Palabras del Presidente Álvaro Uribe en la clausura del Congreso de Conaltur  
Septiembre 05 de 2009 (Bogotá)
 
 

“Cuánto me habría gustado poder compartir hoy personalmente con ustedes, que representan esa fuerza de trabajo tan importante que mueve a los colombianos y que permite que este país proceda cotidianamente con gran dinamismo.

Agradezco las generosas palabras que mi buen amigo de tantos años, el doctor Marco Tulio Gutiérrez (presidente de Conaltur) con quien tuve el honor de estar en muchos tramos de mi vida política y también en los tramos fundamentales de su comienzo.

Quiero agradecer las palabras generosas y auspiciosas del doctor Alcides Torres (presidente junta directiva Conaltur).

Expresar mi gratitud por las bondadosas referencias de ustedes al trabajo del Ministro (de Transporte, Andrés Uriel Gallego) y del Ministerio (de Transporte), y también congratularme por la condecoración que hoy imponen a ese gran adalid, el doctor Plinio OIano, Senador de la República, quien diariamente vela por los intereses de los transportadores de Colombia desde el Congreso de la República.

Avanzamos, apreciados compatriotas del transporte urbano, en esa tarea de construir confianza en Colombia. Que los colombianos tengan confianza para vivir, para trabajar, para invertir, para estudiar en el país.

Avanzamos en esa tarea de que la confianza se origine en la búsqueda permanente de mayor seguridad, en todas las condiciones para invertir y hacer de Colombia un país prospero, y que la confianza se origine en el avance de las coberturas sociales.

Hemos avanzado en seguridad, pero reconocemos lo que falta, tenemos que hacer un gran esfuerzo para que el país a medida que vaya sintiendo que se va alejando el terrorismo, también perciba que mejoran todos los indicadores de seguridad urbana.

Cuando disminuye sustancialmente el secuestro, la acción terrorista, en alguna forma importante el homicidio, los colombianos con justa razón reclaman que también tiene que haber una tendencia hacia la eliminación del hurto callejero, del atraco al transportador, del atraco a la unidad residencial, del atraco al establecimiento de comercio.

Entendemos que esa es una tarea en la cual tenemos que hacer superiores esfuerzos todos los días.

Intangibles de la Seguridad Democrática

Hay algunos aspectos que yo llamaría intangibles, difíciles de contabilizar, que nos deja la Seguridad Democrática, que nos los muestra como avances.

Hemos recuperado, apreciados compatriotas, dos monopolios que nunca debimos perder: el monopolio para combatir a las organizaciones criminales y el monopolio para administrar justicia.

La palabra paramilitar surgió en Colombia para denominar bandas privadas criminales cuyo propósito era combatir a las guerrillas. Hoy en todo el territorio las fuerzas institucionales de nuestro Estado democrático han recuperado ese monopolio y son las únicas que combate a los diferentes grupos criminales.

Tenemos unas guerrillas debilitadas, un paramilitarismo superado, unas bandas criminales del narcotráfico que combatimos con toda determinación.

Guerrillas y estas bandas tiene entre sí una relación criminal, una relación mafiosa. En algunas partes están aliados para repartirse los frutos del narcotráfico y en otras partes están enfrentados para disputarse las ganancias del narcotráfico.

A todos los tenemos que perseguir con toda la determinación.

Hemos recuperado el monopolio de la justicia. En muchas regiones de Colombia la justicia había sido desplazada, había sido reemplazada; jueces y fiscales no podían pronunciarse sobre muchas materias, no había condiciones para que avocaran el conocimiento de muchos delitos, habían sido, en alguna forma, reemplazados por cabecillas de la guerrilla y del paramilitarismo que querían conocer los pleitos de familia, las querellas entre vecinos, los crímenes mayores y los crímenes menores.

Hoy la justicia está restablecida en todo el territorio de la Patria.

Cuando empezó nuestro Gobierno, la descentralización estaba secuestrada. Cuatrocientos alcaldes de Colombia no podían desempeñar sus oficios, estaban exiliados, hoy la descentralización está recuperada. Todos los alcaldes de Colombia, todos los gobernadores, de los más diversos orígenes políticos, están rodeados de garantías para que puedan cumplir con las tareas de la descentralización.

El terrorismo había querido apropiarse con la corrupción de arcas de departamentos y de municipios. Hoy la Seguridad Democrática permite que avance la denuncia, la investigación, la sanción, y se viene recuperado el imperio legítimo de la descentralización.

Las víctimas no se atrevían a reclamar, sentían temor o lo encontraban inútil. Hoy tenemos un proceso de reclamación que ya suma 220 mil víctimas. Además de haber invertido en lo que podríamos llamar la atención básica inicial 300 millones de dólares en los últimos años, estamos en pleno proceso para poder indemnizar, para reparar a las víctimas.

Este año el presupuesto nacional ejecuta los primeros 200 mil millones de este nuevo proceso, y aunque entendemos que reparación total no hay, todo esfuerzo de reparación produce como resultado eliminar semillas de odio, anular la venganza, crear caminos de reconciliación.

A pesar de las dificultades presupuestales, continuaremos con el proceso de incorporar al presupuesto nacional, partida tras partida, para poder llegar con la reparación a las víctimas.

Seguridad con libertades

Algo bien importante, apreciados compatriotas. Hemos enfrentado el principal desafío criminal del mundo, y lo hemos hecho con plenitud de libertades, sin restringirlas, sin censurar la prensa, sin afectar el pluralismo, sin adoptar legislación marcial.

Nuestra Seguridad Democrática ha sido conducida por la legislación de libertades, por los estatutos civiles y políticos garantistas de nuestro ordenamiento, por la legislación ordinaria. Eso honra a Colombia.

Pero hemos vivido muchos años de violencia. La Guerra de los Mil Días terminó en aquellos últimos meses del año 1902, la profunda depresión en que quedó el país condujo a que un año después se separara Panamá.

Entramos después de esos pactos de paz, en una especie de periodo de relativa paz. No duro mucho. A principios de los años 1940 irrumpió nuevamente la violencia entre los partidos, y cuando se creía superada con los pactos del Frente Nacional, a finales de los años 50, llegaron las guerrillas marxistas que quisieron hacer del odio de clases una metodología política, y de la toma del Estado por la violencia, para aplicar la dictadura del proletariado, un objetivo de vida.

Crecieron esas guerrillas, no atendieron los gestos generosos de los gobiernos, pasaron de la estructura ideológica a la anarquía del crimen del narcotráfico, al mercenarismo narcotraficante, crearon el paramilitarismo, que vino a competir con las guerrillas en crueldad, a desarrollar las mismas prácticas.

Unos y otros, más el narcotráfico, condujeron el país a que durante muchas décadas no pudiéramos vivir en paz.

Muchos de los colombianos de diversas generaciones no hemos podido disfrutar un solo día pleno de paz en nuestra Patria.

Por eso, este esfuerzo de la Seguridad Democrática no puede ser flor de un día, por eso el país necesita hacer una gran reflexión para que no se afloje en materia de seguridad, para que todos los días se progrese en materia de seguridad.

Por eso estamos pidiendo a los sectores más pudientes del país un nuevo esfuerzo con el nuevo impuesto al patrimonio, para lograr lo que hemos conseguido en los últimos años, seguir avanzando en la seguridad con algo muy importante: en estos años la seguridad no ha avanzado al costo de afectar la inversión, al costo de afectar las coberturas sociales.

Confianza inversionista

A medida que ha habido más seguridad ha habido más inversión y también ha habido mayores coberturas sociales.

Cuando empezó nuestro Gobierno se decía: ‘el Gobierno de Uribe será guerra, todo lo social ignorado’. Y ha sucedido lo opuesto: han avanzado sustancialmente las coberturas sociales, el país ha mejorado muchísimo el índice de oportunidades, lo que le permitirá en los años que vienen empezar a ver una reducción drástica de la pobreza, y un mejoramiento sustancial de la distribución del ingreso.

Es fundamental –y ustedes que son empresarios laboriosos, que no tienen horas de descanso, que tienen que vivir pulsando las dinámicas de nuestras ciudades durante las 24 horas, ustedes sí que lo entienden- es fundamental mantener la confianza inversionista.

Cuando en otros países esa confianza quisiera afectarse por el recorte de la libertad de emprendimiento, por el avance hacia la estatización de medios de producción, en Colombia la libertad de emprendimiento es fundamental, la libertad de emprendimiento la protegemos como una gran joya, la enmarcamos en la responsabilidad social y creemos que es supuesto fundamental para la prosperidad de nuestros compatriotas.

En el segundo trimestre de este año, a pesar de las dificultades de la economía, mantuvimos tasas de inversión del 25 y del 26,5 por ciento, en el pasado esas tasas de inversión habían caído al 14 por ciento.

En la fecha del 21 de agostó, la inversión extranjera directa en Colombia había superado los 5 mil 200 millones de dólares. Sí, un 9 por ciento menos que el año pasado, pero de todas maneras una suma sustancialmente superior a la inversión extranjera directa de periodos anteriores, que era de 700, 500, mil, mil y pico escasos, mil quinientos escasísimos, de 2.000 mil millones de dólares.

Un país con la pobreza y el desempleo que nos han agobiado, necesita tener una tasa sostenida y elevada de inversión para poder construir el capital humano, el capital físico que requerimos.

Y además necesita mercados para que los colombianos tengan dónde colocar las oportunidades de producción y de servicios que se derivan a partir de una alta tasa de inversión.

Sin una alta tasa de inversión, sin mercados para las oportunidades de los colombianos, es imposible salir adelante, es imposible superar la pobreza.

Nosotros hemos venido trabajando unas reformas estructurales de gran importancia con el Congreso de la República, y seguiremos trabajando esas reformas para que este país sea un país más competitivo, con mayor productividad, que logre mejorar el ingreso para todos, superar la pobreza y construir equidad.

Los colombianos, además de una alta tasa de inversión, requieren también contar con mercado, por eso hicimos el acuerdo con Chile, profundizamos más allá de la legislación andina las reglas de entendimiento con Perú, hemos hecho el acuerdo con tres países centroamericanos, estamos negociando con Europa, aspiramos que haya aprobación del tratado suscrito con Canadá, hemos suscrito los acuerdos de promoción de inversiones, de desmonte de la doble tributación con muchos países, hemos sucrito el acuerdo de promoción de inversiones con China, hemos cerrado negociaciones con India, y aspiramos poder tener aprobado en un periodo no muy largo el acuerdo suscrito con los Estados Unidos.

Avance en infraestructura

Estamos trabajando para poder superar la infraestructura en todas sus limitaciones.

Estamos construyendo nueve sistemas de transporte masivo en igual número de ciudades colombianas. No es fácil, cuantiosa la financiación, paciente la voluntad para poder lograr los acuerdos con las autoridades de todos los niveles.

Y confiamos sacar adelante los proyectos de ciudades amables, que empiezan por Pasto, con la preocupación que en Santa Marta el honorable Consejo de la ciudad no lo ha aprobado, no obstante que se tuvo la aprobación del Gobierno Nacional.

Estamos avanzando en infraestructura, en un país tan difícil por su topografía y sus distancias, apreciados compatriotas. De Bogotá al Pacífico hay 570, 580 kilómetros, cuando de La Paz, la capital boliviana, al Pacífico, en un país que no tiene costas, como Bolivia, de La Paz al Pacífico hay 540 kilómetros. Menos que de Bogotá al Pacífico.

Y de Bogota al Caribe hay mil kilómetros.

Estamos avanzando en vías fundamentales, como el tramo colombiano de la carretera Caracas-Bogota-Buenaventura, con el Ejército, con la orientación del Ministerio, con regalías de Arauca, hemos construido un tramo muy importante en la carretera de Tame a Arauca.

Hemos hecho el contrato para mejorar las especificaciones y mantener una carretera de muy buenas condiciones entre Yopal y Sogamoso.

Avanza ya, con aproximadamente 140 kilómetros de alcance, la doble calzada de Sogamoso-Duitama-Tunja-Bogota.

Confiamos que la vía ALO (Avenida Longitudinal de Occidente) pueda cruzar Bogota, descongestionar la ciudad, para que el transporte que la cruza no la asfixie, y para que ella no siga siendo un infarto del transporte entre las diferentes regiones de Colombia.

Avanzamos en la doble calzada de Bogota a Girardot. Se ha concluido la excavación del túnel del Sumapaz, que lleva el nombre del ex Presidente Guillermo León Valencia, quien habría cumplido 100 años de existencia en este 2009.

Estamos avanzando en la carretera de Girardot a Ibagué, a Cajamarca. Después de haber construido la parte básica del túnel de La Línea, estamos ya empezando la construcción de la parte fundamental de esa gran obra, que ojala se llamara el túnel del Segundo Centenario.

Hemos avanzado mucho en las autopistas del Eje Cafetero, en la Autopista del Café. Ésta, como todas las concesiones de primera generación, les hemos superado los pleitos, y ya muestran un gran avance.

La malla vial vallecaucana es otra muestra de gran avance. Y estamos avanzando en la construcción de la doble calzada de Buga a Buenaventura.

En todo el país hay obras de gran importancia.

Están empezando la ejecución, los contratos que corresponden a mil 508 kilómetros de corredores de competitividad, de mejoramiento de especificaciones, corredores que deben tener –en el caso de San José de Fragua, a Florencia y a San Vicente del Caguán- una nueva carpeta asfáltica, los demás se construirán en concreto para garantizar más duración, y para garantizar generación de empleo durante el proceso de construcción.

Todas las concesiones adjudicadas en este Gobierno están avanzando. Estamos dando los pasos fundamentales para poder garantizar la construcción de un tramo muy importante de doble calzada en la Autopista al Llano, para garantizar la construcción de Autopistas de la Montaña y para que esas concesiones del Caribe colombiano las podamos convertir en una sola, que le garantice a Colombia una gran carretera de excelentes especificaciones entre Palo de Letras, en la frontera con Panamá, y Paraguachón en la frontera con Venezuela.

Sabemos todos los requerimientos del país en materia de infraestructura, pero estamos haciendo todo el esfuerzo para que el país salga adelante.

Antes de ayer nos dieron la buena noticia que en el segundo trimestre de este año las obras civiles crecieron en Colombia en un 42 por ciento, lo que muestra que están produciendo un efecto anticíclico frente a esa mala coyuntura de la economía, que el país se venía preparando para desatar un gran ritmo de obras civiles y que vamos a avanzar en ese urgente desastraso.

Este ritmo de obras civiles, como lo ha certificado el Dane, puede ayudar a mitigar muchísimo la caída de la economía, que nos ha resentido por causas de la crisis internacional.

Esfuerzos en cohesión social

Apreciados compatriotas transportadores, la política de seguridad y la política de inversión, como componentes de la confianza, han estado acompañados de la política de cohesión social.

Para no hablar de todos los esfuerzos en materia de cohesión social, permítanme hacer unas referencias al tema de educación.

Nosotros teníamos un 78 por ciento de cobertura en educación básica, estamos llegando al ciento por ciento.

Graduábamos 420 mil bachilleres, estamos graduando 650 mil.

Teníamos menos de un millón de estudiantes universitarios, estamos llegando a un millón 700 mil.

El país otorgaba 60 mil créditos a estudiantes universitarios, hemos superado el número de 250 mil.

El Sena capacitaba un millón 150 mil colombianos por año, este año capacita a seis millones. Al terminar el año le debe estar enseñando inglés por Internet a un millón de colombianos, la mayoría de los profesores radicados en San Andrés.

Al bello archipiélago se le está instalando un cable submarino, para que la transmisión por Internet no dependa solamente del servicio satelital, y con el apoyo de ese cable, hacer del archipiélago un gran centro de informática para toda la Patria y para la comunidad internacional.

El Sena tenía 40 mil estudiantes matriculados en técnicas y tecnologías. Hoy tenemos 295 mil y nos aprestamos a incorporar otros 250 mil como parte de la política anticíclica.

Hoy hemos avanzado muchísimo con las nuevas normas de ciencia y tecnología. Por supuesto tenemos faltantes.

En muchas ciudades de Colombia nos faltan mejores escuelas, las coberturas han desbordado la infraestructura.

Si bien hemos hecho una gran revolución en nutrición infantil, y hoy entregamos 14 millones y medio de porciones alimentarias al día, nos falta mucho en cobertura escolar para niñitos de 5 años. Es uno de los grandes afanes.

Estamos llegando a dos millones 740 mil familias colombianas en el programa de Familias en Acción, las familias más pobres que reciben un apoyo del Estado para poder garantizar la permanencia de sus hijos en la actividad escolar.

Un país que eduque a las familias de los más pobres, es un país que se está preparando para superar la pobreza, para construir equidad, es un país que se está preparando para que los caminos de la movilidad social operen fluidamente en favor de los valores democráticos.

Alguien me decía: ‘Presidente, en esta crisis de la economía ¿por qué gastan tanto en Familias en Acción? Mérmele un poquito’. Y yo contestaba: de ninguna manera, ahora es cuando hay que atender a los sectores más pobres y vulnerables de Colombia, ahora que tenemos estas dificultades de la economía.

Quisiera decirles a ustedes, apreciados compatriotas del transporte, que nuestra determinación es: firmeza contra la violencia, seguridad para promover la inversión, y al mismo tiempo toda la dedicación para avanzar en las coberturas sociales.

Quiero saludarlos con mucho afecto, entender las preocupaciones que a ustedes los asisten, y me comprometo en los próximos días, tener directamente con ustedes, con el señor Ministro (de Transporte) con el Director de Transporte del Ministerio, el doctor (Jorge Enrique) Pedraza, en la muy grata compañía del doctor Plinio Olano, Senador de la República, una reunión en la Presidencia para mirar el estado de la agenda de sus preocupaciones.

Cuenten siempre con nuestra buena voluntad, este Gobierno reconoce lo que es el arduo trabajo del transporte. Ustedes no tienen un momento de tranquilidad para garantizar la dinámica de nuestras ciudades.

Los saludo con afecto de compatriota, y espero poder reunirme con sus directivos en los próximos días, para avanzar en la agenda de las soluciones que requieren.

Muchas gracias a todos ustedes, muchas gracias a las nobles palabras del doctor Marco Tulio Gutiérrez, muchas gracias a la generosidad del doctor Alcides Torres.

Adelante apreciados transportadores. Colombia los requiere, ustedes son un factor sustancial del progreso de la Patria.

Muchas gracias”.

 
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