“Muchas gracias, señor Contralor (General de la Nación, Julio César Turbay), por permitirnos presenciar en la Casa de Nariño el lanzamiento de un libro que llega en buena hora para el futuro de la Patria.
Muchas gracias por su apertura democrática. Ha ejercido usted una Contraloría serena e independiente, con el equilibrio que en el Estado moderno exige el control fiscal, que además de cumplir sus obligaciones para proteger los bienes del Estado para dar información al Congreso de la República, a fin de que este ejerza el control político, tiene otra tarea bien importante: la de representar a la comunidad como órgano de control en la parte fiscal.
Muchas gracias doctor Fernando Jordan Florez (Coordinador académico y coautor del libro), por esta magnífica contribución al pensamiento nacional, a la prospección del país.
En buena hora la Contraloría; su titular, el doctor Turbay Quintero, y usted, con los kilates intelectuales que lo adoban, le entregan al país este texto. Basta conocer la nómina de colaboradores que han participado para formular este escrito. Basta conocer sus antecedentes académicos, doctor Jordan Florez, su espíritu patriótico en todos los momentos.
Qué bueno que llegue esta contribución en la víspera del Bicentenario de la Independencia. Que cuando el país ya está a pocos meses del Bicentenario, nos llegue esta contribución para ayudar a avivar el pensamiento colombiano y hacer la prospectiva de la Nación.
Qué bueno que ayude a enriquecer trabajos como el de ‘Colombia, visión del segundo centenario’, y otros muchos que se adelantan en el país, a fin de poner unos pilotes firmes para la Colombia de este siglo XXI.
Qué bueno que una institución como la Contraloría no esté solamente en el trabajo del día a día, sino en esta formidable tarea de prospectar la Nación; de ayudar a concebir la nación del futuro; de contribuir con un análisis objetivo, sereno, académico, profundo, para mejorar las políticas públicas. El Gobierno lo recibe de la manera más positiva.
Cuando nosotros hablamos de los avances del país, también reconocemos todo lo que falta. Y hay que estar cotidianamente introduciendo ajustes para que la Nación salga adelante.
El doctor Jordan Florez, en el escrito que acaba de entregarnos, reconoce avances, pero también señala, con la autoridad del equilibrio que le da el reconocimiento a los avances, los grandes desafíos que tiene la Nación.
Nosotros estamos empeñados en construir una Colombia con confianza, en la cual predomine la confianza de los colombianos en la Patria y de la comunidad internacional en los colombianos.
Nos hemos propuesto trabajar por la seguridad con valores democráticos, por la inversión con responsabilidad social y nos hemos propuesto trabajar por la cohesión social.
Creemos que América Latina se ha equivocado al seguir proponiendo ese enfrentamiento entre izquierda y derecha, obsoleto. Hoy no tiene razón de ser, cuando todos giramos alrededor de la regla democrática.
Tuvo vigencia cuando los demócratas latinoamericanos tomaron las ideas de la izquierda europea para enfrentar la época de las dictaduras. Hoy todos, alrededor de la regla democrática, tenemos es otro desafío; un desafío de valores democráticos; un desafío que cohesiona predicas que antaño correspondieron a la izquierda o a la derecha y que encuentra que todas tienen que concurrir para ayudar a crear un norte de modernidad democrática.
Por eso nosotros pensamos en la necesidad de los cinco parámetros democráticos que vienen de diferentes fuentes ideológicas: la seguridad, las libertades, la cohesión social, la independencia entre instituciones que no elimina la deliberación y, también, la participación ciudadana, fundamental como factor de construcción de confianza, como camino para la garantía de la transparencia.
Esta tarde, la Ministra de Comunicaciones (María del Rosario Guerra) le entregaba la país una estampilla conmemorativa de los 150 años del nacimiento del General (Rafael) Uribe Uribe, y ello nos obligaba a repasar las guerras civiles del siglo XIX.
El país vivió en guerras. Fue tormentosa toda aquella época. En el solo periplo del General Uribe Uribe, que nació en 1859, hubo cinco guerras civiles, la última de las cuales terminó en octubre de 1902, con el pacto que él firmó con el general Manjarres, derivado del Gobierno de la época, en la Finca Neerlandia, del departamento del Magdalena.
Tuvimos apenas algunos años de paz, en medio de la pobreza, de la depresión en que quedamos con la perdida de Panamá.
Irrumpieron las violencias partidistas aun en el principio de la década de los 40 y cuando el Frente Nacional superaba aquel momento tan difícil, entonces se replicaban en Colombia las guerrillas marxistas.
No hubo pausa entre el cese de la violencia partidista y la aparición de las guerrillas marxistas. Su propósito: sustituir al Estado de Derecho por la dictadura del proletariado, el debate democrático por la lucha violenta de clases.
Crecieron, fatigaron la vida nacional, generaron la reacción paramilitar y, finalmente, unos y otros compitieron en el narcotráfico, en la crueldad, en el terrorismo, en el maltrato a los colombianos.
Ojalá el siglo que empieza pueda rápidamente ver consolidar la paz en Colombia para que el país no gaste en la violencia energías que se dilapidaron en las dos centurias anteriores. Pero también creemos que el nombre de la paz es la seguridad, que es el camino de la paz. Creemos que hay que consolidarla, que cualquier dubitación puede darle estímulo a los ímpetus violentos que todavía no han cesado.
Hemos ganado bastante, pero todos los días los violentos nos recuerdan que no hemos llegado a un punto irreversible en la conquista de la seguridad.
Hemos avanzado también en intangibles. El país ha recuperado monopolios que no debió perder: el monopolio de la Justicia, el monopolio de las armas.
Hemos superado el paramilitarismo. Hoy es el Estado en todo el territorio el único que combate a las agrupaciones criminales de toda pelambre. Nuestra Justicia autónoma e independiente había sido desplazada en muchas regiones. Hoy ha recuperado su presencia en todas las regiones.
Hemos recuperado la capacidad de los colombianos para vencer el miedo. Los colombianos hoy denuncian sin sentirse coartados. Las víctimas reclaman. No lo hacían antes por temor o porque lo encontraban inútil. Tenemos hoy registradas 270 mil y estamos en un proceso para avanzar en la reparación, conscientes de que reparación total no hay, pero que todo esfuerzo de reparación elimina gérmenes de venganza.
Un país que para poder consolidar en la globalización su organización de Estado – Nación tiene que fortalecer la descentralización, con muchos intentos en la vida nacional; el último de ellos en la Constitución del 91. Pero descentralización que venía siendo abatida por el terrorismo: cuatrocientos alcaldes no podían despachar en sus municipios. Hoy todos rodeados de la Seguridad Democrática atienden los mil 102 municipios de Colombia.
Los recursos de la descentralización amenazados y penetrados por el terrorismo. Hoy la pulcritud se puede imponer gracias a la Seguridad Democrática.
La política había perdido su libertad. En el país, en muchas regiones para hacer política se necesitaba pedirle permiso al narcotráfico, a la guerrilla o a los paramilitares. Hoy encontramos un país gozando eficazmente la libertad de acción política.
En estos años se ha combatido el desafío criminal más grande que se le haya propuesto a un país latinoamericano, proveniente de un terrorismo rico y autosuficiente, basado en el negocio de la droga, se ha combatido ese desafío sin legislación de Estado de Sitio, sin supresión de libertades, con absoluto respeto a las garantías individuales, a los derechos políticos; con legislación ordinaria.
Pero todos los días los violentos nos recuerdan que aún tienen capacidad de hacer daño.
Por eso, todos los días le corresponde al Gobierno ese magisterio pedagógico de recordar a los ciudadanos y de infundir en su razón una reflexión: la seguridad es un valor democrático, una fuente de recursos; la seguridad es un principio fundamental para que Colombia no pierda la centuria que ya está próxima a haberse gastado la primera década.
Es fundamental la prosperidad económica con responsabilidad social.
El país ha tenido excelentes administraciones, pero algo nos retraso. Y algún día reconocerán los historiadores que fundamentalmente nos retraso la violencia.
Cuando uno repasa la administración de Alberto Lleras Camargo, las decisiones de su Ministro de Hacienda, el doctor Hernando Agudelo Villa, encuentra formidables decisiones para que el país avanzara velozmente en la economía.
La administración Valencia (Guillermo León Valencia) introdujo mecanismos promotores de exportación tan importantes como el Plan Vallejo. La administración Lleras Restrepo (Carlos Lleras Restrepo), destacada por el Banco Mundial como uno de los grandes logros económicos de America Latina en el siglo XX, al haber tenido el coraje de desafiar las teorías cambiarias de entonces y haber introducido el Decreto 444. La administración Pastrana Borrero (Misael Pastrana Borrero) le trajo al país una formidable herramienta de construcción de vivienda.
La administración López Michelsen (Alfonso López Michelsen) fue visionaria para crearle al país todas las condiciones, a fin de que no se quedara rezagado en materia de recursos energéticos. También la destaca el estudio sobre la economía latinoamericana del siglo XX, por haber sido una administración que evitó que Colombia fuera presa de las tentaciones de los dólares del petróleo de Arabia, que en esa época inundaron America Latina y causaron la crisis que todavía se recuerda en muchos de nuestros países.
La administraciónTurbay Ayala(Julio César Turbay Ayala) fue pródiga en promoción de exportaciones y en promoción de infraestructura. Se caracterizan las administraciones del Presidente Valencia y del Presidente Turbay por su firmeza contra el terrorismo.
La administración del Presidente Betancourt (Belisario Betancur Cuartas) hizo enormes esfuerzos que se pueden hacer coincidir con los que posteriormente hizo la administración (Andrés) Pastrana Arango para que los violentos se reintegraran a la vida constitucional. Pero es que el designio de los violentos no ha coincidido con el propósito democrático de las grandes mayorías colombianas.
La administración del Presidente César Gaviria convocó a los colombianos a la Constituyente del 91 y advirtió sobre la necesidad de integrarnos a la economía mundial.
La administración Samper Pizano (Ernesto Samper Pizano) puso todo el énfasis en política social.
Uno repasa la historia colombiana del siglo XX y encuentra grandes esfuerzos. La tarea visionaria de López Pumarejo, ese quinquenio realizador de Rafael Reyes, los logros de Pedro Nel Ospina con los 25 millones de dólares de la indemnización de Panamá.
Uno repasa la historia cafetera; la creación de la Federación Nacional de Cafeteros, del Fondo Nacional del Café; la visión que permitió que Colombia adscribiera al Fondo a la Federación; realizara entre el Gobierno y la Federación el contrato para el manejo gremial del Fondo y evitar el manejo burocrático.
Un país de buenas concepciones, de muchos aciertos en los gobiernos. ¿Qué nos ha pasado? Diría yo, la violencia.
Todos habremos tenido equivocaciones, pero fundamentalmente la violencia es la que no nos ha permitido trabajar. Por eso hay que persistir en recuperar definitivamente la seguridad. Es un presupuesto con el cual el siglo XXI puede ser el desquite en favor de la prosperidad de Colombia. Es una política pública transversal sin la cual no van a salir adelante las otras políticas públicas.
Hemos venido avanzando en promover la inversión. Si ustedes me preguntaran dos criterios económicos para la proyección de Colombia en el siglo XXI, yo les diría: promoción de la inversión y acceso a mercados.
Cuarenta y seis millones de colombianos todavía con las cifras de postración y de desigualdad que nos traía el doctor Jordan, necesitan todas esas oportunidades. Una alta y sostenida tasa de inversión. El ejemplo de China es elocuente. China es el país que más inversión extranjera ha captado desde que Deng Xiao Ping dijo que la economía socialista de Mao Tse Tung no se podía excluir con la economía de mercado; que la economía socialista no era para condenar el pueblo Chino a la miseria; que si se quería sacar al pueblo chino por el camino de la prosperidad se necesitaba combinar esa economía con la economía de mercado. Años de 70 mil millones de dólares, de 67 mil, de 57 mil.
Y demuestra esto que es una tarea de largo plazo. Que no se producen milagros de la noche a la mañana. A pesar de ello, durante dos décadas China apenas ha reivindicado 400 millones de habitantes, de un total de mil 300 millones de habitantes.
Necesitamos acceso a mercados. Hemos venido haciendo el esfuerzo en esa tarea.
Confiamos que en agosto, cuando termine nuestra administración, Colombia haya pasado de tener un acuerdo en la Comunidad Andina y otro con México, a tener acuerdos con 47 naciones.
Chile tiene acuerdos que les permiten a sus ciudadanos llegarles con sus bienes y servicios a 3 mil 500 millones de ciudadanos del planeta. Nosotros consideramos que esto es fundamental.
Y ayer sí que lo confirme. Veía a los pequeños y los medianos empresarios de Colombia en mangas de camisa, sin ceremonial y sin formalismos, en un seminario en Brasil, pero con qué vigor y con qué pujanza buscando integrarse a ese mercado tan importante, tan cercano y que también ha sido tan lejano. Hay con quien, hay que crear todas las posibilidades.
Y vamos teniendo en medio de las dificultades indicadores que nos ayudan.
A pesar de esta crisis económica, mientras en el mundo este año la Inversión Extranjera Directa ha caído en un 44 por ciento, en Colombia ha caído un 8 por ciento.
A 30 de septiembre, el Banco de la Republica nos indica que Colombia acumula una Inversión Extranjera Directa de 6.013 millones de dólares, una caída del 8 por ciento frente a lo mismo que para ese periodo se había acumulado el año anterior, pero fue un año pico.
El año anterior fue un año récord de 10.574 millones de dólares de Inversión Extranjera Directa. El pico aún del periodo alto, porque el periodo alto ha sido con un mínimo de 6.500, un siguiente año de 8.500, un año de 9.028, y el año pasado de 10.574. Una caída del 8 por ciento frente al mayor pico de Inversión Extranjera Directa del país quiere decir que Colombia ha venido ganando confianza.
Y uno observa en muchas partes del mundo que Colombia es hoy la niña de los ojos. Las conversaciones que hoy hemos tenido con Canadá nos alientan a pensar que en algún tiempo, ya no lejano, tendremos el acuerdo aprobado por el Congreso de esa gran nación.
Pero también tenemos otro indicador económico bien importante: la tasa general de inversión.
Tantas dificultades de la economía. Sin embargo, en el primer semestre de este año la tasa general de inversión en Colombia fue del 25,9. En periodos anteriores esa tasa de inversión era del 12 del 14. En los últimos años ha oscilado entre el 24 y el 28. En un momento tan difícil, una tasa de inversión del 25,9 ayuda.
Y ese tercer pilar que trabajamos, la política social, muestra que en medio de las dificultades hay grandes avances. Los validan dos indicadores: el Banco Mundial ha expresado que Colombia, en el grupo de países de su nivel de ingresos, es uno de los países que más ha avanzado en el Índice de Oportunidades. La superación de la pobreza requiere un presupuesto, que es fortalecer el Índice de Oportunidades.
Y hace pocos días Naciones Unidas publicó la evolución del índice de desarrollo humano. Sorprendentemente, Colombia avanzó cinco puntos. Y en el informe de Naciones Unidas se dice que es el país que más avances registra después de China.
El Foro Económico Mundial también certificó que Colombia ha avanzado cinco puestos en competitividad, y durante tres años consecutivos, Colombia ha ganado la mención de significativo avance en otro escalafón de competitividad, el Doing Bussines del Banco Mundial. Ya hemos empezado las reformas, buscando que Colombia vuelva a ganar esa competencia en el año 2010, en el mismo registro del Banco Mundial.
En buena hora llega este libro, señor Contralor. Las políticas públicas hay que estar mejorándolas todos los días.
Nosotros hemos llegado a 41 millones de ciudadanos hoy con seguro de salud, relativamente mejor que en los Estados Unidos, con 45, 47 mil dólares de ingreso per cápita. Pero todos los días hay que estar haciendo ajustes, porque todavía tenemos una gran brecha entre el plan obligatorio en el Régimen Subsidiado y el plan asegurado en el Régimen Contributivo.
Nosotros hemos avanzado en coberturas de seguridad social muchísimo, pero todavía tenemos un enorme problema en pensiones. Nueve millones de los colombianos que actualmente trabajan pueden envejecerse sin derecho a pensión. Por eso, la reforma reciente para que el Estado les cofinancie un ingreso de retiro.
Hemos avanzado mucho en educación, pero otros países también.
En estos años hemos pasado de una cobertura en educación básica del 78, estamos llegando al ciento por ciento. El salto más importante se está dando en la media: teníamos una cobertura del 57, está por encima del 80 (por ciento).
Graduábamos 414 mil bachilleres. Ese número se graduó en 2002. Este año, en grado once tenemos 737 mil. Eso muestra el avance de la media.
Si ustedes me preguntaran: ¿y la universidad? Teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios. Hoy tenemos más de millón y medio. Y con las nuevas coberturas en formación titulada del Sena, que ha hecho una gran revolución, pronto pasaremos de millón 700 mil.
La tasa de cobertura en educación universitaria era del 22. Confío que al final de este Gobierno quede en el 36. Pero todavía estaremos muy lejos de aquellos países con los cuales tenemos que competir.
Colombia es el país latinoamericano, después de México, que tiene más exigencias de calidad en pruebas domésticas, y es el primer país latinoamericano que más expone sus estudiantes a competencias de calidad con estudiantes de los países desarrollados.
Tenemos un gran faltante en infraestructura. Las coberturas han desbordado infraestructura. Ahí tiene el país un enorme reto.
Confiamos llegar el año entrante en agosto a un 85 por ciento de la matrícula oficial con buena banda ancha, pero hay grandes desequilibrios regionales.
Nosotros hemos avanzado mucho en nutrición escolar. En estos años, gracias al liderazgo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar; con esfuerzos muy importantes de la administración Lleras Restrepo que lo concibió; de la administración del Presidente Virgilio Barco, que creó el sistema de hogares comunitarios; de las reformas que se han hecho en nuestro Gobierno, Colombia está pasando de tener cinco millones de usuarios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, a tener 12 millones.
Vamos a llegar a una cobertura total en nutrición a la niñez pobre, pero estamos muy atrasados en cobertura educativa para la niñez de las familias pobres, niños menores de 6 años. Apenas estamos logrando 300 mil niños menores de 6 años, de las familias pobres, en el nuevo esquema de cobertura. Aspiramos que el año entrante sean 400 mil.
Hay que estar mejorando las políticas públicas todos los días.
Ahora, también el debate político lleva a unos a proponer unos caminos, otros proponemos otros caminos.
Nosotros creemos que este camino de la confianza en Colombia, con la seguridad como valor democrático, la inversión con responsabilidad social y su validador, que es la cohesión social, es un camino que puede ayudarle a Colombia a obtener las grandes metas que requiere en el siglo XXI, para que este sea la centuria del desquite positivo para nuestro país.
Y ayuda muchísimo esta publicación de la Contraloría, porque tener unas metas definidas, un norte claro, no implica entrar en el aquietamiento y tampoco dejarse tentar por los bandazos.
Yo diría, ajustes permanentes como los sugiere Michael Porter, el autor de competitividad: saber para dónde vamos, tener definido el caminito; dentro de él vivir en un mejoramiento continuo, sin quedarnos quietos y sin dejarnos sacar del caminito.
En buena hora llega este gran esfuerzo de la Contraloría. Lo difundiremos en todos los ministerios, pediremos unos resúmenes que ayudan mucho para estar pensando cómo se perfeccionan las políticas públicas.
Muchas gracias, señor Contralor, a usted, a su equipo. Muchas gracias a Honorio (Honorio Miguel Henríquez, Director de la Esap) por dar ese apoyo desde la Esap, y muchas gracias a ese gran colombiano, a ese gran académico, a ese estudioso de todas las horas, el doctor Fernando Jordan, y muchas gracias a todo el equipo de la Contraloría”. |