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Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez
en la presentación del documento sobre Regla Fiscal

7 de julio de 2010 (Bogotá)
     
 

“Primero, quiero darles las gracias por este esfuerzo, y en la hora final del Gobierno. Para el país, para su dinámica democrática, yo creo que es muy importante que el Gobierno haga esfuerzos hasta el último momento.

Nosotros nos hemos propuesto en estas últimas semanas avanzar en todas las tareas pendientes, hacer una rendición de cuentas al país, pormenorizada, con la menor subjetividad y, por supuesto, adelantar el empalme también, informando al nuevo Gobierno, con la mayor objetividad posible, sobre avances, dificultades, errores, etcétera.

La última oportunidad, antes del 7 de agosto, que tengo para ver a todos los directivos del Banco de la República; expresarles mi gratitud por la posibilidad de haber trabajado todos estos años con ellos, en momentos muy difíciles. Pero el Banco es una institucionalidad muy seria. Por encima de todo quiero hoy expresar mi admiración, mi reconocimiento, mi respeto.

Cuando empezaba nuestro Gobierno hubo dos decisiones lideradas por el Ministro Roberto Junguito Bonnet (ex ministro de Hacienda): una disminución del presupuesto de gastos de 2002 del orden de un billón, y otra, el derrame del Impuesto de Conmoción, que nos dio un recaudo de 2,4 billones.

Esas dos decisiones permitieron que el déficit que se veía en agosto de 2002, en el consolidado, del 4,2, terminara en el 3,6.

Con el Ministro Roberto Junguito -que ha tenido una gran tradición de acudir en los momentos de enormes dificultades financieras y fiscales del país, ha sido su tarea, y es encomiable, el país le debe inmensa gratitud-, nos propusimos que la política que nosotros queríamos adelantar tenía que tener un elemento transversal, una política de salud fiscal y de salud financiera.

Yo he repetido infatigablemente ante mis compatriotas que el propósito de este Gobierno ha sido profundizar confianza en Colombia sobre esos tres pilares: la seguridad, la confianza de inversión con fraternidad y la política social. Inseparables.

Con el doctor Roberto Junguito nos propusimos que tenía que haber un elemento transversal, de salud financiera y fiscal. Imposible financiar una política de seguridad sin salud financiera y fiscal. Imposible hacerla sostenible. Se puede financiar la una en sus inicios, pero si no hay esa salud fiscal y financiera no la hace sostenible.

Una política de inversión puede ganar confianza por el tema de la seguridad, por el tema de la aproximación política del país hacia la inversión privada, por el tema de que sea un país amigo de la inversión privada, pero si no hay salud fiscal y financiera se pierde esa confianza.

Y una política social para que sea sostenible y vaya produciendo efectos estructurales en el largo plazo, superando pobreza y construyendo equidad distributiva, también tiene que estar en un marco de salud fiscal financiera.

Nosotros adelantamos una serie de reformas constitucionales y legales no fáciles. Ustedes saben de aquella reforma que por la crisis de 1999 redujo las transferencias, una reforma que el mismo texto constitucional limitó en el tiempo. Entonces le correspondía a este Gobierno el regreso a la regla de la Constitución de 1991. Y no había manera de asumir esas reglas.

Nosotros presentamos una reforma. Salió adelante. Muy difícil. Todos los alcaldes, los gobernadores, amplios sectores políticos en la Plaza de Bolívar en contra. A mí me parece que fue mucha responsabilidad que el Gobierno aprobara esa reforma.

Se nos dijo que lo que queríamos era recentralizar al país, cuando nuestra tesis era hacer la descentralización sostenible. Que estábamos quitando los recursos de la Constitución de 1991, cuando había unos excesos que hacían que esa regla fuera impagable; lo que queríamos era crear una regla pagable. Y, finalmente, les ha ido muy bien a las regiones con esa reforma.

Voy a mencionar dos hechos:

Primero, cuando al Gobierno el año pasado le faltaron del presupuesto de recaudo 10 billones, un porcentaje muy alto, porque ese presupuesto inicial del recaudo era de 72 billones, a las regiones no se les diminuyó un peso.

El año antepasado las transferencias a las regiones les crecieron en un 7 por ciento y el año pasado en un 5 por ciento. Creo que les ha ido muy bien.

La reforma constitucional dispuso que en el año 2016 se vuelva a una regla móvil, que dependerá del comportamiento del recaudo de ingresos ordinarios de la Nación en los últimos tres años. Pero hasta el 2016 hay una regla fija. Y les ha ido bien a las regiones. Les ha dado seguridad.

¿Y por qué el año 2016? Porque al mirar la trayectoria pensional en el año 2016 puede haber ya una especie de tendencia horizontal de la línea.

Segundo, nos ha ido bien porque la reforma incluyó un artículo que le permite al Gobierno Nacional intervenir para proteger los dineros del Sistema General de Participaciones, y lo desarrollamos en un artículo reglamento constitucional 028.

Ha tenido mucha crítica, la crítica ha dicho que hemos querido recentralizar.

Cuando uno estudia la historia de la descentralización en Colombia, la descentralización en Colombia en varias oportunidades fracasó; la echaron para atrás.

Yo diría que cuando se protegen los recursos de la descentralización se evita que tengan que derogar la descentralización y se le da estabilidad a la descentralización.

Ese artículo está siendo aplicado hoy en la educación y en la salud en el Chocó; en la educación y en la salud en el Putumayo; en la salud en Bolívar. Y empieza a mostrar muy buenas consecuencias en la protección de esos recursos. Y proteger esos recursos es crear legitimidad popular, que es lo único que, finalmente, defiende la descentralización.

Otra reforma muy difícil fue la reforma de pensiones. Muy difícil. Muy difícil tramitar una reforma de esas en el Congreso con tanta expectativa de pensiones. Pero yo creo que se hizo con gran valor. Yo creo que queda pendiente todavía la reforma de pensiones.

Yo no entiendo por qué el Congreso no acepta que las altas pensiones paguen impuestos, sigan exentas. Yo diría que es una de las reformas pendientes. Nosotros lo intentamos. Yo creo que es el Gobierno que más se sentó con el Congreso con la camisa remangada a ‘colegislar’.

Yo les propuse muchísimas alternativas para poder gravar las altas pensiones y no fue posible.

Yo diría que la reforma nuestra fue una reforma valerosa. Fue muy importante haber eliminado los regímenes privilegiados.

A pesar de períodos de transición, que son inevitables. Porque en esto la jurisprudencia ha dicho, le ha dado tanta importancia a la expectativa del derecho, a una expectativa próxima para adquirir un derecho, como al derecho ya adquirido. Entonces, eso necesitaba períodos de transición.

Yo creo que la reforma quedó bien hecha. Pero queda pendiente, lo reconozco y lo sugiero respetuosamente, a ver cómo se estudia poder gravar las pensiones de alto valor.

Reforma administrativa

Yo diría que la reforma administrativa es muy importante. Nosotros hemos reformado 465 entidades del Estado, con unos elementos transversales en ella: la eliminación de la politiquería, la introducción de austeridad, la eliminación del clientelismo.

Voy a mencionar algunas entidades: Telecom. Su incidencia en el fisco. De no haber hecho esa reforma, Telecom le estaría cobrando hoy al Ministerio de Hacienda 500 mil millones al año para pagar las pensiones.

Queda pendiente, en mi concepto, la tercera reforma de Telecom. Nosotros hicimos las dos primeras. La tercera reforma de Telecom que es vincular el patrimonio de Colombia Telecomunicaciones a la telefonía móvil. Yo lo sugiero muy respetuosamente. Esa quedaría pendiente. No sé de aquí al 7 de agosto qué logremos hacer.

Para el fisco fue muy importante la reforma de Ecopetrol.

Cuando discutíamos en el Consejo de Ministros la Refinería de Cartagena, era una discusión muy difícil entre el Ministerio de Minas y Ecopetrol, por un lado, y el Ministerio de Hacienda por otro. Porque los primeros necesitaban la Refinería y los segundos decían: no tenemos espacio fiscal para financiarla y no podemos dejar esas utilidades allá para construirla.

Nosotros primero hicimos dos reformas de Ecopetrol: la laboral, la pensional. Y después una reforma que yo pensé que nunca se podría hacer porque en mi proceso del Congreso de la República, de la Gobernación de Antioquia, de mi vida política, conocí todo ese fundamentalismo ideológico contra algunas reformas. Y a eso se le sumaba un marco político de América Latina, con la tesis de que esos recursos como el petróleo no los puede manejar sino un monopolio estatal, tanto en la fase de exploración como en la fase de producción.

Yo creo que fue muy importante para el país haber contrariado esa tendencia de América Latina y haber llegado a la capitalización de Ecopetrol.

Cuando empezó el Gobierno se hablaba de un Ecopetrol que valía 13 billones. Ahora se habla que vale más de 100 billones. Invertía 500, 600 millones de dólares al año. Lleva dos años invirtiendo 6, 7 billones de dólares.

Yo creo que fue una reforma bien importante y que resolvió ese problema entre Ecopetrol y el fisco.

Uno mira todo este proceso reformista: las clínicas del Seguro Social. La salud todavía va a necesitar dinero del presupuesto, no hay duda. Y nosotros lo confesamos. El Gobierno no puede a la hora del balance ocultar dificultades.

Nosotros hemos hecho un esfuerzo enorme. Hemos pasado de 23 millones de asegurados a 43 millones. Un país que está llegando al ciento por ciento de cobertura.

Yo creo que hay algo muy importante para la gobernabilidad colombiana: a tres días de elegir el nuevo Presidente de los colombianos, un Congreso -que no ha tenido auxilios parlamentarios y que se ha tenido que someter a la meritocracia; que ha venido sustituyendo el viejo clientelismo- aprobó varias reformas, dos de ellas de gran trascendencia fiscal: una, el Arancel Judicial para la justicia, y otra, los impuestos de la salud.

Y a mí me decían ‘¿pero a tres días de elegir el Presidente, y el Gobierno impulsando esta reforma y el Congreso aprobándola?’. Yo creo que eso demuestra gran responsabilidad democrática en Colombia.

Me preguntan: ‘¿Es suficiente para los recursos de la salud?

No es suficiente. Yo creo que le toca al Presupuesto General seguir aportándole a la salud.

Pero hay una cosa muy buena: aportar para resolver la sostenibilidad de la afiliación universal, no para sostener el clientelismo en las clínicas del Seguro Social.

Como veníamos, hoy nos deberían estar costando, las clínicas del Seguro Social, por el clientelismo, un billón de pesos al año. Siempre es mejor ese billón para darle sostenibilidad a la salud que para sostener ese clientelismo.

Hoy están reformadas todas las clínicas del Seguro Social. No es sino pasar por Bogotá. Eran una vergüenza; hoy son unas clínicas respetables.

La vieja EPS del Seguro se gastaba un 29 por ciento de sus ingresos en funcionamiento. La nueva, un 9 por ciento. Resuelto el problema pensional de la entidad. Se ha creado una entidad que se llama Colpensiones, puesta en las mejores manos, de la doctora Borrero (Ligia Helena Borrero, Presidenta de Colpensiones), sin clientelismo, sin presiones políticas.

Se hizo la reforma de Cajanal que era un antro de corrupción. Eso está eliminado. Estamos en ese proceso de liquidación.

465 entidades del Estado reformadas. Yo creo que eso tiene un gran significado fiscal en el presente y para el futuro del país.

Cuando nosotros llegamos, el 37 por ciento de las entidades tenían fenecimiento contable. Con el doctor Hernández Gamarra (ex contralor General de la República) y ahora con el doctor Turbay Quintero (Julio César Turbay Quintero, Contralor General de la República) hemos trabajado mucho el tema. Nosotros entregamos casi el 90 por ciento de las entidades con fenecimiento contable. Ayer lo revisamos con la Contraloría.

Y con un gran mejoramiento de la calificación.

Anoche, el Icontec entregó los certificados de calidad a otra de las entidades reformadas, que es el Fondo Nacional del Ahorro. Nos propusimos que todos los ministerios y todas las entidades nacionales tuvieran las certificaciones de calidad: mística, buen Gobierno. Y nos faltan dos ministerios. Yo creo que eso está pendiente de unas cositas.

Un gobierno con calidad es una garantía fiscal. Un gobierno derrochador, sin calidad, es una pesadilla fiscal. Nos faltan dos ministerios, y estamos empeñados de que tengan esos certificados de calidad antes del 7 de agosto.

Tributación

La tributación colombiana sigue siendo compleja, pero yo diría que hoy es muy competitiva para atraer inversión. Y la gran discusión que ha habido es si esos estímulos si se necesitaban. Y la segunda discusión es si esos estímulos si tienen impacto en el empleo.

Sobre la primera: uno leía literatura de los bancos multilaterales. Encontraba respuestas para todo. En unos casos, que esos estímulos no se necesitaban, en otros, que sí.

Nosotros tuvimos que superar la teoría y mirar el entorno. Dijimos: bueno, si vamos a competir en inversión nosotros tenemos que mirar qué pasa en el entorno, cómo vamos a competir en turismo con Costa Rica, República Dominicana y Cuba. O en software con tales y tales países.

Entonces, cuando uno ve unos países muy exitosos con estímulos tributarios, uno no se puede quedar atrás.

Y la verdad es que eso sí ha tenido una gran incidencia para ayudar a crecer la tasa de inversión, que en estos años ha pasado del 12, 14, 16 (por ciento) a una tasa por encima del 25 (por ciento). El año pasado el 25,8 (por ciento). Marcó la tasa de inversión más alta de América Latina. La del Brasil fue de 16, 17 (por ciento).

Yo tengo fe que eso ha sido muy importante. Y me parece que cuando el país apenas está empezando a aparecer en la pantalla de los destinos de inversión del mundo sería imprudente quitar los estímulos.

Es que construir confianza no es fácil. A mí me decía un inversionista chino, que tiene la fábrica de confites más grande en China, que quería montar una en América y que por primera vez estaba pensando en Colombia.

Hace pocos días, una empresa norteamericana muy importante vino aquí, estaba mirando varias opciones y acaba de tomar una decisión de instalar inicialmente 1.000 empleos de alta tecnología en Colombia.

Entonces, cuando apenas empezamos a aparecer en la pantalla de los países de atracción de inversión, yo creo que no es prudente quitar los estímulos.

Este país tenía 11 zonas francas. Tenemos 80 en proceso de instalación.

Hace unas pocas horas el Ministro (de Comercio, Industria y Turismo), Luis Guillermo Plata, firmó el acuerdo de Promoción de Inversiones con Corea. En este momento está recibiendo el acuerdo de China que declara a Colombia-China destino de turismo y estamos a pocos días de firmar el Acuerdo de Promoción de Inversiones con Japón.

Ahora, creo que allí se hizo algo importante en diciembre y se puede hacer algo más. A mí me parece que lo que inicialmente se definió, de una deducción del 30 por ciento a las nuevas inversiones, mostró que era bondadoso en sus resultados. Me parece que se exageró la nota cuando en el 2006 eso se subió al 40 por ciento. Se corrigió en diciembre. La nueva Ley redujo esa deducción al 30 (por ciento).

Otra cosa bien importante: inicialmente había una elusión, porque como la norma no había prohibido la acumulación, se estaba acumulando el beneficio de zona franca con el beneficio de la deducción. Quedó prohibida esa acumulación en la reforma aprobada en diciembre.

Uno piensa que con el crecimiento en el país de las inversiones en petróleo, hidrocarburos en general, carbón, minería, ese es un sector que hoy no necesitaría esa deducción. Y nosotros pensamos, y así se le ha comunicado al nuevo Gobierno, que ahí puede eliminarse la deducción del 30 por ciento. Pero nosotros creeríamos, y lo digo respetuosamente, que en los otros sectores se debe mantener. Y sobre todo, que eso está relacionado con el tema de la innovación productiva, con lo que ha venido haciendo el Ministerio de Comercio en esas materias.

En la tributación yo anotaría dos o tres temas:

Hoy más del 80 por ciento del recaudo de la Dian se hace proveniente de contribuyentes que ya tienen una relación electrónica con la Dian, del programa Muisca. Hemos pasado de 380 mil contribuyentes de renta a más de millón 200. Y ha habido un enorme crecimiento en los retenedores de IVA, en los declarantes de IVA. Y también un enorme crecimiento en el IVA simplificado para los sectores informales.

El nuevo Gobierno ha anunciado una ley de formalización que crea muy positivas expectativas.

El recaudo se ha aumentado mucho. Veo que empieza ahora a recuperarse después de esa caída que tuvimos el año pasado. Yo tengo mucha fe en que el año entrante, con lo que va viendo uno en las empresas hoy, se recupere muchísimo ese recaudo de renta.

Me decía el doctor Luis Carlos Villegas (Director de Asociación Nacional de Empresarios de Colombia, Andi) que las encuestas de la Andi muestran un 60 por ciento de las empresas con proyectos de expansión. Eso es muy buen augurio.

Se ha dicho que estos estímulos a las inversiones no tienen impacto en el empleo. Yo he repetido una herejía frente a los economistas: uno piensa que en una economía recientemente integrada a la economía mundial, finalmente los únicos estímulos al empleo son los estímulos a la inversión. Que hay que trasladar estos estímulos a la inversión al empleo. Puede funcionar un ratico, pero si el inversionista ve que no tiene manera de mantenerse al día en el acceso a la tecnología, se frena esa inversión.

Y nosotros vemos que la única manera de competir hoy es focalizándonos a crear empleos de valor agregado.

Además, cuando uno mira la situación laboral colombiana encuentra que no tiene la gravedad que algunos asignaban, además de las reformas laborales que se han hecho.

Ese estudio de Ernst and Young yo creo que despejó muchas dudas de que somos competitivos en materia laboral. Tenemos unos costos en seguridad social, pero es que es un país que ha tenido mucha inequidad distributiva.

Y los estudios laborales no han mirado algunos temas de flexibilidad. Yo creo que este país tiene una suficiente dosis de flexibilidad para los empresarios y unas buenas garantías de estabilidad para los trabajadores.

Y no se han mirado otros temas de flexibilidad. A mí me sorprende que en esos estudios generalmente se omite esto: primero, Colombia tiene 950 mil trabajadores en agencias temporales de empleo. Eso no es barato, pero sí es flexible, para vincular y desvincular.

Segundo, Colombia tiene 650 mil trabajadores en las cooperativas de trabajo asociado. En el Gobierno nuestro no se eliminaron, pero si salió adelante la Ley que obliga a que no se utilicen para eludir la remuneración ni la afiliación a la seguridad social, y el pago de los parafiscales.

Entonces, algunos dicen: las encarecieron. Lo que pasa es que eran evasoras y nos creaban un problema de ilegitimidad enorme en las relaciones obrero-patronales. Pero siguen siendo un gran instrumento de flexibilidad.

Con el liderazgo del Ministro (de Protección Social) Juan Luis Londoño, que en paz descanse, que tanta falta nos hace, y de Darío Montoya, el Director del Sena, y del entonces senador Oscar Iván Zuluaga, se aprobó la reforma laboral de 2002, que flexibilizó totalmente el contrato de aprendizaje. Era un contrato laboral muy costoso, decadente, había apenas 30 mil aprendices. Se convirtió en contrato de servicios, se flexibilizó; hoy tenemos 200 mil aprendices.

En el 2002 la regla fue: por cada 20 trabajadores, un aprendiz o en su defecto se paga la cuota monetaria, con la cual hemos venido alimentando el Fondo Emprender.

El año pasado reformamos esa regla. Dijimos: además de cumplir con el mínimo, los empresarios pueden vincular voluntariamente, por encima, el número de aprendices que requieran. Eso apenas se está empezando a aplicar. Eso tiene una posibilidad de 3 millones de aprendices en Colombia.

Yo creo que ahí hay una gran posibilidad de generar empleo ampliamente conveniente para los trabajadores y ampliamente conveniente para los empleadores.

El año pasado nosotros reglamentamos la Ley 590 del 2000, para que las pequeñas empresas, el primer año, paguen el 25 por ciento de los parafiscales y solamente en el cuarto año vienen a pagar el ciento por ciento. Me ha dicho el Ministerio que hay más de 30 mil empresas que se han acogido a eso.

Este Gobierno ha procurado tener una participación activa los primeros de mayo. A nosotros nos pareció que el Gobierno el Primero de Mayo no debía encerrarse simplemente a llamar a la Policía a ver cómo estaban las manifestaciones de protesta. Nosotros hemos participado activamente en los primeros de mayo con la idea del sindicalismo de participación, de la fraternidad laboral, etcétera.

Este Primero de Mayo fue en Popayán. Allí suscribimos la nueva norma que le da mucha más claridad al contrato sindical y que abre la posibilidad de que las organizaciones de los trabajadores participen más en los procesos de tercerización de las empresas.

Nosotros hemos pensado que la solución no está en el tema laboral. Creemos que, como se va demostrando ya en algunas ciudades colombianas, los estímulos a la inversión sí van a crear en Colombia muchos empleos y de mayor valor agregado.

La ciudad de Manizales ha rebajado sustancialmente el desempleo, aprovechando las condiciones de inversión que hay en el país. Y va a terminar el año con 8 mil personas no en el simple call center, sino en el business process outsourcing. Y es una maravilla lo que se está viendo allí, con los empleos con mayor valor agregado tecnológico que llegan al país.

Hemos creído que ese camino al empleo no se puede considerar por fuera de la trayectoria en crecimiento. Así lo demuestra el periodo 2003-2007. Tuvimos un gran crecimiento y una correlativa disminución proporcional del desempleo y también de la pobreza. Yo creo que el periodo 2003-2007 es un periodo bien importante, bien ilustrativo de cómo van de la mano crecimiento, desempleo, pobreza.

Eso se nos frenó por estas dos crisis: la crisis de la economía internacional y la crisis de Venezuela, que no nos ha ido tan mal. Estábamos esperando que nos fuera mucho peor. América Latina aumentó la pobreza, nosotros no. Nosotros tuvimos una leve disminución.

Era de esperar que aquí se cayera mucho la economía, se sostuvo. Tuvo un pequeño crecimiento y este año muestra, sin haber resuelto problemas estructurales, muestra una velocidad de recuperación que nadie anticipó.

Uno lo ve en todo, en los indicadores sociales y económicos, que logramos defendernos de la crisis. Por ejemplo, en las crisis anteriores siempre se daba deserción escolar y universitaria; en esta siguieron aumentando las coberturas.

Nosotros hemos pensado que además de la seguridad de la promoción de inversión es muy importante el acceso a mercados. Por eso hemos hecho el esfuerzo de todos estos tratados, unos ya formalizados, perfeccionados; otros en proceso.

Una indicación muy interesante para el país ha sido la ratificación por el Parlamento del Canadá de nuestro tratado con Canadá, ya sancionado por la Gobernadora del Canadá.

Hemos pensado que a los mercados hay que llegar con innovación productiva. Uno no puede llegar a los mercados con café verde o con confección básica. Por eso los ministerios han venido trabajando en la agregación de valor a la producción tradicional del país, y en los nuevos sectores en los cuales Colombia puede ser un competidor de talla mundial, que están relacionados con los estímulos. Por ejemplo los biocombustibles están relacionados con los estímulos a la inversión.

Y una innovación productiva se sustenta en un proceso educativo revolucionario. Uno se tiene que sentir muy orgulloso de lo que ha hecho la Ministra de Educación (Cecilia María Vélez White) y su equipo.

El país tuvo en cien años 120 ministros de Educación. Aquí ha habido una Ministra de Educación los 8 años, con un gran equipo, sin depender de las vicisitudes de la política. Yo creo que muestran un gran resultado.

En medio de estas dificultades, el presupuesto de Colciencias ha crecido bastante. Se mejoró mucho el estatus de Colciencias. Y me parece que la propuesta del Presidente Juan Manuel Santos de aprovechar este crecimiento de las regalías para llevar un 10 por ciento a los programas de ciencia y tecnología es una propuesta muy positiva, muy interesante para el país.

Yo quiero destacar ante ustedes que nosotros hemos hecho un esfuerzo muy grande, y estoicamente lo ha asimilado el pueblo colombiano, con el combustible. Esto de haber subido el combustible casi todos los meses de 8 años, mes a mes, para desmontar el subsidio al combustible, difícilmente lo aceptan en el mundo. De pronto van a tener razón los que prefieren el gradualismo que las políticas de choque.

El pueblo colombiano asimiló estoicamente esto. La verdad es que esas son las circunstancias, la manera como se subió el precio doméstico del combustible para desmontar el subsidio, tendría que haber creado unas condiciones de ingobernabilidad. No se dieron.

Nosotros dejamos un buen legado en esta materia. Se desmontó el subsidio al combustible, eso yo creo que le da un gran alivio al inicio del nuevo Gobierno.

Yo le dije al Presidente Santos: mire, usted va a tener unos dos primeros años de dificultades fiscales, no hay duda. Pero es una economía en expansión. Hay una gran confianza inversionista. Hemos reformado 465 entidades del Estado -faltan otras- que dan un gran alivio y, además, usted encuentra un subsidio del combustible desmontado.

Yo creo que allí hay unos esfuerzos grandes.

Las cifras que me da Fogafin (Fondo de Garantías de Instituciones Financieras) es está: cuando empezó el Gobierno, Fogafin tenía 400 millones de dólares; hoy tiene 3.400 (millones de dólares). Yo creo que ahí hay un gran ahorro.

Este Gobierno ha sido muy riguroso en pagar año tras año las vigencias presupuestales futuras que se dejaron, para poder cancelar los bonos de Fogafin. Y ahí se ha construido un gran ahorro que no se puede desestimar.

Regalías

Yo quiero referirme al tema de las regalías. Un tema muy difícil. Les voy a contar qué se ha hecho y que no hemos podido hacer.

¿Qué se ha hecho?

Primero, se eliminó un foco de politiquería que era la Comisión Nacional de Regalías. Asumió el manejo directamente (la Dirección Nacional de) Planeación.

Segundo, esos contratos de interventoría para nada sirvieron. No fueron capaces de enfrentar la corrupción. Los desmontamos. Planeación ha instalado unas veedurías, que llamamos Auditorias Visibles en Regalías, y eso ha mejorado enormemente. Yo destacaría esos dos logros.

¿Qué no hemos podido hacer?

No pudimos que el Congreso de la República aprobara sucesivos proyectos de ley que presentamos con fórmulas de ahorro de regalías.

¿Qué pasó en estos años? Las regalías territoriales pasaron, en pesos constantes, de 1,8 billones, 1,9, este año eso va estar en el orden de los seis billones. Y dentro de no muy largo tiempo estará en el orden de 12 billones. Yo creo que hoy no hay excusa en el Parlamento para aprobar un esquema de modificación de regalías.

Nosotros, para asumir responsabilidad política, lo queremos presentar el 20 de julio. Yo les ruego al Ministro (de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga) y al doctor Esteban (Piedrahíta, Director de Planeación) que cumplamos eso. Una señal de responsabilidad política hasta el último día de Gobierno, consultado con el equipo económico del nuevo Gobierno, y con el antecedente de que durante todos estos años propusimos e insistimos y no pudimos que se aprobara la regla de ahorro de regalías.

En el Congreso, uno empieza a ver hoy que hay una especie de receptividad a la idea: ahorros sin despojo. Entonces, dice Arauca, dice Casanare, dice el Cesar: Yo ahorro, pero lo que van ahorrar es mío, para le futuro. La dificultad es cómo puede haber mejor redistribución, cómo puede haber un porcentaje más alto para el Fondo Nacional.

Ha habido algunos antecedentes. Por ejemplo, nosotros, en los Planes Departamentales de Agua, que es una gran reforma, una gran reforma que le da mucha fuerza al nivel intermedio de Gobierno que son los departamentos que vinculan igualdad de condiciones a todos los municipios, les hemos exigido a todos los departamentos de regalías que tienen que dedicar las regalías del futuro a los Planes Departamentales de Agua.

Han dado ejemplo en eso La Guajira, el Magdalena y el Cesar. Han dado mal ejemplo el Casanare y Arauca. Esos esquemas ayudan mucho.

Yo veo claro hoy el ambiente político para forzar lo que sería ahorro sin despojo. Y hay que hacer un gran trabajo para hacer redistribución. Entiendo que son los dos temas fundamentales en esto de regalías.

Yo agradezco mucho el esfuerzo que ustedes están haciendo y ojalá nosotros podamos plasmar, como una señal de responsabilidad política, acordada con el nuevo Gobierno, las ideas que ustedes acuerden en los proyectos que se presenten el 20 de julio, que ya quedarán a consideración del nuevo Gobierno y del nuevo Congreso.

A todos ustedes, muchísimas gracias”.

 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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