“Agradezco inmensamente la posibilidad de referir unas palabras en este foro doctrinario, que contribuye a hacer de la política una referencia ética del pensamiento, siempre por el bienestar de los colombianos.
La agitación del pensamiento es el ejercicio ético de la política. A criterio de (Fernando) Savater, en la definición elemental de la política y de la ética, el punto de convergencia es el propósito de responder a los interese del bien común y en el ejercicio de la política, el ejercicio doctrinario es el camino donde empieza el avance hacia el bien común.
Quiero agradecer el apoyo, la participación, la coalición con el Partido Conservador en este ejercicio gubernamental, adelantado con total afecto por Colombia y por los colombianos; las generosas palabras que hemos escuchado esta mañana, al Presidente del Directorio, al doctor Efraín Cepeda. Quiero felicitar las intervenciones que hemos escuchado, a mi buen amigo, uno de los condecorados hoy, al doctor Carlos Martínez (Presidente de la Academia del Pensamiento Conservador), y a ese combatiente de la democracia, el Presidente del Congreso, el senador Hernán Andrade.
Felicito, también, a los señores ex ministros Carlos Holguín Sardi y Fernando Araújo, condecorados hoy. Siento por ellos admiración, toda la gratitud, todo el afecto, compañeros inmejorables en esta batalla.
Hoy la lucha no es entre izquierda y derecha
Yo diría, apreciado doctor Carlos Martínez, que la lucha latinoamericana hoy no es una lucha de izquierda y derecha. Es una lucha del avance democrático contra la negación de la democracia a través de procedimientos democráticos en el inicio. Pienso que allí tenemos que ir bosquejando el camino para proponerla en el continente.
La lucha entre izquierda y derecha está obsoleta, es polarizante; se presta al macartismo, al sofisma y, además, no genera resultados prácticos.
Tuvo su momento, cuando las ideas de la izquierda europea se traían a nuestros países para combatir las dictaduras de la posguerra. Pero cuando todos hoy nos proponemos girar alrededor de la regla democrática, esa división empieza a ser obsoleta, polarizante, bastante difícil de distinguir en la práctica.
Muchos llegan excitando al electorado con ideas de izquierda y terminan en el puro centro democrático; otros llegan excitando al electorado con propuestas de lucha contra la corrupción y contra la pobreza. En el ejercicio del poder proclaman la izquierda y en el resultado del poder tipifican lo que habría sido la vieja derecha.
Por eso, yo creo que debemos pensar en ubicar esta discusión ideológica en otro dilema: el dilema entre la democracia y la negación de la democracia, así sea a través de procedimientos inicialmente democráticos, que nos obliga a pensar no solamente en muchas propuestas políticas en Colombia, sino lo que ocurre en países latinoamericanos.
Repetimos que hoy la democracia se debe caracterizar por la seguridad para todos los ciudadanos, con un segundo elemento que es el respeto a las libertades; un tercero, que es la búsqueda de cohesión social; uno cuarto, el estado de los pesos y de los contrapesos y uno quinto, la transparencia para que se dé ese puente entre el ciudadano y el Estado que es la confianza.
La seguridad la desmeritaba la izquierda como un camino a la dictadura, como una manera de coartar a la población para que no prosperaran los reclamos sociales.
Hoy, se reivindica como un valor democrático, como una fuente de recursos para todos.
Quien quiera perfilarse desde la izquierda o la derecha, para la simple aspiración de ser alternativa de Gobierno, necesita de la seguridad.
Ningún país prospera, cualquiera sea la orientación ideológica de su Estado o de su Gobierno, sin la seguridad. Es un valor democrático, una fuente de recursos.
En algún momento, la izquierda criticaba las libertades, denominándolas como unas categorías burguesas de la superestructura del capitalismo, con las cuales se buscaba simplemente reproducir las condiciones de explotación.
Pero más adelante, contra las dictaduras, la izquierda tenía que reclamar las libertades como el único camino para poder entrar en la dinámica de la competencia democrática.
Son un valor universal las libertades.
La cohesión social, la izquierda la reclamaba como su patrimonio. La supuesta derecha no puede pensar en una estabilidad democrática si no hay un avance en cohesión social.
Ningún sistema logra ese puente de unidad entre las instituciones de la democracia representativa y la participación popular, si no es basado en la confianza. Y esa confianza está profundamente asociada a que el sistema tenga para la defensa de los ciudadanos, la integración entre los pesos y los contrapesos, que es la ecuación que finalmente evita los abusos.
Por eso, apreciados compatriotas, nosotros seguimos proponiendo confianza en Colombia: confianza para trabajar, estudiar, invertir en Colombia, gozar la vida en Colombia. Una confianza basada en tres presupuestos: la seguridad desde la democracia, la confianza inversionista desde la responsabilidad social y la cohesión social desde las libertades.
La seguridad y la confianza inversionista crean el marco de prosperidad, sin lo cual no se puede avanzar en la cohesión social. Todos los proyectos políticos que han propuesto cohesión social sin crear un marco de prosperidad han fracasado, han triunfado en las elecciones con la excitación que en el electorado produce la audacia y la propuesta social y, finalmente, ha fracasado en los resultados. Sin la prosperidad que generen los recursos, los resultados sociales son inalcanzables.
Pero, a su vez, la cohesión social ejerce también una acción determinante que podríamos llamar de réplica sobre la confianza inversionista y sobre la seguridad.
La cohesión social es la acción de réplica que las legitima y les da sostenibilidad de opinión en el largo plazo.
Resultados intangibles de la Seguridad Democrática
La tarea por la seguridad amerita varios comentarios: falta trabajo; necesitamos todos los días más comprensión internacional y necesitamos todos los días avanzar en un compromiso de toda la opinión para poner la lucha por la seguridad en un punto de no retorno.
Si ustedes me preguntaran cuál es, en la coyuntura presente, la mayor aspiración que se debe tener en el propósito de la seguridad, diría yo: cimentarla en la conciencia de los colombianos como una estrategia irreversible.
Ha producido unos resultados materiales, faltan muchos, pero tiene unos intangibles bien importantes, de los cuales poco se habla.
Permítanme hoy referir a uno material y a varios intangibles.
La revista The Foreign Policy acaba de hacer una publicación en la cual dice lo siguiente: Caracas tiene 130 homicidios al año por 100 mil habitantes por cien mil habitantes; New Orleans, entre 67 y 95; Bogotá 19; Medellín, 34 y Barranquilla, 28. Hay un avance comparativo internacional bien importante.
Bogotá la consideran hoy una de las capitales más seguras del continente, reconociendo el Gobierno todo lo que falta.
Los gobiernos no pueden entrar en estados de complacencia ni de falta de urgencia, como lo dice en su reciente libro el profesor John Kotter. Los gobiernos siempre tienen, cuando reivindican lo hecho, que reconocer todo lo que falta.
En materia de intangibles diría yo que hay aspectos bien importantes: se ha recuperado el monopolio del Estado para combatir criminales. ¡Qué bueno! La semana pasada, en los Estados Unidos, alguien me decía: ‘Pero sí quedan unas bandas de desmovilizados que reincidieron, provenientes de los paramilitares, ¿cómo se afirma que el Estado ha recuperado ese monopolio, que ya no hay paramilitares?’.
La palabra ‘paramilitar’ se escoge en Colombia para denominar bandas privadas criminales cuyo objeto era combatir la guerrilla. Hoy el Estado ha recuperado el monopolio para combatir cualquier agrupación irregular.
Los paramilitares que han reincidido no han reincidido como paramilitares. Los encontramos en diferentes regiones del país, afortunadamente en un proceso de debilitación, dedicados al narcotráfico, a la extorsión; asociados con la guerrilla.
Otro intangible: ha recuperado el Estado el monopolio de la Justicia. En la práctica, había sido superada en muchas regiones de la Patria; había sido superada por la justicia de los criminales. En unas regiones era remplazada de facto por la guerrilla; en otras regiones, por los paramilitares.
Otro intangible: muchos colombianos, de muchas regiones, no se atrevían a acudir al Estado en busca de la protección. Habían perdido la confianza. Hoy han recuperado un alto porcentaje de esa confianza.
Ese intangible está relacionado con otro: hoy se aprecia una gran tendencia a eliminar lo que peligrosamente estaba prosperando en Colombia: la indiferencia o la inclinación de muchos a resolver los problemas de seguridad por su propia cuenta.
Otro intangible: la gente ha perdido el temor a denunciar y a testificar. Pero hay que llamar la atención: no se puede pasar del extremo en que vivimos, en el cual había un gran temor a denunciar, a testificar, a un extremo peligroso que tenemos que evitar, que es el de manipulación de testigos.
Otro intangible: todos sabíamos de las víctimas, pero no se hablaba en el país de la reivindicación de las víctimas y las víctimas no reclamaban. Tenían temor al reclamo. Hoy hay más de 150 mil víctimas; se han quitado la mordaza gracias a la Seguridad Democrática; reclaman y se esta en el proceso de poder avanzar en la atención de esos reclamos.
Reparación total no hay, apreciados compatriotas, pero los esfuerzos de reparación crean en las sociedades actitudes de conciliación. Todo esfuerzo de reparación evita un paso de venganza. Diría yo que esa es la mayor importancia de avanzar en el proceso de reparación.
Confianza inversionista
Permítanme hablar del segundo pilar: la confianza inversionista con responsabilidad social.
¿Qué pensamos nosotros de la responsabilidad social en la inversión? Primero, tiene que haber transparencia. La corrupción en muchos países de América Latina, en la adjudicación de contratos de hidrocarburos, de minería, condujo a levantamientos populares que produjeron fenómenos políticos finalmente dañinos. La transparencia es factor de estabilidad.
Segundo, el compromiso solidario de la inversión con grandes expectativas comunitarias, por ejemplo en el tema de medio ambiente. Colombia, que esta llamado a ser uno de los países en el primer nivel de la producción mundial de carbón, que venía produciendo 34 millones de toneladas al año y este año puede exportar más de 80 millones, no lo puede hacer maltratando los derechos ambientales de las comunidades.
Colombia, que está llamado a ser un gran productor de biocombustibles como parte de la energía alternativa, no puede producir biocombustibles destruyendo la selva. Su preservación es nuestro gran compromiso con las nuevas generaciones; nuestro gran aporte en la lucha contra el calentamiento global; tampoco lo puede hacer afectando la seguridad alimentaría.
Una tercera expresión de la responsabilidad social en la inversión es el tema de las relaciones laborales. El contexto latinoamericano obliga a decir que las relaciones laborales basadas en odio de clases hacen mucho daño; las relaciones laborales de indiferencia empresarial, basadas en una aproximación de capitalismo salvaje, hacen mucho daño.
Necesitamos un elemento rector de las relaciones laborales: la fraternidad. Y diría yo que hay que incorporar un cuarto requisito de responsabilidad social: la necesidad de que se acepte, en la confianza inversionista, avanzar con altas tasas de inversión con limitaciones al capital especulativo.
Lo que está pasando en la crisis mundial desatada desde los Estados Unidos es una clara y peligrosa muestra de que el capital especulativo no se puede tratar como un potro chúcaro sin rienda. Esa falta de limitaciones produjo este daño que va a costar mucho en la reparación. El PIB de los Estados Unidos puede valer 13.6 trillones -en la contabilidad norteamericana millones, billones, trillones- 13.6 trillones. Y este rescate puede consolidar un valor de un trillón.
Un trillón en un rescate, frente a un PIB de 13.6, es un esfuerzo mayúsculo para reparar un daño que tuvo un motor en la especulación.
Por eso aquí, respetando la independencia de las instituciones, hay que hacer doctrina en el pensamiento económico. Es necesario comprender que los gobiernos, en momentos de dificultades especialmente, tienen que ponerle limitaciones al capital especulativo.
No se puede aceptar la tesis de que cuando los gobiernos imponen restricciones a los capitales foráneos de corto plazo, que llegan al país no con un propósito de estar establemente vinculados a la economía colombiana, sino de hacer una ganancia de corto plazo, no se puede decir que esas limitaciones afectan la confianza inversionista.
Al contrario, la fortalece. Porque en ausencia de esas limitaciones se producen los daños a la economía que le dan toda la razón a los enemigos de iniciativa privada.
Diría yo que como la doctrina hay que estarla revisando todos los días, no mantenerla estática ni dar bandazos -un proceso de dialéctica consecuente, moverse en una línea, pero moverse- uno de los ajustes que requiere hoy el pensamiento colombiano es el de hacer compatible la confianza inversionista con la necesidad de evitar capitales especulativos.
¿Qué ventajas tiene Colombia para la confianza inversionista y qué hacemos para promoverla? Yo diría, compatriotas, que hay que destacar cuatro ventajas colombianas para la confianza inversionista:
Colombia tiene una gran gerencia, reconocida en el mundo entero. Tiene una clase trabajadora con una gran capacidad de aprendizaje, de asimilación de nuevas tecnologías. Ha logrado una legislación laboral muy equilibrada.
Normatividad laboral
Por eso, ahora, después de que el Congreso acaba de aprobar la ley que rescata la razón de ser de las cooperativas, que dice que las cooperativas no pueden ser intermediarios laborales ni factores de evasión de prestaciones, que rescata el criterio solidario y cristiano de las cooperativas.
Ahora que el Congreso acaba de aprobar la ley que le cede a la Justicia la prerrogativa de calificar la legalidad o ilegalidad de las huelgas y que lleva al Gobierno a renunciar a la competencia de poder ponerle punto final a una huelga que ha completado 60 días y le entrega esa decisión al acuerdo entre empleadores y trabajadores, es la hora de hablar de la estabilidad en la normatividad laboral. Es bien importante.
Yo diría que no es la hora de más leyes laborales, sino la hora de aplicar la legislación laboral que el país ha obtenido.
Y por eso es bien importante referirse a uno de los pedidos que suelen hacerse para que haya más empleo. Muchos me dicen: ‘Presidente, hay que eliminar los parafiscales’.
No podemos olvidar que los parafiscales son un factor de distribución del ingreso; un factor de financiación de política social tan importante como la del Sena, la de las cajas de Compensación Familiar, la política de Bienestar Familiar. Esas políticas redistribuyen ingreso y ayudan a superar pobreza.
Pero, también, la aproximación al tema laboral, como un presupuesto para generar empleo, hay que hacerla. No desde el corte de hoy, sino desde lo que ha sido la evolución legislativa en los últimos años.
Fue muy difícil, en 1990, promulgar Ley 50, que eliminó la retroactividad de las cesantías, le regresó factibilidad a la empresa privada colombiana, resolvió un problema de la empresa y de los empresarios. La empresa no podía calcular costos, tenía un enorme factor de incertidumbre y los trabajadores estaban llamados a perder crecientemente sus ahorros de cesantías, como lo advirtió el país en tantos insucesos que se presentaron antes de 1990.
El proceso legislativo de 2002 nos llevó a otra reforma laboral que racionalizó recargos por trabajo nocturno, que racionalizó recargos por trabajo dominical, también por trabajo durante los feriados. Bien difícil de aclimatar. Hace apenas pocos meses recibió el beneficio de exequibilidad en sentencia de la Corte Constitucional. ¡Cuánto la han controvertido y cuánto ha ayudado!
Esta mañana, en una reunión con el Gerente de Carrefour, me decía que de cinco almacenes Carrefour en 2001, van a terminar este año ya no con 50, sino con 60 almacenes Carrefour. Y se puede ver una proporción parecida en el crecimiento de almacenes en cadena de todas las marcas.
¿Qué es eso? Eso es racionalización de precios y eso es empleo de buena calidad, con afiliación a la seguridad social.
Yo temo que después de estas reformas laborales el país no tendría hoy espacio para seguir en la tarea de eliminar, por ejemplo, los parafiscales. Y creo que no los podemos entender como un obstáculo a la generación de empleo.
Hace pocos días conocimos este estudio: entre junio de 2007 y junio de 2008 se han creado, en Colombia, 718 mil empleos; 442 mil, el 61 por ciento, se afilió a las cajas de Compensación Familiar. Eso rompe, honorable senador Hernán Andrade, la histórica relación entre creación de empleo y baja formalización de empleo.
Es un año atípico, que ojalá marque una tendencia, en el cual se formaliza el 61 por ciento del empleo creado. La mayoría de las nuevas empresas que entraron a las cajas de Compensación son empresas pequeñas.
La contabilidad internacional tiene un error: las empresas de menos de nueve, diez trabajadores, automáticamente las clasifican como empresas informales. Para nosotros, la empresa informal debe ser fundamentalmente aquella que no tiene la relación laboral formalizada, que no tiene la relación laboral con prestaciones, que no tiene la relación laboral ajustada a los códigos, que no paga los parafiscales.
Y se ve una gran proporción de pequeña empresa formalizándose.
Y pregunta uno: ¿estos parafiscales hacen daño o hacen bien a la pequeña empresa?
Hacen mucho bien, apreciados compatriotas. ¿Por qué? Porque supongamos que la regla sigue siendo que donde más se aproximan los salarios al salario mínimo es en la pequeña empresa.
Pues bien, esa la que menos paga en parafiscales, proporcionalmente, y más beneficios recibe. Si sus trabajadores se aproximan al salario mínimo, son los que reciben compensación del sistema de cajas de Compensación Familiar y no los que contribuyen, porque la gran mayoría -en este universo del cual hablamos- se sitúa por debajo de cuatro salarios mínimos. Tiene derecho al subsidio familiar y la empresa, por tener la mayoría en ese rango salarial, entonces no contribuye a la compensación; recibe de la compensación.
Diría yo que en esta materia lo fundamental hoy es aplicar la legislación laboral existente. Allí tiene que hacer el Gobierno un gran esfuerzo, en estos 22 meses que le restan.
El otro tema que le da gran ventaja a la inversión en Colombia. Hemos hablado de una gran gerencia, de una clase trabajadores con una capacidad de asimilación, de una legislación laboral equilibrada, que da un suficiente margen de flexibilidad al empresario para enganchar y desenganchar y de estabilidad al trabajador.
El otro elemento bien importante es que Colombia ha creado una cultura de muy buena asociación. Todo inversionista internacional que llega a Colombia encuentra en este país la magnífica característica de que hay mucho con quien asociarse. Nos lo han repetido recientemente todos los que están llegando al país.
¿Qué hace el Gobierno para estimular la inversión? Primero, repetir las cosas elementales: mientras en otros países del continente hay hostilidad a la inversión, aquí se dan todas las garantías a la inversión.
Nosotros tememos que en otros países del continente se pueda dar la hipótesis de estancamiento o reducción de los precios del petróleo; de estancamiento de la producción; de deterioro de los otros sectores productivos y de falta de inversión. Y eso puede producir resultados catastróficos.
Negarse a ser hostiles a la inversión, hostilidad que parecería ser una moda en América Latina, es una garantía para la prosperidad social. Hay que repetir hoy, en todos los escenarios, que Colombia es un país garantista de la inversión.
Déficit y endeudamiento
Segundo, los indicadores macroeconómicos han venido mejorando. Todavía no estamos al otro lado. El endeudamiento, que estuvo en el 47, 48, 50 por ciento, este año puede terminar en el 27. Vamos a hacer el esfuerzo de que el endeudamiento, en cifras absolutas, el año entrante termine en 147 billones, lo cual equivaldría a un congelamiento en cifras absolutas y eso, si se da un buen crecimiento económico, equivaldría a una caída en el endeudamiento como porcentaje del PIB.
Esperamos terminar el Gobierno con un endeudamiento no superior al 23, 25 por ciento.
Si hoy pudiéramos incorporar a las cuentas nacionales a Ecopetrol, que ha sido sustraído de las cuentas nacionales y que es un acreedor neto, el endeudamiento estaría registrando por lo menos 1 y medio, 2 puntos menos.
El déficit se ha reducido pero continúa siendo difícil. El déficit del Gobierno Nacional central en 2002 era aproximadamente 6.2. Pero a eso hay que sumarle lo que pasó después de 2003: sobrevino el agotamiento de las reservas del seguro.
Este año le tenemos que girar al Seguro Social para que pague pensiones, 6.4 billones; el año entrante, 7 billones. Eso equivale a que teníamos, en 2002, un déficit del Gobierno Nacional central del 7 y medio. Todavía es muy alto, es del 3.2. Es un déficit todavía convaleciente; tenemos que seguir haciendo el esfuerzo para reducirlo.
Yo creo que el esfuerzo tiene que ser por la vía del recaudo, teniendo como fuente el control de la evasión; teniendo como fuente el crecimiento de la economía; no teniendo como fuente la inestabilidad tributaria. Con eso quiero empezar a darle una respuesta en ese reclamo que compartimos al doctor Carlos Martínez.
Y la situación es difícil. Yo les decía esto a los compatriotas de la Justicia: ‘Miren, no me obliguen a asumir con ustedes compromisos que no puedan pagar los gobiernos que nos sucedan. Esa trayectoria colombiana hay que eliminarla’.
Tenemos serias dificultades. Miren todavía lo que pasa en pensiones. Para el año entrante, el presupuesto que esta estudiando el Congreso dice lo siguiente: Hay que trasladarle el año entrante 7 billones al Seguro y, adicionalmente, el Gobierno Nacional central tiene que pagar 15 billones. Son 22 billones. Eso supera el 5 por ciento del PIB.
El promedio del costo pensional en América Latina es del 2 y medio. Algo social para reivindicar este país: no les ha quedado mal a los pensionados.
En muchos países de América Latina qué paso: la mezcla de inflación y falta de reajuste pensional, en el lenguaje de los economistas, licuó las pensiones; les quito toda la capacidad adquisitiva y les redujo su peso frente al PIB y frente al presupuesto. En Colombia eso no ha ocurrido.
Pero ese 5 por ciento no es todo. Eso es lo del Gobierno Nacional central. Sumen las pensiones que tiene que pagar Ecopetrol, la vieja Telecom, las pensiones de todas las empresas del Estado, las pensiones de los departamentos, de los municipios. Ahí todavía tiene el país una carga muy delicada, que tenemos que manejar con mucha delicadeza en los años que vienen.
Eso en cuanto al tema del déficit y el tema del endeudamiento.
Reforma del Estado
El doctor Carlos Martínez habló de reformas, diría yo legales y constitucionales. Yo las entendería como uno de los capítulos en lo que es el proceso reformista del Estado.
Nosotros, para estimular la inversión, hemos avanzado en otro de los capítulos del proceso reformista del Estado: la reforma de las entidades del Estado.
Hasta la fecha hemos reformado 411 y esto tiene una valoración política, un elemento de análisis político. Esa reforma se ha hecho contra mucho radicalismo ideológico. El radicalismo ideológico no quería permitir la reforma de Telecom ni la reforma de Ecopetrol ni la reforma de las clínicas del Seguro Social, para hablar de algunas de esas reformas.
Y algunos de mis críticos dicen: Uribe ha acabado con el patrimonio del Estado. Todo lo contrario. La vieja Telecom tenía valor negativo; la nueva Telecom, de la cual el Estado es propietario en el 50 por ciento menos una acción, tiene valor positivo.
Cuánto más vale Ecopetrol después de la reforma y así sucesivamente.
Creo que estas reformas van produciendo unos resultados: pasamos de un valor patrimonial negativo del Estado a un valor positivo. Eso es muy distinto al cuento neoliberal de las privatizaciones de los 90, que en muchos países de América Latina acabaron con el patrimonio del Estado. Aquí las reformas, paradójicamente, han aumentado el patrimonio del Estado.
Están produciendo otros resultados: un Estado menos comprometido con esa mezcla perversa entre la politiquería y los excesos sindicales y más comprometido con el bienestar comunitario. Veámoslo en las clínicas del Seguro Social. Hemos reformado la de Santa Marta, la de Cartagena, la de Bogotá.
Yo aspiro ir con sus directivos, en el mes de diciembre, a las clínicas del Seguro Social en Bogotá, ya no controladas por los excesos sindicales y la politiquería; hoy están dirigidas por sus nuevos dueños: una sociedad integrada por la Caja de Compensación Compensar, por la Universidad del Rosario y por la Fundación de Hermanos de San Juan de Dios. Dueños sociales.
Es bien importante. Es que esto no puede proponerse entre dos antagonismos, entre el estatismo que quiere reverdecer hoy en América Latina, que produjo todas sus nefastas consecuencias del burocratismo, o desde el desmantelamiento del Estado.
Yo creo que la visión comunitaria del Estado nos lleva a encontrar formas sociales que permitan hacer el tránsito del desgreño burocrático a la eficiencia social. Pienso que en esta modalidad, en las clínicas del Seguro Social, vamos a ver ese tránsito.
Una reforma del Estado que le dé más capacidad de inversión.
Ecopetrol tenía capacidad de invertir 700 millones de dólares al año. Este año tiene capacidad de invertir más de 4 mil millones de dólares, sin afectar el Presupuesto Nacional y sin afectar el endeudamiento público.
Estimular reformas del Estado que permitan la inversión en actividades estratégicas es de la mayor importancia. Y ahí vamos en contravía de muchos países de América Latina.
El radicalismo ideológico criollo hoy aupado por teorías que quieren prevalecer en América Latina, no nos permitirían a nosotros traer inversión privada al campo petrolero; no nos habrían permitido traer inversión de 465 mil particulares de Colombia a Ecopetrol.
Pero cuánto mejor nuestro resultado: un país que tiene bien poco petróleo ha aumentado las posibilidades de hallarlo.
El país estaba perforando 10 pozos; el año pasado 76; este año más de 100. Varias de estas constituciones que se discuten o se aprueban en América Latina tienen muchos problemas que hay que empezar a mirarlos cuidadosamente.
Yo no se cómo van a responder los medios de comunicación cuando entiendan que estas constituciones les crean severas limitaciones o los obligan a ser socios del Estado.
Yo no sé cómo van a responder los usuarios de los servicios públicos cuando se den cuenta que muchas de estas constituciones prohíben la presencia del capital privado en los servicios públicos. Cuando se ha demostrado que el capital estatal, solo, en los servicios públicos, no es capaz de atender las necesidades de los ciudadanos y tampoco es garantía de justicia social, porque su administración burocrática crea unos costos de ineficiencia que se los trasladan a la gente en malos servicios y en más altas tarifas.
Sector energético
Nosotros, a contra pelo de estas tendencias constitucionales de América Latina, hemos hecho unos desarrollos que le dan al país un despejado horizonte en el sector energético.
El país tiene 13 millones y medio de kilovatios instalados. Este año ha asignado contratos a empresas independientes que desarrollarán 4 millones de kilovatios. Contratos que no afectan el Presupuesto del Estado y contratos que no afectan el endeudamiento público.
El endeudamiento del sector eléctrico llegó a representar el 27 por ciento del total del endeudamiento público. Hoy representa el 3 por ciento. Y eso está proscrito. Estás posibilidades están proscritas en otras de las nuevas constituciones de América Latina.
Qué tal que nosotros no preserváramos estas posibilidades y nos contagiaran hoy de esas modas y nos obligaran a cambiar lo que apenas está empezando y produciendo buenos resultados.
¿Por qué ha logrado el Ministro de Minas y Energía, Hernán Martínez, eso, además de su pericia como administrador público?
Porque hay confianza inversionista en Colombia; porque hay incentivos tributarios; porque todos estos generadores pueden instalarse de acuerdo con la nueva ley de zonas francas; porque puede firmar un pacto de estabilidad en las reglas de juego con el sector privado a 20 años y porque el sistema tiene una figura que se llama el cargo por capacidad. A toda planta de generación se le da un pago cuando no despachen energía, desde que esté lista, para premiar la inversión, para remunerarla y para premiar la circunstancia de que tiene una disponibilidad de abastecer el mercado eléctrico colombiano. Eso lo están proscribiendo en otras constituciones.
Hay que seguir con las reformas del Estado y mirar el otro capitulo, el que dice el doctor Carlos Martínez.
Yo creo, primero, que Colombia necesita estabilidad tributaria. Este Gobierno no quiere presentar más reformas tributarias. No lo hicimos en 2007, no lo hemos hecho en 2008, no lo haremos en 2009 ni en aquel periodo del Congreso que nos corresponde, en el primer semestre de 2010. Y queremos hacer doctrina de que el país necesita estabilidad tributaria.
Pienso que las dos fuentes de recursos tienen que ser el crecimiento de la economía y el control de la evasión. Hemos pasado de 380 mil contribuyentes de renta a un millón 600 mil contribuyentes de renta y hay crecimientos importantes en contribuyentes del IVA, tanto de IVA común, como de IVA simplificado.
¿Y por qué digo esto? Porque ustedes nos ayudaron y asumieron un papel muy importante en el Congreso para aprobar los estímulos a la inversión. Y ya hay algunos que los quieren quitar.
Cuando estamos hablando del empleo como un elemento fundamental de política social, tal cual lo trajo el Presidente del Congreso, Hernán Andrade, yo me atrevo a proponerles esta tesis: en una economía abierta, apreciados compatriotas, no hay estímulos al empleo diferentes a los estímulos a la inversión.
Si en este país no hay posibilidades de inversión, por barato que se ponga el empleo, la gente no lo va a crear. Al contrario, si hay estímulos a la inversión, así llegue a encarecerse el empleo, la gente lo crea.
Ahora, uno en una economía cerrada puede decir: no, yo voy a crear empleo obligando a que en Transmilenio no se compren tiquetes en una máquina, sino a poner en cada bus de Transmilenio alguien que cobre; voy a crear empleo con ascensoristas.
En una economía abierta, donde no solamente desde el punto de vista externo, sino desde el punto de vista interno de la aspiración de cada ciudadano, se necesita productividad para aumentar ingresos, eso no se puede hacer.
Yo les pediría a mis compatriotas, hoy le pido al Partido Conservador, que entendamos la relación entre estímulos tributarios a la inversión, creación de empleo y mejores resultados sociales. En la Operación Jaque contra la pobreza yo creo que allí se encuentra perfectamente esa relación.
Y para que no nos acompleje. Porque algunos dicen: es que esto es un sistema de regalos a los ricos ¿Cuál de regalos a los ricos? Y dicen: no, es que están haciendo lo que han hecho los países neoliberales, de rebajarles las tarifas a los ricos.
Aquí no se ha hecho eso. Aquí lo que se ha hecho es crear unos estímulos a la inversión, que establecen una diferencia en el tratamiento tributario en favor de quienes invierten. Estímulos que no se les dan a quienes se niegan a invertir.
Puede ser que Colombia, más adelante, cuando haya construido más capital humano y más capital físico, pueda adoptar una de esas que se llaman ahora reformas estructurales, que consiste en ‘rebájele a todo el mundo las tarifas, quite los incentivos y cóbrele a todo el mundo por igual’. Pero yo diría que en esta época de la vida colombiana, cuando nosotros necesitamos construir más capital físico y más capital humano, los estímulos son bien importantes y están dando resultados.
Por supuesto, estamos en un año de dificultades de la economía. Pero por qué digo que están dando resultados. Porque lo vemos reflejado en las tasas de inversión.
Este país tenía unas tasas de inversión de 12, 14, 15 por ciento, con excepcionales picos. La violencia las hacia caer mucho. En los últimos años tenemos unas tasas de inversión del 21, 24.5, 27.5 por ciento.
En el primer trimestre de este año, a pesar de la desaceleración del crecimiento, la tasa de inversión se mantuvo en el 27.5 por ciento.
La inversión extranjera directa, años de 700 millones de dólares, de 500 millones, años de 2.000 millones. Yo creo que ahora es mayor y más constante.
En el pasado era menos constante. Entraba cuando se descubría Caño Limón, o Cusiana o Cupiagua, o cuando se invitaba a los inversionistas a invertir en telefonía móvil o en un canal de televisión. Ahora es más constante y mayor.
El año que entró la cervecera, por encima de 10 mil millones de dólares; el año siguiente, 6 mil 500 millones; el año pasado, 9 mil 028. Este año puede ser superior a 10 mil millones de dólares.
Un 56 por ciento, al sector de hidrocarburos y al sector de minería; un 44 por ciento, bien distribuido, en varios sectores de la economía, lo que es bueno. Eso hay que preservarlo.
Pensemos en dos tipos de países, apreciados compatriotas, en este momento de crisis; con esta crisis de la economía especulativa de Wall Street. Cuando Stalin escribió aquel libro ‘El imperialismo, fase superior del capitalismo’, no anticipó que la destrucción del capitalismo la podría crear la economía especulativa.
Por eso, el esfuerzo que tiene que hacer hoy el Congreso de Estados Unidos es un esfuerzo que debe trascender el debate político interno en los Estados Unidos. Es un esfuerzo de salvación del capitalismo. Es un esfuerzo de consecuencias universales. Por eso ellos van a tener que mirar más allá de las circunstanciales diferencias de la regulación de ese paquete de ayudas.
Pensemos en dos tipos de países en este momento de crisis, todos con crisis: unos con inversión y otros sin inversión. Es más llevadera esta crisis con inversión. Yo creo que eso hay que resaltarlo en Colombia en este momento y crear mucha conciencia.
Digo yo que los gobiernos anteriores no eran amigos de la inversión. No puedo decirlo. Colombia no ha tenido gobiernos hostiles a la inversión. ¿Qué es lo que ha querido hacer este Gobierno? Ponerle todo el énfasis a la inversión. Yo creo que eso es lo que marca la diferencia.
Y por eso les he dicho a los compatriotas y se lo digo al doctor Carlos Martínez cuando hablamos, bastante a menudo: mire, hay que hablar de los tres temas: la confianza inversionista, la Seguridad Democrática y la cohesión social.
Dificultades de la economía
Ahora, los problemas: el problema de inflación, el problema de tasa de cambio, el problema de tasa de interés.
A partir de septiembre del año pasado se desató una ola inflacionaria de alimentos bastante peligrosa, con impactos en la superación de la indigencia y la pobreza.
Nosotros tenemos, diría yo, que una inflación básica en niveles no preocupantes, del 3.9 por ciento; una inflación general que este año puede estar entre el 7, 7.5 por ciento, muy superior a la de hace dos años que fue 4.42 por ciento, pero manejable en el contexto internacional.
La preocupante ha sido la inflación de alimentos, del 12, 14 por ciento, que es la que más golpea a los sectores populares. Porque en la capacidad adquisitiva de los sectores populares, la compra de lo básico, que son los alimentos, representa un porcentaje mucho mayor que en la distribución del gasto de los sectores medios o de los sectores de altos ingresos. Hay tenemos un tema preocupante.
El Ministro de Agricultura, Andrés Felipe Arias, con el apoyo de ustedes en el Congreso, la ha venido combatiendo de dos maneras: la ley Agro Ingreso Seguro, que es uno de los instrumentos estructurales para fomentar la producción de alimentos en Colombia, y yo creo que las medidas coyunturales de este año.
Se han eliminado los aranceles a los fertilizantes. Claro que los agricultores me dicen: ‘Presidente, el Gobierno ha hecho un gran esfuerzo’. Y eso le cuesta mucho al fisco en menos recaudo. Pero los agricultores agregan: ‘no se siente en el bolsillo de los agricultores’. Ha crecido tanto el precio de los fertilizantes, que ese costoso alivio para el fisco no se siente en su bolsillo.
Hay otros estímulos en precios coyunturales, en aumentos: el Estado dando una prima a la tonelada de maíz, a la tonelada de fríjol, gastando un dinero para poder pagar el almacenamiento del arroz, el almacenamiento de la leche. Ojalá podamos ir superando esta inflación de alimentos.
La tendencia del petróleo es un indicador de que se tiene, por lo menos, que estabilizar el aumento de los agroquímicos. Sin embargo, hay otros que no dependen del petróleo: el caso del fósforo, el caso del potasio; pero ojalá siguieran esta nueva tendencia.
Yo creo que este segundo semestre va ser un segundo semestre prodigo en oferta alimenticia, pero a diferencia de años anteriores, cuando la inflación caía en el segundo semestre porque la entrada a las cosechas reducía los precios, creemos que los costos no van a acompañar la producción con una caída importante en los precios. Desearíamos todo lo contrario.
Insisto mucho en este tema inflacionario por lo siguiente: por el tema de su relación con la política social y por el tema de los comentarios del Gobierno sobre políticas que competen al Banco de la República.
Política social
En política social algunos me dicen: ‘Presidente, es que usted podría ir mucho más adelante en el saneamiento del fisco, si va a avanzar a tanto, por ejemplo, en Familias en Acción, en Familias Guardabosques, en nutrición de niños’, temas de los cuales vamos a hablar ahora.
Yo creo que en una época, cuando la inflación golpea a los sectores más pobres, cuando la inflación le quita capacidad adquisitiva a los sectores más pobres, es cuando más énfasis hay que hacer en política social.
Y pienso que cualquiera sea la situación fiscal, el año entrante tenemos que cumplir todas las metas de política social, que son muchas. Lo de Banca de Oportunidades, lo de 3 millones de Familias en Acción, lo de llegar a la plena cobertura en Régimen Subsidiado de Salud.
En estas épocas de dificultades para los pobres es cuando tienen que operar más eficazmente los sistemas de protección, que es lo único que crea armonía social.
Y una pregunta política bien importante: ¿Qué es mejor para la empresa privada: la estabilidad o la inestabilidad? Por supuesto, la estabilidad. ¿Y que es mejor para la estabilidad: que haya equilibrio fiscal o equilibrio social?
Hay países de América Latina con mejores indicadores macroeconómicos, pero con grandes riesgos de inestabilidad política, que son riesgos para la iniciativa privada.
Yo prefiero, apreciados compatriotas, que aplacemos un poquito la llegada del equilibrio fiscal, pero vayamos anticipando la solución de los conflictos sociales de la Patria. Me parece que para el largo plazo es mucho mejor. Y no lo entienden las agencias calificadoras de riesgos. Todavía no se han atrevido, después de estos esfuerzos, a devolvernos el grado de inversión.
Yo creo que el grado de inversión también debería estar relacionado con una visión de futuro. Aquí, con este mayor gasto social, lo que estamos haciendo es asegurando estabilidad, que es el camino del futuro.
El Banco de la República, a mi juicio, ha tenido muchos aciertos. El primero, evitó que el país entrara en lo que podríamos llamar un exceso de confianza en el endeudamiento y tomó unas medidas a tiempo.
Segundo, evitó que los colombianos nos descuidáramos con la inflación. Nos llamó la atención y dijo: ‘El país no puede entrar en una espiral inflacionaria’ Eso está bien.
Con todo el respeto por su independencia, a mí me preocupa que persistir en unas altas tasas de interés nos hagan un daño en los consumos, en el empleo y en la oferta productiva. Y un daño en la oferta productiva puede ser un factor estimulante de inflación.
Yo creo que, de la manera más constructiva, reconociéndole toda la independencia al Banco, tenemos que seguir manifestando estas preocupaciones.
Tasa de cambio
El tema de la tasa de cambio. El Gobierno es partidario, simplemente, de una tasa de cambio competitiva, estable. Hace tanto daño la revaluación como la devaluación. Ojalá el país lograra una tasa de cambio estable competitiva.
El primer semestre nos vimos obligados a hacer un gran esfuerzo en favor de los exportadores. ¿Qué tal que no?
¿Ustedes se imaginan esta ciudad con todas las empresas de flores quebradas? ¿Ustedes se imaginan el departamento de Magdalena, las ciudades de Barranquilla y Santa Marta, con la zona bananera allá quebrada? ¿Ustedes se imaginan el Caribe, Antioquia, con Urabá en quiebra? ¿Bucaramanga, con toda la industria el calzado quebrada? Y sigamos.
Los apoyos a los exportadores en el primer semestre nos costaron 614 mil millones. En el segundo semestre, la tasa de cambio ha venido evolucionando favorablemente.
Se da otra discusión: ‘¿Por qué les dan esos apoyos? Déjenlos quebrar, que sean eficientes’. Algunos dicen: ‘En Irlanda se quebraron muchos sectores, pero aparecieron otros’.
Pero es que Irlanda es pequeño. Este país es muy grande. Uno no puede jugarle a eso.
Hace 3 años, cuando estábamos en las discusiones del TLC (Tratado de Libre Comercio) alguien me decía: ‘No le exijan a los norteamericanos protección para el arroz colombiano. Que se acabe el arroz en Colombia’. Les dije: ‘Qué grave, qué grave aproximarnos a esto con esas visiones neoliberales’.
Por eso nosotros exigimos esas protecciones y dijimos: ‘¿Qué tal el día de mañana que haya una crisis en la producción mundial de arroz y nosotros sin producir arroz? ¿Y cómo vamos a sustituir 400 mil hectáreas que se dedican a la producción de arroz?
El tiempo nos dio la razón más temprano, porque vino este año esta crisis en producción y Ecuador nos cerró el suministro. ¿Qué tal que el país no hubiera tenido posibilidades de reaccionar con la producción? que va a presentar, finalmente, un crecimiento en cosecha del 27 por ciento.
Y otros dicen: ‘Lo que pasa es que hay que ser más competitivos’. ¡Cuidado! Hay unos sectores exportadores que han hecho un esfuerzo enorme de productividad, pero no alcanzan a ser competitivos, no por culpa de ellos, ni por falta de esfuerzos, sino porque la tasa de cambio no les permite.
Y también hemos venido, en estos días, haciendo unos ajustes en políticas aduaneras y arancelarias. Algunos se han disgustado mucho.
Yo pienso que en este tema, como en el tema de los tratados de comercio, uno no puede negar algunos procesos evolutivos del país en nombre de un fundamentalismo proteccionista, pero tampoco puede dejar que el país se quiebre en nombre de un fundamentalismo aperturista. En eso hay que tener equilibrio.
Nosotros, en las medidas de estos días y que espero que los economistas indaguen más sobre ellas, lo que hicimos en un proceso de concertación fue lograr un equilibrio entre productores nacionales e importadores; un equilibrio entre producción y consumo y más transparencia aduanera.
Confiamos poder seguir avanzando en estos acuerdos de comercio. Se está haciendo un gran esfuerzo a ver cómo aprueban en el de Estados Unidos. Tengo mucha fe en que logremos con la Unión Europea.
Lo de la Unión Europea puede tener una gran trascendencia política para estos países. La Unión Europea, apreciado doctor Carlos Martínez, produjo los siguientes resultados:
En Europa se acabaron los riesgos de gobiernos de extremas. La Unión Europea es un seguro contra gobierno de extremas. Eso es bien importante. Puso a todo el mundo a girar alrededor de la regla democrática.
En Europa todos se tuvieron que comprometer a luchar contra el terrorismo y eso derivó en otros resultados: países que se negaban a cooperarles a sus vecinos en la lucha contra el terrorismo hoy les tienen que cooperar. Y la contraprestación es todo el esfuerzo en materia de derechos humanos.
Y Europa ha creado la sociedad democrática de clase media más importante del planeta.
Nosotros vemos, para el desarrollo del país, un gran futuro en la medida que podamos hacer ese acuerdo con Europa. Ecuador y Bolivia hasta ahora han dicho que no. Vamos a ver cómo la Unión Europea acepta negociar con Perú y con Colombia, sin perjuicio de que posteriormente lo haga con Ecuador y Bolivia.
Y vamos a seguir en la tarea de todas estas metas sociales. Ustedes se han referido a ellas y las vamos a cumplir con la ayuda de Dios y el apoyo de ustedes.
Eso si que necesita amor. A mí me da pena hablar de Banca de Oportunidades con el doctor Carlos Martínez, porque él siempre me oye repetir la misma cantaleta.
Ayer estábamos inaugurando, gracias a la confianza inversionista, llegó un banco alemán ayer, llegó en las últimas semanas, ayer lo inauguramos, a dedicarse exclusivamente al microcrédito, a cumplir una gran tarea social.
Ayer empezaba el Banco ya con sus adjudicatarios de créditos. La misma pregunta: ¿Usted recibe crédito por primera vez o ya había recibido? Por primera vez.
Hay que estimular que los colombianos se trasladen del crédito del mercado negro de la usura, al mercado formal. ¿Usted le debe al pagadiario, al chupa sangre? Si le debe. Pues vaya cancele hoy, que la Policía lo acompañe.
Cosas elementales que hay que repetir. ¿Usted tiene haberes en la prendería? Pues, vaya que la Policía lo acompañe con este crédito a pagarlos.
Esa pedagogía elemental: ustedes compatriotas, no pueden quedarse en el mercado de la usura o ahora que están haciendo el tránsito al mercado institucional, deberle al mercado de la usura y sumarle la deuda del mercado institucional.
Nosotros necesitamos mucha teoría, pero mucho corazón. El corazón es el vehículo que lleva la teoría al sentir popular. ¿Para que una gran teoría financiera si no hay un corazón para hacerle sentir al pueblo colombiano que efectivamente estamos preocupados por el pueblo colombiano?
Y es que conseguirle un crédito a un riquito por 100 millones es muy fácil, se lo mandan por teléfono. Conseguirle un crédito a una mujer pobre, por 400 mil pesos, es muy difícil. Hay que luchar mucho y por eso todos los días de la vida, especialmente los sábados, hay que estar en esa tarea, con vocación.
El Partido Conservador, una de las cosas buenas que ha logrado es atraer una gran cantidad de juventud. A mí me decía Alicia Arango (Secretaria Privada de la Presidencia de la República) que José María, su hijo de 16 años, se declaró conservador de Carlos Holguín (ex Ministro del Interior y de Justicia)
Entonces, ella me dice: ‘Es nieto de Juancho Arango, el gran líder liberal de Bolívar, y vea’.
Y pienso que una cosa que hay que inculcarle a la juventud política colombiana es amor por la Patria. Aproximarse a la tarea pública con amor. La tarea pública es muy difícil: tiene 5 minuticos de contento por 55 minutos de dificultades.
Yo creo que en la tarea pública, algo que ha faltado es ejercerla con mucho más amor por los colombianos.
Y yo creo que en la medida que en toda esta tarea pública, todos nosotros, ustedes, apreciados compatriotas, nosotros que tenemos esta circunstancial responsabilidad, en la medida que la ejerzamos con entrega, con amor, esa tarea va a saliendo adelante y va superando dificultades. Hay que insistir en esa política social y no da resultados de la noche a la mañana.
Chile tiene unos indicadores sociales bastante complejos de entender, porque los enemigos del sistema chileno dicen que es muy injusto en la distribución. Pero cuando se profundiza para examinar la distribución se encuentra que es injusto cuando se mira la mano de obra no calificada. Pero ha calificado tal cantidad de gente que ha mejorado ingresos que frente a ellos ha hecho justicia. Y eso demoró mucho tiempo.
Las políticas sociales demoran mucho tiempo. Hay que tener paciencia e insistir, sin perjuicio de hacer ajustes todos los días. Y hay que insistir en ella sin egoísmos.
El ex presidente (Andrés) Pastrana, yo creo que dejaron 220 mil Familias en Acción, era un proceso experimental. Nosotros dijimos: ‘Muy bueno, lo que hay que hacer es echarlo para adelante’. Y primero llegamos a 500 mil y después, en la segunda campaña, a un millón y ahora vamos para 3 millones y hay que llegar a 3 millones, haya o no haya plata.
Hay algunas cosas, apreciados compatriotas que hay que volverlas elementales. En la Operación Jaque contra la pobreza hay que aplicar la contabilidad de don Pepe Sierra: hay algunas cosas en las cuales la única regla contable aceptable es: tiene que haber. Para Familias en Acción tiene que haber y tenemos que llegar a 3 millones el año entrante.
Y entonces, hagamos una discusión: ¿es política social asistencial o es política social estructural? Los teóricos dicen: ‘La política social estructural es aquella que pude producir un cambio en la distribución del ingreso, para hacerlo más equitativo’. ‘La política social asistencial es aquella que remedia necesidades de sectores de la población, pero que no tiene la posibilidad de producir cambios estructurales’.
Y muchos dicen: ‘No, es que Familias en Acción es un subsidio que es asistencial’. No es asistencial. Es política social para cambios estructurales. ¿Por qué? Porque es el gran apoyo a la educación.
Familias en Acción tiene una reciprocidad: las familias beneficiarias tienen que acreditar que los niñitos están asistiendo al colegio y se están sometiendo a las pruebas médicas. Eso ha reducido mucho la deserción escolar.
Un país que insiste en la escolarización en los diferentes niveles de su población, es un país que les está diciendo a las familias pobres: ustedes tienen una posibilidad democrática de ascenso social.
Lo peor para la democracia es no hacer eso. Porque es decirles a las familias pobres: ustedes están condenados a que sus hijos sean pobres. Con estos esfuerzos se les quita a las gentes pobres la condena de que sus hijos sean pobres y se les abren las escaleras, las avenidas de ascenso social, que son fundamentales en la democracia.
Nosotros creemos que todas estas políticas son estructurales, desde el punto de vista social. Reconozco que las hay asistenciales.
Nuestra política frente a los ancianos es asistencial. El país atendía 60 mil ancianos, hoy atiende 837 mil, modestamente. Es una tención muy precaria aún. Pero tendríamos que llegar a 2 millones de ancianos pobres.
Que eso no cambia la estructura social. Es cierto, no la cambia. Pero qué democracia puede dormir tranquila sin atender a sus ancianos, en medio de esta pobreza.
Entonces, yo creo que, salvo excepciones como el tema de los ancianos, el resto de la política social es una política social estructural. Depurémosla todos los días, mantengámosla sometida a un proceso crítico, pero no nos dejemos acomplejar con el cuento de que estamos gastando mucho o con el cuento de que es una política asistencial.
Muchas gracias. Proyectémosle a la nueva generación Seguridad Democrática, confianza inversionista, cohesión social. El único tema de política que hablo es este: me gusta mucho que me pregunten por la reelección, para decir que la reelección no es perpetuación de personas sino reelección de políticas. Porque es mejor llegar al debate electoral del 2010 con las grandes mayorías de compatriotas teniendo conciencia de tres temitas: Seguridad Democrática, confianza inversionista con responsabilidad social y cohesión social.
Hay que sembrar doctrina, para poder movilizar doctrinariamente las grandes mayorías nacionales a las urnas.
¿Estamos proponiendo continuismo? No, no estamos proponiendo continuidad estática. Estamos proponiendo continuidad dinámica. ¿Qué es eso? Ajustar todos los días sin bandazos, para dar certeza.
Muchas gracias”. |