Fotografía Audio Correo Presidencia Mapa de Sitio Noticias inicio Video

DISCURSOS AÑOS ANTERIORES

2007 - 2008 - 2009 - 2010

 
2009
   
Enero
Febrero
Marzo
Abril
Mayo
Junio
Julio
Agosto
Septiembre
Octubre
Noviembre
Diciembre
   
   
   
   
     
   
   
     
 
   
 

 

 
 
Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez en la ceremonia de ascenso a mayor general del coronel Luis Herlindo Mendieta Ovalle (secuestrado) y Graduación del Curso No. 093 de Subtenientes
Mayo 10 de 2009 (Bogotá)
     

“Acudimos de nuevo a este histórico campo de la Escuela General Santander.

Nos congregan hoy varias circunstancias:

Se asciende al grado de mayor general a Luis Herlindo Mendieta Ovalle, secuestrado por el grupo narcoterrorista de las Farc desde la toma de Mitú (Vaupés).

Entregamos ese ascenso a su señora, doña María Teresa Paredes Ardila; a sus hijos Yenny Stefanny, José Luis y a toda su familia.

Uno de los objetivos de la Seguridad Democrática ha sido la derrota del secuestro. Uno de los objetivos de la Seguridad Democrática es evitar que el terrorismo siga traficando con la paz.

Es bueno recordar de dónde vinimos, dónde estamos, para dónde vamos.

Un país bastante dominando por el terrorismo en 2002, asfixiado por el secuestro, hoy saliendo adelante, que no puede retroceder.

Dije a mis compatriotas en la campaña que condujo a la Presidencia en 2002 que nosotros exigíamos que un acuerdo humanitario tenía que tener como condición la iniciación de un proceso de paz, previo el cese de hostilidades de parte de los terroristas.

Llegados a la Presidencia, nuestras conversaciones con la Iglesia Católica, con el Secretario de las Naciones Unidas, con los familiares de los secuestrados, con la comunidad nacional e internacional, nos llevaron a aceptar ese acuerdo humanitario, separándolo de la iniciación de un proceso de paz.

Nosotros hemos autorizado a una gran cantidad de colombianos y de personalidades extranjeras como facilitadores. Prácticamente no hubo un solo caso en que negáramos la facilitación.

Corrimos inmensos riesgos en nuestras relaciones internacionales por buscar la liberación de los secuestrados.

No tuvimos inconveniente un día en liberar unilateralmente a 27 integrantes de las Farc. Después, en liberar unilateralmente de las cárceles otro número, lo cual nos permitió superar la cantidad de 150 integrantes de las Farc liberados de las cárceles, unilateralmente. Todo en procura de la liberación humanitaria de los colombianos secuestrados por el terrorismo.

Se posesiona el Presidente (Nicolás) Sarkozy (de Francia). Una de las primeras llamadas que hace es a nosotros. Me pregunta si efectivamente nosotros vamos a liberar unilateralmente un grueso número de integrantes de las Farc. Le decimos que sí, para buscar la liberación de nuestros secuestrados.

A los pocos días repite la llamada. Pregunta nuevamente por esa liberación. Le confirmamos, le decimos que nuestro Gobierno procura cumplir los compromisos, la palabra empeñada ante la opinión pública. Ese día me pide que liberemos al señor (Rodrigo) Granda, exponente superior del grupo terrorista de las Farc, quien estaba en la cárcel.

Accedemos a esa liberación. Presumíamos que se tenía la seguridad de que las Farc iban a proceder a hacer liberaciones. Y nosotros, por eso, frenándonos nuestras curiosidades, superando con confianza las curiosidades, accedimos a esa petición del Presidente Sarkozy.

Hemos hecho todos los esfuerzos.

En un intento de rescate asesinaron vilmente al ex ministro Gilberto Echeverri, al Gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria, a quienes estaban cautivos con ellos.

El país no puede olvidar las circunstancias de ese asesinato: los helicópteros de la Fuerza Pública sobrevolaban la selva. Y cuentan dos sobrevivientes (nos dieron el testimonio esa misma noche), que en ese momento los narcoterroristas que cuidaban a los cautivos se fugaron, y que al ver que no llegaban nuestros soldados, porque nuestros soldados tenían la orden de proceder con toda la prudencia, los terroristas regresaron al campamento, al ‘cambuche’, y asesinaron, sin que se hubiera disparado un solo disparo, al ex ministro Gilberto Echeverri, al Gobernador Guillermo Gaviria, y a quienes los acompañaban en ese cautiverio. El relato de dos sobrevivientes.

El terrorismo ha jugado, abusando de su capacidad de torturar y abusando de su capacidad de conmover.

Nosotros facilitamos en algún modo toda esa festividad política que hacía de la tortura un factor de publicidad del narcoterrorismo. Y también tuvimos que llegar a la conclusión de que era mejor afrontar un debate que permitir que se siguiera engañando al país.

Cada vez que se aproxima un evento electoral, los narcoterroristas de las Farc quieren engañar al país con el diálogo.

En el año 1998 engañaron al país. Llevaron a que aspirantes a la Presidencia de la República compitieran en aquello de ofrecer garantías a las Farc. Y cómo maltrataron la buena fe nacional, la buena fe del Gobierno.

Hoy hay documentos de circulación pública, plenamente demostrativos, de que los líderes del terrorismo de las Farc les dijeron a sus interlocutores nacionales internacionales en el Caguán (San Vicente del Caguán), que ellos no utilizarían el Caguán para hacer la paz, sino para fortalecerse en su acción contra el Estado colombiano. Y en efecto lo lograron.

Eso que ellos aprendieron de (Nicolás) Maquiavelo a través de (Karl Heinrich) Marx lo aplicaron al pie de la letra: utilizaron la generosidad de nuestro Estado, del Gobierno de entonces, no para entenderla como generosidad que permitiera avanzar hacia la paz, sino para asimilarla como debilidad que les diera la oportunidad de avanzar hacia una escalada mayor del terrorismo, como en realidad lo lograron.

No podemos repetir esos engaños.

Nosotros, en medio del debate, de las dificultades de la política, tenemos que mantener firmeza, y el Gobierno tiene que dar ejemplo en ello.

Por eso, hemos dicho que no podemos permitir ahora que el grupo terrorista de las Farc les dé otra oportunidad de vestirse con el ‘ropaje humanitario’ a quienes en la conciencia de los colombianos están incursos en la Farcpolítica.
Que no podemos permitir que ahora haya nuevas maniobras de las Farc para engañar a los colombianos. Que tenemos un deber de dignidad. Que engañados, como fuimos en el pasado, cuando del diálogo que de buena fe aplaudían los colombianos las Farc hicieron una oportunidad para aumentar el terrorismo, que no podemos repetir ahora caer en ese engaño.

El Gobierno tiene que dar las mayores muestras de fortaleza.

Nosotros no podemos permitir que esa liberación ‘gota a gota’, esa liberación ‘gota a gota’ de aquellos que nunca debieron ser secuestrados, se utilice como una estrategia de propaganda política del terrorismo. Cometieron el abuso del secuestro. Entonces, después de haberlos torturado durante tantos años, ahora quieren seguir abusando y quieren hacer de esa liberación ‘gota a gota’, una oportunidad de propaganda política del terrorismo.

El Gobierno ha afrontado todos los debates desde 2002. El Gobierno lo que ha hecho es mantener firmeza. Porque muchas veces, más que el aplauso inmediato, la conveniencia para el mediano y largo plazo del país, urge no de la flaqueza del Gobierno para acomodarse a la necesidad del aplauso inmediato, sino de la fortaleza del Gobierno para enfrentar el debate, para sostener el debate, y mantener firme la decisión que considera de la mayor conveniencia para el bien público.

Nosotros los hombres de región sí que sabemos que es aquello de que los gobiernos permitan que el terrorismo juegue con la libertad de los ciudadanos.

Nosotros los hombres de provincia sí que entendemos que es aquello de que los centros de poder se acomoden a las exigencias del terrorismo, simplemente para obtener respuesta a presiones subliminales del momento, para obtener aplausos, y no importa que el terrorismo siga avanzando, en perjuicio del pueblo bogotano y de las gentes que vivimos en las regiones de Colombia.

Por eso, hemos preferido, antes que tener actitud de complacer, presiones de algunos centros de poder, es mantener toda la firmeza para que Colombia siga en el proceso de derrotar totalmente al terrorismo.

No podemos ablandar nuestra actitud con el terrorismo.

Nosotros, en este momento, no podemos permitir que en vísperas electorales, el terrorismo haga de la tortura de la liberación ‘gota a gota’, una nueva oportunidad propagandística. El Gobierno tiene que tener toda la firmeza, e invito a los colombianos a que nos acompañen en esa firmeza.

Ahora, lo que hay que exigir es a las Farc que liberen a los secuestrados, porque quiere hacer del dolor, del caso del cabo (Pablo Emilio) Moncayo y de los otros 23 compatriotas que están en cautiverio, simplemente una oportunidad para que sectores engañados de la opinión pública presionen al Gobierno, a fin de que el Gobierno le haga juego al terrorismo.

De manera ninguna el Gobierno hará ese juego. Lo que tenemos que demandar es que los liberen.

Allí esta la Cruz Roja Internacional, la Iglesia Católica colombiana, prestos a facilitar la liberación con todas las autorizaciones de parte del Gobierno.

El Gobierno no ha puesto ningún obstáculo a la Cruz Roja, no ha puesto ningún obstáculo a la Iglesia Católica.

Lo que no vamos a permitir es acceder a las presiones propagandísticas del terrorismo. Lo que no vamos a permitir es que se siga utilizando la tortura de la liberación ‘gota a gota’, para proteger con ‘ropaje humanitario’ a la Farcpolítica.

Y miren qué engaño: se habla del cabo (Pablo Emilio) Moncayo y no de los otros 23 colombianos en cautiverio.

Se ignora, por ejemplo, el caso también del hoy mayor general Luis Herlindo Mendieta Ovalle, y de los otros 22 colombianos en cautiverio con él y con el cabo (Pablo Emilio) Moncayo. ¡Qué engaño!

Entonces hoy nos hablan del cabo (Pablo Emilio) Moncayo, a quien nunca mencionaron cuando toda la presión era alrededor del nombre de la doctora Ingrid Betancourt.

Y después, para escalar la fuerza propagandística en favor del terrorismo, ya no será importante el cabo (Pablo Emilio) Moncayo, sino que buscarán a quien hacen importante en la coyuntura para seguir en esa proyección de ascenso propagandístico, en lo cual no podemos incurrir.

Ni siquiera estos bandidos se atreven a hablar de la liberación de todos los secuestrados. Quieren mantenerlos en cautiverio y llevar el tema uno a uno, para efectos propagandísticos del terrorismo, para tratar de conmover al pueblo colombiano, y a través del camino de conmover al pueblo colombiano lograr un nuevo engaño a la opinión pública en esta época electoral.

El Ministro (de la Defensa Nacional, Juan Manuel Santos), los altos comandantes y mi persona reiteramos la férrea voluntad de avanzar con paciencia, con perseverancia de todas las horas, poniendo todos nuestros medios para que, en algún momento, en este campo de la Escuela General Santander, estén de regreso a la libertad el mayor general Luis Herlindo Mendieta Ovalle, el cabo (Pablo Emilio) Moncayo y los otros 22 compatriotas que se encuentran en ese largo, en ese tortuoso cautiverio.

Hoy reiteramos que con el Ejército y la Policía, con todas nuestras Fuerzas, seguiremos haciendo todo lo que esté a nuestro alcance para que nuestra Fuerza Pública en algún momento los libere.

Y también reiteramos nuestra voluntad de que la Cruz Roja Internacional, sin obstaculizaciones de parte de nuestros operativos militares, se haga presente con la Iglesia Católica en el lugar que el narcoterrorismo diga, para poder proceder a recibir al cabo (Pablo Emilio) Moncayo y a regresarlo a la libertad.

Todo nuestro compromiso para avanzar en los operativos militares y policivos que conduzcan a la liberación de los secuestrados.

Todo nuestro compromiso para que la Cruz Roja Internacional, sin interferencia de nuestros operativos militares, con el acompañamiento de la Iglesia Católica, acuda al lugar que se requiera a recibir al cabo (Pablo Emilio) Moncayo.

Toda nuestra exigencia de que liberen a todos los secuestrados.

Toda nuestra determinación de preferir llevar sobre nuestros hombros el debate y la presión, que aceptar, por comodidad, la imposición del terrorismo, de facilitarles actividades propagandísticas con la liberación ‘gota a gota’ de aquellos que nunca debieron haber secuestrado, de aquellos compatriotas que siguen en el cautiverio.

A ellos rendimos un homenaje, al ascender hoy a mayor general a Luis Herlindo Mendieta Ovalle. Jamás los hemos olvidado y jamás los olvidaremos.

Tenemos el compromiso de honor de que nuestras Fuerzas Armadas estén buscando en cada sitio de la geografía de la Patria el lugar de cautiverio de estos compatriotas para rescatarlos, y reiteramos la oferta de que la Cruz Roja, con la Iglesia, sin interferencia de nuestros operativos militares y sin facilitar acciones propagandistas del terrorismo, puedan llegar allí donde diga el terrorismo que deben llegar a rescatar, a recibir al cabo (Pablo Emilio) Moncayo. Y exigimos que a recibir a los 24 que están secuestrados.

Nos reunimos hoy para imponer la Cruz al Mérito Policial a un grupo de oficiales y de integrantes de la Policía Nacional por el éxito de muchas de las últimas acciones.

Entre ellas, la acción que permitió la captura del jefe de la banda criminal terrorista del narcotráfico conocido con el alias de ‘don Mario’ y de jefes de esas bandas como otro conocido con el alias de ‘Douglas’.

Y es bueno saber de dónde venimos, dónde estamos y qué nos falta.

En la madrugada del 8 de agosto de 2002, antes de que despuntara el Sol, llegábamos a la ciudad de Valledupar con el Procurador (General de la Nación) de entonces, con los comandantes, la nueva Ministra de Defensa Nacional, y emprendíamos la tarea de la Seguridad Democrática.

¿En qué estaba el país? De facto. En muchas regiones controlado por los terroristas de la guerrilla y por los terroristas del paramilitarismo.

Y aun aquí en Bogotá, el pueblo bogotano, a pesar de que las autoridades no lo reconocían, estaba siendo crecientemente sometido a la guerrilla narcoterrorista de las Farc, a los grupos de las Farc conocidos con el nombre de milicias ‘Antonio Nariño’, y a los grupos paramilitares terroristas que comandaban Miguel Arroyave y Martín Llanos.

¿Qué se ha logrado con el sacrificio de la Fuerza Pública a lo largo de estos años?

Avanzar en la derrota del terrorismo, avanzar en la recuperación de la seguridad de los colombianos, recuperar 2 monopolios que nunca debió perder el Estado: el monopolio de combatir a los criminales y el monopolio de administrar Justicia.

Hoy está desmontado el paramilitarismo y debilitada la guerrilla, que campeaban triunfantes por sectores de Bogotá y por todas las regiones de Colombia en 2002.

La palabra ‘paramilitar’ se utilizó para denominar las bandas privadas criminales cuyo objetivo era enfrentar a la guerrilla.

El Estado ha recuperado el monopolio para combatir a los criminales.

En todo el país se observaba que la Justicia era usurpada por los poderes criminales, era, de facto, desplazada por el paramilitarismos y por la guerrilla.

En muchas regiones de Colombia, en sitios de Bogotá, conflictos entre comerciantes, pleitos de vecinos, querellas campesinas, problemas de familia, ya no los conocía la Justicia del Estado, sino que eran conocidos por el jefe guerrillero o por el jefe paramilitar.

Hemos recuperado el monopolio que nunca debimos perder: el monopolio de la Justicia en todo el territorio nacional.

Cuando nosotros llegamos, encontramos que se adelantaban negociaciones con el Eln a través de Cuba, y con los paramilitares, a través de la Iglesia.

Expresamos que la única manera para que continuara adelantándolos el nuevo Gobierno, era con un cese de hostilidades de parte de los criminales.

Los paramilitares le dijeron a la Iglesia que estaban dispuestos a ese cese, lo que facilitó que el Gobierno entrara en diálogo con ellos.

¿De donde surgió ese dialogo? Y es bueno hacer memoria: que el Gobierno llegó desde la hora cero con el compromiso de combatir por igual a la guerrilla y al paramilitarismo, sin sesgos, sin cálculos, sin reservas.

Llegamos con toda la devoción, con toda la determinación, a combatir por igual a la guerrilla y al paramilitarismo.

Del paramilitarismo se hablaba en cócteles, pero no había la decisión de perseguirlo. La decisión de perseguirlo nace con este Gobierno.

Y ellos se dan cuenta. Y, entonces, toman la decisión de adelantar ese proceso de paz. Y el Gobierno lo adelanta, pero lo adelanta con unas características que no se conocían:

Primero, hubo zona de ubicación, pero no zona de desmilitarización. Cuantas veces, por orden del Presidente de la República, tuvo que entrar la Fuerza Pública a esa zona transitoria de ubicación, allí lo hizo.

Segundo, la nueva ley no permitió la amnistía ni el indulto para los delitos atroces. Respeto la Constitución y los tratados internacionales.

Tercero, se exigió la verdad.

Cuarto, se exigió que la riqueza de aquellos sometidos a la ley sea puesta a disposición de las autoridades competentes, para poder reparar a las víctimas.

En el pasado esto no se había exigido. El país, en el pasado, no conoció las confesiones que permitieran saber quiénes fueron los cómplices políticos de los guerrilleros que se desmovilizaron, y eso sigue en la impunidad.

En el pasado se permitió la amnistía y el indulto a los delitos atroces. Por eso, muchos pudieron, a pesar de los delitos atroces, avanzar en todas sus aspiraciones políticas.

La nueva ley lo impide. La nueva ley ofrece una sentencia de condena de periodo mas corto a quienes cumplan con sus requisitos, pero no la amnistía ni el indulto a los delitos atroces, ni tampoco la posibilidad política de ser elegidos a los actores de esto delitos.

Y hay una diferencia. Solamente no hay que tenerla en cuenta con el pasado, sino también con el futuro.

Seguramente, cuando las Farc y el Eln acepten entrar en proceso de paz, se expresaran los inconvenientes que ya se insinúan.

Ellos quieren amnistía e indulto para todo. Ellos se sienten con el derecho de llegar a las corporaciones públicas y a la Presidencia, y la Constitución lo impide.

Este Gobierno, que ha dado ejemplo en materia de observancia de estas restricciones constitucionales, no puede, en el periodo que le resta, aflojar esas exigencias. Y el país tiene que estar vigilante para que en el futuro no se adopten requerimientos más flexibles, que burlen la Constitución y que burlen los tratados internacionales.

Es mejor tener la fortaleza de enfrentar por más tiempo a las guerrillas terroristas, que simplemente permitirles que se burlen, que sigan violando nuestro ordenamiento jurídico.

Pues bien, se han desmovilizado bajo la presión de la Fuerza Publica, y en aplicación de la Ley de Justicia y Paz, gracias a que hemos tenido una política de seguridad totalmente firme, se han desmovilizado mas de 50 mil personas; se han recibido con generosidad.

Difícil encontrar un país en el mundo que haya enfrentado este desafío terrorista, que haya tenido tanto número de desmovilizados, que haya procedido frente al desafío terrorista con tanta firmeza, y que haya procedido frente a las posibilidades de desmovilización con tanta generosidad.

¿Qué pasó con los paramilitares y la Ley de Justicia y Paz?

En algún momento creyeron que iban a jugar con el Estado, con el Gobierno. Que el proceso de paz era simplemente una ficción de engaño a los colombianos. Y por eso tuvieron que ser llevados a un sitio que se habilitó como cárcel en La Ceja (Antioquia).

Creyeron que podían seguir jugando con el Estado, burlando las leyes. Y por orden del Presidente de la República fueron trasladados a la cárcel de máxima seguridad en Itagüí (Antioquia).

Pensaron que el Gobierno, que había aceptado no extraditar a los cabecillas a condición de que ellos garantizaran todo el cumplimiento de la Ley y la desmovilización de todos sus subalternos en esas actividades criminales, pensaron que el Gobierno no los extraditaría.

Pero, ¿qué ocurrió?

En el íntimo convencimiento del Gobierno, responsable del orden público y responsable, en última instancia, de la extradición, se reincidía en el delito por parte de estos señores.

Pasaban los años, los meses, más de 2 años y no confesaban sus bienes, para ponerlos en manos del Fondo de Reparación de Víctimas.

Teníamos, como en efecto lo hicimos desde enero de 2007, que acudir a la otra ley, a la Ley de Extinción de Dominio, para perseguirles su riqueza, porque no la entregaban para cumplir con los requisitos de la Ley de Justicia y Paz.

Todo eso nos llevó a tomar la decisión de extraditarlos, por el buen cuidado de haber hablado con los Estados Unidos y de que los voceros de este país lo hubieran aceptado, que la extradición, en ningún momento, crearía dificultades. Al contrario, daría todas las facilidades para que todas las autoridades del Estado colombiano tuvieran al alcance seguir en las investigaciones sobre estos señores, no obstante su detención en cárceles de los Estados Unidos.

Y eso se ha cumplido. El Gobierno colombiano lo anunció públicamente, después de que había obtenido ese consentimiento de los Estados Unidos, y el Gobierno ha estado atento para que en cada caso se facilite que nuestras autoridades, las autoridades del Estado colombiano, nuestras autoridades de Justicia tengan acceso a estos señores en las cárceles de Estados Unidos, para continuar las investigaciones que proceden en Colombia.

Hemos transitado este camino que nos permite decir que en Colombia hay unas guerrillas debilitadas, que no podemos permitir que ahora, con la oferta de la torturante liberación ‘gota a gota’, se refuercen a través del propagandismo.

Y hay un paramilitarismo superado.

¿Qué ocurrió con estos paramilitares? De más de 35 mil desmovilizados reincidieron tres mil, aproximadamente. De esos tres mil, entre llevados a la cárcel y abatidos por la Fuerza Pública hay dos mil, y hay, aproximadamente, mil que continúan delinquiendo. Son aliados de la guerrilla.

Cuando vamos a Tarazá, a Tierralta, a Aguachica, en el sur del Cesar, a aquellos consejos comunitarios en los cuales participa ampliamente la comunidad, que es la gran aliada de la verdad, de la Constitución, de las Fuerzas Armadas y del Gobierno, las denuncias coinciden:

Los secuestros los realizan en complicidad, en alianza, las Farc, el Eln y las bandas criminales. Las guerrillas cuidan los cultivos de narcotráfico y las bandas criminales hacen la comercialización. Son aliados. Los únicos enfrentamientos que se dan entre estos criminales son enfrentamientos por cuentas de negocios.

El viejo concepto de que en reacción a la crueldad de la guerrilla surgía la crueldad del paramilitarismo para combatirlas, se superó.

Todos los días los colombianos se dan cuenta de que hay que apoyarse en la Fuerza Pública. Que aquello, la tendencia creciente de que cada ciudadano pretendiera resolver el problema por sus propias manos, es un asunto del pasado. Que se ha recuperado ese monopolio de la Fuerza Pública para combatir a los criminales.

Y en estas bandas criminales aparecen criminales como ‘don Mario’, como ‘Cuchillo’.

Hoy hemos condecorado a los integrantes de la Fuerza Pública que en esa tarea paciente de tantos minutos, tantas horas, tantos días, tantos meses, siguieron a ‘don Mario’ hasta capturarlo.

¡Qué condecoración tan merecida! ¡Qué aplauso tan importante!

Yo agradezco hoy al Ministro (de Defensa, Juan Manuel Santos), al general Naranjo (Óscar Naranjo, Director de la Policía), a los generales, a los coroneles, a los policías, ese esfuerzo que permitió la captura de ‘don Mario’.

Tenemos pendiente la captura de ‘Cuchillo’, la captura de otros de estos bandidos.

Muchos colombianos me preguntan: ‘Presidente, ¿usted por qué va a Villavicencio y se refiere con nombre propio a ellos? ¿Por qué va a Medellín y se refiere con nombre propio a ellos?’.

Porque el Presidente de Colombia, como Comandante de las Fuerzas Armadas, tiene que dar el ejemplo de estar en actitud de hacer visibles a los delincuentes.

Porque el Presidente de Colombia no puede ser una figura decorativa, con capacidad de moverse en los círculos de poder y de espalda al sufrimiento de los colombianos.

Porque el Presidente de Colombia es el que tiene que estar, en todas las horas, animando, estimulando, aupando la Fuerza Pública, con la visibilización de estos bandidos, y haciendo seguimiento a las tareas de la Fuerza Pública para llevar a todos estos bandidos a la cárcel.

Al estrechar la mano de los oficiales y policías condecorados sentíamos una gran fuerza física y moral en ellos, una gran disposición de avanzar para la captura de todos aquellos que siguen delinquiendo y que aún no han sido llevados a la cárcel.

Quiero felicitar a la Policía por esa operación de ‘don Mario’. Decirle a la Policía Nacional que sabemos que no pasará mucho tiempo para que los otros jefes de estas bandas criminales estén en la cárcel. Y que sigan llegando a la cárcel los cabecillas de las guerrillas terroristas de las Farc y del Eln.

Nos hemos reunido para graduar una nueva promoción de subtenientes. 109 profesionales, de ellos 19 mujeres. Son profesionales en otra actividad y hoy son graduandos de una promoción de subtenientes de la Policía. ¡Qué importante!

Abogados, médicos, veterinarios, han llegado después de haber cursado estas profesiones a obtener el título de subtenientes de la Policía.

Cuando destacábamos al subteniente Walter Mauricio Zuluaga Mejía como el primer puesto de esta promoción, nos contaba al Ministro, al general Naranjo, a nuestro Comandante de la Escuela Militar Francisco de Paula Santander, al señor coronel (Janio) León Riaño y a mi persona, que él era policía, Walter Mauricio Zuluaga. Que como policía en servicio estudió Derecho, se graduó de abogado y que la Policía Nacional le permitió, entonces, pasar de policía patrullero, a estudiar, para avanzar en el escalafón, y hoy se gradúa como subteniente.

¡Qué caso tan bello! El caso que expresa el esfuerzo de muchos colombianos y las oportunidades que reciben de la Policía Nacional. Patrulleros, intendentes, cuidando a los ciudadanos en todas las horas, simultáneamente, en este caso, yendo a la universidad a estudiar Derecho y, después, teniendo la oportunidad de la Policía de ascender al escalafón, hoy recibiendo el grado de subteniente.

Felicitaciones a esta promoción. Nos llena de orgullo.

Sabemos que lo que tenemos por delante es grande: resistir el debate para no incurrir en el engaño del terrorismo; avanzar en la captura de todos los criminales, que siguen martirizando al pueblo colombiano; pasar del terrorismo a un gran mejoramiento de la seguridad cotidiana; darle tranquilidad al pueblo de Bogotá, a todas las regiones de Colombia; derrotar esos crecientes asesinatos de Medellín y de Cali; focalizar a cada uno de los asesinos; ofrecer recompensas en cada uno de los casos; estimular diariamente la cooperación comunitaria; escuchar a la comunidad; escuchar el aplauso de la comunidad a la Fuerza Pública, y también el cuestionamiento de la comunidad a la Fuerza Pública o al Gobierno o a cualquier aspecto de la política de Seguridad Democrática, como se escuchó, el pasado sábado, lo que llevó a la Policía Nacional a tomar las más severas decisiones con el personal de la Policía que estaba destacado en Bahía Solano.

Nos espera una gran tarea. Por eso, no podemos desfallecer en un solo minuto. Una gran tarea para seguir adelantándola con firmeza, de la mano de la Constitución, con la ayuda del pueblo que es la fuente de verdad.

Una gran tarea para destacar ante el mundo, para destacar ante el mundo esto, apreciados periodistas:

Otros países enfrentaron unos desafíos de terroristas menos peligrosos y menos ricos, y los enfrentaron con legislación de Estado de Sitio. Justificaron el recorte de las libertades en la necesidad de enfrentar la inseguridad.

Colombia enfrenta el terrorismo más rico del mundo alimentado por el narcotráfico, el terrorismo de efectivos más numerosos del mundo, y Colombia lo ha enfrentado con legislación ordinaria, con legislación civilista, sin Estado de Sitio y sin pensar en recorte a las libertades, que pusiera en duda la aplicación rigurosa de la Constitución. Eso honra a Colombia.

Por ejemplo, cuando aplaudimos los rescates de secuestrados adelantados por la Policía Nacional, por el Ejército, debemos destacar que lo han hecho con toda la inteligencia operativa, con toda la capacidad para hacer inteligencia y para convertir esa inteligencia en acción operativa. Lo han hecho sin legislación especial.

Colombia no tiene ninguna legislación especial del cercenamiento de libertades.

Aquí, en el pasado, la Corte Constitucional declaró inexequible una ley que prohibía a las familias de los secuestrados pagar rescates, y a este Gobierno ni siquiera le pasó por su mente proponer revivir esa iniciativa.

Hemos enfrentado el terrorismo, el secuestro, el narcotráfico, todas estas bandas de criminales, sin recorte de libertades, con una legislación plenamente garantista.

De pronto nos causa dificultades porque me dicen los policías, con toda razón: ‘Presidente, capturamos estas personas vinculadas al narcotráfico, pero fueron puestas en libertad por los jueces de garantías’.

Estamos trabajando la nueva ley de las causas menores, para llenar el vacío que deja la declaratoria de inexequibilidad de una que había sido aprobada hace dos años. Pero jamás avanzaremos en contra de las garantías. Sabemos que tenemos un desafío: coordinar mejor la acción de la Policía, los fiscales y los jueces, diariamente, para poder ser más eficaces en la persecución del delito.

Los 109 subtenientes graduandos de esta promoción son una garantía de que habremos de tener éxito en los días que vienen. Cuando hemos graduado otras promociones de subtenientes, hemos encontrado que casi todos ellos han sido solteros. Nuestra gratitud ha sido a sus papás, a sus mamás.

En esta promoción de subtenientes profesionales encontramos que casi todos son casados. Antes que dar gratitud a sus papás y a sus mamás, tenemos que dar gratitud a sus esposas y a sus esposos, por acompañarlos en este sacrificio de servicio a la Patria.

Las madres de familia -y reitero la felicitación a las mamás; ayer celebramos el Día de la Madre-, los padres de familia de Colombia, sentimos gratitud que no alcanzamos a expresar en debida forma por los papás y las mamás de los integrantes de nuestra Fuerza Pública.

Por los esposos y las esposas de los integrantes de nuestra Fuerza Pública. A ustedes, los 109 integrantes de esta promoción, a sus familias, nuestra gratitud, nuestra esperanza de que la seguridad en Colombia será mejor gracias a ustedes. Esta seguridad que es democrática e integral, que es un componente fundamental para que en el país haya inversión que no podemos desestimular, y haya políticas sociales que nos permitan superar la pobreza.

Debemos recordar que el terrorismo fue enemigo y ha sido enemigo de las libertades.

Veía la elección de alcaldes y al otro día los asesinaban; hablaba de reformas sociales y causaba más pobreza y más desempleo y más desplazamiento.

La seguridad da más libertad; permite el disfrute de las libertades. La seguridad permite la inversión; la seguridad permite que se avance en cohesión social; la seguridad contribuye a crear un campo de prosperidad para que el país supere la pobreza, a pesar de este momento de dificultades de la economía.

En nuestras decisiones para enfrentar las dificultades de la economía están las nuevas líneas de crédito de vivienda. Una línea de crédito con recursos del Banco Agrario o con recursos de otros bancos, con garantía del Gobierno Nacional hasta del 70 por ciento para los trabajadores que den libranza sobre su salario o del 50 por ciento para los otros trabajadores, a fin de que se mejore la vivienda, se mejore la calidad de vida, se genere empleo, se adquiera vivienda.

Señor Ministro (de Defensa, Juan Manuel Santos), señores comandantes, señor general Oscar Naranjo, Director de la Policía: el Gobierno Nacional ofrece esta línea de crédito hoy a los policías y a todos los integrantes de las Fuerzas Armadas de Colombia. Con el Ministerio de Vivienda pueden coordinar para que accedan a esta línea de crédito y para que tengan la garantía del Gobierno, a través del Fondo Nacional de Garantías.

La otra línea de crédito es una línea de crédito con tasa de interés subsidiada. Vivienda hasta de 60 millones, cinco puntos de subsidio de tasas de interés durante siete años. Vivienda hasta 30 millones, cuatro puntos de subsidio de tasa de interés hasta siete años. Vivienda hasta de 170 millones, tres puntos de subsidio de tasa de interés hasta siete años.

Inicialmente atenderemos, de acuerdo con los recursos apropiados, 32 mil casos de subsidio de tasa de interés.

Confiamos que los integrantes de las Fuerzas Armadas puedan hacer uso de este subsidio de tasa de interés, para avanzar también en la adquisición de su nueva vivienda.

Qué grande el compromiso de esta nueva promoción que lleva el nombre del señor general Echeverri Ossa. A su señora, a su familia, nuestro más sincero reconocimiento. El teniente coronel Bernardo Echeverri Ossa fue un ejemplo de patriotismo, de firmeza, de transparencia. Lo recordamos hoy y le rendimos a su memoria nuestro homenaje.

Ustedes están comprometidos con la Patria, y nosotros no cejaremos el compromiso con la Patria. Nosotros pertenecemos a unas generaciones de colombianos muy sufridos.

Se prefirió el show político que la atención a nuestro clamor por seguridad, y en esta ocasión no permitiremos el show político que la atención al clamor de los colombianos por seguridad.

¡Firmes! ¡Ni un paso atrás!

Muchas gracias por su compañía distinguidos subtenientes.

¡Qué viva Colombia!”.

 

     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
Imprimir