Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez
durante la celebración de los 40 años de Copidrogas

 
Noviembre 19 de 2009 (Bogotá)
 
 

“Quiero saludarlos a todos. Este es un acto muy importante para Colombia: tener una cooperativa de este tamaño, de esta solidez, de esta historia, enaltece al país.

En buena hora el Congreso de la República, por conducto por dos buenos amigos del cooperativismo: los doctores Luis Felipe Barrios y Fernando Tamayo, han propuesto a la Honorable Cámara entregar a Copidrogas la Orden de El Libertador.

En compañía del Gabinete, acudo esta noche a entregar a ustedes la Orden Nacional al Mérito. Una batalla bellísima por la solidaridad de Colombia han dado ustedes.

He tenido el privilegio de trabajar desde hace muchos años con el cooperativismo. Aquí encuentro caras amigas de décadas, que nos hemos encontrado en la tarea de contribuir algo a ese gran filón de la Patria que es la economía solidaria. Y da mucho gusto constatar tanta solidez en una gran expresión cooperativa, como es Copidrogas.

Quiero felicitarlos a todos. A los integrantes de su Consejo de Administración, encabezado por el doctor Hernando Agudelo Peña; al Gerente, el doctor René Cavanzo; a los fundadores, algunos de los cuales aquí nos acompañan esta noche; a aquellos colombianos, más de 3.600, cooperativistas afiliados a Copidrogas; a esas pequeñas empresas de familia, más de 4.500, que pueden competir en este mundo agresivo de la globalización, gracias a su asociación cooperativa.

Qué bueno para Colombia poder tener una expresión cooperativa como Copidrogas. Uno ve en el balance social de Copidrogas excelentes realizaciones.

Quiero destacar una: la integración de las economías es inevitable. En este momento de la historia de Colombia, el país se tiene que hacer una reflexión: nosotros no podemos tener una economía encerrada ni tampoco una economía integrada a pocos mercados. Nos tenemos que integrar a muchos mercados del mundo. Ojalá. En esa tarea estamos.

Pero eso todos los días implica riesgos, porque es más difícil competir, es más difícil tener buenos índices de productividad, es más difícil defenderse.

Para crecer y dar bienestar, hay que integrarse a la economía mundial. Pero al mismo tiempo hay que poder enfrentar el desafío que pone a las empresas al riesgo de desaparecer cuando se integran a la economía mundial.

Uno de los grandes temores para estos procesos necesarios de integración, es la suerte de las pequeñas empresas. Cuando llegan los almacenes de cadena, necesarios, y crecen en un país como Colombia, a uno le dicen muchos compatriotas: ‘Presidente, ¿y cómo nos vamos a defender los de las pequeñas empresas?’.

Y le dicen los tenderos y le dicen pequeños confeccionistas y le dicen pequeños empresarios de todos los ramos de la producción y de los servicios. He aquí un gran ejemplo.

Ustedes constituyen una red de pequeñas empresas, de empresas de familia en Colombia. Y han enfrentado exitosamente este proceso de creciente inserción del país a la economía mundial, gracias a que desde hace 40 años han alimentado la talentosa decisión de asociarse en un modelo cooperativo. Individualmente no podrían mantenerse. Individualmente no serían exitosos. Aquí creo que hay un imperativo de asociatividad a través del modelo cooperativo.

A uno le dice una cadena de almacenes: ‘Cuando empezó el Gobierno, en el año 2002, nosotros teníamos cinco tiendas. Hoy, como hay mucha confianza en Colombia, tenemos 80’.

Y otro dice: ‘Nosotros teníamos 28 y hoy tenemos 300’. Y así sucesivamente. Y entonces al mismo tiempo miren lo que ocurre: muchos podrían haber dicho: ‘Eso va a acabar con las farmacias’. Y miren lo que ha pasado.

Cuando empezó el Gobierno, Copidrogas vendía 120 mil millones, y este año venda un billón. Increíble. Esto es: de pronto ha crecido más que todos los grandes que entraron nuevos. Y eso se debe al esquema cooperativo. A su rigorosa observancia de los principios del cooperativismo.

Creo que acá hay una gran combinación que la hace el lazo solidario, que es la combinación de la pequeña empresa de familia con la gran empresa de alta competitividad.

La pequeña farmacia, generalmente atendida por la familia, y, al mismo tiempo, el gran centro de logística, que mañana inauguran, el más moderno, el de los mayores volúmenes, el de la mayor tecnología.

Es la combinación perfecta. Y solamente se logra cuando hay la disciplina del trabajo de la pequeña empresa de familia y el sentido de solidaridad de cooperativas como Copidrogas. Magnífica, perfecta combinación, que merece el respeto, el saludo afectuoso de todos los colombianos.

Nosotros creemos mucho, y con fe, en que esta Patria nuestra siga ganado confianza. Creemos en la seguridad con sus valores democráticos, en la promoción de la inversión, en la cohesión social. Y para eso es muy importante la fe cooperativa.

Un país con criterio solidario, con sentido de asociatividad, es un país que entiende mejor la razón de ser de la seguridad. Un país con principios solidarios, es un país que entiende mejor la responsabilidad social de la promoción de la inversión. Y los principios solidarios son fundamentales para construir el validador de la seguridad y el validador de la inversión, que es justamente la cohesión social.

Esta Patria ha tenido muy buenos dirigentes. Ustedes lo son. Buenos gobiernos. Los primeros de Bolívar y Santander. Esta Patria ha tenido buenas políticas públicas. Pero no ha tenido tan buenos resultados. Y diría, apreciados compatriotas, que vale la pena una reflexión, que estoy repitiendo ante mis conciudadanos en las vísperas del Bicentenario.

En dos siglos de vida independiente apenas hemos vivido 47 años de paz. En el siglo XIX no tuvimos sino siete años de paz en los alrededores del Gobierno de Núñez, que se interrumpieron con la guerra civil de 1895. Y ésta no había terminado cuando se declaró la otra: aquella de los Mil Días, que no fue de mil días sino de 1.128 días, y murieron cien mil colombianos y perdimos a Panamá.

Y el país tuvo 40 años de relativa paz, hasta que a principios de los años cuarenta apareció la violencia partidista. Todavía no se habían apagado sus llamas con lo acuerdos del Frente Nacional, e irrumpieron las guerrillas marxistas. Y vino la reacción paramilitar. Y ambos cooptados por el narcotráfico. Y de 1942 a la fecha, las generaciones de colombianos no han tenido un día de paz.

Colombia empezó con el mismo ingreso per cápita de Estados Unidos. En los años 50 tenía el mismo ingreso per cápita de las economías que empezaron su recuperación en el Asia, de Corea. Y cómo nos quedamos atrás.

Para que este sea el siglo del desquite, el siglo de la prosperidad, tiene que ser el siglo de la seguridad. Y eso es bien importante en la medida en que haya valores democráticos y valores solidarios.

Y para que haya valores democráticos y valores solidarios, la economía no puede ser solamente una economía de empresa privada individual, lucrativa o empresa estatal. Tiene que ser una economía que le abra un gran espacio a la economía solidaria.

Qué bueno que este país proyectara en el siglo en que está próxima a consumirse la primera década, una centuria de seguridad y de economía solidaria. El ejemplo de 40 años de exitosa lucha de Copidrogas nos dice que es posible.

Y qué bueno saber que en estos años –en los cuales a pesar de que llevamos año y medio de tanta desaceleración de la economía, el país ha logrado altísimas tasas de inversión–, ustedes muestran esa prosperidad que se refleja en sus cifras. Esa satisfacción con el cumplimiento de sus principios solidarios. Y mañana, como conmemoración de estos 40 años, van a inaugurar ese gran centro de logística.

El cooperativismo ha mostrado en Colombia, con ejemplos como el de Copidrogas, que está listo para ser campeón en el proceso de globalización, de integración de Colombia a la economía mundial. Esa es la lección que nos deja el éxito de Copidrogas.

Emergencia Social

Quiero expresarles que el Gobierno está estudiando unas decisiones fundamentales para la seguridad social, para la salud. En los últimos años, Colombia ha dado un gran salto. Hoy tenemos 41 millones de ciudadanos afiliados con seguro de salud. Ustedes notan, advierten, cómo Colombia ha venido haciendo ese gran esfuerzo. Basta mirarlo en la facturación de medicamentos a un país que antes no se le atendían sus enormes necesidades de salud, y que ahora crecientemente se le atienden.

Hemos logrado que mientras crece exponencialmente el mercado de medicamentos en Colombia, también se disminuya proporcionalmente el esfuerzo que los colombianos tienen que hacer contra su propio bolsillo, y eso se transfiera a medicamentos suministrados por las entidades aseguradoras.

Falta mucho. Sabemos que todavía tenemos un desequilibrio profundo entre el régimen subsidiado y el régimen contributivo. Que si bien hemos hecho profundas reformas en el Seguro Social, en la EPS, en la empresa de pensiones, en la empresa de riesgos profesionales, en las clínicas, por ejemplo, las de Bogotá, transformadas para bien del país, gracias a este esquema que acabó con la voracidad sindical y con la politiquería, y que le entregó estas clínicas a la sociedad integrada por la Universidad del Rosario, la caja de compensación Compensar y la Fundación de Hermanos San Juan de Dios. Y hay procesos semejantes en otras ciudades colombianas.

Sabemos que a pesar del camino recorrido, los retos que quedan son muchos. Pero también entendemos que lo ganado no lo podemos perder. Por eso hemos tomado la decisión de declarar una Emergencia Social, para dotar a la salud de los recursos que requiere, a fin de evitar su crisis, a fin de garantizar la estabilidad de la salud de Colombia, a fin de cumplir cabalmente con las disposiciones de la Corte Constitucional.

Vamos a buscar unos recursos con destinación específica para combatir las posibilidades de crisis de la salud, para darle a la Patria la tranquilidad de que lo logrado va a tener una garantía de estabilidad en el largo plazo y va a seguir mejorando.

En reunión con los gobernadores de Colombia, sostenida hoy en la ciudad de Manizales, hemos ratificado la necesidad de avanzar con unas disposiciones de emergencia, con unas disposiciones excepcionales, para obtener de la cerveza, de los licores, de los cigarrillos, a través de las respectivas modificaciones, unos recursos con destinación específica a la salud.

Porque un país que ha logrado tener a 41 millones de ciudadanos con seguro de salud, un país que viene dando saltos tan importantes, como el que registra Copidrogas entre 2002 y este año 2009, es un país que no puede dejar que esos logros se marchiten, que tiene que dar una garantía de estabilidad en esos logros.

Me gusta mucho anunciar la determinación del Gobierno, aquí en la conmemoración de estos 40 años de Copidrogas, y desde aquí pedirles a todos ustedes, los afiliados a Copidrogas, que nos ayuden a aclimatar esta decisión en la conciencia de todos los colombianos.

Vamos a cumplirle al país, para que el país pueda tener la tranquilidad de que la salud seguirá bien, y que la salud les va a llegar no solamente a los 41 millones que ya les ha llegado, sino a los 46 millones de colombianos. La tenemos que manejar con austeridad, pero no la podemos dejar quebrar por falta de recursos.

Felicitaciones, Copidrogas. Ustedes son un gran ejemplo para Colombia y para el mundo”.
 
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