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Palabras del Presidente Álvaro Uribe en el conversatorio sobre ‘Calidad de la Educación Superior’

Mayo 02 de 2008 (Manizales - Caldas)
     
 

"A mis compañeros de Gobierno y a mí nos complace mucho regresar hoy a este gran foro que es la Universidad de Manizales. Yo tengo un gratísimo recuerdo, porque cuando empezaba la campaña presidencial, con miras a las elecciones de 2002, visité esta Universidad y aquí tuvimos un foro inolvidable.

Quiero felicitar al doctor Hugo (Salazar García, Rector de la Universidad de Manizales), a sus directivos, a los profesores, a todos ustedes, apreciados estudiantes, por este gran esfuerzo educativo.

Permítanme proceder de la siguiente manera: hacerles una introducción sobre los fundamentos básicos del pensamiento de este Gobierno para Colombia; segundo, dar unas ideas generales de lo que estamos haciendo en educación y tercero, escucharlos a ustedes, a usted señor Rector, a los directivos y a los estudiantes, sobre los temas de la Universidad.

Primero, cómo concebimos nosotros a Colombia, apreciados compatriotas caldenses: como una casa donde todos tenemos que caber. En el techo hemos escrito una palabra, la palabra confianza.

Yo recuerdo que en esta Universidad de Manizales pregunté: ‘Levanten la mano los estudiantes que se quieran ir de Colombia’. Y casi todos la levantaron. Hice una segunda pregunta, yo creo que estoy hablando del 2000: ‘De los que se quieren ir para el extranjero, levanten la mano los que no quieren volver’. Y casi todos la levantaron.

Eran unas mediciones que indicaban desconfianza en la Patria. La aspiración fundamental nuestra es recobrar confianza, para estudiar en Colombia, para trabajar en Colombia, para invertir en Colombia, para poder realizar una vida rica, en lo intelectual, en lo espiritual, en lo material, en este noble suelo de la Patria.

Entonces, ese techito se tiene que sustentar en unos pilares. Y tenemos tres pilares: seguridad desde la democracia, inversión desde la fraternidad y política social desde las libertades.

Muy importante insistir en la seguridad desde la democracia. Porque América Latina tuvo muchos gobiernos, en varios países, no Colombia, que adelantaron proyectos de seguridad desde la dictadura; cercenaban las libertades, censuraban la prensa, eliminaban el pluralismo.

El proyecto nuestro es un proyecto de seguridad desde la democracia, seguridad para todos, afortunadamente con un gran liderazgo del Ejército, de la Policía; un gran liderazgo de mi coronel Barrios (coronel Emiro José Barrios Jiménez), Comandante, primero del batallón que estaba al frente de las tareas en el oriente del departamento y ahora, de la brigada responsable de toda la jurisdicción; un gran heroísmo de todos los soldados; un gran esfuerzo de los comandantes de la Policía, encabezados por el coronel Ospina (coronel John Jaime Ospina Loaiza, Comandante de la Policía de Caldas); un gran heroísmo de todos los policías. Ahí vamos recuperando la seguridad en este departamento y hay que recuperarla plenamente.

Y al llegar al aeropuerto La Nubia veía esta mañana que ha caído la criminalidad en Caldas este año un 25 por ciento, en relación con el año anterior. Pero hay que hacerla caer todavía más, para poder vivir en completa paz.

Una Colombia, un Caldas sin guerrilla, sin paramilitares, sin narcotráfico, sin corrupción es un sueño posible de conquistar, para que todas las generaciones presentes y futuras puedan vivir felices en este suelo de la Patria.

La seguridad da confianza, atrae inversión. Y si hay seguridad y si hay inversión, hay recursos para política social. La política social sin recursos no se puede hacer. Se hace discurso social, se hace demagogia social, pero sin recursos no se producen resultados sociales.

Y el segundo esfuerzo que nosotros estamos haciendo es ese esfuerzo para atraer inversión. Y el tercero es el de política social. Política social donde hay un sector líder que es la educación y todo lo que uno va mirando alrededor es política social.

Ahora, por ejemplo, el Alcalde, Juan Manuel Llano, nos mostraba un macroproyecto de renovación urbana, que puede ser el más importante y el gran ejemplo de Colombia, que se va a adelantar en esta ciudad. Eso es pura política social.

Y atraer inversión. El país tiene que atraer inversión, confianza inversionista. Ayer, Primero de Mayo, en una reunión con trabajadores, recordábamos: la inversión tiene que ser con responsabilidad social.

¿Qué es la responsabilidad social? La inversión tiene que ser con honradez, transparencia; la inversión tiene que ser con respeto al medio ambiente; la inversión tiene que ser con fraternidad laboral.

Ayer pedíamos una gran fraternidad en las relaciones entre los trabajadores y los empresarios de Colombia. En una magnífica reunión con sectores de trabajadores en Medellín, celebrando el Primero de Mayo, todos coincidíamos en que necesitamos una Colombia próspera, equitativa. Y que la equidad se consigue combinando dos elementos: actitud fraterna, solidaria de los empresarios, y actitud gerencial de los trabajadores.

Que los empresarios se metan en los zapatos del trabajador, para comprender sus afugias y necesidades y ser solidarios con los trabajadores. Y que los trabajadores se pongan los zapatos del empresario, para ayudar a que las empresas sean eficientes, competitivas.

En eso resumiría yo, César Mauricio, la fraternidad como guía de las relaciones laborales: solidaridad y fraternidad de los empresarios; responsabilidad gerencial y empresarial de los trabajadores. Y eso los encuentra y se tiene que acabar la confrontación.

Y proponíamos, ayer, en Medellín, un pacto que vamos a tratar de sacar adelante, que cuando una empresa tenga que contratar servicios, cuando una empresa tenga que contratar parte de su proceso productivo, prefiera contratarlo con los propios trabajadores, con sus organizaciones, con sus sindicatos, etc. Yo creo que eso puede ayudar a transformar el país.

En este año laboral, que empezó ayer con el Primero de Mayo, le vamos a hacer mucha insistencia a eso.

Por supuesto, para crear esa tasa de inversión, esa afluencia de la inversión a Colombia, necesitamos muchas cosas.

Primero, mientras en otros países cierran sus puertas para que no llegue inversión, aquí las tenemos que mantener abiertas de par en par. Hay que decirles a los inversionistas del mundo: Colombia los necesita. A los colombianos: pongan toda la platica en Colombia.

Yo pensaba ayer: Pero si el gobierno de Cuba quiere inversión, ¿nosotros la vamos a rechazar? Pero si los chinos -y aquí los mayores recordamos lo que era Mao Tse-tung, era un país totalmente cerrado- los chinos hace 20 años se abrieron a la inversión; si los que se llamaban los radicales del comunismo se abrieron a la inversión, hoy la reclaman, ¿nosotros la vamos a cerrar? No podemos ser tontos, de ninguna manera.

Hay que decir: necesitamos la inversión del mundo, eso sí que cumpla una función social en Colombia. Eso da confianza. Y para esa confianza hay que manejar muy bien la economía de Colombia: todos los días disminuyendo el endeudamiento, todos los días disminuyendo el déficit. Hay que dar incentivos.

Por ejemplo, esta tarde vamos a inaugurar aquí unas diversiones complementarias en Termales del Otoño. Todo ese esfuerzo que se ha hecho allí se ha hecho porque ya hay más seguridad y vienen turistas y porque damos incentivos; todas esas inversiones tienen una exención tributaria de 30 años.

Yo les venía contando al señor Gobernador y al señor Alcalde que hoy en Colombia hay muchos incentivos. Toda inversión que se hace en Colombia tiene un 40 por ciento de deducción tributaria; los cultivos de tardío rendimiento tienen una exención tributaria de 10 años, a partir del momento en que empiezan a producir; los biocombustibles tienen muchos incentivos.

Este año hemos creado unos incentivos particulares: toda tonelada de maíz que se produzca en el país -y es oportuno hablarlo aquí, porque hay que fomentar mucho el maíz, especialmente en esas zonas de soqueo cafetero- eso va a tener un precio adicional del Estado de 30 mil pesos en el primer semestre; en el segundo, 50 mil, para poder producir mucho maíz y fríjol.

Quiero anunciar desde Manizales, nuevamente, que toda tonelada nueva de fríjol que se produzca este año en el país, va a tener un incentivo de 150 mil pesos por parte del Estado, en el precio, directamente al productor.

Porque esta crisis mundial de alimentos, que en tantos países está produciendo estragos, uno ve, en esa gran despensa del mundo, Argentina sola podría alimentar el mundo, y hoy hay dificultades allí con los agricultores. En esa gran despensa. Treinta millones de hectáreas, planas y fértiles, de inmejorable calidad tiene Argentina. Podían cerrar el mundo, dejarlo volver selva y Argentina alimentaría el mundo.

En Haití, problemas políticos gravísimos por la falta de alimentos. En muchos países de los diferentes continentes, ha revivido la inflación por el problema de los alimentos, a su vez conectado con el encarecimiento del petróleo, de los fertilizantes, por la búsqueda de alternativas de combustibles, etcétera.

El país tiene hoy que hacer una gran producción de alimentos.

Nosotros hemos dado otros pasos: la manera como se regulan aquí las relaciones con las regiones, que no frenen el desarrollo de las regiones y que no quiebren la Nación.

Ahora, esto no se consigue en sus resultados de la noche a la mañana; hay que persistir. Pero en medio de todas las dificultades el país viene mejorando.

Yo suelo preguntarles a los economistas más por la tasa de inversión que por el crecimiento. La tasa de inversión mide, por cada 100 pesos que se producen, cuánto se invierten. Cuando nosotros llegamos se invertía entre 12 y 14 pesos, por cada 100 que se producía; ahora se invierten 28. Y eso es lo que garantiza un ritmo creciente de inversión.

Hoy es posible, en cualquier parte, instalar una zona franca, en cualquier parte. Y lo digo al oído del Gobernador, del Alcalde, del Alcalde de Pereira. Pereira se ha distinguido como la ciudad más competitiva del país, de acuerdo con los estudios del Banco Mundial. Es un orgullo y un ejemplo a seguir.

Hoy, gracias a la nueva legislación, se puede instalar una zona franca en cualquier parte. Y eso tiene grandes, grandes incentivos. Uno desearía que Caldas, Risaralda, Quindío, pudieran aprovechar esas enormes ventajas.

Por supuesto, para que haya tasas de inversión el país necesita competitividad. Y claro que en este momento tenemos problemas, como el problema de tasa de cambio. Ahí veníamos hablando con el Gobernador en la buseta sobre el problema de tasa de cambio.

Y tenemos otro obstáculo, el de vías.

Yo admiro mucho esta ciudad. El año pasado me mostraban las inversiones nuevas en la fábrica de rines. Las inversiones nuevas y esas fábricas exportando. Y decía yo: y exportando desde aquí, a esta distancia del mar y con estas dificultades de comunicación.

Hay unos problemas que el país tiene que resolver. Y esta región sí que necesita que los resolvamos.

Pienso que un avance importante, no obstante los traspiés, ha sido superar el pleito que venía con la Autopista del Café. Ya nadie habla de ella porque está garantizado que se va a hacer. De las cosas se hablan cuando son problema. Y es muy normal de los seres humanos. Antes no hablábamos de secuestro porque había 3 mil secuestros al año. Hoy uno nos causa escándalo y es lo normal.

Lo anormal es lo que sucedía antes. Que ya estábamos como anestesiados: un secuestro más no sumaba y no conmovía. En las obras públicas ocurre lo mismo: cuando ya se ha despejado el camino ahí van saliendo adelante.

Pero aquí hay que seguir en esa tarea. A mí me parece muy importante esta noticia; ya está definido el presupuesto de 135 mil millones para empezar todo el arreglo de la vía Manizales-Fresno-Honda, que tiene que ayudar muchísimo y eso va a conectar con la recuperación de ese gran ferrocarril del Atlántico, para aumentarle la competitividad a esta ciudad.

Y está garantizada la pavimentación de lo que falta de Pereira al río Atrato. Y hay 135 mil millones para construir ese pedazo de las Ánimas a Nuquí. Ese dinero no lo habíamos podido invertir porque los dueños de esas tierras son unas comunidades de compatriotas afrocolombianos y de compatriotas indígenas y se demoró mucho la negociación con ellos. Pero confiamos que ya en este año pueda empezar esa obra, para darle otra comunicación a esta gran tierra con el Pacifico. Y confío que la doble calzada Buga-Buenaventura ayude mucho a la competitividad de esta tierra.

Y todos los días hay que superar dificultades. Todavía no se ha concretado el crédito del Gobierno español para lo que falta del aeropuerto de Palestina. Pero está el compromiso con la región, concluir la negociación de la Chec (Central Hidroeléctrica de Caldas) para que esa platica se quede en la región para el aeropuerto y para carreteras. Esa Chec valía muy poquito hace cinco años, hoy vale plata.

Hace cinco años lo que tenía la Nación allí no valía y hoy puede valer más de 260 mil millones. Entonces, la Gobernación y la Alcaldía la quieren comprar. Lo importante es que al pagar esa platica, la pongamos en un fondo y la llevemos a terminar Aeropalestina, la Nación deja esa plata aquí, les vende la Chec y deja esa plata, no nos la llevamos para el Presupuesto Nacional, la dejamos aquí para Aeropalestina y para que este departamento siga pavimentando vías, fundamentalmente.

Y allí vamos desbrozando caminitos de competitividad. Pero la competitividad se estanca si no hay un gran proceso educativo que la sustente.

Entonces, la seguridad democrática nos ayuda a generar confianza inversionista y la inversión, política social. Pero si no hay competitividad llega un momento en que la inversión dice: ‘Yo qué hago allá, allá no hay nada que hacer’. Si no hay investigación, la inversión dice: ‘Allá no hay nada que hacer’. Por eso el gran esfuerzo para avanzar en materia investigativa.

Entonces, cuatro frases distinguen este Gobierno: Búsqueda de confianza; segundo, seguridad desde la democracia; tercero, inversión desde la responsabilidad social, y cuarto, política social con resultados.

Y a esas cuatro frases, en un ambiente universitario, hay que ponerles por allá un telón de fondo que diga: ‘Todo esto tiene que ir amarrado por una gran política de competitividad que, a su turno, para que sea una política de competitividad dinámica, que no se estanque en el tiempo, tiene que estar sustentada en una gran política educativa. Y ahí entro a ese punto.

Nosotros nos hemos propuesto, primero, plena cobertura en educación básica en 2010. Venimos del 78 por ciento, yo creo que lo vamos a lograr. Este año hay un paso bueno: va a haber 120 mil millones que ya empiezan a pagarse, para gratuidad en los establecimientos de educación básica. Vamos a pagarle a cada establecimiento por el número de niños de estrato 1 y 2, para 4 millones de niños; esa platica les llega directamente a las escuelas, pueden mejorar con eso. Son 120 mil millones para apoyar 4 millones de niños.

Le pido, sí, a los alcaldes aquí presentes y al Gobernador lo siguiente: tienen que presentar el certificado de matrícula al Ministerio, con la estratificación de los estudiantes. O sea, esta escuela tiene 500 estudiantes, tantos de estrato 1 y 2. Ese es uno de los requisitos del Ministerio para poder pagar la gratuidad educativa.

Problemas que tenemos para lograr esa plena cobertura: tenemos problema de insuficiencia en las escuelas y no tenemos todavía los caminos para resolver totalmente eso. Los muchachos están muy apretados en las escuelas. En los primeros años no están tan apretados, pero ya más creciditos, cuando van ya en los años superiores de la básica, llegando a la media, ya están muy apretados.

Entonces, hay que hacer un gran esfuerzo en mejoramiento y en ampliación de infraestructura. Para eso están una platica de Ley 21, y yo creo que hay que hablar con los rectores para que esa platica que les va a llegar por gratuidad la empleen para mejorar la infraestructura.

Tenemos una plata adicional para calidad que la pueden invertir en infraestructura los departamentos y los municipios y pedirle al Gobierno Nacional los recursos de Ley 21, que tampoco son muy abundantes; son, aproximadamente, 100 mil millones este año. A pesar de lo que ha crecido, eso todavía es bajito.

Y avanzar en conectividad. A mí me sorprende esto y lo voy a repetir como ejemplo: hace dos semanas llegué con los Altos Comandantes y el Ministro de Defensa a Aguachica (Cesar), al Consejo de Seguridad de los lunes. Y nos estaban esperando en una escuela muy pobre. Yo estaba preparándome y dije: aquí me van a pedir aulas, van a pedir una cosa y la otra. ¿Y sabe qué pidieron?: Conectividad y computadores. El gran esfuerzo que tenemos que hacer hoy es un esfuerzo en materia de conectividad y de computadores.

Otra limitación para la educación básica es que muchas familias no mandan sus muchachitos allí, porque no tienen cómo alimentarlos. Para eso el programa Familias en Acción. Ese programa ya tiene millón y medio de familias.

El año entrante, con la ayuda de Dios, damos el saltico de millón y medio de Familias en Acción a tres millones de Familias en Acción. Hay que ponernos todos en eso y pedirle a mi Dios que le ayude a la economía colombiana este año, que nos dé la platica para pagar eso, porque eso cuesta; eso es un subsidio que se les paga a las familias más pobres para garantizar la asistencia escolar y la nutrición de sus hijitos.

Yo creo que ha ayudado mucho Bienestar Familiar. Cuando este Gobierno empezó Bienestar Familiar atendía tres millones de niños. Hoy atiende seis millones. Sumando los niñitos menores de 5 años, alimentación, las madres comunitarias y los niñitos que ellas tienen, los restaurantes escolares que ya deben estar en Caldas en 155 días.

(…)

Reflexiones sobre la situación del Congreso

¿De dónde vienen los crímenes que se están investigando, en su inmensa mayoría anteriores a este Gobierno? Eso es bien importante tenerlo en cuenta. En elecciones 2002 y hacia atrás.

¿Qué pasaba en esa época? Un descuido tremendo del Estado en materia de seguridad. Un avance veloz, exponencial, geométrico, de las guerrillas y de los paramilitares, ambos sustentados en el narcotráfico.

El Estado desplazado en muchas regiones. Desde muchas regiones de Colombia veíamos a Caldas como un oasis de paz. Y estaba perdido.

Hasta hace muy poco -todavía no hemos acabado de resolver los problemas aquí- pero hasta hace muy poco eran mucho más graves.

Los secuestros aquí en Manizales. ¿Quién podía ir en un vehículo allí a Honda?

Yo recuerdo esos primeros años de Gobierno, a toda hora un secuestro en Pescadero. Que en el norte, paramilitares y guerrilla; en Villa María, paramilitares y guerrilla. Pisteaban la gente aquí en Manizales y la secuestraban en las goteras. Y esto era el oasis de paz. ¿Qué decir de otras regiones?

¿Cómo veía yo a los colombianos de muchas regiones en 2002? Los veía totalmente desprotegidos del Estado. Y esas regiones, controladas por guerrilla y paramilitares.

Ese es un fenómeno que no se puede perder de vista, porque uno no puede tomar la fotografía; uno tiene que tomar la película.

Ahora, ¿que los servidores públicos tenemos más responsabilidades? Sí, indudablemente.

El que se meta en esta tarea pública tiene más responsabilidades con su conducta, que el ciudadano común y corriente. Pero no se puede perder de vista lo que ocurría. A uno le cuentan, en muchas regiones colombianas, no podían hacer política si no contaban con el visto bueno de la guerrilla o de los paramilitares. ¿Por qué se ha olvidado la culpa del Estado?

Entonces, la gente se preocupaba por acomodarse en los puestos públicos o en la justicia, pero no por resolverle los problemas a la gente. Y esto vamos a tenerlo que repetir en todo el país, por eso me es muy grato venir hoy a la Universidad de Manizales y responder esa pregunta.

¿Por qué empezaron estas investigaciones? Recordemos esto: aquí no había persecución a los paramilitares y la guerrilla había crecido enormemente.

Yo me posesiono un miércoles 7 de agosto de 2002. Y antes de que amanezca, el jueves 8 de agosto, estoy en Valledupar.

Ese departamento, que hoy está disfrutando de relativa paz, hemos mejorado mucho. Aquel día estaba controlado por guerrilla y paramilitares, la gente secuestrada. Ya no encontraban escondites, porque los sacaban de su casa en Valledupar.

Y empezamos ese día la persecución contra todos, contra guerrilla y paramilitares; imparcial, con toda la determinación.

Al poco tiempo los paramilitares, que venían negociando con el Gobierno anterior, a través de la Iglesia Católica, dijeron: ‘Bueno, nosotros ya queremos entrar en negociación’. No entraron porque sí, entraron por la presión militar del Gobierno.

Y vino la Ley de Justicia y Paz. Les voy a contar esto muchachos. ¿Mis críticos qué decían?: ‘Esa Ley es muy blanda, esa Ley es para que no los extraditen’. Y hoy, que vamos a extraditar a los que la incumplieron, mis críticos dicen: ‘¿Cómo los va a extraditar?’. Decían: ‘Esa Ley es muy blanda’. Y hoy dicen que la guerrilla no se puede someter a esa Ley, que porque esa Ley es muy dura.

Yo creo que quien critique el orden público tiene que ser imparcial. No puede tener sesgos en favor de guerrilla o a favor de paramilitares.

A mí me gusta mucho la crítica de los imparciales; pero me parece dañina los que critican la política frente a los paramilitares porque son amigos soterrados de la guerrilla, o al revés.

Y eso hay que hablarlo con toda franqueza. ¿Ustedes quieren un Presidente de figura decorativa, por ahí cortando cintas e inaugurando festivales? ¿O un Presidente tratando de trabajar y hablarle al país en función de lo que piensa?

Decían: ‘Uribe le va a dar esa Ley de Justicia y Paz a los paramilitares para que no los extradite’. No debilitamos la extradición, este Gobierno ha extraditado más de 700. Y ahora está luchando para extraditar paramilitares, sí han incumplido con la Ley de Justicia y Paz.

Y se inventan unos cuentos. Ahora el cuento es: ¿Cómo los van a extraditar? Déjenlos aquí para reparar las víctimas. Ahora se les ocurrió el tema de las víctimas para liberarlos de la extradición.

Nunca en Colombia se había intentado proteger las víctimas como ahora. Cuando se amnistió el M-19, se amnistió el Epl, la Corriente de Renovación Socialista, a ellos, primero -miren las diferencias con lo de ahora- se les perdonaron todos los delitos. Yo nos sé si nuestro arzobispo de Manizales los absolvió para la vida eterna. Pero la justicia de Colombia los absolvió y pudieron pasar del monte y de la atrocidad a aspirar a la Presidencia de la República y al Congreso.

Hoy, con la nueva Ley de Justicia y Paz, los responsables de delitos atroces no pueden ir al Congreso y, además, tienen que ir a la cárcel; sentencias reducidas, pero tienen que ir a la cárcel.

En el pasado no hubo una sola preocupación por las víctimas. Hoy se les dice: ‘Ustedes tienen que entregar su riqueza para reparar las víctimas’.

Hay una diferencia de una ley a otra. Hay que poner cuidado, para que en el futuro, cuando se vayan a desmovilizar las Farc y el Eln -que con una política de Seguridad Democrática persistente allá se tendrá que llegar- por lo menos se les dé un tratamiento no inferior en rigor al que se ha dado ahora con esta Ley de Justicia y Paz.

Entonces, fue la política de Seguridad Democrática la que con la presión militar exigió la desmovilización de los paramilitares. Y ahora es la que con la presión militar va a acabar con los grupos que quieren reincidir.

Estos señores, los hermanos Mejía Múnera, ‘Los Mellizos’, se desmovilizaron, pero después volvieron a la clandestinidad. ¿Qué dije yo? Le dije al Ministro de Defensa y a los altos comandantes: hay que perseguirlos con toda la severidad.

Y ustedes ven lo que ha pasado esta semana. Así como el Gobierno les cumplirá a los que cumplan con la Ley de Justicia y Paz, el Gobierno tiene la decisión de perseguir con toda la determinación a los que le incumplan o a los que reincidan, o a esas nuevas bandas criminales. Y esa política hay que mirarla es en los resultados.

¿Cómo se llamaba un grupo paramilitar que persistía allí en el norte de Caldas?: Cacique Pipintá. Están en la cárcel mi coronel Barrios. No quisieron desmovilizarse y creyeron que con este Gobierno era un juego. Ahí están en la cárcel.

Y qué bueno que este coronel, que es un coronel ejemplar, que pueda decir dentro de poco: así como se acabaron los del Cacique Pipintá, también se acabó ese frente de las Farc en el oriente, y el Aurelio Rodriguez allí en el occidente.

Dejemos unos sectores políticos que nos critiquen. Está bien. Y que nosotros estemos dedicados a producirle al país estos resultados.

¿Ustedes que me aconsejan a mí en la madrugada: ponerme a llorar por las críticas o pedirle a mi Dios energía para combatir los bandidos y buscar que este país salga adelante? Ahí tengo yo dos opciones.

¿Cómo se legitima esto? Recuperando el imperio de la Ley. Los que dicen que está deslegitimado el Senado, tienen que pensar lo siguiente: comparen las elecciones de 2002 con las de 2006. Estos crímenes son de 2002.

Ahora, esperemos que la justicia diga la última palabra. Porque todos los testimonios finalmente tendrán que examinarse si son ciertos o si son mentiras. Esperemos que la justicia diga la última palabra.

Y, ¿cuántos congresistas hay hoy en la cárcel? El Gobierno lo que ha hecho es apoyar la justicia, no obstante que hay diferencias sobre el manejo de algunos temas.

Por ejemplo, yo no estoy de acuerdo con que nos frenen la extradición; nos hacen un gran daño.

Lo peor que les pase a los colombianos es que aquellos que han incumplido con la Ley se les de el premio de no extraditarlos. Eso es alimentarles las ínfulas a los peores criminales; es darles motivos para que se rían del Estado colombiano.

No han reparado a las víctimas aquí en el tiempo que han tenido, ahora por qué los vamos a eximir de la extradición so pretexto de que reparen las víctimas.

De todas maneras ese dinero que tienen aquí en Colombia, con la Ley de Extinción de Dominio estamos empeñados en quitárselos; quitarles ese dinero para llevarlo a la reparación de las víctimas.

Yo creo que todo eso tiene que dar confianza.

Ahora, qué más castigo que tener tanta gente investigada y tanta gente en la cárcel. Pero cuidado con las injusticias.

La rama que ejerce esta tarea se llama justicia. Cuidado con las injusticias. Eso es lo único que pide el Gobierno.

Y falta, entonces, lo que se llama el castigo a los partidos. Porque las personas tienen hoy todas las normas para castigarlas. Falta el castigo a los partidos. También hay que tener en cuenta esto, los esfuerzos que se han hecho.

En las elecciones de 2006, este Gobierno, yo fui informado de lo siguiente: un día llegó el doctor Juan Manuel Santos y me dijo: ‘Tales personas del Partido de Unión Nacional, que están en las listas, hemos tenido informes que se reunieron con unos criminales’. Fueron sacados de las listas.

Eso no se puede olvidar. Eso hay que recordarlo. Ojalá escribirlo y decirlo en el Congreso.

Llegó el doctor Germán Vargas y me dijo algo parecido y se tomó la misma decisión. Toda queja que me llegó a mí en el proceso electoral de 2006, fuera de un partido amigo, de un partido crítico, inmediatamente se envió a la Fiscalía y se le comunicó a la opinión pública.

El Gobierno no escondió problemas ni quejas, para calcular el resultado electoral.

Por eso yo pido que se vea la película. No la foto de la noticia de un día.

El Congreso está estudiando el tema de la ‘silla vacía’, como instrumento de castigo a los partidos. Vamos a ver qué pasa, en el Senado de la República, con el proyecto de reforma constitucional aprobado en la Cámara de Representantes.

Yo allí tengo una preocupación: a mí me parece que un proceso para subir el umbral al 5 por ciento puede ser un proceso injusto y que lesione a los partidos minoritarios.

Desde la Universidad de Manizales tengo que pedirle al Congreso de la República y al Senado que reflexione sobre ese umbral. Porque un umbral del 5 por ciento puede ser un obstáculo para los partidos minoritarios.

¿Qué piensa el Gobierno? Observar cómo avanza este proceso en el Senado de la República y preparar la reforma de algunos puntos para presentarla el 20 de julio a consideración del Congreso.

Reformas que nos conduzcan a la incertidumbre, caminos de aventura, no podemos seguir. Busquemos salidas institucionales.

Alguien me decía ayer: ‘Presidente, ¿pero por qué ese afán de estar reformándolo todo?’. Yo le decía: ‘¿Y tú qué piensas?’. Y me dijo: ‘No, deje que la ley opere. Si tienen que meter todo el Congreso a la cárcel, ahí están los suplentes. Y si tienen que meter todos los suplentes a la cárcel, que se aplique la Ley, ahí están los otros suplentes. Y si tienen que meter al Presidente de la República a la cárcel, ahí esta el Vicepresidente’, me decía un paisano ayer, dialogando con él.

Entonces, si hay que hacer reformas para mejorar el esquema jurídico, hagámoslas. Pero entendamos que también hay unas normas que hoy se están aplicando. Y yo creo que pensar en eso, reconocer esos hechos tiene que dar tranquilidad.

Aquí habría motivos de intranquilidad si se hubieran escondido las cosas, sí el Gobierno no tuviera una política de seguridad imparcial. Yo creo que este departamento está hoy más tranquilos frente a ambos.

Yo nunca me imaginé que este departamento, que siempre, desde mi tierra, lo veíamos como un oasis de paz, pudiera tener semejante presión guerrillera y paramilitar.

La tarea que se está haciendo contra unos y otros debe dar motivo de tranquilidad y yo creo que es una señal muy clara de unas instituciones legítimas, que están cumpliendo legítimamente con su deber. El buen cumplimiento del deber legitima."

 

 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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