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Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez,
en la Cumbre Colombia-Guatemala-México y Panamá sobre Seguridad

Enero 16 de 2009 (Ciudad de Panamá, Panamá)
     
 

“Muchas gracias, señor Presidente (Martín) Torrijos (de Panamá), por su convocatoria, por su hospitalidad.

Es muy estimulante para nosotros en Colombia poder adelantar esta batalla contra el crimen en la compañía de su Gobierno; del Gobierno de México, presidido por el Presidente (Felipe) Calderón; del Gobierno de Guatemala, presidido por el Presidente (Álvaro) Colom.

Muchas gracias a todos los que han venido realizando este esfuerzo; a nuestros fiscales, procuradores, autoridades de Policía, autoridades Militares; a los ministros, secretarios de las diferentes carteras.

El crimen no tiene límites. No tiene límites de cantidad, no tiene límites de calidad. El crimen tiene siempre una inercia a reincidir en ascenso y cantidad y, también, a reincidir en acenso en crueldad. El crimen no tiene límites entre Estados. El crimen irrespeta la Ley nacional y la internacional. El crimen es oportunista: muchas veces simula respetar un Estado para poder, desde ese Estado, utilizar una plataforma para delinquir en otro.

Pero en el momento en que se siente incómodo en aquel Estado donde ha utilizado una plataforma para delinquir contra otro Estado, en ese momento empieza también a delinquir contra el Estado donde instaló su plataforma.

En muchos países nuestros, diría yo que el exceso en la teoría positiva del Derecho Penal nos llevó históricamente a la idea de que el crimen siempre es consecuencia de un problema social.

Nos hicieron pensar que el crimen siempre tenía un elemento famélico, una causalidad social y, por ende, muchas generaciones, en la idea civilista de la sociedad, fueron formadas en el concepto de que primero había que resolver los problemas sociales, para que quedara resuelto el problema de la criminalidad.

Diría que el avance del crimen en nuestra época en alguna forma ha derogado esas tesis; obliga a revisarlas.

Si hoy miráramos cuál es causa más eficiente de las consecuencias, diríamos que el crimen es causa más eficiente de la problemática social, que lo que pueda ser la problemática social del crimen.

El crimen es un obstáculo al desarrollo social. El crimen empobrece más a los países; crea mayores diferencias; se convierte, finalmente, en un obstáculo al avance social.

En Colombia, en nuestro proceso de hacer pedagogía popular en favor del proyecto de seguridad, les hemos dicho a los ciudadanos repetidamente: los sectores más pudientes tienen una actitud mercurial: pueden moverse en el globo terráqueo hacia los lugares donde tengan las mejores condiciones. Los sectores más vulnerables necesitan que el Estado les dé toda la protección.

Se ha querido también asociar las políticas de seguridad con políticas de Derecho. Las políticas de seguridad son simplemente políticas universales.

En la historia de la humanidad se ha visto que las mismas izquierdas requieren la seguridad para poder ser alternativas; que la seguridad es un valor democrático, una fuente de recursos. La seguridad no es un apéndice ideológico.

Creo yo que como tal en nuestro continente debemos entender la seguridad. La seguridad es un presupuesto para el avance democrático; no un freno al avance democrático.

Esta lucha no la gana uno solo de nuestros países individualmente, aisladamente. La ganamos comprometidos todos, permanentemente.

Muchas gracias, Presidente Torrijos. Y el señor Presidente Calderón, el señor Presidente Colom y todas las autoridades deben saber la reiteración de la voluntad de Colombia de trabajar con todos ustedes, nuestros hermanos, para depararle, entre todos, la derrota final al crimen.

Muchas gracias”.
 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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