Palabras del Presidente Uribe en la celebración
de los 30 años de la Universidad Autónoma de Manizales

 
Agosto 21 de 2009 (Manizales)
 
 

“Yo fui estudiante de la crisis de la universidad pública de principios de los años 70, sobre la cual la historia es larga y las apreciaciones diversas. Dejó una herencia de problemas y también produjo muy buenos resultados.

La reacción de Manizales a esa crisis, le dejó al país como uno de los grandes resultados la creación, hace 30 años, de esta Universidad Autónoma de Manizales.

¡Qué bueno! Hicieron de la crisis lo que indica el proverbio chino: una gran oportunidad.

Había explotado en 1968 el movimiento estudiantil de Francia. Diría yo que el nuestro tuvo más carga ideológica. Aquel aparecía con unos aires renovadores más frescos, el nuestro tuvo profundo dogmatismo ideológico.

Recuerdo, se rechazaba la libertad de cátedra, se imponía como única cátedra el marxismo, se renegaba de todo lo que había sido la teoría del conocimiento: Sócrates, Platón, Aristóteles, San Agustín, Santa Teresa. En alguna forma, mientras se aceptaba la sumisión del hombre al Estado, también se renegaba de la dialéctica de Hegel, y solamente aparecían las vertientes del marxismo como las únicas que podían guiar la teoría del conocimiento.

Se imponía en algunas de nuestras universidades Mao Tse-tung, se proponía la eliminación total de las instituciones democráticas, se les estigmatizaba señalándolas de burguesas, y solamente se quería la lucha violenta de clases, no había espacio para la fraternidad y se proponía la dictadura del proletariado.

Impedían que la ciencia avizorara el mundo. Parecía, en alguna forma, el fin de la historia. El único mundo que dejaban predecir era el camino hacia el comunismo, hacia la eliminación del Estado, hacia la eliminación de la iniciativa privada.

La única propiedad que se admitía en ese modelo teórico era la propiedad estatal, la estatización absoluta.

No se pudieron anticipar fenómenos que fueron muy profundos y que sucedieron pocos años después, como la caída del Muro de Berlín, el colapso de Unión Soviética, la llegada de la renovación de Deng Xiaoping a China. Fue tanto el dogmatismo, que no se permitió que la universidad pudiera anticipar esos eventos, que bastante cambio le introdujeron al mundo.

Cuando en los últimos años empezaron a publicar libros que querían hacernos creer que había finalizado la historia, por el triunfo de la economía de mercado, también se omitió el análisis de que algunos lustros anteriores se había incurrido en el mismo error: hacer creer que había terminado la historia con el advenimiento total de la economía socialista y del camino hacia el comunismo.

En buena hora surgieron estas respuestas de ciencia, de oportunidades. Yo, por ejemplo, agradezco mucho al movimiento estudiantil de los años 70, porque a muchos nos enseñó a ser disidentes, a combatir contra lo que aparecía predominante y que considerábamos inconvenientes.

Nos forzó a estudiar lo que predicaban nuestros opositores, para poder ejercer frente a ellos una crítica de las ideas que querían imponer. Muchos colombianos se consideraron frustrados y se quejaron porque les fueron arrebatadas oportunidades.

Años de huelgas que anarquizaron la vida universitaria. En lugar de que la universidad fuera el centro de receptividad de la problemática social, el laboratorio de su procesamiento para ejercer una acción de réplica sobre la sociedad, la universidad la querían convertir siempre solamente en teatro de violencia, y la relación que quisieron establecer con la sociedad fue una relación de cuestionamiento violento de la universidad a la sociedad.

Muchos padres de familia y muchos estudiantes sintieron frustradas todas las oportunidades, pero surgieron reacciones extraordinarias como esta universidad. Y no fue fácil ni rápido restablecer la confianza entre la universidad pública y la sociedad colombiana.

En la universidad pública se sustentaba el aislamiento a través de una crítica destructora a la sociedad colombiana. Y por ejemplo, en esa expresión de la sociedad colombiana que es la dinámica empresarial, se sentía una profunda desconfianza por la universidad pública.

Me correspondió desde la Gobernación de Antioquia, en compañía de un ilustre colombiano, hoy Representante a la Cámara, el doctor Jaime Restrepo Cuartas, avanzar en el proyecto de crear fuentes de reconstrucción de confianza entre la universidad pública y la sociedad colombiana.

Pero lo que hizo reflexionar para crear esos puentes de confianza fue la alternativa del nacimiento de universidades como la Universidad Autónoma de Manizales.

Con estos advenimientos se dio unas nuevas oportunidades a padres de familia y estudiantes, se le dio un nuevo aire a la ciencia, se le dio un nuevo aire a la sociedad; se enseñó que la actitud crítica de la universidad no puede ser violencia, no puede ser anarquía, que la universidad puede ser masiva, al mismo tiempo está obligada a ser científica, que tiene que ser crítica pero que no puede ser violenta, que no puede quedarse en la crítica destructiva, que tiene que estar siempre explorando opciones.

Yo diría que esta es una tarea formidable, que ha cumplido la Universidad Autónoma de Manizales.

Y también ocurrió otro fenómeno: se demostró que los esfuerzos del sector privado no crean factores de exclusión para el acceso a la educación de los sectores más pobres y vulnerables, que estos esfuerzos son necesarios en el proceso de la universalización de las oportunidades educativas para todos los colombianos.

En buena hora nació la Universidad Autónoma de Manizales. ¡Qué momento tan oportuno! ¡Qué reacción tan contundente! ¡Qué gran respuesta para la comunidad, para los padres de familia y para los estudiantes!

El avance de la seguridad

Persistimos, apreciados compatriotas, en la tarea de construir confianza en Colombia. En los años 99, 2000, 2001, preguntaba yo a los estudiantes universitarios si en algún momento habían pensado en abandonar el país sin tiquete de regreso, y la inmensa mayoría levantaba la mano diciendo sí.

Eso nos creaba la sensación de que se habían roto las raíces, que florecía una especie de desarraigo, que se esfumaba ese valor colectivo que es el sentimiento patrio.

Por eso, la situación nos inspiró proponerles a los colombianos la palabra confianza, como la palabra que tendría que guiar una acción pública.

Y hemos procurado soportarla en la búsqueda de la seguridad, en la búsqueda de la inversión con responsabilidad social, en la cohesión social. Durante estos años la seguridad ha avanzado a pesar de todo lo que falta.

Siempre pensamos los colombianos que el corazón cafetero de la Patria era un oasis impenetrable a los violentos. Los hechos desvirtuaron esa presunción. El corazón cafetero de Colombia se sentía todos los días más limitado en la geografía de la libertad, más avasallado por los violentos.

Hemos avanzado, falta mucho, no nos podemos descuidar. Todavía quedan vestigios que pueden operar como muy peligrosas semillas en áreas de Caldas y del corazón cafetero de Colombia.

No podemos despreciar la noticia que nos da un ciudadano, cuando nos dice que por el oriente de Caldas circulan grupitos de dos personas tratando de difundir nuevamente la acción del terrorismo, de sembrar droga.

Tenemos que estar atentos a enfrentar cualquier manifestación, a evitar que esa manifestación prospere.

Hemos avanzado en intangibles.

El país ha recuperado un monopolio que nunca debió perder: el del Estado para enfrentar a los violentos. La palabra paramilitar se utilizó para denominar las bandas privadas criminales cuyo propósito era combatir a la guerrilla.

Se ha desmontado el paramilitarismo, de ha debilitado el terrorismo guerrillero.

Tenemos ese problema de las bandas del narcotráfico y de los grupos supérstites del terrorismo guerrillero, y por supuesto, expresiones de criminalidad urbana que nos obligan a estar en un proceso permanente de mejoramiento de la seguridad.

Las guerrillas y las bandas del narcotráfico tienen una relación mafiosa: en unas regiones del país se unen para repartirse los dividendos del narcotráfico, en otras regiones del país se enfrentan para disputarse los dividendos del narcotráfico.

Hemos recuperado otro monopolio, el de la justicia. Jueces y fiscales habían sido desterrados de muchas regiones de Colombia, los cabecillas del terrorismo pretendían remplazarlos.

Eran los cabecillas del terrorismo quienes en muchas regiones conocían pleitos de vecinos, querellas de familias, crimines mayores y menores. Hemos recuperado el predominio de la justicia, su monopolio, el que nunca debió perderse.

Y también, por razones que explicará la historia, la justicia se abstenía de pronunciarse sobre muchas materias, era una especie de restricción, de jurisdicción, de competencias. Eso se ha recuperado gracias a la política de Seguridad Democrática.

Este país había avanzado mucho en descentralización, pero esa descentralización estaba secuestrada por el terrorismo. Este país había avanzado mucho en lo que se llama ampliación democrática, pero esa ampliación democrática también estaba secuestrada por el terrorismo.

Las guerras civiles del siglo 19 tuvieron siempre en el epicentro de sus reclamaciones, las exigencias de descentralización.

En nombre del orden, el Presidente (Rafael) Núñez consagró aquella frase guía: centralización política y descentralización administrativa. La administración Lleras Restrepo inauguró un nuevo ciclo de descentralización con el situado fiscal. La administración Betancur introdujo las leyes 11 y 12. La Constitución del 91 plasmó y consolidó todos esos esfuerzos en materia de descentralización.

Un acto legislativo anterior, propuesto por el doctor Álvaro Gómez Hurtado, había introducido la elección popular de alcaldes ¿Pero qué pasó? El 8 de agosto de 2002, cuando este Gobierno tenía 24 horas, Colombia constaba con 400 alcaldes que no podían ejercer sus tareas, por las presiones del terrorismo.

En la tarde de aquel jueves, nos reunimos en Florencia con todos los alcaldes del Caquetá, que amenazados por el terrorismo, no podían ejercer sus competencias.

Algo semejante pasaba en el oriente del Caldas, en el occidente. El terrorismo había penetrado los presupuestos, y a través de la infiltración de la corrupción se robaba los recursos de la descentralizaron en muchas entidades territoriales de Colombia.

Era una perdida de descentralización de recursos y de libertades políticas. Eso se ha recuperado bastante.

En este recuento de lo que podríamos llamar los avances intangibles de la política de Seguridad Democrática, aparece también la posibilidad de respuesta a las víctimas. Solamente había manifestaciones de pésame en los funerales.

Las víctimas no reclamaban por temor o porque lo encontraban inútil. La Seguridad Democrática les ha dado todo el valor. Hoy hay 220 mil victimas en la lista de los reclamantes.

En medio de los constreñimientos fiscales, Colombia hace un gran esfuerzo en la reparación. Este año se ejecutan los primeros 200 mil millones, que se suman a los 300 millones de dólares de atención a víctimas de los últimos años, para avanzar en lo que llamaríamos el inicio del componente pecuniario de la reparación, en favor de las primeras 12 mil víctimas.

Apreciados compatriotas: ¿Qué es lo más importante frente a las victimas, y frente a un país victimizado? Garantizar el derecho de no repetición.

Nada ganamos con reparar hoy a las víctimas –que reparación total no hay, pero todo esfuerzo de reparación anula gérmenes de venganza, anula posibilidad de odio- nada ganamos si esos esfuerzos de reparación nos conducen a que hoy reparemos, y mañana el país vuelva a estar otra vez victimizado en su conjunto.

Por eso, lo más importante cuando se piensa en ese tema tan difícil de las victimas, en esa obligación del Estado social, es garantizar que la sociedad colombiana no vuelva a ser victimizadas, que avancemos firmemente en el proceso de recuperar totalmente la seguridad. El derecho de no repetición.

Muchos países enfrentaron problemas menos graves de inseguridad con dictaduras, los enfrentaron con abolición de libertades, con legislación marcial. Colombia ha enfrentado este desafío con plenitud de libertades civiles y políticas, sin legislación de estado de sitio, con protección a todas las tendencias del pensamiento.

Colombia en alguna manera le daba protección a la libertad, a la oposición dentro del establecimiento. La oposición radical no había tenido la protección que hoy tiene.

Muchos de los críticos de nuestros sistemas de libertades y de este Gobierno vivían refugiados en el extranjero. Hoy acentúan sus posiciones críticas, pero disfrutan de libertades y de protección eficaz en Colombia.

Esto dice bien de nuestra democracia, esto es un motivo para que las nuevas generaciones no tengan porqué sentirse avergonzadas de la política de Seguridad Democrática, ha sido una política que ha puesto tanto esmero en proteger a quienes apoyan las tesis de Gobierno, como a quienes están en contra de las tesis de Gobierno.

Hoy tenemos 10 mil colombianos con protección individual directa.

Esta mañana me dio mucho gusto escuchar a los hijos del fallecido líder Apecides Alvis (Presidente de la Confederación de Trabajadores de Colombia CTC) decirme cómo su padre, el líder sindical, se había sentido bien en la protección de su seguridad originada en nuestro Gobierno, no obstante tantos desacuerdos que él manifestaba y que el Gobierno comprende, sobre tantos aspectos de nuestra política económica y social.

Proteger a todos los colombianos es de la esencia de esta política de Seguridad Democrática que tiene muchos desafíos. Aún no ha llegado a un punto de ser irreversible, y es el mejor camino hacia la paz.

¿Qué pasó en los años 90? En los años 90, en nombre de la paz se desmovilizaron cuatro mil integrantes de grupos terroristas, pero el país vio ese crecimiento geométrico de los grupos terroristas. En el año 2002 encontramos los grupos terroristas con más de 60 mil integrantes.

Durante estos años de Gobierno, en nombre de la seguridad se han desmovilizado más de 50 mil, y se ha frenado ese proceso de crecimiento de reclutamiento, de reposición de efectivos del terrorismo. La seguridad es el gran camino hacia la paz.

Pero qué bueno este escenario del Teatro Fundadores, esta fecha de los 30 años de la Universidad Autónoma de Manizales, para decir a mis compatriotas que la política de seguridad no se ha desarrollado a expensas de la política social, es todo lo contrario de lo que muchos dijeron.

Era común escuchar la expresión: ‘el Gobierno presidido por Uribe será de guerra, de violencia, y descuidara todo lo social’.

Política de seguridad y política social van de la mano

Hemos podido, en estos años, demostrar que era una gran equivocación aquella leyenda con que nos formaron a varias generaciones, según la cual la política de seguridad se excluía la política social.

Se ha demostrado todo lo contrario: que tienen que ir de la mano, que tienen que acompañarse mutuamente, que la política de seguridad crea unas condiciones de inversión, de flujo de recursos, que son las únicas que permiten un avance de la política social, y que la política social es un factor de legitimación democrática que indica cómo la política de seguridad es finalmente un valor democrático.

Y quien mejor ha entendido eso es la base del pueblo colombiano. Hoy, alcaldes, acciones comunales, lo que llamaríamos la organización social de base, reclama por igual la presencia de la Policía y la presencia de la política social.

Creo que es una gran educación, un gran avance educativo en valores en nuestra sociedad, y que a esas conclusiones ha venido arribando palmo a palmo, día a día, la conciencia del pueblo colombiano.

La educación no solamente es el aspecto fundamental de la política social, sino enlace que integra la política de seguridad, la política de promoción de inversiones y la política social.

Sin un proceso permanente de revolución educativa no se entenderá que la seguridad es un valor democrático y una fuente de recursos. Un pueblo educado se constituye en una sociedad que no se deja arrebatar el derecho a vivir con seguridad

Confianza inversionista

En el tema de la confianza inversionista confluyen muchos aspectos: reformas estructurales unas hechas otras pendientes.

Reforma de entidades del Estado: 427 entidades reformadas, otras pendientes.

El concepto político de que este es un país que no está en la moda de la estatización de los medios de producción ni de la estatización de los medios de comunicación. El concepto político de que este es un país de libertades, que se promueve la libertad de emprendimiento con la condición de que cumpla la responsabilidad social, como bien lo reclama la encíclica reciente de su Santidad (el Papa Benedicto XVI).

El concepto político de que lo único que se le pide a la libertad de prensa es que defienda las otras libertades, que tenga muy presente el poema de Berthold Brecht, para no incurrir en el error, que entienda que los procesos de anulación de libertades, para dar apariencia de que no lo son, mantienen unos rescoldos de libertad de prensa y finalmente los anulan.

Berthold Brecht decía: ‘llegaron por fulano, no reaccionamos que porque no era por mí, por perano por sutano, cuando llegaron por mí ya era tarde’.

Si la libertad de prensa defiende las otras libertades, como la libertad de emprendimiento, eso nunca le va a ocurrir, nunca le va a ocurrir lo del poema de Brecht.

Para la promoción de inversiones es muy importante la infraestructura. Uno piensa en Manizales y dice: este es un prodigio de la civilización que ha derrotado la topografía, las distancias.

Yo aterrizo en Manizales y me embarga es un sentimiento de asombro positivo, el mismo que me ocurre cuando aterrizo en Medellín. Y me pregunto: a estas distancias del océano, con esta topografía, ¿cómo se han logrado estos prodigios?

El país necesita todo el esfuerzo en infraestructura, necesita seguir avanzando en el ranking de competitividad del Banco Mundial, en el Doing Business, necesita superar rezagos que tiene en otros escalafones de competitividad, pero finalmente necesita la revolución educativa permanente, eje de la política de promoción de inversión y de la política social.

Hace pocos días un ilustre colombiano me decía: 'Presidente, no le invierta tanto a Familias en Acción, inviértale más a infraestructura’.

Yo le contestaba: reconocemos todas las necesidades de la infraestructura, pero no podemos limitar Familias en Acción. Una sociedad sin educación se encarta con la infraestructura, una sociedad educada construye la infraestructura.

La educación es lo primero de lo primero en un país donde todo aparece imperativo, dado el cúmulo de necesidades

En estos años hemos logrado superar grandes escollos, pero continúan otros.

Cifras de la educación

En educación básica hemos pasado de una cobertura del 78 por ciento, a una cobertura que en muchas regiones ya es del ciento por ciento.

Colombia tenía en junio de 2002 menos de un millón de estudiantes universitarios, ahora, con los nuevos esfuerzos en tecnologías y técnicas, está llegando a un millón 700 mil. Hemos pasado de una tasa de cobertura universitaria del 22 al 35 por ciento. Allí hay un gran avance.

Ha habido un crecimiento bien equilibrado de la universidad pública y de la universidad privada. Algo han enseñado los últimos años, que son factores complementarios que la sociedad colombiana necesita de su universidad pública y de su universidad privada.

Yo creo que el agrio debate que vivimos y que reclamaba que se acabara la universidad privada, se ha superado, que hoy haya un mayor entendimiento en la sociedad colombiana, de la necesidad de la universidad privada, y al mismo tiempo del imperativo de seguir fortaleciendo la universidad publica.

El Icetex (Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior) estaba limitado a 60 mil usuarios de crédito, hoy supera los 250 mil.

También se ha presentado un enorme crecimiento de cartera. Entonces ahora la institución, para poder garantizar crecimiento dentro de la estabilidad, está explorando los nuevos mecanismos a fin de que no siga el crecimiento en la cartera morosa, de que todos asumamos mayores responsabilidades frente a los riesgos de cartera morosa.

Ha avanzado muchísimo la formación vocacional en Colombia. El Sena (Servicio Nacional de Aprendizaje) capacitaba un millón 100 mil colombianos al año, este año seis millones, tenía matriculados en técnicas y tecnología a 41 mil colombianos, ahora 295 mil; ha aceptado que hay que explorar nuevas posibilidades de emprendimiento, nuevos oficios, porque la crisis dejará bastante débiles, bastante débiles, a muchos de los viejos oficios, por eso ha emprendido una nueva suscripción de estudiantes en programas técnicos y tecnológicos que tienen que ver con los nuevos oficios, como el tema de los centros de contacto, en los cuales Manizales es pionera.

El Sena debe terminar este año con un millón de estudiantes en inglés como segunda lengua a través de Internet, y se está instalando el cable submarino a San Andrés, para que la trasmisión no tenga que ser exclusivamente satelital.

Hemos avanzado muchísimo en nutrición infantil, el gran apoyo a la educación. Teníamos cinco millones de usuarios, hoy hay 12 millones, hoy se entregan 14 millones y medio de porciones alimentarias al día.

El país tenia un programa bien concebido, experimental, de 220 mil Familias en Acción, hoy tenemos 2 millones 740 mil Familias en Acción. Y algo bien importante: todo eso viene confluyendo a que el país pueda seguir avanzando en la cobertura educativa.

Algunos preguntan por la calidad, por la deserción.

Sobre el tema de calidad el gran riesgo era la masificación de las coberturas. Los científicos de la educación nos decían: ‘Colombia está masificando coberturas y va a experimentar una gran caída en calidad’. Hemos masificado coberturas y hemos logrado que no se de esa caída en calidad, al contrario que empecemos a mejorar en indicadores de calidad.

Graduábamos 420 mil, 430 bachilleres, ahora 660 mil, y no se presentó la caída en calidad derivada de esa masificación, al contrario, ya empieza a haber repuntes en los indicadores de calidad.

El señor Viceministro (de Educación Superior, Gabriel Burgos) y la señora Ministra (de Educación, Cecilia María Vélez White) nos han expresado cómo Colombia después de México es el país del continente que más expone sus estudiantes a competencias internacionales con estudiantes de países desarrollados, y el país del continente que después de México tiene más pruebas domesticas de educación

Hoy todos los profesores del sector público se seleccionan mediante concurso. Ya no solamente tenemos las pruebas Icfes, sino también las pruebas Saber. Hay evaluación del profesorado, un nuevo escalafón, más exigente en requisitos académicos, pero también menos restrictivo en remuneración.

Avanza el programa de examen, de pruebas a los egresados de nuestras universidades.

Creo que todo nos tiene que ayudar en calidad.

Y se preguntan muchos compatriotas: ¿y la deserción? En el campo universitario la hemos reducido estos años del 17 al 12 por ciento. El gran temor que hemos tenido en esta crisis de la economía es la deserción. Hemos logrado que la deserción no se agudice por la crisis de la economía.

Si alguna noticia al país educativo podríamos dar hoy desde Manizales, es que todas las medidas de la Revolución Educativa han producido el resultado de que la deserción universitaria se haya reducida del 17 al 12 por ciento, y que en esta crisis de la economía no se haya aumentado la deserción universitaria.

Yo creo que eso nos demuestra que hay solidez en las políticas de la Revolución Educativa. Y muchos compatriotas preguntan por dificultades, muchas.

Así como hemos avanzado en esa cobertura de la educación básica, todavía en la educación preescolar estamos muy atrasados.

En los sectores pobres y vulnerables estamos logrando una plena cobertura en nutrición infantil, pero apenas estamos completando 300 mil niños menores de cinco años con cobertura escolar. Un gran reto es esa cobertura.

En educación básica y media, los avances de cobertura han desbordado la infraestructura, los recursos de Ley 21, los recursos de descentralización, a pesar de que se han incrementado muchísimo, son todavía insuficientes para los grandes retos de infraestructura.

En el tema de conectividad, la Ministra de Comunicaciones (María del Rosario Guerra) nos ha dicho que en julio del año entrante el 76 por ciento de la matricula pública debe tener una buena conectividad. Pero se presenta un problema grave: los desequilibrios regionales, unas áreas con muy buena conectividad, otras áreas todavía con muy deficiente conectividad.

Hay logros y retos, y el Gobierno reconoce todos esos retos. Hay que seguir avanzado, remando, en procura de la Revolución Educativa.

Manizales es un gran ejemplo, su Universidad Autónoma.

Nosotros admiramos y queremos hacer todo lo posible para contribuir a que el programa Suma salga adelante.

La integración de todo el sistema universitario de Manizales. Yo diría que la gran riqueza cultural y social de Manizales, que es mucho más allá de lo que aparece en eventos culturales, que es un capital social que se expresa en la vida cotidiana, tiene un gran soporte, que es la condición natural de ciudad universitaria de Manizales, y grandes aportes como el de la Universidad Autónoma.

Muchas felicitaciones fundadores, señores vicerrectores, doctor Cesar Vallejo, señor doctor Gabriel Cadena. Muchas felicitaciones padre Leopoldo, muchas felicitaciones a todas sus autoridades, a los profesores, a los estudiantes.

Se registra un gran avance en la certificación de calidad, de excelencia: de ocho programas certificables, la Universidad Autónoma ya tiene seis programas con certificación de excelencia.

Y esperamos que también, en poco tiempo, le entreguen la certificación de excelencia como institución. Que pueda mostrar los ocho programas con certificación de excelencia y la certificación de excelencia institucional.

Vamos a seguir trabajando para que este país, en medio de las restricciones fiscales, pueda darle un mayor apoyo a la investigación científica.

Esta mañana, al tratar de expresar palabras que no hallo para agradecer la infinita generosidad de la universidad conmigo, les decía que este país ha dado ahora un buen salto con la nueva Ley de Ciencia y Tecnología, pero que también hay que reconocer que no solamente ha sido un país escaso en recursos de investigación, sino un país que con poco dinero ha logrado muchos, muchos resultados en investigación.

Lo que ha hecho Cenicafé, Cenicaña, la Corporación de Investigaciones Biológicas, otras instituciones, es una muestra de que este país ha tenido lo que generalmente no se compara en el campo investigativo: altísima productividad en los recursos aplicados.

Todo eso nos hace tener fe en el proceso educativo y en el proceso científico de la sociedad colombiana.

Y lo que más fe nos hace tener, es la capacidad de instituciones como la Universidad Autónoma de Manizales, de infundir entusiasmo en la juventud y de irradiar eso en los niños.

Concluyen los científicos: ‘solamente con una niñez entusiasmada desde la primera hora de la luz de la razón en la investigación, se construye una sociedad permanentemente investigadora’.

Son apenas 30 años, pero mientras otros decayeron, en estos 30 años ustedes irrumpieron como una gran alternativa para que se levantaran aquellos que habían decaído, y para que la sociedad tuviera nuevas oportunidades.

Muchas felicitaciones”.
 
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