“Da mucho gusto venir hoy a San Juan de Rioseco, en esta bella ladera cundinamarquesa.
He tenido el privilegio de trabajar, primero con el gobernador Álvaro Cruz (ex gobernador de Cundinamarca), hijo de San Juan de Rioseco, y ahora, en los últimos años, con el Gobernador (de Cundinamarca) Andrés González. Trabajar con afecto por Cundinamarca.
Todos los días mis compañeros y yo tenemos más motivos de aprecio, de gratitud, de cariño a Cundinamarca, de admiración.
Señor Gobernador (de Cundinamarca, Andrés González), permítame decirle sin lisonjas que Cundinamarca es un ejemplo de buen Gobierno.
Y me agrada mucho que este Consejo Comunitario se reúna aquí, en San Juan de Rioseco, que tiene el privilegio de contar con una de las alcaldesas (Aileth Emilsen Ruiz Medina) más importantes del mundo, por su entusiasmo.
La vida pública no se puede realizar con pereza, sino con todo lo contrario: con energía. Ella es un ejemplo. La vía pública no se puede realizar con desafecto, se requiere amor por el pueblo, por la tarea que se tiene en frente. Ella es un ejemplo. La vida pública no se puede adelantar con moridera; necesita todas las ganas. Ella es un ejemplo.
La saludamos con admiración Alcaldesa.
Su alegría, su entusiasmo, su energía, representan eso que son atributos de mis compatriotas cundinamarqueses.
Agradecemos inmensamente la presencia del señor Contralor General de la República, el doctor Julio Cesar Turbay Quintero. Aquí nació su abuela materna, doña Rosaura Ayala de Turbay, madre del ex presidente (de la República) Julio Cesar Turbay Ayala, por quien yo profeso toda la admiración, por quien siento gratitud incancelable.
Turbay era un hombre firme y puro. Tenía la firmeza del acero para combatir a los violentos y la pureza del oro para manejar los recursos del Estado.
Cuando asumió la Presidencia de la República -quiero recordar el párrafo final de su discurso de posesión. Seguramente no puedo repetirlo en el tener literal, pero con una idea aproximada- dijo más o menos que dedicaba su elección a su padre, un honesto inmigrante cristiano del Medio Oriente, y a su madre, una virtuosa mujer de la provincia cundinamarquesa. Y decía él, y al pueblo que fue el artífice de la victoria.
Cómo evocaba a los suyos, sus raíces, las virtudes de los suyos, su pueblo, Cómo quería a los colombianos.
Muchas gracias, Contralor (General de la República, Julio Cesar Turbay Quintero) por acompañarnos.
Afianzar la seguridad
Quiero agradecer a los soldados y policías de la Patria, porque aquí hay contento, porque aquí se sufrió mucho, porque aquí la ciudadanía estuvo maltratada por los grupos terroristas, y la acción heroica de los soldados y policías de la Patria ha expulsado de la ladera cundinamarquesa a los grupos terroristas. Gracias, soldados y policías de la Patria.
Pero no desmayemos. Esa maleza se recupera. Por eso hay que combatirla en todas las horas. Y me parece pertinente, en esta bella ladera de Cundinamarca, entre la sabana más bella de los Andes y más extensa, Bogotá, y el Río Grande de la Magdalena, hablar sobre reflexiones que anidan en el alma, en estos días de la víspera del Bicentenario.
Tenemos, compatriotas, que afianzar la seguridad. Tiene que ser un valor del siglo XXI. Este siglo tiene que ser el siglo del desquite, el siglo de la prosperidad. Porque en los dos siglos anteriores, Colombia pudo haber ganado más prosperidad, de no haber tenido ese sino de la violencia. ¡Cómo nos afectó!
Yo me pregunto: ¿por qué no progresamos más? Un país bien gobernado, por (Simón) Bolívar, por (Francisco de Paula) Santander, por (Manuel) Murillo Toro, por (Rafael) Núñez, por (Rafael) Reyes, por Pedro Nel Ospina, por (Enrique) Olaya, por (Alfonso) López, por (Eduardo) Santos, por los Lleras (Alberto Lleras Camargo y Carlos Lleras Restrepo).
¿Por qué no progresamos más?
Un país con buenos liderazgos, con buenas políticas públicas.
Seguramente habrá muchas respuestas. Yo quiero aportar a la reflexión histórica una: porque hemos tenido siempre el sino de la violencia, el problema de la violencia.
En dos siglos, apenas Colombia ha disfrutado medidamente 47 años de paz: 7 años en el siglo XIX, y 40 años en el siglo XX. Cómo nos ha hecho de daño esa violencia. Una conquista violenta, una reconquista violenta, el cadalso. Después, una Independencia en la cual no nos ocupamos solamente de la expulsión de los conquistadores, sino de unas guerras internas fratricidas y destructoras.
En estos días he pensado mucho en el Libertador (Simón Bolívar). El Libertador tuvo que gastarle más tiempo y más energías a las guerras internas fratricidas que a la expulsión de los españoles.
El Libertador no pudo dedicar su energía y su tiempo, su capacidad, su ingenio, su imaginación, su devoción al buen gobierno, por tener que dedicar toda su energía a apaciguar los ánimos internos.
Cuando regresaba de la campaña del sur, se había consolidado la independencia de Ecuador, la independencia del Perú, cuando regresaba de la campaña del sur, y se había perfeccionado la creación de la nación boliviana, no pudo dedicarse al gobierno. Un día tenía que salir de urgencia para Venezuela, porque allí la violencia amagaba con acabar la Gran Colombia, como en efecto se hizo, y al otro día tenía que ocuparse de la sublevación ecuatoriana, liderada por el general Juan José Flores. Y moría él asistiendo a la desintegración de la Gran Colombia.
Y el general Santander empieza la primera revolución educativa, pero rápidamente es alterada por la guerra de Los Supremos. Y una tras otra de las guerras civiles hacen del siglo XIX un siglo de violencia.
Historiadores reconocen apenas 7 años de paz del Gobierno de (Rafael) Núñez, uno de los gobiernos más importantes de la historia del continente.
Los historiadores nos dicen que los pocos destellos de progreso económico no se debieron fundamentalmente a las políticas económicas de la época, que no tenían mucha incidencia porque el país todavía estaba integrado a la comunidad internacional, sino que se debieron a los pocos años de paz.
En efecto, en los 7 años de paz de Núñez florece en el Caribe colombiano la industrialización de Barranquilla y de Cartagena, y en la Colombia Andina, la agroindustria del café.
Pero esos 7 años fueron efímeros. Vino la Guerra Civil de 1895 y cuando todavía esta no había terminado, cuando todavía había humo sobre sus cenizas, estalló la guerra que no fue de mil días, sino de los 1.128 y de los 100 mil muertos, en una Colombia por entonces de menos de cuatro millones de habitantes. Y perdimos Panamá, que era la cabeza.
Entre septiembre y noviembre de 1902, en Chinácota, Norte de Santander, donde acudió, en representación del Gobierno, el general Ramón González Valencia, en la Hacienda Neerlandia, en el Magdalena, donde acudió en representación del Gobierno el general Florentino Manjarrés, y de las fuerzas insurgentes, el general Rafael Uribe Uribe, y en Panamá, en el buque Wisconsin, donde acudió, en representación del Gobierno, el general Alfredo Vásquez Cobo y una delegación de las fuerzas insurgentes enviadas por el general Benjamín Herrera, se firmaron los pactos de paz que dieron punto final a aquella guerra.
Pero el país quedó postrado en profunda depresión, y 14 meses después se producía el acta de separación de Panamá.
El Presidente (José Manuel) Marroquín leía una novela en francés, cuando al Palacio de San Carlos llegó el general Pedro Nel Ospina a contarle que en Panamá se estaba firmando el acta de separación. Y dijeron los panameños, tal vez considerados por la situación de nuestra Patria: nos separamos sin rabia y sin odios; nos separamos como hermanos. Simplemente somos concientes que hemos llegado a la mayoría de edad.
La historia tendrá que pensar, flexionar e investigar qué influyo más en la pérdida de Panamá, en la pérdida del Canal: si la política del gran garrote del Presidente de los Estados Unidos en aquella época, o la política del gran descuido, a la cual a nosotros nos condujo la violencia y la falta de sentido de autoridad.
Sobrevinieron gobiernos de progreso, el del general (Rafael) Reyes, y cuando el país avanzaba por una senda de progreso, el debate político, el maltrato político, la rencilla política expulsó a Reyes. Su carretera apenas alcanzó a llegar hasta La Mesa (Cundinamarca). Tenía todo el trazado hasta Girardot.
Catorce años después del exilio, cuando recorría la ladera cundinamarquesa, dijo en La Mesa: ‘¿Y por qué no ha avanzado esta carretera? Aquí la dejo el gobierno del progreso al que maltrataron como el gobierno de la corrupción’.
Murió Reyes en medio de la nostalgia, de la tristeza de no haber podido redondear su obra, porque el maltrato político se lo impidió. Una obra de progreso.
Y tuvimos el Gobierno de Pedro Nel Ospina, que invirtió los 25 millones de dólares de la indemnización de Panamá y el país avanzó.
Y el Gobierno de (Enrique) Olaya, y aquel Gobierno modernizante, revolucionario de (Alfonso) López Pumarejo. Quienes pretenden ser sus émulos lo entienden mal. López Pumarejo no hizo una revolución para los ricos ni para los pobres, sino para el país en su conjunto. López Pumarejo lo que hizo fue modernizar al país para que entrará en una época de prosperidad; integrarlo a las grandes corrientes universales; creo todos los cimientos para una gran etapa de industrialización y dio todos los pasos para una gran política social.
López Pumarejo apoyó a los empresarios por la prosperidad del país, y a los trabajadores y a los campesinos por sus derechos sociales y por sus reivindicaciones.
El juicio histórico sobre López Pumarejo permitirá adicionar a todo lo bueno que alrededor de él se ha dicho, que López Pumarejo fue el revolucionario de la prosperidad, y que entendió que Colombia necesitaba tanto a los empresarios como a los trabajadores.
Entre 1902 y ese principio de los años 1940 vivimos una relativa paz. Y estalló la violencia partidista, y todavía no se habían apagado sus pavesas, a finales de los años 50, cuando los ex presidentes Alberto Lleras y Laureano Gómez pactaron el Frente Nacional, y entonces apareció la guerrilla marxista, que quiso hacer de Bolivia y de Colombia las replicas de la Revolución Cubana.
Creció esa guerrilla y maltrató al país. Y vino la reacción igualmente cruel del paramilitarismo. Y crecieron todos esos movimientos terroristas al amparo del narcotráfico. Y todavía no hemos superado esa tragedia.
Eso tiene que ser una de las razones que explique por qué esta Patria –en las dos centurias anteriores- no tuvo todo el progreso que debió tener.
Cuando empezaba nuestra Nación teníamos el mismo ingreso per cápita de los Estados Unidos. Hoy nosotros tenemos 4 mil dólares; ellos, 45 mil (dólares).
Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando empezaba la recuperación asiática, nosotros teníamos el ingreso per cápita de Corea; hoy Corea tiene cerca de 30 mil dólares.
Hemos perdido mucho tiempo. Hemos dilapidado la energía de las gentes de bien de Colombia, políticas de buenos gobiernos, orientaciones de buenos líderes, por la violencia.
Por eso, apreciados compatriotas, tenemos que hacer de la seguridad un valor democrático para la prosperidad del siglo XXI, para que sea el siglo del desquite, para que al doblar la página de esta centuria –que está próxima a consumir la primera década- las nuevas generaciones puedan decir que Colombia ha prosperado más velozmente.
Pero en esto no puede haber dubitaciones. Muchos todavía tienen nostalgia porque Colombia no cayó en manos del terrorismo. Muchos tienen nostalgia porque el mundo no cayó en manos del comunista. Los comunistas de hoy les da miedo declararse como tales. Inventan todos los eufemismos ideológicos para encubrir sus reales aspiraciones.
Sin embargo, vemos una América Latina en la cual en muchas partes hay hostilidad a la empresa privada y en otras partes no se le defiende.
Hace pocos días, cuando el mundo conmemoraba los 20 años de la caída del Muro de Berlín, pasaba por mi mente un raciocinio: se ha dicho cuántos quedamos contentos con la caída del Muro de Berlín, pero lo que no se ha dicho es cuántos quedaron resentidos con la caída del Muro de Berlín.
Esos resentimientos de las teorías que fracasaron, esos resentimientos del terrorismo que vamos derrotando, son fertilizantes para la semilla de la recuperación del terrorismo.
Por eso, nosotros tenemos que estar en alerta, amanecer todos los días con a guardia en alto, no cansarnos, no desfallecer, para que Colombia recupere totalmente la seguridad.
Esto es un reto para las nuevas generaciones de colombianos, y no fácil de asumir.
Esta madrugada, cuando yo decía en mis adentros: cómo es que la ladera cundinamarquesa estuvo tan afectada del terrorismo, a 20 minutos en helicóptero de Bogotá; cómo es que el terrorismo maltrató tanto a mis compatriotas cundinamarqueses. Y pensaba: no se puede aflojar, en cualquier momento se nos entran por una parte o por la otra, me llegaban dos noticias: una de Neiva y otra de Ituango (Antioquia).
Recompensa por ubicación de terroristas
Hace pocos días, la Policía, en una acción heroica sumamente bien concebida y ejecutada, dio de baja a un bandido de la ‘Teófilo Forero’ responsable de los ataques terroristas a Neiva.
Anoche quiso el terrorismo desquitarse, cobrar venganza. Pusieron un petardo pequeño en Neiva, esperando que llegara allí la Fuerza Pública para estallar un carro bomba de 150 kilos de dinamita.
Por fortuna, la Fuerza Pública, con la inteligencia que ha venido mejorando, con todas las decisiones de seguridad urbana que se implementan, pudo anticipar el evento. Rodeó el área, hizo desocupar las residencias, instaló todas las medidas de seguridad y procedió a desactivar el carro bomba, y se evitó esa tragedia en Neiva.
Saludo desde San Juan de Rioseco, en Cundinamarca, a todos mis compatriotas del Huila y de Neiva. Allá estamos hoy más firmes que cuando empezó el Gobierno.
Hemos ofrecido esta mañana 50 millones de pesos por la información que nos permita la captura de los terroristas que intentaron esta acción devastadora en nuestra capital del Huila.
Farc asesinan a tres policías en Ituango, Antioquia
Y también recibía la noticia de que el grupo terrorista de las Farc, en venganza por las operaciones que se adelantan en el Nudo de Paramillo, asesinó en Ituango (Antioquia), esta mañana, a tres policías. Allá se está reuniendo un Consejo de Seguridad y van a ofrecer las recompensas.
Para delante. Hoy hay una consigna a los soldados y policías de la Patria: para delante. No se puede retroceder un momento.
A nosotros nos acusan de todo. Se sabe que para nosotros es tan importante los derechos humanos, como la eficacia de la Fuerza Pública, pero para tratar de desacreditar esta política, un día los opositores que aspiran a la Presidencia dicen aquí: nos vamos para Estados Unidos a frenarle al Gobierno de Uribe el acuerdo de libre comercio. Eso no es frenarle al Gobierno de Uribe un acuerdo de libre comercio. Eso es quitarle oportunidades de empleo al pueblo colombiano. Y así lo han dicho.
Mientras aquí queman la bandera de los Estados Unidos, allá se van a decir que no se puede aprobar el acuerdo de comercio, porque este es un Gobierno criminal, violador de derechos humanos, cuando lo que estamos haciendo es superando esta larga tragedia de crimen contra el pueblo colombiano.
Y ahora pretenden hacer lo mismo en Canadá y en la Unión Europea, y buscar por todos los medios, a través de todas las triquiñuelas y maniobras, maltratar esta tarea de la Seguridad Democrática.
Pero nosotros estamos firmes, con los soldados y policías de Colombia, buscando todos los días el gran respaldo que requerimos.
A nosotros no nos incomodan las maniobras, porque nosotros sí mantenemos una pretensión del alma todos los días, que es buscar el corazón y el afecto del pueblo colombiano.
Aquí hay un trípode, hay un trípode para sostener esta política: la Constitución, las Fuerzas Armadas y el afecto del pueblo colombiano.
Yo no desespero por el maltrato, pero sí me afano por el afecto de mis compatriotas, porque algo que le ha faltado al pueblo colombiano, al pueblo colombiano le ha faltado que después de que le saquen los votos le den amor.
Y mi insistencia todos los días a mis compañeros de Gobierno es: entrega con amor al pueblo colombiano, porque de pronto nos hacen faltan los recursos, hay déficit y endeudamiento, se afecta una política o la otra, pero desde que haya amor a la Patria, afecto desbordado al pueblo colombiano, vamos saliendo adelante, apreciados compatriotas.
Otro gran reto de este siglo, es el reto ambiental.
Ayer inaugurábamos en el Valle del Cauca, una cogeneradora de energía, de gran importancia ambiental, que tiene bonos de los mercados verdes. Colombia en eso tampoco fallará. Vamos a salir adelante.
DAS devolverá a tres integrantes de la Guardia Nacional venezolana
Quiero hacer una referencia a la política internacional:
El día de ayer, la Fuerza Pública de Colombia detuvo a tres integrantes de la Guardia Nacional de Venezuela en el Vichada. Ahora serán entregados a las autoridades de Venezuela con toda la decencia, como corresponde.
Y deben llevar un mensaje: el mensaje de que aquí hay afecto por el hermano pueblo de Venezuela; que ese afecto que tenemos por el hermano pueblo de Venezuela es un afecto inquebrantable.
El DAS, a través de las oficinas migratorias, devolverá a estos tres integrantes de la Guardia Nacional, con toda la decencia.
Colombia venderá a Ecuador dos gigas adicionales de energía
Hemos sentido el racionamiento de energía en países vecinos. No hemos podido vender la suficiente energía al Ecuador porque nosotros estamos en la víspera de un agudo verano, que puede reducir sustancialmente el agua de nuestros embalses. Y hemos tomado todas las precauciones para evitar un nuevo apagón.
Pero esta semana, la señora Viceministra de Minas (Silvana Giaimo Chávez) y mi persona reunimos a los generadores de energía, tomamos unas decisiones que se deben comunicar hoy a la hermana nación ecuatoriana, a su Gobierno:
Nosotros creemos en la solidaridad profundamente: hoy por ti, mañana por mí. Por eso, a pesar de la emergencia que hay en Colombia, se han introducido unos cambios a las regulaciones en la Creg (Comisión de Regulación de Energía y Gas). Se introdujeron en horas. Ya fueron aprobados ayer.
Y desde hoy, de acuerdo con esos cambios, está autorizada Emcali, su planta de generación de energía térmica, Termoemcali, está autorizada para despachar dos gigas adicionales a la hermana República ecuatoriana.
Una vez escuchemos al señor Gobernador (de Cundinamarca, Andrés González), a la señora Alcaldesa (de San Juan de Rioseco, Cundinamarca, Aileth Emilsen Ruiz Medina), debemos mirar el tema agropecuario, el tema de obras públicas, el tema de política social, el tema hospitalario, el tema educativo, el tema de vivienda, en la ladera cundinamarquesa.
Política agropecuaria en Cundinamarca
En política agropecuaria es muy importante revisar cómo va la renovación cafetera en ladera cundinamarquesa.
Anoche veíamos que hay una cosecha muy reducida en todo el país, por un aspecto negativo y por uno positivo.
¿Cuál es el negativo? Que se sufrió mucho de exceso de lluvias en los dos años anteriores, se debilitaron los cafetos, se afectó totalmente la florescencia, y eso está repercutiendo en la baja producción actual.
Además, hubo un enorme encarecimiento de fertilizantes y se disminuyó la fertilización.
El aspecto positivo es que tenemos 150 mil hectáreas de producción, con producción temporalmente suspendida, porque han entrando en la renovación cafetera, que se ha venido financiando con los recursos de la Ley Agro Ingreso Seguro.
Y sé que este no es el epicentro cañicultor, que está relativamente un poco más al norte, aproximándose a Villeta. Pero hoy, con el aporte y el liderazgo del Gobernador (de Cundinamarca, Andrés González), y el acompañamiento del Gobierno Nacional, debe quedar definida –cualquiera sea su monto- la construcción de la planta de alcoholes en Villeta, en la ladera cundinamarquesa, para poder descongestionar el mercado de panela.
Le he pedido al Ministro de Agricultura (Andrés Fernández) también, que esta semana quede definida la cuantía presupuestal para la planta de Cúcuta.
¿Por qué? Porque allí hay 700 hectáreas de caña que se muelen en el Ingenio de Urueña, y las autoridades de Venezuela no han permitido que esta caña siga llegando al Ingenio de Urueña. Esta semana debe quedar definida la construcción de la planta de alcohol en Cúcuta.
Hay un problema -me dicen- es que allí llega la gasolina de Venezuela, entonces nadie le va a mezclar alcohol. Invéntese Ministro (de Agricultura, Andrés Fernández) la fórmula. Si hay que traer ese alcohol en carrotanques a Bucaramanga o Barrancabermeja, se trae.
Y si no son suficientes las 700 hectáreas de caña que hay allá en El Zulia, también financien la siembra de otras mil 300, para que haya dos mil hectáreas de caña.
Porque aquí no nos vamos a dejar entristecer por la dificultades. Al contrario, el Libertador (Simón Bolívar) decía que ante las dificultades hay que crecerse; que la gente es valiente, se peinan como los cisnes con las tempestades, Ministro (de Agricultura, Andrés Fernández).
Y mejor es la Ley Agro Ingreso Seguro. Y cuéntele al país sus mejoramientos. Pero para adelante, que el mundo necesita duplicar la producción de comida para el año 2030 y Colombia necesita convertirse en una gran potencia agrícola.
Infraestructura
Después, miraremos los temas de Bienestar Familiar, del Sena, los hospitales, los temas de infraestructura.
Sabemos que a pesar de las grandes obras que se adelantan en Cundinamarca, de la Ruta del Sol en licitación, de esa gran carretera que atraviesa Cundinamarca desde los límites con Boyacá hasta Girardot, la doble calzada de Arauca-Bogotá-Buenaventura, que a pesar de que en los próximos días se va firmar la adición al contrato para la doble calzada de Bogotá al Llano, sabemos que hay muchas necesidades de infraestructura aquí en Cundinamarca.
Una de las carreteras más importantes que requiere el país es la carretera Girardot-Cambao-Puerto Bogotá. Algún pequeño esfuerzo se ha hecho. Esta mañana me decía la Alcaldesa que el tramo Cambao-Puerto Bogotá tiene unos puentes recientemente construidos en muy buen estado, pero una banca intransitable.
Estamos en un año muy difícil de la economía, con unos recursos muy limitados, con un alto déficit. Pero hay que ir buscando caminos.
Vamos a mirar, también, qué ha pasado con la oferta de crédito al señor Gobernador (de Cundinamarca, Andrés González). Unos recursos con tasa de interés subsidiada surgidos del Congreso de la República, para que la Gobernación de Cundinamarca pueda avanzar en más obras para esta gran región.
Apreciados compatriotas de Cundinamarca:
Muy grato estar con ustedes. Nos sentimos con energías renovadas cada vez que estréchanos la mano de nuestros compatriotas cundinamarqueses.
Y vamos a escuchar a su Gobernador (de Cundinamarca), el doctor Andrés González, y a su Alcaldesa (de San Juan de Rioseco), la doctora Emilsen (Ruiz Medina).
A todos, muchas gracias”. |