Palabras del Presidente Uribe durante las
exequias del teniente coronel Julián Ernesto Guevara Castro

 
5 de abril de 2010 (Bogotá)
 
 

“Doña Emperatriz (de Guevara) y apreciada familia: ustedes nos han dado a todos sus conciudadanos un ejemplo de temple en el dolor, de dignidad con la Patria en la mayor de las dificultades.

Tenemos toda la admiración y toda la gratitud con ustedes.

Nos reunimos a despedir un héroe de la Patria, que sufrió una larga tortura por el terrorismo.

No podemos olvidar el momento del secuestro. Mitú (Vaupés) 1998, cuando ya estaba anunciado el despeje, convenido todo lo que sería el proceso del Caguán.

Me preguntó: se les había hecho a los terroristas la mayor concesión de la historia ¿Qué pretendían con ese secuestro y con ese ataque a Mitú?

Después empezó este Gobierno.

Le había dicho yo a mis compatriotas, siendo candidato a la Presidencia, que no haría un acuerdo humanitario a no ser que empezara un nuevo proceso de paz y que ese proceso tenía que empezar con un cese de actividades criminales por parte del terrorismo.

Posteriormente, reuniones con la Iglesia Católica, con la Cruz Roja Internacional, con Naciones Unidas, con los familiares de los secuestrados, me llevaron a decir que el Gobierno aceptaba un acuerdo humanitario, que no lo condicionaba al inicio de un proceso de paz siempre y cuando no tuviéramos que devolverle personas que estaban en las cárceles a las guerrillas terroristas para que ellas continuaran con sus crímenes.

La Iglesia Católica fue autorizada por el Gobierno, se reunió en varias ocasiones con la guerrilla. No hubo respuesta a la buena fe del Gobierno.

Posteriormente ofrecimos que no serían extraditados ‘Simón Trinidad’ ni la señora ‘Sonia’ si se liberaba a los secuestrados. No hubo respuesta a la oferta del Gobierno.

Posteriormente, en dos ocasiones sucesivas, el Gobierno liberó unilateralmente guerrilleros de las Farc que estaban en las cárceles, buscando que se liberará a los secuestrados. No hubo respuesta de los terroristas.

El Gobierno aceptó una zona de encuentro en la cordillera vallecaucana para acordar la liberación de los secuestrados.

Los organismos internacionales que habían definido esa zona de encuentro le expresaron al Gobierno que las Farc la habían aceptado. El Gobierno la aceptó. Las Farc negaron que la hubiera aceptado y volvió a engañarnos.

A pedido del Presidente Nicolás Sarkozy, de Francia, el Gobierno liberó de la cárcel a ‘Granda’. Este se reintegró a las actividades criminales, en las cuales hoy se encuentra.

No hubo respuesta en materia de darle libertad a los secuestrados de las Farc.

Hemos hecho todos los esfuerzos.

El año pasado, en varias reuniones con los familiares de los secuestrados, tomamos estas decisiones:

Primero, que el Gobierno daría todas las facilidades para las liberaciones unilaterales, siempre y cuando fueran liberados todos los secuestrados.

Después tuvimos una nueva reunión. Mis compatriotas, los familiares de los secuestrados, me dijeron: ‘Presidente, quite esa condición, es imposible esa condición’.

Por atender la petición de los familiares, el Gobierno aceptó.

Entonces se dijo: se dan las facilidades para las liberaciones unilaterales, pero tiene que haber un compromiso de las Farc de que posteriormente todos serán liberados.

Yo les explique a los familiares de los secuestrados que así como el Gobierno tenía que dar facilidades para las liberaciones unilaterales, el Gobierno no se podía olvidar de aquellos que estaban condenados a seguir secuestrados.

Sin embargo hubo otra reunión e insistieron los familiares de los secuestrados que también quitáramos esa condición, y por acceder a la petición de los familiares de los secuestrados se quitó esa condición.

Sin embargo, las Farc no liberaban a las personas que había ofrecido liberar. Calcularon las fechas electorales, hicieron de la tortura del secuestro un juego para acomodarse a necesidades de protagonismo electoral e intentar engañar nuevamente a los colombianos.

Prolongaron el cautiverio a pesar de que el Gobierno había dado todas las facilidades, y su única pretensión era hacer coincidir esa liberación con un proceso electoral, con el ánimo de engañar a los colombianos.

‘Lo mantuvieron torturado y lo llevaron a la muerte’

¿Qué pasó con el coronel (Julián Ernesto) Guevara Castro?

En lugar de haberlo liberado cuando empezó su enfermedad, en lugar de haberlo liberado cuantas veces el Gobierno hizo ofertas con toda la buena fe para el acuerdo humanitario, lo mantuvieron torturado en el cautiverio y lo llevaron a la muerte.

Esa es la realidad que nos congrega.

Quiero agradecer los esfuerzos de la Iglesia Católica, del Comité de la Cruz Roja Internacional, quiero agradecer al Gobierno del Brasil, quiero agradecer a la senadora Piedad Córdoba, quiero agradecer al Alto Comisionado (para la Paz y la Reintegración) Frank Pearl, quiero agradecer a las Fuerzas Armadas, la tarea diligente de todos ellos para las liberaciones recientes y para el regreso de los restos mortales del coronel Guevara Castro.

Lo que no se nos puede olvidar es que, primero, no lo debieron secuestrar, que engañaron al país, porque además en ese momento ya tenían asegurada la oferta del Caguán.

Lo que no se nos puede olvidar es que lo tuvieron secuestrado, enfermo y torturado, hasta que lo condujeron a su fallecimiento.

A los terroristas no se les puede agradecer

Porque hay que distinguir a quién se le da el agradecimiento.

Está bien darle nuestra gratitud a las Fuerzas Armadas, que facilitaron estas liberaciones y el regreso de estos restos.

Darle nuestra gratitud al Alto Comisionado (para la Paz y la Reintegración, Frank Pearl), al Gobierno del Brasil, a la Cruz Roja Internacional, a la Iglesia Católica, a la senadora Piedad Córdoba, pero a los terroristas no se les puede dar gracias.

Los colombianos, sin odio pero con firmeza, tenemos que recordar toda esta tortura, porque los colombianos lo que no podemos permitir, es que nos sigan engañando.

Y es un momento de reflexión: el camino a seguir.

Nosotros tenemos todavía 22 integrantes de las Fuerzas Armadas en el secuestro. Y hay dos de ellos que todo indica que están fallecidos, que fueron asesinados y sus cadáveres no han sido regresados: el intendente jefe Luis Eduardo Peña y el agente Robert Hernán Guaques.

El camino del apaciguamiento engrandece al terrorismo

Hay dos caminos: un camino de claudicación, de apaciguamiento ante el terrorismo, o un camino de firmeza.

El camino de apaciguamiento.

Finalmente el Caguán no llevó al terrorismo a desistir del ataque a Mitú y del secuestro. El Caguán no llevó al terrorismo a liberar a los secuestrados.

Muchos familiares me cuentan lo siguiente: que fueron al Caguán a hablar con los cabecillas de la guerrilla para pedir, implorar la liberación de sus seres queridos, y que los cabecillas de la guerrilla respondían: ‘No los vamos a liberar, nosotros no estamos aquí por la paz. Aquí estamos en procura de fortalecernos, para poder tomarnos el poder violentamente’.

Por eso, el camino del apaciguamiento, de la debilidad, es el camino que engrandece al terrorismo.

Frente al secuestro.

El camino del apaciguamiento permite que el secuestro pague. El camino de la fortaleza derrota al secuestro.

Si apaciguamos, si sacamos guerrilleros de la cárcel para que vuelvan a delinquir, para que sigan poniendo carros-bomba, para que sigan secuestrando colombianos, lo que hacemos es turnar a los colombianos como víctimas del secuestro.

Que un día secuestren unos colombianos, los lleven a esas jaulas de tortura, después los liberen y vuelvan a secuestrar otros. Salen unos de la jaula de la tortura y entran otros a la jaula de la tortura. Eso no se puede permitir.

Por eso, en esta hora de reflexión, sin odios, el amor a la Patria no admite odios, pero con toda firmeza, tenemos que hacer estas reflexiones para que al pueblo colombiano, para que a los colombianos no nos vuelvan a engañar.

El camino de la fortaleza en estos años ha venido derrotando el secuestro

¿En otras circunstancias cuántos presos habría sido necesario soltar de la cárcel para que devolvieran al sargento viceprimero Pablo Emilio Moncayo o al soldado profesional Josué Daniel Calvo?

¿En otras circunstancias, si no tuviéramos esta fortaleza de hoy, cuántos presos, criminales de la mayor peligrosidad, habría sido necesario liberar de las cárceles para que regresaran a Moncayo y a Calvo?

¿Cuántos secuestros más se habrían producido?

Porque cuando se liberan esos presos de peligrosidad de las cárceles, para que nos liberen secuestrados, entonces lo que hacen es: liberan unos secuestrados y enseguida secuestran otros. Salen unos de la jaula de la tortura y entran otros.

El camino de la fortaleza llevó a que finalmente hubieran tenido que liberar de manera unilateral a Calvo y a Moncayo, como también liberaron otros.

El camino de la fortaleza ha reducido el secuestro a un diez por ciento menos de lo que era.

Algunos me dicen: ‘Presidente, hay que atender todos los reclamos de la guerrilla para que haya confianza en las Fuerzas Armadas’.

Yo creo que eso lo que hace es crear desconfianza.

¿Si el Gobierno se pone en una posición claudicante ante la guerrilla, ante este narcoterrorismo, qué dicen los soldados y los policías de la Patria?

‘Miren, este es un Gobierno débil, que incurre en estas debilidades con el pretexto de que la guerrilla libere del cautiverio a compañeros nuestros, pero lo único que hace ese Gobierno débil con estas decisiones claudicantes, es estimular a la guerrilla a secuestrar otros’.

Yo creo que lo que da confianza a las Fuerzas Armadas es todo lo contrario: un Gobierno firme que no claudique ante la tortura y ante las presiones de los terroristas, porque eso le lleva un mensaje al soldado y al policía y a su familia: que hay un Gobierno que no permite que los secuestre, que hay un Gobierno que no estimula el secuestro.

Para el soldado o para el policía da mucha más confianza laborar con un Gobierno que no estimule el secuestro, que con un Gobierno claudicante, que finalmente deja que el secuestro prospere.

‘No podemos permitir más engaños’

Nos han engañado muchas veces, no podemos permitir nuevos engaños.

En una época de procesos de paz se desmovilizaron en Colombia 4 mil integrantes de los grupos terroristas, pero pasaron de 15 mil a 60 mil.

En esta época de firmeza y de la seguridad se han desmovilizado 52 mil, y han pasado de 50 mil a menos de 8 mil.

Ahora, nosotros así como tenemos toda la firmeza para combatir el terrorismo hemos tenido toda la flexibilidad para facilitar las liberaciones unilaterales. Creo que el Gobierno, las Fuerzas Armadas, han cumplido, que no hay queja.

Cuando estos grupos terroristas han querido producir esas liberaciones unilaterales las Fuerzas Armadas y el Gobierno han dado todas las facilidades, como acaba de comprobarse.

Lo que no podemos permitir es que se pase de dar facilidades para liberaciones unilaterales, a abrir las puertas de las cárceles para que salgan los criminales de mayor peligrosidad a engrosar las filas del terrorismo.

Y además no se puede igualar al soldado o al policía secuestrado con el terrorista encarcelado.

El terrorista que llega a la cárcel llega por la acción legítima de las Fuerzas Armadas, por decisiones de la justicia del Estado. Y es recluido en una cárcel que tiene que cumplir con todos los requerimientos de los derechos humanos.

El compatriota secuestrado por el terrorismo es un compatriota flagelado todos los días, como ocurrió con el coronel Guevara Castro.

Cuando se habla de ‘canje’, eso suena como a mercancía, eso da la sensación de que las circunstancias son iguales, cuando en un caso hay un criminal de peligrosidad en la cárcel, rodeado de las garantías de los derechos humanos, y en el otro caso hay un compatriota honorable en la tortura del cautiverio de los secuestrados.

Un Gobierno débil inicialmente estimula a que haya diálogos de paz, pero le hacen trampa, porque los terroristas, cuando hay un Gobierno débil, convierten los diálogos de paz en posibilidades para ellos acrecentar su poder sanguinario.

Un Gobierno fuerte logra que se vayan desmovilizando, y además, logra que se disminuya su capacidad de reclutar.

Y terminarán haciendo la paz.

Si mantenemos la fortaleza, ellos terminarán haciendo la paz.

El único camino es el de la fortaleza

Pero también hay que hablarle con claridad al país: hoy no hay el espacio de antaño para ofrecer ríos de leche y miel para la paz, que además es muy grave.

En el pasado un proceso de paz podía darle amnistía o indulto a todos los delitos, incluidos los atroces. Hoy no.

Todos estos cabecillas de las Farc están condenados por delitos atroces. Y ellos sueñan, ellos sueñan que pueden llegar al Congreso, a la Presidencia de la República.

Ellos sueñan, ellos creen que nada les va a pasar, que sus delitos atroces no son castigables, que un proceso de paz los amnistía, los indulta. Eso hoy no puede ser.

Y hay que hacer absoluta claridad entre todos los compatriotas.

Todo lo que puede ofrecer un proceso de paz hoy es una sentencia más corta, pero nunca el indulto a la condena por el delito atroz.

Para llegar allá, a lo que puede ser un proceso de paz hoy, el camino de la claudicación es el camino contraproducente, porque lo único que hace es enervar la capacidad criminal de los criminales.

El único camino es el camino de la fortaleza.

Porque es que además nos han engañado muchas veces.

Un día dijeron que cuando Colombia acabara el paramilitarismo ellos harían la paz. Este Gobierno acabó el paramilitarismo, y estos bandidos no han hecho la paz.

Un día dijeron que cuando en Colombia no se repitieran crímenes como aquellos que se dieron contra la Unión Patriótica, ellos harían la paz. Este Gobierno le ha dado garantía a todas las corrientes políticas, a la oposición radical; tuvieron garantías en las elecciones de 2003, en las de 2006, en las de 2007, garantías efectivas, y estos bandidos no han hecho la paz.

Nos han engañado muchas veces. Por eso no podemos aflojar la fortaleza, compatriotas.

En los meses que quedan de Gobierno haremos todos los esfuerzos para facilitar la liberación de nuestros compatriotas que siguen secuestrados, y nunca renunciaremos a la opción de rescatarlos.

Yo lo tengo que decir tranquilamente, pero firmemente: bajo mi responsabilidad, las Fuerzas Armadas tienen la instrucción de avanzar en procura del rescate de nuestros compatriotas secuestrados hasta la última hora del Gobierno.

En eso no se puede desfallecer, apreciados compatriotas.

Hemos sufrido mucho. Dos siglos de vida independiente y escasamente 47 años de paz, las nuevas generaciones tienen derecho a que no haya más engaños, a que la seguridad nos dé el camino seguro hacia la paz.

Doña Emperatriz, yo le expreso toda la admiración, usted es un ejemplo por su fortaleza espiritual, nos da mucha fortaleza.

Y elevo mi modesta oración al cielo para que el coronel Guevara Castro nos ayude a los colombianos, le ayude a las Fuerzas Armadas, al Gobierno, me ayude en lo que resta del Gobierno, y le ayude a quien habrá de sucederme, para que Colombia mantenga un camino democrático, respetable, de fortaleza, con la meta de poder eliminar el terrorismo.

Esa es la oración que yo le elevo al cielo al señor Coronel Guevara Castro, héroe de la Patria, cuyos despojos mortales hoy regresamos al panteón de la Patria”.
 
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