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Palabras del Presidente Álvaro Uribe durante la asamblea de la Asociación de Ganaderos de la Costa Norte (Asoganorte)

Junio 06 de 2008 (Barranquilla - Atlántico)
     
 

"Mis compañeros de Gobierno y yo nos sentimos muy honrados de llegar hoy a Asoganorte (Asociación de Ganaderos de la Costa Norte). Ustedes han hecho un gran esfuerzo por mantener viva esta actividad, aun en los momentos más difíciles. Queremos felicitarlos de todo corazón.

Hemos escuchado con toda atención las palabras que han pronunciado el doctor Alfredo Saade, el Presidente de su Junta Directiva, llenas de sentido común sobre las necesidades de infraestructura.

He tomado particular nota de sus preocupaciones por las vías terciarias y por la vía marginal del río, que ustedes reclaman con razón.

Hemos escuchado con toda atención las palabras, siempre juiciosas, llenas de análisis, bien sustentadas en cifras, reivindicantes no solo del gremio sino del sector agropecuario, del Presidente de los Ganaderos de Colombia, el Doctor José Félix Lafaurie, especialmente en un momento cuando el país tiene que aumentar la producción de alimentos.

Y acabamos de escuchar las palabras sensatas, sesudas, ponderadas, del ex Viceministro, una promesa de la juventud, el Doctor Luis Vicente Támara Matera, Director Ejecutivo de la Asociación.

Permítanme, en primer lugar, sumar el entusiasmo del Gobierno a la condecoración que ustedes han puesto a los doctores Alejandro Zambrano, Hernán Yunis Pérez, Henry Rodríguez y Jorge Salah Donado, por todos sus servicios a la ganadería colombiana. Los felicitamos de corazón.

Hoy hemos estado examinando, esta mañana en La Guajira, al mediodía en Cartagena y ahora quisiera examinar con ustedes, después de haber escuchado tan importantes intervenciones, cómo podemos articular una estrategia que estimule más nuestra vocación de acelerado crecimiento de la economía, en un momento difícil.

Difícil por inflación, difícil por precios internacionales del combustible.

Un momento difícil, por inflación de alimentos. Inflación de alimentos que puede hacer crecer dificultades en los sectores más vulnerables, más propensos a la miseria absoluta de nuestra Patria.

Creo que en el plan a articularse, tenemos que incorporar tres herramientas: el microcrédito, del cual hablábamos esta mañana en La Guajira; la aceleración en la construcción de vivienda social, tema del mediodía en Cartagena, y la aceleración, el incremento de la producción de alimentos, tema de esta hora, aquí, en la asamblea de Asoganorte, en Barranquilla.

A través de los periodistas de la Patria, a través de los periodistas del Atlántico, queremos difundir esos tres propósitos: microcrédito, vivienda social y producción de alimentos.

Microcrédito

Todo colombiano que hace el tránsito del sector de la usura, del sector del ‘chupasangre’, del sector del pagadiario, al sector institucional financiero, es un colombiano que ahorra, que evita costos, que mejora calidad de vida.

Esta mañana fue muy grato constatar que Riohacha, diez municipios de La Guajira quedan ya con cobertura de Banca de Oportunidades, a través de un enorme esfuerzo que se ha hecho con instituciones como el Banco Mundial de la Mujer.

Esos municipios que no tengan sedes financieras, ya quedan con la atención de unas oficinas del Banco Mundial de la Mujer, apoyado por el Gobierno Nacional, en el programa de Banca de Oportunidades.

Quedan además con los corresponsales no bancarios, que son sedes bancarias muy elementales: en un granero, en una farmacia. Sedes bancarias que maneja el farmaceuta, que maneja el tendero, que son muy sencillas: un quiosquito al interior de la farmacia, de la tienda. Eso sí, con un datáfono, con un motor grande y poderoso, para poder tener operaciones en línea con la organización financiera central.

En los próximos días, el Banco Agrario instalará otros 186 corresponsales no bancarios en varias ciudades de Colombia. En zonas pobres, en municipios alejados, con serias dificultades de atención financiera.

Hemos avanzado en esto, pero falta, apreciados compatriotas.

Oigan esto para que lo bueno nos ayude a pensar que podemos ir más allá: cuando el Gobierno empezó, el crédito para los microempresarios colombianos valía 732 mil millones de pesos. A 30 de marzo de este año, valía 6 billones 300 mil millones de pesos. Un gran crecimiento.

En el primer Gobierno logramos llegarles con microcrédito a un millón 800 mil familias. La meta del segundo Gobierno: cinco millones de familias. A 30 de marzo, le habíamos llegado a dos millones 300 mil familias. Algo bien importante.

A nosotros nos interesa muchísimo estimular que aquellos colombianos del sector más pobre que dependen de la usura, por primera vez accedan al crédito institucional.

A 30 de marzo, 774 mil familias por primera vez habían accedido al crédito institucional, contabilidad desde el primer día de nuestro segundo Gobierno.

¿Por qué queremos hoy estimular esto? Porque la estrategia está demostrando resultados positivos.

Miren: del total de la cartera financiera en 2002, apenas el 1,5 por ciento estaba en manos de los microempresarios. En marzo de este año, el 5,5 por ciento.

Cuando se estabiliza una microempresa, se tranquiliza la familia. La señora puede dedicar tiempo en la casa a cuidar a los niños. Ellos se estabilizan en el colegio, se disminuyen los riesgos de la deserción. Y si hay un muchacho en la universidad, ese muchacho también se estabiliza en la universidad.

El microcrédito es un gran camino para el empleo de jefes de hogar. Esta patria nuestra, en pocos años, pasó en desempleo de jefes de hogar del 4 al 10 por ciento. Ahora está en el 5,6. Y un gran camino es el microcrédito.

Quiero invitar a todos los gobernadores, apreciado Gobernador Verano, apreciado Gobernador Omar Díaz Granados; a los alcaldes, apreciado Alcalde Alejandro Char, apreciados alcaldes de los diferentes municipios atlanticenses y del Magdalena: hagamos alianzas con todas las fundaciones de microcrédito.

El Gobierno Nacional las ayuda con los corresponsales no bancarios, las ayuda con los recursos de Bancoldex, las ayuda con el Fondo de Garantías, para que en esta hora crezcamos muchísimo la cobertura del microcrédito, para haya cobertura total, como quedó definido esta mañana en La Guajira, porque ese es un camino para proteger a nuestros compatriotas más pobres, en esta hora en la cual resurge la amenaza de la inflación mundial, que quiere hacer daño en Colombia.

Si bien la inflación ha subido mucho más en otros países que en Colombia, nosotros tenemos preocupaciones.

Y la elevación del precio de los alimentos, lo primero que produce es más miseria. Reduce el consumo de los sectores populares. Nos puede frustrar la estrategia del disminución de la pobreza. Nos puede llevar a una nueva tendencia, grave, social, que estamos tratando de superar.

Los invito a que hagamos una gran tarea en materia de microcrédito. Con todos trabajando lo podemos lograr.

Vivienda social

Lo segundo es en vivienda social. Fue muy grato hoy en Cartagena entregar el decreto del plan del primer macroproyecto de vivienda, para hacer otras 20 mil viviendas sociales en Cartagena.

Le agradezco al Congreso, a los congresistas aquí presentes. Nos apoyaron esa norma en el Plan de Desarrollo, que facilita que, mediante un decreto, el Gobierno Nacional imponga proyectos de vivienda, superando, esquivando las trabas que se puedan atravesar desde lo local.

Veinte mil viviendas sociales nuevas en Cartagena, cuánto ayudan a los sectores populares. Cuánto ayudan 20 mil nuevas en Barranquilla.

Con el Alcalde Alex Char, con la Fundación Mario Santo Domingo, tenemos el compromiso de sacar adelante esa meta, para resolver en gran parte el problema de vivienda social en Barranquilla y en Soledad. Los congresistas han estado en la primera línea ayudándonos en esa tarea.

Eso sí, muchas reflexiones, y les pido a los periodistas ayudarnos a difundir estas:

Miren: en el país primero hubo urbanizadores piratas con nombre propio. Y después aparecieron organizaciones políticas de los diversos partidos. Unas de ellas provenientes del M-19, de otras vertientes políticas, que se pusieron a hacer política y hacer negocio con la vivienda social, y lo único que trajeron fue estafas y dificultades.

Hoy inaugurábamos un bellísimo proyecto en Cartagena: otras 200 casas de Colombiatón, decentes, amplias, en altura, frescas, con espacio público digno. Porque a la gente no la podemos seguir metiendo en cajas de fósforos. La vivienda digna no hay que construirla en masa y mala. Hay que construirla en masa y de buena calidad.

Porque uno va a una inauguración, y si la vivienda no es digna, cuando sale de allí siente vergüenza, como la hemos sentido en muchas urbanizaciones en Colombia.

¿Saben con quién hay que construir la vivienda social? Con gente seria, con organizaciones buenas.

Cuánto preferimos tener una urbanización de buena calidad, construida con la Fundación Mario Santodomingo, que, por hacer demagogia, engañar a los pobres con una fundación o con una asociación politiquera de viviendistas.

Como aquellas que han patrocinado ciertos políticos, ciertos partidos que todos los días critican al Gobierno y que no dan ejemplo, porque utilizaron esos recursos simplemente para politiquería, para beneficios de algunos de sus asociados y para frustrar expectativas populares.

Vivienda digna, con organizaciones serias.

Lo que decían los abuelos. A mi abuelo le solían consultar negocios. Y él decía: ‘No me cuente el negocio, díganme con quién lo hizo’.

Las cosas de la vida resultan bien o mal, si se hacen con buena o con mala gente. Si la vivienda la construimos con buenas organizaciones, eso nos resulta bien.

Y esto es válido para la Colombia urbana y para la Colombia rural. Quisiéramos ver a todos los ganaderos de Colombia haciendo casitas rurales decentes. Casas rurales decentes para que vivan todas las gentes del campo colombiano.

Tenemos que hacer un esfuerzo enorme, apreciados ganaderos de mi Patria.

Alimentos

Y el tercer tema: aumentar la producción de alimentos.

Creo que hemos hecho un gran avance con la Ley Agro Ingreso Seguro. Pero, como todo, en un país lleno de necesidades, también aparece insuficiente.

Creo que hemos hecho un gran avance en el tema de los estímulos tributarios. Hoy todo cultivo de tardío rendimiento tiene una exención tributaria de 10 años, desde el día en que empieza su fase productiva.

Por ejemplo, un cultivo de palma africana, de caucho, un cultivo de cacao, el Gobierno les ayuda con los recursos del presupuesto, con los recursos de la Ley Agro Ingreso Seguro, con el incentivo de capitalización rural. También con crédito. Y tienen otro gran incentivo: 10 años de exención tributaria en renta, cuando empieza la fase improductiva. Todo eso ayuda.

En el Magdalena y en el Cesar, hemos hecho esfuerzos grandes con Finagro. El Fondo de Capital de Riesgo de Finagro se alió con dueños de tierra en el Magdalena y en el Cesar. Y si la memoria no me falla y estoy al día, ya completamos, gracias a ese programa, 10 mil hectáreas de maderables.

Es poquito, pero es un buen ejemplo de lo que puede ser la asociación entre fondos de capital de riesgo del Gobierno y los particulares.

Y recuerdo, gracias a este Congreso, gracias a este Gobierno, que la madera recuperó la exención tributaria.

Hay que recordar la historia: en 1974, la reforma tributaria de entonces eliminó las exenciones a la madera. Y un país que venía creciendo en reforestación comercial, desde aquel día suspendió la reforestación comercial.

Y esos estímulos tributarios se revivieron en 2002, cuando el Congreso nos aprobó la reforma tributaria.

A uno le da tristeza que en un país como Chile, de estación, donde crece lentamente la madera, hay más de dos millones y medio de bosque comercial.

Mientras allá una hectárea da, de especies bien demandadas en el mercado internacional, 12 metros cúbicos de madera por año, aquí en la misma especie se producen 25.

Pero en Colombia, cuando empezó el Gobierno teníamos alrededor de 120 mil hectáreas de bosque comercial. Hoy debemos tener 250 mil.

Hemos crecido, pero lentamente. Hay que impulsar más este motor. Y los ganaderos tenemos que hacer un gran esfuerzo.

El mismo Doctor Lafaurie conoce con creces los beneficios del silvopastoreo, de la mezcla de madera y de pasto.

Además, cómo ayuda en esta tierra del sol del trópico, cómo ayuda para mitigar temperaturas, cómo ayuda para poder reestablecer todo el equilibrio en el campo.

Tenemos muchos incentivos y faltan otros.

Yo vengo contento de La Guajira. Esta mañana me dijeron que esa aspiración guajira de tener el distrito de riego del Río Ranchería, ese sueño que los guajiros tuvieron, convertido en frustración durante 40 años, se está convirtiendo en realidad.

Y esta mañana no me reclamaron. Me dijeron: ‘Presidente, las obras del distrito llevan un mes de adelanto’. Una gran obra. Y hay que seguir con ese tipo de obras. Ojala pudiéramos aumentar los recursos de Agro Ingreso Seguro.

Por ejemplo, en el distrito de riego del sur del Tolima no están incluidos en Agro Ingreso Seguro. Van por fuera. Y se están haciendo esos esfuerzos.

En La Mojana, ahora que estamos nuevamente en inundaciones, ¿cuál es el reporte que tenemos de la semana? Al norte de Achí, donde no habíamos hecho obra, que empezamos a hacer obra, hay inundaciones.

Al sur de Achí, en lo que es la margen izquierda, donde hemos hecho una gran inversión, no hay inundaciones. Pero en la margen derecha hay una inundación total.

¿Ahora qué nos corresponde? Proteger la obra adelantada y entrar a proteger la margen derecha, donde, hasta la fecha, todavía no hemos hecho obra de protección.

Pero además estamos pavimentando la carretera San Marcos – Majagual – Achí, un viejo sueño del sector agropecuario de Colombia. Eso es bueno. Pero comprendo que es insuficiente. Ojala tuviéramos más recursos.

El Ministro de Agricultura ha venido este año estimulando la siembra de maíz, la siembra de arroz, la siembra de fríjol.

Al productor le va a llegar, por cuenta del Gobierno, 30 mil pesos por tonelada de maíz, como precio extra en el primer semestre. En el segundo semestre, 50 mil pesos, por cuenta del Gobierno, como precio extra.

Fríjol. Y hay que sembrarlo. Cómo les ayuda a los ganaderos del sur de Bolívar, cómo les ayuda a los ganaderos del Magdalena Medio, que crezca la siembra de fríjol en la Serranía de San Lucas, que sustituya la coca.

Nos hacen falta, para tener autosuficiencia, 18 mil toneladas de fríjol al año. Un producto de producción campesina, un producto intensivo en ingresos y en empleo para el campesino colombiano.

No es fácil hoy encontrar esas toneladas para importarlas del mercado externo. La escasez mundial de alimentos ha hecho que aquellas importaciones a las cuales les temíamos, hoy se dificulten.

Por aquí vinieron delegados del Gobierno de El Salvador, hace unas semanas, a decir que se les había dificultado comprar fríjol en Nicaragua, que era su abastecedor histórico, porque Nicaragua lo estaba despachando para Venezuela. Que necesitaban comprarnos fríjol a nosotros. Y, oh, qué dificultades.

Por eso estamos ofreciendo 150 mil pesos de precio extra, que pagará el Gobierno, por cada tonelada de fríjol que se produzca en Colombia este año.

Creo que el ganadero es, además, un gran agricultor. Y que el ganadero es un gran promotor en la región. Vengo a invitarlos a que en la región de cada uno se promuevan estos cultivos.

Arroz, qué paradojas. Hace dos años, la crítica por el TLC. Mire lo que pasaba con los hermanos ecuatorianos. Nosotros, para cumplir las normas de la Comunidad Andina, limitábamos la producción nacional, a fin de que el consumo nacional le abriera espacio a una importación anual promedio de 150 mil toneladas provenientes del Ecuador. Ellos, durante unos meses, suspendieron la exportación de arroz. Y ahora han dicho que no le venderán a Colombia.

Nos toca acelerar el regreso a la autosuficiencia, a producir excedentes. Por fortuna, hay indicaciones de que este año se ha aumentado el área sembrada, lo cual es bueno.

Pero para poder almacenar arroz, sin que eso implique un costo financiero para el productor, y asegurar el suministro al consumidor en la época en la cual no sale cosecha, el Ministro de Agricultura ha dispuesto una partida de 25 mil millones de pesos, como incentivo del almacenamiento al arroz.

“Tenemos que producir comida”

Tenemos que producir comida. Es la hora de hacerlo. Pero no depende solo de medidas de Gobierno. Acepto que lo hecho es insuficiente. Pero hemos avanzado. Vamos en la dirección correcta.

Ustedes saben, apreciados ganaderos, que la ganadería, como la agricultura, no depende no solamente de los incentivos. Nosotros vivimos acostumbrados a trabajar sin incentivos. Manejamos a la finca, sea buena o mala la carretera. Que nosotros estamos en la ganadería por amor. Y quienes están en la agricultura lo están por amor, por vocación. Eso necesita un estado de ánimo.

Alguna vez me llamaron unos financieros internacionales del BID y me dijeron: ‘Presidente, muéstrenos El Ubérrimo’. Entonces dije: ‘Bueno, vámonos un domingo para allá’.

Había llovido mucho. Los monté en unos caballos grandes y trotones, a las 9:00 de la mañana, bien desayunados, y dije: ‘Con este desayuno, me ahorro el almuerzo’.

A las 4:00 de la tarde, empecé, por allá en esos potreros cuando los vi muy empantanados, y saqué de una chuspa una botella de aguardiente. Yo no tomó, porque entonces ahí sí diría la oposición que soy guerrero. Pero no he sido mal comprador, ni mal mesero.

Y apenas les pasé el aguardiente, llegó uno y me dijo: ‘¿Cómo cierra esto, financieramente?’. Y le dije: ‘Yo no veo manera. Este es un Gobierno de amor. Esta es una actividad de amor, de vocación’.

Si usted hace las cuentas de la rentabilidad patrimonial de la ganadería y la agricultura, está perdido. Eso no cierra.

Y por allá, más tarde, en confianza, le dije: ‘Si usted quiere convertirse en ganadero, la única manera como le cierra financieramente el negocio es por ahí en la finca, a las cuatro de la tarde, curando unos terneros, usted de 25 años de edad y con una novia cerquita por ahí a la vista. Es la única manera’.

Ustedes saben, apreciados ganaderos, que este es un negocio del alma. Por eso para que Colombia produzca comida en este momento, necesitamos incentivos, créditos, esfuerzos, pero necesitamos vocación y compromiso.

Revaluación

Déjenme hablarles por allá desde el corazón. La ganadería no está mal. Le ha ido bien. A mí me preocupa el banano. A mí me preocupa el plátano. A mí me preocupan las flores. Me preocupan los camarones. Me preocupa la tilapia.

Anoche me contaron en Cartagena cómo la revaluación está afectando la exportación de ají desde los Montes de María.

A diferencia de unos productos, hay unos productos agropecuarios de Colombia bastante afectados por la revaluación.

Nosotros, no tanto, la ganadería. Porque la leche ha subido mucho en el mercado mundial y la carne también. Y hay unas escaseces que se han hecho evidentes.

Por ejemplo, Brasil, Argentina, Uruguay, que son exportadores de muchísimos millones de toneladas de carne, han logrado compensar su revaluación porque ha subido el precio internacional. Hay productos que pueden hacerlo.

¿Por qué me angustia? Por el banano, por el plátano, por la piscicultura, tan generadora de empleo en el campo.

¿Por qué me angustia por ese tipo de productos? Por las flores, porque la revaluación los ha afectado sin que tengan un mayor precio internacional que compense la revaluación. Esa es nuestra gran preocupación.

Yo creo que en este momento le va a tocar a cada ganadero del país aumentar empleos en su finca. Y lo tenemos que hacer. Es la hora de abonar. Es la hora de seguir renovando pastos, de sembrar madera.

Yo veo que en Colombia hoy hay mejor maquinaria agrícola, de la que había en el 2002. Lo advierto en todas las regiones.

Un sector que está comparativamente bien como la ganadería, a pesar de todas las dificultades, tiene hoy la obligación de generar más empleos y con la afiliación a la seguridad social. Que nadie pueda decir que la ganadería evade afiliación a la seguridad social.

Que todos los trabajadores, que toda empresa ganadera, sientan que hay un trato fraterno, una relación laboral fraterna, que todos estén afiliados a la seguridad social. Esos compromisos, cumplirlos, nos da la autoridad moral ante propios y ante extraños.

Respuestas a solicitudes

Ustedes han hecho solicitudes válidas. El Ministro, de acuerdo con las posibilidades financieras, Doctor José Félix Lafaurie, Doctor Luis Vicente Támara, seguirá mirando el tema del crédito.

Me preocupa ahora la afirmación que se ha hecho aquí, de que en lo corrido del año se ha disminuido la asignación de créditos en la Costa Caribe. Vamos a escuchar, en unos breves minutos, al Ministro sobre el tema.

Me preocupa muchísimo también el tema de Coolechera, la necesidad de capital de trabajo.

Me preocupa muchísimo el tema de cómo abrir el mercado de Rusia, cuando la revaluación es adversa.

Sobre los puntos de Rusia, les voy a proponer esto, para que lo discutan con los ministros:

A mí me parece que no le queda bien al Gobierno buscar gastarse 25 millones de dólares, 40 ó 50 mil millones de pesos, para subsidiar unas exportaciones a Rusia, en un momento en el cual hay riesgos de que la base del pueblo colombiano tenga que disminuir la compra de alimentos por la inflación de estos productos.

Les propongo lo siguiente, piensen en este esquema, no lo he hablado con el Ministro de Hacienda, pero ustedes lo discuten, me surgió al escucharlos ahora, porque el Gobierno no solamente tiene que oír sino que tiene que escuchar.

Ustedes hablan de que se necesita un estímulo de 25 millones de dólares para abrir ese mercado. El Gobierno ayuda a que eso se consiga en un crédito internacional. Y para ese efecto, quitaríamos la exigencia del depósito del 50 por ciento. Ese costo se quita. Que se adquiera ese crédito, que lo pueda obtener el Fondo Nacional de Ganado y Carne. Y el apoyo del Gobierno es no cobrarle a ese crédito el depósito.

Creo que eso ayudaría mucho. Y creo que para la política económica en nada afecta, porque ese dinero no entraría al país, no habría que monetizar esos dólares para estimular más la revaluación. Se utilizaría para penetrar el mercado de Rusia.

¿Y qué puede hacer el Gobierno? Lo que los ganaderos le piden que se gaste, esos mismos 25 millones de dólares, encontrar un programa para ayudar al consumo de los sectores más pobres de la Nación. Porque ahora hay una urgencia, una necesidad, y no la puedo ocultar: esta inflación puede afectar el consumo de los sectores más pobres de la Nación.

Si ustedes me preguntarán qué urgencia avizora el Gobierno en los días que vienen, diría: buscar la manera de que los sectores más pobres de la Nación puedan seguir aumentando el consumo de alimentos, a pesar de este recrudecimiento de tendencias inflacionarias de precios.

Les hago esa propuesta, apreciados ganaderos. Creo que es trabajable.

Si el obstáculo para ese crédito, que ayudaría a penetrar el mercado de Rusia, es un obstáculo del depósito, durante seis meses sin remuneración, del 50 por ciento de ese crédito, pues entonces lo removemos para ese efecto. Y se puede buscar la disposición general. Que estos créditos, que no se van a monetizar en el país, que se obtienen para abrir mercados, para apoyar el comercio exterior, no queden sujetos a ese depósito.

Yo lo hablaría mañana. Mañana no va a haber Consejo Comunitario, porque tenemos un ejercicio con todos los Ministros. Los Ministros vienen preparando un Consejo de Ministros, en el cual cada cartera va a decir cuáles son las dificultades del momento para cumplir los programas de Gobierno.

El Ministro de Agricultura y yo llevamos mañana esta propuesta.

Quisiera oír a alguno de los voceros de Coolechera, para ver cómo resolvemos el problema de capital de trabajo de la Cooperativa, uno de los temas que presentó aquí el Doctor Alfredo Saade”.

 

 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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