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Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez
en la instalación del Congreso Nacional de Comerciantes

Agosto 19 de 2009 (Cali)
     
 

“Quiero saludarlos muy respetuosamente.

El doctor Madero (Rafael Madero Cabrera), Presidente de su Junta Directiva, nos traía una verdad incontrastable sobre la labor de los gremios de Colombia.

La solidez de Fenalco reposa en una larga trayectoria de preferencia del bien general de la Nación sobre el reclamo individual. Los gremios como Fenalco honran a esta democracia y, por eso, el país los aprecia y les reconoce un valor inseparable de los superiores valores de la Patria.

Ustedes agrupan a unos colombianos que no son rentistas, sino trabajadores de todas las horas. Eso trae un mérito adicional.

Quiero felicitar a los compatriotas condecorados esta tarde. A ese ejemplo de laboriosidad, de afecto a Colombia, de estado de ánimo, de amistad, de integración a la vida cotidiana, a los sufrimientos de los compatriotas, de expresión humanista, de sentido de trabajo de Jaime Tobón Villegas (ex alcalde de Medellín y ex presidente de la Fenalco).

A Publicar, a su Presidenta, la señora ex ministra, Maria Sol Navia, por este aporte a Colombia, esa capacidad de trascender las fronteras de la Patria.

Al doctor Julián Domínguez, Director Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cali. Como lo dijo doña ‘Rosita’ (Rosa Jaluf de Castro, Presidenta de la Junta Directiva de Fenalco), parece todavía que estuviéramos soñando al poder congregarnos en este Centro de Convenciones que hace pocos años era una quimera. Muchas gracias, doctor Julián.

A estos comerciantes que no se abaten ante las dificultades, que siguen creciendo, creando valor, como José Toledo (Presidente del Centro Comercial Único).

Muchas felicitaciones a todos ellos.

Muchas gracias a doña Rosita Jaluf de Castro por tanta generosidad con el sentido de autoridad en Colombia, por tanta eficacia para conducir a los comerciantes vallecaucanos.

A Gladys Barona (Directora Ejecutiva de Fenalco), su compañera, para poder ofrecer Cali a los colombianos como sede extraordinaria para este nuevo Congreso de Fenalco.

He escuchado atentamente las agudas palabras del doctor Rafael Madero, el Presidente de la Junta Directiva, y del doctor Guillermo Botero Nieto, el Presidente Ejecutivo Nacional de Fenalco.

Confianza en Colombia

Diría yo, apreciados compatriotas, que el gran remedio para superar definitivamente la crisis es la confianza en el país. Que se puede trabajar en infraestructura; que se puede trabajar en crédito; que se puede trabajar en la red de protección social.

El gran remedio para la superación transitoria y la superación estructural de la crisis es confianza en Colombia. Es la palabra que ha guiado nuestra acción de Gobierno y que hemos procurado soportarla en la búsqueda de la seguridad como valor democrático, como fuente de recursos; en la promoción de la inversión, y en las políticas sociales.

Esas tres políticas nos angustian enormemente; jalonan todos nuestros esfuerzos. Creemos, sin cálculo, desde una visión afectiva de la Patria, que esas políticas necesitan proyectarse en el futuro de Colombia.

Por supuesto, pensando que el país no puede irse al aquietamiento, al estancamiento, pero tampoco dejarse tentar de los ‘bandazos’.

La proyección de estas políticas, con ajustes que las mejoren todos los días, se requiere en un país que ha sufrido una violencia ininterrumpida desde los años 1940, cuando apenas había tenido un pequeño periodo de paz, que fue el intervalo entre la terminación de la Guerra de los Mil Días, en 1902, y la irrupción de la violencia entre los partidos, en los años 1940.

La proyección de estas políticas es una respuesta a un país que vio descender la tasa de inversión al 12, al 14 por ciento, y que apenas lleva unos pocos años con tasas de inversión alrededor del 25 por ciento.

La proyección de estas políticas es una respuesta a un país que vio llegar la tasa de pobreza al 59 por ciento; el número de desempleados, al 20 por ciento y, además, que asistió, en poco tiempo, a un desplazamiento de 4 millones de personas, más allá de las fronteras y en lo doméstico.

En todo hemos avanzado, pero en todo falta mucho. Los gobiernos tienen que amanecer con la disposición de señalar dónde se han cometido errores, dónde falta trabajar, y aplicarse, con todo empeño, a este trabajo.

La vida pública es una ecuación en la cual por cada mil esfuerzos se obtiene un pequeño logro. Pero hay que disponerse a sustituir esos mil esfuerzos con otros mil esfuerzos, para ir sumando logro pequeño tras logro pequeño.

Avances en seguridad

Hemos avanzado en seguridad, pero no estamos en un punto irreversible.

El doctor Guillermo Botero Nieto nos traía algunas de las cifras en avance de seguridad, a lo cual yo agregaría que este año se nos presenta otra disminución del homicidio en el 4 por ciento -ojalá sea mucho más- y se nos presenta una disminución de los delitos, en general, entre el 10 y el 12 por ciento.

Pero bien lo dijo el doctor Madero: ‘La vida no se puede tasar’. Lo que requiere Colombia es la derrota total de la criminalidad.

Hemos avanzado en la superación del paramilitarismo. Esa palabra se puso de moda en Colombia para denominar las bandas privadas criminales cuyo propósito era combatir a la guerrilla. Se ha recuperado el monopolio que nunca debió perderse: el monopolio del Estado para combatir cualquier forma de criminalidad.

Creo que es un avance intangible de esta política de seguridad.

Hemos recuperado otro monopolio: el de la Justicia. En muchas regiones de Colombia, los cabecillas del terrorismo guerrillero o paramilitar habían sustituido a los jueces y fiscales. La Justicia en alguna forma había sido desplazada de muchas regiones y, además, reemplazada. Y además, había sido sustraída de la competencia para abocar el conocimiento de actividades criminales.

Los cabecillas de las organizaciones terroristas eran los que resolvían pleitos de familias, conocían crímenes mayores o menores; los que atendían las querellas entre vecinos en muchos sitios del territorio.

Ahora nos corresponde avanzar con el Congreso en las reformas que le den agilidad a la Justicia, que son parte de las nuevas reformas estructurales que el país requiere.

El país había avanzado mucho en descentralización. La lucha del siglo XIX fue una lucha por la descentralización. (Rafael) Núñez, en el propósito de recuperar la estabilidad nacional, había dicho: centralización política y descentralización administrativa.

El Congreso ideológico de Ibagué de 1923 propuso que se avanzara también en descentralización política con la elección popular de alcaldes. Después de mucho discutir, se introdujo durante el Gobierno del Presidente Belisario Betancur, por acto legislativo que propuso el entonces senador Álvaro Gómez Hurtado. La descentralización política avanzó hacia la elección de gobernadores en la Constitución del 91.

El Presidente Lleras Restrepo produjo un gran avance en descentralización de recursos con el situado fiscal. Fue sucedido en el proceso por las leyes 11 y 12 de la administración Betancur, políticas que también recogió y consolidó la Constitución del 91.

Pero esa descentralización se estaba perdiendo a consecuencia del terrorismo.

El 8 de agosto de 2002, a las 24 horas de haber empezado este Gobierno, varios de mis compañeros y yo nos reunimos en Florencia (Caquetá) con los alcaldes de ese departamento, que como 400 alcaldes de Colombia perseguidos por el terrorismo no podían ejercer sus competencias.

Además, la política quería ser capturada por el terrorismo. La historia dirá en qué casos hubo delitos de los políticos, y en qué casos una coacción insuperable por falta de protección del Estado. Los presupuestos, penetrados por la corrupción auspiciada por los grupos terroristas.

Nuestra política de Seguridad Democrática ha recuperado la eficacia de la descentralización. Nuestra política de Seguridad Democrática le recupera independencia a la política, como también al periodismo.

Tuvimos años cuando fueron asesinados 15 periodistas. Habíamos tenidos dos años con cero asesinatos, y este año nos preocupa la circunstancia de que el país ha sufrido dos asesinatos de periodistas, un caso ya con los autores en la cárcel: el caso que se presentó en el sur del departamento del Cauca.

En el país solamente se hablaba de las víctimas en los funerales. No reclamaban porque lo encontraban estéril o por temor.

Ahora, nuestro proceso nos ha llevado a que tengamos un registro de 220 mil víctimas y empezamos a repararlas haciendo un gran esfuerzo. No podemos atender las pretensiones de algunos proyectos de ley que en vísperas electorales proponen al país que la reparación pecuniaria de las víctimas ascienda a 86 billones, imposible en un país que recauda 67 billones.

Pero sí estamos haciendo un enorme esfuerzo. Este año ya ese componente de la reparación que es el pecuniario empieza con 200 mil millones de pesos para las primeras 10 mil víctimas, lo cual se suma a más de 300 millones de dólares, aplicados en favor de las víctimas en los últimos años.

Lo más importante, apreciados compatriotas, en la reparación de las víctimas es el derecho a la no repetición. Y lo único que garantiza el derecho a la no repetición es la eficacia de la Seguridad Democrática. Nada ganamos con reparar hoy para que mañana el país vuelva a ser victimizado de manera general. Por eso la garantía de la Seguridad Democrática es la garantía de la no repetición de la victimización colectiva de los colombianos.

Hemos sufrido un enorme desafío terrorista. En otros sitios del continente los problemas de seguridad fueron menores y, sin embargo, para combatirlos se derogaron o suspendieron las libertades democráticas; se actuó con ley marcial; se construyeron dictaduras.

Un gran mérito de Colombia es el de haber enfrentado este problema con legislación ordinaria, sin recorte de libertades, con absoluto respeto a los derechos civiles y a los derechos políticos.

Antes se protegía solamente a la oposición dentro del establecimiento. Hoy también se protege eficazmente a la oposición radical. Diez mil colombianos tienen protección individual eficaz dispuesta por el Gobierno. Se ha protegido por igual a los amigos de las tesis del Gobierno que a sus más radicales críticos. Hay dos mil líderes sindicales que hacen parte de ese grupo de los 10 mil colombianos con protección individual dispuesta por el Gobierno.

Por supuesto, hay que avanzar. Antes un nuevo secuestro no era noticia; hoy conmueve. Antes un asesinato más se sumaba; ya estábamos anestesiados. Hoy duele profundamente. Antes buscábamos explicar o justificar el asesinato: que lo asesinaron por tal causa, que porque no pagó, que porque estaba en el narcotráfico, que porque tenía tal o tal problema. Hoy se empieza a construir una cultura para retener el asesinato antes que buscarle justificaciones.

Diría yo, apreciados compatriotas, que hay unos avances, pero reconocemos todo lo que falta.

Impuesto al Patrimonio

Y quiero agradecer la receptividad de los sectores más pudientes de Colombia que han pagado el impuesto al patrimonio y que han anunciado su disposición de continuar pagando ese impuesto.

Más allá de que sea técnico o no; más allá del juicio de los economistas y de los tributaristas, eso tiene un profundo significado social.

Cuando empezó nuestro Gobierno se anticipaba que sería el Gobierno de la guerra y que no habría política social. Gracias al concepto democrático de la seguridad y al impuesto que han pagado los sectores más pudientes de Colombia, la política de seguridad no ha sacrificado la política social. Hemos avanzado en la política de seguridad, pero al mismo tiempo en la política social, y esto le ha indicado al país que no son excluyentes, que son complementarias, que la política de seguridad es una fuente de recursos para la política social y que la política social es el gran validador de la política de seguridad.

En todas las regiones de Colombia, antes no se reclamaba a la Fuerza Pública pero se exigía la política social. Hoy se reclama por igual la presencia de la Fuerza Pública y la presencia de la política social.

Esta Patria tiene más debate político pero menos confrontación social. Buen tema para los sociólogos y para los politólogos.

Ustedes saben, por ejemplo, cómo se ha avanzado, después de tantas dificultades, en la construcción de fraternidad laboral en el mismo Valle del Cauca, donde se nos había presentado uno de los problemas mayores. Cómo hemos logrado avanzar con los maestros, con los sectores más pobres de la vida colombiana.

Yo diría que esa es una gran ganancia para el país; una ganancia de fraternidad, de entendimiento, que todavía tiene un gran derrotero por delante: una ganancia de gobernabilidad social. Y he ahí la gran contribución del impuesto al patrimonio: una contribución a la gobernabilidad social que se fundamenta en la circunstancia de que la política social no tenga que sacrificarse por avanzar en la política de seguridad.

Por eso quiero dar los agradecimientos a los sectores más pudientes de la Nación que han pagado ese impuesto.

Nosotros creemos profundamente en el sistema de libertades, en las libertades civiles, en las libertades políticas, en la libertad de prensa, en la libertad de emprendimiento.

Por eso hemos marcado linderos claros con otros modelos de América Latina, donde se quiere avanzar -en unos casos más confesamente, en otros casos más taimadamente-, se quiere avanzar hacia la estatización de los medios de producción, hacia la limitación del emprendimiento individual, hacia la estatización de los medios de comunicación.

Nosotros no compartimos esos modelos. Nosotros defendemos un modelo de libertades. Nosotros hemos dicho que Colombia ve en la iniciativa del emprendimiento de los particulares -con fraternidad, con responsabilidad social- el camino para que este país supere la pobreza y construya equidad.

Lo único que les pedimos a los medios de comunicación es que en el ejercicio de su libertad protejan las otras libertades.

No entenderíamos que la libertad de los medios de comunicación no se exprese en solidaridad con las otras libertades. Creemos que en el ejercicio de la libertad de los medios de comunicación hay que buscar la defensa de libertades, como la libertad de emprendimiento.

No podemos olvidar el poema de Vertol Brecht: Un día llegaron por mi vecino y dije: no era por mí. Y llegaron por mi compañero de trabajo y dije: no era por mí. Y cuando llegaron por mí ya era tarde.

Los procesos de estatización y de limitación de la iniciativa privada se gradúan con criterio estratégico y táctico. De pronto respetan en las fases iniciales reductos del periodismo crítico, pero finalmente terminan asfixiándolo.

Por eso el ejercicio de la libertad de prensa tiene que dedicar buena parte de sus energías a defender las otras libertades, como la libertad del emprendimiento.

Estos son temas fundamentales en nuestra política doméstica, y linderos fundamentales en nuestra política internacional, apreciados compatriotas.

Confianza inversionista

Por eso nuestro esfuerzo para promover la confianza inversionista con responsabilidad social. Responsabilidad social como transparencia en las relaciones entre el Estado y los inversionistas. Responsabilidad social como compromiso de los inversionistas más allá de los mínimos legales, en temas tan sensibles como el ambiental.

Responsabilidad social como fraternidad laboral, que marca su distancia frente al capitalismo salvaje y, también, frente al odio de clases.

Responsabilidad social para reconocer que la actual crisis de la economía no es la crisis de la iniciativa privada, sino la crisis del equivocado concepto que le asignó al capital un significado especulativo, y que nos obliga, en nombre de la responsabilidad social, a retomar el concepto de que el único significado del capital tiene ser la construcción de riqueza social.

Hemos avanzado en reformas estructurales que acompañan la Seguridad Democrática, pero faltan muchas. La suma de las ya realizadas y de las que faltan contribuye a crear inmensa confianza inversionista.

Que se ha hecho la reforma estructural a las pensiones, la reforma estructural a las transferencias; que reformas labores; que reformas tributarias. Faltan reformas de gran importancia, como las reformas de agilización de la Justicia.

Que hemos reformado 427 entidades del Estado; que ha sido reformado Ecopetrol, Telecom, clínicas del Seguro Social, donde se ha arrebatado ese control que habían impuesto la politiquería y los excesos sindicales y se devuelven a la eficiencia social.

Que esta tarde, por ejemplo, con el Gobernador (Juan Carlos Abadía), con el Alcalde (Jorge Iván Ospina), con los concejales, veíamos cómo poder implementar definitivamente la reforma de Emcali.

Pero es deber avistar allí dónde hay todavía entidades del Estado sin reformar y mantener ese proceso en forma continua todos los días.

Hoy nos siembra una nueva inquietud el doctor Guillermo Botero, al plantearnos nuevas fusiones de superintendencias.

Le he pedido a la señora Ministra Consejera de la Presidencia (Claudia Jiménez) que anotemos, para considerar eso en la agenda de las nuevas reformas administrativas que requerimos.

Los pueblos tienen que tener una visión clara. Por eso yo no me canso de repetir en la confianza en Colombia, en la seguridad, en la confianza inversionista, en las políticas sociales.

Pero, al mismo tiempo, los gobiernos tienen que ser receptivos y dinámicos para emprender ajustes todos los días, para que las cosas vayan mejorando, para que cuando se aquieta el proceso no se construya el riesgo de los ‘bandazos’.

El aquietamiento produce el fenómeno de que entonces se revienta la presa y el quiebre de la presa nos llevaría a los ‘bandazos’.

Ajustes todos los días, pero dentro de una visión clara.

Temas planteados por asistentes

Y quiero referirme a algunos de los temas que han planteado mis ilustres antecesores en el uso de la palabra.

Por ejemplo, hace un año tuvimos una extensa discusión en Barraquilla sobre el decreto de las sociedades aduaneras. La concertación permitió superar ese problema.

Se supera un problema y aparecen mil. Por eso hay que estar todos los días en disposición de ánimo, con afecto patriótico, buscando superar los nuevos problemas.

La restricción de puertos de importación para algunas mercancías a Barranquilla y al Aeropuerto ElDorado, no tuvo como objetivo diferente que protegernos de una avalancha de contrabando.

Donde más se resintió fue aquí, por el fenómeno de Buenaventura.

Nos ha ordenado la Organización Mundial de Comercio que tenemos que levantar esas restricciones, a raíz del panel propuesto por Panamá. Y lo cumpliremos. Pero necesitamos el acuerdo aduanero con Panamá.

No puede ser que las importaciones registradas de China estén alrededor de 400, 500 millones de dólares, y que las no registradas superen los 1.000 millones de dólares.

Sin embargo, hay una gran dinámica en Buenaventura. Y a propósito del tema de productividad, debo decirles, apreciados compatriotas, que hoy hay en marcha inversiones portuarias en Buenaventura del orden de mil millones de dólares; que construimos la vía alterna-interna al puerto, con un costo de 180 mil millones; que hemos contratado la totalidad de los tramos de doble calzada entre Buenaventura y Buga. Y que no nos quedamos ahí, que eso hace parte de la gran carretera entre Caracas-Bogotá, el Pacífico, en Buenaventura.

Que la malla vial vallecaucana y autopistas del Café, esta última después de superar pleitos de más de 12 años, le muestran al país hoy la posibilidad de un viaje ameno, con cortos trayectos de interrupción de la doble calzada entre la ciudad de Manizales y Santander de Quilichao, y que los broches que aún faltan están en proceso de superación.

Que construimos el túnel básico de Línea y que ya ha empezado la construcción del túnel definitivo de transporte, que proponemos a los colombianos que se llame el Túnel del Segundo Centenario; que avanza bien la concesión para la carretera de Cajamarca a Ibagué, la variante de Ibagué, la doble calzada a Girardot; que ya este año podremos estrenar como parte de esa carretera lo que es la variante de Espinal a Chicoral; que he hemos avanzado mucho en la carretera de Girardot a Bogotá; que ya se concluyó la excavación del túnel de Sumapaz, que estará dando tránsito a principios del año entrante, y que queremos que se llame el Túnel Guillermo León Valencia, para honrar a aquel Presidente, referente de la verticalidad contra los violentos, de afecto a Colombia, cuyo centenario de nacimiento hemos conmemorado en este 2009.

Que de Bogotá a Sogamoso ya hay 120 kilómetros construidos de doble calzada; que hemos contratado una carretera de muy buenas especificaciones de Sogamoso a Yopal, y que hemos avanzado en un trayecto muy significativo de Tame (Arauca), gracias a regalías de Arauca y a contratos con las Fuerzas Militares.

Reconocemos que en Bogotá, después de un esfuerzo de 14 kilómetros del Gobierno Nacional, hay que completar la vía Alo, porque -decían mis antecesores en el uso de la palabra- que entonces los infartos en los pasos urbanos, como el de Bogotá, pueden afectar sustancialmente la contribución a la productividad que se puede dar con los otros esfuerzos de infraestructura.

Hoy en Cali renovamos todo nuestro compromiso con Buenaventura. Recuerdo que la carretera era prácticamente intransitable, por los retenes que no se levantaban de los grupos terroristas. Las Fuerzas Armadas realizan allí un gran esfuerzo.

Estamos construyendo tres mil 500 viviendas. Tenemos una gran cobertura de Familias en Acción. En Tumaco me decían: ‘Presidente, ojalá Tumaco pueda seguir el curso de recuperación de la seguridad que se ha vivido en Buenaventura’.

Invertimos 150 millones de dólares para recuperar el ferrocarril. Falló el concesionario, no obstante que se ha recuperado todo el trayecto entre Buenaventura y Cartago, y ahora avanzamos hacia el norte de Cartago, hacia La Felisa.

Pero hay un nuevo concesionario, liderado por empresarios vallecaucanos, que empieza a mostrar mejores resultados y que nos permite anticipar mejores proyecciones.

El caso de Buenaventura es un caso típico que demuestra cómo hay que trabajar en seguridad, en confianza inversionista, en políticas sociales; cómo la confianza inversionista necesita avanzar en reformas estructurales, en infraestructura, en posibilidades de agilización del comercio internacional.

Por ejemplo, cuando el doctor Guillermo Botero se refiere a los estímulos que este Gobierno en materia tributaria ha introducido en favor de la inversión, lo relacionamos con los puertos.

Las nuevas concesiones portuarias en Colombia están prosperando, en buena parte gracias al tratamiento de zonas francas, que les permiten importar esos costosísimos equipos sin arancel y sin IVA, operar sin IVA, y al mismo tiempo pagar una renta no del 33 por ciento sino del 15 y contar con un acuerdo de estabilidad normativa de 20 años. El país tiene que hacer ajustes, pero tiene que cuidar ganancias en el campo tributario.

Estímulos a la inversión

Quiero referirme a este tema, apreciados compatriotas. Debemos defender los estímulos a la inversión. Alguien decía: ‘Pero es que el año pasado costaron casi 5 billones’.

Sí. Pero a esta crítica le faltó agregar otro punto: los 5 billones menos que costaron las deducciones, se justifican en una inversión de 27 billones. Esa deducción se da contra una inversión de los mismos contribuyentes del orden de 27 billones.

Los más escépticos han reconocido que por lo menos la política de estímulo a la inversión, desde el punto de vista tributario, ha acelerado inversiones en nuestro país.

Nosotros no hemos rebajado las tasas de manera sustancial y para todo el mundo. Pero sí hemos introducido esos estímulos a la inversión.

Recuerdo que los azucareros vallecaucanos me decían al principio del Gobierno: ‘Presidente, hay una ley que exige mezclar el 7 – 10 por ciento de combustibles biológicos de etanol a los combustibles fósiles. Pero esa ley se va a volver inaplicable en Colombia porque no se desarrolla la industria’.

Eso nos llevó a tomar una serie de medidas. Una de ellas: la que estimula a los combustibles biológicos, sustrayéndolos de la responsabilidad frente al IVA y frente al impuesto global al combustible.

Y también a sacar adelante otro estímulo: la exención tributaria durante los primeros 10 años del periodo productivo en los productos de tardío rendimiento en el sector agropecuario, que tienen una profunda relación con la producción de combustibles biológicos.

Algunos me dicen que lo que necesita Colombia introducir es una reforma estructural. Y pregunto: ¿qué es una reforma estructural? Y me dicen: es tener una tarifa única, sustancialmente reducida, universal para todo el mundo.

Particularmente le veo a eso dos problemas. Un problema: que elimina los estímulos y le daría entonces el mismo tratamiento a quien invierte que a quien no invierte.

En un país, apreciados compatriotas, con tanta necesidad de ampliar el capital físico y el capital humano, necesitamos un largo periodo de estímulo a la inversión.

Y tendría esa reforma estructural otro problema: eliminaría la progresividad, que es fundamental en las sociedades con pobreza y con inequidad.

¿Que nuestra legislación es compleja? Sí. Reconozco. No se ha podido simplificar como debería hacerlo, pero sí ha avanzado enormemente hacia el estímulo a las inversiones.

Y me preocupa que demos un bandazo, porque apenas los inversionistas están empezando a pensar en gran escala en Colombia.

Hace pocos días, un ciudadano extranjero, dueño de la mayor fábrica de producción de confites en China, me decía que en el pasado él nunca se había detenido a pensar en Colombia porque siempre le llegaban noticias malas de Colombia. Pero que lleva seis meses pensando en que Colombia debe ser la localización de una fábrica del tamaño de la que tiene en China para atender el continente americano.

Y cuando oí a ese interlocutor me hacía esta reflexión: ¿qué tal que nosotros abandonemos los incentivos, ahora que apenas el mundo está pensando en incorporar a Colombia como un destino número uno A en materia de inversión.

Las decisiones de inversión se demoran. Los inversionistas toman tiempo en madurarlas. Por eso hay que darle tiempo a este tipo de medidas.

Ajustes a la legislación tributaria

Por eso reitero ante mis compatriotas el propósito de que le demos estabilidad, con ajustes necesarios, a la legislación tributaria.

¿Qué ajustes proponemos ahora? Un ajuste: mantener durante unos años más el impuesto al patrimonio. He explicado su razón de gobernabilidad social.

Un segundo ajuste: que la deducción general de inversiones no sea del 40 sino del 30 por ciento. Entre 2003 y 2006 funcionó bien el porcentaje del 30 por ciento. Pero que no cometamos el error que cometimos nosotros en 2003, cuando dijimos, en la legislación de aquel año, que cuando se haga una inversión y se le otorgue, se le reconozca la deducción del 30 por ciento, si posteriormente el contribuyente reparte utilidades, tiene que devolver el valor de la deducción.

No. La deducción debe quedar en firme, como lo definió nuestra reforma tributaria de 2006. Lo que proponemos es volver al 30 por ciento del 2003, pero mantener el concepto de que la deducción es en firme, independientemente del reparto o del no reparto posterior de utilidades en el contribuyente que fue favorecido con esa deducción.

También proponemos que las zonas francas no puedan disfrutar el beneficio de la deducción. Las zonas francas tienen un gran beneficio. Ya me refería discriminadamente a él, al referirme en el ejemplo de los puertos. Lo que no consideramos conveniente es que a esos beneficios de reducir a tasa de renta, de que no pagan IVA y de que no pagan arancel, se sume el beneficio de una deducción del 30 por ciento.

Creemos que la nueva norma tributaria debe dejar en claro que no suman esos beneficios, que se excluyen.

Normas sobre parqueaderos

Sé el problema que ustedes tienen con las normas sobre parqueaderos. El Gobierno, en la Dian, ha habido mucha preocupación por el tema.

Como persona estoy de acuerdo con el proyecto del senador Jairo Clopatofsky. Que eso quede definido hacia delante. Que quitemos esto que ha sido un problema para Estado y para todos los ciudadanos, de la retroactividad.

Hay que mirar el tema constitucional y las responsabilidades de los funcionarios.

Invito a la Dian –aquí me acompaña el doctor Néstor Díaz (Director de la Dirección de Aduanas e Impuestos Nacionales– a que miremos cuidadosamente eso.

Creo que la retroactividad nos da un activo en una cuenta por cobrar, que jamás se va a cobrar. Se convierte en una mortificación para nosotros y en una mortificación mayor para los contribuyentes.

Así como el año pasado uno de los empeños que nos propusimos fue el de concertar con ustedes esa legislación sobre las agencias aduaneras, los invito a que vamos construyendo una nueva agenda, que concertemos inicialmente esa fusión de superintendencias, como lo propone el doctor Guillermo Botero, y que concertemos también las posibilidades de eliminar la retroactividad de esos impuestos sobre los parqueaderos.

Temas finales

Ahora hay dos temas de aduana que los concertamos el año pasado. Es que es difícil en un país que tiene industria y que tiene comercio y que tiene, por fortuna, tanta diversificación de la economía, es un gran ventaja pero también exige poner mucha más atención en la concertación.

El año pasado, cuando nos afectaba una crisis de revaluación más profunda que la de ahora, durante muchos martes nos reunimos con diversos sectores del país. Recuerdo el cumplimiento del doctor Botero Nieto en aquellas reuniones. Y salió una legislación sobre precios indicativos, sobre márgenes de tolerancia. Una legislación que en alguna forma alcanzó no la unanimidad pero sí los mejores posibles niveles de consenso.

Creo que bastante ayudó. Lo que pasa es que después cuando se corrigió la tasa de cambio, nos olvidamos de esa legislación, de la razón de su necesidad. Y ahora sufrimos de un fenómeno semejante de tasa de cambio. Ustedes no se imaginan las reclamaciones de confeccionistas, de bananeros, de floricultores, de sectores muy importantes en el empleo. Y aun de sectores que no son transables internacionalmente, pero cuyos precios se referencian por la paridad de importación. Sectores sobre los cuales no exportamos, pero que sí tienen un precio referido a los que cuesta importar el mismo producto.

Por eso he pedido comprensión para esa normatividad que se adoptó el año pasado.

Ahora: el país esta haciendo un gran esfuerzo. Diría que el ranking más importante en competitividad lo esta dando hoy el Doing Business del Banco Mundial. El Ministro Luis Guillermo Plata estará con ustedes examinando toda la política de comercio exterior. Y les contará también cómo Colombia durante tres años consecutivos ha merecido la mención del Doing Business del Banco Mundial como uno de los países que más reformas está introduciendo para avanzar en competitividad.

Aprobamos una ley antitrámites, cuando era ministro el doctor Sabas Pretelt, y necesitamos una nueva ley antitrámites. Nos encontramos en ese camino.

Quisiera también que se examinara el tema de los incentivos a los recaudadores de impuestos. A mí me preocupa decir que simplemente se va a eliminar ese incentivo. Porque cuando se habla de reformas tributarias en Colombia, aparece nuevamente que todavía tenemos altos índices de evasión y de elusión. Los hemos reducido, como lo observará mañana en su presentación el Ministro de Hacienda, pero no suficientemente. Y la reducción año tras año todavía es muy lenta”.
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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