Palabras del Presidente Uribe en el
Foro Mantengamos el Rumbo, de la Fundación Primero Colombia

 
15 de abril de 2010 (Bogotá)
 
 

“Quiero dar a todos un saludo muy afectuoso. Me conturban, me siento muy angustiado de ver tanta generosidad de ustedes. No tengo palabras con qué agradecerles.

Muchas gracias, muchas gracias de todo corazón, no tengo palabras con qué agradecerles.

Déjenme decir dos o tres cositas para ese diálogo, sobre las cuales se ha venido meditando mucho en estos días.

El tema de qué necesita Colombia para el emprendimiento, para el empleo; y el tema antipolitiquería y anticorrupción.

Yo creo que el tema del empleo no depende hoy de quitar los parafiscales. Me parece que Colombia, en lo fundamental, tiene una legislación laboral equilibrada. No creo que el empleo dependa hoy de quitarles beneficios a los trabajadores.

Colombia ha hecho unas reformas laborales que, diría yo, dan un equilibrio de suficiente flexibilidad a favor de la empresa y también de unas garantías para los trabajadores.

Ayer el grupo de Consultoría Ernst & Young presentó un estudio sobre la competitividad de las normas laborales en Colombia, y contrario a lo que muchos esperaban, el estudio presenta las normas laborales de Colombia como equilibradas.

A mí me llamó la atención. Esto es, no me sorprendió, pero sí me llamó la atención y al final dije ‘hay que considerar algunos aspectos que no se han considerado’, porque se dice: ‘Es que son caros los parafiscales y es cara la seguridad social’. Pero hay que considerar otros aspectos.

Primero, hay que mirar eso en consolidación con la legislación tributaria.

Este país ha reducido las tasas de contribución, tiene incentivos a la inversión. Ese es el primer aspecto.

No quiero ser exhaustivo sino ir como haciendo un repaso muy por el índice.

Segundo, no se puede olvidar que aquí hay 600 mil trabajadores temporales; que si bien el trabajo temporal hoy en Colombia, cuando es organizado no es barato y hay que pagar, todos, prestaciones y la afiliación a seguridad social. De todas maneras, si fuéramos a hablar en términos de flexibilidad, da flexibilidad.

Entonces cuando hay esta discusión, para quitarles beneficios a los trabajadores por qué se ignoran esos temas. Y lo dice quien ha sido responsable de muchas reformas laborales, y bastante criticado, como soy yo.

Tercero, no nos podemos olvidar que las cooperativas de trabajo asociado pueden tener alrededor de 900 mil asociados en Colombia, y si bien este Gobierno primero produjo el decreto que las obligaba a pagar todas las contribuciones de seguridad social y después tramitó la Ley, de todas maneras allí ha habido críticas de las organizaciones de los trabajadores.

Cuarto, con el liderazgo de sindicatos aquí presentes, este país viene haciendo una evolución formidable hacia el sindicalismo de participación, hacia el trabajo participativo de los trabajadores colombianos, preocupados por la suerte de la economía del país, por el país como un todo, preocupados por la suerte de la empresa y no solamente por sus reivindicaciones.

Esta tarde estábamos dándole la última revisión a un decreto reglamentario para facilitar el contrato sindical, porque creemos que ahí tiene Colombia una gran posibilidad, y los trabajadores que representan muchos de los aquí presentes están dándole a la Patria un gran aporte.

No se puede olvidar que este país introdujo la Ley 590, que se reglamentó el año pasado, que permite que las pequeñas empresas, el primer año, no paguen sino un 25 por ciento de sus parafiscales, el segundo año, el 50 (por ciento), el tercero, el 75 (por ciento) y el cuarto año el ciento por ciento.

Ayer me informó el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo que esa Ley ya tiene más de 30 mil nuevas empresas. Cuando produjimos los decretos reglamentarios el año pasado eso iba muy lento, pero ya ha despegado con mucha dinámica.

El tema de los parafiscales

No se puede olvidar en el examen de estos temas –que son temas de campaña ahora, porque ya uno oye decir que hay que quitar los parafiscales- no se puede olvidar que este país ha hecho un gran avance con el contrato de aprendizaje.

La Ley, que es la 789 de 2002, tan criticada, hizo una revolución en el contrato de aprendizaje, lo facilitó y al mismo tiempo creó una carga, porque dice: ‘mire, ustedes señores empresarios por cada 20 trabajadores tienen que tener un aprendiz o en su defecto pagar una cuota con la cual se ha alimentado el Fondo Emprender del Sena’.

Este país tenía menos de 30 mil aprendices, hoy tiene más de 100 mil. Pero el año pasado dictamos un decreto que facilita enormemente vincular aprendices voluntarios, por encima de la cuota de aprendizaje obligatoria para adicionar nómina ¿Cuánto les ayuda eso a los jóvenes colombianos? ¿Y cuánto le ayuda eso a la empresa?

Preguntaba en estos días ¿Cuánto puede ser el potencial de aprendices voluntarios? Y me decían tres millones. Hasta hace dos meses apenas teníamos nueve mil. Yo creo que eso va a ir cogiendo una gran fuerza.

Entonces a mí me preocupa cuando se hace el análisis, para concluir por parte de algunos: ‘Es que es muy caro generar empleo, es que cuesta mucho la seguridad social, es que cuesta mucho el Sena, Bienestar Familiar y las cajas de compensación’, que se olvidan de estos elementos.

Se los repito: se le olvida que Colombia tiene las cooperativas de trabajo asociado, que Colombia tiene las empresas de servicios temporales, que Colombia tiene la posibilidad del contrato de aprendizaje, que Colombia tiene el decreto que permite vincular aprendices voluntarios por encima de la cuota legal, que Colombia esta dando una gran evolución hacia el sindicalismo de participación.

Yo pediría mirar todos esos temas y que ha habido alivios muy importantes en la legislación tributaria.

Pero a eso le agrego lo siguiente: estudiosos muy serios, con modelos matemáticos han concluido que si se eliminan los parafiscales se crean 200 mil empleos y no más ¿Qué hacemos?

Eliminar los parafiscales no garantiza una dinámica fuerte de creación de empleo y de creación de oportunidades de emprendimiento que permita fortalecer en Colombia, disminuir sustancialmente la tasa de desempleo y poder crear en Colombia mejores condiciones para superar la pobreza.

A mí me da miedo que ocurra lo contrario: que se quiten los parafiscales y que en lugar de generar empleo, ese dinero acreciente las utilidades de la empresa.

Yo creo que esta Fundación nos tiene que ayudar en todo el país, en este momento, a examinar ese tema: que ese beneficio no se traduzca en más empleo sino en mayores utilidades.

Y alguien dice: ‘No, pero es que yo no voy a cerrar el Sena, sí voy a eliminar los parafiscales’ ¿Y con qué lo va a sostener? ¿Entonces van a poner al Sena, a Bienestar Familiar, a las cajas de compensación a pelear contra el déficit del Gobierno Nacional Central año tras año? Yo no creo que eso se pueda. Marchitan esas entidades.

Y les quiero decir una cosa: no hay en la región latinoamericana una entidad como el Sena. La comparable es el Instituto de Formación Vocacional del Brasil

¿Cuál es la diferencia? Que aquel es cerrado y el nuestro es abierto. Aquel es cerrado porque solamente es para los trabajadores de las empresas afiliadas. El nuestro es para toda la población colombiana.

Yo diría que es bien importante considerar eso.

Entonces, la pregunta es ¿Bueno, cómo generamos empleo, cómo generamos mejores posibilidades de emprendimiento?

Hay que tener en cuenta algunas circunstancias de la historia reciente: entre 2003 y 2007, que Colombia presentó un acelerado crecimiento de la economía, proporcionalmente hubo un acelerado descenso del desempleo.

Juan Luis Londoño, doctor en Economía, hombre talentoso –mi Dios sabrá por qué nos los quitó a destiempo- y con una mente muy ágil, nos decía: ‘Mire, no se puede desprender el tema del empleo del tema del crecimiento, y el tema de la superación de la pobreza no se puede desprender del tema del crecimiento y del tema del empleo’.

Nosotros entre 2003 y 2007 tuvimos un alto crecimiento del empleo y una acelerada reducción de la pobreza

¿Qué pasó después? Hemos sufrido dos crisis: la crisis de la economía internacional y la crisis de Venezuela.

La crisis de Venezuela para nosotros es muy honda, porque llegamos a exportarle 6 mil millones de dólares a Venezuela, ahora si mucho exportaremos mil 200, mil 300 (millones de dólares) y esas son unas exportaciones de bienes intensivos en empleo

¿Sin embargo, qué ha pasado? A pesar de estas dos crisis, la internacional y la de Venezuela, nosotros no hemos destruido empleo; hemos seguido generando empleo, lo que pasa es que lo hemos generado a menor ritmo del que necesitamos, cuando se ha presentado también un gran crecimiento de la tasa de participación. Antes de la población económicamente activa estaban buscando empleo 53 ciudadanos de cada 100, 55, 56, hoy 63. La tasa de participación ha crecido ampliamente.

Cuando uno mira esta crisis de la economía encuentra lo siguiente: a pesar de ser tan honda no hubo descenso del Producto (Interno Bruto). Mientras Brasil decreció 1,7 (por ciento) Venezuela está decreciendo por segundo año consecutivo, México decreció más de 6 (por ciento) en Colombia hubo un pobre crecimiento pero hubo crecimiento del 0,4 (por ciento).

Recuerdo  en la crisis del 99, donde hubo un decrecimiento del 4 y medio.

Segundo, no se afectó la inversión en Colombia. Tuvimos dos elementos muy positivos: fue el segundo año récord en inversión extranjera. Mientras en el mundo la inversión extranjera cayó un 29 por ciento, aquí en Colombia, que habíamos tenido el año record en el año 2008, con 10 mil 578 millones, el año pasado tuvimos 9 mil 530 (millones de dólares).

Tercero, tuvimos la tasa de inversión más alta de América Latina, 25,8 (por ciento). Cuando empezó este Gobierno, Colombia de cada 100 pesos que producía invertía 12, 14 (pesos) picos excepcionales de 16 (pesos). En los últimos años de cada 100 pesos que produce ha invertido por encima de 25, el año pasado 25,8 (pesos) en medio de semejante crisis.

Cuarto, veamos lo social: en América Latina hubo 9 millones de pobres más, en Colombia se disminuyó la pobreza en un año de crisis, y se disminuyó la miseria absoluta.

Todavía la pobreza y la miseria son muy altas, pero yo creo que fue muy importante en un año de crisis tan severa, haber impedido que la pobreza y la miseria aumentaran en Colombia, y haber logrado una pequeña reducción de la pobreza y una más importante reducción de la miseria.

En años de crisis, años anteriores, uno veía lo siguiente: se retiraban afiliaciones de la seguridad social, del Sena, del Bienestar Familiar.

Las cajas de compensación, Sena, Bienestar Familiar y las instituciones de salud y pensiones y riesgos profesionales han seguido creciendo en afiliados.

En lo social, en las crisis anteriores aumentaba la deserción escolar y la deserción universitaria; en esta crisis, gracias a la política  social, Colombia ha logrado seguir aumentado la población escolar y la población universitaria.

Yo creo que son aspectos muy importantes, que ojala entraran en el debate entre las campañas en este momento.

Y entonces se pregunta uno ¿Bueno, y con todo esto cómo vamos a generar más empleo y mejores posibilidades de emprendimiento?

Nosotros hemos venido trabajando seis elementos: la seguridad, el fomento de la inversión, el acceso a mercados, la innovación productiva, la revolución educativa que la sustente e infraestructura.

Seguridad

En materia de seguridad simplemente contestemos dos cosas. Primera ¿Cuál es el cambio mayor que se ha dado en Colombia?

Y segunda ¿Estamos seguros hacia el futuro?

Primera respuesta. Yo creo que el cambio mayor que se ha dado en Colombia en términos de seguridad es un cambio cultural ¿Por qué? Porque antes se apreciaba que la seguridad era una categoría dictatorial, fachista, hoy las grandes mayorías colombianas aceptan que la seguridad es un valor democrático, una fuente de recursos.

Yo decía hoy al almuerzo: hace cuatro años algunos de mis competidores a la Presidencia decían que yo practicaba una seguridad paramilitar, y ahora la transformación cultural también ha influido en ellos, porque ahora aplauden la Política de Seguridad Democrática y le dicen al país que ellos la van a continuar.

Yo todavía soy muy incrédulo, pero lo dicen.

Segundo ¿Estamos asegurados hacia el futuro?

Yo todavía no creo eso.

Esta mañana hablaba yo con una emisora de Pereira que se llama La Cariñosa.

Sí, La Cariñosa. Esa emisora me gusta mucho porque al pueblo colombiano no se le tenía amor, se necesita tenerle amor al pueblo colombiano. Hay que medir cuánto es la ambición de poder y cuánto es el amor a Colombia, por eso me gusta mucho La Cariñosa.

Pero también me gusta mucho una emisora popular de Suba que se llama Radio Rumbos.

Levántenme la pancarta que trajeron los del Quindío, porque esa pancarta dice: “Mantengamos el rumbo”, como se llama Radio Rumbo de Soacha.

Esta mañana en La Cariñosa, de Pereira, me decían:”Presidente sí, Pereira ha mejorado mucho, pero cuidado Presidente, aquí estamos nerviosos”.

Les dije: No, no se me pongan nerviosos, voten y verán que se le quitan los nervios. Voten correctamente, que se les quitan los nervios.

¿Por qué están nerviosos?

Tienen razón, porque llevábamos mucho tiempo con esa carretera sin que apareciera los violentos entre Pereira y Las Animas, en el Chocó, donde estamos pavimentando todo ese trayecto, y la semana pasada nos hicieron un retén de esos del pasado, y porque todavía no hemos podido acabar una banda que se llama la Banda Cordillera, de delincuentes que atracan en toda esa zona.

Entonces a mí me preguntaba la señora (Hillary) Clinton, Secretaria de Estado de los Estados Unidos, me decía: ‘La política de seguridad en Colombia es irreversible’.

Le decía: Yo no estoy seguro.

Historia de la violencia

Y además uno tiene antecedentes históricos, no solamente el proceso cultural, que aparentemente ha transformado candidatos de hace cuatro años a candidatos de hoy, sino por otra cosa: es que esta Patria nuestra en 200 años no ha tenido sino 47 escasos años de paz.

¿Y cómo nos ha frustrado la violencia?

En uno de los libros del profesor (Luis) López de Mesa –López de Mesa fue Canciller de Eduardo Santos, un erudito López de Mesa, indudablemente, Luis López de Mesa- él decía: ‘Cómo nos privamos de toda la sabiduría de la cultura agustiniana, porque la violencia la destruyó cuando llegaron los chibchas’.

Y después, cómo nos privamos de la sabiduría de las culturas aborígenes porque la conquista española violentamente las destruyó.

Y después uno se pone a ver frustraciones por la violencia.

Hace dos años conmemoramos los 200 años de la muerte del sabio (José Celestino) Mutis.

Y uno se pregunta ¿Todos esos discípulos que formó el sabio Mutis por qué no lograron impulsar más el progreso de Colombia?

Porque la violencia interna que se dio a partir del grito de independencia permitió esa reconquista brutal de los españoles y los discípulos de Mutis terminaron en el cadalso. Otra frustración.

Y uno se pregunta ¿Y por qué después del 20 de julio se nos demoró tanto la independencia y hubo tanta sangre?

Por otra frustración, porque inmediatamente emprendimos las guerras civiles entre nosotros, la violencia entre nosotros.

Al otro día del 20 de julio, un joven de 18 años, el General Santander, se enroló en un ejercito en Bogotá. Pero no lo enviaron a afianzar la independencia contra los españoles, lo enviaron en el ejército del General Nariño, que era el ejército de los centralistas de Bogotá, para combatir al ejército de las provincias federalistas que estaban en Tunja, dirigidas por don Camilo Torres.

Y así sucesivamente.

Y una pregunta ¿Por qué los colombianos sufrimos la frustración de no haber tenido a Bolívar como gobernante? Solo lo tuvimos como guerrero, él no tuvo tiempo de dedicarse al Gobierno, porque las luchas internas, la violencia interna, no le permitió hacerlo.

Y otra frustración ¿Por qué después de que regresa el General Santander del exilio, que lo eligen Presidente en 1832 y hace una revolución educativa que muchos destacan, porque esa revolución educativa no dio sus frutos? Por la violencia entre nosotros.

Y ese periodo de tanta inestabilidad. Yo creo que hubo una Constitución en el 53 y otra en el 57.

La del 53 es la de la Confederación Granadina ¿o es la del 57? Y la del 57 es la de Mariano Ospina Rodríguez, que después lo derroca Mosquera.

Es un periodo de enorme inestabilidad por la violencia entre nosotros.

La Guerra de los Supremos, declarada por Obando, y después a Obando lo matan cuando venía hacia Bogotá.

Pero antes de eso, después de José Hilario (López) llegó el general (José María) Melo, pero es un Gobierno que dura ocho, diez meses.

José Obdulio Gaviria: Después de José Hilario viene otra vez el general Obando y lo derroca Melo.

Presidente Álvaro Uribe: Y lo derroca Melo, y eso es un periodo muy corto. Toda esa inestabilidad por la violencia y el mundo aplaude la Constitución de 1863 y produce figuras muy importantes como (Manuel) Murillo Toro, como don Aquileo Parra.

Pero los historiadores cuentan que entre 1863 y la Constitución de Núñez de 1886 hubo 30 guerras civiles. El país no tuvo un momento de calma.

Entonces la violencia frustró todo ese periodo, y los siete años del Gobierno de Núñez le traen paz y prosperidad a Colombia.

Núñez fue elegido, primero, Presidente del Estado de Bolívar como una reacción contra el desorden y la violencia, y después Presidente de la Nación entera por esa reacción del temperamento caribe contra el desorden y la violencia.

En la sociología colombiana es muy importante mirar qué hay detrás de los temperamentos. Detrás de la expresividad, de la alegría, de la espontaneidad Caribe hay una actitud muy firme de rechazo a la violencia, de rechazo al desorden.

Y eso se ve también años después cuando uno de aquellos que participó en la Guerra de los Mil Días, el general Edilberto Vengoechea, en el año 1903 lanza en Barranquilla la Batalla de Flores, que es una institución importantísima hoy del Carnaval de Barranquilla.

Él era un veterano de la Guerra de los Mil Días y dijo: “En adelante las únicas batallas que se van a pelear en Colombia son las batallas de flores”. Y de ahí surge esa pieza tan hermosa del Carnaval de Barranquilla, que es patrimonio inmaterial de la humanidad, que es la Batalla de Flores.

En el periodo de Núñez hubo agricultura prospera y caficultora prospera en la Colombia Andina, y aparecieron, emergieron las primeras industrias del Caribe, pero duró poco.

Yo creo que a Núñez lo sucede la guerra civil de 1895.

¿Núñez, en qué año murió? Lo remplaza (Miguel Antonio) Caro y después (José Manuel) Marroquín.

¿Quién está de Presidente el 3 de noviembre de 1903? ¿Marroquín, cuando se separa Panamá? No, no, Marco Fidel (Suárez) es del 18 al 22.

No, no, el quinquenio de Reyes es del 4 al 9.

Y miren qué difícil de todos esos periodos, pero vamos a ver la vida de las generaciones presentes.

La última guerra civil que se declara en el siglo XIX termina en el último trimestre de 1902 con tres pactos, yo los he recordado mucho a lo largo de estos meses, pensando en el Bicentenario: uno en Panamá en el buque Wisconsin, allí acude en representación del Gobierno el general Alfredo Vásquez Cobo. Había pensado, yo tenía la idea de que el general Benjamín Herrera se había hecho presente en Panamá. No, él mandó sus delegados.

En Chinacota, cerca de Cúcuta, se da el otro pacto. Allí acude en nombre del Gobierno el general Ramón González Valencia, quien remplazó a Reyes un año, después de que Reyes se tuvo que ir del país.

Y el otro pacto es en la Finca Neerlandia, en el departamento del Magdalena. En nombre de las fuerzas oficiales lo firma el general Florentino Manjarrés, y en nombre de las fuerzas liberales el general (Rafael) Uribe Uribe.

Y hay unas expresiones bellísimas de Uribe Uribe aquel día, dice “Hicimos la paz no porque estamos convencidos de la paz sino porque destruimos el país, ya no hay nada por qué pelearnos”.

Qué tristeza y qué reconocimiento.

Y agrega “Nuestros padres y nosotros mismos creímos equivocadamente hacer Patria con los fusiles destructores de la guerra. Hoy sabemos que la única manera de hacer Patria es con las herramientas fecundas del trabajo”.

Y al año siguiente perdimos Panamá. Entonces algunos historiadores dicen: ‘Por intereses de Wall Street’. Otros, por algo no separable de eso: la política del gran garrote, del Presidente Roosevelt, de los Estados Unidos, el interés Norteamericano en el canal. Pero yo creo que también la perdimos por la política nuestra del gran descuido.

Los panameños se cansaron por nuestra incapacidad de ejercer autoridad.

A ellos les habían destruido la ciudad de Colon con un incendio, y hubo un amago de separación que lo evitó Rafael Reyes, que no era Presidente de Colombia pero que sí llegó allí como enviado, porque los panameños decían: “No nos protegen, no aplican la seguridad, no hay autoridad, no hay orden, no hay prosperidad. Viven es entretenidos en la violencia”.

José Obdulio (Gaviria) con Álvaro Tirado (Mejía) examinaron el acto de separación de Panamá cuando se dio el primer centenario, en el año 2003, y es bellísima.

Se separaron sin amenaza, sin amagos de violencia, de cansancio. Y aquí tampoco había manera de resistir. Algunos critican al Presidente Marroquín, porque mientras se firmaba esa acta en Panamá, él estaba leyendo una novela en francés.

No tenía alternativa, como estaba destruido el país.

Yo creo que es muy importante mirar hasta qué punto la violencia nuestra se constituyó en una política de gran descuido, y por ende en una concausa de esa gran frustración: la separación de Panamá, que era la cabeza.

Si vemos la Patria con Panamá, a la luz de 1903 Panamá era la cabeza.

Y vinieron una serie de Gobiernos. Yo creo que el país vivió una relativa paz entre 1902 y principios de los años 40.

Volvió la violencia entre los partidos.

Y no había terminado, a pesar de los pactos del Frente Nacional de los expresidentes Alberto Lleras y Laureano Gómez, y ya se disparaban los fusiles de las guerrillas marxistas, del odio de clases, de la proposición de sustituir el Estado de Leyes por la dictadura del proletariado.

Y generaron la reacción igualmente de cruel del paramilitarismo.

Y todos cooptados por el narcotráfico.

Las generaciones vivas desde los años 1940 no han vivido un día completo de paz.

Entonces por eso uno se llena de dudas de que la política de seguridad la manejen los dudosos.

Yo siempre veo muchos analistas preocupados. “Hombre no diga eso, tal y tal cosa”. Muchos analistas ¿Pero qué hago, qué hago? Uno quisiera decir estas cosas para no tener que oírlas. Uno quisiera oírlas para no querer decirlas,  apreciados compatriotas.

Hemos hecho una revolución cultural en el concepto de seguridad, pero esto no está asegurado. Y lo que no está asegurado no se puede manejar con dudas.

La seguridad es un valor democrático y una fuente de recursos, sin ella no hay empleo ni superación de la pobreza.

Promoción de la inversión

Segundo elemento: la promoción de la inversión.

Primero hay que tener conciencia de que se necesita. Yo creo que ahí ha habido otro principio de revolución cultural en Colombia. Hoy las grandes mayorías de compatriotas entienden que sin inversión no hay recursos para política social.

Yo celebro, por ejemplo, las nuevas tendencias del sindicalismo colombiano que ustedes representan; esa gran conciencia, esa gran madurez con la que dan ejemplo de que Colombia necesita la inversión como un presupuesto fundamental para la prosperidad social.

Y la inversión no está a salvo.

A mí me preocupa cuando me encuentro con algunos capitalistas que creen que es lo mismo trabajar en el Gobierno de allá que en el de aquí.

Saben una cosa, el capitalismo no ha sido destruido por los trabajadores, ha sido destruido por los errores políticos de los empresarios.

A bueno verificar eso en la historia de la humanidad.

Por eso me atreví a decir la semana pasada en Cartagena, en el Foro Económico Mundial: ‘Cuidado señores empresarios, sus permisividades con regímenes totalitarios de América Latina terminarán destruyendo las empresas y la iniciativa privada’.

Y destaco que Colombia ha tenido dignidad. Colombia en estas dificultades ha sabido hacer prevalecer las libertades, el principio de respeto a la creatividad de la iniciativa privada; los principios democráticos los ha hecho prevalecer sobre los intereses coyunturales de las ganancias.

Colombia le ha dado un ejemplo al capitalismo mundial ¡Porque oh temor! Países ricos que se arrodillan cuando los amenazan con confiscar una empresa. Van a terminar con las empresas confiscadas, con las rodillas en llagas y con las libertades destruidas.

Por eso aquí hay que tener firmeza, compatriotas.

La mejor señal de afecto frente a los hermanos de otros países latinoamericanos, es nuestra firmeza frente a las dictaduras.

Y el mejor compromiso con las futuras generaciones de colombianos es nuestro rechazo al apaciguamiento.

Los apaciguadores son más tranquilos de lo que yo soy.

Los apaciguadores se comportan mejor en los salones de la diplomacia de lo que yo soy.

De la boca de los apaciguadores no salen ciertas frases.

Los apaciguadores tienen mejor manejo de las reglas de cortesía, pero con todo eso, los apaciguadores finalmente le dan el triunfo al terrorismo, y eso es lo que nosotros no queremos.

En aquello, apreciados compatriotas, de la iniciativa privada, yo he venido dividiendo los gobiernos en cuatro clases de gobiernos:

Gobiernos que rechazan la iniciativa privada.

Sin iniciativa privada  no hay creatividad, se aperezan los pueblos; las sociedades comunistas se aderezaron.

Sin iniciativa privada no hay dinamismo mental para aprovechar las posibilidades de investigación y desarrollo.

Sin iniciativa privada no hay laboriosidad.

Sin iniciativa privada se aperezan los pueblos.

Hay gobiernos claramente opuestos a la iniciativa privada, y por más riquezas que tengan en recursos naturales, tarde que temprano van a derrotar la calidad de vida de sus pueblos.

Cuando la historia nos de la respuesta por qué colapsó Unión Soviética, por qué colapsó la China de Mao Tse Tung, por qué colapsó el Muro de Berlín, la historia encontrará que una causa determinante, esos comunismos, anestesiaron, mataron la creatividad del ser humano, y el resultado final fue que anularon la calidad de vida, pusieron a los seres humanos a depender de unas obsolescencias productivas que los rezagaron.

¿Qué pensarían los alemanes del este, cuando tras las rendijas del Muro de Berlín veían el avance de Alemania Occidental y ellos tenían que resignarse con su sufrimiento y con su atraso?

Primera categoría de gobiernos: gobiernos que se oponen abiertamente a la iniciativa privada.

Segunda categoría: gobiernos que no se oponen, pero no la defienden

¡Qué grave!

Tercera categoría: gobiernos que tienen una relación de conveniencia con la iniciativa privada. ‘Ah, si este empresario me tolera yo lo apoyo, si este me critica lo maltrato’.

Cuarta categoría, en la que está Colombia: Gobierno que cree en la iniciativa privada con responsabilidad social y la defiende con carácter institucional e impersonal.

Para nosotros, la relación con la iniciativa privada no depende de nuestra relación personal con un fulano o con un perano, sino de convicciones y principios que obligan a asumir actitudes impersonales.

Yo creo que mirar el tema a luz de estas cuatro categorías puede ser interesante.

Y me preocupa que ahora algunos digan: ‘Hay que eliminar las exenciones tributarias’.

Confundir la promoción de la inversión con los regalos a los ricos

¡Qué grave eso!

Yo creo que los gobiernos tienen que estar haciendo ajustes.

Cuando uno lee ‘Mantengamos el rumbo’ yo recuerdo a mi profesor Michael Porter. Decía: para logar altos niveles de competividad hay que fijar un rumbo, avanzar dentro de él, no estancarlo, pero tampoco abandonarlo.

Y él fue el que acuñó aquel axioma: mejoramiento continuo.

Hay que estar haciendo ajustes, pero hay elementos de fondo muy importantes.

Miren, el debate necesita armarse de argumentos.

¿Cuáles son las exenciones? La del Banco de la República ¿Para qué eliminarla, si cuando produce utilidades todo viene al Gobierno?

La de los dividendos. Hace muy poco Colombia eliminó la doble tributación, porque se decía: no puede ser que la empresa pague y también pague el accionista. Y eso es razonable ¿Por qué lo van a eliminar?

¿Y los estímulos de este Gobierno?

Qué importantes los estímulos de este Gobierno. Es que si nosotros no creamos seguridad y estímulos la gente no viene a invertir a Colombia.

Hace poco me decía un empresario norteamericano en China que él tenía la fábrica de confites más grande del mundo en China, que necesita instalar una en el continente americano, que nunca había pasado por su mente instalarla en Colombia y que por primera vez está considerando a Colombia.

A mí me preocupa mucho eliminar los estímulos tributarios a la inversión, ahora que Colombia empieza a estar en el radar del interés de la inversión, apreciados compatriotas y eso que tiene que entrar al debate. Es muy importante.

Reformas del Estado

Ahora, este Gobierno ha hecho unas reformas y quedan otras pendientes.

Nosotros hemos reformado 431 entidades del Estado. Me voy a referir a eso más delante, en virtud del tema de la politiquería y de la corrupción.

Si ustedes me preguntaran entre las muchas reformas de este Gobierno, cuáles usted quisiera destacar hoy, yo les diría tres: la de promoción de inversiones, la reforma de eliminar politiquería y exceso de costos en 431 entidades del Estado.

¿Qué habría sido de este país si no hacemos la reforma de Telecom, la de Ecopetrol, la de las clínicas del Seguro (Social)?

Y otra reforma trascendente: haber eliminado el subsidio a la gasolina.

El país estuviera quebrado si los colombianos no hubieran soportado estoicamente el aumento de precios a la gasolina, que ha permitido desmontar el subsidio. Eso sí que sería politiquería.

Un Gobierno politiquero no habría sido capaz de desmontar ese subsidio. Y el desmonte de ese subsidio es un factor de muy buena herencia para el manejo fiscal del país.

Ahora quedan reformas pendientes: la reforma a la justicia, por ejemplo. Y el país tiene que vivir en un proceso dinámico de ajustes.

Mantener el rumbo no es retroceder. Mantener el rumbo no es estancarnos. Mantener el rumbo es avanzar por un camino que todos los días se nutra, para poder mantener el país en mejoramiento continuo.

Expliquemos esto. Que cada uno de ustedes, apreciados compatriotas, sea un pedagogo, un pedagogo en estos días, pero un pedagogo para producir resultados electorales el 30 de mayo, apreciados compatriotas.

Y si hay seguridad y hay promoción de la inversión, los inversionistas preguntan ¿Y a dónde vamos a vender estos productos? Por eso hay que tener acceso a mercados.

Y ahí yo aplaudo este sindicalismo moderno de participación, que ha roto con viejos prejuicios de la política y ha dicho: Colombia necesita acceso a mercados.

Y mientras otros se fueron a Estados Unidos a decir: ‘no le aprueben el TLC a Uribe, que Uribe es violador de derechos humanos’, los que aquí quemaban la bandera de los Estados Unidos, para aparecer como enemigos del imperialismo yanqui, al otro día compraban tiquetes para irse a los Estados Unidos a decir: ‘cómo le van aprobar el TLC a Uribe, si Uribe es violador de Derechos Humanos, Uribe es paramilitar’.

En cambio este sindicalismo de participación con el cuál hoy nos reunimos ha dado ejemplo de patriotismo.

Acceso a mercados

Miren lo que pasó, apreciados compatriotas: entre 1989 y 2003 nosotros hicimos la apertura de la economía, unilateralmente, dejamos que el país se inundara de productos extranjeros pero no accedimos a mercados.

Ese periodo no tuvimos sino la Comunidad Andina y un tratado que nos quedó muy córtico con México. Por eso el afán de este Gobierno de  tener tratados, acceso a mercados, y por eso esta lucha.

Pero nosotros no hemos pensado solamente en el mercado externo, también en el mercado interno.

Si no hubiéramos ayudado a tener capacidad adquisitiva en los sectores más pobres con Familias en Acción, con gratuidad educativa, con el acceso de 20 millones de colombianos en este Gobierno a la salud, con el acceso de casi ocho millones de nuevos usuarios de Bienestar Familiar en este Gobierno, si no hubiera ocurrido todo eso, apreciados compatriotas, el mercado interno estaría mucho mas débil por la crisis de la economía.

Nosotros hemos procurado en esta crisis defender el mercado interno y al mismo tiempo acceder a mercados.

Entonces se avanza en la seguridad. A propósito déjenme hacer un comentario sobre la seguridad –el Presidente López Pumarejo decía ‘vivir para ver’- yo siempre he visto transformaciones culturales en este Gobierno.

Cuando empezó el Gobierno y estábamos con la Ley de Justicia y Paz, decían: ‘Esa ley la quiere sacar Uribe para legalizar a los paramilitares, para no extraditarlos’.

Y cuando tuvimos que extraditarlos en horas inhábiles, para que con las tutelas no les impidieran la extradición, los mismos que nos habían criticado diciendo que la Ley de Justicia y Paz era para evitar la extradición y para legalizar a los paramilitares, cuando supieron la noticia de la extradición, dijeron: ‘Ahí los extraditó Uribe para evitar la verdad y para que no reparen a las víctimas’.

¡Compañeros, compatriotas, a la inconsecuencia de los otros, al oportunismo de algunos, de nuestro lado firmeza, de nuestro lado consecuencia!

Pero entonces, si se avanza en el tema de la seguridad, de la promoción de la inversión, del acceso a mercados, se pregunta ¿Y qué vamos a vender allá?

El país no va a competir hoy con manufactura básica, ni con confección básica. Imposible ganarle a los chinos haciendo camisetas.

Por eso el país tiene que agregarle valor a lo que produce, y desarrollar los nuevos sectores de talla mundial.

Miren que el tema del empleo es un tema estructural más de fondo, que no es de quitar los parafiscales.

Uno quita los parafiscales y entonces los confeccionistas que producen confección básica dicen: ‘Sí, me quitaron los parafiscales, pero yo no tengo dónde vender estas camisas’ ¿Se genera empleo? No se genera empleo.

El tema del empleo hoy depende de unos factores más de fondo. Yo creo que depende en muy buena parte de estos seis elementos.

La innovación productiva es fundamental, es fundamental apreciados compatriotas, y el desarrollo de nuevos sectores, en lo cual el país ha sido todavía  muy precario.

Revolución Educativa

Y entonces viene la quinta pregunta ¿Y cómo se sustenta un proceso de innovación productiva? Una revolución educativa permanente, de lo contrario no se logra.

Colombia en 100 años tuvo 120 ministros de educación. En este Gobierno hemos tenido una Ministra (Cecilia María Vélez) del más alto nivel de competencia, una Ministra de excelencia y un equipo de excelencia. Este Gobierno no ha dejando que los asedie la politiquería.

Díganle eso al país en estos días. Si el tema es la politiquería, que se enfrente el tema de la politiquería.

¿Y eso ha permito qué? Enfrentar la politiquería, erradicarla en el área educativa; con estabilidad en ese Ministerio ha permitido muchos avances: coberturas del 80 al ciento por ciento en educación básica, del 57 al 79 (por ciento) en educación media, del 21,6 al 36 (por ciento) en universitarios; eran menos de un millón hay casi millón 700 mil; de 60 mil a 300 mil 15 beneficiarios de Icetex que ya no requieren tarjetas politiqueras para acceder a un crédito, ahora pueden obtener el crédito a través de Internet.

Es bien importante anotar estos avances del país en esas materias.

Nosotros graduábamos 424 mil bachilleres. Este año Colombia pude graduar 737 mil bachilleres.

El Sena, donde erradicamos la politiquería, ha pasado de formar un millón 100 mil colombianos por año, a formar casi ocho millones de colombianos por año.

Salió la nueva Ley de Ciencia y Tecnología, que en la medida que el país le alimente recursos años tras año va a contribuir muchísimo.

Ahora, tenemos deficiencias. Por ejemplo, la conectividad. Hemos avanzado mucho, pero todavía hay desequilibrios regionales. Apenas estamos empezando la enseñanza masiva del inglés como segunda lengua, pero ya el Sena le enseña a un millón de colombianos inglés a través de Internet, la mayoría de los profesores desde San Andrés.

Este Gobierno deja contratado, en plena instalación, un cable para que la transmisión no tenga que ser satelital, para hacer del archipiélago un gran centro de informática.

Tenemos deficiencias. Salvo Bogotá y Medellín, en el resto del país la cobertura ha rebasado la infraestructura.

Nosotros hemos avanzado mucho en nutrición infantil. Hemos pasado de cinco millones 900 mil usuarios a casi 13 millones de usuarios, pero el avance en  educación para la primera infancia pobre todavía es pequeño. En el mejor de los casos este Gobierno dejará una cobertura de 400, 500 mil niñitos pobres menores de cinco años.

Retos que tiene el país. Por eso, mantener el rumbo con mejoramiento continuo, apreciado compatriotas.

Pero yo creo que este Gobierno, cumpliendo sus ocho años, puede darle al país un balance importante en materia de avance educativo.

Miren lo que pasó en esta crisis de la economía, que es bueno recordarlo: nosotros no le redujimos las transferencias a las regiones

¿Por qué se nos aumentó algo el déficit fiscal el año pasado? Porque mantuvimos el nivel de gasto público para que no se cayera la economía, porque hicimos un gran programa de obras públicas para que no se cayera la economía.

Y la solución no fue la de otras crisis. En otras crisis aquí le redujeron los ingresos a las regiones. Nosotros no les redujimos las transferencias a las regiones.

A pesar de que se nos cayó el ingreso del Gobierno Nacional central, les cumplimos con las transferencias a las regiones, pensado en la educación y la salud.

Infraestructura

Y por supuesto hay otro elemento, el sexto, la infraestructura.

Esta ciudad es una ciudad demasiado próspera y demasiando bella e importante para tener tanta distancia al mar, para no hablar sino de Bogotá.

Cuando este Gobierno llegó, el Transmilenio del Bogotá tenía 34 kilómetros; tiene 84 (kilómetros) está construyendo otros 20 y queda financiada una nueva fase.

Estamos haciendo de Eldorado el mejor aeropuerto de América Latina.

Todas las salidas de Bogotá que conectan con los principales destinos comerciales quedan en procesos de construcción de doble calzada.

De los 240 kilómetros de Bogotá a Sogamoso, faltan 40 para completar la doble calzada. Se está construyendo una magnífica carretera de Sogamoso a Yopal, y de Yopal a Arauca queda todo pavimentado, salvo un sector para hacer la variante de ‘La Cabuya’, donde está en plena instalación el puente que se llama de San Salvador, sobre el río Casanare.

De Bogotá a Buenaventura hay 580 kilómetros, más que de la Paz al Pacífico. Yo mido con una reglilla y me parece que de La Paz (Bolivia) al Pacífico, Bolivia sin mar, y de La Paz al Pacífico hay 540 kilómetros, de Bogotá a Buenaventura 580.

Esa carretera toda contratada en doble calzada. No es solamente de aquí a Girardot, hay que ver cómo van las variantes de Girardot a Ibagué.

Ya construido el Túnel ‘Guillermo León Valencia’ en Melgar, en plena construcción el Túnel de La Línea, que se debería llamar el del ‘Segundo Centenario’.

Yo recuerdo aquel viernes 9 de agosto de 2002, cuando a nosotros nos lanzaron esas bombas terroristas el 7 de agosto, nosotros no nos encerramos a dormir, porque es bueno también que el país recuerde, hombre, qué estaba pasando en Bogotá el 7 de agosto de 2002.

Los únicos que tuvimos noticias de que la ciudad estaba tomada por las guerrillas, las milicias ‘Antonio Nariño’ de las Farc, por los grupos paramilitares de ‘Miguel Arroyave’ y de ‘Martín Llanos’ fuimos las víctimas.

Esa crisis se ocultaba, se ocultaba, y yo me doy cuenta porque casi nos hacen un atentado con alguien que fungía de seminarista, en un taller democrático de Kennedy, y porque en la mañana del 7 de agosto de 2002 me dijeron: ‘Usted no puede ir caminando al Capitolio, lo van a matar’. Una noticia oficial.

¿Y por qué no habían enfrenado eso? ¿Era que no había con quién?

Estoy hablando del 7 de agosto de 2002, y ustedes saben los colombianos que sacrificaron esos atentados terroristas.

Pero nosotros no nos quedamos durmiendo, no nos quedamos durmiendo, al otro día madrugamos y antes de que saliera el sol emprendimos la lucha por la Seguridad Democrática en el (departamento del) Cesar y en la tarde en Florencia, y encontramos en Florencia todos los acaldes del Caquetá asilados, porque había 400 municipios interferidos por el terrorismo, donde los alcaldes no podían gobernar, y gracias a la Seguridad Democrática todos los alcaldes y todos los gobernadores, respetados por este Gobierno.

Algunos se presentan como sectarios contra la política. Este Gobierno ha sido ajeno al sectarismo político.

Yo no sé qué es más temible: si el sectarismo de viejas confrontaciones políticas o la actitud sectaria de quienes tienen odio por la política.

Reflexionen sobre eso, apreciados compatriotas.

Aquellos sectarios del odio contra la política es bueno recordarles que este Gobierno  ha trabajado con todos los alcaldes y con todos los gobernadores de Colombia, sin detenerse en el origen político de su elección.

En la tarde del 8 de agosto de 2002, que era jueves, así lo recordamos a los alcaldes del Caquetá.

Y llegamos la noche del viernes 9 de agosto a Cali, a emprender otra lucha contra el terrorismo y la politiquería que habían quebrado a Emcali.

Es bien importante recordar todo esto, apreciados compatriotas.

Y entonces es bueno que el país haga pausas y reflexione sobre las decisiones de inmensa responsabilidad que tiene que tomar en estos días.

Y a pesar de todas estas dificultades, hemos venido adelantando estos procesos de infraestructura.

Y aquel viernes 9 de agosto en Cali, mientra hablábamos de Emcali, alguien se me acercó y me dijo: ‘Usted puede durante su Gobierno quitar unos derrumbes de la vía a Buenaventura’. Le dije, vamos a ver. Hoy estamos construyendo la doble calzada Buga–Buenaventura.

Y allá empezamos y terminamos la primera fase del Transmilenio.

No nos quedamos con el de Bogotá, lo estamos haciendo en otras nueve ciudades colombianas.

En operación en Cali, en operación en Pereira, en operación preliminar en Barranquilla, en operación en Bucaramanga; en construcción en otras ciudades y para empezar en otras muchas, como Pasto, como Santa Marta, como Montería, como Sincelejo, como otras tantas.

Son grandes desafíos de infraestructura.

El sábado vamos a tener un Consejo Comunitario en Villavicencio, y habrá que reconocer todo lo que falta, porque es que la Patria no está convertida en un paraíso, pero la Patria sí está con ánimo, la Patria está con confianza, y eso no lo podemos dejar decaer.

Y le podremos informar a nuestros compatriotas del Llano que hay 120 frentes de trabajo construyendo la doble calzada de Bogotá a Villavicencio.

Y esta ciudad tiene mil 70, mil 100 kilómetros de distancia a Santa Marta. Está en plena construcción la doble calzada Bogotá-Villeta. Adjudicados sin politiquería y sin corrupción, con transparencia total los contratos más grandes de la historia de la infraestructura de Colombia.

El contrato para el tramo Villeta-Puerto Salgar y el contrato para el tramo Puerto Salgar-San Roque.

Y ahora, en pleno proceso, la licitación  para el tramo San Roque-Santa Marta, con dos derivaciones: una derivación hacia Valledupar y otra derivación hacia Cartagena por el corredor de los contenedores.

Reconozco, el país tiene que hacer un gran esfuerzo en infraestructura

Digan ustedes, digan ustedes apreciados compatriotas en su pedagogía popular de estos días, en la conversación con el esposo, con la esposa, con la novia, con el novio, con el compañero de trabajo y de estudio, que aquí se ha emprendido una obra de infraestructura que seguramente la continuará el siguiente Gobierno, de gran trascendencia.

Y lo más importante: todos esos procesos contractuales han estado ceñidos a la ética, al amor a la Patria, a la moral, a la ley, se han adelantado con absoluta transparencia.

Todo se ha hecho en audiencia pública.

Antes de publicar pliegos de condiciones se han publicado prepliegos, para que se discutan y para evitar que los pliegos de las licitaciones se confeccionen al tamaño de las aspiraciones de algunos proponentes.

Lucha contra la corrupción y la politiquería

Y es bueno hablar entonces qué ha hecho este Gobierno contra la corrupción y contra la politiquería.

Hablemos en el Parlamento. Este Gobierno eliminó los auxilios parlamentarios, este Gobierno eliminó los presupuestos adicionales. Yo creo que ese es un gran activo de este Gobierno en la lucha contra la politiquería.

Desde 2004 eliminamos las adiciones presupuestales. Las adiciones presupuestales se utilizaban especialmente en años de campañas electorales para afectar la maquinaria electoral.

Este Gobierno desde 2004 no tiene adiciones presupuestales.

No se dieron en el proceso electoral de 2006, no se dieron en el proceso electoral de 2007, no se han dado en este proceso electoral. Este Gobierno eliminó los auxilios parlamentarios.

Hablemos del Parlamento. Al principio del Gobierno yo nombré en embajadas y consulados a algunos parientes de parlamentarios, reconocí que me había equivocado, me comprometí a que no lo haría sino en el caso de que hubiera mérito propio y lo he cumplido al pie de la letra.

Esas son acciones contra la corrupción y contra la politiquería, apreciados compatriotas.

Y hablemos del sector educativo.

Antes a los maestros los nombraban con recomendaciones de los directorios de la política, ahora lo único que vale es que ganen un concurso de méritos.

Antes, para obtener un crédito en el Icetex, en muchas partes se exigía una tarjeta de un directorio político, hoy se puede obtener a través de Internet, con toda la transparencia.

Las convocatorias del Sena son públicas, y esos 500 mil estudiantes que hoy están matriculados en programas técnicos y tecnológicos del Sena, son el producto de presentarse a las convocatorias públicas.

Hablemos de la corrupción en la contratación del Gobierno Nacional. Primero expedimos el Decreto 2170 y después la Ley que transformó la Ley 80, que es la Ley 1150.

Para no referirnos en extenso ahí hay dos puntos: el prepliego y la audiencia pública.

Hoy ningún contrato de esos se puede convocar a licitación sin haber discutido el prepliego, y no se puede adjudicar sin la discusión en audiencia pública.

Y hablemos de la corrupción y de la politiquería en muchas entidades del Estado. Hemos reformado 431, eliminamos la politiquería en Telecom.

Una vez me dijo a mí el sindicato de Telecom: ‘Presidente, no fuimos los sindicalistas los que quebramos a Telecom. Aquí nos mandaban muchas personas que no necesitábamos para que las vinculáramos a la nómina a fin de que mejoraran la pensión’. Eso se acabó con la reforma de Telecom.

Las clínicas del Seguro Social en Colombia eran una vergüenza. Las recuerdo en mi ciudad de Medellín con los enfermos arrumados en los pasillos, controladas por la politiquería, y también en Bogotá y en muchas ciudades. Hoy son un modelo.

Hemos incorporado otros 120 mil cargos del Estado a la carrera administrativa, lo que es una prueba contundente de nuestra lucha contra la corrupción y contra la politiquería.

El Gobierno ha renunciado a ejercer libremente la potestad de nombramiento en gran cantidad de institutos, y ha introducido voluntariamente la meritocracia.

Nosotros estamos publicando en Internet todas las acciones de este Gobierno contra la corrupción y contra la politiquería.

¿Qué pido yo, compatriotas? Recordémosla estos días.

Las dos últimas entidades que reformamos son Etesa (Empresa Territorial para la Salud) y Estupefacientes, y creamos en Estupefacientes  una entidad tan seria con Cisa (Central de Inversiones S.A.) para manejar esos activos.

Pero es que además de enfrentar la corrupción y la politiquería se necesita valor civil para hacer reformas administrativas.

Hay muchos que piensan que pueden ser buenos gobiernos porque sus ciudades tienen mucho presupuesto, pero no son capaces de dar pruebas de valor y de reformar esas grandes burocracias para poder tener ahorros y aumentar la capacidad de inversión. Esa es una necesidad de Colombia.

Algunas ciudades de Colombia han avanzado con autoridades honestas pero sin valor civil para transformarlas, con dineros importantes en sus cuantías, honorablemente aplicados, pero sin valor civil para poder reducir nóminas burocráticas innecesarias e ineficientes.

La capacidad de reformar el Estado colombiano es fundamental. No basta esa actitud honrada para luchar contra la corrupción y la politiquería, se necesita agregarle valor civil para disminuirle al Estado esas altas nóminas burocráticas, como lo ha hecho este Gobierno a fin de poder favorecer la capacidad de inversión social del Estado.

Estos son algunos de los puntos.

Nos quedan 100 días. Estamos acosando en todas las entidades del Gobierno para cumplir bien con estos 100 días, para trabajar sin desmayo y sin descanso hasta la última hora, con afecto a los compatriotas, y por supuesto, en estos 50 días tenemos que trabajar mucho para contarle a los colombianos qué ha hecho este Gobierno.

He venido esta noche al Centro de Pensamiento Primero Colombia a saludarlos a ustedes, a expresarles infinita gratitud por esta tarea patriótica que adelantan con gran consagración, a expresar mis agradecimientos a sus directivos, mi admiración a las organizaciones sindicales que nos acompañan, pero también he venido a pedirles que multipliquen su trabajo de pedagogía popular para que la Patria sepa cómo hemos procedido, y también para que la Patria sepa que reconocemos que mantener el rumbo no es estancar el rumbo, sino mejorar el rumbo.

Muchas gracias, apreciados compatriotas, ustedes son un grupo de la Patria comprometido con las mejores aspiraciones de las nuevas generaciones

¡Qué bueno que en el futuro puedan decir: ese Uribe era peleador pero las nuevas generaciones viven mejor!

¡Qué bueno que puedan decir: ese Uribe no era un hombre de cortesía diplomática en los cócteles internacionales, pero curó ese viciecito de albergar terroristas de Colombia!

¡Qué bueno que en el futuro pudieran decir: ese Uribe no lo pudimos convencer de que hiciera unos acuerdos con el terrorismo, pero evitó que salieran de la cárcel los terroristas!

¡Ese Uribe se agitaba mucho en tiempos electorales, pero combatía para que los apaciguadores no se apoderaran del país!

Buenas noches”.

 
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