“Quiero darles un saludo lleno de afecto. Felicitar a la Andi (Asociación Nacional de Empresarios de Colombia) en este nuevo aniversario. Recordarles a los colombianos este periplo, fructífero para la patria, de la Andi.
Desde aquel encuentro con el Presidente López Pumarejo de los empresarios de Medellín, quienes para recibirlo sumaron una gran cantidad de inquietudes, y al final de la reunión, él, con el talento que lo caracterizaba, les dijo: ‘Unifiquen la vocería’.
Tan pronto el Presidente López Pumarejo regresó a Bogotá, aquí empezó a construir la unificación de la vocería el doctor Cipriano Restrepo Jaramillo. Y ahí empieza este gran curso vital de la Andi. Los colombianos siempre nos sentimos muy orgullosos de su existencia.
Advertencias de dos ilustres profesores internacionales
Es bueno en este foro tan importante recordarle al mundo y a Colombia que nuestros empresarios tienen una característica bien particular, que los sociólogos, economistas y políticos críticos del capitalismo no asimilan: el empresario colombiano es fundamentalmente un ser laborioso, no un ser rentista, y eso marca toda la diferencia. Creo que nos toca repetirlo a nuestros compatriotas y al mundo permanentemente.
Quiero felicitar al doctor Ernesto De Lima por esta condecoración de la Andi para reconocer su gran ejercicio empresarial. Felicitar a los empresarios del futuro. Uno se asombra, muy positivamente, cuando ve tanta imaginación, tanta creatividad. Felicitar a la Andi por este gran programa.
Qué bueno que en Medellín en esta asamblea de la Andi nos acompañen el profesor Francis Fukuyama y el profesor Robert Kagan. Creo que le han hecho al mundo dos advertencias que no podemos para por alto.
El profesor Kagan, en aquel libro del ‘Retorno de la Historia’, nos advierte que no está superada la época de las autocracias, que regresan y con poder destructor. Que un día las democracias se durmieron pensando que esas amenazas eran cosa del pasado, y de pronto el resurgimiento de esas amenazas ha tomado a las democracias sin preparación, desorganizadas. Una buena advertencia del profesor Kagan.
Y entonces allí vamos conectando la visión sociológica, el estudio del historiador y del politólogo, del analista, con las realidades. En muchas partes quieren florecer los procesos de estatización de medios de comunicación para eliminar libertades y fortalecer autocracias. Es bueno reflexionar sobre esta advertencia del profesor Kagan.
Y cuando el profesor Fukuyama escribió ‘El Fin de la Historia’, nos hizo otra advertencia: en algún momento creímos que la iniciativa privada estaba a salvo, que con la caída del Muro de Berlín, el colapso de Unión Soviética, la apertura de China, la incursión en el capitalismo de Vietnam, ya la estatización de los medios de producción, las economías cerradas, eran cuestión del pasado. Pero no.
Así como fue difícil advertir con alguna antelación el colapso del comunismo, tampoco se predijo la posibilidad de que se revivieran las tendencias de estatización de medios de producción, las tendencias restrictivas a la iniciativa privada.
Creímos que la historia se había estancado y que había ganado finalmente la economía de mercado, el respeto a la iniciativa privada. Y no fue así.
Por eso es que era importante entender que en el fondo del debate político de América Latina, hay dos puntos fundamentales: el respeto o el irrespeto a la iniciativa privada; el propósito de impulsar la libertad de emprendimiento o el antagónico, limitarla con la estatización de los medios de producción; el propósito de respetar las libertades civiles y políticas, o el propósito de restringirlas y maltratarlas con la estatización de los medios de comunicación.
Muchas gracias, profesores, por su presencia en Colombia, que mucho nos estimula.
Inversión extranjera e inversión doméstica
Cuando venía en camino del Aeropuerto Olaya Herrera a la Andi, un buen amigo me hablaba de las cifras de inversión extranjera, las cuales se acaba de dirigir el doctor Luis Carlos (Villegas, Presidente de la Andi).
Estábamos muy pesimistas a principio de año. Y a 31 de julio, se completaron casi 4 mil 700 millones de dólares. Pues es menos que lo del año pasado, porque el año pasado por la misma fecha llevábamos 5 mil 300. Pero mucho más que en periodos anteriores. Porque oscilaba eso entre 500 – 700, con algunos picos de 1.500 – 2 mil millones de dólares. Y ahora se ha marcado una tendencia bien importante.
En el año 2005, Colombia tuvo 8 mil 500; en el 2006, 6 mil 500; En el 2007, 8 mil 500 en la serie, 6 mil 500; 9 mil 28 en el 2007. Y en el 2008, 10 mil 564 millones de dólares. Vamos con una serie bien importante.
Y esto se suma a la inversión doméstica, para anticiparle algo en el tema de las deducciones. Ahora nos vamos a referir a ese tema. Tomé atenta nota a todas las preocupaciones que ha expresado el Presidente de la Andi.
Cuando se habla de que las deducciones en la liquidación de declaraciones de renta de este año, le cuestan al país más de 4 billones, se ignora un tema. Esas deducciones representan 26 billones de inversión nueva. Quién sabe si se hubiera dado en esa magnitud, sin esos estímulos tributarios.
Entonces el país refleja, sin duda alguna, confianza inversionista.
Esta mañana en la reunión de los corredores de bolsa en Cartagena, se hacía un examen de la dinámica de la Bolsa de Colombia, no obstante que nos faltan más proyectos. Y también se hacía un análisis de la colocación de bonos de empresas colombianas en el mercado internacional y en el mercado doméstico.
El éxito de lo logrado hasta ahora, y los éxitos que se anticipan en las nuevas colocaciones, nos indican varias cosas: primero, que hay mucha confianza en Colombia, Colombia esta de moda; y segundo, que el Gobierno ha sido prudente, no obstante las necesidades de endeudamiento, para no estrangular los recursos que requiere el sector privado.
Si el Gobierno no hubiera procedido así y estuviera absorbiendo la totalidad de los recursos disponibles en el mercado, no habría éxito en la colocación de estos bonos, ni habría tanto optimismo para los que se van a colocar.
Entonces me decía ese amigo: ‘Sí, yo repito como usted, en todas partes, el tema de la confianza inversionista’. Y yo le decía: ‘¿Usted va conmigo para la Andi?’. Y me decía: ‘Sí, voy con usted para la Andi’. ‘Allá le va tocar oírlo de nuevo’.
Pero es que nuestro Gobierno tiene una convicción política: la convicción de que hay que tener unos valores en la mira, que esos valores conduzcan a objetivos. Y repetirlos todos los días, simplificarlos, inocularlos en el alma de los colombianos, grabarlos en su corazón.
Por eso nuestro Gobierno, con fuerza patriótica, todos los días repite: la palabra clave es confianza en Colombia. Y los tres elementos que la tienen que guiar son Seguridad Democrática, confianza inversionista con responsabilidad social y cohesión social.
Y eso hay que repetirlo, y grabarlo, y exigirlo todos los días.
Usted me contaba, doctor Luis Carlos, de la preocupación por el tema de la Seguridad Democrática de tantos ilustres colombianos que aspiran a la primera magistratura. Creo que hay que lograr lo mismo por el tema de la confianza inversionista.
Hoy, con 46 millones de habitantes, con tantas dificultades, no supera la pobreza y no construye equidad, sino con una tasa alta y sostenida de inversión.
Nosotros tenemos que insistir en estas guías.
Intangibles de la Seguridad Democrática
Quiero hacer una referencia al tema de la Seguridad Democrática, y al tema fundamental de la cohesión social, que es la educación, para entrar a mirar los temas que ha propuesto el doctor Luis Carlos.
En seguridad hemos avanzado, pero falta. Me preguntaba la señora Secretaria de Estado (de Estados Unidos, Hillary Clinton), si habíamos llegado a un punto irreversible, y después de darle algunas ideas, le dije: ‘Creo que no’.
Hay que seguir en esta batalla. Es una violencia ininterrumpida desde que aparecieron esos brotes de violencia partidista en los años 1940. Después vino el Frente Nacional, que la superó. Los remanentes de esas guerrillas y las nuevas se convirtieron en las expresiones de la lucha de clases, del marxismo, de la búsqueda de la dictadura del proletariado en Colombia.
Después vino la reacción igualmente cruel del paramilitarismo. Lo uno y lo otro vinculado con el narcotráfico. Y podemos decir que desde la primera mitad de los años 1940 hasta la fecha, hemos tenido una violencia sin tregua.
Por eso no podemos descuidarnos un momento en la derrota del crimen en nuestro país.
Hay unos intangibles que hemos ganado, queridos compatriotas. Hemos superado la pérdida del monopolio de la justicia, la pérdida del monopolio de las instituciones armadas del Estado para combatir a los criminales, y hemos superado lo que estaba ocurriendo en pérdida de la autonomía de la descentralización y de la política.
Me explico. Hemos desmontado el paramilitarismo. La palabra paramilitar se escogió en Colombia para señalar bandas privadas criminales cuyo propósito era combatir a la guerrilla. Hoy es el Estado el único que combate a todos los criminales.
Esas nuevas bandas del narcotráfico, que llamamos las bandas criminales emergentes, que tienen algún porcentaje en sus integrantes de los que han reincidió en la desmovilización, esas bandas tienen con la guerrilla una relación mafiosa. En muchas partes del país están unidos para repartirse los dividendos del narcotráfico, y en otra parte confrontados, peleando por el botín del narcotráfico.
Reconocemos esas realidades contra las cuales tenemos que luchar con toda la determinación. Pero debemos entender que el país ha superado el paramilitarismo. Ha rescatado el monopolio que nunca debió perder de las fuerzas institucionales del Estado para combatir a los criminales.
Los colombianos han venido cesando en aquella tendencia, que era creciente, de apelar a sus propios medios, para poder enfrentar los riesgos de inseguridad. Hay recuperación de ese valor del colectivo, que es la disposición de apelar a las instituciones.
Y hemos recuperado, apreciados compatriotas, el monopolio de la justicia. En muchas regiones del país, jueces y fiscales habían sido remplazados por los cabecillas terroristas del paramilitarismo y de la guerrilla, que conocían pleitos de familia, pleitos entre vecinos, crímenes mayores, crímenes menores. Hemos recuperado el monopolio de la justicia del Estado.
Y la justicia del Estado también había perdido la capacidad para ejercer su competencia frente a muchos crímenes. Por ejemplo, los crímenes de la parapolítica son anteriores a este Gobierno, pero solamente se judicializan en este Gobierno. Todavía siga impune la farcpolítica.
Entonces una criminalidad anterior que no se había judicializado, indica que la justicia había estado restringida en la capacidad para ejercitar sus competencias. Y gracias al clima que ha creado la Seguridad Democrática, a las garantías que ha traído la justicia, ha podido superar esas limitaciones en materia de competencias.
Descentralización
Y miren que pasó, apreciados compatriotas, con la descentralización. Este país es un país bastante descentralizado. Ustedes saben que el tema de la descentralización estuvo en el primer punto de las guerras civiles del siglo XIX.
Sabemos la lucha en siglo XX por la descentralización. El situado fiscal de Presidente Lleras Restrepo, las Leyes 11 y 12 de la administración Betancur, su desarrollo por la administración Barco, y el proyecto de acto legislativo del doctor Álvaro Gómez Hurtado, convertido en reforma constitucional en el Gobierno del Presidente Betancur, que introdujo la elección popular de alcaldes, los avances de la Constitución de 1991.
Colombia elige hoy 1.102 alcaldes y 32 gobernadores de los más diversos orígenes políticos. Y hemos procurado entendernos con todos ellos, respetando la diversidad, sin detenernos en el origen político de su elección, para construir gobernabilidad en la patria, con acatamiento a la diversidad.
El 52 por ciento del gasto público de Colombia lo realizan hoy las regiones. El problema hoy no es falta de descentralización, es falta de recursos, a pesar del gran crecimiento de los recursos a los departamentos y a los municipios, más lo recursos que tienen derivados de regalías. A todos nos faltan recursos. Y faltan en el nivel básico, que es el municipio, y en el nivel intermedio de gobierno, que es el departamento, y en la Nación.
¿Pero qué había pasado con esa descentralización? Recuerdo que siendo estudiante de la Universidad Antioquia, un día la guerrilla nos hizo llegar, en los años 70, un comunicado, de acuerdo con el cual si el país avanzaba en ampliación democrática, se introducía la elección popular de alcaldes y gobernadores, ellos harían la paz.
El país dio esos pasos. ¿Y cómo respondieron ellos? En lugar de avanzar a la paz, se declararon los sicarios de alcaldes, de gobernadores, los raponeros de los recursos de la descentralización.
Y eso se lo enseñaron al paramilitarismo. Y aquel jueves 8 de agosto del año 2002, cuando empezaba nuestro Gobierno, en las horas de la tarde, en Florencia, encontramos replegados allí a todos los alcaldes de los municipios del Caquetá, que no podían salir de una brigada. ¿Qué ocurría? 400 Alcaldes de Colombia no podían ejercer sus funciones porque los grupos terroristas no les permitían.
Muchas gobernaciones estaban interferidas. Los grupos terroristas se robaban, a través de la contratación corrupta, muchos de los recursos de la descentralización.
Y además, actores de la política en las diferentes regiones, en esa tendencia creciente de desprotección que duró tantos años, terminaron sometidos, de una u otra forma, la violencia terrorista, no obstante que en la judicialización ha faltado distinguir entre el cohecho y lo que es la falta del servicio público de seguridad por parte del Estado. Eso ha estado superado.
Hoy la política está más libre en toda Colombia. Como el periodismo. Es que aquí asesinaban a 15 periodistas al año, y los mantenían permanentemente en las regiones coaccionados por parte del terrorismo.
Había una coacción, una mordaza, sobre el periodismo, semejante a la amenaza sobre las autoridades locales, territoriales, y sobre los recursos descentralizados. Por fortuna, eso se ha superado, gracias a la Seguridad Democrática.
Reparación de víctimas
Hemos avanzado en el tema de las víctimas. Las víctimas no reclamaban, apreciados compatriotas, no reclamaban por temor o porque lo encontraban inútil. Ahora tenemos registradas, en el proceso de reclamación, 220 mil víctimas. Y hemos hecho un ran esfuerzo para avanzar en su reparación.
Sabemos que reparación total no hay, pero todo esfuerzo de reparación elimina un germen de venganza, evita que siga prosperando el odio.
Este año estamos pagando los primeros 200 mil millones de pesos en reparación a 10 mil víctimas, por lo menos en el componente pecuniario de la reparación.
Sabemos que el país va a tener que aplicarse con 14 billones de pesos en los años que vienen, una suma, presupuesto tras presupuesto, hasta lograr esta meta, para poder reparar pecuniariamente a las víctimas, someramente.
Por supuesto, no podemos estar de acuerdo con proyectos maximalistas. Este país recauda este año 67 billones. No podemos aceptar una ley, un proyecto de ley de reparación que nos cueste 86 billones de pesos.
Ahí, en nombre de reparación de las víctimas, estaríamos creando una gran frustración, porque sería inalcanzable a nuestro presupuesto esa cifra.
Colombia ha enfrentado el desafío terrorista con legislación ordinaria
Y algo bien importante, y qué bueno decirlo ante tan ilustres profesores internacionales: Colombia ha tenido el mayor desafío en materia de seguridad en el continente, y lo ha enfrentado con legislación ordinaria, con pleno respeto a las libertades políticas, a las libertades civiles. Aquí no ha habido ley marcial ni restricción de libertades para enfrentar el terrorismo más rico del mundo.
Por ejemplo, una diferencia entre la insurgencia de El Salvador y lo que es el terrorismo de Colombia. ¿Qué hizo el proceso de paz de El Salvador? ¿Qué lo determinó? Varios elementos. La guerrilla estaba en un punto de no avance militar, había perdido su financiación por parte de Ong’s de Europa Occidental, ni siquiera de la antigua Unión Soviética. Y también el Estado salvadoreño había aceptado entrar a hacer unas reformas democráticas. Eso logró la paz.
¿Cuál es la diferencia con lo nuestro? Primero, aquí hay una democracia profunda, plena, unas libertades absolutas. Aquí lo único que hay que hacer es proteger esa democracia. No hay que negociar para ampliarla, porque el país ha sabido ampliarla sin tener que negociar con los violentos.
He ahí una gran diferencia. La otra: estos grupos terroristas nuestros son inmensamente ricos y autónomos por el narcotráfico, lo que los ha llevado a manipular a los gobiernos extranjeros, porque tratan de presentarles a los Gobiernos extranjeros planes de paz y, al mismo tiempo, los miran con desdén porque tienen una autonomía de recursos criminales que los lleva a no necesitar de apoyos extranjeros. Y por eso, a pesar de lo que diga la comunidad internacional, persisten aquí en la violencia.
Pues bien, a pesar de la dimensión de este desafío, lo hemos enfrentado sin legislación marcial, con legislación ordinaria, con pleno respeto a las libertades.
Sabemos que el riesgo es grande y que el país tiene que continuar esa batalla. La Seguridad Democrática no puede ser solo un día, no puede ser un objeto que camina en la trayectoria de los altos y de los bajos. Es un valor democrático. La Seguridad Democrática es una fuente de recursos. Tiene que ser de todos los momentos.
Objetivo no es apaciguar sino derrotar a los violentos
Y aquí hay que incluir un elemento: nuestro objetivo no es apaciguar a los violentos, nuestro objetivo no puede ser contenerlos, nuestro objetivo tiene que ser derrotarlos.
Y es lo único que conduce a la paz. En los años 90, en nombre de la paz, se desmovilizaron 4 mil integrantes de los grupos violentos. En nuestros siete años, en nombre de la seguridad, se han desmovilizado más de 50 mil integrantes de los grupos violentos.
La firmeza en la seguridad es el camino creíble hacia la paz, apreciados compatriotas. Y para que esta seguridad sea plenamente democrática, el Gobierno no ahorra esfuerzos. Hoy hay 10 mil colombianos con protección individual directa, derivada del Gobierno. Eso nos cuesta aproximadamente 42 mil millones de pesos este año. Una recargada suma para nuestro presupuesto.
De ellos, 2 mil son líderes sindicales. Protección que han sido eficaz. Ninguna de esas personas protegidas ha sido asesinada. Protección de periodistas, protección de los voceros de la oposición.
Aquí no se ha repetido ni se puede repetir lo de la Unión Patriótica. El extermino de la Unión Patriótica, que es una materia que se agita tanto en la comunidad internacional contra Colombia, a mi juicio tuvo dos causas determinantes.
Primero, mezclaron la política con la violencia, y eso no se puede combinar. La tesis que nos trajeron las guerrillas del odio de los años 60, que escogieron a Colombia y a Bolivia como los países de réplica de la entonces revolución cubana, esa tesis de la combinación de las diferentes formas de lucha, que tanto daño hizo en Colombia, esa tesis la tenemos que rechazar. No podemos permitir que regrese esa combinación de la política con la acción violenta.
Y por supuesto, hubo una segunda causa determinante: la falta de más compromiso del Estado para proteger a los luchadores de la Unión Patriótica.
Hoy hay protección total a la oposición del establecimiento y a la oposición radical. Llevamos siete años con esa protección. Y creo que esto dice bien de nuestra democracia.
Política de cohesión social
En el tema de educación, que es el tema fundamental de la política de cohesión social, y de la relación entre la cohesión social y política de inversión, quiero compartir con ustedes algunos resultados y preocupaciones.
Creemos que el eje de esa política tiene que ser una revolución educativa permanente. Hemos pasado de una cobertura del 78 por ciento en educación básica, a una cobertura del 100 por ciento en educación básica.
Graduábamos 440 mil bachilleres, estamos graduando 660 mil.
Teníamos menos de un millones de estudiantes universitarios. Con los nuevos cupos técnicos y tecnológicos del Sena, nos estamos aproximando a 1 millón 700 mil estudiantes.
El Icetex, entidad reformada y desburocratizada por este Gobierno, una de las 427 entidades del Estado que hemos reformado, trabaja hoy sin clientelismo, sin politiquería, a través de internet, con las universidades: antes financiaba a 60 mil estudiantes universitarios, hoy financia a más de 250 mil estudiantes universitarios.
Ya los profesores no se nombran por recomendación política. Se nombran por concurso.
Además de las pruebas tradicionales del Icfes, tenemos las pruebas Saber en matemáticas, en manejo del idioma, en competencias laborales, en competencias cívicas, y que se hacen en varios niveles de la educación.
Tenemos la evaluación de los profesores. El nuevo estatuto para los profesores, que ya ha vinculado a 60 mil. Más exigente en requisitos académicos y en calidad, y también menos restrictivo en materia salarial.
Y tenemos el programa del Observatorio Laboral de los egresados universitarios, para estar dando indicaciones permanentes a padres de familia y a estudiantes sobre la correspondencia o no correspondencia entre la oferta de educación técnica, tecnológica y superior, y las necesidades de la vida real de Colombia.
El Sena ha hecho una revolución. Entidad líder entre las 427 reformadas. Allí se ha derrotado el clientelismo y se han derrotado los excesos sindicales.
Esa entidad ha pasado de capacitar a millón 100 mil colombianos por año, a capacitar a seis millones de colombianos por año.
Esa entidad tenía en los programas de formación técnica y tecnológica 41 mil colombianos matriculados, hoy tiene 295 mil; y como parte de la política contra la crisis de la economía, está matriculando a otros 250 mil vinculados a programas de emprendimiento de nuevos sectores, porque reconocemos que esta crisis va a marchitar muchos de los viejos empleos. Y una manera de resolver estructuralmente la crisis es avizorar las nuevas oportunidades.
En diciembre, tenemos la fe de que el Sena le va a decir a Colombia que ya hay un millón de colombianos estudiando inglés como segunda lengua, a través el Sena, por intermedio del Internet.
Hemos contratado ya el cable submarino de Barranquilla a San Andrés, para convertir a San Andrés en un gran centro de informática. Desde allí se dictan hoy la mayoría de las clases de inglés del Sena, a través de una transmisión satelital.
La pertinencia de empleabilidad de los egresados del Sena ha pasado del 35 por ciento a niveles superiores al 85, 88, 90 por ciento.
Es una institución modelo en América Latina. Cuando nosotros en política internacional miramos cómo le podemos ayudar a nuestros vecinos, siempre el Sena está en la primera línea. Yo creo que allí hay un gran apoyo a la revolución educativa.
Hemos aprobado la nueva Ley que le da una gran fuerza a la investigación en nuestro país. Un país que siempre piensa y discute la poca cantidad de recursos para investigación, pero que tiene un mérito: con pocos recursos en investigación, ha logrado muchísimos, muchísimo éxitos.
Por supuesto, tenemos dificultades. Me refiero a algunas de ellas.
Todos los esfuerzos que estamos haciendo de conectividad, y apenas nos permitirán llegar el año entrante a un 80 por ciento de los estudiantes de matrícula pública.
En ciudades como Bogotá y Medellín, nos hemos desatrasado en infraestructura educativa, pero en el resto del país las coberturas desbordan la infraestructura.
Hemos logrado plena cobertura en nutrición infantil, aun en sitios tan difíciles como el Chocó o el Guaviare, donde hay que alcanzar las comunidades en la selva.
Bienestar Familiar les llegaba a 5 millones de colombianos, hoy les llega a 12 millones de colombianos. Entrega casi 14 millones y medio de raciones alimentarias al día, pero tenemos un gran atraso en cobertura escolar para niños menores de cinco años.
Ahí el país tiene que hacer otro esfuerzo enorme, apreciados compatriotas. Tenemos mucha fe en el avance en la educación colombiana.
Le he pedido al doctor Luis Carlos Villegas (Presidente de la Andi) que nos presentara una serie de puntos que preocupan al gremio, a la opinión nacional; hemos tomado atenta nota de los mismos, porque creemos, apreciados compatriotas, que en este país hay que tener por parte de los gobiernos una visión clara, pero mantenerse en un proceso de ajustes, sin salirse del camino que conduzca a esa visión.
No puede haber el extremo del aquietamiento, ni tampoco el extremo del bandazo. Hay que estar dentro de una línea, pero introduciendo permanentes ajustes.
Los gobiernos tienen que defenderse con argumentos, pero no ponerse a la defensiva. Las críticas y las observaciones, en un país con tantas dificultades, hay que asimilarlas. En toda nueva hora tiene que reaccionar la capacidad de los gobiernos para ir introduciendo los ajustes que necesitan las sociedades.
Por eso una norma tiene que ser: vivir en permanente receptividad a los afanes de los colombianos, tener la capacidad de argumentar en favor de lo hecho, y también de ser permeable a favor de lo que debe hacerse, y el Gobierno aun no lo ha emprendido.
El tema internacional
“Empecemos por el tema internacional. Agradezco profundamente al sector privado colombiano su comprensión y apoyo, su patriotismo. Agradezco a tantos colombianos, al ex presidente César Gaviria, sus voces de apoyo a nuestra política internacional.
Nosotros entendemos que el apoyo de los colombianos al Gobierno en esta dirección de la política internacional, no es para que el Gobierno se envanezca sino para que el Gobierno explore todos los días las mejores opciones.
Permítanme empezar con esto: uno tiene que distinguir entre la actitud que debe asumir frente a un bandido, y la actitud que debe asumir en una discusión con un hermano.
A los bandidos hay que derrotarlos. Con los hermanos finalmente hay que entenderse, así las discusiones sean prolongadas. Nuestro objetivo es derrotar el terrorismo: ese es el bandido. Ecuador y Venezuela son nuestros hermanos.
Alguien me decía: ‘¿Pero cómo se le ocurre decir eso, con todo lo que lo han ofendido a usted?’.
Dije: ‘Yo estoy muy viejo, este pelo se me puso blanco. Yo no puedo estar aquí en una feria de arrogancias a ver qué me dijeron, qué sensibilidades me despiertan. Yo tengo que pensar es en el interés superior de la Patria’.
Entonces el primer mensaje a Ecuador y Venezuela es que son nuestros hermanos, que nosotros estamos es en una batalla contra el terrorismo. Que tenemos la firmeza para derrotar el terrorismo y toda la determinación de lograr entendernos plenamente con nuestros hermanos. En lugar de pensar en agravios, uno piensa en otras cosas.
Hace pocos días, en ese magnífico libro tan bien documentado de John Lynch sobre El Libertador, en esa referencia que hace al encuentro, parece que fue el único, en Guayaquil, de El Libertador con el General San Martín –encuentro sobre el cual San Martín guardó casi silencio total durante los 24 años que transcurrieron entre ese encuentro y su muerte, y del cual el Libertador dijo no mucho–, la verdad es que en ese encuentro se salvó a Guayaquil para el Ecuador.
De pronto la Nación ecuatoriana tiene un fundamento de su unidad entre La Sierra y el Pacífico, en aquel encuentro de El Libertador con el General San Martín.
Y el 20 de julio, cuando en anticipo al Bicentenario de la Independencia, nos reuníamos en Tame, para desde allí iniciar el Gran Concierto Nacional y el recorrido de nuestras Fuerzas Armadas por el Piedemonte, el Páramo de Pisba y su llegada al Puente de Boyacá, recordábamos cómo El Libertador, en todos los momentos en que fracasaron sus campañas de Venezuela, venía a reforzarse en Colombia.
Aquí empezó la Campaña Admirable. Todas aquellas que perdía, las reiniciaba en la Nueva Granada. Y fue en Tame, en Hato Corozal, donde se encontró con los ejércitos bien preparados del General Santander, y emprendieron el camino de la victoria final.
Nosotros estamos haciendo este acuerdo con los Estados Unidos. Esperamos que hoy, me han informado aquí, se haya cerrado la negociación.
¿Es para qué? Para derrotar a este enemigo, que es el narcotráfico, que es el terrorismo. Tiene un sentido práctico. Cómo les duele eso a los terroristas. Cómo les duele. ¿Por qué? Porque les quita ilusiones.
Uno por ahí oyendo al señor Briceño, al señor ‘Mono Jojoy’, encuentra que ellos no han renunciado a la intención de cautivar a colombianos con el cuento de la toma violenta del poder. Dice: ‘Está aplazada, pero no sacrificada esa aspiración’.
¿Qué les preocupa? Que estos pasos les matan esa ilusión, porque estos pasos nos fortalecen más.
Que no crean que esta es una tarea de apaciguamiento. Esta es una tarea para derrotarlos, que los va a llevar a que tengan que decir: ‘Sí aceptamos de buena fe la negociación’.
Que el narcotráfico no crea que en Colombia le basta esconderse un ratico y después reaparecer. Que la decisión es derrotarlo totalmente.
Que las bandas criminales, que nos han hecho daño este año en el índice de asesinatos en Medellín, no crean que esto es jugando.
Esta es una señal de firmeza al terrorismo en todas sus expresiones.
Y cuánto más les conviene a nuestros vecinos que nosotros derrotemos al terrorismo.
En uno de los discursos del Presidente Kennedy, él decía cómo el apaciguamiento con el terrorismo lo lleva a uno a quedar en las fauces y después en el vientre del terrorismo.
Sí. Es como dice uno de los profesores de negociación: ‘Uno empieza a darle a la fiera lechuguita. Y puede que el primero, el segundo, el tercer día, le reciba la lechuga. Pero después la fiera se acuerda que es carnívora, y le arranca la mano’.
Eso les pasa a los países vecinos con el terrorismo: estos bandidos inicialmente quieren encantarlos diciendo: ‘No, el problema es con Colombia, aquí no hacemos nada’.
Y cómo les hacen de daño finalmente con el secuestro, el riesgo de que les expandan allá el narcotráfico, etcétera.
La derrota nuestra de los terroristas es un seguro para nuestros vecinos. Ellos son nuestros hermanos, nuestros vecinos. Por eso queremos decirles que deseamos recomponer con ellos estas relaciones.
Es que el acuerdo con los Estados Unidos debería entenderse como un acuerdo con Colombia, que debe proyectarse a todo el continente.
Nosotros quisiéramos tener los mismos acuerdos de seguridad con Brasil, con todo el continente suramericano. Y qué bueno que el Consejo de Defensa de Suramérica rápidamente se pudiera integrar con los países que nos quieren ayudar, como Estados Unidos.
Yo no veo que sea incompatible este acuerdo con los Estados Unidos, a nuestra necesidad de tener acuerdos contra el terrorismo con estos otros países.
Ahora: los Estados Unidos nos han dado una ayuda práctica. ¿La vamos a desconocer? ¿Nos vamos a dejar llevar de un discurso antiyanqui para no agradecer públicamente esa ayuda de los Estados Unidos?
Ha sido muy útil. Y en la medida en que sigamos ahora con este acuerdo que refuerce esa ayuda, pues eso nos va a contribuir eficazmente a la derrota del terrorismo, para bien de Colombia y de todos nuestros vecinos.
Nosotros haremos todo el trabajo diplomático, texto en mano, para que nuestros vecinos vean que este acuerdo no se excluye con los acuerdos que aspiramos con ellos. Para que nuestros vecinos vean que este acuerdo es conveniente por ellos.
Para que reconozcan una cosa: Colombia, en toda la firmeza contra el terrorismo, nunca ha sido ofensiva de los vecinos, ni lo será.
Nosotros desde un principio dijimos: ‘Nos armamos para derrotar el terrorismo interno, no para entrar en una carrera armamentista internacional, que le constituya, que le genere prevenciones a nuestros vecinos’.
Ojalá podamos tener estos acuerdos rápidamente.
El doctor Villegas ha agradecido la decisión de Ecuador para ese desmonte relativo a la salvaguardia. Nosotros le agradecemos. No compartimos que se hubiera impuesto, porque aquí no ha habido devaluación sino todo lo contrario. Hoy estamos sufriendo este problema de revaluación. Pero entendemos que es un buen gesto la manera como la están desmontando.
Sé que con el diálogo, y estamos desprevenidos para el diálogo, se puede lograr lo que esbozamos en el Grupo de Río: que estos terroristas en ninguna parte estén, y que nosotros no tengamos que entrar al territorio de ningún vecino. Yo sé que eso se puede lograr. Y nosotros estamos dispuestos.
A mí en estos días me dijeron: ‘¿Usted le pide perdón a Ecuador?’.
Y dije: ‘No se me anticipen a la liebre. Le llegaron tarde. Yo le pedí perdón al Ecuador desde República Dominicana el año pasado’.
Le dije: ‘Bueno, nosotros lo que pedimos es que no reciban a esos bandidos allá. Ayúdennos a luchar contra ellos’.
Pero este tema de nuestra incursión a la selva ecuatoriana en ese bombardeo contra ‘Reyes’, yo les pido perdón por eso. Se los dijimos en República Dominicana.
Nosotros estamos dispuestos a profundizar el acuerdo de República Dominicana.
Ahora me dicen: ‘Bueno, Presidente, ¿pero usted por qué ha reclamado tanto por lo del Ministro Santos?’.
Es nuestro Ministro de Defensa. Los pueblos que abandonan a quienes bien le sirven, terminan siendo mal servidos. Una actitud valerosa del Ministro de Defensa de Colombia, lo tiene que defender. ¿Qué tal que no? ¿En qué quedaría nuestra credibilidad, nuestro sentido del honor, de la solidaridad?
Yo recuerdo que en una operación militar, nuestra Policía estaba muy dudosa. Y les dije: ‘Háganlo bajo mi responsabilidad’. Y me creyeron y la hicieron.
Y cuando terminó, que vino un gran debate internacional, me dijeron: ‘Presidente, ¿usted sí va a responder?’.
Y dije: ‘Totalmente’.
Eso dio confianza.
Nosotros habríamos podido de pronto evitar reacciones internacionales, si después de los bombardeos contra ‘Raúl Reyes’… No habría habido necesidad de pedirle la renuncia al Ministro de Defensa, ni al Comandante General. De pronto al Comandante de la Fuerza Aérea. Y decir: ¡un abuso de la Fuerza Aérea! ¿Cómo hacen eso? Lavarnos las manos, pedir excusas y hubiéramos echado al Comandante de la Fuerza Aérea. ¿Y en qué queda la confianza de las Fuerzas Armadas en su Gobierno? ¿En qué queda su determinación para enfrentar a los criminales? Por eso dijimos: esta es una decisión tomada por el Presidente de la República, que asume toda la responsabilidad.
Y eso implica derivaciones. Por eso nosotros no podemos abandonar al Ministro Santos, ni a ninguno de nuestros comandantes. Ellos estaban cumpliendo una tarea de Estado en el rescate de la seguridad.
Yo creo que puede haber un diálogo con el Ecuador sobre todos estos temas, sobre todos estos temas, y resolverlos a futuro. A nosotros lo que nos interesa es el futuro. Y lo mismo con Venezuela.
Entonces desde esta Asamblea de la Andi, para no aparecer aquí de esquivo, ni de calculador, les digo a los compatriotas que hay toda la firmeza contra el terrorismo, que lo que nosotros hagamos contra el terrorismo les conviene a los países vecinos, que el acuerdo con los Estados Unidos no excluye que hagamos acuerdos con todos nuestros vecinos, qué bueno, que nos podemos integrar todos, y que tenemos toda la disposición de tener el más dinámico, el más constructivo diálogo para reconstruir plenamente las relaciones con nuestros vecinos.
Sería lo que les podría decir en el tema internacional”.
|