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Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez
luego de recibir la Orden Amigos 80

1 de junio de 2010 (Bogotá)
     
 

“Quiero agradecerles inmensamente esta distinción. Créanme que me sonrojo recibiéndola, porque lo que hemos hecho es bregar a cumplir el deber.

Lo primero que quiero es destacar –sobre todo porque aquí hay una nueva generación- cómo vimos los colombianos el nacimiento de Amigos 80.

Desde mi perspectiva veía una generación muy bien formada, pero no solamente en lo que podríamos llamar la disciplinas clásicas, sino también en las disciplinas de la posmodernidad.

Una generación que la prepararon en las disciplinas clásicas, y la prepararon en la administración y en el liderazgo y en las matemáticas. Yo diría que Amigos 80 es la primera generación que se preparó en Colombia para recibir la gran revolución de los computadores.

Y ese grupo de Amigos 80 reunía dos condiciones muy importantes: primero, un gran compromiso con el sector privado, y segundo, un gran compromiso con la Nación entera.

Esto es, involucrados en entidades privadas, con toda la disciplina, e involucrados en actividades cívicas con todo el patriotismo.

¿Y qué fue lo que en ellos llevó a unir al sector privado y al sector público? La ética.

¿A Amigos 80 qué le dimos? Un gran compromiso ético que se convertía en el lazo que unía al sector privado con el sector público.

Amigos 80 tiene una gran valía en nuestra Patria, por eso me alegra mucho ver aquí a algunos de los que han estado todos estos años en Amigos 80 y a las nuevas generaciones.

Doctor Nelson (Roberto Pardo, Presidente de la Junta Directiva de la Corporación Amigos 80) muchas gracias.

No habría sido yo capaz de escribir esa explicación del Gobierno. Muchas gracias.

Le voy a pedir a Cesar Mauricio (Velásquez) que la guarde, que yo creo que tiene que hacer parte de la memoria del Gobierno; es un trabajo muy enjundioso, es un trabajo muy enjundioso.

La verdad es que si yo le pregunto hoy a Planeación Nacional o a alguno de los ministros que me entregue un trabajo escrito sobre el Gobierno, nadie lo tiene así, y difícilmente lo van a hacer.

Se lo agradezco de corazón, se lo agradezco de corazón. Sumamente completo.

Entonces yo simplemente voy a decir unas breves reflexiones de gratitud.

Seguridad Democrática

Cuando mi generación estaba en las bancas de la universidad, a nosotros nos formaron en la idea de que la seguridad era un camino a la dictadura. Se decía siempre que los proyectos de seguridad no tenían en Colombia porvenir.

Cuando yo defendía la seguridad en el Congreso de la República o en la Gobernación de Antioquia, y me reunía con los politólogos, siempre condenaban esas ideas al fracaso.

Recuerdo que alguna vez, almorzando con el señor ex Presidente (de la República), Alfonso López Michelsen en su casa, que en paz descanse, y doña Cecilia Caballero de López, el Presidente López me dijo: ‘Álvaro, a usted le van a dar la razón, como se la dieron tarde a (Winston) Churchill, pero no lo van a elegir’.

Y doña Cecilia me dijo: ‘¿Y qué es lo que usted propone?’.

Yo le dije: ‘Doña Cecilia, un proyecto de seguridad para todos los colombianos, con libertades. La verdad es que este país en tantos años de vida independiente ha tenido muy poquitos años de paz’.

Le dije: democrático.

Y le expliqué cómo yo entendía un proyecto de Seguridad Democrática.

Y ella muy generosamente le dijo al señor ex presidente López: ‘Alfonso, con esa propuesta gana Álvaro’.

Creo que se ha logrado un cambio cultural importante, de una Patria que durante muchos años enseñó en contra de la seguridad, tuvo un prejuicio frente a ella, no dejaba que un concepto de seguridad prosperara, a una Patria que entiende que la seguridad es un valor democrático y una fuente recursos.

Yo creo que ahí hay una revolución cultural bien importante, que ojala las nuevas generaciones no se la dejen quitar.

El otro tema de evolución conceptual que yo quiero destacar, es el de la relación entre la inversión y la política social.

A mi generación siempre se le habló de lo social, pero nunca se le dijo que se necesitaba una gran tasa sostenida, elevada, de inversión, que fuera la fuente de los recursos para la política social.

Yo veo hoy a mis compatriotas reclamando la política social, pero también su fuente, que es la política de inversión

Por eso nosotros todos estos años hemos procurado llevar de la mano la seguridad con la política de promoción de inversiones y con la política social. Son inseparables.

La seguridad es una fuente de recursos, es uno de los presupuestos insustituibles, esenciales para que prospere la inversión.

Y la inversión con responsabilidad social es la fuente de la cual fluyen los recursos para poder resolver los problemas sociales del país.

A su vez la política social se constituye en un gran validador de la política de seguridad y de la política de inversiones.

Ahora, falta mucho.

Cuando yo le hablo a alguna emisora en la mañana me preguntan: ‘Bueno Presidente, pero es que se ha avanzado mucho en la seguridad rural pero no en la urbana’.

Yo he dado esta respuesta: Falta mucho, pero el avance sí ha sido en una y otra parte.

Lo que acaba de describir el doctor Nelson nos cuenta cómo Bogotá estaba plagada por esas milicias. Inclusive él ha ido más profundamente que yo. Él ha expresado cómo esas milicias habían hecho una especie de inteligencia terrorista para extorsionar y secuestrar todo lo que eran los agentes de la iniciativa privada en Bogota.

Eso era Bogotá.

Lo ha descrito él en esta intervención enjundiosa que tanto le agradezco, y generosa, mucho mejor de lo que yo pudiera hacerlo. Eso era lo que estaba pasando.

O sea que era una tremenda inseguridad sobre la Colombia rural y sobre la Colombia urbana.

Cuando uno mira el número de secuestros de Bogotá aquellos años, entiende por qué se había caído enormemente la tasa de inversión.

Ahora, los carrobombas.

Yo recuerdo en toda esa campaña que nos tocó a nosotros para llegar a la Presidencia, y la comparo con la campaña de 2006 y la de ahora. Un país mucho más tranquilo, unos candidatos con menos susto y menos razones para el susto.

Y cómo se afectaba la Colombia urbana, de 200 municipios destruidos en poco tiempo. Y eso se fue incubando en un proceso de muchos años.

Eso no deriva del Caguán. El Caguán no es la causa inmediata, el Caguán es uno de los pasos, pero eso se remonta a muchos antecedentes de un país que no combatió el terrorismo a tiempo, a un país que lo frenaron en el combate en la necesidad de combatir el terrorismo.

Entonces yo celebro cuando mis compatriotas reclaman por delitos que antes no reclamaban.

Qué iba a tener capacidad mental o decisión espiritual un país anonadado por los secuestros masivos, por los carros bombas, para reclamar por el hurto callejero o por el atraco a apartamentos.

Y celebro que hoy los colombianos reclaman por eso. Me parece que los colombianos tienen hoy frente a la seguridad la actitud que tiene el ser humano de acuerdo con lo que ha dicho (Abraham) Maslow, el sociólogo, en aquello de las necesidades básicas insatisfechas: satisface una y no hay resignación, no hay alegría, sino inmediatamente surge la angustia, la aspiración de superar el otro escalón, de satisfacer la otra, la que aún está insatisfecha.

En seguridad es lo mismo. Uno no puede pretender que porque los colombianos ya relativamente pueden salir a las carreteras, esto se resolvió.

Usted lo decía muy bien, cómo la culebra está viva, y cómo en lo viva que está la culebra se incuba tan fácilmente una tendencia regresiva que nos haga perder lo logrado, se incuba muy fácilmente.

Entonces uno tiene que seguir avanzando.

Yo saludaba ahora al doctor Tulio (Zuloaga) de Asopartes. Por ejemplo, solamente en un reducido mundo gremial se protestaba por el robo de vehículos. Hoy la protesta es general, y eso está bien.

Hoy en toda ciudad empiezan a tener conciencia de que ha habido tantos hurtos a apartamentos este año, tantos hurtos a personas denunciados, tantos hurtos a establecimientos de comercio, y es lo que necesitamos: un país reclamando y unas autoridades respondiendo. Ese es el gran dúo para poder superar estas dificultades.

Confianza inversionista

Cuando yo hablo de las tasas de inversión de los últimos años, que son sustancialmente superiores a las tasas históricas de Colombia, tanto en inversión extranjera como en inversión doméstica, como la tasa general de inversión, que se han crecido mucho.

El país invertía más o menos 12, 14 pesos por casa 100 pesos del producto, ahora por encima de 25. Incluso el año pasado el país tuvo la tasa de inversión más alta de América Latina, el 25,8 (por ciento) tuvo 9 mil 300 millones de dólares de inversión extranjera bruta.

En el primer trimestre de este año la inversión extranjera creció un 23 por ciento. Y la tasa de inversión va a crecer este año por encima del 25 por ciento, porque las encuestas empresariales muestran que el 60 por ciento de las empresas están adelantando proyectos de inversión.

Y con otro punto bien importante: ya el primer trimestre arrojó un crecimiento de la inversión industrial del 3 por ciento, o sea que podemos tener este año una tasa de inversión superior al 25,8 por ciento, que fue la más alta de América Latina el año pasado.

Y me preguntan muchos compatriotas: ‘Bueno, pero es que no se ha reducido suficientemente la pobreza’. Es cierto. ‘No se ha generado suficiente empleo’. Es cierto.

Pero el doctor Nelson acaba de advertir dos cosas bien importantes, que yo le agradezco: primero, es que esto creció mucho, la pobreza llegó a estar cerca del 60 por ciento, tasas de desempleo del 20 por ciento. Y esto toma tiempo, toma tiempo.

Los chinos han venido con tasas de inversión alrededor del 30 por ciento y con unos ritmos de inversión extranjera de 50, 60 mil millones de dólares, y en más de 20 años solamente han reivindicado de la pobreza a 300 millones, de mil 400 millones de ciudadanos.

Nosotros apenas tenemos cuatro años con altas tasas de inversión.

Por eso yo les he dicho a mis compatriotas: persistamos, que eso bien orientado nos tiene que llevar a ir formalizando la economía, a ir avanzando en la creación de empleo, en la vinculación de los trabajadores a la seguridad social, etcétera.

Eso necesita persistencia.

Lo que no se puede es, una inversión que le dimos luz verde, ahora ponerle una luz amarilla. Eso sería muy grave. Eso sí me parece bien importante a mí.

Me parece, muy importante tener en cuenta eso. Aunque me choca hablar de esos colores, porque de pronto, de pronto por hacer esas comparaciones...

Entonces no podría ser que cuando un Gobierno le puso luz verde a la inversión ahora le van a poner luz amarilla.

Hay que persistir. Yo se lo digo con todo afecto, pensando en ello, a las nuevas generaciones. Lo mismo en política social.

Colombia avanza en el indicador de oportunidades

El Banco Mundial tiene un medidor bien importante, que es el Índice de Oportunidades.

El Índice de Oportunidades le da a uno la posibilidad de tomar la foto del día y hacer la predicción de largo plazo.

Sí, la foto del día todavía nos muestra mucha pobreza, con un elemento importante: la política social de este Gobierno –y es al primer orador ajeno al Gobierno que se lo he escuchado- cuando uno le resta a la pobreza el beneficio de la política social de este Gobierno se reducen otros 14 puntos, como lo acaba de decir el doctor Nelson.

Pero además de medir hoy la pobreza hay que hacer la predicción, hay que preguntarse: bueno, qué está haciendo Colombia hoy, qué puede pasar en el futuro. Y eso, lo que se está haciendo hoy es el Índice de Oportunidades.

El Banco Mundial dice hoy que Colombia es uno de los países que más está avanzando en Índice de Oportunidades. Lo que pasa es que convertir una oportunidad en una realidad de alguien que salió de la pobreza toma tiempo.

Nosotros empezamos hoy con un niño de cinco años, de cuatro años, lo escolarizamos –ahí todavía el país tiene mucho retraso, nosotros apenas hemos logrado escolarizar 500 mil niñitos de los sectores más pobres, menores de cinco años, a pesar de que hemos avanzado mucho, estamos dejando casi una full cobertura en alimentación infantil- entonces, ese niñito entra a un preescolar, se le da la oportunidad al preescolar; Bienestar Familiar lo atiende con todo el programa nutricional; su familia es muy pobre y tiene un apoyo de Familias en Acción para que el niñito esté estudiando, un apoyo de la gratuidad educativa, puede terminar primaria, secundaria, entrar al Sena a una tecnología; después, con la Revolución Educativa ya no se estanca ahí, si se gradúa en una tecnología del Sena hoy puede entrar a una universidad, completar los créditos y acceder al grado de educación superior.

¿Pero cuánto toma eso?

Entonces empezamos en un niño de cinco años, que para entrar en lo que podríamos llamar en el ciclo o en la etapa de generación de ingresos se está demorando 16, 18, 20 años.

O sea que el proceso de sacar de la pobreza a tantos colombianos es un proceso que exige un esfuerzo enorme.

Ahora, yo creo que se ha hecho equidad, porque si bien este Gobierno ha introducido incentivos a la inversión, también le ha pedido mucha equidad al país.

Esfuerzo en tributos y en reformas

Por ejemplo, el impuesto al patrimonio.

El impuesto al patrimonio lo pagan los sectores más pudientes y ha permitido avanzar en la política de seguridad, de la mano de la política social.

Los impuestos a la tierra, a la propiedad inmueble. El país porque ha sido un país bastante estoico, pero en estos años se ha aumentado mucho el impuesto predial.

A mí me sorprende cuando algunos economistas dicen que no se está gravando la tierra.

Cuando empezó este Gobierno la tierra rural en el catastro valía 32 billones, hoy vale 72 (billones de pesos). O sea que hemos multiplicado la base para derramar el tributo que cobran los municipios por más de dos.

Este país desmontó el subsidio al combustible ¿Y eso cómo se desmontó? Cobrándole a los ciudadanos un precio muy alto por la gasolina y por el diesel.

¿Y eso cuánto significa? Significa que el país este año se ahorra tres mil millones de dólares.

Este país ha reformado 465 empresas del Estado, procurando eliminar en ellas clientelismo, politiquería, etcétera, empezando por la reforma de las clínicas del Seguro Social.

O sea que este país ha hecho esfuerzos muy grandes y lo han hecho todos nuestros compatriotas.

Nosotros tenemos un problema fiscal hoy, todavía. Nosotros veníamos con una gran reducción del desempleo, de la pobreza, de la deuda, del déficit y del endeudamiento

¿Qué pasó? La crisis nos produjo unas señales de alerta, entonces tuvimos que acelerar gasto público y mermar la reducción del déficit. Volvimos a aumentar el déficit para defender la economía.

¿Qué hubiéramos hecho si no defendemos la economía en esta crisis? El resultado sería catastrófico.

Imagínense ustedes que América Latina decreció un 1,7 (por ciento). Nosotros crecimos modestamente, el 0,4 (por ciento), pero crecimos.

¿Dónde habría llegado el desempleo si no protegemos la economía?

¿Dónde habría llegado el desempleo si nosotros no hubiéramos garantizado una política anticíclica que evitara una profunda caída de la economía?

¿Qué habría pasado con el desempleo?

Si se nos ha crecido el desempleo nuevamente, a pesar de que estamos generando empleo. Por fortuna ya parece que paró el aumento del desempleo, ya llevamos dos meses, por ejemplo ahora en esta nueva cifra ya aparece medio punto de reducción en las 13 áreas metropolitanas, que coincide con las señales de reactivación de la economía.

¿Qué habría sido si no protegemos la economía, con la pobreza?

En América Latina hubo nueve millones de pobres más el año pasado. Nosotros logramos una leve reducción de la pobreza el año pasado.

Acceso a nuevos mercados, infraestructura

Ahora, a mí sí me ha sorprendido gratamente la rápida recuperación de la economía, porque yo todavía le veo unos problemas estructurales a la economía colombiana, como falta de mercados.

Los chilenos se asustan de noche por los temblores de tierra, pero no por perder un mercado, porque tienen muchos.

Nosotros pasamos desde 1989 hasta el 2003 con una apertura de nuestro mercado, pero no accedimos a mercados. En ese periodo apenas tuvimos el mercado andino, unas preferencias unilaterales que no generan confianza, y un acceso bastante insuficiente a México.

Por eso nuestra insistencia en los acuerdos de comercio estos años, para poder abrirle a la economía colombiana mercados.

Ahí tenemos un problema estructural.

Si entonces uno abre mercados le van a preguntar: ‘¿Y usted qué le va a despachar a esos mercados?’.

Ahí hemos tenido otro problema estructural. Este país ha tenido muy poquitos productos para exportar.

Entonces ese proceso de agregarle valor a la producción tradicional, de buscar nueva producción, nuevos servicios, es un proceso que también toma tiempo.

Y una innovación productiva hay que sostenerla en una revolución educativa, pero una revolución educativa toma tiempo en dar sus resultados.

Y un atraso de infraestructura tremendo.

Es que yo miro con mucha admiración a Bogotá. Digo: esta ciudad a mil 100 kilómetros del Caribe, a 580 kilómetros del Pacífico, es un portento de ciudad, verle esta prosperidad con estas distancias.

El proceso de destrasar infraestructura en un país con déficit, en un país con endeudamiento, es un proceso largo.

Nosotros dejamos todas las vías que comunican a Bogotá con sus destinos económicos, en construcción de dobles calzadas, que eso va a ayudar bastante.

Un país que tenía 52 kilómetros de dobles calzadas hoy tiene 800, confiamos que en los próximos años Colombia pueda hacer entre 300 y 400 kilómetros al año.

Ha sido un despegar lento, difícil.

Hemos hablado de cuatro elementos: el acceso a mercados, elemento estructural para generar empleo; la innovación productiva, porque nada ganamos si a nosotros nos dicen, como nos dijeron la semana pasada, ‘bueno, aquí firmamos el acuerdo con Europa, para que entren a Europa’, pero si pretendemos llegar a Europa simplemente con café verde, o con confección básica, nada hacemos, esas economías están pidiendo productos con valor agregado; la Revolución Educativa e infraestructura, pero yo creo que esos cuatro elementos tienen dos bases fundamentales, que son la seguridad y la confianza de inversión.

Yo creo que eso constituye un conjunto de seis elementos que persistiendo en ellos, mejorándolos, pueden ayudar a que la Patria supere temas de pobreza, de atraso, de inequidad.

Yo tengo mucha fe que esos seis elementos podrían constituirse en una especie de camino para la prosperidad colectiva de la Patria.

La historia de ‘Doña Rumbo’

Yo voy a invitar a las nuevas generaciones a que en este Bicentenario (de la Independencia) estudien muy bien la historia de la Patria. Escasamente hemos tenido 47 años de paz en 200 años de vida independiente.

La historia esa de la gallinita ‘Doña Rumbo’ con los tres huevitos, es una historia que he desarrollado a partir de dos cosas: de mi vida en el campo y de leer ‘La Bagatela’, de Antonio Nariño.

Cuando se dio aquel Grito de la Independencia, al otro día, prácticamente en lugar de consolidar la Independencia nos dedicamos fue a una Guerra Civil entre nosotros.

Al propio General Santander, que estaba jovencito, tenía 18 años, lo reclutaron en un ejército, pero no para consolidar la independencia frente a los españoles, lo reclutaron para irse en un ejército centralista de Bogotá, a enfrentarse a los descentralistas que dirigía don Camilo Torres desde Tunja.

Y Nariño después en ‘La Bagatela’, no obstante que el fue uno de los promotores de esa guerra civil –tal vez arrepentido- en ‘La Bagatela’ escribió: ‘Pusimos el huevito de la independencia, pero en lugar de consolidarlo entramos en esta violencia entre nosotros y vino la reconquista cruel’.

¡Que tristeza!

Entonces leer eso me ha impactado mucho, porque es que la reconquista costó mucha sangre.

Con la reconquista española a sangre y fuego nosotros perdimos esa generación de científicos que formó Mutis.

Con la reconquista yo creo que se nos aplazó 10 años la independencia, y cuánta sangre y cuántas dificultades.

Entonces a uno lo golpea mucho ese episodio de la historia, y uno piensa: ojala, ojala nos dediquemos a consolidar este huevito de la seguridad, este huevito de la política de inversión, este huevito de la política social.

Y un campesino me decía: ‘¿Usted por qué habla solamente de los huevitos?’.

Le dije: porque es un pequeño avance de este Gobierno, falta mucho. En el país no corren ríos de leche y miel, no estamos en un paraíso. Y alguien me anotaba: ‘Pero ya no corren los caudales de sangre del pasado’.

Entonces, es muy importante reconocer ante los colombianos todo lo que falta. Por eso yo he dicho: no tenemos ni un gallinero de prosperidad ni todavía unos pollitos de prosperidad, sino unos pollitos para empollar, que es muy importante. Por eso hay que cuidarlos.

La verdad es que de pronto si yo hubiera estado más joven para escuchar el discurso del doctor Nelson, me hubiera llenado de vanidad.

Ya escuchándolo con el pelo de este color, me lleno es de gratitud. Y por Dios, cuando él traía todos esos comentarios de generosidad, yo pensaba en todo lo que falta en la Patria, ojala mejorando todos los días.

Yo tengo muy presente lo que decía mi profesor Michael Porter: hay que trazar un camino –él lo decía en la competitividad- avanzar hacia él, no salirse ni estancar ese camino, ni salirse. Y él sabiamente llamó eso un camino de mejoramiento continuo.

Entonces yo creo en eso para mi Patria.

No tengo con qué agradecerles esta distinción.

A mí me da mucha pena, me da mucha pena que ustedes se pongan en esta generosidad conmigo.

El pueblo colombiano, mis compatriotas, nos colmaron de honores, permitiéndonos estar aquí trabajando por la Patria ocho años, y me da mucha pena, y les agradezco de todo corazón, les agradezco inmensamente.

Amigos 80 es una institución que vale mucho para los colombianos. Yo diría que fue la primera organización que vio la época de la revolución de las comunicaciones. Yo diría que es la generación que se preparó para que en un momento posterior llegaran los computadores.

A todos, muchas gracias”.
 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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