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Palabras del Presidente Álvaro Uribe
en el Congreso de Servicios Públicos

2 de julio de 2010 (Cartagena)
     
 

“Me quiero unir a ustedes y al Senador (Telésforo) Pedraza, al lamentar la desaparición del Senador Hugo Serrano, quien durante tantos años llevó un liderazgo indiscutible en el Congreso de Colombia en el tema de los servicio públicos, específicamente en el tema del gas y en el tema de los combustibles.

Agradezco infinitamente las palabras generosas del doctor Gustavo Galvis (Presidente de Andesco) y del doctor José Antonio Vargas Lleras (Presidente de la Junta Directiva de Andesco).

Al contrario, la gratitud la debemos nosotros.

Cuando yo veo este auditorio que ustedes integran, apreciados compatriotas, pienso que es un gran recurso para Colombia, un activo.

Cuántos países quisieran tener un auditorio conformado por los representantes de una cantidad de instituciones de todos los órdenes, y domésticas e internacionales, que acuden para sacar a Colombia adelante en servicios públicos.

Les agradezco infinitamente la oportunidad de haber podido trabajar con ustedes en estos ocho años.

Siempre recordaré con gratitud que tuvimos no menos de ocho sesiones de trabajo, en las cuales, siempre en discusión con ustedes, se levantó lo que podríamos llamar el acta de compromisos pendientes, y procuramos darle curso a esos compromisos que en cada reunión quedaban pendientes.

Para el país es muy importante contar con esta estructura que ustedes integran.

Diría yo que es una estructura en la cual hay una gran participación de la comunidad, de las alcaldías, de las gobernaciones del Gobierno Nacional, de la empresa privada, de la empresa doméstica y de la empresa internacional.

Es una estructura sumamente bien equilibrada, ampliamente participativa, como tiene que ser.

Creo que hay dos aspectos a destacar en lo que ha venido logrando Colombia en esta organización institucional.

Primero, aquí se rompieron los estrechos cercos en que nos quisieron someter los fundamentalismos del neoliberalismo o del social burocratismo. Se superaron esas fronteras.

Si nos hubiéramos quedado en el esquema que quiso proponer el neoliberalismo, todo sería privado, con ausencia de la participación comunitaria, y se habrían desvanecido los instrumentos de apoyo y de intervención del Estado.

Si nos hubiéramos quedado en la propuesta fundamental del burocratismo, todo sería público, con enormes costos de ineficiencia y con grandes falencias en perjuicio de la comunidad.

Por fortuna ni lo uno ni lo otro.

Descentralización

Una participación del sector privado y una participación del sector público; y unos organismos de supervisión y de vigilancia; y un Estado que acompaña y suple, y complementa y regula, y vigila; y también la comunidad en unos niveles importantes de participación. Diría yo que es un gran modelo.

Además, un modelo que tiene todas las características de la descentralización pero con los controles para la eficiencia.

Colombia, en sus 200 años de vida independiente, en no menos de tres ocasiones echó para atrás los avances de la descentralización.

Creo que la descentralización que viene desde la Constitución del 91, que tuvo como antecedentes las leyes 11 y 12 de la administración (de Belisario) Betancourt, el situado fiscal de la reforma constitucional de 1968 de la administración (de Carlos) Lleras Restrepo, ese proceso de descentralización se viene consolidando porque se ha tenido el buen juicio de regularlo, de vigilarlo, de intervenirlo cuando sea necesario a fin de que no fracase.

Además de los instrumentos de intervención que ya existían, la reforma constitucional que nos aprobó el Congreso en el año 2007, creó ese mecanismo desarrollado en el Decreto Constitucional 028, que nos permite, le permite al Gobierno Central, cuando se den las condiciones, la intervención en el manejo de los recursos del Sistema General de Participaciones.

Esto no es recentralizar, lo que recentraliza es el desgreño. Esto es garantizar buena aplicación de los recursos para que se consolide la descentralización.

Si no se interviene por ejemplo la salud o los acueductos del Chocó, si no se interviene la educación del Chocó y continúa el desgreño administrativo, para citar un ejemplo, termina deslegitimada la descentralización, anarquizada, y por ende se puede dar lo que se dio en el pasado en tres ocasiones en el proceso histórico de Colombia: un gran requerimiento ciudadano para recentralizar.

Yo diría que la descentralización, con esos instrumentos de intervención y de control, es una descentralización garantizada. Una descentralización es así irreversible.

Creo que ahí hay otro aspecto bien importante para Colombia en toda esta gama de las instituciones que acuden a los servicios públicos.

Quiero agradecer a todos sus esfuerzos: a las empresas privadas y públicas, a las empresas mixtas, al capital nacional, al capital internacional.

Quiero agradecer al Congreso de la República. Ninguna de las leyes requeridas en estos años ha sido negada por el Congreso.

Un Congreso que ha trabajado entendiendo que este Gobierno impuso la meritocracia y eliminó los auxilios parlamentarios; un Congreso que se ha dedicado a mirar los temas esenciales de la vida nacional y que le ha respondido bien a los requerimientos en materia legislativa de servicios públicos.

Quiero agradecer a todos mis compañeros de Gobierno, y quiero agradecer esa labor heroica de Evamaría Uribe y de su equipo en la Superintendencia de Servicios Públicos.

Muy apreciados compatriotas, permítanme enunciar tres temas: uno laboral, otro de mercadeo y otro de participación comunitaria.

Tema laboral

Recientemente una consultora internacional presentó el Informe Comparativo de la Legislación Laboral en América Latina.

En nuestro país es costosa la afiliación a la seguridad social, pero es equitativa, y por supuesto, contrario a lo que se pensaba, nuestra legislación laboral es competitiva.

Yo diría que tiene un suficiente nivel de flexibilidad en favor del empleo y de los empresarios, y también un suficiente grado de estabilidad en favor de los trabajadores.

Cuando se han hecho esas mediciones en Colombia, o las ha hecho la consultoría internacional, se han omitido otros aspectos trascendentales que es bueno recordar hoy aquí.

Uno de ellos: este país tiene 900 mil trabajadores a través de agencias de empleo temporal, este país tiene 650 mil trabajadores a través de cooperativas de trabajo asociado.

Con el liderazgo de Juan Luis Londoño (ex Ministro fallecido), en la reforma laboral del año 2002 se varió totalmente la estructura del contrato de aprendizaje.

Teníamos un contrato de aprendizaje con las características de inflexibilidad de los contratos clásicos del derecho laboral y se transformó en un contrato flexible de servicios.

Apenas contábamos con 30 mil aprendices, hoy hay 200 mil.

Y el año pasado el Sena produjo otra gran decisión: se tomó la decisión de que las empresas no solamente tengan que limitarse a contratar un aprendiz por cada 20 trabajadores o en su defecto a pagar la cuota monetaria, sino que puedan tener tantos aprendices cuantos requieran, sin sustituir nómina.

El país ahí tiene un formidable horizonte para reducir el desempleo.

Y recientemente actualizamos también las normas del sistema del contrato sindical, para buscar en las mismas organizaciones de los trabajadores las fuentes de la tercerización.

¿Por qué me refiero a esto?

Porque veo que el sector de los servicios públicos puede ser un sector en el cual crezca inmensamente el contrato de aprendizaje para bien de Colombia, y porque creo que el sector de los servicios públicos es el sector que ha dado los primeros ejemplos y el sector que puede avanzar sustancialmente en aquello de alimentar la tercerización desde la fuente misma de los trabajadores. Que sean las organizaciones de los trabajadores las que entren a participar en la provisión de servicios. Por eso el contrato sindical recientemente reformado.

Y lo que se ve en algunas empresas de energía, lo que se ve en algunas empresas de servicios públicos es promisorio.

Tercerización y mercadeo social

Yo quiero invitarlos a que para construir un país con confianza de inversión, con responsabilidad social, con gran fraternidad, avancemos en la tarea de contratar la tercerización a través de las propias organizaciones de los trabajadores.

Ustedes tienen la semilla y ustedes le pueden dar un ejemplo muy importante al país.

En términos de mercadeo, en un país que hemos avanzado pero en el cual no podemos desconocer las grandes falencias, por ejemplo, yo aplaudo lo que han hecho mis compañeros de Gobierno en los planes departamentales de agua. Es una gran transformación.

Santiago Montenegro, nuestro primer Director Nacional de Planeación nos mostró cómo esa gran irrigación de recursos que se dio para el sector de agua potable, a partir de la Constitución del 91, hasta el año 2003 no mostraba un efecto proporcional en materia de ampliación de cobertura y de mejoramiento de la calidad.

Además de las transferencias, los gobiernos tenían que aportar recursos adicionales para acueductos y alcantarillados.

¿Pero cómo se asignaban?

Caprichosamente –y lo vivió este Gobierno y también lo hizo- o un congresista eficiente llevaba a los alcaldes de su departamento a buscar recursos o se podía en un Consejo Comunitario recibir unas peticiones de un municipio con angustias y entrar a resolverlas.

¿Qué se hizo ahora?

Se adoptó un mecanismo institucional que garantiza que participen todos los municipios en igualdad de condiciones, sin privilegios y sin discriminaciones, reunidos alrededor de la gobernación para darle realce, como se requiere, a fin de evitar catástrofes de la descentralización a nivel intermedio de Gobierno, que son los departamentos.

Además, muchos han comprometido los recursos de regalías para apoyar los planes departamentales de agua.

Pero no todo es color de rosa. La Colombia rural todavía se siente huérfana y a ella habrá que llegar. Ahí hay uno de los grandes retos.

Y entonces uno piensa que se requiere más vinculación de la comunidad para poder operar todos esos sistemas que se requieren en la Colombia rural, y sistemas de mercadeo social.

Hace siete años hablamos aquí de la necesidad de recoger en Colombia las tesis tan importantes del profesor Prahalad, para poder llegar con mercadeo social en el sector de los servicios públicos a los grupos más vulnerables de la comunidad.

Ya hay unos buenos ejemplos que algunas de las empresas que ustedes representan han sacado adelante, pero el país necesita generalizar las formas de mercadeo social.

Participación comunitaria en las empresas

Además, la participación comunitaria.

Cuando empezamos esta tarea en Cali –y las palabras de la doctora Evamaría me relevan de hacer cualquier comentario adicional- propusimos un mecanismo: que todos los usuarios de Emcali, además de pagar la tarifa, pagaran algo más y que eso se les devolviera en acciones de la empresa. Se creó el Fondo Social de Capitalización de Emcali.

Sectores radicales, opuestos a estos mecanismos de participación, que viven soñando con un rompimiento de las instituciones y no dejan que se vaya haciendo el rompimiento razonable de todos los días, lograron tener éxito con una demanda, pero con mucho talento, los organismos de justicia permitieron que ese Fondo siguiera siempre y cuando se presentara el consentimiento del usuario.

La gran mayoría de los ciudadanos de Cali han permanecido en el Fondo, y el Fondo se prospecta como una gran posibilidad para generarle recursos de apalancamiento de manera permanente a la empresa.

Quiero invitarlos también a reflexionar en el futuro sobre la necesidad de abrir mecanismos de participación.

Que el ciudadano que enchufe un aparato de energía pueda saber que tiene una participación en la empresa que provee esa energía.

Que el ciudadano que abra una llave de agua pueda sentir que no solamente es usuario consumidor, sino que también tiene participación en esa empresa de agua.

Creo bien importante eso, apreciados compatriotas.

Nosotros en estos años de Gobierno hemos trabajado en construir más confianza en Colombia.

El triángulo de la confianza, con el tema de la seguridad con valores democráticos, con el tema de la confianza de inversión con responsabilidad social y con el tema de la política social.

Hemos avanzando pero falta mucho.

Dejamos unas pequeñas semillas, un camino, y la reflexión del país será la que esté permanentemente examinando ese camino.

Seguridad con valores democráticos

Hace ocho años unos analistas ingleses me decían que era imposible el programa de seguridad que yo proponía para Colombia a partir de autoridad, sin quebrantar las libertades.

Hace poco vinieron a rectificar, dijeron: ‘Nosotros hace ocho años no lo creímos. Un programa de seguridad basado en la autoridad necesariamente tendría que conducir al país, al quebrantamiento de las libertades. Hoy vemos que el país ha discurrido estos ocho años mejorando la seguridad, sin quebrantar las libertades’.

Cuando yo era joven, apreciados compatriotas, el discurso político rechazaba la seguridad, se le entendía como un camino a la dictadura, al fascismo.

Se ha producido una buena revolución cultural en la Patria.

Hoy la inmensa mayoría de los colombianos reconoce la seguridad como un valor democrático, como una fuente de recursos. Y el país se levanta cada mañana más exigente en la materia.

Hace ocho años, con los secuestros colectivos, con las masacres de todos los días, con los carros bomba, no había espíritu para reclamar por el hurto callejero.

Hoy el país vive pendiente de qué pasa con el hurto a los apartamentos, con el hurto a los peatones, con el hurto a los establecimientos de comercio, con el robo de la moto, con el robo del carro.

Esto de la seguridad tiene un proceso evolutivo, como las necesidades básicas en la descripción sociológica de (Abraham) Maslow: se asciende un escaño y esas escaleras no tienen reversa, se quiere seguir en el ascenso al siguiente escaño.

Pero eso es muy bueno. Un país exigente es la garantía de que definitivamente se va a conseguir la seguridad.

Y hay que pensar mucho en ella. La creíamos como una categoría inalcanzable.

Ahora que estamos en la conmemoración del Bicentenario (de la Independencia) yo me he preguntado, apreciados compatriotas, por qué este país con tantas excelentes condiciones no ha tenido mayor prosperidad.

Seguramente sociólogos, historiadores, políticos, darán su veredicto. Particularmente he creído que hay un elemento transversal, un común denominador en nuestra historia, que ha sido la violencia, que nos ha frustrado la prosperidad.

Por eso, aclimatar la seguridad como condición para la paz, es un deber con las nuevas generaciones en un país que tiene todas las condiciones para salir adelante.

Hace poco en esta ciudad, un médico norteamericano que por primera vez nos visitaba con motivo del Foro Económico Mundial me dijo: ‘Presidente, yo venía muy prevenido. La historia de violencia de Colombia me hacía pensar que iba a encontrar aquí una ciudadanía con una mirada de odio, con unos ojos inyectados de odio, con el seño fruncido, una ciudadanía prevenida, una ciudadanía desconfiada, y encuentro una ciudadanía colombiana cálida, espontánea, desprevenida, amable’.

Le dije: ‘Médico, qué bueno que lo haya notado. Ese es un gran capital social de nuestro pueblo’. Y ese capital social nos ayuda a salir adelante, pero tenemos que seguir aportando para que este país no pierda el camino de recuperar plenamente la seguridad.

Y los terroristas no dejan de recordarnos que la tarea está incompleta.

A las 3:00 de la mañana de hoy sufrimos esa masacre en Envigado. Yo me dirijo en los próximos minutos allá, a ver qué más puede hacer la fuerza pública, a pedirle más acción a la justicia, a ver qué más podemos hacer nosotros en el Gobierno, porque definitivamente lo que el país no puede tener es dobleces frente a los violentos, lo que el país no puede tener es ambigüedad frente al terrorismo.

Lo social, el gran validador de la inversión

En ese triángulo de la confianza es muy importante la política de confianza de inversión con responsabilidad social.

Pero esa política necesita quién le haga eso, quién baile con ella, y Colombia ha encontrado en ustedes, apreciados ciudadanos vinculados a las empresas de servicios públicos, una gran respuesta a nuestra proposición de confianza de inversión

¡Qué gran respuesta, cuánto les agradecemos!

Yo tengo fe que si el país mantiene una alta tasa de inversión con responsabilidad social, el país sale adelante.

Ahí se ha presentado otra revolución cultural.

Era yo joven y el discurso político giraba exclusivamente alrededor del tema social, rara vez el discurso político preguntaba por las fuentes de financiación de lo social.

Hoy la inmensa mayoría de los colombianos habla de la necesidad de la inversión como una fuente insustituible para poder garantizar la financiación de lo social.

Y por supuesto, se reclama lo social como el gran validador de la inversión y como el gran validador de la seguridad.

Hemos insistido mucho en que la política tenga unos discursos de visión de país, más que simplemente el discurso de la vicisitud de la vida cotidiana, en esta difícil tarea de la política.

Por eso he repetido hasta la saciedad ante mis compatriotas la necesidad de trabajar esos tres caminitos inseparables: la seguridad, la confianza de inversión y la política social.

Y creo que no hemos arado en el desierto.

Hace pocos días cuando cruzaba una calle aquí en Cartagena, para pasar del Centro de Convenciones ‘Julio César Turbay’ a una oficina del Foro Económico Mundial, vi que un taxista que iba plácidamente conduciendo su vehículo, con un vidrio medio opaco que hacía escarcha con un aire acondicionado de muy buena calidad, y le toqué el vidrio y volteó y abrió la ventanilla dijo, sin que me diera tiempo de saludarlo: ‘Presidente, Seguridad Democrática; Presidente, confianza inversionista; Presidente, cohesión social’.

Y eso gratifica, porque es mucho más importante para los colombianos tener unas visiones de presente y de futuro, que vivir pendientes de la reportería, a ver qué nos dice el noticiero sobre las peleas entre nosotros los políticos. Mucho más importante la visión de país que tenemos que construir.

Innovar para ser competitivos

Y a la inversión y a la seguridad también hay que responderles con el acceso a mercados.

Colombia es un mercado generoso, y lo que hemos hecho en estos años es buscar mercados para nuestros compatriotas. Seguimos en esa tarea.

Hace dos días la Gobernadora de Canadá sancionó la Ley del Parlamento Canadiense que ratifica el Tratado (de Libre Comercio) con Colombia y en este momento el Ministro (de Comercio, Industria y Turismo) Luis Guillermo Plata está en Tokio ultimando los detalles para suscribir el tratado de protección de inversiones con Japón, y también se firmará en los próximos días con Corea.

Pero por supuesto, tenemos que tener innovación productiva para ser competitivos.

Ustedes son muy importantes en esa tarea de innovar, en esa tarea de avanzar en la escalera tecnológica, en esa tarea de mejorar en eficiencia.

El éxito de las empresas de servicios públicos de Colombia tiene un compromiso no sólo con el país sino con la comunidad internacional.

Permítanme hacer esta proposición: la empresa que le quiera servir bien en servicios públicos a la comunidad doméstica, tiene que atreverse a ser exitosa en la comunidad internacional.

Yo diría que hay que trabajar en ambas direcciones: llegar a los sectores más pobres de la población con servicios asequibles, de la mejor calidad, y al mismo tiempo tener éxito en la competencia internacional. Es fundamental.

Quiero invitarlos a esa reflexión.

Cuando estamos ya en la víspera de terminar este Gobierno, yo quiero agradecerles infinitamente a todos.

Afecto por la Fuerza Pública

Guardia, venga pa’ acá. Hágase aquí, venga.

Los colombianos, que hemos sufrido 200 años de violencia, que hemos sufrido la violencia entre los partidos, las guerras civiles, las guerrillas marxistas, el paramilitarismo, el narcoterrorismo tenemos tres recursos: la Constitución, el pueblo y la Fuerza Pública.

Quiero invitarlos a que todos los días tengamos más afecto por los policías y soldados de la Patria, a que le inculquemos ese afecto a los hijos y a los nietos, a las familias.

La Fuerza Pública de la Patria tiene dos merecimientos: su heroísmo y su responsabilidad para depurarse.

Ninguna violación de derechos humanos ha quedado impune, es una fuerza que asume con toda la responsabilidad el deber de la eficacia y el deber de la transparencia.

Para las nuevas generaciones de Colombia es muy importante que la Fuerza Pública de la Patria, siempre en el respeto absoluto a la Constitución, nos garantice un país sin criminalidad, que es el principio de la cultura del respeto al ordenamiento jurídico.

Muy apreciados compatriotas, en la tarde del 7 de agosto, cuando regrese yo al bello oficio de simple ciudadano de Colombia, llevaré gratitud y admiración por la tarea de ustedes en Andesco.

Aquí, en frente de ustedes, agradezco inmensamente a todos aquellos que han constituido el equipo de Gobierno en estos años, que han trabajado con ustedes: a los ministros, a los ex ministros, a los funcionarios.

Algo bien importante: no se ha trabajado con la modorra burocrática que se piensa del Estado, se ha creado mística.

Algo bueno que veo aquí es un sector privado y un sector público con mística. Ese es un gran valor para salir adelante.

Por favor, cuando hagan el balance, cualquier éxito que hayamos tenido en estos ocho años, ruego ponerlo en el lado de los créditos de mis colaboradores, y todas las deficiencias ruego ponerlas en el pasivo de esta carnita y de estos huesitos, que muchas veces no controlan el temperamento.

Muchas gracias”.
 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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