Palabras del Presidente Uribe en el Foro ‘Seguridad, dolor evitable’

 
Junio 13 de 2008 (Santa Marta)
 
 

“Muchas gracias a todos. Sus generosas palabras, doctor Efraín Cepeda, su compromiso, el de todos sus correligionarios en esta causa de la Patria.

Muchas gracias, señor Presidente Fox (Vicente, ex Presidente de México). Usted sabe cuánta gratitud le tenemos. Tendría muchas cosas para recordar, de la manera como nos ayudó. Déjeme simplemente decir que usted fue artífice de algo muy importante: del ingreso de Colombia al Plan Panamá-Puebla. Yo creo que ese ha sido un paso estratégico, fundamental, en las relaciones internacionales de Colombia. Siempre le guardaremos gratitud. Estuvo allí firme, resolviendo obstáculos.

Muchas gracias doctor Manuel Espino (Presidente de la Organización Demócrata Cristina de América). Cómo agradecemos su solidaridad de todas las horas. Usted me llama a un tema, al otro, y siempre hemos encontrado en usted ese gran espíritu de apoyo a Colombia. Muchísimas gracias doctor Espino.

Y muchas gracias, distinguidos ex Presidentes y ex Primeros Ministros que nos visitan, delegados de la comunidad internacional. Les agradecemos inmensamente.

Pilares para generar confianza

Permítanme decir que estamos haciendo un gran esfuerzo, nosotros, por construir más confianza en Colombia. En el vértice superior de Colombia hemos escrito la palabra la confianza.

Y tratamos de sustentarla en tres pilares: seguridad desde la democracia, inversión desde la responsabilidad social y cohesión social desde la prosperidad y desde las libertades. Todo esto está profundamente relacionado.

Si estos pilares operan en una determinación de abajo hacia arriba, fortalecen la confianza, y si hay más confianza, se produce una acción de réplica que estimula los pilares.

Pero, además, ellos trabajan también horizontalmente: la seguridad, la confianza inversionista, son unos presupuestos profundamente conectados, que a su vez determinan las posibilidades de cohesión social.

Y en los estados de opinión, la cohesión social legitima esfuerzos sostenidos en el tiempo, en procura de la seguridad y en procura de la confianza inversionista.

Permítanme referir primero a la confianza inversionista, algunos temas de cohesión social, y a continuación, a este tema que nos congrega de la seguridad.

Confianza inversionista

La confianza inversionista depende de la seguridad, pero también otros aspectos le generan más solidez.

Para construir confianza inversionista, nosotros nos hemos propuesto exigir un requisito: responsabilidad social.

¿Cómo lo entendemos? Expresada en tres áreas:

Transparencia en las relaciones de los inversionistas con el Estado, transparencia en la asignación de contratos, transparencia en la tributación, transparencia en la solución de controversias.

Responsabilidad de los inversionistas con las comunidades, especialmente en temas como los temas ambientales. Hoy sí que se requiriere, con esta amenaza del calentamiento al planeta.

Y relaciones laborales fraternas. Eso está conectado con la seguridad. Qué daño hacen las relaciones laborales de odio de clases; qué daño hacen las relaciones laborales de capitalismo salvaje.

Y encontramos aquí la necesidad de que los empresarios se conviertan en agentes de la solidaridad, y los trabajadores se conviertan en agentes del liderazgo empresarial. Eso es lo que puede crear ese punto de equilibrio, que marca lo que son unas relaciones laborales fraternas.

Vemos que está avanzando más la base de los trabajadores de Colombia, que la ideología que dirige a las federaciones obreras tradicionales.

Por ejemplo en la base de los trabajadores de Colombia, hay un gran entendimiento de lo que es la seguridad, de lo que tiene que ser su participación para ser líderes responsabilizados de la sostenibilidad de las empresas, para que las organizaciones de los trabajadores entren a ser los proveedores de la tercerización de las empresas, para desarrollar instituciones como el contrato sindical, etcétera.

En cambio, en las federaciones parecería que sigue prevaleciendo el radicalismo ideológico. Pero vamos a continuar nuestra lucha mostrando caso por caso, allí donde confluyen la solidaridad de los empleadores con los trabajadores, y la responsabilidad empresarial de los propios trabajadores.

Esa inversión en Colombia tiene esas limitaciones solamente, que son las condiciones de su sostenibilidad.

Y entonces estamos trabajando para ser posible esa confianza inversionista, con la continuidad de la seguridad. Nosotros pensamos, la experiencia nos indica, que la confianza exige más compromiso que resultados cortoplacistas.

Cuando la ciudadanía nacional e internacional ve que hay un gran compromiso en el Gobierno, en los partidos, en la base popular, para darle continuidad a la seguridad, eso genera más confianza que los propios éxitos de corto plazo.

Cuando hay compromiso, no hay necesidad de estar dando a toda hora resultados. La gente entiende que muchos de esos resultados requieren paciencia, que toman tiempo, que hay obstáculos que remontar.

Para nosotros es también muy importante, para que haya confianza inversionista, definir valores.

División obsoleta entre izquierda y derecha

Pensamos que dividir al continente entre izquierda y derecha hace mucho daño, polariza, se va alejando de la práctica, es bien difícil de comprobar en la realidad.

Por ejemplo, valía la pena esa división cuando en América Latina muchos luchaban contra dictaduras que trajeron de Europa las ideas de izquierda de la post guerra. Hoy que todo el mundo quiere girar alrededor de la regla democrática, eso empieza a estar bastante obsoleto. Es polarizante, y muchas veces sin sentido.

Uno ve que cuando se gira alrededor de la regla democrática, la diferencia entre izquierda y derecha parece más entendible en el discurso, y mucho menos clara en las ejecutorias de Gobierno.

Una periodista internacional me decía: ‘Pero usted, que es un Presidente de derecha, ¿cómo se entiende con los otros presidentes de América Latina que son de izquierda?’.

Y yo le decía: ¿y por qué me dices que soy de derecha?’. ‘Ah, que por la seguridad’.

Y le dije: ‘¿Eso no es un valor democrático? ¿No lo necesitan ustedes que supuestamente son de izquierda?’. Enmudecía.

Y le preguntaba yo: ‘¿y dame un ejemplo de un Gobierno de izquierda?’.

‘Pues el de Lula’ (Luiz Inácio Lula da Silva, Presidente de Brasil).

Le dije: ‘Ahora dime, ¿por qué el de Lula es de izquierda y el de nosotros de derecha?’ Enmudeció.

La Unión Europea es el ejemplo clarísimo de que cuando se gira alrededor de la regla democrática se tiene un gran resultado: se evitan gobiernos de extrema y todo el mundo se va aproximando, necesariamente, al centro. Yo creo que eso es bien importante.

Y le decía yo, finalmente a esa periodista: ‘de pronto, si nos devolvemos a los años 50, si miramos los principios de la izquierda europea, vamos a encontrar que muchos de los que se proclaman como de izquierda en América Latina, finalmente son de derecha en sus prácticas de Gobierno, son de extrema derecha’.

Y me preguntaba ella: ‘¿Y entonces, cuál es el sustituto de esa clasificación?’.

Y le contestaba, pensemos en cinco estándares, cinco principios para una democracia moderna: la seguridad para todos los ciudadanos, democrática; el respeto a las libertades; la cohesión social; la transparencia; el respeto a un Estado, cimentando en instituciones democráticas independientes, pero que al mismo tiempo tienen que colaborar armónicamente por los fines superiores de la sociedad.

Finalmente, yo no se si es de la izquierda o de la derecha, pero lo que sí se es que es un imperativo que necesitan todos los ciudadanos.

Algunos denostaban de la seguridad, decían: ‘eso es militarista, es de derecha, es fascista, simplemente, ayuda a reproducir las condiciones de inequidad’.

Y llega y más tarde dice la izquierda: ‘ah sí, pero nosotros necesitamos la seguridad para poder ser alternativa’.

Ese es un patrimonio común de todos los ciudadanos. Se le tiene que reclamar desde cualquier aspiración ideológica.

Las libertades. Decía el extremismo de izquierda: ‘esas son unas categorías burguesas, simplemente para evitar las revoluciones que modifiquen la estructura de clases’. Y finalmente se dieron cuenta que esas libertades se requieren para que todo el mundo sea opción.

Hoy puede decirse que no es patrimonio de unos ni de otros, sino de todos.

La cohesión social. Es un factor de sostenibilidad democrática. Por ella se tiene que luchar desde cualquier postura ideológica.

El Estado de instituciones independientes. Es el Estado de los equilibrios, el Estado que en la discusión diaria entre instituciones conserva finalmente los equilibrios.

La transparencia. Las democracias todos los días exigen mejor combinación entre su expresión representativa y su expresión participativa.

Nadie entendería en esta época de la globalización de las comunicaciones, que se continuara ignorando la democracia participativa. La democracia participativa, como factor de confianza, exige que todos los días haya más lucha por la transparencia.

Creemos que trabajar esos cinco principios puede ayudar más, que insistir en la polarizante e impractica división entre izquierda y derecha.

Para nosotros, esos cinco principios crean confianza y confianza inversionista.

Reforma del Estado

Es bien importante también plantear el rol del Estado y del sector privado.

En América Latina estuvo de moda desmantelar el Estado. Aquí lo estamos reformando sin desmantelarlo.

Hemos tenido sí que desmantelar radicalismos ideológicos que se oponían a esa reforma, y que querían tener un Estado burocrático al servicio de excesos sindicales, al servicio de la politiquería, pero un Estado sin capacidad de servir bien a la comunidad.

Hemos reformado 411 entidades del Estado, pero sin desmantelarlo.

Ahora estamos por ejemplo en la reforma de las clínicas del Seguro Social. Ya las de Bogotá las hemos entregado a una organización social que forman una universidad, la Universidad del Rosario, una caja de compensación ¬¬-para los no familiarizados, esa es una institución muy apreciada en Colombia, la de las cajas de compensación, creada en los años 50 para apoyar a los trabajadores, financiada por un impuesto de nómina, administrada por empleadores y trabajadores, sin ánimo de lucro— y por la fundación de Hermanos de San Juan de Dios.

Esas clínicas yo confío que para diciembre le deben estar prestando a la ciudadanía de Bogotá el servicio que no prestaron en las últimas décadas.

Entonces ha habido crítica ideológica, claro, pero yo creo que finalmente habrá satisfacción comunitaria.

Pasar del desgreño del Estado a la eficiencia social. Para nosotros ese es un principio fundamental en nuestra aproximación al Estado. Reformarlo sin desmantelarlo.

Y el papel del sector privado. A nosotros nos preocupa que en América Latina, en algunas partes -y eso quiera extenderse- haya hostilidad y falta de reglas estables y de seguridad para la inversión privada.

América Latina ya vivió procesos estatistas, que mucho daño hicieron.

Con todo el respeto por el ex Presidente (de Bolivia, Jorge) Quiroga. Desde la academia, el resultado al proceso estatista de la revolución boliviana de 1950, de 1952, parecería no ser bueno.

No fue bueno el proceso estatista brasilero. Terminó en desarrollismo, dictaduras, en muchas dificultades para restablecer la democracia. Fue un fracaso el proceso estatista del General (Juan) Velasco Alvarado en Perú (ocupó la Presidencia del Perú entre 1968 y 1975).

Los procesos estatistas de una economía, sin seguridad para el sector privado, con un riguroso dirigismo, son procesos bastante preocupantes hoy en América Latina.

En Colombia hemos dicho lo siguiente: nosotros queremos darle toda la confianza a la inversión pública, privada, doméstica, internacional, toda la confianza sobre la base de la responsabilidad social a lo cual ya me referí.

Hemos venido trabajando por mejorar los indicadores macroeconómicos del país, difícil, por reducir el endeudamiento, por reducir el déficit.

Hemos hecho reformas bastante difíciles, y agradezco esta coalición de Congreso, que me ha acompañado en ese gran riesgo político de sacar adelante estas reformas.

Cuando veíamos las manifestaciones en Francia contra algunas reformas del Presidente por (Nicolás) Sarkozy, como la eliminación de los privilegios pensionales, pensábamos: ‘Colombia lo ha hecho recientemente por reforma constitucional’.

Se han hecho reformas constitucionales de gran importancia, como la reforma constitucional que regula las transferencias a las regiones, para estimular la descentralización, pero manteniendo el equilibrio en las finanzas nacionales, y para tener una descentralización que no de lugar a dispersión normativa que ahuyenta, que puede ahuyenta la inversión.

Este Congreso ha sido valeroso en acompañarnos en esas reformas y en reformas legales.

Este Congreso, por ejemplo, ha pasado unas leyes de energía de gran importancia.

Cuando yo hablo con el Presidente (Vicente) Fox, con el Presidente (de México, Felipe) Calderón, veo las dificultades que deseamos que supere México en materia de energía.

Este Congreso nos hizo posible capitalizar a Ecopetrol, la empresa de petróleos.

Esa empresa tiene hoy 465 mil socios privados, que son dueños del 10 y un poquito por ciento, el resto es del Estado. Invertía 500, 700 millones de dólares al año, este año puede a invertir 4 mil millones de dólares. Y en un país que ha visto descender su producción de petróleo -que todavía tenemos mucha preocupación por eso- hay una esperanza en la creciente inversión que pueda adelantar esta empresa.

Pero mientras ha habido una tendencia en alta voz, para que todo lo de energía y petróleo sea estatal, exclusivamente estatal en América Latina, hacer esta reforma en Colombia, casi en contra de la corriente ideológica, yo creo que es algo valeroso que le agradezco a nuestro Congreso, haberla acompañado. Y creo que eso va a ser muy útil para el país.

Ahora me llamaba el Ministro de Minas (Hernán Martínez), me dijo que ya daba esta noticia, porque es importante darla en este foro: nosotros en estos días hemos adjudicado, sin que ello implique que el Estado se gaste un peso, sin afectar el presupuesto público, proyectos de generación de energía, la mayoría adjudicados hace una hora, que van a garantizarle a este país tener otros 5 millones 440 mil kilovatios instalados.

Habíamos asignado tres proyectos en las semanas anteriores, esta mañana terminaron el proceso y asignan 5 millones de kilovatios del sector hidroeléctrico, donde no tendrá que poner un peso el presupuesto público.

Creo que con la tradición colombiana, donde todos esos procesos hidroeléctricos se tuvieron que financiar por el Estado, y eso condujo a tan alto nivel de endeudamiento público, yo creo que esta es una muy buena noticia.

Se ha asignado Ituango (Proyecto Hidroeléctrico) un millón 200 mil kilovatios, Porce 4, 400 mil kilovatios; la Miel Dos, inversión privada española, 140 mil kilovatios; Cucuana, inversión privada española, 60 mil kilovatios; el Quimbo, otra inversión privada, 400 mil kilovatios; Sogamoso, en Santander, 800 mil kilovatios.

Buena noticia mañana, Ministro Holguín, a los compatriotas de Santander que tenían allí una gran aspiración. Yo creo que esto es confianza inversionista, poder lograr eso.

Aquí veo al señor ex Ministro de Minas, al doctor Carlos Martínez Simahan, el sabe lo difícil, lo difícil que era lograr esto, y sabe cuántos esfuerzos tuvo que hacer el fisco colombiano para poder instalar toda la generación de energía con recursos del Estado, y que este es un paso importante.

Acuerdos comerciales

Hemos orientado la tributación de la siguiente manera: nosotros no creemos que se le deban rebajar los impuestos a todo el mundo, peor sí creemos que hay que estimular la inversión.

El país ha introducido una serie de estímulos a la inversión. Darle un tratamiento diferente a quien crezca, que el tratamiento que se le da a quien no crece

Pensamos, además, que en una economía crecientemente integrada, finalmente los estímulos a los empleos de buena calidad son los estímulos a la inversión.

Hoy hay unas deducciones bien importantes en Colombia, generales: unos sectores que tienen altos estímulos sectoriales, y eso nos está ayudando mucho en tasa de inversión.

Estamos trabajando los acuerdos de comercio: se hizo el de Can – Mercosur, el acuerdo con tres países centroamericanos, el acuerdo con Chile, el acuerdo de inversión con Perú.

Falta que la Cámara de Estados Unidos apruebe nuestro convenio. Se cerró Canadá. Anoche cerramos con la Efta, con Suiza y los países que tiene con Suiza su acuerdo de comercio.

Estamos adelantando ahora los acuerdos con Japón, con China e India, de protección de inversiones. Y estamos negociando el acuerdo con la Unión Europea.

Pensamos que no podemos admitir que se sigan satanizando ideológicamente los acuerdos de comercio.

Alguna tendencia ideológica de América Latina los presenta como nocivos a los trabajadores, a los sectores más vulnerables.

Nosotros pensamos que hoy nadie firma acuerdos de comercio enel mundo, que no le den primacía al capítulo de protección de los derechos de los trabajadores.

Pensar hoy en procesos de integración económica sin la protección de los derechos de los trabajadores es imposible, sin la protección al medio ambiente es imposible, sin los compromisos para proteger a los sectores más vulnerables es imposible. Este mensaje hay que hacerlo llegar a todos los hermanos latinoamericanos.

También hay que respetar la diversidad de las economías. Hay productos que no necesitan acuerdos de comercio. La mayoría de lo que nosotros producimos necesita acuerdos de comercio. Yo creo que hay que quitarle ese estigma ideológico al tema.

Coyuntura económica

Este país ha venido incrementando su tasa de inversión del 12 al 14 por ciento, los últimos tres años 21, 24.5, 28. Inversión extranjera directa de 700 millones, picos por el descubrimiento de un pozo de petróleo, de dos mil millones de dólares tres años, ya con una tasa de inversión extranjera directa más alta. Con una cifra absoluta más alta, 10 mil 500, 6 mil 500, el año pasado 9 mil 028 (millones de dólares). Vamos a ver si este año, como lo decía el Doctor Cepeda, podemos superar los 10 mil (millones de dólares).

Por supuesto tenemos problemas. Tenemos en este momento un problema de inflación, con preocupación por lo que pueda ser el impacto negativo en los sectores vulnerables.

Se tomaron unas medidas a tiempo y estamos estimulando la producción de alimentos. Tenemos la esperanza de que este rebrote inflacionario no nos golpee tan severamente como está golpeando a otros países.

Se ha apreciado mucho nuestra moneda. Uno ve en otros países que el aumento del precio de lo que exportan les ha compensando la apreciación interna de la moneda.

Se aprecia la moneda, pero en el proceso histórico ha aumentado mucho el precio del níquel, el precio del cobre, el precio de la soya, el precio de la carne, el precio de la leche.

Nosotros tenemos una gran cantidad de productos cuya cotización internacional no ha compensando la caída del ingreso por la apreciación de la moneda local, empezando por las flores, que generan en la Sabana de Bogotá 100 mil empleos, la mayoría de mujeres cabeza de familia. El plátano, el banano, las confecciones, los textiles, etcétera.

Este año tenemos que hacer un gran esfuerzo en gasto público, para poder apoyar a esos sectores -yo creo que esfuerzo nos puede costar este año 500 millones de dólares- a fin de que no se pierdan los empleos.

Tenemos que trabajar estos temas, buscando que el país pueda superar estas dificultades de la economía mundial que nos afectan, sin que afectemos la confianza inversionista.

Programas sociales

Y estamos trabajando la política de cohesión social. El doctor Efraín (Cepeda) se refería a Familias en Acción, a Banca de Oportunidades.

Aspiramos la plena cobertura en educación básica, un 34 por ciento en educación universitaria.

Este año, nuestro sistema de formación vocacional capacita a seis millones de colombianos.

Este país, con 43 millones de habitantes, ya tiene 38 millones con seguro de salud. Estamos procurando la cobertura universal con seguro de salud. Si este Gobierno la logra, las administraciones que nos sucedan tendrá dos retos: que es mejorar la cobertura del seguro y mejorar la calidad.

Pero el primer objetivo es, con el sistema de cobertura actual, lograr cobertura universal. Cuando ya hemos llegado a 38 millones de colombianos, lo vemos ya no tan utópico.

Qué bueno que podamos decir en el 2010, que hemos llegado a plena cobertura en saluda.

Como decía el Presidente Fox: ‘es un esfuerzo de seguridad democrática e integral’.

Seguridad Democrática

Y entonces déjenme llegar a la Seguridad Democrática aquí, en la compañía del Ministro de Defensa, quien ha liderado tantos éxitos recientes, pero que tiene un problema, porque me llama y me cuenta un éxito y como a mí me da mucho miedo del éxito, me dice: ‘pusimos preso a fulano’. Y antes de darle las gracias, le digo: ‘¿Y cómo va el operativo a ver si ponemos preso a perano?’.

En las sociedades con dificultades como las nuestras, muy estimados visitantes y compatriotas, los gobiernos no pueden detenerse a pensar en el éxito, es muy pasajero, es muy difícil. Hay que amanecer todos los días mirando dónde están las nuevas dificultades.

Uno resuelve un problema y le quedan mil sin resolver. Ese es el balance de todas las horas. Por eso hay que estar en ese proceso dialéctico, ininterrumpido, de mirar dónde hay dificultades, a ver cómo se corrigen.

¿Por qué democrática? Este país tenía mucho miedo en el discurso político a comprometerse con la seguridad. La asociaban a incivilidad, la asociaban a militarismo, a extrema derecha, a fascismo.

En el proceso histórico, este país vivió el Siglo XIX en guerras. Terminaron en 1902, cuando se le puso punto final, a la última, a la de los 1.000 Días. Creo, General (Manuel José) Bonett, que nos costó 100 mil muertos.

Al año de haber puesto fin a esa guerra vino la separación de Panamá, que sin duda era la cabeza. Y el país vivió una época de, yo diría que de paz, distinguidos ex ministros. Vino después la violencia partidista, que duró parte de los años 40, de los años 50. Con mucha sensatez, los partidos históricos pactaron el Frente Nacional.

Muchas de esas guerrillas se reinsertaron, parte en la administración del General Rojas Pinilla, parte en la Junta Militar, parte en la administración del Presidente (Alberto) Lleras Camargo y otras se tornaron en guerrillas marxistas, cuando vino la revolución cubana.

A mi generación en la universidad sólo se le presentaba la posibilidad de un mundo socialista, en vía al comunismo.

Yo recuerdo que entraba a clase de economía y lo primero que me enseñaban -a mí me lo enseñaron a los 17 - 18 años, me preocuparía que hoy me lo estuvieran enseñando casi a los 56, porque eso es bastante difícil- entonces la tesis era superestructura, infraestructura, en el libro de Martha Harnecker. Salíamos a estudiar ciencia política, era la lucha de clases como método político para alcanzar la sustitución del Estado burgués por la dictadura del proletariado.

Íbamos a otra clase y era el librito de (Louis) Althusser ‘Ideología de aparatos ideológicos de Estado’.

Y un día el profesor de Filosofía, de Teoría del Conocimiento, dijo: ‘he roto con 25 años de formación. No más Aristóteles, no más Santo Tomás, no más Platón, no más San Agustín, no más Santa Teresa. Aquí solamente (Georg) Hegel, pero apenas para estudiar la dialéctica. (Kart) Marx, (Federico) Engels, (Vladimir) Lennin, para saber para dónde vamos, y Mao Tse Tung ‘Cuatro tesis filosóficas’.

Difícil eso. Y entonces eso creó en muchos sectores de la sociedad colombiana, una visión bastante superable.

A mi generación nunca, nunca, le advirtieron la posibilidad de que le tocará ver el colapso de la Unión Soviética, la caída del Muro de Berlín, la reunificación alemana, la apertura china hacia la economía de mercado, la misma apertura de Vietnam hacia la economía de mercado. Un proceso bastante difícil.

Plantear en este país una política de seguridad era complicado. Cuando nosotros la planteábamos siempre, me decían: ‘están condenados al fracaso’.

Entonces, un día decían las encuestas: 4 por ciento. Decían: ‘tocaron el techo, aquí no prospera la seguridad’; 7 por ciento, tocaron el techo.

Nuestro planteamiento de Seguridad Democrática fue haciendo una pedagogía, demostrándole al país que era seguridad para todos, seguridad con libertades, seguridad para quitarle a Colombia esa pesadilla del terrorismo, que se convertía en la gran obstrucción del disfrute de las libertades.

Y también aparecía un tema internacional. América Latina con gran prevención, por lo que había sido la doctrina de la seguridad nacional que había recorrido el continente. En cuyo nombre se habían conculcado libertades, se había anulado el pluralismo.

Muchos Estados, por combatir el terrorismo, con sus prácticas, llegaron a hacer también terrorismo. En este caso terrorismo de Estado.

Por eso el planteamiento nuestro de Seguridad Democrática, frente al cual hemos tratado de ser totalmente fieles, en este proceso que cumplirá el 7 de agosto seis años de Gobierno. Hemos avanzado, pero por supuesto falta. Eso hay que estarlo ajustando todos los días.

El doctor Efraín Cepeda hablaba de unos logros.

Ustedes, por ejemplo en Bogotá, están en una ciudad que por estadísticas internacionales se ha convertido en la segunda más segura del continente. Dios quiera que pueda seguir en esa senda.

La seguridad ha ayudado mucho a la paz con amplios sectores del terrorismo.

Nosotros teníamos aproximadamente 60 mil terroristas. En este Gobierno se han desmovilizado 48 mil. Una cifra muy grande.

Yo recuerdo aquel Viernes Santo de 1998, cuando se lanzaba el proceso de paz de Irlanda del Norte. Se hablaba de 118 líderes de IRA. En España de 200 líderes de ETA. Aquí 60 mil. La comparación es bastante complicada.

En Irlanda se quejaban de que habían sufrido en muchos años 1.300 asesinatos. Ese año, en la ciudad de Medellín y sus alrededores, Colombia tuvo más de 3 mil 500 asesinatos.

Además un terrorismo muy rico, muy rico, financiado por la droga. Muy difícil de combatir esto.

Yo recuerdo que cuando se dio el proceso de paz de El Salvador -uno de los artífices, en nombre del Gobierno colombiano y de la Comunidad Internacional, nuestro ex Ministro (de Relaciones Exteriores), Augusto Ramírez (Ocampo), que aquí nos acompaña- hubo causas determinantes, habían llegado a un punto de avance militar estancado, tenían unos compromisos de pleno ejercicio democrático, y además habían perdido la financiación de ONGs internacionales, que durante algunos años habían financiado a la guerrilla salvadoreña.

Aquí estos grupos se han financiado por los recursos del negocio del narcotráfico. Entonces han sentido que tienen autosuficiencia financiera, por eso difícil que respondan a exigencias de la comunidad internacional. Eso marca también la diferencia en Colombia.

¿Por qué terroristas?

Muchos me preguntan: ‘¿y porque los llaman terroristas?’. América Latina calificó con la atenuante de insurgencia a grupos guerrilleros que en otros países combatieron dictaduras. Aquí no se combate una dictadura, aquí hay una democracia respetable, una democracia totalmente pluralista, de plenas libertades.

Solamente eso, obliga a denominar a estos grupos terroristas, amen de otras consideraciones: su financiación en narcotráfico, su apelación permanente a delitos de lesa humanidad.

En la Europa de la post guerra se encuentra una norma transversal en los ordenamientos jurídicos. Los ordenamientos jurídicos en Europa califican como terrorismo la acción violenta o la simple amenaza de violencia por razones ideológicas, políticas, religiosas.

Y se preguntan los profesores europeos: ‘¿Por qué tanto rigor?’. Dicen: “Porque es la manera de defender aquello que no podemos dejar que se afecte, nuestra democracia pluralista. Sólo por esa razón, por defender una democracia pluralista, de libertades, los europeos son totalmente severos en la calificación de la violencia.”

Creo que esta democracia pluralista de Colombia merece lo mismo.

Y se hace otra pregunta: ‘¿Ha hecho Colombia esfuerzos de paz?’. Muchos.

No vamos solamente al esfuerzo de paz del Presidente (Andrés) Pastrana. Hay antecedentes bien importantes, como el esfuerzo de paz del Presidente (Belisario) Betancur, para no hablar de otros esfuerzos de paz.

La zona desmilitarizada que les entregó el Presidente Pastrana era una zona de 42 mil kilómetros. Dos veces el tamaño de El Salvador, del tamaño de Suiza, cercana al tamaño de Costa Rica. Y eso tuvo una causa totalmente legítima.

En el proceso electoral de 1998, los diferentes candidatos propusieron esa zona. El país votó por eso. Yo recuerdo que el doctor Horacio Serpa también la ofreció.

¿Qué pasó? Lo repito hoy, lo he dicho con solidaridad de Patria en todos los escenarios nacionales e internacionales, el Gobierno procedió con toda la buena fe. Fue un esfuerzo, pero es que la guerrilla había aprendido en sus fuentes marxistas y de odio, la lección que finalmente les llegaba de (Nicolas) Maquiavelo. “Cuando tu recibas un gesto de generosidad del Estado al que combates, no lo tomes como generosidad sino como debilidad. Aprovéchalo para crecer y para poder avanzar hacia el propósito de destruir ese Estado”

Esa fue la respuesta que la guerrilla le dio a la buena fe con que procedió el Gobierno de la época. Muchos intentos de paz.

Esta mañana me preguntaban algunos integrantes del Parlamento Latinoamericano: ‘¿y cuál es la oferta para la paz hoy?’. Yo diría: el respeto a la democracia, es la oferta fundamental.

Permítanme, para relacionar con esta oferta, mostrar algunos eventos en los cuales esta guerrilla terrorista ha defraudado al Estado colombiano.

Primero dijo que si el país ampliaba la democracia, incorporaba la elección de alcaldes y gobernadores, elección popular directa, ellos dejarían las armas.

Estaba yo en pleno combate en la universidad y recuerdo aquello.

El país debatió durante más de un siglo la elección popular de alcaldes. No se pudo incorporar en el periodo de mayor federalización de Colombia, 1863 – 1886. Después el partido liberal la incluyó como una de las primeras reivindicaciones en el Congreso Ideológico de Ibagué, de 1923.

Y fue el Gobierno del Presidente conservador Belisario Betancourt, con autoría del doctor Álvaro Gómez, gran líder de esta nación, quien sacó adelante el acto legislativo, la reforma constitucional, que en los años 80 incorporó la elección popular de alcaldes. Empezó a practicarse, si la memoria no me falla, en el 88.

Y la reforma constitucional, la Constitución del 91 liderada por el Presidente Cesar Gaviria, incorporó la elección popular de gobernadores y una gran cantidad de mecanismos de participación democrática.

¿Cuál fue la respuesta? La respuesta fue asesinar alcaldes, asesinar actores de la democracia, penetrar corruptamente los presupuestos públicos. Lo que en este Gobierno se ha descubierto del paramilitarismo, lo practicó la guerrilla, lo originó la guerrilla y se lo enseñó a los paramilitares. Ahí tenemos una estafa ideológica de una propuesta de paz.

Después, dice la guerrilla: “hacemos la paz si en Colombia se le dan plenas garantías a la oposición política.” Las que hoy tienen.

Este país tuvo una experiencia. Aquí surgió un partido político que se llamó Unión Patriótica, y a sus líderes los asesinaron.

Nosotros reclamamos que se reconozca, y ustedes lo han hecho con creces, con exceso de bondad, lo que ha avanzado el país, pero reconocemos los problemas que hemos tenido y los que seguimos teniendo.

Asesinaron a los líderes de la Unión Patriótica. Yo creo que aquí se cometió un error, dos errores. Primero, la guerrilla quiso mantener su principio de combinación de formas luchas.

Muchos de los individuos de ese partido estaban en la acción política y al mismo tiempo estaban en la guerrilla. Por eso ahora no podemos permitir la nueva trampa que nos quieren tender.

Promueven clandestinamente lo que ellos llaman un partido clandestino bolivariano, para pretender lo mismo: otra fase histórica de combinación de formas de lucha. Eso no lo podemos permitir. El noble servicio de la política no se puede mezclar con el ejercicio de la violencia.

Faltó también, en aquel proceso de la Unión Patriótica, más decisión al Estado para dar protección.

Garantías a la oposición

Yo diría que hoy la oposición política tiene plenas garantías en Colombia, plenas garantías.

A mí me insultan sin piedad, y lo primero que tengo que hacer es llamar a las Fuerzas Militares para que den piadosa protección.

Y me atrevo a decirlo delante del representante de la OEA. El celo que ha tenido el Gobierno para proteger eficazmente a los líderes de la oposición política.

En este país asesinaban 15 periodistas, el año pasado asesinaron uno. El Espíritu Santo ayuda, pero hay que trabajar. Eso ha sido un propósito muy definido de este Gobierno desde que empezó: la protección de los periodistas, de los trabajadores, la protección de los maestros, la protección de todos los líderes políticos, como expresiones que legitimen nuestro concepto democrático de seguridad.

El periodista que asesinaron el año pasado, la justicia ha dicho que lo asesinaron por razones diferentes al ejercicio del periodismo. De todas maneras grave.

Hemos hecho un gran esfuerzo para que la oposición política disfrute de plenas garantías.

Muchos de los críticos del Gobierno vivían en el extranjero. Hoy están tranquilamente en Colombia, cómodamente en Colombia. Y al Gobierno lo honra mucho poder decir que nuestras Fuerzas Armadas, nuestros esquemas institucionales de seguridad, los proveen de seguridad. Y ellos hacen su oficio de la crítica, en todos los niveles, al Gobierno.

¿Porque, sí hay garantías a la oposición política, que reclamaban las Farc, porque no han hecho la paz? Hacen la pregunta –que hay que responder- ¿es que el Gobierno de Colombia no quiere la paz?

Cuando estaban todavía en la zona desmilitarizada del Caguán, el Gobierno y los candidatos presidenciales de la época fueron al Caguán, y allá se habló de un pacto con la guerrilla, que se desmontaría el paramilitarismo. Yo no fui. Tenía reservas en mi manera de pensar. Dije: ‘yo no voy a ir a hacer con bandido alguno, no voy a darle gusto a bandido alguno de que vamos a desmontar a los otros bandidos, eso hay que desmontarlos es a todos por parejo’.

Desmonte del paramilitarismo

Yo me atrevo a hacer otra afirmación: Colombia tiene hoy desmontado el paramilitarismo. Y les voy a decir porque. La palabra paramilitar surge en Colombia como una palabra para denominar bandas privadas criminales, cuyo objetivo era eliminar a la guerrilla.

¿De donde surgieron? Lo ha dicho Efraín Cepeda, fue una reacción contra la guerrilla, producto del avance guerrillero y del descuido estatal.

El Estado colombiano, para ser benigno, creyó durante muchos años que el avance guerrillero se frenaría, simplemente con la invitación al diálogo. No entendimos el propósito que a ellos los estimulaba, que no era lograr una paz, sino la destrucción del Estado democrático.

Hoy en Colombia el Estado ha recuperado el monopolio para combatir grupos violentos, para combatir delincuencia. Ustedes encuentran que todavía tenemos problemas. Una guerrilla debilitada, pero sigue existiendo, con capacidad de hacer daño. No nos podemos descuidar un minuto.

Narcotráfico, debilitado, pero con capacidad de hacer daño, delincuencia común. Pero hoy no hay bandas privadas de criminales, organizadas para combatir a otros criminales.

Uno encuentra que de los 48 mil desmovilizados -qué cifra tan grande y tan difícil de manejar- han reincidido en el delito 3 mil, pero no han reincidido en el delito original, han reincidido en el narcotráfico. Yo creo que quedan de esos 3 mil reincidentes actuando en el delito unos 500, porque el Estado avanza.

Así como ha sido generoso con aquellos que se han sometido a la ley, se ha sido estricto con aquellos que han reincidido en el delito.

Lo que hemos encontrado en el país es que esos reincidentes en el narcotráfico están muy aliados con la guerrilla. Y lo podemos referenciar por puntos específicos de la geografía nacional.

Yo diría, sin lugar a dudas, que Colombia ha recuperado el monopolio del Estado para combatir los grupos violentos. Yo creo que este es un logro bien importante que se le debe a la persistencia del pueblo, a esa alianza que se llama la Constitución, las Fuerzas Armadas de la nación, el pueblo.

Se ha desmovilizado el paramilitarismo, y el Estado ha combatido con toda la determinación aquellos que no quisieron desmovilizarse.

Ley de Justicia y Paz

Y se tramitó la Ley de Justicia y Paz. Esa ley exige verdad, reparación, justicia. Esta mañana me preguntaban los parlamentarios latinoamericanos: ‘¿entonces eso cómo será con la guerrilla?’. Ahí encontramos un problema.

Porque en el pasado este país perdonó -y mea culpa también, yo estaba en el Congreso, promoví y apoyé esas leyes, cuando el M- 19- perdón total, aquí se le dio la absolución, sin contrición, a los delitos atroces.

Entonces unos pasaron de la destrucción del Palacio de Justicia, a aspirar a la Presidencia de la Republica y a ser los inquisidores morales del Congreso. Nunca se les exigió la verdad, el país se quedó sin conocer cuáles eran sus relaciones con la política, porque ellos sí que sabían aquello de combinar las diferentes formas de lucha. Ellos sí que sabían aquello de delinquir y hacer política, de secuestrar y penetrar el movimiento estudiantil, de asesinar y poner explosivos y penetrar el movimiento obrero. Y nunca se les exigió que contaran eso, que lo confesaran.

La nueva ley sí lo ha exigido

Y la nueva Ley y la Seguridad Democrática han permitido todo este proceso de justicia que se adelanta en Colombia.

Aquellos que se reinsertaron en el pasado están en deuda de contarle al país la verdad. No se les exigió entregar sus patrimonios para reparar a las víctimas, antes el Estado indemnizo a esos grupos. Al Gobierno nuestro le tocó todavía pagarles saldos de indemnización a esos grupos, y ni siquiera han dado cabal cuenta de cómo manejaron ese dinero.

Hoy estamos aquí en una persecución con toda la decisión, para quitarles los bienes a las personas que se han desmovilizado, para que esos bienes se dediquen a reparar a las víctimas.

Sesgo ideológico

Y hay problemas que podemos tener en el futuro, porque todavía queda por allá un tufillo de sesgo ideológico. Hay algunos que piensan que los únicos demonios son los paramilitares, y que los guerrilleros son los arcángeles.

Entonces, cuando eran muy exigentes en el tratamiento a los paramilitares, todavía se expresan como muy indulgentes en el tratamiento a la guerrilla.

Qué aspiraría la guerrilla, por lo que hemos conocido: amnistía e indulto por todo. No se puede. Y para decir por qué no se puede, me quito una convicción doctrinaria de que hay que igualar a los guerrilleros y los paramilitares. Eso es una controversia que he tenido con la Honorable Corte Suprema de Justicia. Yo creo que las controversias no le hacen daño a las instituciones, lo importante es manejarlas argumentalmente.

Aquí todavía, en sectores de la justicia, se tiene la vieja idea de que la guerrilla es una insurgencia contra el Estado, que puede tipificar delitos políticos, y que el paramilitarismo es un socio del Estado para reprimirla.

Primero, lo segundo a mí me ha parecido muy grave. Una cosa es infiltración y otra cosa es sociedad con el Estado. Eso es muy grave haberlo afirmado. Y por eso, un correctivo que se le pide a la justicia, es que en algún momento haga un correctivo sobre eso, porque eso no está de acuerdo con el proceso histórico colombiano.

Yo he pensado que así el uno quiera destruir al Estado y el otro preservar el statu quo, ambos son violadores del ordenamiento jurídico, y esa circunstancia los pone en pie de igualdad. Ahí tenemos una controversia.

Pero me voy a despojar de esa convicción, para decir lo siguiente: no solamente a la luz de la legislación doméstica, sino a la luz de la legislación internacional, hoy no es posible dar amnistía, dar indulto, por delitos atroces. El país se tiene que preparar, porque cuando hemos hablado con el Eln, lo primero que piden es amnistía e indulto para todos.

Una aspiración de las Farc, que ha dicho históricamente, es que ellos no son sujetos pasivos del delito porque ellos desconocen al Estado colombiano. ¿De cuándo acá?, ¿de cuándo acá vamos a considerar que entonces no han cometido delitos?, ¿que asesinar y todo lo que hacen no es delito, que porque ellos desconocen el Estado que tiene el ordenamiento jurídico que describe esos delitos?

Esa es su peregrina tesis. Y entonces esto va a causar dificultades en procesos de negociación. Y son dificultades frente a las cuales se tiene que prevenir el país.

A mÍ me da mucho miedo, doctor Efraín, que cuando empiece la próxima campaña -que aquí vivimos en campaña, los únicos gobiernos que sirven son las que viven en campaña, porque son los que están sometidos diariamente a la presión popular, son los que no pueden descansar, son los que no pueden pasar los fines de semana por ahí con whisky, son los que tienen que estar a toda hora en el trabajo popular- a mÍ me da mucho miedo que cuando se entre a esa fase electoral, y tenemos que precavernos para que eso no ocurra, nos vayan a seducir con todas las garantías en contra de la legislación internacional y de nuestra propia Constitución, que habría que ofrecerle a estos arcángeles del terrorismo. Nos debemos prevenir para que eso no ocurra.

Ahora, el camino nuestro es más difícil. Es que por ejemplo este camino con los paramilitares ha sido muy difícil, pero ha fructificado. Y este camino con la guerrilla ha sido difícil, pero mire, solamente este año tenemos 1.550 guerrilleros desmovilizados. En lo que va del Gobierno ya van más de 13 mil guerrilleros desmovilizados. En todos los años 90 se desmovilizaron 4 mil.

Es más difícil cuando se les dice: ‘ustedes tienen que reparar, ustedes no pueden obtener amnistía ni indulto por delitos atroces, el beneficio que pueden obtener es una sentencia reducida, ustedes tienen que confesar la verdad’. Pero eso es lo que obliga la legislación internacional y lo que finalmente sana heridas, para que el pueblo se sienta reparado, y para evitar esa cadena de venganzas.

Extradición

Eso nos causa complicaciones, de mirada al futuro, con las Farc y con el Eln, pero tenemos que estar preparados para enfrentar esas complicaciones. Como la extradición. Cuando estábamos promoviendo la Ley de Justicia y Paz hubo muchos intentos en el Congreso de debilitar la extradición, nosotros los resistimos todos, resistimos todos esos intentos. Aquí, por ejemplo, se había prohibido la extradición en la Constituyente del 91, texto constitucional muy bueno, con algunas salvedades.

A mí me queda siempre la pregunta: ¿por qué en la Constitución del 91 prohibieron la extradición?, ¿qué había detrás? Es una investigación no hecha en Colombia, y sobre un tema grave, sobre un tema grave.

Y después eso se reestableció en la administración del Presidente (Ernesto) Samper, y nosotros la hemos aplicado rigurosamente y no la hemos dejado debilitar. Nosotros no la negociamos. No se negoció en la Constitución ni en la Ley.

Se aceptó no hacer el envío de unas 14, 18 personas, por su contribución a desmovilizar 36 mil, pero de las personas que se les había aplazado el envío, han sido enviadas, en su mayoría a los Estados Unidos, en una decisión que ha tenido controversia jurídica en Colombia, pero los gobiernos siempre hablan de carácter, como hablamos los seres humanos, y hay pocas veces de la vida cuando le dan a uno la oportunidad de demostrar que sí la tiene.

La carta que recibí anoche de la sala penal de la honorable Corte Suprema de Justicia, obliga a que el Gobierno sea muy prudente en el tema, y vamos a preparar una respuesta sobre esa extradición, pero por fortuna para Colombia se hizo, porque este país tiene que hacer respetar la paz, con la paz no se puede jugar. Y eso crea un antecedente a futuro.

Uno de los temas -porque no vamos a poder hablar de muchos- es que, lo que hace que se hizo esa extradición, se ha agilizado la confiscación de bienes para poder reparar a las víctimas. Había por allá una manipulación para esconder bienes. Yo creo que uno de los logros de esa extradición es que se ha agilizado el hallazgo de bienes para reparar a las víctimas.

Y eso es muy diciente, eso de manera elocuente nos dice cual fue una de las causas para haber definido ese envío en esa extradición.

A un guerrillero que está ofreciendo que va a entregar a Ingrid Betancourt y a otros secuestrados, se le mandó una carta que el pidió, se la mandó la Directora del Das (Departamento Administrativo de Seguridad, María del Pilar Hurtado), con mi autorización, de que si cumple con eso, de que si cumple con eso no se le extradita. Ojala, ojala fuera verdad.

Lo tenemos solamente en un caso, pero estos temas van a producir dificultades en el futuro.

Los de las Farc y los del Eln creen que van a poder llegar como los del M-19 y el Epl, de la atrocidad al Palacio de Nariño, al Palacio del Congreso de la Republica. Las circunstancias históricas son muy diferentes.

Yo creo que vamos a tener que respetar esa norma constitucional que dice que no pueden ser congresistas aquellas personas que hayan sido condenadas por delitos, salvo por el homicidio culposo o por delito político.

Los otros delitos causan un impedimento para aspirar a estas posiciones del Estado. Allí tenemos dificultades para procesos de paz que vienen.

Seguridad, un camino a la paz

O sea, yo creo que la paz finalmente nace es de la seguridad. La seguridad es un camino hacia la paz, y en eso está trabajando este país.

Miren, a uno casi todos los interlocutores del continente le dicen: “hombre, ustedes lo que necesitan es un proceso de paz con la guerrilla”, etcétera. Eso sí que lo aplauden. Yo sí que aplaudo encontrar un grupo como la Odca (Organización Demócrata Cristina de América), que nos diga a nosotros: bienvenida la seguridad.

Uno no encuentra mucha gente que le diga eso, por eso muchas gracias.

Es que, es más fácil decir, en la comunidad internacional: “déle estatus de beligerancia a las Farc”, que decir, apoyamos el proyecto de seguridad de Colombia. Estatus de beligerancia que Colombia pide que no se le vaya a dar,

¿Qué exige el estatus de beligerancia? El estatus de beligerancia exige que controlen un territorio, y ellos no lo controlan. Ellos tienen capacidad de hacer daño.

Este país todavía tiene, para fortuna del planeta, 578 mil kilómetros de selva, el 51 y medio (por ciento) del territorio. Aquí tienen mucho donde esconderse, pero no tienen territorio controlado.

Para reconocerles estatus de beligerancia se exige que tengan una jerarquía. La pudieron tener, la han perdido.

Y hay que pensar qué es la causa de qué. Si la muerte de ‘Manuel Marulanda’, es la causa de que hayan perdido la jerarquía, o la pérdida de jerarquía le causó tal aflicción a ‘Manuel Marulanda’ que le aceleró la muerte.

Eso es una reflexión que es oportuno hacer en Colombia. Ellos aparentaban una jerarquía que no tienen.

Lo otro que se exige es que respeten el Derecho Internacional Humanitario. Se burlan de él, para ellos eso no tienen ninguna importancia. Y el punto más grave: para reconocer un estatus de beligerancia tienen que administrar justicia. Eso es imposible que se de en una democracia.

¿Qué democracia del mundo permite que la justicia legítima, institucional de la democracia, sea derrotada, sea superada por la justicia de grupos violentos?

Si algún país ha sufrido la justicia privada, es Colombia. Si algún país ha hecho un gran esfuerzo para superar la justicia privada criminal es Colombia. Para que nos vengan a decir que las Farc ejercen justicia y que entonces hay que reconocerle estatus de beligerancia.

Eso es una bofetada a un Estado democrático. Fundamental en el Estado democrático es el ejercicio de la justicia, el monopolio estatal de la justicia.

Nosotros le pedimos al mundo que por respeto a esta democracia, al heroísmo de nuestro pueblo, que ha puesto tantas víctimas, a un país que está haciendo un gran esfuerzo para que impere solamente la justicia del Estado, no se vaya aceptar que los grupos violentos pueden ejercer justicia.

¿Qué tal la justicia usurpadora de los violentos, como factor para legitimarlos con un estatus de beligerancia?

Ahora que los llamamos terroristas y que negamos el estatus de beligerancia, que nos oponemos a la paz. No. La quisiéramos negociar.

Alguien me dice: ‘pero si son terroristas, ¿cómo se negocia con ellos?’. Por eso se exige que suspendan sus actividades terroristas. ¿Y qué les ofrecemos? Plenas garantías democráticas. Les ofrecemos la democracia que este país está practicando y que es para todos. En esa tarea estamos.

La verdad es que ver un auditorio como este, unos ex presidentes tan importantes encabezados por el Presidente Fox, el Presidente Calderón Sol, por el ex presidente Leslie Manigat (de la República de Haití), por el ex primer Ministro Henny Eman (de Aruba), por el ex primer Ministro Basdeo Panday (República de Trinidad y Tobago) y por el Presidente de la Odca (Organización Demócrata Cristina de América, Manuel Espino Barrientos), es muy estimulante.

Yo no se, ex Ministro, doctor Augusto (Ramirez Ocampo), a usted que le tocó bastante. Yo creo que en todo el continente le decían: ‘sí, adelante con el diálogo, con los procesos de paz’, pero no esperamos que nos dieran un apoyo tan importante como este a la seguridad.

Por eso, muchas gracias. Este apoyo sí que es importante y sí que nos compromete a no fallar, a no fallar en ese concepto de seguridad democrático e integral.

A mí fue que me animaron a este discurso tan largo, cuando escuché al doctor Efraín (Cepeda). Vicente (Fox) siempre es muy parco pero muy sustancioso. Cuando escuché al doctor Manuel Espino yo quería mejor un dialogo, pero no se opone esto a tres o cuatro comentarios que algunos ustedes quieran formular. Con el permiso de nuestros directores les ofrezco la palabra”.

 
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