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Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez durante la
instalación de la XI Convención Iberoamericana de Excelencia en la Gestión

Abril 22 de 2009 (Bogotá)
     
 

“Celebro que nuevamente realicen esta Convención Iberoamericana de Excelencia en la Gestión en Colombia, porque nos permite examinar cómo hemos avanzado y dónde estamos atrasados. Muchas gracias.

La bienvenida, el aplauso, porque en una época de crisis todo el mundo piensa en la caja, en las ventas, en los recortes, pero la angustia es tal, que la mayoría no piensa en la calidad de manera integral, y ustedes mantienen esa llama viva en el momento que más tiende a apagarse.

Muchas felicitaciones al doctor Luis Alfonso Hoyos (Director General de la Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional), a todo el equipo de Acción Social por este gran esfuerzo.

Muchas felicitaciones, doctora Gilma (Gilma Espinosa Zabaleta, Gerente del Hospital San Rafael de San Vicente del Caguán). Usted la tomó en serio. Y vea que buen resultado. La felicito de corazón.

Yo llevo por allá la cuenta de los hospitales reestructurados. Faltan muchos, pero ahí, poco a poco, con resultados como el suyo, vamos llegando.

Nosotros trabajamos un esquema muy elemental, apreciados visitantes internacionales y asistentes: construir confianza en Colombia.

Lo sustentamos en la seguridad con valores democráticos, lo sustentamos en la confianza en la inversión con responsabilidad social y en la cohesión social.

Y la calidad, la buena administración, los buenos procesos, los buenos servicios son un elemento transversal.

En un país con tantas dificultades económicas, sostener una política de seguridad en el largo plazo requiere de una gran eficiencia en todas las instituciones que proveen seguridad. Un gran nivel de calidad en su gestión.

Las Fuerzas Armadas de Colombia lo necesitan. Se han dado pasos. Seguramente faltan otros. Pero enfrentar el desafío de inseguridad que ha tenido que enfrentar Colombia, exige una lucha con mucha dedicación, con esfuerzos de todas las horas, pero sin la ilusión de que todo se va a solucionar de la noche a la mañana.

Y esa sostenibilidad es posible, solamente, con unas instituciones, en materia de seguridad, totalmente eficientes, de la mejor calidad.

La confianza inversionista necesita muy buenos indicadores macroeconómicos. Eso no se da si el Estado no contribuye profundamente en su estructura y en su gestión.

Las políticas sociales, aquello que nosotros llamamos la cohesión social, históricamente tienen un dilema, porque muchas veces los recursos que se les aportan los atrapan las entidades burocráticas que las manejan.

Entonces, el dilema es: o hacemos que los recursos lleguen a la comunidad, o los dejamos atrapados en el gigantismo burocrático de las entidades que manejan los programas.

Para que los recursos lleguen a la comunidad, se requiere una gran calidad en la gestión, una gran eficiencia institucional.

Vemos, pues, como aquello que nosotros llamamos ‘la casita de confianza en Colombia’ tiene este elemento transversal que es la calidad de la gestión, la eficiencia de las instituciones.

Para nosotros ha sido fundamental adelantar reformas estructurales y debemos seguir adelantándolas. Reformas estructurales en el nivel constitucional: que eliminar privilegios pensionales, que regular las transferencias a las regiones. En el legal: que reformas tributarias, que reformas laborales.

Y faltan reformas institucionales. Por ejemplo, la Justicia es independiente en Colombia, pero ahora estamos en el trámite de varias reformas estructurales de Justicia. Una de ellas para lograr que la Justicia en Colombia pueda desatracarse. No en una coyuntura. Este año hay un gran esfuerzo con jueces ad hoc, con adición presupuestal, para un desatraso que podríamos llamar coyuntural.

A eso hay que sumarle la reforma estructural de descongestión.

El Gobierno no puede pensar nunca que todas las reformas están hechas. Siempre tiene que amanecer con la disposición de nuevas reformas.

Eso nos va mostrando que la lucha por la gestión, por la calidad, por la eficiencia, es una lucha en la que no se puede dar treguas.

Reforma administrativa

Bien importante es la reforma administrativa. Hay muchas reformas para mostrar:

Este país tenía 380 mil contribuyentes de renta, hoy tiene un millón 700 mil. Y podríamos hablar de ese conjunto de reformas que le ahorran hoy al fisco seis puntos del PIB, sin las cuales quizá habríamos profundizado la inviabilidad que nos estaban ya declarando algunos en el año 2002.

Pero yo destacaría la reforma administrativa. Puede ser el mejor legado de este Gobierno en materia de operación del Estado y en materia de finanzas públicas.

Hemos reformado, hasta el momento, 428 entidades del Estado, 211 hospitales. Pero faltan muchas. Ya Luis Alfonso (Hoyos) les contaba la gran cantidad de instituciones que tiene el Estado colombiano.

La mayor parte de la reforma se ha concentrado en el Gobierno Nacional central. Y eso ha ayudado a sanear las finanzas.

Varias aproximaciones:

Nosotros creemos que es tan inválido el capricho de eliminar el Estado como el capricho de estatizarlo todo.

América Latina incurrió en esos errores. Años en los cuales se pensó que en nombre del neoliberalismo, por decreto, había que acabar con el Estado. Y también periodos en los cuales se piensa que todo hay que estatizarlo.

Nosotros creemos que esos extremos han sido sofistas porque finalmente han coincidido: ambos han acabado con el Estado. El uno acaba con el Estado por decreto y el otro acaba con el Estado porque lo quiebra, al no dejar que se reforme.

Esta reforma nuestra ha sido muy difícil políticamente por los fundamentalismos.

Hay que ver, por ejemplo, la oposición a la reforma de Telecom; la oposición a las reformas de las clínicas del Seguro Social, cuando todavía nos faltan clínicas por reformar; a la transformación de la viaja EPS del Seguro en la nueva EPS. La oposición en la reforma de Ecopetrol, que primero fue la reforma laboral, después la reforma pensional y luego vino la reforma que permite que 465 mil colombianos se hayan convertido en socios de un poco más del 10 por ciento de Ecopetrol.

Reformas que tienen resultados muy bondadosos.

En las clínicas del Seguro Social, en las reformadas -basta ir a las de Bogotá, a la de Cartagena, a la de Santa Marta- encuentra uno, desde la apariencia hasta el fondo, un proceso de mejoramiento.

En la apariencia: encuentra más ordenado el parqueadero; encuentra que en los pasillos de entrada ya no están caídos y raídos los ‘cielorasos’ ni destruidos los pisos; encuentra que las paredes están mejor mantenidas.

Y uno le asigna muy poca importancia a eso. Otra cosa es cuando ya empieza a estudiar cómo tiene que ser eficiente una institución.

Y después encuentra ya con el primer personal una mejor actitud. Ya no una actitud de burocracia apelmazada, sino es gente comprometida, donde está la recepción, las primeras enfermeras, los consultorios, el personal administrativo.

Y encuentra ya no los pacientes arrumados en los pasillos, tirados en el suelo o en camillas desbaratadas. Encuentra ya menos congestión y mejor atendidos los pacientes. Encuentra a todo el mundo en un proceso de hallarse con la confianza.

Si uno cuantifica eso, de no haberse esas reformas esas clínicas le estarían diciendo al Ministro de Hacienda anualmente: pásenos un billón para suplir nuestras deficiencias de caja, porque si no nos quebramos, las cerramos. Y si tenemos déficit y endeudamiento aún, a pesar de todos los esfuerzos, qué sería sin estas reformas.

Ecopetrol se ha convertido en una empresa con mayor viabilidad en el largo plazo. Antes de esta reforma podía invertir 700 millones de dólares al año; ahora tiene capacidad de invertir 6 mil millones de dólares al año.

Telecom no tenía con qué pagar pensiones; el pago que le hace Colombia Telecomunicaciones S.A a la vieja Telecom permite que pague las pensiones. Había un gran riesgo para la nómina y empleados trabajadores activos; hoy, no. Había destruido valor; hoy construye valor. No tenía capacidad de inversión; en el periodo 2006-2010 está invirtiendo ocho billones, ayudando enormemente a que Colombia supere el atraso en conectividad.

Claro, en el discurso político es muy difícil aclimatar que se está haciendo el tránsito no del Estado ineficiente a la ausencia del Estado, sino del derroche, del desgreño administrativo a la eficiencia social. Porque generalmente la contradicción ha sido entre Estado y no Estado.

Yo creo que la contradicción hay que proponerla entre Estado con desgreño y Estado con eficiencia social.

Ha sido bastante difícil el debate político.

Y proponen otros temas: ‘es que el Gobierno de Uribe ha acabado con el patrimonio del Estado’. Esos patrimonios valen mucho más hoy que antes. Tema importante para examinar de esta reforma.

¿Qué ganaba el Estado con ser dueño del 7 por ciento de la vieja Telecom, si tenía valor negativo? Hoy es dueño del 50 por ciento menos una acción de Colombia Telecomunicaciones con valor positivo.

Vale mucho más el 89 y medio por ciento que hoy tiene el Estado en Ecopetrol, que el cien por ciento que tenía antes.

Hacer estas reformas con la mejor intención, tratando de orientarlas con equilibrio, finalmente mejora muchísimo el patrimonio del Estado.

Algunos temas de esas reformas:

Nosotros creemos que el Estado tiene que estar al servicio de la comunidad y que hay muchas maneras de privatizarlo. Una manera de privatizarlo es ponerlo al servicio de politiquería, corrupción y excesos sindicales.

Entonces, nos parece más interesante unas clínicas del Seguro Social sirviéndole bien a la comunidad, que simplemente permitiendo una ‘rebatiña’ politiquera por puestos de todos los días y una agitación fundamentalista de discurso político, en ocasiones con excesos sindicales.

Nosotros creemos que en cuanto más participe la comunidad en la toma de decisiones del Estado, en la ejecución de esas decisiones y, por supuesto, también, en la vigilancia de esas decisiones, hay más ahorro en los recursos, mejor sentido de prioridades, más eficiencia en la ejecución y más avance en materia de transparencia.

Para nosotros, la participación comunitaria es muy importante. Por eso la estimulamos todos los días en nuestra práctica cotidiana, no solamente los sábados, sino en la práctica cotidiana.

Por ejemplo, este Gobierno promovió la norma, y la practicó antes de que la adoptara el Congreso, de que todo contrato tiene que adjudicarse en audiencia publica. Eso ha generado muchos debates pero ha sido muy útil.

Creemos que la participación comunitaria compromete más al Estado, pero lo hace menos ‘promesero’. Uno no puede hacer una promesa un sábado, porque le van a pedir cuentas al siguiente.

Un Gobierno que está todos los días en rendición de cuentas ante la comunidad tiene que estar muy comprometido en la gestión, pero tiene que ser muy cuidadoso en las promesas.

Y una comunidad que todos los días ejerce el derecho de participar, es una comunidad que adquiere mejores niveles de información y, por supuesto, es más acertada en aquello de establecer las prioridades.

Nosotros le vemos inmensa ventaja a la participación comunitaria.

Ayer decía yo, conversando con los honorables integrantes de la Cámara de Representantes, que Colombia necesita todos los días practicar ese equilibrio entre la representación y la participación. Es bien importante abrir ese proceso de participación directa en la visión macropolítica y en la visión microgerencial.

Yo creo que la gestión de calidad es una gestión que avanza mucho más con participación comunitaria en el Estado que sin esa participación comunitaria.

Hay otros temas: Cuál es el camino: la tercerización o la operación directa. Y el tema de los costos laborales.

En cuanto a lo primero: en esto es muy difícil e inconveniente adoptar posiciones fundamentalistas.

Esta mañana, o anoche, recordábamos en Planeación Nacional: Planeación Nacional, uno de los grandes problemas que ha tenido ha sido la vigilancia de las regalías en el país. Nosotros encontramos unos contratos de interventorías. Y los mantuvimos. Uno no alcanza a reformarlo todo ahí mismo. Conocer el Estado es bien difícil y uno pensaría: bueno, aquí se expresa una gran tercerización; eso tiene que funcionar muy bien. Y no. Ahora hay unas regiones con contratos y otras con un esquema directo.

Es muy bueno mirar esas comparaciones y no prejuzgar con fundamentalismos: que solamente tercerización, que solamente operación directa. Me parece que es muy grave.

Una conclusión a la que sí yo he llegado es que nada se puede dejar ‘rutinizar’.

Y a Claudia Jiménez, la Ministra Consejera, que ha ayudado bastante en esta reforma, le diría que –porque ella y la doctora Alicia Arango (Secretaria Privada), hoy pueden repetir, dormidas, todos los discursos míos, porque los han escuchado millones de veces. Y yo repito, repito y repito. Esta mañana me decía por allá un interlocutor: ‘Presidente, sí, confianza inversionista, Seguridad Democrática’-. Pero para que tenga una cosita nueva Claudia: lo importante es no dejar ‘rutinizar’.

Si se rutiniza la tercerización caen todos los vicios, si se rutiniza la operación directa caen todos los vicios.

Hay que romper la tendencia de la rutinización, amaneciendo todos los días con disposición de avanzar.

Lo primero que no se puede afectar es el ánimo de avanzar, el ánimo de derrotar la complacencia, el ánimo de estar mirando siempre dónde hay que progresar. Uno no puede postrarse en estados de complacencia, porque se duerme, se rutiniza y deja de avanzar. Y cree que todo está bien y, sin darse cuenta, aparece que todo está mal.

Yo leí el año pasado o el antepasado un libro de Administración sobre ese problema de perder el sentido de reforma. Inclusive, pedí que se lo repartieran al gabinete; tengo que volverlo a revisar.

Es bien importante; ese sentido hay que avivarlo todos los días.

¿Con quién tercerizar?

Yo creo que en eso hay que ser abiertos. Yo les he propuesto mucho a las centrales sindicales: ‘no se opongan al contrato sindical’. Infortunadamente en Colombia no hemos podido vencer esa resistencia. Y es bueno hablarlo ahora, con motivo del Primero de Mayo.

Allí donde por vía excepcional se han hecho contratos sindicales en Colombia, eso funciona bien. En lugar del contrato laboral, el contrato de servicios, pero con la propia organización de los trabajadores. Yo creo que ese es uno de los retos que tiene el país: vencer la resistencia al contrato sindical.

La sostenibilidad. Nada ganamos con reestructurar hospitales, sino se garantiza un sistema de operación que les de sostenibilidad.

Una de las preocupaciones que nosotros tenemos es que los hospitales reformados, no estamos seguros que vayan a ser sostenibles.

Aquí tiene el reto la doctora Gilma (Espinoza Zabaleta, Gerente del Hospital San Rafael de San Vicente del Caguán). Hay que hacer ese esfuerzo a ver cómo se vuelven sostenibles.

De pronto decimos: ‘no, si los tenemos tercerizados en la operación se vuelven sostenibles. ¿Y si se rutiniza la operación o si hay un mal operador?

¿Qué creo yo que es lo primero para la sostenibilidad? La conciencia política. De que eso no puede reincurrir en el clientelismo, en la politiquería, en excesos sindicales.

Yo creo que se piensa equivocadamente que la sostenibilidad la da mantener unas obligaciones laborales baratas. Es un gran error pensar que uno va a resolver los problemas de sostenibilidad con empleo de mala calidad.

Por eso, a nosotros también nos parece inconveniente la precariedad que traen algunas cooperativas de trabajo social.

Yo creo que ese sistema, para que no se invalide en Colombia, tiene que hacer el esfuerzo de no ser precario; tiene que hacer el esfuerzo de garantizarles a los trabajadores, que son en teoría sus propios dueños, empleo con calidad, posibilidades de emprendimiento, afiliación a la seguridad social. Esto es, un buen nivel y, además, estabilidad.

Yo creo que nosotros no podemos permitir que se piense que la sostenibilidad de los procesos de calidad, de la eficiencia en las instituciones, las da la precariedad laboral. Al contrario, eso puede ser muy grave.

Ojalá podamos seguir este proceso de reformas de empresas del Estado en Colombia.

Nosotros nos hemos propuesto metas muy exigentes, para que todas las empresas del Gobierno Nacional, adscritas al Gobierno Nacional, cumplan con los requisitos de calificación y de fenecimiento de la Contraloría, y para que todas obtengan las certificaciones integrales de calidad.

Da gusto saber el ejemplo que ha dado Luis Alfonso, su equipo en eso, hay varios ministerios que lo han obtenido.

Y nos han ayudado mucho con su exigencia, doctor Velásquez Botero, el doctor Fabio Tobón, este tipo de entidades certificadoras, y vamos a seguir en esa tarea.

Un Estado reformado da confianza. Sigamos en este proceso y a todos muchas gracias”.
 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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