Palabras del Presidente Uribe desde Valledupar,
durante la marcha contra las Farc

Febrero 4 de 2008 (Valledupar)
 

 

“Nuestra inmensa voz de gratitud a los jóvenes que han hecho esta convocatoria. A esa nueva generación de colombianos que quieren un país que les dé la oportunidad de vivir en paz, de progresar espiritual y materialmente, de esforzarse por la ciencia y de no tener que preocuparse por la amenaza del secuestro. A esos jóvenes que nos han convocado, un aplauso de gratitud.

Nuestra gratitud a tantos ciudadanos del mundo, que 122 países han acompañado a Colombia hoy en esta marcha contra el crimen, contra el secuestro.

El sentimiento democrático del pueblo colombiano, anhelante para poder vivir sin secuestro, hace llegar a los ciudadanos de todos esos países el más sentido mensaje de gratitud por habernos acompañado hoy a los colombianos en esta movilización.

Hacemos llegar nuestra voz de gratitud a los colombianos residentes en tantos países del mundo, que hoy se han unido con nosotros, en esta cadena de energía espiritual contra el secuestro y contra el crimen.

Muchos de ellos tuvieron que salir de la Patria huyendo de un secuestro. Muchos de ellos tuvieron que salir de la Patria después de haber obtenido la liberación de un secuestro, por temor a otro secuestro. Muchos de ellos tuvieron que salir de la Patria porque perdieron aquí sus pequeños haberes, porque debieron entregarlos a los secuestradores, a los extorsionistas.

A nuestros compatriotas que viven en el exterior y que hoy se han unido con todos sus compatriotas residentes en Colombia, hacemos llegar nuestra voz de gratitud.

Nuestra voz de gratitud a todos los colombianos que hoy han expresado, con dignidad y con fortaleza, el rechazo al secuestro y a los secuestradores.

Desde esta plaza de Valledupar, desde esta Tribuna Francisco El Hombre, hacemos llegar a todos los colombianos nuestra más sentida voz de gratitud, nuestro aplauso por esta gran manifestación hoy en contra del secuestro.

Una Colombia que quiere vivir en paz, que quiere seguridad desde la democracia, que quiere inversión desde la responsabilidad social, que quiere superación de pobreza y que quiere equidad desde las libertades, le ha dicho hoy, ha reiterado hoy su rechazo contundente al secuestro.

Y hemos tenido el privilegio de compartir con nuestros compatriotas de Valledupar, la capital del Cesar, que fue uno de los epicentros más afectados por el flagelo del secuestro. Centenares, miles de familias vallenatas sufrieron el secuestro, y quieren que ese mal sea erradicado definitivamente de todos los rincones de la geografía de Colombia.

Muchas gracias, compatriotas del Cesar. Muchas gracias, compatriotas de Valledupar, por acompañarnos hoy, por albergarnos, por permitirnos expresar nuestro rechazo al secuestro, en la compañía siempre cálida del gran pueblo del Cesar, de los habitantes de esta gran ciudad de Valledupar.

Desde aquí hacemos llegar un mensaje a los secuestrados: el mensaje de que toda Colombia está con ellos, de que haremos todos los esfuerzos para que regresen a sus hogares y a libertad, sin que tengan que temer por un nuevo secuestro.

Liberar a los secuestrados y erradicar el secuestro es la consigna del alma colectiva de los colombianos. El grito que surge de la garganta colectiva de los colombianos en el mediodía de este 4 de febrero.

A los secuestradores, a quienes cuidan a los secuestrados, que por cuidarlos los torturan: secuestrado está el secuestrador. Tarde que temprano, el secuestrador torturador sufre en el mismo nivel en que ha sufrido el secuestrado torturado.

Reiteramos nuestra invitación para que aquellos que cuidan, torturan, a los secuestrados, los liberen, abandonen el grupo criminal al que sirven en el propósito del secuestro, regresen a encontrarse con sus familias, con todos los colombianos y liberen a los secuestrados.

Este pueblo colombiano, firme contra el crimen, es generoso, infinitamente generoso en la hora de la reconciliación. Este pueblo colombiano sería feliz si los secuestradores que torturan, liberaran a los secuestrados. Si esos secuestradores abandonaran el grupo criminal al cual pertenecen y trajeran consigo a los secuestrados.

Este pueblo colombiano, firme contra el secuestro, generoso a la hora de la reconciliación, sé que está dispuesto a recibir con los brazos abiertos a los secuestrados que regresen a la libertad y a extender esos brazos a los secuestradores que rectifiquen su conducta.

Desde esta Tribuna Francisco El Hombre, les decimos a los guerrilleros equivocados que no les hagan más favores de tortura a los jefes de la guerrilla que han pasado su vida desangrando al pueblo colombiano.

Esos jóvenes que todavía persisten en el camino equivocado de las Farc y de los grupos criminales, que reciban el mensaje del pueblo colombiano.

El pueblo colombiano quiere abrazarse con ellos. Que rectifiquen, que hagan la paz, que abandonen el grupo criminal, que liberen a los secuestrados, que no los torturen más.

Que el pueblo colombiano quiere la libertad de los secuestrados, y también está dispuesto a perdonar a los secuestradores para que este país jamás, jamás, vuelva a sufrir el crimen del secuestro.

A lo largo de esta caminata venían muchas reflexiones. Al estrechar la mano de mis compatriotas de esta Colombia alegre, mestiza y tropical, al estrechar la mano de mis compatriotas, venían muchas reflexiones. La reflexión de la tolerancia y del respeto. La reflexión de las nuevas generaciones. La reflexión de todo lo que es el arte nato del pueblo vallenato.

La tolerancia y el respeto. Los derechos y los deberes. Esta es una hora de reflexión por la tolerancia y por el respeto.

Respeto a la opinión ajena, tolerancia con la opinión ajena y respeto a la ley.

Tolerancia con la diferencia, respeto a la honra.

Tolerancia con la idea política contraria, respeto a la dignidad del ser humano.

Tolerancia con la crítica, respeto a la verdad.

Tolerancia con la contradicción, respeto a la objetividad.

Tolerancia es un sentimiento de un pueblo alegre y pluralista, como es el pueblo colombiano. Y respeto es la disposición de respetar la Constitución, el capítulo de los derechos fundamentales, el de los derechos sociales, el texto general de la Carta.

Tolerancia es la disposición anímica y espiritual del pueblo colombiano.

Respeto a los principios de la convivencia entre los Gobiernos, los Estados y las Naciones, es el imperativo de la hora.

Encontré a los niños a lo largo de esta marcha. Muchos llegaron al uso de razón en el dolor y en las lágrimas de su familia por el secuestro del papá, de la mamá, de un hermano mayor o de un ser querido.

Estos niños que han llegado al uso de razón en el dolor del secuestro, aspiran llegar a la madurez y a la plenitud de la existencia en la felicidad de una Colombia que haya erradicado el secuestro.

Todos los policías de Colombia, todos los soldados de Colombia, todos los administradores de justicia de Colombia, la máximas autoridades, quienes hoy encabezan las instituciones del Estado, los altos mandos, los alcaldes, los gobernadores, los concejales, los ediles, los diputados, los congresistas, mis compañeros de Gobierno, todos quienes somos hoy responsables del Gobierno, entendemos que esta marcha también es una exigencia del pueblo colombiano a nosotros, para que aportemos todas nuestras energías, toda nuestra devoción, todos nuestros esfuerzos por la erradicación definitiva del secuestro.

Desde el más joven de los soldados hasta los más altos comandantes, desde el policía vinculado recientemente a la Fuerza hasta quien debe ser el primer policía y el primer soldado de la Patria, el Presidente constitucional, todos tenemos el deber de escuchar hoy al pueblo colombiano, que nos impone la obligación de derrotar definitivamente el secuestro. Por eso, compatriotas, no podemos fallar.

Agradezco esta convocatoria. Este canto que han traído aquí a la plaza Alfonso López, a esta Tribuna Francisco el Hombre. Este canto de Hernando Marín: “Canta conmigo mi pueblo y el viejo Valledupar, canta que tu canto es como la luz del cielo, canta porque tu naciste para cantar”.

Un pueblo que ha nacido para cantar, es un pueblo que tiene el derecho a no nacer para llorar. Para que este pueblo viva cantando, para que aquellos que habrán de venir nazcan para cantar, vamos a derrotar el secuestro, a fin de que los colombianos no tengan que nacer para llorar.

Y dice este bello canto: “Ay, yo quiero que venga Francisco el Hombre”. Sí, que venga Francisco el Hombre. Y para que él venga, para que cope el espacio de estos corazones sin límites, de esta gran creatividad del Cesar y de Colombia, que para que venga Francisco el Hombre, se vaya el secuestro y se vayan los secuestradores.

Y que cante sus canciones para poderlo escuchar. Que traiga de las sabanas los sones, de la Nevada, que el indio ha llamado Cacique Upar. Para que traiga al Cacique Upar de la Nevada, para que traiga de las sabanas los sones, que se vaya el secuestro, para que el espacio todo sea para Francisco el Hombre, para los sones de la Nevada, para el Cacique Upar, para la creatividad espiritual de este gran pueblo del Cesar que es muestra del pueblo colombiano.

Esta ha sido una manifestación de los colombianos por amor a Colombia.

Podríamos decir que lo que pasa con todos los colombianos hoy, lo que le podemos decir todos los colombianos a nuestra Patria hoy, en la compañía de los miles de ciudadanos del mundo que se han integrado con nosotros en esta hora, es lo que dice por allá un verso de una canción.

Los colombianos le decimos a nuestra Patria hoy:

Colombia, lo que pasa con nosotros es que te queremos totalmente.

Colombia, lo que pasa con nosotros, tus hijos, es que te queremos con el cuerpo y con el alma.

Colombia, lo que pasa con nosotros, tus ciudadanos, es que te queremos con un amor que no conocíamos.

Con amor a Colombia, con firmeza para derrotar a los criminales, todos haciendo un esfuerzo mayor, vamos a construir una Patria para que estas nuevas generaciones puedan vivir felices.

Una Patria en la cual el dolor del secuestro sea de nuestra generación y hacia atrás. Que jamás continúe para que los niños, las nuevas generaciones y aquellos que habrán de venir, puedan vivir felices en el suelo de Colombia.

Compatriotas, muchas gracias por esta manifestación de amor a Colombia.

Compatriotas del Cesar, muchas gracias, muchas gracias por su compromiso de todas, de todas las horas.

Con ustedes, firmes.

Con ustedes, firmes.

Con ustedes, firmes, hasta que los criminales entiendan que el suelo de Colombia jamás volverá a recibirlos.

Muchas gracias”.

 

 
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