eso qué representa? La semana pasada tenían 66 mil estudiantes matriculados en diferentes partes del país. A mí me prestaron uno de esos computadores y empecé a hablar con el estudiante. Era un muchacho de Ibagué.
Cuando al final de este año el Sena tenga los 500 instructores raizales, miren el impacto de la vida social de San Andrés. Eso va a implicar un pago de nómina a ellos de 12 mil millones de pesos al año.
¿Cuánto alivia la situación social del Archipiélago? ¿Cuánto une a la Nación? Ellos enseñándoles desde allá inglés a 500 mil colombianos, haciendo amistad con todas esas familias, trayéndolas a hacer turismo al archipiélago.
Y me sorprendió: en las calles de San Andrés el viernes pasado la gente no me hablaba de salud, ni de vías, ni de vivienda, sino de banda ancha. Es algo bien importante. Por eso le dije a Cecilia María: ‘Hoy no se puede hablar de educación sin comunicaciones, sin la revolución de las comunicaciones y sin el Sena. Por eso la presencia de ellos aquí.
¿Entonces esta semana en qué hemos estado? A raíz de esa petición de San Andrés, mirando cómo se va a conectar San Andrés por un cable submarino para que mejore el servicio de banda ancha.
Puede ser la salvación del archipiélago, social, a través de centros de contacto, de enseñarles inglés desde allá a todos los colombianos, vía Internet, y de enseñarles español a las poblaciones del Caribe que tienen como lengua materna el inglés o el francés.
En fin, miro con mucho entusiasmo esto.
Ahora: hay esfuerzos siempre insuficientes. Yo tiendo a aceptar todo reclamo que me hacen mis compatriotas, porque generalmente tienen razón.
Y mantengo unos ejemplos.
Estábamos un día en la Andi allá en Cartagena y oh regaño: ‘Es que el Gobierno de ustedes se está gastando el dinero en vías municipales y no están las dobles calzadas de competitividad’.
Tienen razón.
Al otro día llegué a una reunión en Barichara y me dijeron los alcaldes: És que el Plan 2.500 es insuficiente. Necesitamos muchos más kilómetros’.
Tienen razón.
Es un país con muchas necesidades, pero creo que hay unos fundamentos, que hay una ruta que nos puede ayudar, haciéndole ajustes todos los días.
Yo estaba muy optimista con el Icetex porque ha crecido mucho. Cuando nosotros llegamos tenía 60 mil usuarios de crédito y este año termina con 235 mil. Tenía 500 mil millones de cartera y este año termina con 1,2 billones.
Y tenemos una meta muy exigente para el 2010 de 350 mil usuarios de crédito y de cerca de 2 billones de cartera.
¿Por qué me decía ahora la Directora? ‘Tengo solicitudes de 100 mil créditos de Icetex y vamos a poder atender este año 55 mil’.
Y esos 45 mil que no se pueden atender generan inconformidad y generan dificultades.
Más recursos de transferencias
En este tema educativo, la reforma de transferencias implica para educación un billón 100 mil millones más que el año pasado. Creo que eso es importante. Me dirán ustedes: ¿suficiente? No. Pero sí creo que es un gran avance.
Se han hecho unas reestructuraciones. Empiezo a contestarle al señor Gobernador, porque el tema lo estuve estudiando toda la semana con la Ministra y su equipo, porque queremos tener una discusión muy constructiva con ustedes.
La metodología es ésta: departamentos y ciudades certificadas.
Una de las reformas que se hizo fue definir un básico per cápita igual para todo el mundo, con dos diferencias: se paga más en secundaria que en básica. Y se paga más en ruralidad que en urbana. Eso es lo que marca la diferencia, como lo vamos a ver esta tarde.
El tema de demanda efectiva y demanda potencial. Creo que hay un buen equilibrio. Y una de las invitaciones que queremos hacerles es que ustedes trabajen este año muy bien la identificación de la demanda insatisfecha. Asuman los compromisos de atenderla para que, de acuerdo con lo que viene en la Ley 715 (esa parte no la reformamos en la nueva Ley de Transferencias), se vayan teniendo más recursos para la población desatendida.
Pero se necesita un esfuerzo de ciudades y regiones para demostrar que están avanzando en la vinculación de esa población.
Creo que hay otra buena noticia: hay 133 mil millones para gratuidad educativa.
Ustedes saben que ese tema ha sido un tema muy controvertido. Porque uno se reúne con los rectores de las escuelas y le dicen a uno en privado (en público no): ‘No hablen de gratuidad educativa, porque esa plática que nosotros cobramos aquí es la que nos sirve para pintar la escuela, es la que nos sirve para arreglar la batería sanitaria, es la que nos sirve para las reparaciones locativas’.
Y tienen razón.
Entonces se definió atender a 4 millones 333 mil 333 niños de niveles 1 y 2 de Sisbén, entregándoles a las escuelas directamente, a través de los municipios (y es una de las cosas que queremos trabajar con ustedes para que ustedes la manejen), 30 mil pesos por niño, a fin de que esa plata que la escuela les cobraba a esos niños, la reciba ahora del presupuesto. Y que ese dinero pueda tener un manejo local en la escuela para atender esas necesidades locativas.
Son 30 mil pesos que deben llegar directamente a la escuela. Entonces ahí les vamos a pedir el favor a ustedes de tener un censo, escuela por escuela. Son 133 mil millones para todo el país. Le pedí a la Ministra que trajera bien discriminadas las cifras de todas las regiones.
Quiero decirles finalmente una cosa: en cinco años y medio, este Gobierno ha procurado que todos quienes estamos en él tengamos afecto y compromiso igual por todas las regiones de la Patria.
Aquí lo que queremos ver es la Patria próspera en todas sus regiones. Haría mal yo, como hombre de región, para mi propia región, dejando un sabor en la Presidencia de la República de regionalismo malsano, cuando el regionalismo tiene que ser 4en favor de todas las regiones de la Patria.
Ahora, en toda parte le hacen a uno críticas, empezando por su tierra. Entonces le preguntan a ProAntioquia: ¿Cómo les ha ido con Uribe? Y dicen: muy mal. No hay peor cuña que la del propio palo.
Yo he llegado en diciembre allá y me recibían muy formal el doctor Sergio Fajardo y el doctor Aníbal Gaviria y me decían pasito: ‘Gracias por tal obra’.
Y apenas cogían el micrófono, que nos falta tal carretera, que tal cosa, que tal otra.
Nos falta todo a los colombianos. Y por eso soy paciente y les pido a mis compañeros de Gobierno paciencia para aceptar las críticas, porque en el país falta mucha cosa.
Una vez llegué a un foro de Banca de Oportunidades, con el Ministro Jorge Humberto Botero. Y la gente estaba muy brava. Y me decía él ahí pasito: ‘Pero mire como es de desagradecida la gente. Todo lo que hemos entregado en crédito popular’.
Y le dije: ‘Es que hoy no vinieron aquí los que han recibido, sino las grandes mayorías inconformes que no lo han recibido. Por eso, Ministro, el Gobierno no puede vivir encerrado en el Palacio de Nariño en el power point, donde a uno le muestran todo color de rosa, sino que tiene que vivir conectado con el people power, donde uno conoce las necesidades de la gente’.
Esta Patria, mientras nuestra generación creció, pasó de 14 millones a 30 millones y hoy tiene 44 millones de habitantes, con un relativo estancamiento de la economía, una explosión demográfica enorme y una incapacidad de responder al mismo nivel que crecía la población.
Ojalá podamos sostener unas tasas elevadas de crecimiento para salir adelante.
Les propondría que miráramos esta presentación de la Ministra y que hiciéramos un ejercicio, departamento por departamento, ciudad certificada por ciudad certificada.
Pedimos que vinieran a la reunión los gobernadores, alcaldes de capitales, alcaldes de ciudades certificadas.
Por ejemplo, en el caso del Atlántico, aquí hay tres manejos de educación: un manejo de educación de la ciudad de Barranquilla y un manejo de educación de Soledad, que están certificadas. El resto lo tiene que manejar el departamento del Atlántico.
Entonces les agradezco inmensamente y hablaremos con los gobernadores y parlamentarios para programar (diría, Alicia, que un viernes de por medio), estos encuentros regionales sobre los diferentes temas específicos.
Le pediría a la Ministra que les mostrará estas cifras de educación.
Quiero recordarles esto: buena parte de la gobernabilidad en Colombia reposa en la voluntad del Gobierno Nacional de entenderse con todos los alcaldes y gobernadores, independientemente de su origen político.
Lo hemos practicado desde el principio de nuestro Gobierno. En un país con tantas dificultades como Colombia, serían mayores si esa norma no se practicara.
También hay que decir una cosa: hay que esmerarse mucho por el buen gobierno. Nosotros. Yo les digo a los compañeros: no nos podemos conformar con lo hecho. Falta mucho.
Ahora, por ejemplo, hay que emprender una reforma de las fiduciarias. Y apenas estamos empezando a reformar las clínicas del Seguro Social. Etcétera.
Pero las localidades también.
Al principio del Gobierno para nosotros fue muy difícil. Fue muy difícil que la ciudad de Santa Marta entrara en Ley 550. Y se encontró un desastre.
Recuerdo que a mí casi no me dejan en el Conpes entregar los recursos del 70 por ciento para el Sistema de Transporte Masivo de Barranquilla, porque no cumplía con la Ley 617.
Qué esfuerzos hubo que hacer.
Entonces también tenemos que esmerarnos mucho por el buen gobierno, en todos los niveles. Porque nada ganamos con recursos crecientes o con pedir recursos crecientes, si no hacemos un gran esfuerzo de buen gobierno.
Ahora: las ciudades que están en Ley 550 han tenido un sacrifico muy grande.
¿De dónde viene eso? De malos gobiernos. También de circunstancias de robos. Se las robaron. Y recuperarlos es muy difícil. Y la ciudadanía paga esos platos rotos, porque condenan a esas ciudades muchos años a no hacer inversión.
Por eso aquí la transparencia no puede ser un discurso moralista para afectar a los contradictores políticos, sino un compromiso de práctica cotidiana en la gestión pública”.
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