Palabras del Presidente Álvaro Uribe durante
el Congreso de las Cajas de Compensación Familiar

 
Octubre 29 de 2009 (Cartagena)
 
 

“En primer lugar, quiero agradecer a Asocajas esta condecoración, que es un exceso de generosidad. Lo que tiene que hacer el Presidente de Colombia es cumplir el deber de defender un sistema tan importante como éste para un país que tiene que construir armonía social.

Quiero agradecerles, de todo corazón, su lucha por el país. En la salud, en la vivienda, en el turismo social, en la administración del subsidio monetario, su incursión en el crédito, y todas las posibilidades que crea el sistema para Colombia.

En estos años ha habido un avance bien importante. Cuando empezamos en 2002, Colombia tenía 172 mil 760 empresas que eran afiliadas al sistema, hoy tiene 333 mil 422: un salto de 172 mil a 333 mil es un salto bien importante, pero hay algo que resaltar. En este año hemos tenido mucho pánico por la crisis de la economía. El Gobierno ha sufrido mucho esperando lo peor; veníamos con una muy buena dinámica de creación de empleo, no hemos destruido empleo pero se frenó esa dinámica. Y teníamos un retroceso en el avance de las coberturas sociales, que veníamos logrando. Sin embargo, el resultado nos permite decir que Colombia ha defendido su institucionalidad social.

En 2008 teníamos 325 mil empresas afiliadas. En lugar de presentarse un deterioro, en 2009 tenemos 333 mil. En cuanto al número de trabajadores afiliados al sistema, en 2002, cuando empezó el Gobierno, teníamos 3 millones 422 mil. El salto ha sido de 3 millones 422 mil a 5 millones 692 mil, y este año el sistema también se ha defendido. Hace un año el sistema tenía 5 millones 665 mil trabajadores afiliados, hoy tiene 5 millones 692 mil.

Miremos el sistema en lo que este Gobierno cree es un esquema elemental pero profundo, útil para Colombia. Miremos el sistema alrededor del debate de su incidencia en el empleo, y también miremos algunas posibilidades que requiere el país el sistema desarrolle a futuro.

Nosotros, muy apreciados visitantes, nos hemos propuesto profundizar la confianza en Colombia, de la comunidad doméstica y de la comunidad internacional, trabajando tres caminitos: la seguridad con valores democráticos, el estímulo a la inversión con responsabilidad social y la política social.

Un país que ha sufrido tanto la violencia y que ha sido conducido por la violencia a niveles muy elevados de pobreza, de desempleo, es un país que necesita el rescate de la seguridad, de la promoción de la inversión para poder avanzar en la política social. Y en una democracia de opinión, finalmente son los resultados de política social los únicos que operan como validadores de una política de seguridad y de una política de promoción de la inversión.

Reflexión histórica

Los países de Iberoamérica, en el continente latinoamericano, nos acercamos al segundo centenario de la Independencia, hora de profunda reflexión en todos nuestros pueblos.

Yo he venido proponiendo a mis compatriotas algunas reflexiones a raíz de esta conmemoración del Bicentenario. Colombia ha tenido mejores gobiernos que resultados, mejores liderazgos que resultados y mejores políticas públicas que resultados. Lo que ha evitado que liderazgos, políticas públicas y acciones de gobierno se traduzcan mejores resultados, es una constante de violencia.

En el Siglo XIX tuvimos contados años de paz. El historiador Rodolfo Segovia nos dice que apenas hubo unos años de paz durante el periodo del Presidente Rafael Núñez, oriundo de Cartagena, uno de los más destacados mandatarios de la Nación, y que coincidieron estos cortos años de paz con el florecimiento de proyectos industriales en Cartagena y Barranquilla y también con cimientos muy importantes de la caficultura en la Colombia andina.

Cuando uno mira el Siglo XIX encuentra un siglo tormentoso todo en violencia. Después de Núñez, se da la guerra civil de 1895, y no se han sanado todavía las heridas y empieza la Guerra de los Mil Días, la última de las reconocidas como guerras civiles: 1.128 días, 100 mil muertos. Terminó en los pactos de septiembre, octubre y noviembre de 1902, dejó al país en una profunda postración. Un año después se separaba Panamá.

El país vivió años de relativa paz hasta el principio de los 1940. Puede asegurarse que en el siglo pasado no vivimos más de 40 ó 42 años de relativa paz, durante los cuales el país se recuperó mucho, con gobiernos realizadores como el del general Rafael Reyes; el programa de inversiones del General Pedronel Ospina; con los dineros provenientes de la indemnización de los Estados Unidos por el Canal de Panamá; el Gobierno visionario, modernizador del Presidente Alfonso López Pumarejo, y otras administraciones que le hicieron muy buenas contribuciones al país.

Pero desde el principio de los años 1940 hasta la fecha, no hemos vivido un día de completa paz. Diferentes violencias, sin pausas de la una a la otra: la partidista se supera a finales de los años 50 con el Frente Nacional; la aparición de las guerrillas marxistas; la reacción del paramilitarismo, la fusión de ambos con el narcotráfico; su elevación a la categoría de narcoterrorismo.

Creemos muchos colombianos que la centuria que empieza tiene que consolidar la seguridad como un valor democrático, una fuente de recursos, para que sea un siglo de positivo desquite.

Preocupa mucho saber que en los años fundacionales teníamos el mismo ingreso per cápita de los Estados Unidos; que en el periodo inicial de la recuperación asiática de la posguerra, el mismo per cápita; que cuando termina la guerra de Corea y empieza la recuperación, pocos años después, el mismo per cápita, y hoy bastante rezagados.

Avances en seguridad

Nosotros creemos que es fundamental la seguridad, para que las políticas públicas de la centuria que empieza, produzcan resultados de prosperidad y de equidad en Colombia.

Hemos avanzado, apreciados visitantes, pero nos falta. Era un país con más de cuatro mil secuestros, todavía tenemos 110. Con 66 - 68 homicidios por cada 100 mil habitantes, todavía tenemos 33.

En lo que llamaríamos intangibles, el país registra progresos importantes; hemos recuperado el monopolio de la institución armada constitucional para combatir a los criminales. Eso es bien importante. Ha desaparecido el paramilitarismo.

El país tiene guerrilla, narcotraficantes y bandas criminales del narcotráfico, con alianzas mafiosas entre ellos; en unas regiones se unen y en otras se enfrentan, para repartirse o disputarse los réditos del narcotráfico.

Se ha recuperado el monopolio de la justicia, que es independiente y autónoma en Colombia, pero que había sido en muchas regiones desplazada y reemplazada por el terrorismo. Terroristas de uno u otro bando, pretendieron usurpar las funciones de jueces y fiscales, y a fe que lo estaban logrando en muchas regiones. Hoy gracias a la seguridad, el país ha recuperado ese monopolio.

Las víctimas temían reclamar o lo encontraban inútil; los colombianos han recuperado toda la confianza para denunciar, para reclamar. Hoy hay 270 mil víctimas registradas. El país hace un esfuerzo para avanzar en reparación, conscientes de que reparación total no hay, pero también de que toda tarea de reparación evita gérmenes de venganza, anula semillas de odio.

Ustedes encuentran una Colombia muy descentralizada. Un país que elige por voto popular directo a 32 gobernadores y 1.102 alcaldes; un país en el cual las regiones ejecutan el 51 ó el 52 por ciento del gasto total del Estado. El terrorismo había desalojado de sus municipios a 400 alcaldes.

La Seguridad Democrática permite hoy que todos los alcaldes y gobernadores de Colombia ejerzan sus tareas, rodeados de plenitud de garantías, independientemente del origen político de su elección. El terrorismo, a sangre y fuego, abrió avenidas para robarse los dineros de las regiones. La Seguridad Democrática ha cerrado ese camino venal.

Colombia en alguna forma venía perdiendo las libertades políticas, no por los gobiernos, totalmente respetuosos de ellas, sino por los avances del terrorismo. Hoy el país ha recuperado plenamente las libertades políticas.

Esta Seguridad Democrática avanza con respeto a las garantías individuales, a los derechos políticos, sin legislación de Estado de Sitio, sin supresión de libertades. Todo lo contrario, con posibilidad de ejercicio pleno de libertades eficaces, que honra a la democracia colombiana.

Un país abierto totalmente a la vigilancia internacional, un país que mantiene un compromiso total con la eficacia de la política de seguridad y con su transparencia, que es el avance hacia cero violación de derechos humanos.

Protección de trabajadores

Nos hemos propuesto desde un comienzo que la seguridad sea para todos los colombianos. Uno de los temas que más se ha trabajado tiene que ver con la necesidad de superar el persistente asesinato de líderes de trabajadores. Los socios de esta gran empresa de las cajas de compensación con los empleadores.

Hemos avanzado, pero no estamos contentos. Hay un gran descenso en cifras. Un país que vio asesinar en un año a 260 líderes de los trabajadores, el año pasado 38, habíamos bajado a 25. Pero que necesita llegar a cero asesinatos de trabajadores.

Con la Organización Internacional del Trabajo, nuestros empleadores, nuestros trabajadores y el Gobierno, avanzan en un pacto para superar la impunidad, y por la protección efectiva de la libertad y la vida de los trabajadores. Ya hay 180 personas en la cárcel, más de 200 sentencias. Colombia protege a 10 mil personas, de ellos dos mil son líderes de los trabajadores.

Responsabilidad social

Estamos también promoviendo en esta Nación la inversión con responsabilidad social. Las cajas son una expresión concreta de esa responsabilidad social.

Nosotros pensamos que la responsabilidad social exige fraternidad de las relaciones laborales por oposición al capitalismo salvaje, al odio de clases. He aquí un instrumento de fraternidad, un instrumento de convergencia de empleadores y de trabajadores.

También trabajamos por otras expresiones de la responsabilidad social: la transparencia en las relaciones entre la inversión y el Estado, el respeto al medio ambiente, y el concepto de capital como herramienta de construcción de riqueza social, no como una herramienta de especulación.

Ojalá historiadores y economistas, cuando den el fallo definitivo sobre los orígenes de la crisis de la economía internacional, convaliden la crisis de que a esta crisis nos condujo el concepto especulativo del capital, que distorsiona su razón de ser como herramienta de creación de riqueza social.

El Congreso de la República ha avanzado en muchas reformas estructurales, el camino reformista es inagotable; lo importante es tener una meta, un camino, y estar en un mejoramiento continuo: ni aquietamiento ni salirse del camino.

Ahora se avanza en otras reformas estructurales, como las orientadas a introducir agilidad a la justicia.

Durante tres años consecutivos, el Banco Mundial, en su escalafón de competitividad denominado Doing Bussines, ha certificado a Colombia como uno de los países que más ha avanzado: ocupábamos el puesto 80 entre 130, hoy ocupamos el 37 en 157 economías.

En el reporte de este año, Colombia en el puesto 37 apareció como el primer país latinoamericano, y ya estamos trabajando en el conjunto de reformas para que el país en el 2010 vuelva a ganar esta mención.

Hace pocos días, el Foro Económico Mundial, certificó que Colombia ha ganado en su escalafón de competitividad, cinco posiciones.

Tenemos dificultades, por ejemplo en infraestructura, para contribuir a la competitividad, pero el país empieza a desatrasarse.

Antes de ayer se cerró una licitación llamada a ser una de las obras públicas más importantes en el mundo contemporáneo, una autopista de Bogotá a nuestras ciudades del Caribe, de mil kilómetros de extensión.

Política social

Pero al mismo tiempo, estamos trabajando en el tema social, en educación, en salud, en crédito popular, en nutrición infantil, en todos los temas sociales que requiere un país para superar pobreza, para construir equidad.

Teníamos un 78 por ciento de cobertura en educación básica. Estamos llegando al ciento por ciento.

De un 57 por ciento en educación media, superamos el 80 (por ciento). Cuando empezó este Gobierno, Colombia graduó a 414 mil bachilleres. Hoy tenemos matriculados en grado once a 737 mil estudiantes.

Contábamos con menos de un millón de estudiantes universitarios, hoy tenemos más de millón y medio. Y nos estamos aproximando a millón 700 mil.

Apoyábamos con créditos del Estado a 60 mil estudiantes. Hoy apoyamos a más de 250 mil.

Al lado de las cajas de compensación familiar, hay otras dos instituciones de gran importancia para la armonía social de la Nación: el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) y el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena).

En el Instituto se ha pasado de cinco millones de usuarios a más de 12 millones. Colombia está próxima a garantizar plena cobertura en nutrición infantil.

En el Servicio Nacional de Aprendizaje hemos pasado de formar en oficios vocacionales a un millón 100 mil colombianos, este año se forman 6 millones y medio.

La institución, a diferencia por ejemplo de la de Brasil, es una institución abierta a los trabajadores de las empresas afiliadas y a los colombianos que no están en las empresas afiliadas.

Tenía 41 mil ciudadanos matriculados en técnicas y tecnológicas, ahora (tiene) 295 mil. Y como elemento de Política Anticíclica, ahora está incorporando a otros 250 mil colombianos para formación titulada en oficios que se vislumbran como las nuevas posibilidades de emprendimiento en la economía.

Por supuesto, a pesar de que hay grandes avances, tenemos inmensas dificultades.

Solamente en Bogotá y en Medellín, las coberturas escolares han sido acompañadas de un crecimiento semejante en infraestructura. En el resto del país tenemos un gran déficit de infraestructura.

Así como hay un gran salto en nutrición infantil, hay un enorme reto, un enorme reto en cobertura educativa para niñez de primera infancia, en lo cual todavía registramos un gran atraso.

Allí en un salón contiguo están reunidas autoridades nacionales y locales de un programa que se llama la Red Juntos. Hoy incorpora a cerca de un millón de familias colombianas. En julio deberemos tener allí millón y medio, las más pobres, que se hacen beneficiarias de 57 programas del Estado.

Estas redes sociales han empezado en nuestro país con el programa Familias en Acción, un subsidio de demanda a las familias más pobres, para garantizar el ciclo escolar completo de sus hijos.

Este año, en medio de la crisis, los programas sociales nos han defendido y no hemos tenido aumento en la deserción escolar; al contrario, ha continuado su disminución.

Para nosotros las redes sociales no pueden ser improvisaciones de emoción para enfrentar crisis de la economía, tienen que ser políticas permanentes de mejoramiento continuo para poder superar la pobreza y construir equidad.

Recientemente Colombia ha obtenido dos validadores de gran importancia para su política social.

Naciones Unidas en la última publicación del Índice de Desarrollo Humano le reconoció a Colombia el avance en cinco posiciones, y expresa que Colombia, con Perú, son los países que más han avanzado, después de China, en el Índice de Desarrollo Humano.

Y el Banco Mundial ha publicado su escalafón social que denomina el Índice de Oportunidades, y reconoce que Colombia es uno de los países que en su nivel de ingreso más ha avanzado.

Las cajas y el empleo

El tema de nuestras cajas de compensación y el empleo.

Quisiera dividir el tema en lo que se refiere al impacto en el empleo, al impacto para los tratados internacionales, el impacto para la promoción de la inversión, el impacto para los nuevos sectores de competitividad. Sectores de talla mundial.

Se ha dicho que el pago de estos parafiscales detiene la creación de empleo. Nosotros creemos que no.

Tememos que si en aras de fomentar el empleo se afectaran los parafiscales, se producirían muchos problemas, uno de ellos, el hueco a financiar. El fisco no tiene las condiciones y las cajas de compensación todavía no tienen los patrimonios propios para poder renunciar a la parafiscalidad de cuatro puntos.

Y tememos que si eso llegare a darse, no se va a generar empleo sino que va a haber más apropiación de utilidades y mayor inequidad en el ingreso.

El mundo tiende a crear empleo donde hay competitividad, donde hay condiciones de inversión, no donde hay mano de obra barata.

Abaratar la mano de obra en un mundo que integra crecientemente su economía, no es estimular el empleo; es trasladar beneficios sociales a incremento de utilidades, en perjuicio de la armonía social.

Para la pequeña empresa, en el año 2000, este país aprobó la Ley 590. Le permite a la pequeña empresa que en primer año pague el 25 por ciento de la carga parafiscal, en el segundo año el 50, en el tercer año el 75 y en el cuarto año el ciento por ciento.

Es una manera gradual para que la pequeña empresa se formalice.

Acuerdos de comercio

Colombia tenía acuerdos de comercio con los países andinos y con México. En julio del año entrante, con la ayuda de Dios, tendremos acuerdos con 47 países.

El respeto al medio ambiente, la calidad del empleo, es fundamental para los acuerdos de comercio.

Nosotros tenemos que escoger: nos integramos a la economía mundial o nos quedamos severamente limitados en nuestra región.

Creo que para el bienestar de las nuevas generaciones hay que integrarnos a la economía mundial, pero para integrarnos a la economía mundial hay que demostrar nuestro compromiso para que los nuevos empleos sean de calidad, con afiliación a la seguridad social.

Llamo la atención –y me parece este el foro más indicado- de que un eventual deterioro de los pagos parafiscales para la política social, se constituiría en un obstáculo político que alegarían los países con los cuales estamos buscando integrar nuestra economía.

Hace pocos días tomamos la decisión de avanzar también en el acuerdo de libre comercio con Corea, un país que nos quiere, que todos los días agradece la participación de Colombia en la Guerra (de Corea), que está dispuesto a reconocernos todas las asimetrías resultantes de nuestras diferencias económicas, y que se puede convertir en el gran aliado para el ingreso de Colombia, con 1.300 kilómetros de costa en el Pacífico, a la Asociación de Países del Pacífico.

Nuestra presencia exportadora en Asia es mínima.

Pero cuando uno está pensando en esos objetivos, tiene que pensar en el medio ambiente y en la calidad del empleo.

Si queremos conquistar esos objetivos, no podemos deteriorar la calidad del empleo. ¿Que la pequeña empresa no puede? A la pequeña empresa hay que hacerle esta reflexión: cuando la pequeña empresa cumple con estos parafiscales, como lo decía el doctor Cobo, tiene mucha más productividad y menos presiones por salarios.

Legislación laboral

Estos parafiscales, en alguna forma, ayudan a crear una armonía al interior de las empresas, ayudan a crear estabilidad, ayudan a crear más comprensión sobre las posibilidades de los niveles salariales.

No nos podemos olvidar que Colombia ha hecho unas reformas laborales: la del año 1990, la del 2002, y las reformas de seguridad social, y que el país ha logrado, en medio de mucha discusión, una legislación laboral que tiene mucho equilibrio, da suficiente flexibilidad al empleador, suficientes garantías de estabilidad a los trabajadores.

Claro, todos son inconformes. Los empleadores dicen: ‘Es que el despido en Colombia es muy caro’. Y los trabajadores dicen: ‘Es que la estabilidad en Colombia es muy precaria’.

Pero creo que esas discusiones demuestran que hemos venido logrando un equilibrio. Pienso que no es el momento y que el país haría un gran daño a la necesidad de construir armonía social, de deteriorar la legislación laboral.

Nosotros estamos promoviendo nuevos sectores en los cuales Colombia puede ser un jugador de talla mundial: el turismo de salud. Este país, por su localización geográfica, la calidad de su sector médico y de salud, y sus precios, es altamente competitivo.

La producción de medicamentos, la producción de industria cosmética, nuestro español ayuda mucho para que sea un país próspero en los servicios de business process outsourcing.

Este país está avanzando muchísimo en biocombustibles, sin afectar la selva, sin afectar la seguridad alimentaria. Desarrollar sectores de talla mundial, hay que hacerlo en compañía de tener también condiciones laborales de talla mundial.

Nosotros no podríamos entender que estemos desarrollando sectores de talla mundial en nuestra economía, y al mismo tiempo deteriorando los ingresos de los trabajadores.

Pensamos que la formalización de la economía necesita educación, una tasa alta y sostenida de inversión; al mismo tiempo requiere otros esquemas como infraestructura y acceso a mercados.

Pensamos que estos son elementos fundamentales para formalizar la economía, y no se pueden acompañar de deterioro de las condiciones laborales.

Este país ha ganado mucho en confianza inversionista, pero en un país en el cual se deterioren las condiciones laborales, tampoco se atrae a los inversionistas, porque el deterioro de las condiciones laborales no da garantía de estabilidad; es flor de un día, atractivo de una mañana, pero crea mucha agresividad social, y, por ende, su consecuencia, que es la inestabilidad política.

Para estos elementos de formalización no podemos deteriorar las condiciones laborales.

Algunos dicen: ‘Es que aparecería menos informalidad si rebajamos el salario mínimo’. Sería informalidad aparente, menos, pero con más pobreza. Es que el tema de la informalidad no es de manipulación de cifras, no es de maquillaje de cifras, sino de ir sacando adelante condiciones de mejoramiento de calidad de vida, de superación de la pobreza, de construcción de equidad.

Por eso tenemos que hacer el esfuerzo con unas tasas sostenidas de inversión, con acceso a mercados, con infraestructura, con una revolución educativa permanente, de mejorar la productividad y la competitividad en Colombia.

Esos son los caminos opuestos a la otra receta, a la que pretende incrementar la competitividad pauperizando más el ingreso a los trabajadores. Nos haría un enorme daño.

Confianza inversionista

Este país ha ganado en confianza inversionista. Este año en el mundo la inversión extranjera directa ha caído en un 44 por ciento, aquí en un diez por ciento, pero viene de un pico muy alto.

Recientemente Colombia ha tenido lo que podríamos llamar dos periodos de inversión: el anterior, con un rango que se movía entre 400 millones de dólares y picos de 2 mil; el nuevo, los últimos años, un año de 8 mil 500, otro de 6 mil 500, otro de 9 mil 28, el año pasado de 10 mil 574, el último registro que tenemos del Banco de la República este año habla de 6 mil 700, lo que quiere decir que puede ser un año alrededor de 8 mil, inferior a los 10 mil 574 del año pasado, pero dentro del rango mayor de los últimos años.

Y la inversión total, como flujo de recursos frente al PIB, ha pasado de porcentajes que estaban en el 12 -14, y en los últimos años se han movido entre el 24 y el 28.

Este año, en medio de la crisis de la economía, en el primer semestre la tasa de inversión en Colombia fue del 25,9.

Si ustedes me preguntaran, apreciados visitantes y apreciados compatriotas, sobre dos principios de manejo económico en los cuales el Gobierno tenga toda la confianza para el futuro del país, les diría: altas tasas de inversión sostenidas en el tiempo y acceso a mercados.

Pero eso prospera en el mundo actual si está acompañado de responsabilidad social, y por eso se excluye con cualquier política que deteriore la condición de los trabajadores.

Creo que hay que seguir haciendo este análisis, profundizándolo, para quitar la idea de que aquí vamos a resolver el problema del desempleo eliminando los parafiscales, para quitar la idea de aquí vamos a resolver el problema de la informalidad deteriorando ingresos de los trabajadores.

Sugerencias

Por supuesto, el sistema de cajas de comparación, que tiene afecto de los colombianos, todos los días tiene que mejorar. Yo soy un ciudadano, como la mayoría de mis compatriotas, que siente afecto y gratitud por el sistema.

Y con cariño, con gratitud, me permito hacer unas sugerencias: hay que insistir en economías de escala.

Teníamos 55 cajas, hay 45. Ayúdennos a agilizar el proceso de fusiones, para ganar en economías de escala.

Creo que hay que insistir en alianzas estrategias con el sector privado. El Gobierno ha aplaudido muchísimo la de Cafam con el Éxito. El Éxito va a manejar sus almacenes, sin que Cafam renuncie a la propiedad, pero Cafam manejaría todo el suministro de medicamentos.

En un país que ha hecho un tránsito muy afortunado de una Colombia en la cual la mayoría de los medicamentos se pagaban con dinero de los bolsillos de los ciudadanos, a una Colombia en la cual hoy la mayoría de medicamentos los paga el aseguramiento en salud, que ya llega a 41 millones de personas.

Retos

Si ustedes me preguntaran los dos problemas sociales mayores que el actual Gobierno observa en la Colombia que viene, les diría: vivienda y el envejecimiento de un porcentaje muy alto de la población laboral sin expectativa de pensión.

Por eso se ha aprobado recientemente la Ley que autoriza el pago del beneficio del retiro, para los trabajadores que -reuniendo el requisito de edad para la pensión- no hayan construido las provisiones necesarias para disfrutarla. Colombia tendrá que hacer un enorme esfuerzo enorme allí.

Los invito a que piensen cómo el sistema se integra a ese esfuerzo. Es tan grande, que de los 18 millones de colombianos ocupados, 9 millones -en concepto del Gobierno actual- carecen de expectativa de pensión.

Ahí tenemos un gran reto, que propone una meta mucho más ambiciosa de la que ustedes han presentado, para trabajar en nuestros programas de adulto mayor.

En efecto, hemos avanzado, pero muy poquito frente al reto.

Eran 60 mil adultos mayores apoyados en Colombia, hoy son 870 mil, pero es que tenemos 2 millones de adultos pobres, y tenemos 9 millones de trabajadores que se están envejeciendo sin expectativa de pensión.

Importantísimo que las cajas intervengan en el manejo y en la potenciación del, recientemente aprobado por el Congreso, beneficio de retiro permanente.

Las cajas hacen un gran esfuerzo en vivienda. Allí donde se nos ocurre, donde obtenemos los recursos para construir un plan de vivienda, en lo primero que pensamos es en las cajas. ¡Qué tal que el país no tuviera ese instrumento!

De pronto en los años que vienen, va a ser más necesario el crédito que el subsidio. Una de las frustraciones que tengo en el Gobierno, es que no hayamos conseguido el objetivo de que las cajas sean los grandes movilizadores nacionales de microcrédito.

Nosotros con el sistema Banca de Oportunidades hemos avanzado. Nos propusimos en este Gobierno llegarles a 5 millones de familias, estamos llegando; de ellas, millón 300 mil que por primera vez acceden a un crédito institucional.

Este país tiene en la falta de acceso al crédito institucional una de las razones de exclusión social. El gran instrumento para potenciar el sistema de Banca de Oportunidades es su participación, agresiva y envolvente, en el sistema de microcrédito.

El experimento que hacen Confama y la Caja de Risaralda para colocarle a población afiliada y no afiliada unos créditos con subsidio de tasa de interés –a lo cual ayuda el presupuesto nacional- es un experimento muy interesante.

Las cajas, como los gobiernos, las instituciones públicas y privadas, tienen que pensar en validadores. La incursión masiva de ustedes en el crédito popular a población trabajadora y no trabajadora, habría de constituirse en el futuro en un gran validador de su misión.

Quiero agradecer su apoyo al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar; allí donde encontramos un hogar múltiple, un jardín infantil, un hogar grupal, de los mil 970 que entre mejoramientos y nuevas construcciones se adelantan en el Instituto, está una Caja de Compensación en la operación, en la cofinanciación.

Salud

Y quiero agradecer a ustedes su participación en el esquema de salud; ha sido fundamental para que este país pueda decir que de sus 46 millones de ciudadanos, tiene hoy 41 millones con seguro de salud, a pesar de lo que falta.

Ustedes saben el reto de los próximos años, cómo va el país a nivelar el POS contributivo con el POS subsidiado, y cómo hay que avanzar en calidad en muchas regiones.

Lo que ustedes han hecho es muy bueno, y su participación en la transformación del Seguro Social. Ojalá las cajas que no son socias, puedan ir entrando a la Nueva EPS como socias.

Ojalá fuera un resultado de los últimos meses de Gobierno, en la permanente concertación entre ustedes y el Ministro de la Protección Social (Diego Palacio Betancourt).

No podemos dejar deteriorar la Nueva EPS. La Nueva EPS va a necesitar mayores recursos de capital. Los invito a que los que no son socios de la Nueva EPS, estudien cómo hacerlo, y a los que son socios, abrir oportunidades, abrir espacios para que los otros puedan entrar.

Cuando tuve la oportunidad de ser Alcalde de Medellín, en una época muy violenta de la ciudad, pregunté un día cuántos trabajadores de Medellín entran a los clubes sociales de Confama en la semana, y me dijeron: 40 mil. Dije: ¿Qué sería de nuestra violencia, de no tener este alivio de armonía social?

Hoy cuando veo que 21 millones de colombianos se benefician del sistema de las cajas de compensación, digo: ¿qué sería de la Patria sin este bálsamo, sin esta herramienta de construcción de armonía social?

Colombia no puede peder este siglo; tiene que ser un siglo del desquite, de una muy acelerada prosperidad social; la seguridad es fundamental, y las cajas de compensación son un gran instrumento.

Defendamos el sistema, pero remocemos el sistema todos los días, mejores el sistema, para que los colombianos todos los días sientan más apego por el sistema. Muchas gracias”.
 
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