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Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez
al recibir el Premio Nacional de Alta Gerencia

6 de julio de 2010 (Bogotá)
     
 

“Quiero agradecerle infinitamente a usted, doctora Elizabeth (Rodríguez Taylor, Directora del Departamento Administrativo de la Función Pública), a la Función Pública.

La verdad es que uno lo que procura es cumplir el deber, con tantas limitaciones propias de la condición humana. Yo les agradezco de corazón, me abruma. La verdad es que alguien que genera bastante controversia como yo, a uno siempre le da pena cuando le dan premios. Yo se los agradezco de corazón.

Yo quiero destacar la tarea de la Función Pública estos años. El doctor Grillo (Fernando Grillo, ex director del Departamento) y la doctora Elizabeth Rodríguez han hecho una formidable tarea, con ese equipo que ustedes integran. Y ha sido uno de los eslabones para poder mejorar la calidad de la administración pública en nuestra Patria.

Yo diría, no hablemos de lo que se ha hecho, todas las reformas, etcétera; hablemos de unos resultados. Yo creo que es muy importante entre los resultados destacar la gran cantidad de entidades del orden nacional que tienen hoy certificados de calidad. Eso era impensable.

La certificación de calidad era impensable

Y en el Consejo Comunitario del domingo, en Medellín, se dio otro paso para mí también impensable, que es la certificación de calidad de gran cantidad de secretarías de educación. Eso era impensable, que tengamos hoy 27 secretarías de educación con certificaciones de calidad. Eso es una garantía enorme para los padres de familia, para los estudiantes, para los profesores.

Yo quiero destacar eso. Veo unos ministerios, unas entidades del Gobierno Nacional que uno no pensaba que pudieran tener un certificado de calidad; que no se los han regalado, sino que han hecho un enorme esfuerzo. Departamentos, municipios, en ese camino.

Nosotros nos propusimos que todos los ministerios quedaran con certificados de calidad. ¿Quedarán todos? Hacienda y Cancillería están próximos. ¿Alcanzarán en estos 30 días?

Apúrelos, doctora Eliza, apúrelos. A ver si lo alcanzamos en estos 30 días.

Ahí hay un buen resultado y un buen ejemplo, porque ustedes saben que las certificaciones de calidad son como la democracia: el apoyo hay que conseguirlo todos los días.

En la democracia, además en esta democracia moderna donde hay esta conectividad, esta manera de interactuar, el apoyo, los resultados hay que legitimarlos todos los días. Estos certificados de calidad son dinámicos. Entonces es un gran reto para que estas entidades los mantengan y sigan en la escala de obtenerlos. Yo creo que eso es bien importante.

Control fiscal

Y quiero destacar la tarea que se ha hecho para poder mejorar en materia de fenecimientos y en materia de calificación de la Contraloría. Yo le agradezco muchísimo a la Contraloría, al Contralor (Julio César Turbay Quintero), al Subcontralor que hoy nos acompaña (Roberto Pablo Hoyos), la posibilidad de haber tenido este diálogo, porque pasamos de un porcentaje relativamente bajo, era de las entidades que tenían fenecimiento, y hoy el 80 por ciento, 87 por ciento con fenecimiento, yo creo que eso es motivo de confianza para los colombianos. Ojalá rápidamente se pueda decir que el ciento por ciento tienen fenecimiento contable.

Y también han mejorado muchísimo la calificación. Y ha sido un proceso diría yo que de un control fiscal persuasivo, orientador, que debería registrarse bien en la historia de Colombia. No es un control fiscal dacroniano; es un control fiscal persuasivo, que ayuda muchísimo.

Conseguir el mejoramiento frente a la Contraloría, las certificaciones de calidad, implica una administración pública muy comprometida. Yo creo que eso ha sido muy bueno, una administración pública muy comprometida.

Diría yo que uno puede mirar, la administración pública es liderazgo y tiene que ser el mejor de los liderazgos. La administración pública, más que gerencia, es liderazgo. ¿Y por qué el mejor de los liderazgos? Porque la administración pública maneja la empresa privada de la comunidad, que es el Estado.

El Estado es la empresa de toda la comunidad

La verdad es que el mejor símil q ue yo he encontrado para la administración pública es asimilarla a la empresa privada de propiedad de toda la comunidad, que implica la obligación de depararle, de garantizarle el mejor manejo.

Si la empresa privada individual hay que manejarla bien, con cuánta más razón la empresa privada de toda la comunidad.

El liderazgo requiere credibilidad y el liderazgo requiere eficacia. Ha dicho el profesor John Kotter que para la eficacia y el liderazgo hay que tener un triángulo integrado por la competencia, el dinamismo y la honradez. Y eso exige una combinación de los tres.

En uno de sus libros, él ilustra cómo combinar apenas dos de los tres elementos, siempre cuando sea un fracaso. Él dice ¿competencia qué es? La competencia es aquello de estar actualizado intelectualmente. Es lo que llama energy , etcétera. El entendimiento que yo le he dado es mística. La mística, que era muy ajena al sector público.

Yo veo hoy un sector público más comprometido, más brioso, más diligente, con mística. Un sector público apelmazado, burocratizado, dormido, bostezando, esperando las 6:00 de la tarde y esperando los viernes, es un sector público que no le sirve a la Nación.

La mística es muy importante y la honestidad. Entonces Kotter dice: a ver, combinemos mística y honestidad, pero no se tiene la competencia. Entonces, se tiene la energía y la honestidad. Pero sin la competencia faltan las orientaciones intelectuales para fijar unos propósitos. No se sabe adónde se llega.

Combinemos ahora honestidad y competencia. Entonces una persona con mucho conocimiento, una persona honesta, pero sin mística. Entonces, le falta la energía para los logros. Por eso esa combinación también tiene un problema.

Combinemos competencia y mística. Hay conocimiento intelectual y hay energía, pero no hay honestidad. Un peligro. La combinación es absolutamente necesaria y la combinación no puede crearse solamente reducida a lo de cada individuo, sino que tiene que llegar a toda la entidad.

Yo creo que hay que comprometer la entidad como un todo con esos valores.

La consistencia no es estancamiento

La administración pública tiene que ser una gran constructora de confianza. Yo recuerdo a mi profesora (de Harvard) Rosabeth Moss Kanter. Ella habla en inglés de las cuatro ‘c’ de la confianza. Entonces dice: la competencia, la congruencia, la consistencia y el caring , que es las relaciones humanas. En la traducción al español quedan cuatro ‘c’ más dos ‘r’, dos ‘h’.

La competencia es el mismo significado del profesor Kotter. La consistencia es la formación para sostener ante cada auditorio lo mismo. El discurso tiene que ser consistente; yo no puedo darles un discurso a las Fuerzas Armadas y uno totalmente contrario a una institución internacional opositora a las ideas de este Gobierno.

Yo no puedo darle un discurso a la Andi (Asociación Nacional de Empresarios de Colombia) y otro totalmente contrario a los trabajadores. La consistencia es muy importante. Ahora, la consistencia no quiere decir estancamiento.

La manera como yo mejor entiendo la consistencia es frente a todas las situaciones asumir la misma postura. Pero eso no quiere decir estancamiento, porque la postura también tiene que ser evolutiva; evolutiva pero con un gran sustento, no acomodaticia. Yo creo que la evolución seria hay que distinguirla del oportunismo acomodaticio. Yo creo que eso es bien, bien importante.

La congruencia es esa vocación para practicar lo que se dice. Y todo eso hay que resolverlo con relaciones humanas.

Ustedes saben que en las escuelas de administración las diferentes teorías, una partía de una estructura jerárquica, sumamente rigurosa, exigente, disciplinada, con ceño fruncido, y después se llegó al otro extremo, a la vida de relaciones humanas totales. En la primera prevalecía la jerarquía, el orden y la sanción; en el otro extremo, en la de las puras relaciones humanas, lo prevalente es el diálogo, las buenas relaciones humanas y la comprensión.

En estas cuatro ‘c’ de la profesora Rosabeth Moss Kanter lo importante es que se combinan las relaciones humanas con la consistencia, con la congruencia y con la competencia.

Yo recuerdo cuando examinábamos en una materia, en administración, todas las teorías de administración al final del semestre, el profesor nos dijo: ‘no se afilien a ninguna; vívanlas estudiando. Ni a la pura jerarquía sancionatoria ni allá al puro corazón de las relaciones humanas. Breguen a construir equilibrios. Hay que estar construyéndolos todos los días’.

Y en esto es muy importante, con esa credibilidad que dan las cuatro ‘c’ del liderazgo, persuadir. Quien vive en función de mejorar su competencia, en función de ser consistente, en función de ser congruente y le mezcla relaciones humanas, se pone en una situación que es favorable para persuadir. Y hay que persuadir al interior de las entidades y hay que persuadir de las entidades hacia la comunidad.

Importancia del diálogo en el liderazgo

Y en este liderazgo es muy importante el diálogo. Ese diálogo ha llevado a la discusión entre democracia participativa y democracia representativa, que fue la gran discusión en los nacimientos en la Constitución de los Estados Unidos entre (Thomas) Jefferson y (James) Madison. Yo creo que la visa moderna exige un gran equilibrio.

No puede haber una democracia participativa si no se expresa a través, finalmente, de una representación. Y la representación pierde legitimidad si no se fundamenta permanentemente en una gran participación. Nosotros hemos procurado estos años combinar eso, lograr ese equilibrio.

Eso ha llevado a unas consecuencias importantes. Voy a hacer un comentario repelente, pero yo creo que le sirve al pensamiento de administración pública del país.

Colombia ha tenido oportunidades de su historia en las cuales ha habido gobernabilidad del Ejecutivo y del Congreso sobre auxilios parlamentarios y prebendas. Yo creo que en esta etapa la gobernabilidad ha sido sobre legitimidad comunitaria.

En las épocas de la historia cuando la gobernabilidad se ha conseguido sobre auxilios parlamentarios y prebendas, tanto el Ejecutivo como el Legislativo han terminado desacreditados. Entonces se pierde legitimidad; hay gobernabilidad entre ellos, pero se da ese fenómeno de desconexión con la ciudadanía que es la falta de legitimidad.

En este Gobierno se introdujo la meritocracia, la acaba de mencionar la doctora Elizabeth, no hubo auxilios parlamentarios. En lugar de auxilios parlamentarios de llevó un billón 400 mil millones (de pesos) a apoyar los Planes Departamentales de Agua dándoles el mismo tratamiento con una matriz equitativa a todos los departamentos, a todos los municipios. Pero ha habido gobernabilidad.

¿De dónde ha surgido esa gobernabilidad? De buscar legitimación popular. Y eso ha tenido que ver con el diálogo permanente con los colombianos.

Alguien me llamaba de la comunidad internacional muy extrañado porque el Congreso de Colombia, a tres días de la elección del Presidente (Juan Manuel) Santos, nos probó unas leyes de gran importancia, nos aprobó la reforma de la salud. Dijo: ‘pero un Congreso aprobando reformas tributarias a tres días de elección presidencial’.

Y nos aprobó la ley de la agilización, la ley para descongestionar la justicia. Y otra ley tributaria, que es la Ley del Arancel Judicial, porque los pleitos comerciales y civiles y administrativos de determinada cuantía hacia arriba van a tener que pagar un arancel del 2 por ciento de la cuantía para coadyuvar en la financiación de la justicia.

Gobernabilidad basada en legitimidad

Yo creo que eso demuestra que ha habido gobernabilidad, pero que esa gobernabilidad se ha construido sobre la legitimidad. Y esa legitimidad tiene que ver con el diálogo.

Yo diría que el diálogo estos años lo podemos retratar de la siguiente manera. En Colombia antes había más interés por rogarles diálogo a los terroristas y mucho desinterés para dialogar con la Nación.

Yo creo que aquí en estos años se han invertido los papeles. No se les ha rogado a los terroristas, sin haberles cerrado las puertas, pero se ha hecho un gran esfuerzo para tener un diálogo de todas las horas con la Nación.

El diálogo no puede ser furtivo; el diálogo tiene que ser un diálogo de todas las horas.

Creo que este diálogo ha servido para tener un Gobierno menos promesero pero más comprometido.

¿Por qué? Porque un Gobierno que dialoga todos los días con la comunidad no puede hacer promesas que vaya a incumplir. Hoy lanzo una promesa aquí para salir de paso en un auditorio que me está exigiendo un tema, pero yo mañana tengo que volverle a darle la cara a la comunidad, mañana me van a volver a evaluar. Entonces me van a preguntar por esa promesa ¿y qué voy a contestar?

Eso desacredita el diálogo público. El diálogo público lo primero que tiene que tener es credibilidad.

Yo pienso que se ha logrado. Nosotros hemos hecho 301 consejos comunitarios y gran cantidad de consejos de seguridad, yo creo que otro tanto; y los consejos de microcrédito, y esos foros comunitarios que se llaman 'Colombia Crece', etcétera.

Eso tiene credibilidad, yo diría porque ha sido un diálogo amable pero serio.

Diálogo popular respetuoso

Y yo siempre recordaré esos diálogos. Yo quiero escribir unas líneas para hacerles un homenaje a mis compatriotas, porque en esos diálogos ha habido, mucha franqueza para exigir todo lo que requieren las comunidades, pero mucho respeto.

En Colombia es de mucha mejor calidad el diálogo popular que el diálogo político.

El diálogo político todavía es muy agresivo y lo vuelven a uno, o uno se vuelve; el diálogo popular es muy respetuoso.

Nosotros a lo largo de estos años nunca hemos filtrado el diálogo popular. Nunca hemos dicho vea, no le den la palabra a aquel que nos va a criticar, o désela a aquel que es amigo; o censúrenme esas llamadas telefónicas, no.

Nosotros hemos abierto el teléfono, el diálogo, sin ninguna censura, sin ninguna predeterminación. Y la verdad es que yo diría que ¿cuántas personas pueden haber hablado en 301 consejos comunitarios?

Eso es mucho, es mucho y en todos esos otros consejos. Y las veces que nos hemos abierto los teléfonos, como en esos consejos comunitarios de salud, para que hagan reclamos de todo el país.

La verdad es que la constante ha sido franqueza con respeto. Yo creo que el diálogo popular de Colombia hoy le enseña al diálogo político y por eso pienso que ha sido un diálogo muy útil.

Y también ha sido un diálogo muy comprometido, porque un Gobierno que está permanentemente exhibiéndose ante la comunidad para que la comunidad lo evalúe, tiene que ser comprometido.

No puede ser promesero, pero está obligado a ser comprometido. Comprometerse es buscar opciones y buscar opciones tiene que tener un gran impulso por la innovación.

Yo creo que el Gobierno comprometido produce la consecuencia de ser un Gobierno innovador. Por que el Gobierno comprometido es contrario al Gobierno que dice: no, no se pudo; me lavo las manos y me voy. El Gobierno comprometido tiene que decir: mire, para esto no hay dinero, pero vamos a buscar esta opción.

La construcción de opciones exige mucha imaginación, estar permanentemente aguzando la imaginación, la innovación. Yo creo que eso ha sido bueno en este diálogo.

También veo otra cosa buena. Si uno compara el diálogo de hoy con el diálogo de los primeros consejos comunitarios hace ocho años, encuentra una Nación más informada, una Nación con mejor sentido de las prioridades.

Es una Nación que ya no dispara con escopeta de regadera, pidiendo de todo sino que empieza a tener mucho mejor escalonadas las prioridades, una Nación más informada. Eso ha sido muy, muy útil.

Yo le encuentro otra gran ventaja a este diálogo. Lo veía el domingo en la Rendición de Cuentas del Ministro (de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial), Carlos Costa y de la señora Superintendente de Servicios (Evamaría Uribe).

Recordábamos solamente un caso, Popayán. Los primeros consejos comunitarios aparecía un sindicato allá beligerante y altanero. Estuvieron el domingo en este Consejo Comunitario contando todo lo que fue su proceso evolutivo y hoy son titulares de contratos sindicales con la empresa Cedelca (Centrales Eléctricas del Cauca).

Yo recuerdo nuestro primer consejo comunitario en La Guajira. Había odio y había unos temas específicos de odio, por ejemplo las firmas electrificadoras del Caribe, españolas, querían irse de Colombia perdiendo el dinero que habían invertido en Colombia, y los usuarios querían incendiarlos.

El viernes pasado, en la Asamblea de Andesco (Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos Domiciliarios) en Cartagena, estaban los vocales de control. Y eso ha evolucionado muy favorablemente, a pesar de que quedan problemas.

Cuando un país expresa odio, se puede afectar mucho la Nación o puede llegar a procesos de dictaduras. La verdad es que uno encuentra hoy, no un país resignado, pero si un país con un diálogo más positivo.

No un país que esconde y que no reclama sus preocupaciones; hacen todos los reclamos, todos los reclamos los hacen mis compatriotas, pero en una actitud mucho más constructiva. Hemos transitado el camino de mucha rabia que nos pudo haber conducido a un odio destructor de la Nación, a un diálogo igualmente franco, pero cálido, amistoso, con un tinte bien importante de fraternidad.

El país no pede agotar ninguna vía que conduzca a la fraternidad. Eso es bien necesario. Este diálogo de alguna forma ayuda, en un país que no es un paraíso, que tiene muchas dificultades, pero yo si veo un diálogo mucho más cálido, un diálogo con menos rabia. Yo creo que eso ha sido también muy bueno.

Una administración con mística

Y yo veo una administración pública, con mucha mística. Ahora que he ido a los diferentes ministerios a expresar mi gratitud, a despedirme por esa compañía tan generosa de estos ocho años, yo les he tenido que decir que encuentro una administración pública con mucha mística, que es muy buena.

Doctora Elizabeth, yo les quiero agradecer inmensamente. Yo creo que si es bueno contarle al país todos los avances en fenecimientos, en calificación de la Contraloría, en certificaciones de calidad. Yo tengo hoy un asombro, ver certificados de calidad en 27 secretarías de educación de Colombia. Eso era impensable.

Y sea la oportunidad hoy para expresarles a todos ustedes, a la Función Pública, la gratitud. Y la verdad es que la Función Pública es seria y hace quedar muy bien a Colombia. Su estructura es respetable, el nivel profesional de todos sus integrantes, le da una respetabilidad enorme al país y una gran garantía para la ciudadanía.

El tema de la administración pública es fundamental para que un país tenga confianza. Y han ayudado ustedes a que el país mejore en los escalafones de competitividad.

En ese escalafón del Banco Mundial, que es el Doing Business, Colombia es el primero de los países latinoamericanos.

Ahora, hay unas reformas que llegaron, para que a uno lo contabilicen en el Doing Business , esas reformas tienen que ser antes del 30 de mayo. Hay unas reformas que se aprobaron ahora, con mucha ayuda de ustedes, que ya no las van a tener en cuenta para el Doing Business de este año, pero si para el escalafón del año entrante. La primera de ellas, la reforma de descongestión de la justicia.

Ustedes han estado, la doctora Elizabeth, se refirió a todas esas entidades reformadas, a todas las reformas transversales, verticales. Porque hemos reformado 465 instituciones y se han incluido reformas transversales y reformas verticales. ¡Qué bueno, qué bueno!

Y son unas entidades con tanto profesionalismo, que se presta mucho para la interactividad, para la interlocución, en todas las direcciones. De arriba hacia abajo, como las primeras teorías de administración, de abajo hacia arriba y horizontalmente. Y he visto ya unos espacios adecuados para facilitarlo.

La semana pasada vi que en el Ministerio de Educación hicieron unas remodelaciones en algunos pisos. Entonces simplemente con las divisiones esa bajitas de los japoneses, donde todo ciudadano que esta trabajando allí ve a los demás, unos ‘lockercitos’ para tener enseres personales. Dos o tres necesitan levantarse a conversar entre ellos algo, unas salitas.

Esta mañana que estábamos en la inauguración de las primeras obras de la Concesión de El Dorado, terminal de carga, plataforma de carga, edificio de administración, dijimos también eso.

Esos ambientes físicos, para la mística, el compromiso, son muy importantes. Y ayuda hoy lo siguiente: en la administración pública colombiana uno empieza a ver una homogeneidad de calidad profesional muy importante. Y cuando hay homogeneidad de calidad profesional se facilita mucho el diálogo en todas las direcciones.

Hace poco, por ejemplo, en un Consejo Comunitario aquí, de Rendición de Cuentas del Sena, uno observaba esa homogeneidad en la calidad profesional de los funcionarios y además su mística.

La llegada por méritos construye confianza

Y veíamos otra cosa. Yo les pregunte ese día: ¿quiénes de ustedes llegaron aquí por concurso de méritos? Y les hice una segunda pregunta: ¿quiénes han ascendido por concurso de méritos? Y el ciento por ciento que estaba allí contestó, lo uno y lo otro, ninguno de los que estaba allí había llegado sin méritos.

Ahora la llegada por méritos construye mucha confianza, mucha confianza.

Les quiero agradecer inmensamente. Ha sido muy grato, doctora Elizabeth, trabajar ustedes años con ustedes.

Yo me llevó un recuerdo imborrable de inmensa gratitud. Ustedes han constituido un equipo inmejorable. Sigan trabajando con ese equipo para que Colombia sea el país con mejor administración pública del mundo.

Nosotros empezamos el Gobierno con la idea de que no podíamos tener un esquema neoliberal, ni un esquema burocrático; ambos extremos han hecho mucho daño.

Esa duda que salió, yo creo que de la tergiversación o de la exageración en la interpretación del Consenso de Washington, de acabar con el Estado, hizo mucho daño donde se aplicó.

Pero la otra idea, de llevar el Estado a ser un monopolio, no importa el costo y la ineficiencia, también hizo mucho daño.

Esto de tener un Estado que le sirva es a la comunidad, que se alimente en un gran diálogo con la comunidad permanentemente, yo creo que es muy útil.

Y es bueno entrar a profundizar eso, ese equilibrio entre la democracia participativa y la representativa. Cómo no van aisladas, cómo van de la mano. Si uno se pusiera a releer hoy a Madison y a Jefferson, encontraría que de ellos se puede desprender que la representación sin participación es ilegítima, o se vuelve ilegítima; y la participación, sin represtación se vuelve anárquica.

¿Qué hace una participación, un bullicio participativo, si no tiene unos canales de representación? Entonces por eso hemos querido darle tanto impulso estos años a lo que hemos llamado el Gobierno Comunitario, que es más una actitud.

Alguien dijo que los consejos comunitarios eran protagonismo. Yo creo que los consejos comunitarios han sido un elemento de contribuir a unir la Nación y a unir la Nación con su Gobierno, con sus instituciones gubernamentales.

Muchísimas, Muchísimas gracias a todos. Todos los éxitos en el futuro.

A sus familias nuestra gratitud, porque un equipo de trabajo tan dedicado tiene que tener mucho apoyo en la familia para poder tener esa dedicación.

Y uno vuelve sí, a lo elemental; la mejor escuela es la de la casa. No se han inventado los teóricos de administración, de liderazgo, las normas que nos han dictado a todos en la casa.

La constancia vence lo que la dicha no alcanza. Algunos decían: ´este Gobierno se cansa de consejos comunitarios, esperen y verán’.

Los Ministros de Hacienda decían: ´no, se van a gastar toda la plata´. Cuantas veces nos ha tocado decir, no se puede, no se puede. Pero con argumentos.

Mis compañeros de Gobierno unos me decían: ´que no sigan iluminando aeropuertos, porque entonces todo aeropuerto que iluminen tenemos que quedarnos hasta 10 de la noche en el Consejo Comunitario. Mientras que si no no está iluminado podemos salir a las 5:30 y media de la tarde´.

Y yo los veía en ese Consejo Comunitario del sábado y en el del domingo. Yo decía, bueno, este Gobierno ha trabajado mucho; ha sacrificado los fines de semana, etcétera, pero yo no los veo cansados. Dije están listicos para que arranquen con otros 300.

Porque el compromiso con la Patria se convierte como en una gotica milagrosa, que no deja que uno tenga cansancio, ni sueño, que le quita a uno las preocupaciones por el domingo, le quita a uno el apego a la cobija, le quita a uno las preocupaciones por el lunes festivo, le quita a uno las preocupaciones por las vacaciones, etcétera.

Yo creo que la clave de todo es amor por la Patria. Si se fomenta eso, se le echa agüita todos los días, abonito a esa cosa, a ese sentimiento que es amor por la Patria, se vencen todas las dificultades.

Algo que aprendí yo en la niñez: el único camino para hacer las cosas difíciles es enfrentarlas con amor. Las dificultades de la Patria se resuelven enfrentándolas con amor.

Muchas gracias a todos.
 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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