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Palabras del Presidente Álvaro Uribe durante
la celebración de los 50 años del diario El Informador de Santa Marta

Septiembre 05 de 2008 (Santa Marta)
     
 

“Solía decir el Libertador que Santa Marta era un derroche de luz. Diría yo que gracias a El Informador, a sus contribuciones, también se ha logrado que Santa Marta sea un derroche de libertades, para bien de Colombia.

Al entrar a El Informador, me preguntaba uno de sus reporteros que definiera en una frase estos 50 años. Le contesté: ‘Cincuenta años de lucha por la libertad’.

El doctor Alfonso Vives, director de El Informador, en su magnífica exposición, nos ha llevado por ese recorrido que empezara el doctor Pepe Vives de Andréis, y quien nos lleva hoy a celebrar estos 50 años de lucha por la libertad, en un periodo difícil de la historia de Colombia.

Nace El Informador cuando el país creía haber superado la violencia partidista, pero no anticipaba que vendría la violencia de las guerrillas marxistas, la incorporación del narcotráfico como financiador de las corrientes criminales, la reacción paramilitar, y ese largo y oscuro túnel de violencia que tratamos de superar.

Había terminado la interrupción democrática, celebraba el país la elección del Presidente Alberto Lleras Camargo, la adopción del Frente Nacional para poder lograr el apaciguamiento en las luchas entre los partidos. Por primera vez habían votado las mujeres. Muchas por primera vez habían sido elegidas. Pero no anticipaba el país que también vendrían unas décadas en las cuales, por el crecimiento de la violencia, el país iba a sufrir la dictadura del terrorismo, de la cual estamos procurando liberarnos.

Hay que insertar las cosas en la circunstancias de modo, lugar y tiempo. ¡Cuánto ha servido El Informador a su lugar, para reclamar por las obras de progreso, para vigilar la transparencia en el manejo de los dineros del Estado! Creo que si no es el único, es uno de los pocos periódicos de Colombia con ese premio, por el periodismo en contra de la corrupción.

Hay que poner a El informador en las circunstancias de tiempo. Qué años tan difíciles. Unos años de una economía postrada, de un empresariado arruinado moralmente por el temor a la extorsión, al secuestro y al asesinato. Arruinado económicamente por la fuga de capitales, la falta de credibilidad en el país. El turismo en alguna forma diezmado por las dificultades para llegar a Santa Marta, por los retenes de los grupos violentos. Y los periodistas objeto de la amenaza y de la violencia.

Recuerdo en 2005 que con mucha angustia llamé al doctor Alfonso Vives a  preguntar qué había pasado, cuando aquí estalló una bomba en la sala de redacción. Sentimos mucha angustia con aquella noticia, porque cuando le propusimos al país la Seguridad Democrática, lo hicimos con la idea de que la seguridad no podía suprimir las libertades sino profundizarlas. Que la seguridad no se podía apropiar como patrimonio de alguien, sino que tenía que entenderse y practicarse como un bien general.

Compromiso con la prensa libre

Definimos algunos objetivos para demostrar el carácter democrático de nuestra seguridad: la protección de los periodistas era uno de esos objetivos.

Habíamos vivido años con el asesinato de 15 periodistas. Y encontrábamos a los periodistas de las regiones muy amenazados, por el crecimiento de las guerrillas, por el crecimiento de los paramilitares, y la mezcla que los unía a ellos, a pesar de decirse antagónicos, que era justamente el negocio maldito del narcotráfico.

Hemos logrado avanzar en la protección de los periodistas, pero no estamos contentos. El año pasado nos asesinaron a un periodista, amigo, de Arauca. Ha dicho la justicia que fue por robarle. Este año no hemos tenido el asesinato de un solo periodista.  

Nuestra Seguridad Democrática, para poder mirar confiada a los ojos de la observación de un mundo libre, tiene que demostrar todos los días su compromiso con la prensa libre. Su compromiso con la independencia de los periodistas: que se discuta, que se debata, y no justamente con palabras melifluas sino duras, pero que no haya violencia.

Vengo a repetir eso: este compromiso, en estos 50 años de El Informador.

Modelo de gobierno

Sea la oportunidad de hacer algunas referencias al Magdalena, a la ciudad de Santa Marta, para reiterar aquí todo nuestro compromiso con su progreso.

Nosotros hemos estado empeñados en crear confianza en Colombia. Confianza para vivir en Colombia, confianza para trabajar en Colombia, confianza para estudiar en Colombia, confianza para venir a Colombia a hacer turismo.

Y soportamos el propósito de construcción de confianza en tres pilares: la seguridad democrática, la confianza inversionista con responsabilidad social y la construcción de cohesión social como factor que legitime la permanencia en la seguridad y en la inversión.

Eso tiene que ayudar a construir un país mejor, un país más confiado, un país con mejores posibilidades para las nuevas generaciones.

Encuentro con víctimas del terrorismo en Cali

Avanzamos, pero en todo falta. Cuando termine esta reunión, esta efemérides de la libertad, con mis compañeros habré de trasladarme a la ciudad de Cali, para tener allí esta tarde, como nuestra primera reunión, una con las víctimas del carro bomba del amanecer del pasado lunes, a ver cómo van los apoyos del Gobierno para ayudarles a que se recuperen.

Un revés grande. Pero con firmeza lo tenemos que superar. Unamuno decía que el fuego que derrite la manteca templa el acero. Los colombianos tenemos el acero templado para derrotar, sin claudicación, los estertores del terrorismo. Y a fe que vamos a derrotar el terrorismo.

Nuestra perseverancia tiene que ser total en la Seguridad Democrática. Lo digo con compromiso en el presente y con la mente puesta en el futuro. Porque mi generación, y lo digo con mucho respeto, no conoció sino dos gobiernos comprometidos con la derrota del terrorismo. Dos administraciones cortas que no pudieron redondear su tarea. Primero, la del Presidente Guillermo León Valencia. Y después la del Presidente Julio César Turbar Ayala, padre de nuestro Contralor. Y me complació mucho al entrar esta mañana a la sala principal de El Informador y ver allí el homenaje a su memoria. A ese gran líder, dulce en los modales, afectuoso con los colombianos, caballero en la discusión, y firme, sin vacilaciones, en la derrota del terrorismo.

Que el propósito de derrota del terrorismo no tenga retorno

Un analista me decía: ‘Presidente, falta por logar algo. Presidente, falta que Colombia sienta que está en un punto de no retorno’.

Voy a hablar, si se quiere, con cada uno de mis compatriotas, para decirles: Pongamos la Patria en un punto de no retorno. Que el propósito de derrota del terrorismo no tenga retorno.

Que no vengan ahora, en las vísperas electorales, a endulzarnos con invitaciones a la debilidad o con invitaciones a la convivencia con quienes llevan 40 años ofreciendo arrepentimiento y siempre nos han engañado, porque en lugar de arrepentirse, lo que han hecho es aumentar su crueldad sobre el pueblo colombiano. 

Ellos van a negociar en el momento en que sientan que ya no les queda una sola posibilidad en su accionar terrorista en la patria.

Con el ánimo libre de esta vieja casona de El Informador, el llamado a todos los colombianos que reiteraremos desde las calles de Cali, de persistir, de conducir al país a un punto de no retorno en materia de lucha contra el terrorismo.

Compromiso con el Magdalena

¿Y cómo se había afectado el Magdalena? Era imposible para alguien de otra región de Colombia entender que la ciudad más atractiva para el turismo había sido seriamente afectada, porque los turistas no podían llegar. Pero eso había ocurrido.

Y que unas tierras de tanta fertilidad, como son las vegas que se interponen entre el Río Magdalena y la Sierra Nevada, estuvieran totalmente en la víspera del abandono, por la interferencia del terrorismo en los agricultores. 

Cómo se había afectado el Magdalena. Pero ahí creo que se está recuperando, y bien. Y tiene buen Gobierno. Tiene una Alcaldía conducida por unas manos probas y eficientes. Una Gobernación conducida también por probidad, con eficiencia y con prudencia. Una visión de obras de progreso bien importante.

Hemos pasado difíciles momentos de la agricultura, por la revaluación, por la tasa de interés, pero ahí hemos venido trabajando con los agricultores para superar esas dificultades. Ojalá lo que se ha avizorado en tasa de cambio se consolide. Porque estos sectores vulnerables a la tasa de cambio, son intensivos en generación empleo, de gran importancia para la cohesión social de nuestro país.

Esperamos también que se disipen los temores inflacionarios, a fin de que el Banco Central pueda empezar una nueva senda de reducción de tasas de interés. Porque tememos que de continuar estas altas tasas de interés, una afectación del consumo podría hacerle profundo daño a la dinámica de  creación de empleo y a la dinámica de la reducción de la pobreza.

Reiteramos todo nuestro compromiso con el sector agropecuario del Magdalena.

Me dio mucho gusto esta mañana, aquí, en la sala de El Informador, reunirme con los directivos de la empresa japonesa norteamericana que ha instalado ya la primera planta de biodiesel en Santa Marta. Qué bueno que esté operando.

Que ya esto no sea un sueño, sino que sean pasos en al dirección correcta para un país que al finalizar este año podrá tener una producción diaria de un millón 350 mil litros de etanol a partir de caña de azúcar, y de un millón de biodiesel a partir de aceite de palma africana.

Hay que seguir por esa tarea. Y qué bueno ver que el desarrollo agrícola está siendo complementado con un gran avance agroindustrial. Y qué bueno percibir que se recupera el turismo y que empieza a otear un horizonte mucho más promisorio.

En diciembre, con la ayuda de Dios, por primera vez una de las empresas de los cruceros del Caribe embarcará pasajeros en Colombia, y el primer recorrido será entre Cartagena y la ciudad de Santa Marta.

Ahora: los problemas son muchos. Hablábamos del proceso de recuperación del centro, que va muy bien. Me decía el doctor Alfonso (Vives, director del diario El Informador): ‘Pero, Presidente, hay que avanzar mucho más, porque hay una zona muy deprimida. Hay problemas de drogadicción, de prostíbulos, etcétera’.

En un país con tantas dificultades como el nuestro, hay que mirar lo que se ha avanzado, pero no detenerse allí con complacencia, sino empezar a mirar todo lo que falta y trabajar todos los días con amor a Colombia, para ir superando dificultad tras dificultad.

El tema de infraestructura

Ojalá se recupere totalmente la dinámica de la construcción turística. Creo que vamos a lograr ver un puerto carbonero de embarque directo. El Gobierno está trabajando todos los días en esa tarea, con las grandes transnacionales y los productores nacionales, para que el Magdalena siga percibiendo las regalías del embarque de carbón y lograr que el embarque de carbón no afecte la actividad turística. Estamos comprometidos en ello. Está el acuerdo de los productores y embarcadores, y está sobre la marcha su ejecución.

Celebro también el tema del ferrocarril. Se logró resolver el pleito con la vieja concesión, con el tribunal de París. Los nuevos concesionarios están cumpliendo. Primero construyeron los intercambios ferroviarios para aumentar la capacidad de carga y ahora están construyendo la segunda calzada.

Ya se han 70 kilómetros de construcción de la segunda calzada. Y está definido que, paralelo a la doble calzada vial, que será una vía alternativa por el pie de la Sierra, entre la quebrada de El Doctor y el round point de Mamatoco, habrá también la ferrovía alterna, para que el ferrocarril de carga pueda llegar hasta el puerto de Santa Marta, sin necesidad e incomodar a los ciudadanos cruzando por el centro o cruzando por el área turística.

Es difícil hacer todos estos anuncios cuando no se ven la obras, pero ya esta mañana podíamos ver desde el avión que avanza lo que es el descapote, lo que es la construcción de todo el terraplén en la doble calzada vial.

Confiamos que esa doble calzada sea una realidad, que sea apenas un tramito de algo que aspiramos a anunciar en Barranquilla en octubre: la Vía de las Américas, la doble calzada por el Caribe colombiano, entre Pablo de Letras en la frontera con Panamá y Paraguachón en la frontera con Venezuela.

Hay varios trayectos ya contratados. Lo que buscamos es unificar todas las concesiones en una sola, y apoyar la nueva concesión con los recursos de un patrimonio autónomo de los bienes rescatados de Corelca, a fin de poder garantizar la construcción en todo el trayecto de esta doble calzada.

El Banco Mundial nos está entregando el informe final para poder abrir la licitación y contratar la doble calzada entre Bogotá y Santa Marta: la Ruta del Sol.

El Gobierno que presido, en estos 23 meses restantes de labor, podrá todo el empeño para que estas obras queden totalmente contratadas, transparentemente contratadas y avance la plena ejecución.

Reiteramos todos nuestros compromisos en estas materias con el Magdalena y con su progreso.

Reforma política y reforma a la justicia

No puedo desaprovechar esta oportunidad, no puedo dejar de referirme al tema de la reforma a la justicia y la reforma política. No voy a entrar ahora, menos desde esta tribuna, a contestar agravios. El país no se puede poner en el extremo de un falso apaciguamiento de decir que no debe haber debates, ni en el extremo de confundir el debate de las cosas fondo con los agravios personales. Ni lo uno ni lo otro. Tiene que haber debate todos los días. El debate con ideas estimula la creatividad.

Algunos temas de la reforma a la justicia: la doble instancia en el juzgamiento de colombianos con fuero constitucional. Es una institución obligatoria mundialmente.

La Corte Constitucional dijo que se necesitaba. Y que se debía aplicar para casos que aparecieran del mes de mayo de este año. El vocero de la Corte Suprema de Justicia, su Presidente, ha dicho que el Gobierno con esta propuesta lo que quiere es interferir los juicios de la parapolítica.

De ninguna manera. Más aún: es que lo que no ha querido entender un sector de la Corte Suprema de Justicia es que el país estaba tomado por guerrilla y paramilitares. Estaba tomado. Ustedes sí que lo vieron aquí. La justicia había sido desbancada por guerrilla y paramilitares.

Gracias a la Seguridad Democrática se ha venido recuperando el imperio estatal en materia de Fuerzas Armadas y el imperio estatal en materia de justicia. Todos esos delitos que se alegan fueron cometidos antes de nuestro Gobierno, porque el país estaba tomado por guerrilla y paramilitares.

Y uno se pregunta: ¿por qué si fueron cometidos antes de nuestro Gobierno, no se habían investigado ni juzgado? Y era la misma justicia y era la misma Corte.

Y uno se pregunta: ¿cómo le dicen al Gobierno de la Seguridad Democrática, el que ha posibilitado que se recupere el monopolio estatal de la justicia, que es el Gobierno que interfiere la justicia. El Gobierno que ha doblado los presupuestos de la justicia. El Gobierno que ha derrotado los paramilitares. El Gobierno que procura, en todas las horas del día, la derrota final de la guerrilla. El Gobierno que ha extraditado a más de 700 narcotraficantes.

Dice la Corte, dice su vocero que esta reforma es para buscar la impunidad de la parapolítica. No es cierto. Una cosa es dar garantías democráticas y otra cosa es enseñorear la impunidad. 

Aquí estaba enseñoreada la impunidad. Aquí las Farc tuvieron tomados 200 municipios. Y nada pasó. Todo el mundo supo cómo las Farc condicionaban a alcaldes, gobernadores, políticos. Se apropiaba de los presupuestos. Y nada pasó. Aquí se amnistiaron una serie de grupos violentos. Todos se les perdonó. Se les dio indulto a todos los delitos atroces.

Los paramilitares habían llegado por ausencia de Estado a competir con la guerrilla en la toma del país. Y nada había pasado hasta que llegó nuestro Gobierno, a combatir todos esos factores de criminalidad.

Impunidad la que había. Impunidad la que hubo con el M-19 con el Epl, con las Farc, con los paramilitares. Impunidad la que había. En un país que con los hechos empieza a demostrar la superación de la impunidad.

¿Dónde se radica la doble instancia? En la propuesta del Gobierno, la primera instancia seguirá a cargo de la Corte Suprema de Justicia. La segunda instancia en lo que se llamará la Sala de Gobierno, integrada por los presidentes de las diferentes Cortes y por un magistrado adicional por cada corte.

¿Entorpece eso a la justicia? De ninguna manera. Le da dignidad, la exalta. Le dice: son ustedes mismos, a través de los presidentes de sus Cortes, los que deben definir la doble instancia. Lo que deteriora a la justicia es negar la doble instancia. Eso es lo que crea un motivo de vergüenza a la justicia.

Y eso es lo que proponemos. 

Ahora: hemos dicho, para que no haya la menor duda, que eso se debe aplicar no a quienes hoy están siendo investigados o juzgados, sino a quienes llegaren a ser investigados o juzgados en el futuro. Allí no puede quedar la menor duda.

Si es así, y así lo ha presentado el Gobierno, no entendemos por qué dice el señor Presidente de la Corte Suprema de Justicia que es para lograr la impunidad de la parapolítica. Impunidad la que había. Le recuerdo al señor Presidente de la Corte Suprema de Justicia y a sus animadores políticos. Porque detrás de su discurso hay consuetas de la política. Su discurso tiene inspiración política.

Entonces a sus patrocinadores políticos, les recuerdo: la impunidad,  de la cual su debilidad, fue culpable en Colombia.

El pueblo colombiano necesita descongestión en la justicia. Hemos casi doblado los presupuestos de la justicia, pero tiene que ser más eficiente. Ese reclamo sí lo hace el Gobierno.

La señora Ministra de Comunicaciones –María del Rosario Guerra– está en la tarea, convenida con la justicia, de entregarle a la justicia un sistema de conectividad con banda ancha de la mejor calidad, para que Colombia tenga una justicia en línea. Eso tiene que ayudar a descongestionar.

Hemos avanzado en la oralidad. La reforma que ahora proponemos, propone generalizar la oralidad, que ya hemos incorporado en el derecho penal, y se va a incorporar también en el derecho laboral.

Y algo bien importante: esa Sala de Gobierno, de los presidentes de las Altas Cortes, la reforma propone que tenga todas las facultades constitucionales, para que sin tener que acudir al Congreso de la República, tome todas las medidas pertinentes para superar la impunidad.

La elección de los magistrados. No era bueno lo que ocurría antes del 91, una cooptación con amiguismo. Pero tampoco es bueno lo que ha ocurrido después del 91, que es un nombramiento con todos los riesgos de la politiquería. Ni lo uno, ni lo otro. El tema es muy difícil.

¿Qué ha propuesto el Gobierno? Que con excepción de los magistrados de la Corte Constitucional, en las otras Cortes los magistrados los elijan las mismas cortes, pero de listas de personas que se presenten a un concurso abierto, pasen el concurso, y en audiencia pública.

¿Qué el sistema no es el mejor? Que lo discutamos. Pero es que hay que discutir con tesis, señor Presidente de la Corte, no con agravios, que permanentemente le insinúan a usted sus patrocinadores políticos. Hay que discutir con tesis.

Este es un Gobierno que discute todos los días. Yo me reúno con los alcaldes, con los gobernadores, permanentemente, a discutir los planes de acción. Que el Plan de Aguas del Magdalena, que cómo pignoran las regalías, que cómo vamos ayudar a tal carretera y a tal otra, que cómo vamos ayudar en Familias en Acción.

El país  tiene que tener una discusión, pero una discusión creativa todos los días. Una discusión llegando a lo que es su agenda real, que es la solución de los problemas de los colombianos.

El otro tema: la justicia y los órganos de control. ¿Quién elegía al Contralor del Magdalena, al Contralor de Santa Marta, antes de la Constitución del 91? La asamblea, el concejo. Ahora hay una terna que mandan los tribunales.

Antes de la Constitución del 91, en mi ciudad veíamos que había un gran clientelismo en los órganos de control, allá en la Contraloría de Antioquia, en el municipio de Medellín, con la asamblea y con el concejo.

¿Qué pasó después de la Constitución del 91? Lo que me decía un contralor. Y ustedes, que tienen esa vena perspicaz para la política, lo entienden. Me decía un contralor local: ‘Yo tengo que dividir por tres la nómina de la Contraloría. Mi primera tercera parte es una cuotica clientelista para los magistrados que me ternaron. La segunda para los concejales que me eligieron. Y la tercera para mis amigos’.

Eso es muy grave.

¿Qué sucedió en el país? Por corregir la relación clientelista entre órganos de control y lo órganos políticos, lo que se hizo fue aumentar esa relación clientelista para que participe la justicia.

Por eso se propone, para que el país lo discuta, que quienes aspiren a ser contralores, procuradores, se inscriban ante el Congreso, ante las asambleas, ante los concejos, haya un concurso público. Y entre los seleccionados en ese concurso público, de manera pública –porque el voto público es una de las propuestas de la reforma, no debe haber voto privado en el Congreso de la República, eso es una vergüenza–, de manera pública se escoja al contralor, al procurador, al contralor departamental, al contralor municipal.

La justicia también tiene que reconocer sus errores

¿Y por qué no se pueden proponer estas reformas? Nosotros hemos reformado 411 entidades del Estado: Telecom, Ecopetrol, aquí los hospitales, la Clínica Campo Serrano.

Recuerden qué era la Clínica Campo Serrano y cómo se ha mejorado cuando fuimos capaces de enfrentar ese monopolio del sindicalismo del Seguro Social y de la politiquería. Y cómo ha mejorado hoy, que está en manos de la Fundación Cardiovascular de Bucaramanga. Y así llevamos la reforma de 411 entidades del Estado.

El ex presidente Darío Echandía decía que la ley, las instituciones de justicia, no pueden ser órganos muertos. Hay que estarlos reformando periódicamente. El proceso reformista es un proceso que nunca se debe agotar.

En Colombia nadie puede entrar en estados de complacencia. El Presidente no puede decir: todo está hecho, en un país con tanta pobreza y tantas dificultades. Todos los días hay que amanecer con nuevas inquietudes y con nuevos bríos.

El Congreso no puede decir: todo está legislado. La justicia no puede decir: estoy perfecta. También tiene que reconocer sus errores y buscar cómo vamos saliendo adelante.

A mí me da mucha pena. Yo creo que el Gobierno tiene derecho a discrepar de fallos. Los tiene que acatar. Pero tiene derecho a discrepar de fallos.

¿Por qué el Presidente de la República no puede decir que está en desacuerdo con que se le dé un tratamiento diferente a los paramilitares que a la guerrilla?

¿Por qué el Presidente de la República no puede decir que la justicia no debe permitir que un magistrado auxiliar, que está investigando el caso de la política, no le hace bien a la justicia ni a su nombre, tomando trago con testigos?

Es que en el país, todavía, todos tenemos que aportar en este proceso de construir una Colombia mejor. Nuestra justicia la apoyamos, pero ella tiene que ayudar a perfeccionarse.

Ahora: ¿qué queremos? Que se discuta esta reforma. Yo creo en el diálogo eficaz, que se centra en dos personas, con dos ideas diferentes. Y pueden encontrar, en el diálogo creativo, eficaz, una opción distinta a la que cada uno inicialmente propuso, que sea la mejor para el interés general.

Pero el diálogo eficaz tiene dos enemigos: el apaciguamiento, que impide la verdad, y la agresividad, que sustituye la razón por el insulto. Hay que tener diálogo eficaz con verdad y con razones, con franqueza y con argumentos. A eso es a lo que invitamos.

E invitamos también a que saquemos adelante la reforma política. Un país que ha sufrido tanto, que vio la política dominada por los grupos terroristas, tiene que avanzar en normas sobre la política, para su transparencia.

Nuestra reforma política propone que pueda haber financiación anticipada en las campañas, con pólizas. Que los partidos tengan una contabilidad simple. Una sola contabilidad para todos, definida por el Consejo Electoral.

Un mismo sistema de control. Que aquellos partidos que descuiden la financiación de sus campañas, que permiten que entren dineros de la delincuencia, que aquellos partidos que no seleccionen bien a sus candidatos, sufran sanciones. Que pueda ser retirada su personería jurídica.

Nuestra reforma política está proponiendo resolver el problema de la silla vacía. Y estamos proponiendo resolverlo como lo propusimos en el referendo de 2003, que no pasó.

¿Qué dijimos? Eliminemos los suplentes. La Constitución del 91 había eliminado los suplentes. Eso después se revivió.  Y eso no le hace bien al Congreso.

Hay una feria de rotaciones, que interrumpe el proceso de legislar y que afecta mucho el proceso del control político. ‘Vamos en la misma lista, yo te dejo participar un año, dos años; yo participo en el resto del periodo’.

Eso hace mucho daño. ¿Qué proponemos? Que solamente pueda haber suplentes por muerte o incapacidad absoluta del congresista. Si un congresista va a la cárcel, que no pueda haber suplente.

Creemos que esa es una propuesta que puede ayudar de manera integral al mejoramiento de la política.

Vamos a seguir trabajando con tesis. Yo confío que el Congreso de la República adelante un debate profundo del tema y que salgamos con el mejor contenido. Pero el Gobierno tiene que impulsar el propósito reformista hasta el último día de la administración, dentro de un marco: el marco de la Seguridad Democrática, el marco de la confianza inversionista. Sin ellas no hay posibilidad de política social.

Yo siempre he oído a los gobiernos de Colombia proponer en las elecciones cambios y cambios sociales. Y es más la propuesta que el logro. ¿Por qué? Porque han faltado los presupuestos para que se den los cambios sociales. Un país construye cohesión social, supera la pobreza, construye equidad, si tiene dos fundamentos: la Seguridad Democrática y una permanente confianza inversionista con solidaridad social. No descuidemos eso.

Así como apenas tuvimos dos gobiernos comprometidos con la seguridad, en materia de inversión hay que decir que ningún gobierno era hostil a la inversión, pero ninguno comprometido con una gran dinámica de inversión que este país necesita. Este país con 44 – 45 millones de habitantes, necesita un gran flujo de inversión para seguir adelante.

Doctor Alfonso Vives Campo, muy distinguida familia, muy apreciados compatriotas de El Informador: adelante con esta tarea de derroche de libertad que, desde Santa Marta, para el bien de Colombia, ustedes cumplen todos los días.

Muchas gracias”.
 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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