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Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez en la Cumbre de Gobernadores

Mayo 08 de 2008 (Bogotá)
     
 

“Quiero saludarlos muy respetuosamente, apreciados gobernadores de la Patria. Ha sido una norma de este Gobierno mantener un diálogo permanente, constructivo, con todos ustedes, siempre buscando opciones para superar enormes dificultades, con franqueza, sin poder decir ‘sí’ a todo, porque hemos tenido constreñimientos fiscales, limitaciones de toda índole, pero siempre animados por el propósito de buscar soluciones.

Ha sido muy grato para este Gobierno mantener ese diálogo profundo, activo, con quienes eran gobernadores cuando nosotros empezamos en agosto de 2007, con quienes fueron elegidos después gobernadores, en octubre del 2003, y este diálogo que ya avanza con ustedes, elegidos en octubre del año pasado.

El Gobierno aprecia que uno de los factores más importantes de construcción de gobernabilidad en Colombia es el buen entendimiento, el buen diálogo entre los diferentes niveles de Gobierno.

Por eso, el Gobierno Nacional ha procurado buscar siempre un entendimiento con todos los gobernadores y con todos los alcaldes, independientemente del origen político de su elección.

Si a las dificultades de toda índole de nuestra Patria le sumáramos ese tipo de desentendimientos por razones de origen político, quizá la Patria se haría ingobernable.

Nuestra principal contribución a la gobernabilidad, que expresa ese nivel necesario para que el país funcione operativamente como un país unitario, ha sido buscar ese entendimiento.

Permítanme repasar algunos aspectos fundamentales del pensamiento de este Gobierno; referirme a los puntos que ha tratado el señor Presidente de la Federación, el Gobernador de Cundinamarca, el doctor Andrés González -ya había tenido la oportunidad, en la noche anterior, de hacer un repaso exhaustivo, con el señor Ministro de Hacienda, de lo que fue la reunión de ayer, y con muchos de ustedes hemos venido en diálogo profundo sobre temas de sus regiones- y enseguida mirar otros temas que deseen plantear en el día de hoy.

Nosotros hemos querido asimilar a Colombia, de manera muy elemental, a una casa, en cuyo vértice esté la palabra confianza. Y que esa palabra confianza esté sustentada en tres pilares: seguridad desde la democracia, inversión desde la responsabilidad social y política social desde las libertades.

¿Por qué confianza? Era el año 99, el año 2000 el año 2001, el año 2002, y preguntaba yo mucho a los estudiantes universitarios: ‘Jóvenes, ¿ustedes han pensado irse de Colombia?’. Y la mayoría levantaba las manos. Y hacía una segunda pregunta: ‘¿Ustedes han pensado irse de Colombia sin tiquete de regreso?’. Y la mayoría levantaba la mano.

Empezaba a haber una especie de pérdida de raíces, una especie de desprendimiento, una especie de desentenderse del factor ‘Patria’.

Entonces, eso nos inspiró buscar para Colombia recuperar confianza. Confianza para vivir en Colombia, para trabajar en Colombia, para invertir en Colombia, para estudiar en Colombia; para desarrollar la vida en lo material, en lo espiritual en nuestra Patria.

¿Por qué los tres pilares? La seguridad desde la democracia es lo que caracteriza un concepto de seguridad autónomo que, seguramente, acabará de entenderse como un valor democrático y una fuente de recursos.

América Latina había vivido proyectos de seguridad desde las dictaduras, con eliminación del pluralismo. Coincidían o estaban auspiciados por la política que se conoció con el nombre de la doctrina de la seguridad nacional: se cercenaban las libertades, se censuraba a la prensa, había indolencia frente a los derechos humanos.

Por eso, nos parecía a nosotros fundamental hacer un planteamiento de seguridad desde la democracia.

Y en relación con Colombia, porque nuestro país, con el dolor de las guerras civiles, la finalización de la de los Mil Días -cuyo primer centenario de los Pactos de Paz conmemoramos al inicio de este Gobierno, en Norte de Santander y en el Magdalena, en Chinacota-, con la posterior separación de Panamá -que era la cabeza en aquel momento-, el país quedó bastante afectado por el tema.

Hubo unos periodos largos de paz, sobrevinieron unos periodos de violencia y un gran temor a impulsar políticas de seguridad.

Había casi una resistencia, en el subconsciente del liderazgo político y en la opinión pública expresada, a políticas de seguridad.

Por eso, para vencer esa resistencia, de acuerdo con la historia del país y la necesidad de proyectarlo, nuestro planteamiento fue de seguridad desde la democracia. Tarea en la que venimos empeñados para depurarla todos los días.

Inversión desde la responsabilidad social y política social desde las libertades. La inversión desde el capitalismo salvaje ha sido funesta, como se vio en un periodo en Brasil: años de crecimiento muy elevados que, finalmente, por falta de una política social que vinculara a la prosperidad a las grandes masas deprimidas, ese crecimiento se estancó.

Y la política social, en ausencia de libertades, también ha sido funesta. Ha sido una vida para igualar por debajo, para igualar en la miseria.

Por eso, a nosotros nos ha parecido fundamental lograr ese equilibrio de promover la inversión desde la responsabilidad social y la política social desde las libertades.

Estos tres pilares y la palabra confianza tienen una relación vertical, de abajo arriba y de arriba abajo. Si los pilares prosperan, hay más confianza; y si hay más confianza, se estimulan los pilares. Y si hay más confianza, la ciudadanía apoya más la seguridad, la estimula; la ciudadanía apoya más la inversión, la estimula. Y lo mismo con la política social.

Y, a su vez, el avance en cada uno de eso pilares ayuda a que haya más confianza.

Podemos decir que en materia de seguridad hay unos intangibles bien importantes, para no hablar hoy de las mediciones en disminución de criminalidad. Yo creo que hay más confianza del país.

Yo recuerdo aquel amanecer del 7 de agosto de 2002, en Valledupar. Una zona del departamento controlada por los paramilitares, otra zona, por las guerrillas. La gente toda capturada en sus casas, ya los sacaban de las casas para secuestrarlos y, como en muchas regiones del país, se había perdido la fe.

La gente no pensaba en el Estado. Muchos ciudadanos querían aislarse y muchos querían solamente buscar soluciones por sus propios medios.

Estar en el proceso de que la gente tenga confianza en la institucionalidad democrática es un gran intangible.

Como otro gran intangible es el desmonte del paramilitarismo. ¿Por qué digo que se ha desmontado el paramilitarismo, además de haber debilitado la guerrilla?

Porque la palabra se acuñó para referir a las bandas criminales privadas, cuyo propósito era combatir a la guerrilla. Creo que si algo importante hemos logrado, es recuperar el monopolio del Estado para combatir organizaciones criminales. Y en la práctica se ve.

Lo que pasó la semana pasada con ‘Los Mellizos’ Mejía Múnera es la otra prueba, totalmente indicativa, de que estas bandas criminales, a diferencia de los paramilitares, no tenían ahora ningún propósito de perseguir otros criminales, sino un exclusivo propósito: el del negocio del narcotráfico y delitos como la extorsión, el secuestro, etcétera.

Mientras la Fuerza Pública, heroicamente, combate los cultivos de droga en Paramillo -de Tarazá y de Montelíbano hacia la cordillera-, cultivos de droga estimulados por las Farc, estas bandas criminales los comercializan.

Y hemos visto una relación semejante entre el Catatumbo, las llanuras de Santander y del Cesar y la serranía de San Lucas. Y uno mira Nariño y no hay ninguna diferencia hoy entre un grupo criminal que se llama Organización Nueva Generación y el Eln en Samaniego, dedicados a los mismos delitos.

Los reincidentes de los paramilitares desmovilizados no los hemos encontrado en los propósitos que se asignaban al paramilitarismo, que ellos mismos se asignaban de estar combatiendo otros grupos violentos. Han reincidido para dedicarse al narcotráfico, han reincidido para la extorsión, para el secuestro, etcétera.

Diría yo que la recuperación de ese monopolio para el Estado es un intangible bien importante.

Pero falta mucho. La política de seguridad hay que estarla ajustando todos los días.

Seguridad como valor democrático

Esta mañana se dio algo bien importante, una gran noticia para el Valle del Cauca, cuando la Armada Nacional dio de baja a ‘JJ’, el terrorista de las Farc que dirigía la Organización de las Farc Manuel Cepeda. Quedaron unos segundos, con igual peligrosidad.

Esta mañana fue capturado Santiago, el segundo de ‘JJ’, con otras seis personas. Tenía 157 millones de pesos en efectivo y creo que eso le da gran tranquilidad a Buenaventura y a todo el occidente vallecaucano.

Vamos a pagar la recompensa. Hemos ganado mucho en confianza de la ciudadanía para informar. En el caso de ‘Los Mellizos’ Mejía Múnera, vamos a pagar también las recompensas.

Y nos faltan muchos.

Nos falta desvertebrar toda esa cúpula de las Farc, del Eln, y nos falta, de estas bandas criminales, el señor a quien se conoce con el apodo de ‘Cuchillo’ en los Llanos; allí hay otro a quien se conoce como el ‘Loco Barrera’.

Estamos todos los días trabajando a ver cómo desmantelamos estas bandas criminales.

Quiero contarles a ustedes, apreciados gobernadores, y como a ustedes les ha ocurrido, a quienes ya mayores en esta reunión lo hemos sentido: a nuestra generación no le ha tocado un día completo de paz en Colombia.

Uno empieza a tener para la Patria unos sueños, como los tiene frente a sus hijos. El deseo mayor que yo tengo es que las nuevas generaciones de colombianos puedan vivir felices en este suelo. Y la aspiración personal más grande es que cuando yo salga de la Presidencia pueda mirar a mis compatriotas a los ojos, por tener la conciencia tranquila de haber perseguido con toda la determinación, a todas las expresiones de la criminalidad.

Y lo que se descalificaba en el país cuando se hablaba de política de seguridad, eso se asimilaba a paramilitarismo, a derecha, a militarismo, a fachismo, yo creo que empieza a entenderse como un valor democrático, como una fuente de recursos.

Es bien importante, en la conciencia colectiva de los compatriotas, fijar la Seguridad Democrática como un valor democrático, como una fuente de recursos. Hay que persistir en esa tarea.

Con muchos de ustedes ya hemos podido realizar consejos de seguridad, en los cuales participa, en esa primera etapa, la comunidad, y ustedes van viendo como se empieza a dar esa integración: Fuerza Pública, diferentes niveles de Gobierno, Fiscalía, órganos de control, comunidad, todos en procura del fin de reestablecer plenamente la seguridad en nuestra Patria.

La seguridad es un elemento sustancial para la inversión. Sin la seguridad y sin la inversión no se puede dar la política social. Una política social sin prosperidad es una política social de discurso, pero no es una política social de resultados.

La historia de América Latina ha demostrado que hay que llevar el crecimiento económico y la equidad social de la mano. Que ambos son mutuamente dependientes y no se dan sin que haya confianza inversionista que, a su vez, tiene en la seguridad uno de los presupuestos más importantes.

Los procesos de América Latina que solamente le asignaron importancia al crecimiento económico, como el ya mencionado del Brasil de algunas décadas, fracasaron. Y aquellos procesos de América Latina que le dieron la espalda a la confianza inversionista y quisieron preocuparse solamente por la distribución social, fracasaron porque finalmente fueron condenados a distribuir pobreza.

Yo pienso, apreciados gobernadores, que la superación de la pobreza y la construcción de equidad hay que hacerla con la posibilidad de distribuir prosperidad. Y eso necesita una gran confianza inversionista en el país, que es la que puede resolver el problema de todos, apreciado Gobernador (de Cundinamarca, Andrés González), Presidente de la Federación.

Yo creo más en la estabilidad institucional con prosperidad, que estar afanosamente haciendo cambios en las normas, ante el desespero de no tener prosperidad.

En la historia constitucional del país, me parece que algún afán que ha habido para hacer reformas a toda hora, ha sido determinado por la angustia de no tener prosperidad.

Casi que en el pensamiento del país a futuro, no podríamos disociar la prosperidad de las reformas institucionales. Creo que a mayor prosperidad habrá más estabilidad institucional y menos afán de estar inventando una, de estar inventando otra reforma.

Nosotros hemos trabajado en lo siguiente para que haya confianza inversionista: persistir en la Seguridad Democrática, el rol del Estado y el rol de sector privado.

Reforma del Estado

América Latina tuvo dos décadas donde se quiso desmantelar el Estado. Nosotros lo reformamos pero no lo desmantelamos. Hemos reformado 420 entidades del Estado, sin desmantelarlas.

A mí me dijeron, cuando llegué a la Presidencia, lo único que le falta a Telecom y a Paz del Río es extenderles partida de defunción. A ninguno se les extendió.

En muchas ciudades me dijeron: ‘Cierre esos hospitales que con las clínicas privadas tienen’. Los hemos reestructurado.

Yo creo que es mucho más importante ese resultado de reformas que, simplemente, haber dejado que muriera del todo Telecom, que muriera Paz del Río, además de las cargas que se esperaban para las comunidades y para el Gobierno central.

Y el rol del sector privado. Mientras en muchos países de América Latina hoy hay una nueva tendencia al estatismo que fracasó -el estatismo Velasco Alvarado en el Perú fracasó; el estatismo de la Revolución Boliviana de 1952 fracasó; el estatismo brasilero de los 30 a los 50, fracasó-, condujo después al desarrollismo y terminó en dictaduras de las cuales casi no se repone la democracia brasilera.

En América Latina nosotros no estamos de acuerdo con las tentaciones de estatismo. Algunos creen que basta con sus recursos de petróleo para hacer inversiones. A mí me da mucho miedo que cualquier país de América Latina en el futuro se quede sin petróleo y con el aparato productivo desmantelado, porque en el momento de la euforia petrolera les dio por estatizarlo todo y les dio por cerrar la confianza a la inversión.

Así como nosotros no desmantelamos el Estado, también tenemos que ser cuidadosos en no dejarnos contagiar de las tendencias estatistas.

Y esto nos ha obligado a mojonar linderos con otro pensamiento de América Latina. Y a mí me preguntan cada rato: ‘¿Pero por qué no entras en la corriente? ¿Cómo se siente tu Gobierno siendo una excepción?’. Yo digo: La pregunta no va a ser si somos excepción o regla; la pregunta va a ser si vamos mejor o no vamos mejor.

Yo pienso que esa pregunta hay que formularla permanentemente y tratar, nosotros, de que estas líneas de pensamiento que se han venido construyendo, ajustándolas permanentemente, nos ayuden a progresar.

Inversión con responsabilidad social. La vemos, la responsabilidad social, en la transparencia, en los contratos, en las concesiones, en la solución de disputas, en lo cual hemos hecho un gran esfuerzo.

En este Gobierno no se adopta un pliego de condiciones sin que se haya discutido el prepliego; no se hace una adjudicación sin una audiencia pública. En este Gobierno no se resuelve una disputa -y teníamos muchas, todas las concesiones viales estaban en disputa- hoy superadas; lo último era Commsa.

Las dos concesiones ferroviarias en disputa: superado lo del Atlántico, en vía de superar lo del Pacífico. Veintiún pleitos en Telecom. Todo eso se ha venido superando, pero permitiendo que la opinión conozca ampliamente, antes de perfeccionar los acuerdos, el contenido de los mismos.

Para poder sobreponernos a dos obstáculos que frenaban resolver las disputas: los funcionarios no se atrevían por conciliar por miedo a los órganos de control y la comunidad siempre mantenía un nivel alto de suspicacia sobre esas conciliaciones.

Responsabilidad social en la transparencia. Responsabilidad social en las relaciones de los inversionistas con las comunidades. Uno no puede explotar el carbón en el Cesar, maltratando los derechos ambientales de las comunidades vecinas. Nosotros hemos venido resolviendo eso, en un diálogo abierto con las comunidades y los inversionistas.

Para nosotros una cosa es el terrorismo y la violencia, y otra cosa es la protesta social. ¿La protesta social del año pasado en el Cesar cómo la encaramos? En diálogo. Un diálogo abierto en una plaza pública en tres ocasiones: comunidad, autoridades regiones, inversionistas y autoridades nacionales. No adoptamos el camino facilista de reprimir la protesta social, tampoco adoptamos el camino demagógico de hostilizar a los inversionistas, sino de buscar esos acuerdos.

Relaciones laborales

Responsabilidad social en el tema laboral. El primero de mayo -este Gobierno ha sido muy activo en todos los años de la administración, el año pasado en Paz del Río, este año en Medellín- vimos unos casos extraordinarios de sindicalismo de participación.

Nosotros creemos que no podemos tener el extremo colombiano de los sindicatos radicales, y el otro extremo de las empresas negadas a la organización de los trabajadores. Ambos extremos hay que romperlos.

Hemos creído que se necesita una responsabilidad social cuyos dos pivotes son: la solidaridad de los empresarios y la responsabilidad empresarial de los trabajadores.

El empresario tiene que ser solidario, no puede pensar solamente en sus ganancias, y el trabajador no puede pensar solamente en sus reivindicaciones, tiene que pensar en la prosperidad de la empresa.

Los casos que vimos en Medellín la semana pasada son excelentes. Eso llevaba a preguntarle a las centrales obreras por qué no nos apoyan el TLC, sabiendo que eso es para que haya más prosperidad en Colombia, más inversión en Colombia.

Globalización sin responsabilidad social es inconcebible. Integración de las economías sin responsabilidad social es imposible. Hoy nadie firma un acuerdo de comercio sin unas cláusulas sociales muy exigentes, que se suman a las otras cláusulas de derecho interno que garantizan a los trabajadores, que dan las garantías de cumplimento eficaz de los derechos de los trabajadores.

Nosotros, en esa materia laboral, creemos que el país debe eliminar capitalismo salvaje o extremismo sindical de odio de clases.

Y en la reforma de entidades del Estado hemos visto que hubo una mezcla funesta: la mezcla entre el clientelismo político y los excesos sindicales. Eso ha hecho mucho daño en muchas empresas del Estado, que se han venido reformando. La comunidad lo que necesita es eficiencia social, no desgreño administrativo en virtud de pruritos ideológicos.

Está próximo a salir el Proyecto de Ley que limita a las cooperativas de trabajo asociado, porque no podemos permitir que la figura de las cooperativas se utilice para maltratar los derechos de los trabajadores.

Y hay unos experimentos en el país magníficos de contratos de tercerización de actividades con las propias organizaciones de los trabajadores. Para todas las reformas de ustedes, en sus hospitales, en sus entidades, les sugiero muy respetuosamente mirar esos esquemas que les pueden ayudar mucho.

Ustedes saben que las metas de política social son muy exigentes. Como yo creo mucho en la inversión con responsabilidad social, y es lo que nos puede ayudar a todos, porque el problema en Colombia es que hoy a todos los niveles del Gobierno les falta dinero: a ustedes les falta, a los municipios les falta, y qué decir al Gobierno Central. Por eso hay que hacer una gran lucha por la inversión.

Para esa confianza inversionista nosotros hemos venido trabajando, además de la seguridad y del modelo sobre el rol del Estado y del sector privado, el saneamiento macroeconómico, la reforma administrativa, la reforma de las transferencias, los incentivos tributarios, las zonas francas, los acuerdos de comercios, los acuerdos de estabilidad de normas.

Situación fiscal

El saneamiento macroeconómico. Y tengo que contárselos a ustedes, no ha título de quejumbre, sino porque tenemos que ser muy realistas, el marco que enfrentamos a ver hasta dónde podemos llegar en gastos.

Nosotros encontramos un endeudamiento del 48 – 50 por ciento del PIB. Está en 28, todavía es muy alto.

¿Qué me preocupa a mí? Cuando terminó la administración Barco (Virgilio) en 1990, el endeudamiento estaba entre el 14 y el 16 (por ciento). Entre el 90 y el 2002, subió al 50 (por ciento). Cuando hay un endeudamiento que lleva esa velocidad, pararlo es muy difícil, y puede dar al traste con la institucionalidad económica de un país.

Un país que había ganado históricamente -y ahora que celebramos el centenario el nacimiento del ex Presidente Lleras Restrepo lo recordamos- un gran respeto en las instituciones multilaterales, a pesar de que él exitosamente fue capaz de contradecir al Fondo Monetario en su época. Y en 2002, ya las instituciones multilaterales le ponían a Colombia semáforo en amarillo, empezaban a mirarla con mucha preocupación.

Nosotros encontramos el déficit del Gobierno Nacional Central en el 7,5 (por ciento), todavía está en el 3,3 (por ciento). Bastante difícil aún de manejar. Solamente este año le tenemos que transferir al Seguro Social, para que honre las pensiones, 6 billones 400 mil millones, lo que puede valernos la doble calzada Bogotá - Santa Marta.

Un país que ha sido responsable con las pensiones. En otros países de América Latina que se autodenominan de izquierda, licuaron pensiones, su capacidad adquisitiva se acabó por la inflación y no las compensaron con los ajustes proporcionales.

Hay que seguir la tarea de superar el déficit. A mí me preocupa, por ejemplo, que la Nación no siga en esa tarea, y me preocupa que las entidades territoriales reversen. Yo pido que cada uno mire qué pasó en su entidad territorial el año pasado, porque a mí me preocupa esto.

Muchas entidades territoriales el año pasado mostraron superávit, pero fue ficticio, porque le hicieron la suma algebraica de los recursos del balance. Cuando se mira lo del año, en muchas hubo déficit, y entonces, si el presupuesto de un año empieza a tener déficit y el del siguiente año repite el déficit, llega un momento en que los recursos del balance que se arrastra, no alcanzan a enjugar contablemente ese déficit.

Yo estaba revisándolo con Ana Lucía Villa, y ahí hay una tendencia preocupante. Yo rogaría que se mirara entidad territorial por entidad territorial, en las que pasó ese fenómeno. La Nación tiene que seguir bajando ese déficit, sin bajar ese déficit no hay confianza inversionista.

Por el bueno manejo macroeconómico, nosotros estamos en mejores condiciones hoy para defendernos de la crisis mundial, pero no estamos inmunes. Se los contaría el Ministro de Hacienda.

Por fortuna, ya todo lo que teníamos que contratar de crédito en los mercados este año se contrató. Tenemos una mejor posición con las multilaterales, hemos desarrollado un mercado interno en pesos que ahora nos va a ayudar mucho para financiar en pesos dos proyectos para ustedes: el proyecto de aguas y el proyecto de vías.

Pero si no sigue el bueno manejo macroeconómico, si volvemos a ponernos de espalda a los niveles de endeudamiento, a los niveles de déficit, eso se nos desbarata, apreciados gobernadores.

Las reformas

La reforma del Estado ha sido muy importante. La reforma del Estado ha ahorrado 6 puntos del PIB. A mí me dicen los críticos: ‘Es que Uribe acabó con el patrimonio del Estado’. ¿Qué valía Telecom? Tenía valor negativo. Hoy tiene valor positivo. La Nación tiene hoy el 50 por ciento menos una acción en Colombia Telecomunicaciones. Ese patrimonio sí que vale. Cuando teníamos el ciento por ciento, eso no valía.

Qué le pasaría hoy, apreciados gobernadores, al Gobierno Central, si el presidente de Telecom llegara y le dijera al Ministro de Hacienda cada año: ‘Présteme los 600 mil millones para pagarle a los pensionados de Telecom’.

Por fortuna, gracias a la reforma estamos al día con los pensionados, hay tranquilidad en la nómina de trabajadores activos. No tenía capacidad de invertir. Está adelantando una inversión de 8 billones, que va a contribuir a un gran desatraso en el país en banda ancha, de conectividad.

La conectividad se convirtió en una gran exigencia social. Hace dos semanas, en uno de los Consejos de Seguridad de los lunes, estuve con el Gobernador del Cesar en Aguachica, y al llegar allí a un lugar muy pobre, salieron unas maestras amables -como todos los colombianos- y unos niños de una escuela. Dije yo: ‘¿qué problema de infraestructura habrá aquí?’. No me pidieron una sola aula, un solo pupitre, me pidieron conectividad.

La conectividad empieza a ser un reclamo social en Colombia que hay que atenderlo, muy grande, llegó más rápido de lo que mi generación pensaba.

La reforma de Ecopetrol. Yo creo que hemos superado radicalismos ideológicos. De acuerdo con los radicalismos ideológicos de algunos años, no se habría podido adelantar. Se hizo la reforma laboral, la pensional, le da estabilidad en el largo plazo de Ecopetrol, y qué bueno esta capitalización. Hoy vale mucho más el 89 y algo por ciento que tiene el Estado en Ecopetrol, que cuando el Estado era dueño del ciento por ciento.

Y se va acabando el clientelismo. A mí me decía el sindicato de Telecom: ‘Presidente, es que la culpa no la tuvo toda el sindicato. Los gobiernos mandaban gente allí a completar la jubilación, a mejorarla’. Tienen toda la razón.

Hoy ya nadie pide un puesto clientelista en Colombia Telecomunicaciones. A este Gobierno todavía le tocó que le pidieran puestos en la Junta de Ecopetrol, una cosa, la otra. Hoy ya nadie lo pide. El que me pida a mí un puesto en la Junta de Ecopetrol le digo: ‘Consulta con los otros 500 mil colombianos que son accionistas’.

Para el manejo desclientelizado de los patrimonios públicos, estas reformas son muy importantes. Pero termino una cosa de Ecopetrol que le va a ayudar bastante al país: siempre es mejor una Ecopetrol que tiene hoy la posibilidad de invertir 4 mil millones de dólares al año, que una Ecopetrol que invertía 500 millones de dólares al año. En un país con estas dificultades en materia de petróleo.

La reforma del Seguro Social. Vamos a pasar del desgreño del Estado a la eficiencia social.

Usted que hablaba ahora de operadores sociales. Por ejemplo en la nueva EPS ¿quienes son los dueños? La Fiduciaria del Estado y las cajas de compensación (familiar), entidad social. ¿Qué aspiramos? Que como entidad social puede tener la productividad y la eficiencia óptima del sector privado, pero ésta como entidad social.

Las clínicas. Desde el primero de mayo a las 5 de la mañana las clínicas del Seguro Social de Bogotá están siendo manejadas por el nuevo dueño y operador, una entidad social, ¿integrada por quienes? Compensar, la caja de compensación, la Universidad del Rosario y los Hermanos de San Juan de Dios.

Yo creo que eso es muy bueno para la ciudadanía. Hay que completar toda esa reforma de esas clínicas. Qué bueno que podamos arbitrar los recursos para la nueva etapa de reestructuración hospitalaria, como ustedes lo han pedido.

Tenemos toda la voluntad de hallar esos recursos y reestructurar esos hospitales públicos, y que tengan unos operadores independientes.

La propiedad pública, la operación independiente. El Estado es allí quien regula, quien asigna la administración, quien mantiene la propiedad y quien supervisa.

Yo creo que ese puede ser un esquema bien interesante para los hospitales públicos de la Patria.

A mí me contaba uno de mis profesores -nadie olvida un buen profesor-, que los grandes planes necesitan ganancias parciales. Que en cada departamento hiciéramos un ensayito de un hospital público reestructurado y operado por un operador independiente, puede ser del sector social: que los Hermanos de San Juan de Dios. Mire, nosotros tenemos un éxito extraordinario en la Clínica del Seguro Social de Cartagena con los Hermanos de San Juan de Dios.

En la de Santa Marta, yo le contaba al doctor Horacio Serpa, Gobernador de Santander, que en Santander tienen una capital social formidable de fundaciones, por ejemplo la Fundación Cardiovascular de Bucaramanga.,

El día que yo iba a visitar la Clínica Campo Serrano de Santa Marta dije: ‘Después de esta reforma, a mí que me dicen neoliberal, que me dicen fascista, que me dicen de derecha, que me dicen paramilitar, que me dicen mafioso, ¿cómo me estarán esperando allí de bravos los médicos, las enfermeras, los funcionarios?, todo el mundo bravo, privatizador, neoliberal’.

Yo iba asustado. El Ministro (de la Protección Social) me hizo llenar de valor y me dijo “vamos”. Y encontramos a todo el mundo contento. En la fila de pacientes, hablamos con ellos y dijeron: “no, esto está mejorando, ya nos están atendiendo como seres humanos”.

Cuando hay sentido social y de Patria, no hay que temerle a la estigmatización ideológica por las reformas.

Si uno está haciendo reformas por capricho, por dogmas ideológicos, por corrupto interés personal o de grupo, eso le hace un gran daño al país. Pero hacer reformas por principios, por una intuición de lo que le puede servir a la Patria, hay que echar eso para adelante, sin miedo a las estigmatizaciones.

Yo creo que eso ayuda mucho a salir adelante. Sigamos reformando el Estado. El Gobierno Nacional es el primer aliado de ustedes para la nueva etapa de reestructuración de hospitales, apreciados gobernadores. Y los invito, en su autonomía, a que den ese pasito de tener algunos operadores del sector social.

Estímulos tributarios

Son muy importantes, también, los estímulos tributarios, aprovéchenlos.

A mí me preguntan: ‘¿y usted cuando termine la Presidencia qué va a hacer?, ¿va a descansar?’. Y digo: ‘no, habrá mucho tiempo para descansar cuando nos muramos’.

Yo goce mucho siendo alcalde, un período muy corto, de pronto vuelvo a buscar por ahí la posibilidad de una alcaldía. Y amé el ejercicio de gobernador, el contacto directo permanente con los coterráneos inmediatos. Ese ejercicio de la gobernación es muy, muy bello.

Y una cosa que me enseñó a mí la Gobernación de Antioquia -ese gran honor, el gran honor que tiene cada uno de ustedes en su departamento hoy- es que Colombia, especialmente después de la elección popular de gobernadores, le da a los gobernadores la posibilidad de hacer mucho más que la gestión de su presupuesto.

Yo creo que están dadas, en el país, unas condiciones, para que ustedes atraigan inversión a sus departamentos.

Los estímulos tributarios. Mire, la política tributaria nuestra, que tuvo mucha oposición, yo creo que va a empezar a entenderse. Es cierto, no pudimos simplificar la tributación, pero creamos muchos incentivos a la inversión.

Y no es la política de Estados Unidos, que ahora se discute en la campaña. Allá les bajaron las tasas a todo el mundo. Entonces los opositores a eso dicen ‘regalos para los ricos’. Aquí no, aquí lo que hicimos fue decir: ‘si usted no invierte, usted paga tarifa completa; si usted invierte y crea empleo, usted tiene estos estímulos’.

Es muy distinto el estímulo a la inversión como se adelanta en Colombia, que el regalo a los ricos que hoy se critica en los Estados Unidos. Aprovechen eso, apreciados gobernadores.

Hoy, por ejemplo, la reforestación en Colombia está exenta de impuestos, los cultivos de tardío rendimiento tienen un alto período productivo exento de impuestos. Ahí caben la palma africana, que el cacao, que el caucho, todos esos cultivos de tardío rendimiento.

Toda nueva inversión que se haga en Colombia, tiene un 40 por ciento de deducción tributaria, eso equivale a que el Estado le aporta, por cada 100 pesos que invierte, 12,8 pesos.

Una nueva inversión para agregarle valor al sector avícola en Santander, el Estado le aporta 12,8 (pesos). Una nueva inversión en Barranquilla, para agregarle valor al sector exportador, el Estado le aporta el 12,8 (pesos).

El turismo y este reverdecer del turismo interno, sí que ha demostrado su importancia. Por donde quiera que uno mire al país.

Esos 50 kilómetros de playón, cuya carretera estamos pavimentando de Riohacha al Pájaro y a Manaure, playa virgen, eso podría tener un desarrollo turístico inmenso.

Hoteles, 30 años de exención tributaria. Ya hay programadas 14 mil habitaciones hoteleras en Colombia, que se están construyendo.

Empresas de turismo ecológico, ¿dónde no hay turismo ecológico? Unos coterráneos míos se fueron ahora para el río Fonce, a Santander, en Semana Santa. Llegaron encantados.

El día que estuvimos en Guanía, en el Consejo Comunitario, yo recibí no se cuántos mensajes por la noche en ese teléfono celular, la gente diciéndome que cómo iban a ver allá esa conjunción tan bella de ríos. El país quiere eso. Las empresas de turismo ecológico, promuévanlas, no pagan impuestos.

Las zonas francas. Se puede instalar hoy en cualquier parte del país, una o varias empresas. En cualquier parte del país.

Ahí tienen ustedes otra posibilidad para promover inversiones en sus departamentos.

Y hay un motivo de confianza, que con todos esos inversionistas el Estado les hace pactos de estabilidad a 20 años, el Gobierno Central. Promuevan eso, estamos dispuestos a ayudarles, a que eso se de en cada departamentos.

Inversión

Y, vamos ganando en inversión, porque mientras invertían aquí, 12, 14 pesos por cada 100 (pesos) que se producían, llevamos tres años de tasas inversión del 19, casi 25, 28.

Ahora, a eso hay que darle sostenibilidad. China lleva 20 años en eso, recibiendo 60, 70 mil millones de dólares al año de Inversión Extranjera Directa. Ya ha reivindicado 400 millones de pobres, pero le faltan 800(millones).

A eso hay que darle estabilidad, a ver cómo con unas mayores tasas de inversión en todo el país, vamos sacando todas estas regiones adelante.

Inversión Extranjera Directa. Hemos pasado de 700, 2 mil millones de dólares, que iban fundamentalmente a petróleo, a carbón, llevamos tres años con buenos niveles. El año de la operación Bavaria, más de 10 mil (millones de dólares en inversión); el año siguiente más de 6 mil (millones de dólares); el año pasado 9 mil 28 millones de dólares. Ojalá este año pasemos por ahí. Y la distribución empieza a ser mejor.

Estoy hablando de aspectos buenos en un país llano de dificultades. El Gobierno reconoce la parte vacía del vaso, pero hay aspectos buenos. Miren, de la última Inversión Extranjera Directa, a carbón y a hidrocarburos y a petróleo y a minería fue el 54, 56 por ciento, el resto se irrigó en otros sectores de la economía. Eso nos puede ayudar mucho. Yo los invito a eso.

A mí me parece muy bien armonizar los planes de desarrollo, señor Gobernador.

El tema del agua, yo no tengo nada que agregarle a lo que ayer definieron. Me decía el Ministro de Hacienda, anoche, que hay conformidad, que hay consenso en eso.

Yo creo que es un buen esfuerzo, porque además del aumento de transferencias vamos a tener un aporte adicional del Gobierno Central de 2 billones (de pesos). Billón 400 (mil millones de pesos), de audiencias públicas y los 600 (mil millones) de desacumulación de regalías, lo cual les va a mitigar a ustedes, a disminuir, la necesidad de endeudamiento para los planes departamentales de agua.

Ojalá los tengamos rápidamente todos. Eso va a ayudar mucho, además en el proceso constructivo a generar empleo.

Si con lo poco que se está haciendo, con lo poco que ha empezado a ejecutarse, están ocupados casi todos los ingenieros sanitarios de Colombia, yo creo que eso va a ser una gran fuente de generación de empleo en la etapa de construcción. Y a medida que le vamos entregando al país esos servicios, eso le desatranca mucho al país, le supera muchos obstáculos que van contra la productividad.

Tema vial

Lo de vías, dolor de cabeza de ustedes y del Gobierno Centra. A ver, la primera responsabilidad, terminar el Plan 2.500. Son 3 mil 300 kilómetros para pavimentar. En la mayoría de los departamentos va bien, en algunos va mal.

En Cundinamarca va la mitad bien, la mitad mal. En el Huila muy bien, en el Tolima muy mal, y así sucesivamente. Antes de ayer en un repaso veíamos que en el Atlántico va bien. Ahí lo hemos venido repasando con cada uno de ustedes en sus diferentes regiones.

Donde va bien, el problema es que es insuficiente, es cierto. La vida me ha acostumbrado a mí a aceptar todo reclamo de mis compatriotas. Todo reclamo en Colombia es justo.

Un día les decía yo en Cali: ‘¿pero ustedes por qué están bravos por la posibilidad del puerto de Tribugá?’. ‘Ah, que porque no se hace Buenaventura’. Hay que hacer los dos, es justo el reclamo sobre Buenaventura y justo el reclamo sobre Tribugá.

En otro caso extremo: uno poner a pelear a los colombianos a ver si hacen el aeropuerto de Palestina o crecen el de Cartago. Hay que hacer los dos, los dos los necesitan.

Yo no puedo poner a los empresarios que necesitan vías de competitividad, a pelear con los alcaldes y los gobernadores que necesitan vías municipales. Se necesitan ambas.

Los empresarios le dicen a uno: ‘Usted se está gastando la plata en vías municipales y en qué quedan las dobles calzadas’. Y con razón, es que uno tener centros productivos como Bogotá es una cosa prodigiosa, admirable. A 580 kilómetros de Buenaventura y casi a 1.000 kilómetros de Santa Marta.

Los centros productivos del continente son muy cerca del mar. Aquí tenemos unos centros productivos muy lejos del mar y con muchas dificultades de infraestructura.

Pero me dicen los gobernadores y los alcaldes: ‘es que mire todas las vías que tenemos sin pavimentar, mire este problema’. Y también tienen razón.

A ver, ¿qué estamos haciendo nosotros? Primero: terminar ese Plan 2.500. Para terminarlo en muchas partes hay que abrir unas licitaciones nuevamente, y se están abriendo.

Segundo: concentrar los recursos del Gobierno Nacional en tres grandes obras, las grandes autopistas. Permítanme mencionar algunas: las dobles calzadas que salen de Bogotá, la que cruza por Boyacá y que debe complementarse con el mejoramiento de la carretera de Sogamoso – Yopal. La doble calzada Bogotá – Buenaventura, ya contratada en muchos tramos, con el Túnel de La Línea, que ojala se llamara el Túnel del Segundo Centenario. La doble calzada de Cúcuta a Bucaramanga, la doble calzada de Medellín a Turbo, la Transversal de las Américas, una doble calzada de Paraguachón, cruzando todo el Caribe a Palo de Letras, en la frontera con Panamá.

Otras dobles calzadas que se han contratado recientemente, como todo el proyecto de la concesión de Rumichaca - Ipiales – Pasto - Chachagüí. La Vía del Sol, que la está estructurando el Banco Mundial, para la doble calzada Bogota – Santa Marta.

El país tiene urgente necesidad de estas dobles calzadas. Es que uno queda perplejo y anonadado cuando le dicen que vale más llevar un kilo de Bogotá a Buenaventura o a Santa Marta, que de Santa Marta a los puertos de China.

Segundo: unos corredores de competitividad cuyas licitaciones se están abriendo. Yo miro todo el país y ahí los hay. Por ejemplo, Huila – Cauca tiene dos corredores de competitividad: uno el que va por La Plata y otro el que va por San Agustín – Isnos – Paletará – Popayán.

Y así sucesivamente. Yo creo que hay un plan de vías de competitividad que beneficia a todo el país, de gran importancia.

Tercero: repavimentación de corredores. Ahí vemos estos esfuerzos que tiene que hacer el Gobierno Nacional.

Me preguntan ustedes: “¿y las vías municipales?’. Se está haciendo el esfuerzo de entregar 145 millones municipio – año. Un año es nada, pero repetido cada año tiene que ayudar. Si a eso se suman acuerdos con los comités de cafeteros, acuerdos con las gobernaciones, eso tiene que mejorar, eso tiene que rendir más.

El resto de las vías departamentales: yo confío que el crédito salga bien, como el crédito de aguas, llegar hasta donde podamos llegar.

Hay unos temas muy urgentes, que el Gobierno está mirando afanosamente de dónde obtenemos los recursos.

Mire, yo le digo a mis compañeros de Gobierno: ‘nosotros no podemos hacer demagogia, ni mostrar indolencia, este diálogo permanente de nuestro Gobierno con la comunidad colombiana, para que sea creíble, nosotros no podemos estar haciendo promesas que incumplamos, pero tampoco podemos llegar allá de doctores, simplemente a cerrar puertas. No, esto no se puede hacer, pero vamos a buscar esta opción’.

Y ha sido la constante estos seis años de Gobierno. Yo se las inmensas dificultades de ustedes, pero confío que todo ese plan de vías en marcha tiene que empezar a cambiarle la cara al país.

Yo los invitaría, primero, el Gobierno Nacional, a que aceleremos licitaciones, lo que falta de Plan 2.500, los corredores de repavimentación, las grandes autopistas y las vías competitividad.

Segundo, a que aceleremos los créditos a ustedes. Así como en el agua, a que le pongamos toda la celeridad a los créditos de vías, que eso va ayudar mucho. Y yo estoy, personalmente, buscando con el Ministro de Hacienda resolver unos problemas puntuales, graves, que hay en todo el país. En todo el país son graves, pero a ver cómo podemos resolver algunos de ellos.

Ese el tema de vías, que se lo que los afecta y lo que los maltrata.

Salud y Educación

En el tema de salud sigamos lo hablado, a ver si podemos hacer lo de los hospitales.

Los juegos: los estudiosos de las rentas estatales asignan a los juegos y a los juegos sistematizados un gran dinamismo en generación de rentas. Revisemos en qué va el proyecto de juegos en el Congreso, para que salga totalmente favorable a las regiones, a ver si se dinamizan rentas para ustedes por esa vía.

Las finanzas de educación. Sí, el resumen que hizo el doctor Andrés González, Presidente de la Federación (Nacional de Departamentos) es exacto. Nosotros hemos hecho unos desatrasos. Yo recuerdo atraso en el escalafón, atraso en el pago de cesantías. Pero en un país con tantas necesidades se resuelve un problema y quedan mil sin resolver.

Por eso yo me he propuesto lo siguiente: yo amanezco bravo y contento todos los días. Yo amanezco bravo para dar unas peleas que me toca dar, y amanezco contento para enfrentar unos problemas.

Si uno enfrenta los problemas de la Patria con rabia, no los resuelve, hay que enfrentarlos con amor. Con rabia no le aparecen unas platas para una carretera, porque la rabia bloquea la mente. Si uno tiene la mente despejada y va buscando opciones le aparecen esas platicas. La rabia no deja prender la ‘lámpara de Aladino’, la imaginación ayuda a prender esa lámpara.

El país tiene muchos problemas. Uno resuelve un problema y quedan mil. Por eso hay que amanecer todos los días dispuesto, con toda la energía, con toda la determinación, a buscar caminitos para resolverle problemas a la Patria. Tengan ustedes la certeza que aquí lo que hay es voluntad, no de engañarlos diciéndoles sí para incumplirles, no de ser indolente con ustedes, sino de buscar opciones a ver cómo vamos resolviendo problemas. Ojalá podamos resolver este problema de las aulas educativas".

 

 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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